4 • El Venezolano de Broward
Junio 22 a julio 05 de 2006
Abrazos de dictador El gobierno Bush debiera preguntarse por qué India, con mayor población musulmana que Pakistán, no es refugio de ninguna célula de Al Qaeda ni sufre los ataques del Islam fundamentalista. Marcos Villasmil
L
¿Cuánto cuesta abrazar a un dictador?
a historia de las relaciones internacionales están llenas de casos en las que, debido a intereses considerados "superiores" -La Guerra Fría, y la lucha contra el comunismo es un buen ejemplo- los jefes de Estado democráticos se sienten obligados a abrazarse, no solo literalmente, para la foto de relaciones públicas, con dictadores y gobernantes autoritarios de toda ralea. Un caso emblemático se dio con la visita de Bush a Pakistán hace un par de meses. A pesar de haber indicado que la promoción de la libertad era la consigna central de su segundo mandato, el presidente estadounidense decidió visitar no sólo India, la mayor democracia del mundo, sino también el que parece ser su dictador favorito, el general Pervez Musharraf, apodado por cierto -no podía ser de otra manera- Busharraf en Pakistán. Bush ha llamado a Musharraf "mi amigo" y ha apoyado su "visión de una democracia en Pakistán", a pesar de que el general ha incumplido repetidamente su promesa de regresar a la senda democrática desde que se hiciera con el poder hace seis años y medio tras un golpe de Estado incruento. En realidad, Musharraf ha marginado a los principales partidos políticos, ha establecido incluso una alianza con los grupos islamistas y, como jefe del ejército y presidente, no ha sido capaz de poner fin a los vínculos de sus militares con los terroristas. Estamos hablando de una política estadounidense que, sólo desde eí 11-S, ha invertido miles de millones de dólares en apuntalar el régimen del general, en la idea de promover el bien superior como es la lucha contra el terrorismo y la persecución de Bin Laden yAl Qaeda. Eí gobierno Bush debiera preguntarse por qué India, con mayor población musulmana que Pakistán, no es refugio de ninguna célula de Al Qaeda ni sufre los ataques del Islam fundamentalista. La diferencia entre una democracia bien arraigada y una dictadura apoyada por una potencia democrática queda reflejada de otra forma destacada: una encuesta del proyecto Pew sobre Actitudes Globales realizada en el 2005 DUSO de manifiesto que los habitantes de India tienen
de Estados Unidos una visión más positiva que cualquiera de los otros países analizados; Pakistán, por el contrario, es "probable que sea en este momento el país más antiestadounidense del mundo", según un informe del Servicio de Investigación del Congreso norteamericano. Un dato bien interesante: el fervor antiestadounidense tiene una gran relación con el respaldo constante por parte de ese país a una sucesión de gobernantes militares desde 1950. Musharraf alimenta su dictadura con ia ayuda estadounidense, como hizo el déspota anterior, el general Zia Ul Haq, quien fomentó la cultura de la yihad durante sus 11 años de mandato. A pesar de ello, Musharraf sólo lleva a cabo una cooperación antiterrorista selectiva; ayuda a capturar algunas figuras de Al Qaeda, pero protege a los talibanes. Para todo el mundo es evidente que el funda mental ismo religioso y ei militarismo se alimentan mutuamente en Pakistán. Esta nefasta relación es el principal impedimento a la introducción de una auténtica, real, plural, democracia libera!. En realidad, el flagelo del terrorismo emana en Pakistán sobre todo de los generales corruptos. Los militares pakistaníes apoyaron las fuerzas de ¡a yihad, financiaron a ios talibanes y siguen manteniendo vínculos con toda dase de grupos terroristas. Y es que un militar corrupto, en Pakistán o en América Latina, en lo único en que se diferencia es en el uniforme y en el número de medaliitas que a los militares les encanta colocarse, en relación inversamente proporcional al número de encuentros armados reales en que hubieran peleado. Musharraf y sus generales han logrado que fuera de! país muchos crean que lo fundamental es contener a los extremistas religiosos, no a un ejército corrupto, incluso ante ¡as conocidas transferencias de secretos nucleares a Irán, Libia y Corea del Norte, los militares pakistaníes fingieron desconocimiento y culparon a un puñado de científicos dirigidos por A. Q. Khan, y Estados Unidos apoyó el cuento. ¿No es ya tiempo de que la política estadounidense en Pakistán se centre en objetivos a largo plazo y ayude a crear instituciones democráticas para reformar un Estado que se conoce con el nombre de Problemistán? Ofrecer ayuda en la lucha contra el terrorismo no puede ser nunca razón suficiente para recibir apoyo estadounidense; si así fuera, ¿le bastaría a Hugo Chávez ofrecerle el petróleo en mejores condiciones, y apoyarlo en la lucha contra el terrorismo, para que Estados Unidos se hiciera el loco frente a las atrocidades de la "revolución bonita"? Pero de! caso Chávez, su relación con sus socios del norte y los abrazos a su proyecto que está tratando de impulsar y comprar por toda América Latina, escribiremos en el próximo artículo.