Abandóname escritura, Soy tu fiel servidor que no pretende aferrarse más a ti, Abandóname y písame la cara con tu delicado pie Para que mi nuca se alimente del fango que tanto desprecias. Que el único recuerdo que conserve de ti sea la huella tatuada en mi cara de tu suave suela y la Amarga dicha de saberme abandonado. El espíritu me pide volver al seno de la madre tierra, Y beber su jugoso néctar para toda la eternidad, pero tú no me dejas. No lo entiendo. Sólo quiero que la tinta se desprenda de mis palabras y como perros hambrientos Ellas vengan a devorarme cuando me abandones, escritura, y preservar en mis pupilas el destello resplandeciente de una agonía perpetua. Pero cuando contemplo ese destello en el horizonte, tú me arrancas la cabeza con tus delicadas manos y te apropias de mis ojos como si fueran estos tuyos y te bebes mi sangre para probar de mí, escritura, algo que todavía no siento y no sentiré, si tú no me acongojas. Esta noche devuélveme mis manos cuando te arrancarte dos de tus cabellos, Pon mi cabeza en su lugar, mejor aún, lanza mi cabeza hacia la luna Y que sus benignos rayos la lleven al lugar que anhela. Quédate mis ojos porque nunca han sido tuyos y déjame respirar por última vez, Y expedir esta última exhalación hasta que nos volvamos a encontrar.