A Solo Un Click De Distancia

  • May 2020
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  • Words: 1,586
  • Pages: 5
A Solo un Click de Distancia By: Steve Gallagher

¿Cómo un pastor de Dios se pudo enredar en la pornografía? ¡La respuesta le podrá sorprender!

El mensaje en el correo electrónico era inequívoco: un simple clic en el vínculo abriría un mundo de erotismo electrificarte.

A pesar del hecho que el pastor Mel ni siquiera en sus años de adolescencia, había visto una revista Playboy la atracción era tremenda. La curiosidad de lo que él podría ver se intensificó a medida que una dosis de adrenalina se inyectaba en su ser. En vez de rápidamente borrar la solicitud no pedida y llamar a su esposa para contarle al respecto, él vaciló. El cursor parecía que tenía mente propia y se deslizó a través de la pantalla hacia el vínculo. Allí se estacionó por segundos terribles mientras su dedo índice se detuvo sobre el Mouse.

Mientras la batalla del bien y el mal se daba en él, frenéticamente se recordaba a sí mismo que habría un precio que pagar. Pero su pobre argumento y buenas intenciones sucumbieron bajo la fuerza de la tentación. El dedo tembloroso de Mel descendió suavemente. Sus ojos se cerraron inconscientemente como si fuera a ser testigo de una horrible escena. El clic del botón le trajo una mueca a su cara, la que rápidamente pasó a ser un alivio estimulante de que la batalla había terminado.

Al abrir sus ojos, un mundo delicioso de maldad vino a su vista. El había clavado sus dientes en la fruta prohibida y encontró que era verdad todo lo que prometía ser. Por horas el navegó por varios sitios web – marcando cada término obsceno que su imaginación pudo concebir. Las puertas de la represa se rompieron abiertamente y ahora, ya nada era tabú.

Eventualmente, la lujuria escurrió de su cuerpo y Mel apagó su computadora en un impotente silencio. El estaba emocional y físicamente desgastado. Desafortunadamente no terminó allí. El había abierto la caja de Pandora que no podría cerrar tan fácilmente.

A pesar de que él estaba encontrando menos y menos satisfacción en su nuevo amor, parecía

que Mel no podía parar su comportamiento. Los siguientes meses se volvieron los más oscuros en su vida. Parecía como que algo maligno había llegado a su ser y quizá así había sido. Los ojos que una vez brillaban con esplendor de sinceridad se volvieron aburridos por los efectos mortíferos del pecado.

¿Qué hizo que este pastor cayera de la gracia? Simplemente, las cosas del mundo.

El Muy Gastado Camino Hacia la Destrucción. Cuando era un hombre joven, Mel tuvo una conversión dramática. El estaba “encendido en el Señor”, y por sugerencia de su pastor, pronto estaba arreglando maletas para ir al Instituto Bíblico.

Sin embargo para su sorpresa, los otros chicos en la escuela no compartían su entusiasmo. De hecho, se mostraban duros a las cosas espirituales. Por ejemplo, cuando él intentaba compartir su emoción por las cosas de Dios, ellos hacían círculo con sus ojos y decían cosas como: “Esto también va a pasar” Le decían que él necesitaba aprender a ser “equilibrado”.

A través del tiempo su influencia entorpecedora tuvo su efecto. El comenzó a jugar en algunos de sus antiguos pasatiempos. Los antiguos ídolos del deporte, la televisión y los juegos en la computadora, gradualmente reclamaron su antigua posición en su corazón.

Nada desanima el amor por Dios, como lo hacen los encantos del mundo.

Para cuando se graduó del Instituto Bíblico, se había adoctrinado completamente en un sistema religioso, en donde la santidad, humildad y el amor por Dios estaban localizados en el asiento trasero y con un aparente éxito. Lo que Mel no se daba cuenta era que se había unido a un sistema híbrido compuesto por el cristianismo y la cultura Americana. He tocado este punto en mi libro, Intoxicado con Babilonia:

“Hemos creado un evangelio para nuestra propia cultura, hecho a la medida dentro de los límites del Sueño Americano. El antiguo Evangelio que deberíamos predicar ha sido alterado lo suficiente como para estar de acuerdo con nuestros ocupados horarios e innumerables atracciones. Enfatizando algunas enseñanzas bíblicas y, más importante, negando otras, hemos podido crear todo un nuevo evangelio que caza nuestro estilo de vida Americano.

Trágicamente, nuestra interpretación del Cristianismo es que no hace demandas, no espera sacrificios, y nos lleva a que no hay recompensas eternas. El León de Judá ha sido anestesiado y domesticado. Hemos reducido al Todopoderoso a un icono inofensivo que pasivamente honramos en nuestra agitada vida. La visión de un Dios Santo, de Fuego Consumidor, de un Juez que un día dará a cada hombre su justa recompensa, virtualmente se ha desvanecido de la Iglesia Americana.”

Quince Años Después Aunque su pasión por Dios había descendido, Mel demostró ser un buen estudiante del sistema. Después de un período de tiempo como pastor de jóvenes recibió el llamado a ser el pastor principal. Aplicando técnicas de crecimiento a su nuevo pastorado, su congregación comenzó a crecer. Se empezó a sentir cómodo en su ministerio. En poco tiempo se volvió un profesional.

Él no se puso a pensar que tenía motivos fingidos; simplemente fue atrapado en la corriente de un sistema que lo dejó sintiéndose espiritualmente vacío y “fatigado” para cuando llegó a los cuarenta.

Feligreses que demandaban tiempo, un horario apretado, presión para obtener resultados y su propia ambición por el éxito todo esto combinado, intensificó su estrés. En vez de tomar largos períodos para retirarse y buscar al Señor, él cada vez más se volvía al mundo para buscar alivio. Durante su día típico en la oficina pastoral, a menudo robaba oportunidades de trabajo para navegar por sitios de noticias y deportes en Internet. Manejando hacia algunas citas de trabajo tuvo oportunidades de escuchar a Rush Limbaugh. Muchas noches libres las pasó frente a la televisión.

Mel entendió bien las implicaciones de Gálatas 6:7-8: “… porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra en su carne, de la carne segará corrupción…”. El lo podía citar literalmente y lo había predicado mas de una vez. Aun así, nunca conectó su propio sentimiento de galopante sequedad espiritual y la falta de poder ante la diversión mundana con la que él regularmente se recompensaba.

Él no se daba cuenta que cada vez que encendía la TV, que veía una revista, navegaba por Internet o escuchaba la radio, él hacía provisión para la carne; en otras palabras, proveía para su sustento, manteniéndolo vivo y saludable. Él no se daba cuenta que cada gotera espiritual

que permitía estaba tirando por la ventana una preciosa vida espiritual que él no podía darse el lujo de perder. El estaba inconsciente del hecho que la semilla de corrupción que estaba sembrando en su vida estaba a punto de cosechar una abundante cosecha de frutos podridos. Una corrupción oscura estaba invadiendo silenciosamente su corazón.

Mel pensó que porque había mantenido fielmente su vida devocional había sido lleno con el Espíritu Santo. Pero la verdad era que su tiempo personal con Dios hacía mucho tiempo que había perdido su vitalidad. Su estudio Bíblico consistía mayormente en la búsqueda de material para sus sermones. Sus oraciones estaban orientadas a sí mismo y en consecuencia, sin poder. Sus fervientes oraciones audibles por un avivamiento en la Iglesia eran más que todo un parloteo de un hombre frívolo, no el de un moverse de Dios, ni las súplicas sinceras de un auténtico intercesor.

El poder para resistir la tentación está prometido para aquellos que “andan en el Espíritu”(Gálatas 5:16). Pero no hay tales promesas extendidas, para aquellos que han abandonado los caminos de Dios a favor de la carnalidad. “Ojos que rebotan”, filtros en la Internet, amigos responsables, no ayudan a una persona cuyos fundamentos en Dios han sido desintegrados y cuyas defensas espirituales han sido comprometidas.

La caída del pastor Mel nos subraya el hecho de que uno no pierde la guerra de la noche a la mañana; sino que la guerra se pierde a través de la acumulación de derrotas en el día a día. Sin embargo, sería superficial ver la auto indulgencia de Mel en la pornografía como la verdadera calamidad de su vida. Mientras este hombre mantenía una imagen exterior de un pastor piadoso, la verdad era que en su vida interior desde hacía mucho tiempo que se había vendido al príncipe de este mundo.

Indudablemente, hay muchos pastores en USA que son, en una forma secreta, adictos a la pornografía o a algunos comportamientos inmorales. Esta es una catástrofe espiritual que merece nuestra mayor atención.

Sin embargo, es aun más alarmante el nivel de interacción que toma lugar y el grado de familiaridad que existe entre la Iglesia post moderna y el mundo. ¿Cómo puede el reino de la luz, que sostiene la santidad, pureza, y la verdad—coexistir con el impío, impuro y engañoso reino de la oscuridad? Hay dos reinos diferentes—eternamente separados.

Uno podría preguntarse, como muchos líderes ministeriales van a escuchar un día las palabras de Santiago como un terrible pronunciamiento sobre sus vidas: “Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. (Santiago 4:4) Que Dios no ayude a que examinemos nuestras vidas a la luz de tan solemnes palabras.

Steve Gallagher es el autor de En el Altar de la Idolatría Sexual y presidente de los Ministerios Vida Pura, los cuales están liderando ministerios cristianos que involucran a individuos y organizaciones que tratan con el problema de pecados sexuales en todo el mundo.

Extraído de http://www.libresencristo.org/

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