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Existe un solo camino para llegar: ponerse en marcha. Empezar a caminar de nuevo con esperanza. De nada nos sirve mirar atrás, recrearnos en un tiempo muerto, enredarnos más y más en la telaraña de un triste recuerdo.
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No debe asustarnos este abismo de 365 días. Camino largo, a veces tranquilo, otras con miles de complejidades, a veces las horas llegan a agotarnos, otras veces se oscurecerán nuestros ojos con graves problemas que solucionar…
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El tiempo pasará a nuestro lado dejándonos huellas blancas sobre la frente y ojeras malvas en nuestros ojos. Pero también traerá sonrisas y vendrán momentos y días felices.
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Que no nos asuste, no, ese vacío abierto a nuestros pies. Tenemos alas para volar. Alas nuevas, que se logran con sacrificio, buena voluntad, mucho trabajo, una gran sonrisa al amanecer y una pausada serenidad cuando termina el día.
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No, no nos dejemos llevar por el egoísmo, que nos hace dar vueltas sobre nuestro propio yo, sin pensar que aquí no estamos para eso, aquí estamos de paso.
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Ceder en nuestros diferentes puntos de vista. Aquietar la lengua cuando vamos a juzgar sin conocimiento de causa. Dar nuestro tiempo a quien lo necesita…
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