345-elecciones

  • May 2020
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internacional Rusia

do, ya de por sí reducido. Los empresarios no van a votar al SPS porque, incomprensiblemente, este partido sólo habla de pensiones. Yábloko exige más atención a los derechos humanos, pero esto a nadie le interesa. Los empresarios tampoco van a votar a los comunistas, porque perjudicarían a las pequeñas y medianas empresas. Sólo quedan dos opciones: el Partido Liberal Demócrata, del ultranacionalista Vladímir Zhirinovsky, y Rusia Unida, de Putin. Esto, o no votar. La mayoría no va a votar. Un 40% de participación no estaría mal”, detalla Dimitri Lanko a La Clave.

elecciones inútiles

El presidente putin monopoliza no sólo el poder en rusia, sino también la competición electoral

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EU-Russia Centre. Dimitri Lanko, profesor de Ciencias Políticas en San Petersburgo, matiza: “Desde que Putin decidiera apoyar a Rusia Unida, el proyecto de Rusia Justa ha perdido fuerza”, observa. Hay otros nueve partidos, pero sólo dos tienen opción de llegar a la Duma: “Los comunistas y el Partido Demócrata Liberal, que no es ni liberal ni demócrata”, asegura Ordzhonikidze. Cree que partidos como Yábloko o Unión de Fuerzas de Derecha (SPS) no superarán el umbral del 7% de los votos a nivel nacional necesario para optar a uno de los 450 escaños de la Duma. “Yábloko y SPS están luchando por el mismo electora-

Mejor no preguntar

sólo cuatro

partidos conseguirán escaños

Vladímir Putin.

DMITRY ASTAKHOV/AFP/Getty Images

V

ictoria por goleada. 74.500 contra 8.900. Es el marcador, en un momento cualquiera de la semana pasada, de los dos movimientos ciudadanos que se disputan la visión de Rusia: a favor de Putin o en contra. Ambos cuentan las adhesiones en sus respectivas páginas web, cuya base ideológica parece girar en torno a un solo hombre. El contador digital de los ‘pro-Putin’ sube al ritmo de cien simpatizantes por hora, mientras que los ‘anti’ llegan apenas a la mitad. “Putin es Rusia”, escribe Dmitri Burtin, columnista del prestigioso diario Kommersant, “y el culto a Putin ha nacido no de la necesidad, sino de la desesperación”. Todo el país parece fomentar la misma imagen: “El Plan Putin es la victoria de Rusia”, proclaman las pancartas en todas las ciudades, aunque nadie aclara en qué consiste este plan. “Un futuro digno para un gran país. Construimos una Rusia que esté preparada para cualquier viraje de la historia”, añaden los panfletos que en todas las esquinas reparten los miembros del partido del Kremlin, Rusia Unida. Discrepar no es de patriotas, a tenor de Boris Grizlov, coordinador de esta formación, en cuya lista irá Vladímir Putin como número uno. “Continúa siendo el líder. Por eso, en las elecciones a la Duma —la Cámara Baja rusa— no hay lugar para una propaganda de partido, ya que en el fondo es un referéndum nacional de apoyo a Putin”, arenga Grizlov. Lo más llamativo es que el mayor partido de la oposición tampoco ofrece otra opción. Sergéi Mirónov, presidente de la Cámara Alta y líder de Rusia Justa —formada hace un año por una fusión de tres partidos menores—, se considera algo más a la izquierda que su rival. “Es un viejo amigo de Putin desde su época de San Petersburgo y recibe ahora mucho apoyo de los medios cercanos al Kremlin”, en palabras de Maria Ordzhonikidze, analista del instituto bruselense

¿Se alcanzará esta previsión? Las preguntas lanzadas por La Clave en un foro de chat ruso encuentran un panorama desolado: “¿Para qué voy a ir a votar? Son todos unos granujas”. “No iré, no creo que las elecciones sean limpias”. “Tengo bastantes preocupaciones como para pensar en eso”. “Vivir aquí es horrible; tengo muchas ganas de emigrar”. Éstas son algunas de las respuestas. Otro apostilla que “la vida puede ser cómoda siempre y cuando no te topes con instituciones estatales”. Aunque alguno anima a ir a votar para “elegir entre el desbarajuste o un sistema más organizado y más justo para los jubilados” y para evitar “volver a la situación de hace 15 años o de 1917” y otro confiesa que votará a Yábloko para “elegir al menos malo, aunque todos son unos vendidos y aunque sé que ningún partido liberal va a entrar en el Parlamento”, muchos se muestran desanimados: “Poco a poco intentan acostumbrarnos como si fuéramos borregos: en este juego al que llaman elecciones somos sólo unos figurantes que no deciden nada”, asegura un participante. Otro cree que “ya es tarde para agitarse: independientemente de que votéis o escribáis alguna cosa indecente, el sistema de lectura automático de las elecciones lo va a contar como le conviene”. Y hay quien asegura que “la vida puede ser cómoda en Rusia siempre que no te hagas todas estas preguntas”. Olga es estudiante de Historia y trabaja como secretaria para pagarse los estudios. “No creo ni en el presidente ni en la Duma. Rusia es un país donde todo cambia sólo por revoluciones. Por todo esto no voto”, reconoce a La Clave. Maria Ordzhonikidze cree que la baja participación deslucirá la jornada electoral —pero “los resultados serán válidos aunque vote sólo un 10%— pero que no habrá inci-

internacional economía dia a dia El partido comunista

Sergéi Mironov

es una de las cuatro formaciones con opciones de entrar al Parlamento.

NATALIA KOLESNIKOVA/AFP/Getty Images

“Putin es todo un estadista”

CYRIL KUDRIAVTSEV/AFP/Getty Images

S

dentes ni revueltas en la calle. “Los partidos de oposición no tienen demasiado apoyo. No conseguirían más de un 15% de los votos si tuviesen acceso a los medios de comunicación, que es algo que no tendrán, porque éstos están controlados por el Estado. Ni disponen de recursos financieros: los empresarios son reacios a dar fondos a partidos que no tienen el apoyo del Kremlin”.

invertir en el sucesor El diario económico ruso Vedomosti achaca a los mismos motivos la reciente decisión de Anatoli Chubais, empresario, alto cargo de la era Yeltsin y director ejecutivo del gi-

gante eléctrico RAO EES, de darse de baja en el partido liberal SPS. “Es una demostración de que la autonomía política carece de fundamento económico”, asegura el diario. “Los empresarios se dan cuenta de que el poder es inalterable. Financiar a la oposición política se vuelve una tarea ineficaz. Para asegurarse dividendos, uno necesita invertir en el hipotético sucesor: el riesgo no se limita a la posibilidad de ir a la cárcel; también consiste en la pérdida de un contrato ventajoso”, denuncia el periódico. Aparte de las presiones, ¿reflejará el resultado las papeletas entregadas a las urnas? “No sé. Bueno, miraré otra vez si mi padre —que

ergei Mirónov (Pushkin, 1953) preside el Congreso de la Federación Rusa —la Cámara Alta— desde 2001 y dirige el partido Rusia Justa. Aliado de Putin, se presentó como candidato presidencial en 2004, con escaso éxito. ¿Considera las elecciones limpias? Los ciudadanos conocen bien a los candidatos y el sistema de votación. Diferente es si son totalmente justas. La ley electoral necesita ser perfeccionada. Al subir el umbral para llegar a la Duma al 7% se renuncia a gran parte del electorado. ¿Cómo evalúa el nivel de libertad? No hay ninguna censura. Lo único que no permitimos es la agitación social y la propaganda racista, nacionalista o antirreligiosa. Los medios de comunicación sólo están limitados por unas mínimas normas éticas. Sólo un canal de televisión pertenece al Estado. Ya hay 25 millones de usuarios de internet. Estoy en total desacuerdo con los que alegan falta de libertad para recibir subvenciones de Occidente y se declaran en la oposición para defender sus intereses personales. ¿Habrá ‘revolución naranja’ en Rusia? No hay ninguna posibilidad para una revolución, ni ‘naranja’ ni de cualquier otra forma. Los ciudadanos apoyan el curso político del país, el presidente tiene una popularidad del 60%, se han acumulado no pocas reservas financieras y se han consolidado las instituciones. ¿Cómo será recordado Putin? Ha devuelto a Rusia su autoridad mundial y ha permitido que vuelva a decidir en los problemas internacionales. Sólo hay que ver cómo ha cambiado el país desde 1999. Hemos acabado con la omnipresencia de los oligarcas, superado los efectos de la ‘terapia de choque’ económica y mejorado la calidad de vida. Aunque sigue habiendo pobres, ya no existe la miseria masiva de los noventa. Putin consiguió devolver a los rusos el orgullo por su país y la confianza en el futuro, no es un político más, es todo un estadista.

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internacional Fraser Cameron

european community

“No necesitan manipular”

E

x asesor de la Comisión Europea, Fraser Cameron es especialista en la siempre difícil relación entre la Unión Europea y su gran vecino. Desde primavera de este año dirige en Bruselas el EU-Russia Centre, un instituto de análisis político asociado en España a la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE). Elecciones legislativas ahora, presidenciales en marzo... ¿Se avecinan cambios en Rusia? La gran cuestión es si habrá un cambio en el sistema. Tener un nuevo personaje en el Kremlin por sí sólo no cambiará nada. Lo que nos gustaría es que se revierta la actual tendencia hacia más centralismo y más autoritarismo, y que haya más libertad de prensa. Rusia ha aceptado sólo 100 observadores electorales de la OSCE y 150 europeos. ¿Una mala noticia? Rusia es de momento muy ‘anti-OSCE’, porque cree que interfiere demasiado en sus asuntos internos. Pero quizás el problema no sea éste, porque al Gobierno ruso no le hace falta manipular las elecciones, vistas las condiciones en las que participan los partidos. ¿Ganarán sin vulnerar las reglas? Exactamente. Ellos hicieron las reglas. ¿La Unión Europea lo aceptará? Lo criticará, como hizo en las últimas elecciones, cuando denunció el incremento del control estatal sobre los medios y el acceso de los partidos de la oposición, pero al final reconocerá los resultados. ¿Europa teme el poder de Rusia? Teme la potencia militar rusa, con 3.000 armas nucleares, pero, en realidad, el Ejército ruso es increíblemente débil: la UE gasta tres veces más en Defensa. Y teme el chantaje energético, pero Europa compra la mayor parte del petróleo ruso y como consumidor está en una posición fuerte, si habla con una sola voz. I. U. T.

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murió hace ocho años— está en el censo electoral. Si sigue podré sospechar que no son muy limpias”, ironiza Dimitri Lanko. “Nosotros tenemos líderes, no partidos”, reconoce a La Clave Natalia Vasilyeva, doctora en Filosofía por la Universidad de San Petersburgo. “Rusia necesita un presidente fuerte; el poder no puede pasar directamente a la Duma. Lo intentaron en los años noventa con Boris Yeltsin y salió mal. Lo importante es ir creando esta tradición”, añade, “pero lo malo es que el Kremlin no deja que entre un líder ajeno en su círculo; sólo es posible que el país se abra cuando una nueva generación tome el poder. Ahora está en manos de mi generación, todavía educada en la Unión Soviética, que funciona con esa lógica”.

Mejor Putin que el caos También el miedo aglutina a los simpatizantes del presidente todopoderoso. “El riesgo de un estancamiento es aún posible”, agita el fantasma de una recesión Mijaíl Rostovsky en el periódico Moskovsky Komsomolets. Otros comentaristas recuerdan al ciudadano “el saqueo de las ri-

gestionarla. Todos van a saquear lo que puedan. Los primeros, los políticos”. La campaña electoral parece un ensayo general para las elecciones presidenciales de marzo y en las que no se puede presentar Putin, al haber agotado dos mandatos consecutivos. Pero ya insinúa que no dejará el poder: “Si la gente vota por Rusia Unida significa que confían en mí y tendré el derecho moral de exigir a los miembros de la Duma y del Gobierno que cumplan sus tareas”, afirmó, añadiendo que “hay diversas variantes”. Una de ellas fue propuesta por una asociación de mujeres de Vladivostok: sustituirle por su esposa Liudmila. Más probable es que el ex presidente se haga nombrar primer ministro por su sucesor y llene este cargo, hoy insignificante, con nuevas competencias, o que le induzca a convocar elecciones anticipadas: un tercer mandato no consecutivo está permitido por la Constitución. “Putin aún no está seguro de cómo guardar el poder. Prefiere ver qué pasa con las elecciones, así tendrá más margen de maniobra”, sostiene Andréi Ryabov, analista del Carnegie Moscow Center. Ordzhoniki-

putin ya insinúa

que no dejará el poder al terminar su mandato quezas del país por parte de los oligarcas” y la crisis de 1998, que hizo colapsar la economía rusa y sólo fue superada tras una inyección de 15.000 millones de euros por el Fondo Monetario Internacional. También hay quien reconoce que “Putin no lo ha hecho tan mal como esperaba”, como sentencia Valentina Cherepujina, una profesora de Literatura que ha dado clases en varias universidades de Europa. “No hemos aprendido a gestionar la libertad y debemos abrir poco a poco el país”. Hay quien da todo por perdido, como Liubov Georgeevna, una economista jubilada que alquila habitaciones para completar sus 90 euros mensuales de pensión. Está convencida de que “todos piensan en cómo esquivar los impuestos y las leyes. El ruso nunca ha tenido nada en propiedad, la servidumbre fue abolida muy tarde, en 1861, y después llegó el comunismo, donde todo era del Estado. No tenemos una consciencia de propiedad y no sabemos

dze añade que sería la primera vez en Rusia que un ex mandatario retenga el poder entre bambalinas, pero está segura de que el sucesor de Putin, sea quien sea, “no podrá tomar decisiones independientes en los primeros dos años, porque los recursos financieros están controlados por el círculo de Putin, por hombres en los que confía desde hace 20 años”. Alexander Sotnichenko, uno de los mayores expertos en política caucásica, critica la falta de una visión política. “En el Kremlin creen que el mercado solucionará todos los problemas; sólo piensan en el petróleo, en los 90 dólares por barril, y para nada en la democracia. Gastan montones de dinero para que la gente esté tranquila, pero esto no resuelve los problemas, sólo los aplaza, porque sigue habiendo un 70% de desempleo en Chechenia o Ingu­ shetia”, explica a La Clave. “Ni Putin sabe qué es el Plan Putin”. F.M.S. (San Petersburgo)

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