ZARK Carlos Peña Zark tenía frío, demasiado frío, además estaba furioso, hubiese sido tan fácil lo del asta de venado, si la maldita cosa no se hubiese quebrado tan de repente, el golpe ni siquiera había hecho mella en el pecho de Cha, al contrario, cuando cayó al suelo y se percató que no estaba herido, el mañoso cargó con toda su fuerza y aplastó sin consideración el cuerpo de Zark, no tuvo tiempo de nada, se sofocó y se aturdió tanto que la noche llegó a sus ojos estando frente al sol. El clan no podía hacer nada. La ley era la ley y él había perdido. Cha continuaba su reinado. Y Zark sabía que Cha no era el líder apropiado para el clan. Hacía mucho que Cha había perdido el olfato para la buena caza, no encontraba agua tan rápidamente como se necesitaba y por su culpa el clan había perdido a Tok y a Len, cuando Cha los mandó a la cueva del gran oso, engañándolos al decir que el animal estaba buscando agua. Furioso, si, furioso... Cha no era un buen líder. Sabía que la intención de Cha era dejar a Puc, su hijo, como jefe y eso no estaba en la ley del clan. El liderazgo se debía ganar limpiamente, como él lo había intentado. El frío lo castigaba duramente y por más que se enronscaba en sus pieles y se internaba en lo profundo de la cueva, el frío lo perseguía y lo mordía salvajemente... estaba solo... y todo era más difícil. De estar en el clan, estaría dándose calor mutuamente con los otros. Maldito hueso de venado. Cuando lo encontró pensó que sería la mejor arma que podría existir y de inmediato pensó en usarla contra Cha. Esperó dos días, pacientemente hasta que la caza terminara y volvieran a la cueva y entonces retaría a Cha, y este no podría negarse al estar frente a todos... En la cueva, se le plantó y le gruñó de la manera pavorosa insultándo al líder... Cha dudó un instante pero aceptó el reto... Fue cuando Zark mostró su hueso fatal... imponente asta de venado, curveado y con filos a ambos lados... formidable arma en manos de un cazador maduro... Cha se detuvó en seco al ver el asta... Y aunque era de mayor tamaño que Zark, Cha consideró su posición... sabía que Zark era el mejor del clan manejando aquellas armas... y en los ojos, solo le veía arrojo y valor... Ambos se fueron acercando lentamente el uno al otro... midiéndose... tratándo de infundir cobardía en el corazón del otro... hasta llegar a la entrada de la cueva... Cha dudaba... Zark se iba imponiéndo... el clan observaba... El duelo no podía demorarse más, el clan asi lo pedía, la ley asi lo exigía... Zark levantó el asta y Cha su mazo... y se abalanzaron al mismo tiempo con decisión... Pero Zark fue más rápido y el hueso de venado golpeó el pecho de Cha, mientras que el mazo se perdía en el aire... Al impactarse contra el peludo pecho de Cha, el hueso de venado se partió, no fue el golpe el que mandó a Cha al suelo de espaldas... fue su miedo, su reacción... mientras Zark caía de bruces por la fuerza impuesta a su golpe... Cha se levantó, su rostro estaba pálido... se palpó el pecho con desesperación buscando la herida... más no había tal... Zark en el suelo, había comprendido lo que acontecía... fue cuando sintió el enorme peso de Cha sobre él... de no haber perdido su mazo, Cha le hubiese dado muerte sin pensarlo... Cha lo aplastó, lo mordió, lo estrujó y lo enganchó del cuello con sus manos inmensas... dio tres vueltas en el aire y fue aventado al suelo con violencia, el peso de Cha volvió a caerle encima, sobre el pecho... y poco a poco empezó a apagarse el día... ya no escuchaba los gritos del clan... ya no sentía la furia de Cha... fue cayendo lentamente en un silencio tranquilizante... Cuando despertó estaba desnudo... fuera de la cueva... Todo el clan lo miraba desde la entrada de la
misma... Cha estaba erguido al frente, con sus enormes brazos cruzados... La ley tenía que cumplirse... Había sido derrotado en su intento de ganar el liderazgo y como no había sido muerto por el líder en la pelea... ahora tenía que ser expulsado del clan... era una condena a muerte... como solitario no tenía medios de sobrevivir... todo estaba en su contra... el clima, los animales, la falta de alimento... y los clanes rivales... Pero nada podía hacerse... estaba expúlsado y debía irse rápidamente antes que el clan mismo lo lapidara en ese lugar... Un pedazo de piel de oso fue lo único que le permitieron llevarse... quizá porque sabían que perdían un gran cazador... Pero ninguna arma... encaminó sus pasos hacia el otro lado de la montaña... hacia tierras peligrosas... no sentía miedo... ni tristeza... solo furia... una furia concentrada... contra dos cosas... Una era Cha... la otra, el maldito hueso de venado. Encontrarse aquella pequeña cueva había sido su salvación, era fría, tremendamente fría, pero de haberse quedado a la interperie hubiera sido mucho peor. Aca moriría de frío también pero tenía algunas opciones, una de ella era pensar en Dada antes de caer en la noche sin sol. Dada era hermosa y Zark la quería con él. Dada y el clan eran los motivos de Zark para haber desafiado a Cha y ahora había sido derrotado, expulsado del clan y Dada se olvidaría de él. Se abrigó lo mejor que pudo. Afuera de la cueva el viento soplaba con fuerza, una espesa nevada cubría toda la tierra. Poco a poco el sueño lo fue venciendo. Soñó que vencía a Cha con su hueso de venado y que el clan se regocijaba, Dada le había regalado la mejor de sus sonrisas y un nuevo nombre traería prosperidad y éxito al clan: Zark! Unos gritos lo despertaron... estaba entumecido por todas partes... a duras penas logró arrastrarse hasta la entrada de la cueva. Desde allí pudo observar que el clan de los Mor estaban en cacería. Husmeaban el aire, buscaban huellas en la nieve, eran 8 cazadores... todos fuertes, jóvenes... a pesar de ser ya cazadores expertos, la alta capa de nieve los había engañado y no se dieron cuenta cuando el gran tigre se les abalanzó. Hasta Zark tembló de miedo en su escondite, el formidable animal atacó como la luz de las nubes negras, tan rápido y tan mortíferamente veloz que 5 de aquellos cazadores cayeron muertos al instante... dos lograron escapar y tratar de huir por la vereda pero no pudieron, el último trepó por un árbol, si hubiese sido más rápido hubiera vivido... pero el tigre saltó y lo alcanzó con sus garras, descuartizándolo en el aire. El gran tigre se dio un gran festín mientras Zark miraba horrorizado. Temblaba de pies a cabeza pensando en que el tigre pudiera olfatear su olor e ir también por él. Afortunadamente la cueva no era tan amplia, y el tigre no hubiera podido entrar, pero el animal esperaría días enteros frente a la cueva e incluso trataría de abrir la boca de la cueva para poder entrar... Pero no fue así, el viento soplaba a favor de Zark y el animal no sintió su olor. Después de unas horas, el animal se alejó, dejando unos cuantos despojos humanos. Para Zark, la matanza del animal lo favorecía, alli en el suelo, habían por lo menos tres o cuatro pieles completas para protegerse del frío, las lanzas y hachas de los Mor también habían quedado desparramadas por todas partes. Por lo tanto, Zark espero hasta estar completamente seguro que el gran tigre se había alejado para poder salir de la cueva y recoger las pieles y las armas. El hambre lo estaba matando, pero ahora ya tenía armas y era solo de aguzar los sentidos para procurarse algo. El conseguir algo que comer fue fácil... descubrió un nido en un árbol cercano y se comió siete huevos y tres aves recien nacidas, también cazó un conejo. Volvió a la cueva y arregló un lugar donde dormir, mucho más cómodo que el de la noche anterior. Al
conejo lo mantuvo vivo hasta que tuvo hambre de nuevo y lo devoró rápidamente. En el clan de los Kar, al cual había pertenecido, se comía a los animales recien muertos, con su sangre aun caliente. En esto diferían de otros clanes que comían incluso animales putrefactos. Con un buen abrigo y el hambre saciada, Zark se dispuso a soportar otra noche de intenso frío. Entonces Dada apareció de nuevo en su mente. Al pensar en ella, su corazón se aceleró, como cuando el enojo lo dominaba, pero esta vez no era enojo, era algo diferente... deseaba tener a Dada junto a él... además sospechaba que Cha la deseaba para él o para Poc y este pensamiento le hizo apretar las mandíbulas hasta que le dolieron... Dada... Dada... recordó su rostro cuando fue expulsado... vio su tristeza, su impotencia... la ley era la ley... pero Dada era Dada... entonces nació una idea en su cabeza. Una mueca de satisfacción transformó su recio rostro y quedó dormido tranquilamente. A la mañana siguiente, salió de la cueva y se dedico a buscar piedras de afilar. Encontró varias y de entre todas escogió la mejor. Fue al río y estuvo varias horas afilando las lanzas. Sin perder de vista los alrededores para evitar una sorpresa, siempre listo para trepar al árbol más cercano. Sabía que estaba solo y que a pesar de tener aquellas armas, la caza de animales grandes sería difícil; no solo matarlos, sino transportarlos... Pero decidió que tenía que hacerlo... Con el sol en lo alto del cielo, se adentró en el bosque, el ojo atento, el olfato presto, pisando en silencio... en busca de algún ruido, algún movimiento... su sentido de cazador le decía que aquel momento era el correcto... doblo la vigilancia, agudizó todos sus sentidos... y entonces lo vio pasar a unos metros de él... era un tapir hembra con su pequeño... tuvo que pensar rápidamente... como cazador el tapir adulto era el trofeo... pero en su calidad de solitario, cazar al pequeño era lo lógico... Alzó la lanza, apuntó cuidadosamente y arrojó la letal arma con toda su fuerza, el pequeño tapir quedó atravesado en un instante, mientras la madre emprendía una huída desbocada... la presa trató de huir, pero aquella lanza incrustada en su cuerpo no lo permitió, Zark le cayó encima y con un rápido movimiento le quebró el cuello. Cargó a su presa sobre sus hombros y volvió a su cueva. Alli calmó su hambre nuevamente. El tamaño del tapir le permitiría comer por dos días más. Sabía que en dos días el cadaver estaría rígido... algo repugnante para él, pero no había opción. En los días que siguieron, Zark cazó varias veces, animales pequeños, un oso enano, dos lagartijas, varias aves. La lluvia cayó en abundancia y el fuego del cielo se abatió sobre un árbol lo que le permitió hacerse una fogata en la cueva. Entonces decidió emprender lo que había pensado antes. En la mañana que siguió, Zark cazó un tapir adulto, era un macho joven, de tamaño regular... lo cargó y lo llevo con grandes dificultades hasta cerca de la cueva de los Kar... y regresó a su cueva. Repitió la operación durante varios días, cazaba un animal de regulares dimensiones, lo llevaba hasta el mismo lugar y se devolvía a su cueva... Luego de varias mañanas... Zark logró matar uno de los grandes monos... de esos que por su tamaño no temen andar solitarios en los bosques... era casi tan grande como el propio Zark y llevarlo hasta la cueva de los Kar le fue muy difícil, cuando llegó, el clan estaba fuera de la cueva... todos gritaron... una mezcla de alegría y repudio al mismo tiempo... Zark había sido expulsado y su presencia, según la ley estaba proscrita... pero estaba cazando para ellos como cualquier cazador Zar y la ley otorgaba un gran honor a los cazadores... el clan estaba en una situación difícil... Zark los veía con el rabillo de los ojos... Dada estaba entre todos... y sonreía, contenta... aliviada por ver que Zark aun vivía...
Los gritos cesaron cuando apareció Cha... seguido de Puc... y luego Tirk y Gua los ancianos... Cha tomó su mazo y cuando se disponía a bajar, Tirk y Gua gruñeron... Cha se detuvo y se volteó furioso hacia los ancianos... ambos levantaron sus brazos y en seguida todo el clan hizo lo mismo... la ley podía ser cambiada... Zark lo comprendió y Cha también... Zark había llevado comida... para todos... era el trabajo del jefe del clan... pero el jefe era Cha... no podían haber dos jefes... La hora de la revancha había llegado... Cha tenía el rostro descompuesto y Puc se veía confundido... Zark se levantó... Y tiró muy lejos sus lanzas y piedras... El clan seguía eufórico... Cha avanzó de nuevo en dirección a Zark... pero fue detenido nuevamente por los gruñidos de Tirk y Gua... Tirk, se acercó a Cha y lo desarmó... empujándolo de nuevo hacia Zark... Cha se sintió confundido... el clan gritaba... era el grito de la batalla, de la ley... Cha comprendió... tenía que pelear con Zark con sus propias manos... sin su mazo se sentía inseguro... Sabía que era mucho más fuerte que Zark... pero no más joven... Dio una mirada a su alrededor... Puc llegó a abrazar a su padre, pero Cha lo rechazó iracundo... Cha se decidió y bajo hasta quedar frente a Zark... Ambos se miraban directamente a los ojos... Zark estaba tenso... Pero esperaba a que Cha diera el primer golpe... Fue en ese momento cuando la lanza paso razgando el brazo de Cha... y luego los gritos pavorosos de los Mor, el clan rival... perder a 8 de sus cazadores los había puesto al borde del desastre y ahora los que quedaban decidieron asaltar a los Kar y robárles todo... Zark voló a recoger las lanzas... vio a Cha a la cara y ambos se entendieron... Zark le aventó dos lanzas a Cha, este las recogió y lanzó su grito pavoroso... Se sintió recuperado... lleno de vigor y valentía... De la cueva bajaron los otros cazadores Kar y empezó la batalla entre los clanes... Los Kar se impusieron sobre sus atacantes... al final doce Mor y dos Kar yacían muertos... Uno de los últimos era Cha, su corazón había sido atravesado por una lanza... Zark no tuvo reparo en gruñir de dolor por la muerte de Cha... no era por darle honor... era porque aun en esto... Cha se le había escapado... Zark se convirtió en el jefe del clan de los Kar y Dada fue su pareja... Su primer hijo fue llamado Cha, en honor al enemigo... porque esa era la ley.