Youtube entra en los juzgados Los vídeos del mítico portal de Google se consolidan como pruebas en un juicio, otro hito de esta compañía Ni una declaración jurada ni un precedente legal: el mes pasado, en un juicio celebrado en Estados Unidos, el protagonista en la sala fue un vídeo de YouTube. Las imágenes mostraban lo que puede considerarse o una estremecedora brutalidad policial o una respuesta mesurada ante la intransigencia de un hombre arrestado.
Esta evidencia tiene el potencial de desestabilizar, de momento sólo en EEUU, la forma en que los jueces de apelación hacen su trabajo, según un nuevo estudio de The Harvard Law Review. El estudio indica que si los jueces del Tribunal Supremo pueden ver por sí mismos lo que sucedió en un caso, es posible que se sientan menos inclinados a respetar los hallazgos objetivos de los miembros del jurado y las conclusiones de jueces de tribunales inferiores. En 2007, por ejemplo, el Tribunal Supremo consideró el caso de un joven de Georgia que se quedó tetrapléjico cuando la policía estrelló un coche patrulla contra el suyo en una persecución a gran velocidad. La persecución fue grabada por una cámara del salpicadero del coche patrulla, y este vídeo fue lo que dominó el análisis del tribunal. El tribunal de apelación federal de Atlanta había fallado a favor del conductor, Victor Harris, en una fase preliminar del caso, diciendo que un jurado debería decidir si su modo de conducir justificaba las agresivas medidas adoptadas por la policía. Los jueces se oponen Pero no es así como lo ven la mayor parte de los jueces. El juez Antonin Scalia afirmó que el vídeo mostraba “la persecución más aterradora que he visto nunca desde The French Connection". Otro juez aseguró que no estaba seguro de qué pensar sobre la interpretación del tribunal de apelación y que podría “acabar con la conocida pregunta de Chico Marx: ¿A quién das más crédito, a mí o a tus propios ojos?”. Cuando se dictó la sentencia del caso, sólo un juez estuvo en desacuerdo. Con un contenido sarcasmo, subrayó el nuevo papel que sus colegas habían asumido. “Ocho de los miembros del jurado de este tribunal llegaron a un veredicto que difiere de los puntos de vista de los jueces, tanto del tribunal de distrito, como del tribunal de apelación, que seguramente están más familiarizados que nosotros con los peligros de la conducción en las carreteras”, dijo el juez. Muchos magistrados no parecen entender que el vídeo no es una prueba categórica o irrefutable como el ADN, sino sólo un relato parcial, volátil y peligrosamente convincente de lo que sucedió, dice Jessica Silbey, una profesora de Derecho de Boston. Pero el vídeo puede aportar un contacto con la vida real que un papel escrito nunca aportará. Veamos el ejemplo de un vídeo, prueba central de una demanda presentada el mes pasado pidiendo que el tribunal sentencie sobre otro caso de lo que puede ser abuso de fuerza por parte de la policía. Las imágenes, también grabadas por la cámara del salpicadero de un coche patrulla, muestran a Jesse Buckley justo después de ser detenido por acelerar en una carretera rural de Florida. Que te paren no es una experiencia agradable para nadie, pero hizo que Buckley se derrumbara completamente. En una entrevista afirmó que la perspectiva de pagar una multa de 175 dólares le resultó demasiado dura, dada su delicada situación financiera. “Simplemente lloré”, dice. “Necesitaba llorar. No podía dejar de llorar”. No quiso firmar la citación de tráfico, y
fue arrestado. Con las manos atadas a la espalda, se sentó en el suelo, al lado de su coche, sollozando. Jonathan Rackard, un adjunto al sheriff, intentó levantar a Buckley para trasladarlo al coche patrulla, pero no pudo. Después le amenazó con emplear una pistola de aturdimiento Taser. A lo largo de un par de minutos, Rackard le aplicó tres shocks eléctricos de cinco segundos de 50.000 voltios con la Taser. Entre el segundo y el tercer shock, fue al coche patrulla y llamó para pedir refuerzos. Buckley siguió donde estaba. Pronto llegó un segundo oficial y entre los dos introdujeron a Buckley en el coche patrulla. Buckley se confesó culpable, pagó la multa y presentó una demanda. Los casos citados son algunos ejemplos de cómo YouTube está cambiando también la Justicia, después de ser un ejemplo empresarial para todo el mundo de la tecnología. Fuente: Negocios 10/03/09