Y LA HUMANIDAD ESTÁ SEDIENTA “Las guerras del siglo XX serán por el agua”, dijo Ishmael Sarageldin, ex-vicepresidente del Banco Mundial, que algo sabía de esto, pues promovió la privatización del vital líquido. El sutil metabolismo hi ́drico del planeta está cojeando. Grave cosa, pues del vasto e intrincado sistema circulatorio que uye en todo lo que vive dependemos todos: los que caminamos, los que vuelan, los que nadan, los que reptan, los que enrai ́zan. El agua nos parió y gracias a nosotros, sus hijos, hoy el agu a está viva. Pero si matamos al agua, con ella muere también la vida. Tres cuartas partes de nuestro organismo son agua. Y a los seres más complejos nos basta perder un 20 por ciento del agua para morir. Agua es el protoplasma de las células y en forma de savia, de linfa, de semen, de sangre, de leche, de orina, de sudor o de lágrimas, los humores acuosos preservan y regeneran la vida. Antes de nacer los mami ́feros nos formamos suspendidos en el tibio mar interior que es el útero. Los ovi ́paros vienen al mundo en milagrosas cápsulas de agua. Disueltos en agua los vegetales toman del suelo los nutrientes y sin agua no hay fotosi ́ntesis. Pero por culpa nuestra el agua está enferma. Mares, lagos y corrientes grandes y pequeñas están contaminados por desechos tóxicos y de los 500 ri ́os mayores la mitad se está secando, entre ellos el Nilo en Egipto, el Amarillo en China, el Colorado en Estados Unidos, el Ganges en la India y el Jordán en Palestina. Y todo por causa de obras hidráulicas tan colosales como torpes. Y la humanidad está sedienta. Según la ONU, mil 300 millones de personas no tienen acceso al agua potable. Y 31 países enfrentan ya una grave escasez, lo que sin duda empeorará por los efectos del cambio climático. De todas las aguas, el 97 % es salobre. Y sólo el 3% restante es dulce. Esa es la que necesitamos para beber, justamente la más recóndita, la más escasa. Porque de ese 3%, un 0.3% es subterránea y un 1.7% por ciento está helada. De modo que el agua dulce de la atmósfera y la supeficie terráquea, nubes, lluvia, ríos, lagos, humedales... es apenas el 0.03% del agua toda. Ensucian el precioso li ́quido las aguas servidas de las ciudades, las descargas industriales, los derrames accidentales de tóxicos y los agroqui ́micos del campo. Pero la polución rural es la de mayor extensión. No era antes asi ́, pero en el siglo XX se impuso en la agricultura un modelo intensivo que resultó hi ́dricamente insostenible, entre otras cosas porque los pesticidas contaminan ri ́os, lagos, mares y mantos freáticos y los fertilizantes nitrogenados sobrealimentan al agua, ocasionando proliferación de algas y reducción del oxi ́geno. Aprovechar mejor el agua ha sido desafi ́o permanente de la humanidad y todas las civilizaciones importantes han desarrollado ingeniosos sistemas de regadi ́o. Asi ́ sucedió en Mesopotamia, entre los ri ́os Éufrates y Tigris; en Egipto, a orillas del Nilo; en la India, a la vera del Indo; en los lentos meandros del ri ́o Amarillo en China. Pero, como todo en el sistema del gran dinero, el problema con sus obras hi ́dricas es la escala, la velocidad y la torpeza socio-ambiental: la total desconsideración por los hombres y por la naturaleza. En el año 1800 habi ́a 8 millones de hectáreas bajo riego. Hoy son 240 millones, donde se cosecha 40 por ciento de los alimentos, por lo que dependemos vitalmente de ellas. El problema es que por las grandes presas, que contienen seis veces más agua que todos los ri ́os juntos, se han creado pantanos que contribuyen fuertemente al calentamiento global, pues la vegetación sumergida expulsa bióxido de carbono y metano. Además, la gran evaporación en suelos anegados precipita las sales de las aguas esterilizando paulatinamente el suelo. Asi ́ se ha perdido ya la quinta parte de las tierras cultivables. Si es tosca y hostil nuestra relación con el agua dulce, también lo es nuestro trato con la salobre. La pesca fue por mucho tiempo una actividad en pequeña escala, hasta que el ferrocarril facilitó el transporte y a fines del siglo XIX las pesqueri ́as se convirtieron en pequeñas industrias. Pero la pesca propiamente industrial debió esperar hasta la segunda mitad del siglo pasado –cuando la idea de que los mares podi ́an alimentar al mundo y que controlarlos seri ́a un gran negocio– para impulsar la captura de fauna marina en gran escala operada por poderosas corporaciones. Se generalizó entonces la pesca realizada por extensas flotas, con barcos de gran tonelaje equipados con frigoríficos que pasan largas temporadas en el mar y operan desde puertos especializados. Con sistemas de extracción cada vez
más agresivos, para ubicar los bancos de peces utilizan métodos prospectivos como el sonar y sistemas de detección aérea y por satélite. En los años ’60 la captura pasa de 40 a 60 millones de toneladas. Pero los océan os no son inagotables pues contienen apenas 10% de la biomasa del planeta. Ya se han extinguido muchas especies. Como la agricultura industrial, que recibe un impulso decisivo a mediados del siglo XX con la llamada Revolución Verde, en la pesca industrial se desarrolla por esos mismos años la Revolución Azul. Tanto la agricultura intensiva como la pesca intensiva son actividades a la larga insostenibles. El agua es vida. Esa agua que sabe a nada, que huele a nada, que tiene forma de nada pues se acurruca en sus recipientes, el agua que no se parece a nada es un espejo de agua que nos devuelve nuestra verdadera faz. II. Después de la lectura: 1. ¿Cuáles son las razones que le permiten a la Revista Educación Ambiental, afirmar que la “Humanidad está sedienta”? Búscalas en el texto:
2. ¿Por qué crees que se usa la expresión “La humanidad está sedienta” para el ti ́tulo de este texto en vez de otra como “El planeta sufre la escasez de agua” u “Hoy tenemos problemas de agua”?
3.
Según lo expresado en el texto, ¿qué cualidades debería tener el agua para ser potable?
4. Lea el siguiente texto y conteste: ¿por qué el autor de este texto habrá usado la expresión “el agua nos parió”? “El sutil metabolismo hi ́drico del planeta renquea. Grave cosa, pues del vasto e intrincado sistema circulatorio que fluye en todo lo que vive dependemos todos: los que caminamos, los que vuelan, los que nadan, los que reptan, los que enrai ́zan. E l agu a n o s p ar i ó y gracias a nosotros, sus hijos, hoy el agua está viva. Pero si matamos al agua, con ella muere también la vida”.
5.
Después de leer el texto: ¿qué cambios crees que podri ́an llevarse a cabo en la agricultura del siglo XXI para reducir la contaminación que produce en el agua?
6.
¿Qué responsabilidad crees que tenemos cada uno de nosotros con respecto a la contaminación y escasez del agua?
7. En el párrafo once del texto se señala: “Si es tosca y hostil nuestra relación con el agua dulce, también lo es nuestro trato con la salobre”. a) A partir de las definiciones del recuadro, interpreta: ¿Qué querrá decir el autor con esta cita?
b) ¿En qué datos se basa el autor para afirmar esto?
c ) En esta lectura, el autor hace uso de muchas figuras literarias, como por ejemplo “El agua está viva”. Señala al menos dos más y anota lo que significan:
d) En relación con la pregunta anterior, con qué finalidad crees que el autor utilizó tantas figuras literarias en este texto?