Voces Para El Invierno I

  • December 2019
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Voces para el INVERNO VERSO A VERSO PLAN DE LECTURA DEL COLEGIO HELIOS PROGRAMA DE LECTURAS POÉTICAS PARA EL ALUMNADO DE SECUNDARIA

CURSO 2008 / 2009

Juan Ramón Jiménez (1881 – 1958) Pablo Neruda (1904 – 1973) Vicente Huidobro (1893 - 1948) Juan José Tablada (1871-1945) Antonio Machado (1875 – 1939) Miquel Martí i Pol (1929 – 2003) Luis de Góngora (1561 – 1627) Rubén Darío (1867 - 1916) Gloria Fuertes (1917 – 1998) Amado Nervo (1870 -1919) Jorge Luis Borges (1899– 1896) Dennis L. Siluk (1947) Heinrich Heine (1797-1856)

Juan Ramón Jiménez Moguer (Huelva) 1881 – San Juan de Puerto Rico 1958)

LAS TARDES DE ENERO Va cayendo la noche: La bruma ha bajado a los montes el cielo: Una lluvia menuda y monótona humedece los árboles secos. El rumor de sus gotas penetra hasta el fondo sagrado del pecho, donde el alma, dulcísima, esconde su perfume de amor y recuerdos. ¡Cómo cae la bruma en el alma! ¡Qué tristeza de vagos misterios en sus nieblas heladas esconden esas tardes sin sol ni luceros! En las tardes de rosas y brisas los dolores se olvidan, riendo, y las penas glaciales se ocultan tras los ojos radiantes de fuego. Cuando el frío desciende a la tierra, inundando las frentes de invierno, se reflejan las almas marchitas a través de los pálidos cuerpos. Y hay un algo de pena insondable en los ojos sin lumbre del cielo, y las largas miradas se pierden en la nada sin fe de los sueños. La nostalgia, tristísima, arroja en las almas su amargo silencio, Y los niños se duermen soñando con ladrones y lobos hambrientos. Los jardines se mueren de frío; en sus largos caminos desiertos no hay rosales cubiertos de rosas, no hay sonrisas, suspiros ni besos. ¡Cómo cae la bruma en el alma perfumada de amor y recuerdos! ¡Cuántas almas se van de la vida estas tardes sin sol ni luceros!

Juan Ramón Jiménez […]Y al llegar a este punto, quiero observar que Juan Ramón era uno de los mejores recitadores de poesía que he conocido. Sin teatralidad ni aparato, diciendo el verso con natural sencillez, rehuyendo efectos y artificios, conseguía infundir plenitud de intención al poema leído, el máximo de expresividad implícito en las palabras. Leía en tono normal, sin altibajos, simplemente dándole a cada sílaba su valor propio, marcando pausas y acentos, sin subrayar de manera artificial el texto, sin forcejeo. Con una voz grave y vigorosa, las palabras surgían como de un hondo manantial, frescas y profundas, llevando en ellas un hechizo, un encanto, algo que retenía la atención y era, nada menos, el claro destello de la poesía, la emoción poética aladamente trasmitida por la lectura. Extraído de Estudios sobre Juan Ramón Jiménez de Ricardo Gullón

CANCIÓN DE INVIERNO No hay sol; el cielo de invierno es de bruma y nubes blancas; sólo hay un raso celeste sobre las araucarias. La avenida abre su sueño llena de mujeres pálidas... los vientos están jugando con las sedas perfumadas. Hay caricias como rosas en la lívida mañana; la carne en flor da el perfume que han perdido las acacias. […]

Pablo Neruda Parral, VII Región del Maule, Chile, 12 de julio de 1904 – Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973

JARDÍN DE INVIERNO Llega el invierno. Espléndido dictado me dan las lentas hojas vestidas de silencio y amarillo. Soy un libro de nieve, una espaciosa mano, una pradera, un círculo que espera, pertenezco a la tierra y a su invierno. Creció el rumor del mundo en el follaje, ardió después el trigo constelado por flores rojas como quemaduras, luego llegó el otoño a establecer la escritura del vino: todo pasó, fue cielo pasajero la copa del estío, y se apagó la nube navegante. Yo esperé en el balcón tan enlutado, como ayer con las yedras de mi infancia, que la tierra extendiera sus alas en mi amor deshabitado. Yo supe que la rosa caería y el hueso del durazno transitorio volvería a dormir y a germinar: y me embriagué con la copa del aire hasta que todo el mar se hizo nocturno y el arrebol se convirtió en ceniza. La tierra vive ahora tranquilizando su interrogatorio, extendida la piel de su silencio. Yo vuelvo a ser ahora el taciturno que llegó de lejos envuelto en lluvia fría y en campanas: debo a la muerte pura de la tierra la voluntad de mis germinaciones.

Vicente Huidobro

(1893 - 1948)

POEMA DE INVIERNO PARA BEBERLO El invierno ha llegado al llamado de alguien Y las miradas emigran hacia los calores conocidos Esta noche el viento arrastra sus chales de viento Tejed queridos pájaros míos un techo de cantos sobre las avenidas Oíd crepitar el arco iris mojado Bajo el peso de los pájaros se ha plegado La amargura teme a las intemperies Pero nos queda un poco de ceniza del ocaso Golondrinas de mi pecho, qué mal hacéis Sacudiendo siempre ese abanico vegetal Seducciones de antesala en grado de aguardiente Alejemos en seguida el coche de las nieves Bebo lentamente tus miradas de justas calorías El salón se hincha con el vapor de las bocas Las miradas congeladas cuelgan de la lámpara Y hay moscas Sobre los suspiros petrificados Los ojos están llenos de un líquido viajero Y cada ojo tiene un perfume especial El silencio es una planta que brota al interior Si el corazón conserva su calefacción igual Afuera se acerca el coche de las nieves Trayendo su termómetro de ultratumba Y me adormezco con el ruido del piano lunar Cuando se estrujan las nubes y cae la lluvia […]

Juan José Tablada (México; 1871 - Nueva York, Estados Unidos; 1945)

NOCTURNO DE INVIERNO

Mi inconsolable soledad se asombra, pues no sé en la ansiedad con que deliro si no te puedo ver por tanta sombra o si es de noche porque no te miro... ¡Pues siempre que tú llegas, la tiniebla disipas, ya tu voz ya tu mirada el silencio de músicas se puebla y cae sobre la noche la alborada! Pasas, y al agitarse tu vestido entre rumores y fragancia, exhalas tibios aromas de jardín florido, brisas que soplan invisibles alas. Y tu voz impregnada de misterio evoca con sus cálidos murmullos musicales sollozos de salterio, gargantas de torcaz llenas de arrullos, fugitivo gemir de una fontana que detenerse en su correr quisiera en un remanso, al pie de una ventana adonde sufre un alma prisionera... […]

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