Prevenir la deficiencia de vitamina A en las Aves. Por Hannis L. Stoddard La falta de vitamina A afecta a las células que revisten los tractos intestinales, reproductores y digestivos. Por consiguiente, esta carencia puede debilitar el sistema inmunitario de las aves, lo cual provocaría infecciones que llegan a ser incluso mortales. La falta de vitamina A puede traer consecuencias desastrosas para tu ave, pero puede evitarse. La enfermedad aviar más común y fácil de prevenir es la hipovitaminosis A, o falta de vitamina A, que puede aparecer acompañada de infecciones. Aquellas mascotas (aves) que se alimentan exclusivamente con semillas (en concreto de pipas de girasol y cacahuetes) son las más propensas a sufrir estos déficits porque estas dietas son bajas en vitamina A. La deficiencia de vitamina A provoca cambios estructurales en las células que revisten los tractos intestinales, reproductores y digestivos, imposibilitando a estas células la secreción de mucosidades. Las mucosidades actúan como un protector que evita la invasión de agentes patógenos (agentes causantes de enfermedades), y la carencia de vitamina A permite que bacterias y otros microorganismos penetren las mucosas y se "instalen" en los tejidos. Los síntomas de este tipo de carencia dependen del sistema que se vea afectado (reproductor, digestivo o respiratorio) y de los microorganismos que estén atacando al animal. Generalmente el sistema respiratorio es el más afectado. Las células que se ven afectadas por este problema también están presentes en la boca y en los senos nasales, así que sólo necesitas revisar el interior de la boca del pájaro para ver los signos de esta carencia. En principio, observarás pequeñas placas blancas en el cielo de la boca y/o en la base de la lengua. Las placas acaban infectándose, formando abscesos que pueden llegar a deformar la glotis (abertura de la tráquea), lo que dificulta la respiración y puede llegar a provocar asfixia. Los abscesos llegan incluso a desarrollarse tanto que bloqueen la coana (ranura en el cielo de la boca). Cuando ocurre esto, el pájaro presenta grandes supuraciones nasales e inflamación alrededor de los ojos. El dolor que producen estas infecciones es tal que el animal puede llegar a morir de hambre. En casos más avanzados los microorganismos se extienden por todo el cuerpo del ave provocando graves lesiones. Un ave con una deficiencia de vitamina A puede mostrar alguno de estos síntomas: estornudos, supuración nasal, fosas nasales con costras o taponadas, aletargamiento, depresión, diarrea, movimientos de la cola al respirar, delgadez, pérdida del color de las plumas, ojos hinchados, supuración ocular, falta de apetito, atragantamientos, dificultades respiratorias y "boca babosa". La falta de vitamina A no suele ser causa directa de fallecimiento, sino que esta carencia normalmente provoca infecciones secundarias muy comunes en las aves que debilitan la resistencia ante las enfermedades e impiden la regeneración normal de las células. Son estas infecciones secundarias las que pueden causar
daños orgánicos que resulten mortales. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es tratar la infección, administrando a la vez inyecciones de vitamina A. Para tratar este tipo de infecciones secundarias, debemos llevar a cabo una serie de pruebas diagnósticas: la extracción de sangre permite detectar qué órganos están afectados; los cultivos nos indican qué hongos o bacterias son las causantes de la infección y qué antibióticos resultan efectivos; el análisis de las deposiciones nos mostrarán la posible existencia de parásitos. Una vez realizadas estas pruebas, nuestro veterinario tratará al ave con los medicamentos necesarios basándose en los resultados obtenidos. A menudo, también es necesario nebulizar al animal, alimentarlo con una sonda y sajar los abscesos una vez que el ave esté estabilizada. Aunque el pájaro puede llegar a necesitar un período de recuperación bastante largo, el pronóstico suele ser favorable siempre que no hayan llegado a producirse daños irreversibles en ningún órgano. El dicho "más vale prevenir que curar" es de lo más apropiado es este caso. Las psitácidas son bastante resistentes a las enfermedades pero cuando contraen alguna, suele ser bastante difícil curarlas, especialmente cuando la afección tiene como origen una dieta inadecuada, que muchas veces viene establecida por unos malos hábitos de alimentación. Las dietas carentes de vitamina A suelen a menudo ser bajas en otro tipo de vitaminas, proteínas y minerales, así que la base para evitar enfermedades es una nutrición apropiada, incluyendo también complejos vitamínicos. Además de una buena alimentación basada en todo tipo de semillas, los loros deben acostumbrarse a comer alimentos que sean amarillos o de color verde oscuro (aunque esto tiene algunas excepciones). Para asegurarnos que nuestro pájaro recibe la vitamina A necesaria, debemos darle melón, papaya, guindilla, brécol (incluyendo las hojas), zanahoria, batata, nabo, col, endibia, mantequilla, yema de huevo, remolacha, diente de león y espinaca (véase la tabla más abajo). También evitaremos esta carencia tan común y tan fácil de evitar administrando diariamente vitaminas en polvo.