Vise Mono

  • May 2020
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  • Words: 2,100
  • Pages: 9
“Competencias que debe desarrollar el Profesor”

Eric Espinoza David Guerra Camila Soto

Isabel Vasquez Vicencio

Vinculación con el Sistema Educativo II

21- Julio-2009

Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación Valparaíso, Chile

Es bien sabido que la labor de un profesor no es fácil, no sólo se trata de impartir conocimientos como muchos creen sino que va mucho más allá de eso. Es necesario tener en cuenta que el profesor está trabajando con personas, seres, individuos que tienen sentimientos, valores, creencias, etc. Por lo tanto, el profesor no solo se tiene que limitar a impartir conocimientos sino que también debe tener la capacidad de desarrollarse en otros ámbitos tal como lo es la educación ética, la formación de valores, no solo tiene que ser la autoridad que se para en frente de la sala de clases a hablar, sino que pasa a ser también un amigo, compañero e incluso padre de sus alumnos. Son los mismo alumnos y sus personalidades los que obligan al profesor a tener en cuenta que debe desarrollar otros aspectos de su personalidad con el fin de irse adecuando a cada uno de ellos y establecer una grata relación. Es por lo anteriormente nombrado que creemos que es importante abarcar el tema de las “competencias que debe desarrollar el profesor” con el fin de no solo informar acerca de estas sino que también como futuros profesores aprender acerca de ellas, para que en un futuro cercano no nos encontremos vulnerables frente a ellas y sin tener la capacidad de asumir otros roles. El ser profesor implica ser también, en cierta medida, psicólogo, sociólogo, antropólogo y otros roles que nos veremos en la obligación de encarnar, para así poder satisfacer las múltiples necesidades de los alumnos, conocer y reconocer los diversos patrones de conducta que influyen de forma positiva y negativa en el rendimiento escolar y de sociabilización con los profesores y sus pares. En definitiva el rol de un profesor va más allá de las interpretaciones que diversos autores hacen de este, el ser profesor es ser inspirador, conductor, mentor, líder, juez y una infinidad de apelativos que podríamos agregar, pero lo más importante es la calidad interna del individuo que pretende moldear las mentes, su capacidad cuasi innata para lograr mostrar un mundo diferente a jóvenes cuya visión es muchas veces restringida por la sociedad en la que vivimos.

Profesor y la formación ética de los alumnos de establecimientos educacionales Es importante tener en cuenta que el proceso de enseñanza-aprendizaje no sólo se trata de los conocimientos pedagógicos del profesor, las condiciones materiales disponibles o el nivel socio-económico de los alumnos, sino también y no de menor importancia, el vínculo emocional que se establece entre educadores y educandos. En este proceso el profesor se ha de convertir en un líder para sus alumnos, un modelo a seguir el cual va a ejercer cierta influencia sobre sus alumnos ya sea de acuerdo a las decisiones que tome, a las acciones que realice o a las cosas que diga. En sus funciones de docente una de gran importancia es la educación en cuanto a valores, ya que él es una de las personas determinantes en la formación del alumno. Como destaca José Marina: “Si queremos educar a un niño debemos educarle a él y educar también a su ambiente. Puesto que todos los niños viven en un contexto, debemos educar al niño y al contexto, a los dos."1 El educador debe ser capaz de asumir la formación ética de sus alumnos, a que nos referimos con esto, que su labor ahora va mas allá de enseñar cosas nuevas, sino que tambiéntiene que tener la capacidad de instruir a sus alumnos, de guiarlos y entregarles valores siempre teniendo en cuenta el ambiente y contexto en el cual estos se desenvuelven, debe hacer que los alumnos crezcan como personas, hacerles sentir superiores a través de sus propias acciones las cuales derivan en una realización personal. Y como plantea Josefina Aldecoa: "Educad a los niños. Educadlos en la tolerancia, en la solidaridad”2. EL docente debe buscar la mejor forma de educar a sus alumnos, y que esta entrega de conocimientos y formación ética se realice bajo las mejores condiciones para que el resultado sea más propicio. Es importante para los alumnos ver la preocupación por parte del profesor para con ellos, ya que si el profesor esta siempre pendiente de corregirlos cuando obran mal o de estarles continuamente repitiendo cosas que deberíanhacer para ser mejores como personas, los alumnos ya no ven en él a un simple profesor, sino que también ven a un guía, a un amigo, más aun ven un modelo a seguir del cual se sienten orgullosos. Al participar en la formación ética de los alumnos el profesor tiene un alto grado de responsabilidad en lo que respecta a su comportamiento fuera del aula de clases, ya que no puede darse el lujo de enseñar ciertas cosas en la sala de clases y luego hacer todo lo contrario, debe ser consecuente con lo que piensa y lo que cree para que así los alumnos vean el grado de certeza de las cosas que el profesor enseña. 1José Antonio Marina. Aprender a vivir. Ariel. Barcelona, 2004 2Aldecoa, Josefina (1997): La fuerza del destino. Anagrama, Madrid. Páginas 118-119.

Profesor y la capacidad de creer en la persona y en su potencial desarrollo Todo profesor debe creer en sus alumnos, debe estar interesado en cada uno de ellos, debe confiar en que son capaces de lograr las metas que les son propuestas. El profesor juega aquí también un papel muy importante respecto del potencial de desarrollo que tienen los alumnos. Es muy importante para los alumnos sentir que tienen la confianza de su profesor, de sentirse apoyados por este y que pese a los errores que pueden cometer, su profesor estará ahí para decirles en que han fallado. Tal como plantea Maturana: “Si decimos que un niño es de una cierta manera: bueno, malo, inteligente o tonto, estabilizamos nuestra relación de acuerdo a lo que decimos, y el niño, a menos que se acepte y respete a sí mismo, no tendrá escapatoria y caerá en la trampa de la no aceptación y el no respeto a sí mismo, porque sólo podrá ser algo dependiente de lo que surja como niño bueno, o malo, o inteligente o tonto, en su relación con nosotros”3. Es de suma importancia que el profesor tome en cuenta cada cosa que le dice a sus alumnos, la forma en que lo dice, porque él nunca sabráde que manera le puede afectar al alumno, un profesor nunca debe tratar mal a sus alumnos, siempre debe alentarlos a ser mejores personas cada día, a que crean en ellos mismo, decirles que él como profesor y persona es consciente de las cualidades que cada uno tiene y de lo lejos que pueden llegar si se lo proponen. Así, como lo expresa Rogers: “La mayoría de sus valores provienen de la introyección de los de otras personas o grupos que él considera significativos, pero que los toma como suyos”.4 Los alumnos confían mucho en los profesores opinan de ellos, por eso es importante que el profesor sea capaz de transmitirle a sus alumnos la confianza que tiene en ellos. Si el profesor no cree en sus alumnos no tendrá ninguna motivación por la cual realizar sus clases y tampoco recibirá una respuesta grata por parte de sus alumnos, no podrán plantearse objetivos, metas en conjunto, no existirá una relación interpersonal con ellos, los alumnos tampoco creerán en el.

3Humberto Maturana: Emociones y lenguaje en educación y política. Editorial Hachette-CED, Santiago, 1990, p. 27. 4Carl Rogers: Libertad y creatividad en la educación. Editorial Paidos, Buenos Aires, 1978, p. 184.

Profesor y su deber de comportarse de manera solidaria Las relaciones interpersonales son muy importantes en un establecimiento educativo, es por esto que el profesor debe ser capaz de mantener y establecer relaciones agradables con sus alumnos y compañeros de trabajo. Es esencial que el profesor cuente con un genuino círculo de colegas con los cuales compartir sus reflexiones y sentimientos ya que así puede crear discusiones con sus colegas acerca de lo que sucede le en el acontecer diario y sea capaz de tomar otros puntos de vistas de personas profesionales al igual que el. El profesor necesita de la opinión de colegas sobre ciertos problemas que pueden sucederle en clases o con ciertos alumnos para tomar poder tomar la decisión correcta sobre el qué hacer. También debe tener una actitud positiva para con ellos, ya que de lo contrario el ambiente en el cual se está desempeñando se volvería muy hostil y no sería grato continuar trabajando en el, todo parte por la actitud con la que el profesor se enfrente a la gente con la cual trabaja, si este llega con una actitud positiva y solidaria, esa misma actitud recibirá también de sus colegas. Debe estar siempre dispuesto a destacar los meritos de sus colegas, sus iniciativas, sus virtudes y su dedicación y pasión por lo que hace. Así como lo plantea Weiss: “Las personas suelen ocultarse detrás de sus etiquetas y máscaras profesionales (médico, abogado, senador, etc.), la mayoría de las cuales ni siquiera existían antes de los años veinte o treinta. Hemos de recordar quiénes éramos antes de que nos concedieran nuestros títulos. No se trata solamente de que todos seamos capaces de convertirnos en seres afectuosos y espirituales, en personas compasivas, buenas y pacíficas, llenas de alegría y de serenidad. Ya lo somos. Lo que pasa es que lo hemos olvidado, y nuestro ego, por lo visto, intenta evitar que lo recordemos”5. Los alumnos detectan con cierta facilidad la disposición del profesor, cuando ven que este último está preocupado por lo que hace, le toman interés y siente pasión por su labor, los alumnos lo toman en cuenta y comienzan a crear una relación más cercana con el profesor. El profesor por su parte también debe tener una actitud empática para con sus alumnos, debe ser capaz de entender sus problemas, de compartir sus penas con ellos, de vivir cada momento importante con ellos también. Si los alumnos ven una actitud positiva en el profesor, con la cual se sienten a gusto, harán que la convivencia con él sea efectiva y serán capaces de sentirse cómodos en el ambiente en el que se están desarrollando. 5Brian Weiss. Lazos de Amor. Ediciones B, S.A., 1996, p. 145).

El profesor se ve enfrentado a distintas situaciones en las cuales debe ser capaz de desarrollarse y desenvolverse plenamente. Tal como son las tres tratadas en esta monografía, el asumir su importante papel en la formación de sus alumnos, el creer en estos últimos y finalmente el poder establecer buenas relaciones con sus colegas y alumnos. Hemos de darnos cuenta que no existe una pauta para aprender lo anteriormente nombrado, ni nadie que nos diga cómo hacerlo, el profesor debe buscar la mejor manera para desarrollar estas competencias con el fin de que su estancia en el establecimiento educativo sea más ameno y sea más valorable. El profesor, al conducir un proceso formativo, debe pasar a ser un líder el cual ejerce una gran influencia y transformaciones sobre sus alumnos en base a su poder y autoridad el cual se ve reflejado a través de sus acciones y obras. En conclusión quisiéramos plantear la siguiente duda: ¿Cualquier persona (con acceso a estudios superiores), puede ser capaz de ser profesor? La respuesta ante tal delicada pregunta no debe ser tomada a la ligera ya que de esto depende la calidad de la educación en nuestro país. Es importante reconocer y criticar la facilidad de acceso a estudiar una carrera tan importante como la nuestra y tan crucial para el futuro de esta nación y si esta interrogante se queda en el éter, entonces seguiremos en nuestra inocencia primaria y cerraremos los ojos frente a esta y otras interrogantes.

Bibliografía

Marina, José Antonio. Aprender a vivir. Ariel. Barcelona, 2004 Aldecoa, Josefina (1997): La fuerza del destino. Anagrama, Madrid. Páginas 118119. Maturana, Humberto: Emociones y lenguaje en educación y política. Editorial Hachette-CED, Santiago, 1990, p. 27. Rogers, Carl: Libertad y creatividad en la educación. Editorial Paidos, Buenos Aires, 1978, p. 184. Weiss, Brian. Lazos de Amor. Ediciones B, S.A., 1996, p. 145). “La Educación y el autodesarrollo de la personalidad”. En Pedagogía 2001: curso 74. La Habana: Instituto PedagógicoLatinoamericano y caribeño, 2001. Bruner, Jerome. (1960) The process of Education. New York Vintage Books. Beltran LLera, J y Bueno Álvarez, J.A (Eds). (1995) Psicología de la Educación. Editorial Boixareu Universitaria, Barcelona, España

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