UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR CARRERA DE DERECHO DERECHO CIVIL II Nombre: Cristhian Altamirano Curso: 4To “D” Fecha: 29/03/19 ROL SUCESORIO DE LA MUJER Y DE LA MUJER INDÍGENA EN EL ECUADOR. A lo largo de la historia la mujer ha tenido un papel menos protagónico que el hombre. Esto debido a que el hombre ha manejado sus habilidades dentro del ámbito público y la mujer ha sido excluido al ámbito privado. Desde hace muchos siglos el papel de la mujer en la sociedad. Para ser más específicos la mujer en la edad antigua era denominada Hetera o Hetaira en griego significa la compañera de los hombres. En el siglo IV a. de C. las hetairas eran las cortesanas de la antigua Grecia, dedicaban su vida a satisfacer el sexo de los hombres, eran las prostitutas situadas dentro de la clase social alta. Se diferenciaban del resto de cortesanas, fueran libres o esclavas. Era una eterna menor, que no poseía ni derechos jurídicos ni políticos. Toda su vida, debía permanecer bajo la autoridad de un tutor: primero su padre, luego su marido, su hijo si era viuda o su más próximo pariente. Su existencia no tiene sentido más que para el matrimonio, que ocurría generalmente entre los 15 y 18 años. Era un acto privado, un contrato concluido entre dos familias. En la edad media las mujeres tales como las campesinas, panaderas, taberneras, posaderas, etc. soportaban unas duras condiciones de vida, con trabajos dentro del hogar (cocina, ropas, limpieza, educación de hijos..) y fuera del hogar realizaban toda clase de trabajos, se ocupaban de las tareas agrarias (unas sociedad marcadamente agrícola), trabajaban en el campo de sol a sol, muchas de ellas ayudaban a su marido en sus negocios como posaderas, mesoneras, panaderas, trabajando incansablemente para sacar rentabilidad al negocio, se sabe que muchas de ellas colaboraron en la construcción de catedrales, siendo su misión acarretar tanto agua como piedras, eras mujeres luchadoras, que cada día daban lo mejor de si mismas por su familia y trabajaban incansablemente por un salario misero y muy inferior al del hombre. No tenían prácticamente acceso a la educación, ya desde niñas se las educaba en las tareas del hogar, del huerto y en caso de tener un negocio en las labores propias del negocio. La condición de la mujer en la Edad Moderna no fue muy distinta de la medieval. Las pertenecientes a la nobleza se dedicaban a educar sus hijos y dirigir la casa. Las campesinas compaginaban las tareas agrícolas con las domésticas y donde se instauró el trabajo a domicilio se dedicaban también a ello. En las ciudades trabajaban en el servicio doméstico como sirvientas o nodrizas o en el comercio.
Los padres eran los que decidían el casamiento de sus hijas, condición de la que no se salvaban ni las pertenecientes a la alta nobleza, con ellas se ganaban o perdían territorios, por lo que su postura era de total sometimiento
Refiriéndonos a Ecuador en las décadas de 1980 al 1997, la división sexual de la vida y del trabajo significó la ampliación del trabajo remunerado por una parte, y por otra, el trabajo no remunerado que mantuvo a las mujeres mestizas, afro-ecuatorianas, indígenas y campesinas en condición de pobreza. Una sobreexplotación de las mujeres por el capital en lo local, nacional e internacional, conocida como "feminización de la matriz de acumulación de capital" donde la feminización de la pobreza fue más allá de la incorporación masiva de las mujeres al sostenimiento de la recesión global y de la ganancia del capital financiero, bajo formas de generación de autoempleo y de autogestión del empleo, con mínima intervención del estado y con responsabilidad abrumadora del trabajo no remunerado, la reproducción de la vida humana y de trabajos de sostenibilidad de la naturaleza. Los indicadores en relación al acceso laboral, la descomunal pobreza, el alto nivel de violencia de género (física, sexual, psicológica, verbal y patrimonial) la exclusión política, la división de lo público entre hombres y mujeres evidencian los roles de sumisión de las mujeres en la relación familia-estado-mercado. En este contexto, aparece la lucha de las mujeres como un problema público, ético y de derechos humanos cuya cúspide fue la incorporación de los Derechos de las Mujeres en la Constitución de 1998; inaugurándose paralelamente, un sentido de participación social y política que el neoliberalismo lo negaba como principio para la mayoría.
De 1998 al 2008 el pensamiento feminista desde lo social y político muestra capacidad de denuncia y crítica al modelo neoliberal y patriarcal, negociación colectiva de exigencia y aproximación de hombres a las prácticas de género y del feminismo como un aspecto de su vida. Es el fenómeno de la expansión política, social e ideológica que se abrió para llegar donde a veces no se alcanzaba a mirar. La propuesta feminista era la destrucción del capitalismo y patriarcado, cambiando los roles tradicionales impuestos en la sociedad. Y para finalizar de los años 2008 hasta la actualidad si bien la Constitución de 2008 consagra el principio de igualdad (formal y material) entre hombres y mujeres y el principio de no discriminación, el enfoque de género y el lenguaje inclusivo: progresividad de derechos y libertades, los derechos sexuales y reproductivos, reconocimiento de la diversidad de familias, derecho a la vida, a una vida digna y libre de violencia, la paridad y medidas de acción afirmativa en la conformación de diversas instancias, especialmente en la designación y representación, en la práctica se limita su acceso al ejercicio de tales derechos. Por su parte, el Plan Nacional de Desarrollo asume el enfoque de género como eje transversal y establece políticas públicas dirigidas a las mujeres para el logro de una sociedad igualitaria. Sin embargo, el Estado ecuatoriano, en
su último informe oficial sobre la implementación de la CEDAW, reconoce que "ciertas prácticas jurídicas y sociales sí discriminan a las mujeres tanto en la esfera pública como privada, pues tienen como efecto un tratamiento diferenciado a favor de los hombres en desventaja de las mujeres". Hablando de las mujeres indígenas son discriminadas salarialmente tanto por su etnia, como por su género, siendo la sierra rural ecuatoriana donde se asienta esta población. De esta manera este documento busca dar respuesta a si todavía existen rasgos de discriminación salarial en este nuevo periodo económico-social del país, en el que -al parecer- se presentan cambios estructurales. También permitirá comparar el comportamiento de la discriminación salarial (brecha salarial) en los años 2008 y 2012, con el fin de observar su tendencia, con el fin de dar argumentos para demandar que las políticas de género sean continuadas o cambiadas por el gobierno central.