FORMAS DE CONCEPCION DEL MUNDO. UNA PIEDRA EN EL CORAZON 1- Caso planteado Berá (De nombre blanco Julián), un niño de tres años de una comunidad guaraní, cerca de la localidad de El Soberbio, Misiones, es llevado enfermo por sus padres Leonarda y Crispín al hospital de esa ciudad convencidos por un asistente social. Luego de permanecer internado algunos días y por decisión de los padres se vuelven a su aldea Pindó Poty en pleno monte misionero, aparentemente sin solución y en las mismas condiciones. Una funcionaria denunció a la pareja por falta de atención de su hijo. Interviene la jueza Julia Alegre, por lo que el nene es derivado al Hospital de Pediatría de Posadas. Allí se le diagnostica una cardiopatía congénita. Como no se podía resolver el problema en ese Hospital, es nuevamente derivado, esta vez al Hospital Ricardo Gutiérrez en la Ciudad de Buenos Aires. Aquí se le diagnostica un tumor cardíaco cuya resolución es quirúrgica. (Cirugía a cielo abierto con circulación extracorpórea) De no mediar la intervención la muerte del niño aparentemente sería inexorable. Tampoco le dan seguridad que sobreviva a la cirugía Alejando Benítez o Eyerá (“el elegido de Dios”), el cacique de la aldea, tuvo un sueño en donde Tupá (Dios) le mostró una piedra en el corazón de Julián y si lo operaban este moriría. Los padres se niegan a la cirugía. Se reúne el Consejo de Ancianos, Guías Espirituales y Caciques de la Nación Mbya Guaraní y deciden que el chiquito no tiene que ser operado. Solo autorizaron la medicina natural guaraní y rezos a Tupá. Por otro lado el caso era debatido por el comité de Bioética del Hospital de Niños Ricardo Gutierrez, la comisión de Juristas Indígenas de la República Argentina, y la dirección de Asuntos Guaraníes de Misiones. Mientras la salud de Julián se deterioraba aún más. Finalmente la jueza de Misiones ordena la cirugía. Los padres acceden luego que Mario Antón de la Dirección de Asuntos Guaraníes lograra convencerlos Julián es operado y sobrevive a la cirugía
2- Discusión Creo que un punto de clave en la discusión del presente caso es acerca de la verdad. Tanto el chamán, por “representar” la cultura guaraní, como el mundo médico “blanco” representado por el cirujano, como exponente de la ciencia occidental, creen tener la verdad. Voy a tomar a Karl Popper como “defensor” por decirlo de algún modo, de la cultura occidental. Como es conocido, su postura filosófica ha sido concretamente ésta y fundamentalmente un filósofo de las ciencias. Popper considera “al conocimiento científico como el tipo de conocimiento mejor y más importante que tenemos, aunque estoy lejos de considerarlo el único”. “(…) El conocimiento consiste en la búsqueda de la verdad.
No es la búsqueda de la certeza. Errar es humano. Todo conocimiento humano es falible y por lo tanto incierto” “(…) Así podemos decir que nuestro objetivo en cuanto científicos es la verdad objetiva”. Popper habla de distinguir entre verdad objetiva y certeza, dado que el conocimiento humano es falible no se puede hablar de certeza. Dice: “como nunca podemos conocer nada con seguridad, simplemente no vale la pena buscar la certeza; pero si vale la pena buscar la verdad; y esto lo hacemos buscando equivocaciones, a fin de poder corregirlas”. Trae el ejemplo de Jenófanes quien dice: “Pero respecto a la verdad certera, nadie la conoce Ni la conocerá; ni acerca de los dioses; Ni sobre todas las cosas que hablo”… Luego cita a Kant acerca de ¿qué es la verdad?. Según este “la verdad es la correspondencia del conocimiento con el objeto” (Crítica de la razón pura). Popper agrega: “una teoría o un enunciado es verdadero si lo que dice corresponde a la realidad” “Hay que distinguir tajantemente entre verdad y certeza”. Popper elabora una especie de teoría del error a través de la crítica. Habla de una selección crítica y cultural (como herramienta del lenguaje) que nos permite una búsqueda conciente y crítica de nuestros errores de modo de erradicar concientemente los mismos y poder juzgar una teoría inferior a otra. Así afirma: “que esto es el conocimiento”. “No existe conocimiento sin crítica racional” De modo que “el tipo de conocimiento más importante es el conocimiento científico, depende de la crítica racional” (El conocimiento y la configuración de la realidad. En: En busca de un mundo mejor) En otro texto se plantea acerca de las fuentes de conocimiento: “¿cuáles son las mejores fuentes del conocimiento, las más fiables, las que no nos inducen al error; y a las cuales podemos recurrir, en caso de duda, como último tribunal de apelación?” Está claro que no existe semejante ideal. Por lo que propone sustituir la cuestión de las fuentes de conocimiento por ¿existe una forma de detectar y eliminar el error? , respuesta es obvia: criticando nuestras propias teorías e intentos especulativos para resolver problemas. Por último quería agregar algo respecto del choque cultural: toma como ejemplo el choque entre las culturas orientales y occidentales ocurridas en Jonia. Este choque dio a lugar a una evaluación consciente y con distancia crítica de la propia cultura, y de ahí a una evolución racional y crítica. Surge el interrogante ¿Esto es verdadero? ¿Puede ser esto verdad? Al cuestionarse las explicaciones míticas e los fenómenos naturales los griegos crearon las teorías que dieron lugar al nacimiento de las ciencias naturales. Ortega y Gasset ofrece una tercera salida. Ortega y Gasset dice “que la divergencia entre los mundos de dos sujetos no implica falsedad de uno de ellos”. En la doctrina el punto de vista dice: “el conocimiento es la adquisición de verdades, y en las verdades se nos manifiesta el universo trascendente (transubjetivo) de la realidad. ¿Cómo es posible su insaculación en el sujeto?. La respuesta el racionalismo es taxativa: solo es posible el conocimiento si la realidad puede penetrar en él sin la menor deformación. El sujeto tiene, pues, que ser un medio transparente, sin peculiaridad o color alguno, ayer igual a hoy y a mañana. Ultravital, extrahistórico.
La respuesta del relativismo no es menos taxativa. El conocimiento es imposible: no hay una realidad trascendente, porque todo sujeto real es un recinto peculiarmente modelado. Al entrar en él la realidad se deformaría, y en esta deformación individual sería lo que cada ser tomase por la pretendida realidad. Según Ortega y Gasset hay que plantear la cuestión de una nueva manera y pone el ejemplo del filtro. “El sujeto, ni es un medio transparente, un “yo” puro idéntico ni invariable, ni su recepción de la realidad produce en ésta deformaciones”. “Cuando se interpone un cedazo o retícula en una corriente, deja pasar unas cosas y retiene otras; se dirá que las selecciona pero no que las deforma. Esta es la función del sujeto, del ser viviente ante la realidad cósmica que le circunda. No se deja traspasar sin más por ella, como acontecería al imaginario ente racional, creado por las definiciones racionalistas, ni finge él una realidad ilusoria. Su función es claramente selectiva”. Luego dice: “desde distintos puntos de vista dos hombres miran el mismo paisaje, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera” “(…) como las cosas puesta una detrás de otra se ocultan en todo o parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que no llegan al otro. ¿Tendría sentido que cada cuál declarase falso el paisaje ajeno? Evidentemente no, tan real es el uno como el otro. Pero tampoco tendrá sentido con puestos de acuerdo, en vista de no coincidir sus paisajes. Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos. Ahora bien ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La realidad cósmica es tal que solo puede ser vista e una determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad.” “(…) Cada vida es un punto de vista sobre el universo. En rigor, lo que ella ve no lo puede ver otra. Cada individuo - persona, pueblo, época- es un órgano insustituible para la conquista de la verdad. “(…) El error inveterado consistiría en suponer que la realidad tenía por si misma, e independientemente del punto de vista que sobre ella se tomara, una fisonomía propia. Pensando así, claro está, toda visión de ella desde un punto de vista determinado no coincidiría con ese aspecto absoluto y, por tanto, sería falsa. Por lo tanto dice: “lo falso es la utopía, la verdad no localizada, vista desde lugar ninguno”. Luego agrega que este es el error del racionalismo “porque es el hombre que no se conserva fiel a su punto de vista, que deserta de su puerto”. “(…) De ets manera, la peculiaridad de cada ser, su diferencia individual, lejos de estorbarle para captar la verdad, es precisamente el órgano por el cual puede ver la porción de la realidad que le corresponde. De esta manera, aparece cada individuo, cada generación, cada época como un aparato de conocimiento insustituible. La verdad integral sólo se obtiene articulando lo que el prójimo ve con lo yo que veo, y así sucesivamente. Cada individuo es un punto de vista esencial” Por otro lado Dilthey dice: “Todo lo que nos domina como costumbre, uso, tradición, se funda en experiencias vitales. Pero siempre, tanto en las experiencias individuales como en las generales, el modo de certeza y el carácter de la formulación de las mismas es totalmente distinto de la validez universal científica. El pensamiento científico puede examinar el método en que se basa su seguridad, y puede formular y fundamentar exactamente sus proposiciones; el origen de nuestro saber acerca e la vida no puede examinarse así, y no pueden trazarse fórmulas fijas de él
Por último quería agregar un pensamiento del paleontólogo Stephen Jay Gould: ¿Cuál, pues, es el antídoto contra el paternalismo y sus visiones modernas, todas ellas resultante del insuficiente aprecio por las diferencias humanas (combinado con una ecuación excesivamente inmediata que equipara las características propias, en gran medida accidentales, a la virtud universal)? ¿Cuál si no el estudio directo, justo y profundo de la diversidad cultural, que además constituye, al margen de sus virtudes relativas a la educación moral, la materia más fascinante del mundo? Esta es la auténtica cuestión. La cuestión que subyace en nuestro valioso movimiento moderno en defensa del pluralismo en el estudio de la literatura y la historia, en defensa del conocimiento de la cultura y la obra de las minorías y de los grupos despreciados, convertidos en invisibles por el saber tradicional (Stephen Jay Gould. La falsa medida del hombre pag. 379)