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miércoles, 17 de diciembre del 2008 | la voz de la escuela
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Evidencias del cambio ambiental
BOGDAM BOROWIAK
A principios de diciembre se celebró la XIV Conferencia de la ONU sobre cambio climático en Poznan (Polonia). En la foto, un momento de las seiones
Un sitio que hay que cuidar mucho El Año Internacional del Planeta Tierra que ahora termina fue una llamada de atención para fomentar el respeto y el cariño por el hogar que comparten todos los seres humanos Tras miles de años de explotación incontrolada de la naturaleza, los humanos hemos descubierto la fragilidad del planeta Tierra y la agotabilidad de sus recursos naturales. Y, desde hace pocos años, estamos reajustando nuestros valores y actos paralelamente al desarrollo de la idea de que el ambiente planetario está cambiando. Así es que uno de los grandes retos a los que ha de enfrentarse la humanidad a lo largo de este milenio es la gestión responsable e inteligente del planeta. En este sentido se pretende lograr el desarrollo sostenible de nuestra civilización, entendiendo por tal el conjunto de vías de progreso económico, social y político que atienden a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Resulta evidente que en este objetivo
la ciencia puede aportar conocimientos y tecnología pero no resolver los problemas. Estamos aún lejos de saber cuánta perturbación puede tolerar el sistema Tierra en su conjunto. Pero lo que sí conocemos son los principales componentes ambientales sobre los que la actuación humana puede provocar importantes cambios: la concentración atmosférica de los gases que producen el efecto invernadero (con las consecuencias que tiene sobre la temperatura), la circulación oceánica (que puede determinar cambios climáticos) y la actuación sobre la vegetación, lo que redunda en modificaciones sobre el flujo hídrico entre las tierras emergidas y la atmósfera. El agua es el agente clave en el cambio topográfico y es la reguladora general de la química y del clima global. Otro componente de interés en el ambiente planetario es la circulación de los principales
elementos químicos: carbono, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre. La actuación humana sobre el ambiente se ha realizado a través de tres actividades íntimamente ligadas al crecimiento de la civilización: la agricultura, la energía y la industria. La agricultura ha sido agente dominante en la transformación global de las tierras. Desde mediados del siglo XIX se han convertido en tierras cultivables permanentes más de 9 millones de kilómetros cuadrados. El consumo de energía se ha elevado 80 veces en ese mismo período con importantes consecuencias en los flujos químicos de carbono, azufre y nitrógeno. Y la producción industrial se ha multiplicado por cien en los últimos cien años, consumiendo enormes cantidades de recursos.
> Francisco Armesto Ramón
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Una de cal y otra de arena Una vía importante de transformación ambiental que opera desde la antigüedad y todavía está en aumento consiste en la deforestación y erosión del suelo. Otra, que comenzó hace poco y también va en aumento, es la destrucción de la diversidad vegetal, la extracción de agua del ciclo hidrológico, el incremento en la cantidad de sedimentos y la movilización humana del carbono, el nitrógeno y el fósforo. Frente a estas dos vías que van en aumento existen otras dos tendencias más esperanzadoras. La extinción de vertebrados terrestres y mamíferos marinos causada por huma-
nos se está produciendo más lentamente que hace una generación. También las emisiones de azufre y plomo, la precipitación radiactiva y la presencia ambiental de algunos productos sintéticos se están desacelerando. Y lo que es muy importante, parece que en la mayoría de los casos esta tendencia obedece a esfuerzos deliberados de gestión ambiental. En los últimos decenios, zonas tan lejanas como Suecia, Japón y nordeste de Estados Unidos han logrado mejoras interesantes. Sus bosques han crecido, las emisiones sulfurosas han disminuido y diversas especies extintas se han logrado reintroducir.
El avance de la deforestación para usos agrícolas del campo sigue en aumento
La transformación del medio ambiente provocada por esa explosión de actividad resulta más visible en los cambios del paisaje físico. Desde comienzos del siglo XVIII se han perdido 6 millones de kilómetros cuadrados de bosques y la degradación del suelo se ha multiplicado. La masa de agua que se extrae del ciclo hidrológico pasó de 100 kilómetros cúbicos anuales a 3.600. Durante los últimos 300 años se ha duplicado la cantidad de metano atmosférico y ha aumentado en un 25% la de dióxido de carbono. Las emisiones de plomo, cadmio y zinc exceden a los flujos emanados de fuentes naturales. Igual sucede, aunque menos, con argón, mercurio, níquel y vanadio. Y entre los compuestos químicos sintéticos, algunos como el DDT y los CFC afectan el ambiente en concentraciones muy bajas. Ninguno de los componentes examinados había alcanzado el 50% de su transformación global antes del siglo XIX.
Hacia una gestión global del planeta De cara al futuro, la ciencia podrá ser un recurso muy útil para encontrar soluciones, pero será la capacidad de asumir comportamientos y políticas respetuosas con el medio lo que permitirá resolver los problemas. Para ello es necesario conseguir que los individuos e instituciones adquieran suficiente información y funden sus decisiones en el desarrollo sostenible. También será importante la invención de técnicas que no consuman recursos ni produzcan contaminación (que se integren en la idea del desarrollo sostenible). Y habrá que conseguir la construcción de mecanismo internacionales para las funciones de gerencia y que exija la continua reflexión sobre los valores y los objetivos que guían los esfuerzos. En definitiva, algo similar a lo que sucede con la política económica internacional.