Ciencias para el mundo contemporáneo Evolución humana en la península ibérica
INTRODUCCION Tal y como predijo Darwin la cuna de la Humanidad se encuentra en África. Allí, hace unos 5 millones de años, aparecieron los primeros homínidos y allí continuaron su evolución durante casi 4 millones de años más. Sin embargo, alcanzado cierto grado de transformación, en el que la capacidad instrumental y los modos de comportamiento tuvieron que ser decisivos, un antiguo representante de nuestro género salió de África y pobló Asia y Europa. Esta migración, cuyos detalles son todavía objeto de fuertes debates, significó el comienzo de la expansión humana sobre el planeta, proceso que culminó mucho más tarde con el hombre anatómicamente moderno. El papel desempeñado por la Península Ibérica en todo este proceso es periódicamente objeto de atención preferente por parte de los especialistas, ya que no debe olvidarse que si Europa fue colonizada desde África, tuvo que serlo necesariamente a través de Gibraltar. Comprender toda esta dinámica es el único camino para entender la discusión que se plantea sobre los más antiguos restos humanos de la Península.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL HOMBRE El registro fósil peninsular es en estos momentos de los más numerosos de Europa, aunque se encuentra muy desigualmente repartido ya que un solo yacimiento, la Sima de los Huesos en la Cueva Mayor de la Sierra de Atapuerca (Burgos), supone cuantitativamente la mayor parte. En este yacimiento, que está siendo investigado desde 1976 por un equipo de paleoantropólogos, se han descubierto restos correspondientes a más de una veintena de individuos, asociación que define a la población de homínidos mejor conocida de Europa. Datada en más de 300.000 años, sus características se consideran típicas de los homínidos europeos del Pleistoceno Medio en vías de transformación en los futuros neandertales. Anteriores a este conjunto se conocen restos del mismo yacimiento que se han datado en una antigüedad cercana e incluso superior a los 800.000 años. Otros, poco elocuentes o de cronología conflictiva, son el fragmento craneal de Venta Micena (Orce, Granada), datada por bioestratigrafía en el Pleistoceno Inferior avanzado, o una falange de Cueva Victoria (Murcia). Mucho más interesante, aunque sólo se conocen resultados preliminares, parece ser los hallazgos de Cabezo Gordo (Murcia), dado que se escalonan en una estratigrafía comprendida entre 500.000 y 50.000 años. A una cronología posterior a Atapuerca corresponden también los restos encontrados en Villafamés (Castellón).
La mayor parte de los yacimientos ibéricos que han proporcionado restos humanos fósiles corresponden al inicio del Pleistoceno Superior y se pueden atribuir al hombre de Neandertal, aunque la mayoría son pequeños fragmentos, a veces incluso sólo alguna pieza dental, como ocurre con La Pinilla del Valle (Madrid), Lezetxiki, Axlor (País Vasco), el Abrí Agut (Barcelona) o la Cueva de los Casares (Guadalajara). Los yacimientos con hallazgos neandertalenses más importantes son la cantera Forbes y Devil's Tower (Gibraltar), ambos con cráneos completos, la cuenca lacustre de Bañolas (Gerona), donde apareció una mandíbula completa, la cueva del Boquete de Zafarraya (Málaga) y los restos aparecidos en las estratigrafías de Cova Negra (Valencia) y la Cueva de la Carihuela (Píñar, Granada). Por lo que respecta al hombre moderno, los restos son mucho más escasos. Los principales son los procedentes de la Cueva de El Parpalló, de Barranc Blanc (Valencia) y los de la Cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria), todos ellos de aspecto cromañoide. Ya en el Epipaleolítico destaca la sepultura de la Cueva de los Azules (Cangas de Onís, Asturias) y los cráneos de Urtiaga, en ambos casos asociados a industrias azilienses.
Huellas de los homínidos en la Región de Murcia Pocos paisajes están tan marcados por la acción del ser humano como la apropiadamente llamada Sierra Minera, entre La Unión y Portman. Desde tiempos de los fenicios, su suelo rico en sulfuros minerales de plata, cobre y plomo ha atraído las actividades extractivas de todos los pueblos que han vivido allí; fenicios, íberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos han trabajado allí, dejando las huellas de sus acciones en montes, laderas, vaguadas y costas. Huellas que pueden disfrutarse hoy en una agradable excursión a pie.
Los primeros europeos. Aunque según se ha visto, todavía hay muchas dudas sobre la antigüedad de los primeros asiáticos, parece seguro que supera ampliamente el millón de años. La evidencia más vieja de presencia humana en Europa podría estar en Cueva Victoria (Murcia). Desde su descubrimiento en 1.907, el fósil humano tenido como más antiguo de Europa era la mandíbula de Mauer. Su antigüedad se sitúa en torno a los 500.000-600.000 años.
Cierto número de autores llegaron a considerar que el primer poblamiento humano de Europa no se produjo antes de hace 500.000 años. Sin embargo, el debate sobre el primer poblamiento humano de Europa iba a cambiar para siempre en el verano de 1994 con los descubrimientos de la Gran Dolina en España.
Sima de las Palomas La Región de Murcia ofrece el espectacular yacimiento de la Sima de las Palomas, en el Cabezo Gordo, en el término municipal de Torre-Pacheco, cuya excavación científica ha puesto de relieve importantes descubrimientos sobre el Hombre de Neanderthal. En la escala evolutiva, éste es el último eslabón conocido antes de aparecer nuestra especie actual, el Homo sapiens sapiens, hace 400.000 años. Hoy en día la Sima de las Palomas es indudablemente el yacimiento del Hombre de Neanderthal más importante del arco mediterráneo español y el segundo en importancia sobre el Hombre Fósil en la Península Ibérica. Diez años de excavaciones paleoantropológicas han sacado a la luz la presencia de al menos 8 individuos del Hombre de Neanderthal representados por un
centenar de huesos y dientes, después del hallazgo del primer fósil humano por un espeleólogo en 1991. La labor científica de excavación paleoantropológica e investigación del Cuaternario está siendo realizada por el profesor Dr. Michael Walker y sus colaboradores científicos nacionales e internacionales.
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