Turismo Xavi

  • May 2020
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I.

TURISMO E INTERCULTURALIDAD

I.1. PLURICULTURALIDAD E INTERCULTURALIDAD Hoy cuando estamos en el inicio de un nuevo milenio, y en una realidad planetaria marcada por la globalización y el imperio del mercado, la necesidad de la construcción de sociedades interculturales, sustentadas en la riqueza de la diversidad y en el respeto a la diferencia, constituye sin lugar a dudas, en realidades como la de nuestro país, uno de los temas centrales de discusión actual, no sólo teórica, sino sobre todo, un requerimiento para la supervivencia pacífica de nuestras sociedades y para la perspectiva de su desarrollo futuro. Existe, cuando se aborda la cuestión de la interculturalidad, generalmente un equívoco que es común, considerar la pruriculturalidad como sinónimo de interculturalidad; y eso está presente no sólo en las conceptualizaciones que se hacen al respecto, sino fundamentalmente en el desarrollo de nuestras prácticas sociales o políticas, pues a veces se piensa que desde la educación, la salud, el turismo, el trabajo popular, etc., se está realizando un trabajo intercultural, cuando para que eso sea realidad falta nutrirlo de una dimensión política más clara; de ahí, la necesidad de hacer una sencilla aclaración sobre sus distintas significaciones y sentidos. Una de las afirmaciones más comunes, es la de referirnos y reconocernos como países diversos y pluriculturales, debido a que en el interior de nuestros espacios geográficos, sociales y políticos, conviven culturas múltiples, con identidades propias y diferenciadas, las mismas que constituyen nuestra mayor y verdadera riqueza. Efectivamente la diversidad es riqueza que se expresa en múltiples formas, desde la propia estructura biológica, ecológica y geográfica de nuestros países, pero sobre todo, por nuestra rica diversidad socio-cultural. La diversidad biológica, social, cultural, ha sido la clave misma del desarrollo de la humanidad y de la propia vida, y es a su vez esa misma diversidad la garantía de su supervivencia futura. La diversidad es, en consecuencia, una respuesta política a los imaginarios construidos desde el poder que inculcan, especialmente en la actual fase de globalización y planetarización del mercado, perspectivas homogeneizantes, totalizadoras y universalizantes, que buscan ser mostradas, como paradigmas incuestionables, como símbolos de un nuevo sentido, y como únicos y posibles valores y caminos a seguir para garantizar nuestro futuro; en realidad de lo que se trata es que entendamos que la verdadera riqueza de nuestras sociedades (más si pensamos desde el turismo) y la garantía de su futuro; en realidad de lo que se trata es que entendamos que la verdadera riqueza de nuestras sociedades (más si pensamos desde el turismo) y la garantía de su futuro, está en la pluralidad, en la particfularidad, en la multiplicidad y la diferencia. El problema está cuando igualmente se cree equivocadamente, que por la sola existencia y constatación de esa rica diversidad, ya seamos sociedades interculturales. Efectivamente, cuando hablamos de pluriculturalidad, hablamos de la existencia real y concreta de diversas identidades y culturas. En ese sentido, la pluriculturalidad, es una realidad objetiva existentes, pero de ninguna manera puede pensarse que la sola coexistencia de diferentes culturas, significa que exista ya una sociedad intercultural.

I.2. SOCDIEDADES INTERCULTURALES Interculturalidad, significa “entre culturas”, es decir, relaciones, interacciones (cosa predominante y básica en la actividad turística): interculralidad no es simple coexistencia de culturas diferentes, sino la convivencia de éstas en su diferencia, y la convivencia solo es posible desde la vivencia de la propia vida cotidiana entre diversos pueblos culturalmente diferenciados y con sentidos propios y distintos de la existencia. Implica encuentros dialogales y una continua relación de alteridad entre sujetos concretos, entre seres humanos provistos de visiones distintas del mundo, entre los que se producen intercambios simbólicos, de significados y sentidos; por ello y a diferencia de la pruriculturalidad, que es un hecho fácilmente contrastable, la interculturalidad, es una realidad que aún no existe, pues se trata de un proceso a alcanzar, un proceso que para que exista debe ser construido. Entender la interculturalidad como construcción significa verla no como atributo casi “natural” de las sociedades y culturas, ni como una mera invención arbitraria, sino, que es necesario no olvidar el carácter social que ésta tiene, pues es resultante de prácticas y acciones sociales concretas y conscientes que llevan adelante sujetos sociales, políticos e históricos igualmente concretos. La interculturalidad es resultante de la dialéctica de un proceso social de construcción simbólica, en el cual se expresa la conciencia, la voluntad, la creatividad, los imaginarios sociales, las representaciones, las esperanzas, los sueños y las utopías de diversos actores, que en un determinado momento de la historia, buscan la construcción de un nuevo sentido de la existencia, para establecer una interacción simbólica con otras identidades diferenciadas, en la perspectiva de un modelo de vida que haga posible respetar, tolerar y convivir con la diferencia y la libertad necesaria para que cada uno puedo construir sus propios proyectos de presente y de futuro. En el proceso de construcción de la interculturalidad, se expresa una dialéctica entre la pertenencia y la diferenciación, entre la identidad y la alteridad, entre la mismidad y la otredad. La diversidad de prácticas de los distintos actores sociales en la búsqueda de sus significaciones simbólicas y sentidos, ha hecho posible un avance en el proceso de reafirmación de las diversas identidades, que trabajan en la búsqueda de la interculturalidad, de ahí que el proceso de construcción de la interculturalidad, empieza por la autoafirmación de nuestras propias identidades, que se forman destacando tanto lo propio como las diferencias. Es importante el lograr saber qué es lo que somos y qué es lo que nos diferencia de los otros, para a partir de allí poder entrar en una relación en la que debemos vivir la dialéctica de la alteridad como condición insustituible de la interculturalidad, que hace posible el encuentro, la negociación y el diálogo con los otros, pero en condiciones de igualdad y de respeto. El proceso de construcción de la interculturalidad, hace necesario un momento para acentuar las diversidades, para reafirmar tanto las pertenencias, como los elementos diversos y diferenciadores unos de otros, para a partir de allí lograr la valorización de unos y de otros en sus especificaciones, pues sólo conociendo bien qué es lo que somos

y lo que queremos como proyecto histórico estamos en condiciones de conocer y respetar a los otros. El encuentro dialogal, la alteridad con el “otro”, nos conduce a un nuevo momento importante de este proceso, el conocimiento y re-conocimiento del otro. A saber que este existe y es diferentes, como paso necesario para avanzar hacia su valoración y respeto en su propia diferencia y especificidad, para respetar el otro y su diferencia, primero hay que conocerlo y re-conocerlo, ya que muy difícilmente se puede respetar a quien se ignora, a quien no se lo conoce y se re-conoce como diferente. Por ello es fundamental conocer y reconocer las otras culturas, la rica diversidad pluricultural de nuestra realidad, conocer cuáles son sus especificidades y qué las hace diferentes, pero a su vez a reconocer la dimensión de universalidad que estas tienen, principio que se sustenta en un principio de diversidad y diferencia; la interculturalidad en consecuencia, se sustenta en un principio de igualdad de lo humano, pero sostenido en la diferencia, cuyo conocimiento es el camino para transformar las valoraciones e imaginarios esteriotipados y prejuiciados, las percepciones negativas que tenemos sobre aquellos que son diferentes. 1.3 IDENTIDAD Y DIFERENCIA Tradicionalmente el concepto de identidad constituye el concepto central del reconocimiento de una cultura, un pueblo o una nación. Desde este punto de vista, los trabajos de investigación en el campo cultural, generalmente se inician buscando la identidad, y de esta manera se puede generalizar a propósito de ciertos valores, tradiciones o conductas para ponerlos como elementos que so comunes y a través de los cuales se reconoce un grupo social determinado. Sin embargo esta noción se ha vuelto más compleja dado que los valores que impuso Europa en el siglo XIX como universales, hoy en día son cuestionados y no se acepta que constituyan el valor universal que otorgue sentido y concreción a un valor particular, desde su propia particularidad, el que puede surgir a la universalidad. Lo anterior significa que los valores no se encuentran determinados, sino que son creados, inventados según un conjunto de condiciones y circunstancias que permiten su surgimiento. En consecuencia, la vieja noción de identidad que miraba únicamente al pasado como lo permanente e invariable, perdió validez y debe ser reargumentada para que adquiera un nuevo sentido, o es necesario, definitivamente, buscar un concepto nuevo. Desde esta perspectiva el concepto de identidad cultural actual resulta muy complejo. La identidad cultural como mirada al pasado, oculta el presente de una cultura y se convierte en un concepto muy limitado y peligrosamente excluye dado que ve en las otras culturas elementos perturbadores, de su propia esencia y por consiguiente como algo que debe ser marginado y eventualmente suprimido. Este concepto de identidad cultural se halla en las raíces del pensamiento, por ejemplo, de la extrema derecha en Europa, fundado en la xenofobia y el nacionalismo excluyente. Es el caso de Le Pen en Francia, y el del movimiento neonazi en Alemania. Es en este mismo momento de la guerra contra “el eje del mal”, países y pueblos que se consideran diferentes son criminalmente atacados tras la máscara de una guerra por la libertad y la democracia,

los países árabes, en su mayoría musulmanes son ahora víctimas de la xenofobia y esquizofrenia de la administración estadounidense y británica. Por otra parte, si la noción de identidad cultural esgrime esos problemas que dificultan la comprensión de la noción de cultura, el concepto de diferencia que siempre ha estado en el opuesto de la identidad (ya sea para ser excluida o para ser considerada como elemento necesario que permite el surgimiento de la identidad) también presenta problemas, pues a pesar que la diferencia nos permite concebir la cultura de manera dinámica y cambiante, también es un concepto muy limitado para las posibilidades de comprender lo que es la cultura. Esto, debido a que hoy nos sabemos pertenecientes a una o varias culturas, o por lo menos participar de varias de ellas, más aún, que se supone somos transculturales, o como dice García Canclini, somos nómadas de la cultura, pero por otro lado, también puede ser un elemento que justifica la exclusión. Frente a este panorama el concepto de identidad (tan traído, citado, manejado y siempre calificado como el concepto fundamental para la comprensión de lo que es una cultura), debe ser repensado, dado que sigue explicando una noción de cultura que tenía validez porque era la afirmación contra otras manifestaciones. Pero actualmente, y en razón a los cambios que se han presentado dentro de sus culturas, la noción de identidad no solamente es restringida, sino, peligrosamente excluyente. Estos dos conceptos, identidad y diferencia, siempre han estado juntos, pero generalmente con el ánimo de excluirse. Es decir, quienes plantean la identidad, generalmente excluyen la diferencia y excluyen a los no idénticos, a los que no son como ellos. Veamos más de cerca el concepto de identidad tal y como es utilizado desde la lógica formal, lo que el concepto de identidad quiere decir, para después ver si eso es lo que nosotros entendemos por identidad cultural, y si eso es lo que queremos que se entienda cuando se habla de identidad cultural, (ya que no podemos pretender que el concepto diga una cosa y juguemos a que queremos decir otra cosa), porque cuando hablamos de algo utilizando los conceptos equivocados, estamos perdiendo posibilidades de comunicarnos, posibilidades de saber quiénes somos, dónde estamos y qué queremos decir. En la lógica formal decimos que A = A, esto quiere decir que A es idéntica si misma. Pero ahí empieza el problema: Qué es sí mismo?, cual es el contenido de ese sí mismo?, cuando decimos que la cultura X es idéntica a sí misma?, qué es ese sí mismo?. Quiere decir siempre que tiene un contenido que lo hace ser eso, un eso específico y ese eso es idéntico, es inmodificable, permanece igual. Ello le permite identificarse dado que permanece. Esa es la identidad?. Si se presenta un cambio se pierde la identidad. Una cultura es idéntica en la medida que pueda ser identificada con unos valores, con unas costumbres, con unas conductas que se supone permanecen?. Pero qué es lo que permanece, qué es lo que está, cuál es el contenido que siempre está allí, que corresponde a unas costumbres o a unas tradiciones o a unos valores, etc.? Y qué podemos decir que permanece?. Pero además podemos decir por el solo prurito de lo tradicional, podemos dejar de lado lo que se hace en un presente?. Esta permanente referencia a valores con los cuales teóricamente una cultura se identifica y que desde el pasado ilustran el deber ser de las conductas en el presente.

Ello ha llevado a situaciones paradójicas de presentar las crisis sociales como resultado de la pérdida de esos valores, como si esos valores se encontraran por fuera de un mundo y no fueran los generadores de conductas que por definición no son ni buenas ni malas, y en consecuencia pueden ser constructivas o destructivas. Entonces la identidad tiene, desde este ángulo de análisis, un contenido especifico, y a partir de ese contenido, se repiten valores, costumbres, tradiciones, etc., con los cuales se presenta una identidad. En este sentido la identidad debe ser una cosa con esos contenidos, con características determinadas y así lo que está por fuera de esos contenidos específicos y determinados, es dejado de lado, y por eso la práctica de conductas, ya sea total o parcialmente diferentes con relación a lo establecido, dejan a la persona o el grupo de personas que practican al margen y sin posibilidad de ser o de pertenecer al grupo. Por eso, quiérase o no, hablar de identidad como propio a partir del cual se es o a partir del cual una cultura es, necesariamente exige aceptar, por lo menos, la posibilidad de la exclusión, tal y como lo mencionamos antes. El concepto de identidad lleva también otras nociones implícitas muy estimadas por todos nosotros desde la revolución Francesa, tales como el concepto de igualdad y el concepto de unidad. Qué es la unidad?. En primer lugar se opone a la diversidad, no tiene partes, la unidad es monolítica y por eso no cambia, permanece sin variaciones, es única e invariable y desde ese punto de vista no requiere de contextualizad. Porqué no requiere de contextualizad?. Porque la unidad que es idéntica a si misma se explica desde y por sí misma. No es necesario explicarla, porque lo que dice es la prueba de su unidad y lo que explica es a partir de la unidad. Desde este punto de vista se puede decir que la identidad se presenta como el máximo valor cultural, en verdad se afirma una cultura ahistórica y no cambiante debido a la falta de contextos. Una cultura vista en esos términos sería siempre igual y en principio no sufriría transformaciones. Por su parte la noción de igualdad que en muchos aspectos resulta sinónima de identidad, tiene una variante en su uso cotidiano, y es que la igualdad se da entre dos o más cosas idénticas. Cuando hablo de igualdad, en términos generales, no es lógica formal, estoy hablando de por lo menos dos, lo cual supone una intercambiabilidad entre los objetos, los valores o las personas que pertenecen a esa cultura, o con las que se declara igual. Desde ese punto de vista podría decirse, entonces, que se puede escoger en esa intercambiabilidad cualquiera de los valores como igual a otro, cualquiera de los intercambiables. Históricamente sólo una sociedad se presentó de ese modo y es la única sociedad realmente igualitaria que ha habido en la historia de la humanidad: la sociedad de clanes. Sólo donde existieron los clanes pudo existir la Ley del Talión, según la cual “ojo por ojo, diente por diente”, pero ello no es sino una parte de la Ley del Talión. Lo importante de esta ley es otra distinta del ojo por ojo y diente por diente: lo importante, es que yo puedo ejercer venganza sobre cualquiera del clan porque todos son iguales, no sobre quien me ofendió a mí directamente, sino sobre cualquiera, pues todos son del mismo clan. Esa es una verdadero sociedad igualitaria donde los individuos que pertenecen al mismo clan son iguales y por consiguiente intercambiables (hacemos referencia a este tipo de sociedad, única y exclusivamente, para mostrar lo que quiere

decir realmente intercambiabilidad cuando se habla de igualdad entre los individuos que pertenecen a un mismo grupo) Lo que se debe tener claro, en todo caso, es que cuando hablamos de identidad cultural, estamos hablando de ese concepto que es restringido y limitado. Es limitado porque se encuentra circunscrito a una unidad cerrada a partir de la cual él mismo se define. Además que cuando hablamos de esa cultura, pretende agotarla en algo dado que no se modifica, que es estático, que es unitario y pretende ser totalitario en cuanto a totalidad se refiere y que políticamente puede ser y es restrictivo y excluyente dado que no deja nada por fuera de él, y así se ha mostrado históricamente. Hay otro concepto con el cual nos encontramos cuando identificamos ciertas tradiciones, y ciertos valores con una cultura: el concepto de origen. La noción de origen es una noción muy particular, porque tiene un origen judeo-cristiano. Es una noción, en consecuencia, de carácter religioso, que ha perneado todo el saber occidental, hasta el punto que todo saber que se respete en occidente – llámese física, matemáticas, filosofía, etc -, tiene origen y se le otorga una explicación desde su origen. Y al tener origen se considera que tiene validez, más aún, los cambios que se producen en ese saber se4 justifican a partir de la noción de origen. Pero en sentido estricto, ¿qué es lo que significa origen?. El origen es la idea según la cual antes del surgimiento de4 un saber determinado, no hay nada que tenga relación con ese saber, que antes de eso sólo existía el caos. El Génesis lo dice: en el origen era el caos y Dios puso el orden. Es allí donde surge esta noción, y por eso siempre aparece otorgada por los dioses, o como perteneciente a una tradición que siempre ha estado allí. De esta manera justificamos y fundamentamos los valores y los saberes en función del origen. Así cuando se piensa en lo tradicional y en los valores culturales se los piensa generalmente desde la noción de origen. Es decir, como si hubieran sido creados por los dioses o como si fueran atemporales. En las culturas míticas donde existe el mito, ¿qué es lo que se hace?. Lo que se hace es, por ejemplo, en la siembra del maíz, no es sembrar el maíz, sino sembrar el maíz como el Dios lo dijo y lo enseñó. De esa manera se realiza el mito, y si el mito se realiza tal y como dice el ritual la cosecha será buena, y si la cosecha resulta mala es porque en alguna parte se falló en el ejercicio del ritual. Pero en sociedades donde el mito ha sido exorcizado y ha sido reemplazado por la verdad del método y por el lenguaje científico y además tenemos “científicos sociales” y “científicos culturales” que saben como “encontrar la verdad”; en esas sociedades, o sea en Occidente, nos hablan de valores y tradiciones culturales como si fueran mitos de origen en el sentido que las tradiciones y valores aparecen dados desde un principio con todas o casi todas sus características, o en el mejor de los casos como algo que tuvo un proceso hasta un momento y por razones desconocidas se interrumpió o llegó a su máximo desarrollo y no sabemos muy bien porqué no continuó transformándose. Preguntémosle a la mayoría de folckloristas a ver si no consideran que un albazo, un sanjuanito o cualquier otro de nuestros ritmos musicales está hecho, está terminado y no tiene ni debe tener ningún cambio. Es como si ha alguien se le hubiera ocurrido interpretarlo y lo tocó de manera definitiva, para siempre, y al mismo tiempo como si alguien al escucharlo se le hubiera ocurrido bailarlo de la única manera como era posible bailarlo. El resultado es que no puede modificársele nada, porque nunca él

mismo se transformó, o si el algún período tuvo alguna transformación, después llegó a la perfección. Es como si un Dios lo hubiera interpretado de manera definitiva y una Diosa lo hubiera danzado, y por esa razón es intrasformable Pero no solamente es la música y la danza. Lo mismo sucede con los rituales y especialmente con los valores, donde al no haber abandonado el lenguaje romántico del siglo XVIII, según el cual hubo una época en la historia en que fuimos buenos y por razones desconocidas nos alejamos de los valores y al alejarnos de ellos nos volvimos malos, nos volvimos violentos, pero si volvemos a los valores entonces volveríamos a ser buenos. Es decir, los seres humanos cambian para mal, pero si vuelven a los valores se vuelven buenos. Es decir, los seres humanos cambian para mal, pero si vuelven a los valores de vuelven buenos. Es muy clara la ideología que se encuentra detrás de esta propuesta, y de acuerdo con ella, todo debe permanecer tal y como existe. Pasemos entonces al concepto de diferencia a ver si nos satisface más esa noción. Aceptamos el planteamiento de Hegel según el cual la diferencia es lo que me permite ser, porque es lo otro de mi. La noción de diferencia conlleva tres nociones –entre otras muchas- que nos interesan: alteridad, diversidad y necesidad. La alteridad requiere por lo menos de dos elementos que se diferencien. Eso ya es bastante, si se considera que la identidad tal y como lo hemos visto, por principio, desde un punto de vista lógico y formal, no requiere de otro. En cambio en la alteridad que es parte consubstancial de la diferencia se requiere por lo menos de dos términos. Dos elementos que se diferencien y en el que cada uno esté frente al otro y es por el otro. El otro es diferente pero necesario para que el uno sea. Por eso partir del principio de la diferencia es partir de un principio que no permite la exclusión en ningún momento. La diferencia es reconocer al otro, y en ese sentido no puede haber exclusión, porque la exclusión del otro implica inmediatamente la supresión del uno. El otro concepto incluido allí es la diversidad. La diferencia no solamente es diferente, valga la redundancia, no solamente es diferente externamente, sino que la diferencia también permite diferencias internas. Estas diferencias internas son la diversidad. En la diversidad no hay una unidad invariable. Al contrario, hay un conjunto de elementos constitutivos que son diversos, es decir que son disímiles, que pueden ser desiguales y en su conjunto constituyen el concepto: su diversidad, su disimilitud. Desde esta ángulo la diversidad permite comprender la cultura con diferencias, con diferencias internas, con variaciones y desde ese punto de vista podemos hablar de regiones culturales. Pero también podemos hablar de diferencias dentro de una misma cultura, dentro de una misma región cultural. La diferencia también opera entre individuos que integran una comunidad y, en consecuencia, no necesariamente asumen lo valores culturales de manera idéntica a como otra persona los asume. Por el contrario, tal y como lo hemos visto, el concepto de identidad supone que todos asumimos los valores culturales de la misma manera. Pensamos que la experiencia nos muestra lo contrario. Tenemos entonces identidad y tenemos diferencia, pero así como la identidad nos permite la comprensión de la cultura como algo estático e inmodificable que es autosuficiente y sin contexto, la noción de diferencia aunque nos otorga la posibilidad de comprender una cultura móvil y en transformación, nos la presenta de todos modos

totalizante y con relaciones necesarias entre las partes que la constituyen. La diferencia de todos modos, es un concepto donde las partes constitutivas son necesarias las unas a las otras, en la que el todo es la parte y la parte es el todo. La diferencia tampoco logra explicar la mayor o menor pertenencia de los individuos a una cultura. Explica que hay posibilidad de diversidades, pero no puede explicar la mayor o menor pertenencia debido a que los elementos que la constituyen son necesarios. Aquí nos encontramos con el tercer concepto: la necesidad. La necesidad es en la lógica dialéctica una de las nociones fundamentales, dado que explica la manera como los elementos constitutivos de cualquier concepto o en general cualquier concreción del pensamiento en el mundo, está constituida por elementos que son necesarios entre sí conformando una interdependencia de carácter interno, la cual conforma el concepto y su realización. Desde este punto de vista entonces, no es posible explicar que existan elementos que se encuentren por fuera de la totalidad constitutiva y en consecuencia no puede hablarse de mayor o menor pertenencia a una cultura. No puede explicar tampoco la posibilidad de entrar o salir de una cultura o de pertenecer más o menos a una cultura. A nivel micro, en la escala de una región o de un barrio por ejemplo, se pertenece en todo o en parte –unos más, otros menos- a un conjunto de valores culturales y se está o se actúa y se tiene conductas que corresponden –unas personas más, otras personas menos- con ciertos valores culturales. También en una escala intermedia, entendiendo por tal lo nacional, sucede lo mismo con otros valores y otros conceptos, y a nivel macro es claro que hoy nos identificamos con muchos valores y principios que son de carácter internacional. En ese sentido podemos decir que si bien es cierto que hay algunas personas que han tenido posibilidades desde pequeños de participar y asimilar dos culturas, también es cierto que hay en día, para ser multicultural, no es necesario pertenecer por factores excepcionales a dos culturas, como lo puede ser un indígena ecuatoriano. Esto porque hoy los medios de comunicación especialmente, y actividades con el ecoturismo específicamente, nos acercan a múltiples culturas con las cuales encontramos relaciones y diferencias, pero también interés, admiración deseo por tener un mayor conocimiento y ánimo de poder participar en ella, y como dice Daniel Siboni en su texto titulado “Entre deux”: hoy se reclama el derecho a la diferencia, pero también se reclama el derecho de parecerse4 a otro o a otros. Entramos y salimos de una cultura sin mayor dificultad: queremos nuestra independencia, pero también queremos nuestra pertenencia. 1.4 LOS PROCESOS CULTURALES

DE

CREACION

COLECTIVA Y LOS

ENFOQUES

Los hechos folklóricos son colectivos, pues pertenecen a una sociedad que los transmite por tradición con fuerza y vivacidad a través del tiempo. Son populares, por cuanto se convierten en el patrimonio más querido de los pueblos. Son espontáneos o naturales, pues se expresan en forma oral y no reflexiva. Son funcionales, porque se identifican con la vida espiritual, material, social y económica de la comunidad. Son regionales, por cuanto se localizan en una determinada región y expresan los modos y circunstancias locales en una dimensión de espacio de relación universal.

Adquieren anonimato, por cuanto al pasar de individuo y de generación en generación, sus orígenes se van perdiendo hasta desaparecer completamente. Son hechos vigentes, porque a pesar de aparecer como supervivencias tradicionales, se manifiestan con todo vigor y fuerza en la sociedad, que los considera como frutos de aquella herencia ancestral del pasado. Una de las formas de indagar acerca de los procesos de creación colectiva es el abordaje del estudio del folklore. La multivariedad de alternativas que dicha empresa implica se halla demostrada en los profundos y omnipresentes debates teóricos, metodológicos y epistemológicos que caracterizan al pasado y el presente de la ciencia folklórica. No es nuestra intención, ni resultará de utilidad, ahondar en el análisis de esta problemática. A los fines del presente trabajo, consideramos oportuno limitarnos al tratamiento de los aportes tributados por los dos enfoques culturales con mayor presencia en nuestro país: la teoría clásica y las nuevas perspectivas culturales. 1.4.1

DESDE LA TEORIA CLASICA DEL FOLKLORE

Esta visión antropológica de la teoría clásica del folklore marcó rumbo en el Ecuador a lo largo de los últimos 50 años. Para la mencionada escuela, el folklore debe ser analizado desde una doble perspectiva: el sujeto portador, y, el hecho cultural en sí mismo. El núcleo de esta teoría sostiene la idea de que el fenómeno folklórico es un hecho cultural que se manifiesta en los grupos Fol. Y que responde a rasgos caracterizados que le dan fisonomía propia. Veamos lo que plantean al respecto dos de los máximos representantes de la escuela. Dice Cortazar: “folklore… es el cúmulo de fenómenos que cumple un lento proceso de asimilación en el seno de ciertos sectores humanos que hallamos “”pueblo”” deslindables dentro del ámbito de la sociedad civilizada contemporánea. Constituye un ejemplo cultural manifestación en todos los aspectos de la vida popular se adquiere y difunde o de experiencia, traducida en la palabra y el ejemplo, se colectiviza y logra ced a su condición funcional de satisfacer necesidades biológicas y dando perdura, tradicionalizándose a través de generaciones y esfumando su anonimato de sus creadores, por fin, como resultado del proceso, que se su sosegado ritmo popular secular, aparece típicamente localizado por el flujo de la naturaleza inmediata, que sustenta y suscribe la vida del conjunto”. Afirma: Jacovella: “Consideramos folklore, por excelencia, el patrimonio istente por tradición de los grupos de vida comunitaria e incluidos en las utilizadas y, secundariamente, los restos supervivientes del mismo, al perder su vida comunitaria y fundirse en la masa nacional”. En primera instancia, que los portadores del folklore son los grupos Fol., se trata de líneas generales, de sociedades campesinas que se desde el punto de vista cultural, en un sitio intermedio entre la sociedad urbana idades indígenas. Cortazar los define como sectores integrantes de la sociedad pero diferenciados de la clase industrial, ciudadana, y de la indígena por una los fundamentales. Se puede decir, en tal sentido, que los mencionados grupos común telúricos (tiene gran apego a la tierra) reducidos (pocos

integrantes, casi idos entre sí) aislados (geográfica y comunicativamente), centrípetos (miran ), con una fuerte noción de nosotros (homogéneos co pocas diferencias aptadores e interpretativos (toman bienes culturales externos), etc. Lugar, el fenómeno folklórico asume rasgos caracterizadores propios: popular a los grupos Fol.), tradicionales (es traspasado de generación en generación), satisface una necesidad) colectivo (está socialmente vigente), anónimo (no autor determinado), empírico (se adquiere por experiencia), oral (se transmite escrita), y regional (tiene matrices locales). Los clasificatorios, las especies folklóricas han sido ordenadas en tres secciones: Re material o ergológico (vivienda, indumentaria, medios de transporte, técnicas ias y de conservación y acondicionamiento, técnicas transformadores, etc.) Re social o sociológico (lenguaje, usos y costumbres, organización familiar, y ceremonias, etc.) Re espiritual y animológico formas literarias en verso o en prosa música y decoración, creencias y supersticiones, pasatiempos y juegos, saber etc.)

tallas y

De los aspectos precitados, la teoría clásica produjo aportes significativos en sus especialistas. Es así como danzas, artesanías, canciones, fiestas, poesías y entre muchos otros objetos de estudio, fueron analizados y descritos tanto en la diacrítica de sus orígenes y evolución, como desde la perspectiva sincrónica de social y su distribución regional. El ámbito particular que nos atañe, se han formulado recomendaciones precisas respecto de las relaciones entre folklore y turismo. Cortazar sugería lo siguiente: “Un primer paso sería incluir en los programas de curso para guías de turismo las nociones básicas de la ciencia del folklore con especial referencia a lo nacional y regional. En este rumbo habrá que exponer, analizar, describir y comentar aquellas experiencias folklóricas significativas que el turista puede percibir directa y personalmente como, por ejemplo, lo vinculado con la naturaleza, el trabajo, el rancho y su mundo, los usos y costumbres, las fiestas, el arte popular (poético, musical, coreaográfico), etc. Es de advertir que los objetos, seres, elementos de la naturaleza (montañas, lagunas, animales, plantas) no son mencionados por sí mismos, sino como puntos de referencia, supersticiones, leyendas, refranes, adivinanzas, tradiciones, cuentos, coplas, costumbres, etc.)” Otra categoría de materiales serían aquellos que es menester brindar al turista, no como simple comentario de lo que percibe, sino proporcionándoselos, a través de lo que puede ser narrado, explicado o sugerido (tradiciones históricas, cuentos, mitos y riquísimos aspectos del folklore religioso, mágico, supersticioso y artístico). Grabaciones y textos impresos pueden ser los medios adecuados. Por fin, varios son los materiales que, técnica y responsablemente preparados, pueden ser ofrecidos al viajero, como antologías, diapositivas, discos, grabaciones en casettes, mapas ilustrados, videos.

La divulgación turística del folklore nacional y regional asume así una significación que trasciende en mucho el mero carácter recreativo. Detrás de las apariencias puramente pintorescas y de pasatiempo que para el turista pueden significar un carnaval en Guaranda o la representación coreográfica de una fiesta indígena, el turismo como actividad social debe plantearse objetos que trasciendan semejantes limitación. Lo que el turista observa en estos no es circunstancial cuadro de divertimiento. Las culturas populares regionales, por el contrario, representan una instancia irrenunciable en la búsqueda de una identidad cultural consolidada. Pero si el turismo debe o no plantearse tales objetivos, depende no sólo del encuadramiento ideológico del cual se parta, sino también de la capacidad operativa para planificar y aplicar una política cultural pertinente. Precisamente, en el ámbito de la política cultural, a quienes nos preocupa la difusión y valoración del patrimonio folklórico, debemos reflexionar lo siguiente: toda acción turística que encarne el Estado debe partir de una investigación cuidadosa de los bienes naturales, materiales y espirituales a revalorar; de un calendario de las fiestas tradicionales, de los puntos de mayor concentración artesanal y folklórica; de los monumentos portadores de mensajes culturales del pasado. Sobre esta base se pueden elaborar los itinerarios turísticos y los proyectos de una “” puesta en valor”” necesarios para que ésta labor tengan un real sentido de fusión de la cultura popular. El turismo debe ser concebido como una actividad integral que comprende a la cultura y se transforma en su mejor medio de movilización operativa. A parte de generar empleos, servicios públicos, comercio, industrias, facilitan a gran número de personas (número que se incrementa cada vez más) el conocimiento de lugares, paisajes, costumbres, ceremonias, fiestas, monumentos, vestigios de las culturas indígenas y cuantos bienes atractivos encierran la vida popular. Orientar las agencias de turismo a fin de incluyan en sus excursiones las visitas a los talleres artesanales, los mercados y museos folklóricos y la organización de recorridos especiales con motivo de fiestas tradicionales, tarea que resultará efectiva en coordinación con las provincias y regiones deseosas de hacer conocer las riquezas de su patrimonio. De modo que las contribuciones que la teoría clásica del folklore puede realizar a la actividad turística están concebidas en términos de la información y formación que los turistas pueden lograr e materia de conocimientos folklóricos, con el objetivo final de que más ella de vividenciarlos como eficaces atractivos turísticos, se los valores como entidades constitutivas de la cultura nacional. En este sentido, se aplica el saber antropológico de la cultura popular campesina y regional en situaciones extremas al grupo turístico, es decir, cuanto éste entra en contacto con un mundo cultural distinto que tiene que conocer, comprender y valorar. Esto no impide, no obstante, que se utilicen bienes folklóricos determinados (canciones, danzas, cuentos, adivinanzas, etc.). Aplicándolos dentro del propio grupo de turistas con el objeto de distracción y recreación del mismo. Pero esto no se debe hacer perder de vista la prioritaria finalidad humanística y política que asume la divulgación turística de las culturas regionales.

Por otra parte no debemos olvidar que el conocimiento antropológico de la cultura folklórica puede ser aplicado en función de las mismas sociedades Fol., toda vez que estas se constituyen en núcleos receptores de flujos turísticos. En situaciones de contacto cultural efectivo (mercados y ferias, fiestas y celebraciones, festivales, encuentros ocasionales, etc.) existen, como ya hemos visto, probabilidades concretas de conflicto como resultados de las visiones negativas que el otro experimente cada grupo. En estos casos en los que el turismo organizado y específicamente los “ingenieros” (diseñan, organizan, planifican, proyectan el ecoturismo) y su único representante “en viaje”, el guía de turismo, deben estar capacitados para asumir el papel de mediadores culturales, procurando que las relaciones interétnicas en marcha resulten experiencias auténticamente enriquecedoras. En síntesis la teoría del folklor puede brindar significativos aportes a una práctica turística comprendida con un proyecto nacional. Si dicha práctica se siente identificada con nociones tales como la democratización de la cultura o el regionalismo cultural, sabrá aprovechar las tributaciones de aquella teoría en la búsqueda de una meta compartida: la valorización de la cultura popular, el respeto por la diversidad cultural y la constitución de una cultura nacional integrada particularmente por las distintas expresiones regionales 1.4.2

DESDE LAS NUEVAS PERSPECTIVAS CULTURALES

El estudio del folklore también puede ser visto desde una perspectiva diferente. Una propuesta interesante, que se ha optado por denominar “nueva perspectiva cultural”, es aquella que parte de la idea de que el hecho folklórico no es un acontecer humano que exclusivamente se manifiesta en un tipo de sociedad denominada “Folk.”. Por el contrario, se rechaza abiertamente la existencia de personas “folklóricas” y “no folklóricas”, como lo postula, por ejemplo, la teoría clásica del folklore que acabamos de tratar. Esta tendencia desvincula el folklore de un sector social, un ámbito geográfico, o un tipo de objetos determinados, al tiempo que lo identifican con un comportamiento social especifico. La defensa de esta tesis afirma lo siguiente: “Tentativamente podríamos plantear como hipótesis que aquello a lo que denominamos folklore es una actitud permanente del ser humano, ya que responde a neesidades fundamentales del hombre, los cuales se dan en un determinado contexto cultural. Su conocimiento permite establecer cómo el individuo se vincula y participa de un grupo inmediato y a su vez de qué manera el grupo se relaciona con la sociedad”. Para su estudio deberá constituirse una doble encuadernación: el individuo identificándose con el grupo y éste diferenciándose del resto de la comunidad mediante la adopción de determinados comportamientos específicos. Todo ella al margen de lo no regulado institucionalmente, participando en forma espontánea y con voluntad, expresa o no, de la mencionada identificación. De convalidarse esta hipótesis, entonces el folklore seguirá teniendo objeto de análisis por tratarse de u proceso “i situ” en el hombre como ser social. No desaparecerá ni como postura humana ni como ciencia. Pueden acabarse determinados fenómenos particulares, pero no la actividad, la cual siempre renacerá en alguna forma y a través de nuevos fenómenos. En dicho contexto teórico, se atribuye el fenómeno folklórico

una significación fundamental: participar con los predecesores y los contemporáneos dentro de un grupo que se identifica en el seno de una cultura mayor más generalizada. La identificación tentativa que se propone desde esta perspectiva es la que sigue: “Folklore es un mensaje social con un contenido identificador-diferenciador, interpretable según el metacódigo no institucional vigente entre los sucesores sustitutivos de quienes lo generan”. La citada definición aparente una complejidad que no es tal. A grandes rasgos se refiere a lo siguiente: el fenómeno folklórico es u mensaje social, porque es u bien compartido por un grupo humano que lo crea, trasmite recrea y vivencia. Tiene contenido identificador-diferenciador, porque en primera instancia, brinda identidad al grupo que lo detenta. Tener identidad significa experimentar una noción de pertenencia a algo, en este caso el grupo que se integra. Pero a su vez, en la medida que el individuo se tiente integrado a un grupo y adquiere identidad, se diferencia de otros individuos que no integran su grupo, de otros grupos distintos, y de la sociedad en su conjunto, el mensaje es interpretable según mi metacódigo no institucional, porque el sistema de entendimiento que emplean los integrantes del grupo es un sistema que no responde a los códigos institucionales de la cultura oficial dominante en la sociedad en general, sino que se instrumenta desde el interior del propio grupo. En este sentido constituye u código paralelo de ahí su designación como metacódigo. Finalmente, está vigente entre los sucesores sustitutivos porque si bien un grupo puede generar comportamientos folklóricos determinados, ese grupo no es una identidad estática y cerrada, sino que posee la dinámica propia de toda actividad socio cultural y constituye un sistema abierto al ingreso y egreso constante de individuos. De esta forma los nuevos integrantes son sucesores sustitutivos de aquellos que dieron la vida al fenómeno folklórico dentro del grupo y eventualmente no pertenecen más al mismo. Las características más relevantes de esta perspectiva del fenómeno folklórico son las siguientes: 1. Se independiza el Folk de la clase social, consignándose su interdependencia con el folklore (Puesta en práctica del fenómeno). De este modo, lo folklórico no es reducido a un patrimonio exclusivo de las clases oprimidas, ni se observa de las relaciones asimétricas entre sectores dominados y dominantes de intereses contrapuestos, la única base posible de articulación del folklore. 2. Se otorga carácter significativo a las negociaciones y competencias establecidas a partir de la dinámica de las relaciones emergentes entre distintos grupos sociales que entran en contacto en la vida cotidiana respecto al grupo, se presta especial atención a su valor en función de la historia del sistema social, sus relaciones con el contexto, sus integrantes y la posible participación de un individuo en distintos grupos folklóricos. 3. Se privilegia el proceso de comunicación que plantea el mensaje con su circulación y las reglas sociales que lo gobiernan- en esta esfera. Se reconoce un espacio entre el código formal e impuesto y el informal y voluntario. Entre ambos códigos se plantea una relación dialéctica a partir de dos vertientes: la estructura social y la capacidad de generar cultura de todo tipo humano. 4. Se establece, respecto de la circulación, que la trasmisión del fenómeno no se produce necesariamente por vía generacional, sino que también lo hace por

medio de sucesores que se van sustituyendo en dicho proceso. Lo importante no es la secesión de progenitores comportamientos folklóricos. 5. Se reivindica la importancia del contexto de producción y significación del mensaje folklórico. En este sentido, los conceptos de actuación (performance) o patrones de uso de u fenómeno, y competencia o reglas sociales que lo rigen se convierten en categorías claves para comprenderlo. 6.

UNIDAD II INVENTARIO PARTICIPATIVO DEL PATRIMONIO CULTURAL OBJETIVOS •

Conocer las diversas técnicas de autodiagnóstico y de trabajo participativo, con miras a desarrollar actividades de inventario participativo de recursos culturales y de revitalización cultural en la comunidad.



Manejar los diversos instrumentos y técnicas de autodiagnóstico participativo y la metodología de la revitalización cultural. Evidenciar las relaciones entre la cultura y los elementos del sistema turístico.

CONTENIDOS • • • • 2.

El autodiagnóstico comunitario Pasos del autodiagnóstico y la planificación participativa Técnicas del autodiagnóstico El proceso y la Metodología de la Revitalización Cultural EL AUTODIAGNOSTICO PARTICIPATIVO Y LA REVITALIZACION CULTURAL

Partimos del análisis de la Planificación Participativa, en el cual se puede ver la planificación en una serie de pasos determinados en el llamado “cielo de trabajo”. 2.1.

LA PLANIFICACION PARTICIPATIVA

Toda Actividad humana que quiere ser realizada y con éxito, nos obliga a “PLANEARLA”. Un matrimonio, por ejemplo, no se hace de la “noche a la mañana”. Todo tiene un inicio, empieza probablemente por saber que ella le conviene a él y él a ella para acompañarse toda la vida y compartir un hogar, hacer una familia, etc, y a partir de esto, saber que quieren casarse. Luego vendrán, los preparativos para la boda; ceremonia, fiesta, pachanga, quien se encarga de qué cosa, que hay que comprar, cuanto hay que gastar, etc.

Una vez llegado el día, se realizarán las acciones previstas, a tal hora la ceremonia, a tal hora la fiesta, a tal hora el baile, en tal momento la música que las flores, que la ropa, que la movilización, que la comida, etc.; es decir se ejecuta lo planificado. Al siguiente día, la familia o los responsables de la boda, entre “qué lindo estuvo” y “qué bien salió”, comentan que el cura se atrasó, que las flores estaban bonitas, que el arroz salió medio duro, que se acabó todo el pastel, que la música estuvo buena, que menos mal no tomaron mucho, en fin…que estuvo lindo el matrimonio. Después de unos días, cuando ya las fotos están listas, las empiezan a ordenar según: los preparativos, la ceremonia, el baile, los novios, los padrinos, el traje, etc. En esta parte, cuando se revisa ya todo el matrimonio completo, empiezan a caer en cuenta que se debió haber hecho esto y no lo otro, que ahí no se debió haber comprado porque…, que el traje estuvo mal planchado, que se gastó mucho en licor, que para la próxima vez… Así teniendo una idea global de este matrimonio, la familia y/o cada uno de los participantes, habrá aprendido qué hacer, qué no hacer, cómo hacerlo mejor, porqué hacerlo de manera diferente, etc. Planificar es discutir. La planificación está elaborada por personas y para las personas, y se entiende como todo intento de trazar por adelantado un futuro deseado. Es la preparación de acciones mediante la formulación de instrucciones. El objetivo de la planificación es la anticipación de hechos para así reducir los riesgos del fracaso en el futuro. Sin embargo, se imagina usted?, contratando o pidiendo a alguien ajeno a la familia, inclusive, ajeno a nuestro grupo de amigos, para pedirle que “nos de preparando” un matrimonio?. Entonces no es cuestión sólo de planificar, sino, de que “los interesados” participen activamente de la planificación. Para ello hay que considerar que participar en las decisiones que afectan a la propia vida no es solamente una cuestión de capacidad sino más bien un derecho. Es decir, todos los hombres tienen el derecho de influir en las decisiones que les afectan. La planificación participativa supone también que un plan, como cualquiera otra actividad pública, sólo es legítimo cuanto es el producto de4 la negociación entre todos los interesados. Así, se cree y confía en la fuerza del grupo como el principal motor de la sociedad, porque compromete y motiva todos. La planificación participativa asegura a quien interviene, la posibilidad de que sus puntos de vista sean efectivamente considerados en las decisiones referentes a las acciones y sus objetivos. 2.2.1

EL TRABAJO ORDENADO

Decíamos al inicio, que todas las acciones deben ser bien hechas, pero siempre nos queda la inquietud sobre ¿cómo hacer que todo salga bien o lo mejor posible?. Para que esto suceda es necesario entonces, que se las planifique, lo cual no es sino, seguir un camino ordenado, que de principio a fin nos guíe el hacer. Uno de los peores males que tenemos es el de que frente a algún problema de la realidad que nos aqueja, hacemos lo que se nos ocurre en este rato, muchas de las veces nos

equivocamos, y las cosas que hacemos nos dan los resultados que esperábamos. Y es que la falta de organización de las tareas y de su realización, es decir el desorden, nos hacen perder el tiempo y los recursos, y al final, no se solucionan los problemas. Es necesario que el trabajo responda a un proceso sistemático. Para cada acción es necesario que sigamos unas etapas o fases ordenadas, y esto, antes y después de su realización. El conjunto de estas etapas es el llamado “ciclo de trabajo”, el mismo que nos guía cómo proceder en el trabajo social, por dónde empezar, por dónde se4guir y por dónde terminar.

2.2.2

LAS ETAPAS DEL CICLO DE TRABAJO

Dentro del ciclo de trabajo distinguimos las siguientes etapas: ETAPAS DEL CICLO DE TRABAJO

1

2

DIAGNOSTICO SISTEMATIZACION

Conocer los problemas de nuestra realidad

3 PLANIFICACION

Preparar las acciones para solucionar los problemas

Realizar las acciones planificadas

4 EJECUCION

Valorar las acciones que hemos realizado

5 EVALUACION

Reconstruir las experiencias de todo el proceso de trabajo

2.2.2.1: EL DIAGNOSTICO Es la primera etapa del ciclo de trabajo. Consiste en investigar los problemas que tenemos en la organización o en la realidad que nos rodea. De entre los muchos problemas que nos aquejan, elegimos por oden de importancia para la organización, un problema, recogemos información acerca del mismo y analizamos a fondo sus causas y consecuencias, sus relaciones con otros problemas, los conflictos que abarca, etc. 2.2.2.2.: LA PLANIFICACION Entendemos por planificación a la acción de preparar y organizar las acciones que nos parecen necesarias para enfrentarnos al problema que hemos seleccionado a través del diagnóstico. En esta etapa discutimos nuestros objetivos y elaboramos un plan. Este plan de acción debe incluir, entre otras, las siguientes fases: Diagnosticar las necesidades Determinar los objetivos Definir las metas Fijar las actividades a realizar

Precisar los recursos necesarios Asignar las responsabilidades Señalar los tiempos requeridos para las actividades Ejecutar las actividades previstas Evaluar las acciones realizadas. 2.2.2.3: LA EJECUCION La ejecución es la etapa central a la que apuntan las etapas anteriores y posteriores del ciclo de trabajo. Consiste en poner en práctica el plan de acción. Realizamos las acciones planteadas, utilizando los recursos que tenemos (o conseguimos) y cumpliendo los plazos que nos hemos fijado. En otras palabras, esta es la fase en que se hace realidad lo planificado. 2.2.2.4: LA EVALUACION Luego de la ejecución será necesario evaluar, lo cual significa reflexionar sobre lo positivo y lo negativo de las acciones que hemos realizado, en esta fase valoramos los resultados obtenidos y el proceso desarrollado. Se hace una crítica honesta de las actividades de los responsables, la forma de trabajo, el uso de los recursos, etc. Una evaluación completa es la que se hace permanentemente, durante la marcha del trabajo y no sólo sobre los resultados, de tal forma que se puedan corregir errores, evitar la repetición de problemas y cambiar el rumbo del proceso se es necesario. 2.2.2.5: LA SISTEMATIZACION Consiste en la reconstrucción del trabajo que hemos realizado, desde el diagnóstico del problema hasta la evaluación de las acciones. Con ella tratamos de llegar a una visión más global y profunda de nuestra práctica. Sistematizando nuestras experiencias podemos sacar conclusiones valiosas para trabajos futuros. Podríamos decir que la sistematización corresponde a una evaluación general de todo el proceso, y por lo tanto, se realiza generalmente al final del mismo. 2.2.3

EL CICLO COMO ORDEN LOGICO

Las etapas anotadas, responden a un orden lógico, es decir, hay necesariamente una etapa con la cual se inicia, las que continúan y una con la cual finaliza el ciclo de4 trabajo. Para empezar, hacemos un DIAGNOSTICO para poder planificar y mediante ello, ejecutar acciones adecuadas. Con los conocimientos del problema diagnosticado realizamos una PLANIFICACION, a través de lo cual preparamos las acciones necesarias. Teniendo un plan de acción ya elaborado, no resta sino, ponerlo en práctica a través de la EJECUCION. Para ejecutar algo es necesario tener conocimiento sobre el problema y un plan de actividades. Una vez que las acciones han sido ejecutadas, hacemos la EVALUACION, es decir, las valoramos comparando lo planificado con lo actuado.

Cumplidas las etapas anteriores, se realiza la SISTEMATIZACION, retomando los conocimiento del diagnóstico y reconstruyendo todo el proceso. Como vemos, la coherencia lógica de estas etapas obliga a mantener el orden propuesto, nos es posible alterar este orden, ya que una etapa es necesariamente la continuidad y el requisito para la sub siguiente. Pero hay algo más parecería que estas etapas tienen un inicio y un final, pero como la realidad cambia permanentemente y con ella los problemas de las personas, de tal suerte que el ciclo de la planificación se reinicia nuevamente para dar paso a la búsqueda de soluciones a los nuevos o siempre actuales problemas sociales. Podemos observar que la planificación es cíclica, se la ha planteado como una serie de etapas ordenadas lógicamente y que está llamada a cumplir un proceso permanente, sin principio ni fin, que tiene un sentido ascendente y en espiral. Es necesario aclarar también que este ciclo se puede4 aplicar a todas las actividades de la vida, sin embargo, cada etapa deberá tener la importancia que se merezca según las necesidades que se deben atender. 2.2.4

QUE NO ES PARTICIPATIVO?

La utilidad de la planificación siempre depende de la “imagen de la realidad” de la gente involucrada y no de la percepción de expertos externos. No es participativa cuando a un grupo humano se le “da viendo” su realidad, cuando se le “propone” (impone) lo que debe hacer, y cuando generalmente se fracasa. Pero y porqué?... veamos: • •

La información a disposición de los planificadores externos o locales (en todo caso siempre externos al grupo humano donde se planifica) es incierta o incompleta. La prevención del desarrollo futuro es limitada. Siempre resulta imposible predeterminar con certeza el futuro. Lo que crece y se mueve requiere espacio para desarrollarse. Tanto el tiempo disponible para elaborar un plan como el personal y los recursos financieros son limitados. El análisis es subjetivo, depende de las personas involucradas, de su nivel de conocimientos, de sus preferencias, de sus intereses.

• • • 2.2.

QUE ES EL AUTODIAGNOSTICO COMUNITARIO

Un diagnóstico comunitario o participativo consiste en el conocimiento que sobre un tema o problema desarrolla la propia población, a través de actividades organizadas y mediante el aprovechamiento del saber y de las experiencias de cada uno de los participantes, y por lo tanto es el extremo contrario de los diagnósticos impositivos y autoritarios. Mas adelante enunciaremos los pasos necesarios para un diagnóstico, aclarando desde ya que ellos serán solo indicativos, simples sugerencias de acción. Pero antes debemos llamar la atención sobre algunos puntos:

1. El diagnóstico jamás parte de cero. 2. Aprovechar la experiencia y el saber comunicarlo significa, entre otras cosas, recuperar la memoria colectiva. 3. El diagnóstico no solo posibilita el análisis de los problemas que vive el grupo, permite también valorizar los elementos positivos que existen.

Veamos punto por punto: Decimos que jamás parte de cero porque, un grupo humano nunca es totalmente ignorante de lo que le suceda, sabe más o menos, pero siempre sabe algo, los que saben partir de cero son los que practican los diagnósticos impositivos, se acercan a la población sin saber nada de ella, como si todo lo pudieran descubrir. En cambio la gente sabe lo que le pasa, primero que nada porque es ella la que vive las situaciones, es ella la que padece los problemas. Tal vez no tenga en claro muchas causas, quizá dé interpretaciones parciales y a veces erróneas a lo que le sucede, pero es a ella a quien le suceden las cosas y no a aquellos que intentan interpretarlo todo desde afuera. Uno de los valores fundamentales del diagnóstico participativo, sino el fundamental, es que parte de la experiencia de la gente. Ese partir de la experiencia significa, decíamos, recuperar entre otras cosas, la memoria colectiva. La gente vive en comunidad pero en general recuerda lo que le pasó dentro de su familia, o lo que le sucedió a alguien en tanto individuo. Hay fechas muy precisas: los cumpleaños, los aniversarios, celebraciones familiares de todo tipo. Pero lo hemos indicado ya, con familias aisladas difícilmente se puede avanzar en un proceso de democratización comunitaria. Sucede que la gente comparte lugares, ciertos acontecimientos, que exceden el simple marco de la familia. Demos un ejemplo: En “Salinas”, una comunidad cercana a Guaranda, la población vive gracias a que durante largos y penosos años fueron capacitándose en la producción lechera y la elaboración de sus derivados, fueron ganados palmo a palmo los mercados del país, fueron logrados uno a uno los pocos servicios de que se goza actualmente. Y todo eso no lo hizo una organización nacional o internacional. Fue ella quién entregó vida y esfuerzos para crear un espacio humano. Pues bien, si uno se pone a recuperar nada más (ni nada menos) que esos esfuerzos, se encuentra con una enorme cantidad de hechos, de acontecimientos, de nombres, de seres que realizaron una labor inmensa. Así, el propio esfuerzo, los acontecimientos que marcaron la vida de todos, no son revalorizados, pasan a segundo término, en la memoria popular, cuando son ellos los que tendrían que constituirse en un punto central para la REFLEXIÓN SOBRE LA PROPIA SITUACIÓN. Aprovechar la memoria colectiva e individual permite recuperar lo que esencialmente ha ido constituyendo a una persona o a un grupo.

Esto último permite aclarar que ellos de que el diagnóstico no solo se dirige a identificar problemas de el grupo, sino a reconocer elementos positivos que puede señalarse en una comunidad el conocimiento, las experiencias, los recursos, materiales existentes para intentar una solución. Así el diagnóstico participativo aparece como una crítica y como una búsqueda de solución.

2.3

PASOS DEL AUTODIAGNÓSTICO PARTICIPATIVA

Y

LA

PLANIFICACION

Presentaremos un esquema general de pasos del diagnóstico que puedan aplicarse a cualquiera de las problemáticas de un grupo humano (Problemas sociales, cuestiones relacionadas al ecoturismo, agrícolas, de salud, educativas, etc.) 1. Identificación del problema o del tema a través de la jerarquización de los mismos. 2. Elaboración de un plan de diagnóstico (Información que poseemos, Información que necesitamos, Organización para la obtención de la información). 3. Recolección de la información 4. Procesamiento de la información 5. Socializar la información a través de la elaboración de algún tipo de documento o reunión, con los resultados del procesamiento y del análisis de la información. El esquema es realmente fácil de comprender y aplicar. Hay quienes opinan que es preferible dejar librado todo a la espontaneidad, ya que esos caminos encasillan a la gente y le quitan creatividad, nosotros no estamos de acuerdo, sobre todo cuando se trata de organizaciones más complejas. En todo caso habrá que pensar en simplificar de alguna manera esto o cualquier otro esquema, pero si no se realiza algo de manera metódica, sistemática, los resultados pueden ser muy pobres. 2.4.1

IDENTIFICACION DEL PROBLEMA O DEL TEMA

Implica seleccionar el problema que vamos a diagnosticar y precisar lo que sabemos y lo que necesitamos saber sobre él. Mediante la discusión amplia entre la población tratamos de llegar a un acuerdo. Al final formulamos un marco de análisis y una lista de preguntas claves que nos servirán de referente para todo el proceso. El problema o el tema a diagnosticar es siempre vivido por la población, todos tienen alguna experiencia de él. Sin embargo de lo que se trata ahora es de precisarlo le mejor posible y de llegar a un acuerdo sobre su importancia. Como partimos siempre de lo más inmediato, de la vida de todos los días es preciso recoger las impresiones de toda la gente, sobre tal o cual cuestión. Para eso puede apelarse a las asambleas o bien e la reunión de testimonios mediante el trabajo de un grupo designado para cumplir esa tarea.

La primera pregunta que debe aclararse a través de esos procedimientos es la siguiente: ¿Es problema para todos el problema?. ¿Es tema prioritario el tema? Si por ejemplo, estamos ante una falta de atención escolar en la zona, ¿tienen todos los padres la misma preocupación por la educación de sus hijos?. Si pretendemos revalorizar algún aspecto cultural, la acción por ejemplo, ¿hay acuerdo mayoritario sobre la necesidad de tratar ese tema?.

Partimos, pues, de lo más inmediato y de lo que interesa a la mayoría. Y siempre de lo más simple a lo más complejo. El diagnóstico no se dirige inicialmente a cuestiones que resultan abstractas a la población. Opera en primer lugar sobre lo que parece como importante en la vida de todos los días. Por eso el diagnóstico es una tarea continua, que se inicia con algunos ejercicios pequeños, los cuales se van aumentando a medida que aumenta el apoyo de la población. Identificar e problema significa, entonces, una primera precisión de lo que puede conducir a un diagnóstico, a partir del real interés de la gente. Cómo la población nunca está del todo equivocada, como sabe y no sabe; si adoptamos una actitud democrática, es necesario respetar las opciones sobre tal problema o tema, aún cuando desde afuera se pueda pensar en lo prioritario va por otro lado. Se trata de conocer cómo la gente explica el problema, ¿de qué forma? Lo sitúa dentro de la situación social, ¿qué causas? Cercanas o lejanas aparecen como determinantes. Los dos contextos fundamentales a analizar en este punto son: ¿Cómo la población explica el problema? ¿Cómo se lo explica desde el punto de vista de la situación social que vive el grupo? Dentro de los grupos hay siempre quienes se acercan a su explicación a lo planteado por la segunda propuesta. Es decir entre la misma gente están las opiniones subjetivas y objetivas, y ambas tienen valor. Del intercambio de opiniones puede surgir un primer informe que sintetice los dos primeros pasos del diagnóstico: datos sobre la manera de percibirlo y saber su alcance en sentido social más amplio. Los informes no son necesariamente escritos, pueden concretarse en aplicaciones cosa por cosa, en algún mensaje o a través de sistemas de alto parlantes, en asambleas, etc. Lo importante es tomar conciencia, en esta primera fase, de las características del problema del tema o de sus implicaciones para la vida de el grupo. Solo teniendo eso en claro es posible avanzar en el diagnóstico. Un problema o un tema nunca aparece solo. Se relaciona con otros y a menudo existe la tentación de y tratarlos todos. Cuando una organización es más compleja y ha adquirido cierto grado de consolidación. Es posible abordar más de un problema o tema. Pero para las fases iniciales de la capacitación en el diagnóstico es preferible trabajar sobre cuestiones más pequeñas, más circunscritas.

La jerarquización no proviene pues, de las características de los problemas en sí, sino de lo que la gente considera necesario, como importante para la vida de todos los días. En esta jerarquización no desaparecen los otros problemas. Se los deja apuntados para trabajos posteriores, se los toma como un horizonte que a la larga será necesario abordar. Esta tarea puede aplicarse todo lo que sea necesario hasta llegar, si se cuenta con el apoyo de la población aún en listado de4 la mayor parte de los problemas. 2.4.2

ELABORAR UN PLAN DE DIAGNOSTICO

Formulamos los objetivos del diagnóstico y preparamos diferentes actividades, tomando en cuenta las técnicas, los responsables, recursos, plazos, etc. Hay que insistir en la necesidad de mantener a toda costa la democratización, es preciso recordar que ésta se ejerce sobre todo en la toma de decisiones. Un error sería pretender, en nombre de la democratización que todos pueden hacer todo, o bien que no es necesario dividir tareas para llevar adelante un diagnóstico. En pocas palabras: se trata de sacar el máximo de provecho a quienes tienen habilidad para algún tipo de actividad y a quienes poseen mayores conocimientos y experiencias sobre algún problema o tema. Esto no significa que algún grupo se encargue de todo el diagnóstico, mientras el resto queda a la espera de los resultados. Todos pueden participar, pero en diferentes momentos y a distintos niveles. Cuando el diagnóstico es conducido por una organización, situación ideal derivada de un abandono de las formas puramente espontáneas, la distribución de tareas se facilita. Uno de los caminos más adecuados es la de la formación de subgrupos de trabajo especializados en algún punto. La constitución de los subgrupos no es algo voluntaria, se buscará en todos los pasos reunir a las personas que conozcan mejor el área de trabajo, ya sea por informaciones recibidas o por experiencias vividas. El primer caso consiste en volcar al comité toda la información y las experiencias que sus integrantes poseen. Esto permito un inicial acercamiento al problema o al tema a fin de organizarse para las fases siguientes, la reunión de la información. Un grupo determina los mecanismos a utilizar: búsqueda de documentos, entrevista, reuniones grupales, tallares de discusión. En todos los casos que se requiera la formalización de un ordenado sistema de acopio de información, sea a través de notas o de tablas donde se vaya volcando los datos. El subgrupo constituye un magnífico instrumento para desarrollar y liberar la capacidad expresiva de la gente. Muchas veces, en las asambleas existe el temor a expresarse ante una gran cantidad de gente. En cambio, en grupos más pequeños cuando todos deben volcar su saber y experiencia en los demás, se facilita la expresión verbal e incluso escrita, como los miembros del comité a su vez se distribuyen tareas, el cumplimiento de las mismas y la presentación de informes permiten un desarrollo de la capacidad expresiva que se traducen en una capacitación en las asambleas. El plan de diagnóstico debe considerar: •

QUE vamos a hacer

• • • • •

2.4.3

COMO, lo vamos a hacer, es decir las técnicas o procedimientos para obtener la información (entrevista, lectura de documento, encuesta, etc.) DONDE lo vamos a hacer, especificar las fuentes de información y lugares (testigos, especialistas, bibliotecas, archivos, etc.) QUIENES serán los responsables que se encargarán del trabajo (personas, comisiones) CON QUE, los recursos que se necesitan para hacerlo (equipos, materiales, dinero) CUANDO, determinar fechas, plazos.

RECOLECCION DE LA INFORMACION

Si el paso anterior está bien dado, este se facilita mucho. Los peores obstáculos son no saber qué información buscar, a quienes preguntar, como preguntar. Pasan aquí a primer plano los puntos que consideramos fundamentales al hablar de aquellos elementos de la vida de todos los días que la gente no suele tomar como valiosos. Estas informaciones las conseguimos en un contacto directo con la realidad y la gente, y mediante la lectura de documentos. Registramos todas las informaciones por escrito, con grabadora o de alguna otra manera. Esta parte del diagnóstico intensifica las relaciones al interior de el grupo, permite un acercamiento entre la gente, un intercambio de opiniones que va siempre ligado a la memoria individual y colectiva. Aún cuando peque un tanto de excesiva, la cantidad de información reunida siempre debe ser lo suficientemente amplia como para reflejar mayor cantidad de puntos de vista y de experiencias de la gente. Después habrá tiempo de seleccionar ciertos temas y dejar fuera otros. Aquí lo importante es el proceso mismo, el contacto cara a cara, la relación grupal, la representación de formas vividas de encarar un problema. La información no se refiere solo a lo que ha sucedido, también busca opiniones sobre el modo de resolver el problema. Sobre experiencias anteriores que tuvieron o no éxito. Así a la vez se reúnen datos sobre lo pasado, lo actual y lo posible. Como todo es importante el registro de la información ocupa aquí un lugar central. Dentro de los registros escritos, se debe tener en cuenta la importancia de llegar a acuerdos con el o los entrevistados sobre los puntos esenciales a anotar. Así, se indica que sobre tal tema ha sido sugerido esto o aquello, y sobre tal otro se relató una experiencia. De esta manera, la gente no solo ofrece datos, sino que participa directamente en el registro de los mismos. 2.2.4

PROCESAMIENTO DE LA INFORMACION

Procesar la información significa agrupar por temas, reflexionar sobre ella y sacar conclusiones. Una vez recogida la información, empieza su procesamiento. Es un trabajo de reflexión ordenada en que clasificamos, cuantificamos, relacionamos y problematizamos los datos. Buscamos así una visión globalizadora del problema y

problematizamos los datos. Buscamos así una visión globalizadota del problema y comprenderlo a fondo. Esto tiene dos momentos: • •

El trabajo dentro de los subgrupos La presentación e informes de los comités a la asamblea para una discusión general.

La agrupación por temas no encierra mayor dificultad, dado que cada subgrupo tuvo ya en claro desde el comienzo el objetivo de su investigación, es posible elaborar un esquema dentro del cual se ubiquen los diferentes asuntos. En esta fase se trata de abarcar toda la información recogida y reconocer aquellos puntos en que hay total coincidencia y aquellos en los que discrepa de la opinión general. Un diagnóstico debe reflejar en lo posible todos los puntos de vista de los miembros de un grupo. Esto abre paso a la fase siguiente: la reflexión. Pero ello es posible sobre a la luz de los fines perseguidos, a los cuales ya hemos aludido en puntos anteriores. Es decir, la reflexión es válida si se toma como punto de referencia un futuro al que se quiere llegar. De lo contrario, el diagnóstico desembocaría en un simple ejercicio de recopilación de información y de intercambio de experiencia. Si bien esto tiene valor, como lo hemos visto, el sentido final está en el intento de transformación de una situación dada. Según estos fines la información indicará los conceptos erróneos que sobre el problema o el tema existen; las limitaciones o las facilidades para encarar algún tipo de acción; las anteriores experiencias positivas o negativas, según el ejemplo que venimos dando, solucionar cuestiones educativas: el apoyo, o la falta de el, de la población, etc. El procesamiento de la información permitirá así lograr un panorama del estado actual del problema, de lo que sucedió en el pasado y de lo que podría hacerse en el futuro. Como ya indicamos, esto o termina en el seno de los subgrupos, sino que, como fase de reflexión, continúa en la asamblea. Como el tema general ha sido dividido en subtemas, según la cantidad de comités que fue posible formar, la presentación general permite articular toda la información. Previo a esto es posible realizar una reunión de representantes de subgrupos a fin de intercambiar los principales datos obtenidos. Ello permito coordinar esfuerzos dentro de la asamblea. La reflexión mediante sistemas de asambleas es más sencilla, sobre todo cuando no se las improvisa y se la trata coordinada y organizadamente. El trabajo en los subgrupos, la sistematización de lo que se va a presentar permite un ordenamiento realmente valioso para el trabajo organizativo. Ya no se trata de que alguien lance una propuesta y los demás aprueben o rechacen. Ahora son informes coherentes, productos de esfuerzos sistemáticos que se ofrecen a la reflexión. Lo importante en esta fase, es la visión de totalidad que pueden lograrse. Si las condiciones de los subgrupos que se apoyan por ejemplo, en relatos de experiencia vividas por la población, el informe final adquiere una fuerte presencia, se ofrece como lo que realmente es: un producto de la misma gente un resultado del esfuerzo participativo. 2.4.4

SOCIALIZACION DE LA INFORMACION

Es el último paso, para lo cual debemos elaborar algún material educativo, y a partir de ello discutimos los resultados con la gente involucrada. En esta discusión amplia tratamos de llegar a conclusiones sobre cómo atacar o resolver el problema que hemos diagnosticado. Dijimos anteriormente que la democratización de la información, dentro de los grupos es un paso fundamental para evitar la concentración del poder en unas pocas manos, los resultados del diagnóstico deben llegar a todo el mundo, de la manera más accesible y directa posible. En este sentido nada reemplazará el contacto cara a cara. Pero además de las charlas, es necesario contar con otras formas de comunicación, a fin de dar constancia del trabajo realizado y esto no solo a comunidad sino también a las instituciones ajenas a ellas. En general, cuando se intenta abrir un espacio fuera de el grupo, cuando se trata de negociar con el estado o con alguna institución privada o bien cuando se busca el apoyo de otras comunidades o de gremios, se parte de explicaciones un tanto impresionistas de algún tema o problema. Si en cambio, es precisamente un documento con el producto del diagnóstico, se parte de bases sólidas para iniciar una acción o para obtener un apoyo. Cuando decimos “documentos” no nos referimos solo a lo escrito. Un informe puede expresarse a través de diversos caminos. Los especialistas en comunicación hablan de que un proceso de este tipo no tiene valor sino que cuenta con un “retorno” de parte del precepto de la información. Esto quiere decir que en todo proceso diagnóstico debemos contar con la opinión, con los puntos de vista de quienes ofrecieron su apoyo, de quienes hicieron posible el trabajo, esto es, la población misma. El retorno consiste, pues, en la expresión de la manera en que la gente ve el producto del diagnóstico, directo, sea en asambleas, reuniones grupales o bien como parte de la presentación de una obra de teatro o de títeres, por dar algunos ejemplos. 2.5

TECNICAS DEL AUTODIAGNOSTICO PARTICIPATIVO

Cuando hacemos referencia a las técnicas, hablamos de las formas concretas de trabajo, el uso de determinados recursos, instrumentos o materiales. Las técnicas siempre se realizan en el marco de un método. Por método entendemos el camino o proceso a seguir para lograr los objetivos planteados, como es el caso del Método de Diagnóstico Participativo que acabamos de conocer. Las técnicas son los instrumentos que se utilizan para recolectar, sintetizar y analizar información de una forma apropiada y participativa. Es necesario que las técnicas estén de acuerdo a las características del diagnóstico participativo y de la educación popular en general. Por lo tanto será necesario que la selección de las técnicas se realice considerando los siguientes criterios: • • • •

Que posibilite la participación activa de los sujetos populares Que estimule procesos colectivos de educación, comunicación y organización, a partir de la vida cotidiana de la gente. Que estimule el diálogo y la reflexión crítica entre todos Que ayude a superar la apariencia de las cosas, y a entender la realidad en sus causas y consecuencias.

2.5.1

RECOMENDACIONES GENERALES

La selección de técnicas apropiadas dependerá de nuestros objetivos. Por eso necesitamos tener muy claro para qué sirven ciertas técnicas y para qué las queremos utilizar. Es necesario preparar el uso concreto de cada técnica. Para ello hay que considerar, a más del tiempo disponible, el número y las características de los participantes, sus valores, sus conocimientos, sus formas de comunicación. Las técnicas no son recetas. Siempre debemos adecuarlas y aplicarlas creativamente, de acuerdo a los participantes y a la situación especìfica.

Una sola técnica por lo general no es suficiente. Es importante que en el diagnóstico utilicemos una variedad de técnicas, según el caso: Gráficas: dibujos, murales, gráficos estadísticos, árbol social. Escritas: lluvia de ideas, encuestas, testimonios, análisis FODA. Corporales: sociodrama, mímica, juego de roles. Auditivas: entrevistas, reportajes. Visuales: fotos, sonovisos, video

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