Producción sustentable del tomate Por David Goldense27 de octubre, 2015
Sin importar el contexto o a cuál cultivo uno se dedica, la presión de producir más frutos con menos recursos ha llegado a ser uno de los retos más destacados de la agricultura hoy día. Alcanzar un sistema de producción de alto rendimiento y sustentable debe de ser la meta principal para cada agricultor con fin de mantener la competitividad en esta industria tan exigente. Dicha técnica es aquella que consigue el balance entre el cuidar al producto y al medio ambiente sin que perjudique demasiado a algún elemento del sistema, inclusive al personal, el suelo, y el vasto rango de recursos naturales que se emplean o se encuentran en el alrededor del campo.
Aunque pareciera que los grandes esfuerzos que se necesitan para desempeñar la producción sustentable o verde o ecológicamente amigable sonarían como una tarea extremadamente dura, al comparar costos y medir el potencial de rentabilidad, queda claro que son inversiones que valen la pena. Con este potencial de alcanzar nuevas alturas de calidad mientras se cuida del suelo, la agricultura sustentable es atractiva porque lo hace todo sin que ponga en peligro la factibilidad de la tierra en cuanto a producir a largo plazo.
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Victor Olalde Portugal, especialista de microbiología agrícola e investigador para Cinvestav en Guanajuato, ha elaborado varios estudios de las ventajas de tratamientos biológicos en el manejo del suelo, con enfoque especial en las plantas de tomate. Él postula que las enfermedades de los cultivos, como el infame fusarium, se deben a la pérdida del equilibrio natural del suelo, lo que ocurre al fertilizar en exceso lo que cambia el metabolismo de la planta y su capacidad de solubilizar los nutrientes necesarios para crecer. Acosenja emplear los microorganismos nativos del suelo como los hongos micorrízicos o el control biológico para reestablecer esa relación natural y fundamental entre planta y suelo.
Las micorrizas contribuyen al uso más eficaz del agua y aumentan el vigor de la planta para aguantar condiciones de sequía u otra escasez. Llevar a cabo este equilibrio consta un reforzamiento total de la defensa natural de la planta con resultados impresionantes. El investigador de Cinvestav concluyó que las micorrizas o igualan o amplían los rendimientos hasta 70%. De manera correspondiente, se redujo la necesidad de aplicaciones de fertilizantes a base de fósforo hasta 50% menos. Equipar la planta para que tenga su propia defensa natural es útil para combatir algunas de las plagas más devastadoras, inclusive los nemátodos y la mosquita blanca. Olalde Portugal recomienda Bacillus subtilis para el primero, y recalca que es importante no aplicar fungicidas si desean cultivar con micorrizas.
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los residuos de cultivos hortícolas para reciclar materia orgánica y nutrientes M. Luz Segura, A. Llanderal, J. Manuel García, M. Milagros Fernández IFAPA Centro La Mojonera14/09/2018 2841
La biomasa residual que generan los cultivos hortícolas intensivos supone un grave problema para la sostenibilidad del sector si no se retiran de las explotaciones y se les da una salida que sea económica y medioambientalmente viable. En el caso de los cultivos hortícolas del litoral de Almería la producción de residuos vegetales se estima en 1.751.242 t de material fresco año-1, 25 t·ha-1(Tolón y Lastra, 2010; López y otros, 2013). La reutilización de estos residuos es una vía de actuación que potencia nuevas actividades económicas locales asociadas al proceso del compostaje, garantizando además una fuente de materia orgánica y nutrientes de fácil accesibilidad para los agricultores. Desde el punto de vista medioambiental reduce la contaminación producida por el abandono de los restos vegetales en ramblas y solares, los cuales constituyen un foco de propagación de enfermedades, plagas, malos olores e impacto visual negativo (Parra, 2004).
Introducción El compostaje es un proceso que consiste en la descomposición biológica de los materiales orgánicos en condiciones aeróbicas, transformándolos en CO2, energía térmica y materia orgánica estabilizada, rica en sustancias húmicas. En condiciones óptimas la alta tasa de descomposición aeróbica tiene lugar con mínimas emanaciones volátiles y de lixiviación. Constituye por tanto una propuesta adecuada para reciclar materia orgánica y elementos nutritivos, dado que el material vegetal del que proviene contiene en torno al 50% del total absorbido por el cultivo (Contreras y otros, 2014). El contenido de nutrientes del compost puede tener un significativo impacto sobre las propiedades químicas y la fertilidad del suelo (pH, salinidad y concentración de N, P, K, Ca, Mg y microelementos). La eficacia como fertilizante va a depender fundamentalmente de la
dosis aplicada, del contenido de nutrientes, relación C/N, de la textura del suelo y de las condiciones ambientales, así como de los requerimientos nutricionales de cada cultivo. Manejos inadecuados de la fertirrigación, si no se considera las fertilidad del compost, pueden originar problemas de sobre fertilización, al sobrepasar las necesidades nutricionales del cultivo, y producir acumulaciones excesivas de nutrientes en la planta (consumo de lujo), en el suelo (alterando sus propiedades) y en las aguas subterráneas debido a la lixiviación de sales con los excedentes del riego. Con el objetivo de mejorar el conocimiento sobre el uso agrícola del compost de residuos hortícolas el IFAPA ha desarrollado durante 2017-2018 la línea experimental “Evaluación del posible aprovechamiento de restos vegetales de hortícolas para uso como enmienda orgánica en los sistemas intensivos del litoral mediterráneo de Andalucía”. Esta línea experimental se ha realizado dentro del 'Proyecto Transforma (EI.TRA.TRA201600.9): Innovación cooperativa para una horticultura protegida sostenible'.
Material y métodos Se han llevado a cabo dos experiencias en el Centro IFAPA La Cañada (Almería), la primera experiencia (Exp.1) ha tenido como objetivo evaluar el efecto del compost de restos hortícolas, sobre las propiedades del suelo y los rendimientos de tomate y la segunda experiencia (Exp.2), ajustar la fertirrigación considerando la capacidad fertilizante del compost. Las variedades de tomate ensayadas fueron 74339RZ (Rijk Zwaan Ibérica) en ciclo de inviernoprimavera de 2017 y Martyvel (Filosem S.L) en ciclo de otoño-invierno 2017/2018. Las experiencias se desarrollaron en invernadero multitúnel de polietileno (800 m2), suelo enarenado y riego por goteo. El suelo (antes del aporte de la materia orgánica) tiene textura media pesada (Franco-arcillo-arenoso), 20% de pedregosidad, 2% de materia orgánica, 0,06% de Nitrógeno total, 26,8 mg·Kg-1 de N-NO3- y 22 mgP·Kg-1, pH 8,1 y es medianamente salino (CE 5,3 dS·m-1) debido a la alta concentración de Cl- (35,5 meq·L-1), SO42- (14,6 meq·L-1) y Na+ (38,5 meq·L-1). El diseño experimental fue de bloques completos al azar con cuatro tratamientos y cuatro repeticiones. Los tratamientos en Exp.1, fueron: 35 t·ha-1 de compost procedente mayoritariamente de restos de tomate (C1), 28 t·ha-1 de compost procedente mayoritariamente de restos de pimiento (C2), 27 t·ha-1 de estiércol (E) y sin aportación de materia orgánica al suelo (F100). La dosis del material orgánico corresponde a una aportación aproximada de 340 UF N·ha-1 2año-1 tomando como referencia el Decreto 36/2008 (designa en Andalucía las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos procedentes de fuentes agrarias). Los compost C1 y C2 proceden de plantas industriales de compostaje situadas en diferentes comarcas agrícolas de la provincia de Almería, concretamente en Rioja y El Ejido, respectivamente.
Imagen 1. Vista general de la experiencia 1 (izq.), preparación del suelo en C 1 Exp.2 (dcha.).
El material vegetal del que procede el compost parece influir en sus propiedades físicoquímicas y químicas (tabla 1). Así C1 contiene menor concentración de N, K y Ca y mayor contenido de P y Mg que C2. El pH de los materiales es básico y la conductividad eléctrica (CE) elevada, debido al exceso de cloruros, sobre todo en el compost C1. Respecto al estiércol, el compost tiene menos concentración de materia orgánica (más baja C1) pero mayor contenido de ácidos húmicos y fúlvicos y de K. La relación C/N es más baja en el compost pero más equilibrada que en el estiércol. Una relación C/N menor a 15, caso de los dos compost, se asocia al compost maduro y un valor menor o igual a 12 se asocia al compost de calidad (Jiménez y García, 1989), caso de C1. Dado el bajo porcentaje de materia orgánica (0,7%) del suelo obtenido al finalizar la Exp.1 (30/06/2017), en la segunda experiencia se aplicaron 19 t·ha-1 de compost C1, 13 t·ha-1 de compost C2, y 17 t·ha-1 de estiércol (E). Estas dosis corresponden a una aportación aproximada de 170 UF N·ha-1.
Imagen 2. Desarrollo vegetativo en C1 y F100 (izq.), desarrollo y maduración de frutos (dcha.).
En Exp.1 la fertirrigación fue la misma para los cuatro tratamientos y se calculó en base a las extracciones del cultivo para una producción de 10 kg·m-2 (Segura y otros, 2012). La concentración media de N, P y K de la disolución nutritiva fue 9,0, 0,8 y 4,0 meq·L1 respectivamente y la CE de 2,0 dS·m-1. De la misma manera la fertirrigación en Exp. 2 se aplicó considerando las extracciones del cultivo para una producción de 12 kg.m-2. En F100 se inició a los 27 días desde el transplante (ddt) y en los tratamientos orgánicos a los 72 ddt, cuando la concentración de N y K de la disolución del suelo fue inferior a 1,5-2,0 meq·L-1. La CE media de la disolución nutritiva fue en F100 de 2,1 dS·m-1 y en C1, C2 y E, 1,6 dS·m-1. El agua de riego es de origen subterráneo de pH alcalino (8,0) y CE 1,2 dS·m-1. La dosis de riego se estimó en función de las necesidades hídricas del cultivo, a partir de la ETc y tensiómetros situados a profundidad de 10 cm, estableciéndose en ambas experiencias, una tensión máxima de 15 cb para la activación del riego.
Imagen 3. Toma de muestra de solución del suelo (a), preparación (b) y medida (c) de muestra de savia.
Resultados Experiencia 1. Efecto sobre las propiedades del suelo y los rendimientos de tomate Fertilidad del suelo La incorporación de compost al suelo eleva el contenido de materia orgánica (MO) y P disponible comparado con el suelo sin aporte de MO y solo fertirrigación (F100) (Figuras 1a y 2a). Respecto al estiércol, las parcelas tratadas con compost tienen menor contenido de materia orgánica y relación C/N y una mayor concentración de K disponible. Estas diferencias desaparecen al finalizar el ciclo de cultivo (Figuras 1b y 2b), excepto en el P cuya concentración sigue siendo más elevada en los tratamientos de compost y el K disponible también es mayor en C2 respecto a lo demás tratamientos.
Tabla 1. Propiedades de los materiales orgánicos.
Figura 1. Efecto de los tratamientos sobre la materia orgánica (MO), nitrógeno total (Nt) y relación C/N del suelo, a los 51 ddt (a) y final experiencia (b). Test de Mínima Diferencia Significativa a probabilidad del 95%.
Figura 2. Efecto de los tratamientos sobre las concentraciones de elementos disponibles y Na, a los 51 ddt (a) y final experiencia (b). Test de Mínima Diferencia Significativa a probabilidad del 95%.
Efectos salinos El efecto potencial de los tratamientos sobre la salinidad del suelo se cuantificó midiendo la CE y concentración de sales mayoritarias en el extracto saturado del suelo (figuras 3a y 3b). A los 51 ddt, la CE fue significativamente mayor en los tratamientos orgánicos (en torno a 1,7 dS·m-1) respecto al tratamientos F100 (1,2 dS·m-1). En ambos casos, los valores son muy bajos comparados con la elevada salinidad inicial de los materiales orgánicos (tabla 1) y del propio suelo (5 dS·m-1), este descenso de CE se puede asociar al riego de lavado realizado en preplantación (55 L·m-2) y que supuso un 11% del volumen total del agua aplicado al cultivo.
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Campus ecológico: el futuro de la enseñanza agropecuaria El consorcio de tomate del PRIICA en Honduras, ejecutado por Dicta, benefició a 200 productores y productoras. Los productores de la zona central de Honduras lograron transformar la producción de tomate por medio de investigaciones e innovación tecnológica enseñada por expertos nacionales, como parte de los alcances de un proyecto centroamericano ejecutado por técnicos locales con el apoyo de la cooperación internacional. Muchos ensayos se han realizado en los países latinoamericanos en cuanto al tema de investigación agrícola, sin embargo, los productores han tenido problemas al aplicarlo en el campo. El Programa Regional de Investigación e Innovación por Cadenas de Valor Agrícola (PRIICA) es una iniciativa impulsada por la Unión Europea y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Honduras. Lea también: Honduras registra millonaria exportación de tomate Este programa es ejecutado en el país por técnicos de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) por medio de la Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria (Dicta) con productores de tomate de comunidades y municipios del departamento de Francisco Morazán y de Danlí. Dos logros destacados que se pueden mencionar de este programa con presencia en el istmo son la investigación de variedades de semilla de tomate y la utilización de la agricultura protegida, es decir, la instalación de macro túneles. El tomate en Honduras forma parte de la cadena de hortalizas y su producción y exportación representa un intercambio comercial importante en Centroamérica.Según expertos, el consumidor local prefiere el tomate, pera y manzana. Lea también: ¡Conozca el súper fertilizante para la nutrición del tomate! En Honduras, los productores exportan el rubro por medio de importantes empresas agrícolas, pero el PRIICA está enfocado en atender a los pequeños productores para contribuir con su seguridad alimentaria y la disponibilidad de alimentos. El programa para apoyar a los pequeños productores, estableció con ellos una organización denominada “Consorcios”. El consorcio de tomate es dirigido por la técnico de Dicta, Karen Velázquez.
El consorcio de tomate se inició en la comunidad de El Coyolito, el municipio de la Villa de San Francisco, departamento de Francisco Morazán, extendiéndose a otras zonas de este lugar. Cabe señalar que el país no cuenta con variedades de semilla de tomate, solo de híbridos, por ende los productores de bajos ingresos no tienen acceso a comprar semilla en el mercado nacional. Lea también: Semilla mejorada de tomate es lanzada en Costa Rica El consorcio de tomate logró con éxito validar tres tipos de variedades de semilla, realizando pruebas de adaptación. Ahora los productores, afirmó Velásquez, ya pueden establecer huertos en sus casas y usar las variedades de semilla contribuyendo al componente nutricional en su dieta alimentaria. La técnico de Dicta explicó que las investigaciones de tomate se iniciaron con 11 variedades traídas de Panamá, Nicaragua y otras proporcionadas por la Fundación Hondureña de Investigación Agrícola (FHIA). Luego de realizar los procesos de adaptación, tres variedades tuvieron excelentes resultados de un total de 11. Estas variedades estarán disponibles para los productores de manera más extendida el próximo año, y las zonas donde se podrán sembrar oscilan entre 1.400 a 1.600 metros de altura sobre el nivel del mar, o sea en lugares templados, no en zonas secas. Lea también: Estudios arrojan mejoras en productos agrícolas hondureños Este artículo está clasificado como: aportes, ciencia, Dicta, Honduras, Innovación, Priica, Producción, tecnología, Tomate
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Estudio del impacto ambiental del cultivo de tomate en un invernadero multitúnel M. Torrellas, A. Antón, J.I. Montero (IRTA Cabrils) E.J. Baeza, J.C. López, J. Pérez Parra (Estación Experimental de la Fundación Cajamar ‘Las Palmerillas’)23/01/2011 34188
El objetivo de este estudio fue identificar las principales cargas ambientales de la producción de tomate en un invernadero multitúnel en un clima mediterráneo. Este estudio se llevó a cabo como parte del proyecto ‘Euphoros’, cuya finalidad es desarrollar “invernaderos más sostenibles” a partir de la reducción de aportes externos, pero consiguiendo al mismo tiempo una alta productividad. En este proyecto participan centros de investigación y empresas de los principales países europeos en producción bajo invernadero: España, Holanda, Italia, Hungría, Gran Bretaña y Letonia. El escenario para el estudio fue la costa de Almería, España. Se eligió un invernadero multitúnel sin calefacción, un sistema pasivo que necesita poca energía, y cuyos insumos más importantes son los fertilizantes y el agua. La infraestructura del invernadero consta de un armazón de acero, con techo en forma curva, y una cubierta de plástico. Este estudio se realizó aplicando la metodología del Análisis de Ciclo de Vida (ACV). Se definieron los límites del sistema, desde la extracción de materias primas hasta la obtención de la cosecha, incluyendo la gestión de los residuos generados y excluyendo la comercialización. El sistema estudiado se modeló considerando los siguientes subsistemas: la estructura, el equipo auxiliar, el sistema de control climático, los fertilizantes, los plaguicidas y la gestión de los residuos. Los resultados de la evaluación ambiental indicaron que las principales cargas ambientales fueron la estructura, el equipo auxiliar y los fertilizantes. La estructura fue la mayor carga ambiental debido a la gran cantidad de acero en el armazón. La gran contribución del equipo auxiliar se debió a la fabricación del sustrato (perlita) y al consumo de electricidad para el funcionamiento del sistema de riego. El uso de fertilizantes provocó importantes impactos ambientales como resultado tanto de los procesos de fabricación de los fertilizantes como de las emisiones debidas a su uso. Las principales recomendaciones que se proponen a partir de los resultados están orientadas a reducir estos impactos. Aumentar la productividad y alargar la vida útil del invernadero podrían reducir directamente las cargas ambientales por unidad de producto. Reducir el volumen de sustrato por planta y reciclar el sustrato utilizado son propuestas adicionales. Finalmente, dado que el sistema analizado era un cultivo sin suelo con sistema de riego abierto, se propone optimizar el aporte de los fertilizantes y el agua.
Invernadero multitúnel.
Introducción La expansión de la horticultura protegida en el área mediterránea ha significado un progreso económico importante, especialmente en zonas marginales. El clima cálido permite la producción de cultivos en invernadero con bajos requerimientos de energía. Sin embargo, con el aumento de los cultivos protegidos y la sensibilización por parte de los consumidores por los aspectos medioambientales, es importante analizar los daños ambientales que se producen a lo largo de todo el proceso de cultivo. Este estudio se desarrolló con el fin de detectar los puntos ambientales débiles de la producción de tomate en un invernadero multitúnel en un clima mediterráneo. Este trabajo es parte del proyecto Euphoros (Euphoros, 2008-2012), que tiene como objetivo desarrollar un invernadero sostenible, que haga un uso eficiente de los recursos, con una reducción de los aportes externos pero manteniendo una alta productividad. El sistema estudiado abarcó todo el ciclo de vida del cultivo, desde la extracción de materias primas hasta la producción de tomates y la eliminación de los materiales de desecho. Para evaluar el impacto ambiental se utilizó la metodología del Análisis de Ciclo de Vida (ACV), una herramienta útil, adoptada internacionalmente para estudiar los aspectos ambientales y los impactos potenciales a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto o actividad, incluyendo las etapas de adquisición de las materias primas, producción, uso y eliminación de residuos. Estudios similares en condiciones de invierno templado se han realizado en Cataluña (Antón et al., 2005), las Islas Canarias (Torrellas et al., 2008) y Granada (Romero-Gámez et al., 2009). Sin embargo, este es el primero que se centra en Almería. Los cultivos protegidos en la cuenca del Mediterráneo ocupan aproximadamente 170.000 ha y España cuenta con la mayor superficie de cultivos protegidos en Europa con 50.365 hectáreas de invernaderos. Las mayores áreas de invernaderos en España se sitúan en las costas de Almería, Murcia y Granada, en el sudeste de la Península Ibérica, y las Islas Canarias en el Océano Atlántico. Almería cuenta con casi el 60% de la superficie de invernaderos en España. El cultivo de tomate es uno de los más importantes (EFSA-PPR, 2009).
Extensión de invernaderos en Almería.
Materiales y métodos El objetivo de este estudio fue evaluar los impactos ambientales de la producción actual de tomate en un invernadero multitúnel en clima mediterráneo, y detectar los principales daños que podrían reducirse mediante la aplicación de los nuevos avances tecnológicos que se desarrollarán en el curso del proyecto Euphoros. Para la evaluación de impactos se utilizó la herramienta del Análisis de Ciclo de Vida (ACV). Esta técnica evalúa los impactos ambientales potenciales a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto, servicio o proceso, “de la cuna a la tumba”. Esto quiere decir que el estudio incluye (Figura 1), además de la fabricación del producto en sí, la producción de sus materias primas, su uso y mantenimiento, y la gestión del residuo una vez ha acabado su vida útil (Puig et al., 2005). Según lo definido por la norma ISO 14040 (ISO-14040, 2006) el ACV es una “compilación y evaluación de las entradas, salidas y los impactos ambientales potenciales de un sistema de producto a lo largo de su ciclo de vida”.
Figura 1: Etapas del ciclo de vida.
Los primeros estudios de ACV se realizaron para analizar procesos industriales. La acción concertada “Harmonization of environmental LCA for Agriculture” (Audsley, 1997) puede ser considerada como el primer intento de adaptar dicha metodología a la agricultura. Las primeras aplicaciones de ACV en agricultura se llevaron a cabo en productos procedentes de la agricultura extensiva y ganadería. En estos trabajos generalmente se comparan métodos de producción convencional y ecológica. Posteriormete, los ACV se extendieron a la obtención de productos procesados: leche, mantequilla, pan, etc. (Antón, 2008). De acuerdo con la metodología propuesta por la normativa ISO 14040, un proyecto de ACV se divide en cuatro fases: objetivos y alcance del estudio, análisis de inventario, análisis del impacto e interpretación (Figura 2). Estas cuatro fases son iterativas y esto permite ir incrementando el nivel de detalle del estudio.
Figura 2: Fases de la metodología del ACV según la norma ISO 14040, 2006.
La fase objetivo y alcance del estudio define el tema de estudio e incluye los motivos que llevan a realizarlo. También es la fase en la que se define la unidad funcional (UF). La unidad funcional refleja la función principal del sistema y sirve como referencia para cuantificar las entradas y salidas del sistema. Dado que la función principal de un invernadero es producir, en este estudio se tomó como unidad funcional la producción de tomates. La UF seleccionada fue 1 tonelada de tomates. Un invernadero multitúnel en la costa de Almería (España) fue el escenario para el estudio. Este tipo de invernadero está formado por una estructura de acero, de techo arqueado, y una cubierta de plástico. Debido a su naturaleza global, un ACV completo puede resultar extensísimo. Por esta razón se deberán establecer unos límites perfectamente identificados. Los límites del sistema determinan los procesos que se incluyen en el sistema de producción. En el presente estudio estos límites se definieron desde la extracción de materias primas hasta la salida del invernadero, incluyendo la gestión de los residuos generados. Las etapas posteriores de envasado y comercialización no se tuvieron en cuenta. Los procesos que se incluyeron en el análisis ambiental fueron: la extracción de materias primas, la fabricación de los componentes del invernadero, el transporte de materiales, la eliminación de residuos, y el consumo de energía, agua, fertilizantes y plaguicidas. La fase del análisis de inventario (ICV) comprende tanto la obtención de datos como los procedimientos de cálculo para identificar y cuantificar todos los efectos ambientales adversos asociados a la unidad funcional. De una forma genérica denominaremos estos efectos ambientales como “carga ambiental”. Se considera carga ambiental la salida o entrada de materia o energía de un sistema que causa un efecto ambiental negativo. Con el fin de facilitar el análisis de inventario y la interpretación de los resultados, el sistema de producción se ha estructurado en los siguientes subsistemas: la estructura del invernadero, el equipo auxiliar, el sistema de control climático, los fertilizantes, los plaguicidas y la gestión de los residuos (Figura 3).
Los datos referentes a las operaciones agrícolas, tales como las dosis de fertilizantes o el consumo de agua, fueron recogidos por la Estación Experimental de la Fundación Cajamar (EEFC) (Fundación_Cajamar, 2008), El Ejido, Almería. La estructura del invernadero se modeló a partir de un conjunto de datos que caracterizan la estructura típica de un invernadero multitúnel. Se utilizaron de bases de datos Ecoinvent (ecoinvent, v2.2, 2010) y LCAFoods (Nielsen et al., 2003) para obtener los datos que se refieren a los procesos de fabricación de los materiales que intervienen en el invernadero, del sustrato, de los fertilizantes y los plaguicidas, de la producción de electricidad, del transporte de los materiales y de los procesos de tratamiento de residuos. La herramienta informática utilizada para la evaluación ambiental fue el programa SimaPro versión 7.2 (PRéConsultants, 2010).
Figura 3: Diagrama de flujo del sistema de producción de tomate en un invernadero multitúnel.
En un estudio de ACV es necesario seleccionar los indicadores y las categorías de impacto (Tabla 1). Un indicador de categoría es una representación cuantitativa de una categoría de impacto. Una categoría de impacto es una clase que representa aspectos de interés ambiental y a la que se asignan los resultados del análisis de inventario. Las categorías de impacto seleccionadas para la evaluaciónambiental fueron: - Demanda de energía acumulada, CED (MJ eq) (Frischknecht et al., 2005), como el indicador de flujo de energía, y cinco categorías de impacto definidas por el método CML2001 v. 2.05 (Guinée et al., 2002.) - Agotamiento de recursos no renovables AD, (kg Sb eq) - Acidificación del aire, AA (kg SO2eq) - Eutrofización EU (kg PO4-3 eq) - Calentamiento global, GW (kg CO2 eq) y - Formación de oxidantes fotoquímicos, PO(kg C2H4eq). La vida útil del invernadero se estimó en 15 años, de acuerdo con las directrices del Comité Europeo de Normalización (CEN, 2001). El análisis de inventario fue preparado según Audsley (1997), Antón (2004) y las normas ISO (ISO-14040, 2006). Se consideraron los procesos de fabricación delos elementos de acero y plástico. Se estimó que el acero se había fabricado a
partir del reciclaje de residuos de acero. También se incluyó el proceso de galvanizado de la superficie.
Tabla 1: Principales sustancias contribuyentes y unidades para las categorías de impacto.
Las principales características de los subsistemas definidos fueron:
- Estructura: Los elementos de acero incluidos fueron pilares, refuerzos del armazón, canalones, crucetas, perfiles, arcos y ventanas. El sistema de entutorado era de alambre, y la cubierta y el suelo acolchado de polietileno de baja densidad. Las paredes frontales y laterales estaban hechas de lámina de policarbonato y las mallas antiinsectos de las ventanas de polietileno. Las pilastras y pasillo principal eran de hormigón (Tabla 2). - Equipo auxiliar: Este incluía el sistema de riego, las instalaciones de drenaje y recogida de agua de lluvia, el consumo de electricidad por el sistema de riego y el sustrato. Se utilizó un sistema de riego por goteo sin recirculación del agua de drenaje.Las banquetas, protector de banquetas, tuberías, goteros, piquetas, microtubos y tanques de fertilizantes eran de plástico, y los inyectores y bombas de acero. El sustrato utilizado fue perlita dispuesta en bolsas de polietileno, con tres plantas en cada una de ellas. La densidad del cultivo fue de 1.2 plantas•m2 , con 2 tallos por planta. El período de cultivo fue de septiembre 2007 a junio 2008, dando un rendimiento de 16,5 kg•m-2. La cantidad total de agua consumida fue 4.748 m3•ha-1, de la cual un 25% era de lixiviación. Por consiguiente, el consumo del agua fue de 28,8 l•kg tomate-1.
Tabla 2: Materiales principales de la infraestructura y sistema auxiliar incluidos en el inventario. Los valores son la cantidad total de material por ha y por unidad funcional, tonelada de tomate (t tom).
- Sistema de control climático: Como en la mayoría de los invernaderos mediterráneos, no existe un sistema de calefacción y sólo se lleva a cabo una ventilación natural. En este subsistema sólo se consideró el consumo de electricidad para el funcionamiento de las ventanas cenitales. - Fertilizantes: Las cantidades totales de N, P y K aplicados al cultivo fueron: 798.4 kg•ha-1 de N, 220.8 kg•ha-1 de P, 1.296,3 kg• ha-1 de K. Se calcularon las emisiones al aire de NH3-N, N-
N2O y NOx-N y las emisiones al agua de NO3-N (Audsley, 1997; Brentrup et al., 2000.), También se incluyeron las emisiones producidas durante el proceso de fabricación. - Plaguicidas: Se consideró la cantidad total de principio activo para los insecticidas (3.8 kg•ha-1) y fungicidas (28.5 kg•ha-1). La fabricación de los plaguicidas y el uso de maquinaria para su aplicación también se incorporaron al inventario. La toxicidad de los plaguicidas no se incluyó ya que no hay un consenso general para su evaluación. - Gestión de residuos: Incluyó diversos tratamientos para los materiales de desecho. El metal y policarbonato fueron 100% reciclados. El 50% del hormigón y el sustrato fueron reciclados y el restante 50% depositados en vertedero. El 90% de los plásticos se reciclaron y el 10% transportados al vertedero. La biomasa verde fue tratada en la planta de compostaje teniendo en cuenta el 40% del peso fresco total en el momento del transporte. Sólo se consideraron las emisiones debidas al transporte al vertedero y a la planta de compostaje, y las emisiones debidas a la deposición en vertederos. El transporte a las plantas de reciclaje y los procesos de reciclado no fueron considerados en el sistema. Se estimaron diferentes vidas útiles en función de cada material: 15 años para los metales, PC y hormigón; de 3 a 5 años para los plásticos, y 3 años para el sustrato de perlita.
Resultados y discusión En esta sección se incluye la fase de análisis del impacto de ciclo de vida (AICV). Los resultados de la evaluación ambiental muestran los impactos ambientales potenciales de las entradas y salidas en la fase de inventario del sistema. Las principales cargas ambientales detectadas en el ciclo de vida del sistema de producción de tomate fueron la estructura, el equipo auxiliar y los fertilizantes. En el sistema de producción, la estructura fue la carga principal para las categorías de impacto Agotamiento de recursos no renovables y Demanda de energía acumulada, con una contribución del 45% y 46% del total. El equipo auxiliar mostró las mayores contribuciones para las categorías ‘Acidificación del aire’ y ‘Formación de oxidantes fotoquímicos’, con un 37% y 47% del total, y los fertilizantes para las categorías ‘Eutrofización’ y ‘Calentamiento global', con 58% y 46% respectivamente. Las contribuciones del sistema de control climático, los plaguicidas y la gestión de residuos fueron inferiores al 3 % del total (Fig. 4).
Figura 4: Contribución de los subsistemas de la producción de tomate a las categorías de impacto seleccionadas, en un invernadero multitúnel mediterráneo. Categorías de impacto: AD, Agotamiento de recursos no renovables; AA, Acidificación del aire; EU, Eutrofización; GW, Calentamiento global; PO, Formación de oxidantes fotoquímicos; CED, Demanda de energía acumulada.
La alta contribución de la estructura fue entre 44% y 74% para las categorías de impacto ‘Acidificación’, ‘Eutrofización’, ‘Calentamiento global’(GW) y ‘Formación de oxidantes fotoquímicos’, debido a la gran cantidad de acero en el armazón. Los plásticos fueron las principales cargas para la categoría ‘Agotamiento de recursos no renovables’ y la ‘Demanda de energía acumulada’ (ambas 59%) (Fig. 5). Los resultados están de acuerdo con los de Cowell (1998), quien destacó la importancia de la contribución de la infraestructura a los impactos ambientales globales en los sistemas agrícolas, a diferencia de muchos edificios en los sistemas industriales. Los bajos requisitos de energía para el proceso de cultivo y el período de vida más corto del invernadero en comparación con los edificios industriales hacen destacar el impacto de la estructura.
Figura 5: Contribución de los procesos de la infraestructura a las categorías de impacto seleccionadas, en un invernadero multitúnel mediterráneo. Categorías de impacto: AD, Agotamiento de recursos no renovables; AA, Acidificación del aire; EU, Eutrofización; GW, Calentamiento global; PO, Formación de oxidantes fotoquímicos; CED, Demanda de energía acumulada.
La fabricación de la perlita y el consumo de electricidad fueron las mayores cargas ambientales en el subsistema equipo auxiliar(Fig. 6). En el primer caso debido al consumo de gas natural para la expansión de la perlita y en el segundo por el consumo producido para bombear el agua. Los impactos ambientales de los fertilizantes fueron debidos a las emisiones producidas durante su fabricación y su aplicación (Fig. 7). La producción de los fertilizantes de N tuvieron las contribuciones más altas para la mayoría de las categorías de impacto, excepto para la EU y GW, 52% y 64%. Las emisiones debidas al uso de fertilizantes fueron las más altas para las categorías Eutrofización y Calentamiento global, debido en gran parte a las emisiones de NO3 al agua de los lixiviados para la categoría de Eutrofización y las emisiones de N2O, un gas de efecto invernadero importante, para la categoría de Calentamiento global. En lo que respecta al riesgo de eutrofización, cabe señalar que las metodologías utilizadas actualmente para evaluar la cantidad de fertilizante que llega a los acuíferos son sólo aproximadas y
sujetas a debate. También se ha demostrado que existe un amplio margen para la reducción de las dosis de fertilizantes aplicados (Muñoz et al., 2008).
Figura 6: Contribución de los procesos del equipo auxiliar a las categorías de impacto seleccionadas, en un invernadero multitúnel mediterráneo. Categorías de impacto: AD, Agotamiento de recursos no renovables; AA, Acidificación del aire; EU, Eutrofización; GW, Calentamiento global; PO, Formación de oxidantes fotoquímicos; CED, Demanda de energía acumulada.
Figura 7: Contribución de los fertilizantes a las categorías de impacto seleccionadas, en un invernadero multitúnel mediterráneo. Categorías de impacto: AD, Agotamiento de recursos no renovables; AA, Acidificación del aire; EU, Eutrofización; GW, Calentamiento global; PO, Formación de oxidantes fotoquímicos; CED, Demanda de energía acumulada.
Interpretación Las conclusiones obtenidas a partir de los hallazgos en la fase de inventario y de los resultados de la evaluación de impacto del ciclo de vida se orientan a reducir los impactos ambientales y a mejorar los sistemas de producción. La evaluación ambiental de la producción en invernadero multitúnel se utilizará para evaluar la posible reducción de las cargas ambientales en estudios posteriores, mediante la aplicación de mejoras potenciales que se desarrollarán a lo largo del proyecto Euphoros. Una forma obvia de reducir los impactos sería aumentando la productividad y extendiendo la vida útil del invernadero. Se consideró una vida útil de 15 años para el invernadero, pero es una práctica común que los productores alarguen esta vida útil. Las cargas de la estructura podrían reducirse mejorando el diseño del invernadero, incluyendo materiales reciclados o reutilizados en los procesos de fabricación. En los invernaderos del Mediterráneo, cualquier mejora tecnológica aplicada a un invernadero pasivo se traducirá en la reducción de la carga ambiental asociada a la infraestructura. Se encontró un elevado consumo de energía para la fabricación de la perlita y para el funcionamiento del sistema de riego. El uso de la energía solar, almacenamiento térmico y otras energías renovables podría contribuir a la reducción de los impactos ambientales del consumo de energía en la producción de tomate. Con el fin de reducir los impactos ambientales asociados al sustrato, se deberían orientar los esfuerzos a los procesos de reducción del volumen de sustrato utilizado en el cultivo y reciclado. La reducción de la dosis de fertilizante tendría un efecto directo en la disminución del riesgo de eutrofización en un sistema sin suelo y abierto. Un sistema de riego de circuito cerrado es también una buena opción a considerar. Las investigaciones futuras se dirigen a evaluar la reducción de los impactos ambientales con la aplicación de nuevas mejoras desarrolladas durante el proyecto Euphoros.
Cultivo de tomate en sacos de perlita con sistema de riego abierto. Se observan dos filas del cultivo con recogida de lixiviados para calcular el balance de aportes de fertilizantes y agua.
Agradecimientos Este estudio forma parte del proyecto de investigación Euphotros (Efficient use of i