Hipoxifilia (Asfixia erótica) La asfixia erótica, también conocida como hipoxifilia, consiste en impedir la respiración de la pareja o la propia con el objetivo de obtener o mejorar el orgasmo. Se trata de una práctica sexual donde la excitación se logra luego de impedir el paso del oxígeno al cerebro. Para lograr este objetivo se usan una gran variedad de técnicas. Entre las más comunes están el auto ahorcamiento, la estrangulación, sofocación por medio de bolsas plásticas o máscaras y otros recursos para restringir los movimientos respiratorios al mínimo. Una cuerda o lazo atado alrededor del cuello es uno de los métodos más socorridos por los adeptos a este tipo de prácticas masoquistas. Actualmente esta parafilia ha cobrado más popularidad entre los jóvenes, al tomase como un juego para sentir el orgasmo de una manera más intensa. Además, se ha dado mucha difusión a la asfixia erótica en las redes sociales. A esta práctica suele denominarse breathplay (juego con la respiración) o edgeplay (juego de borde, o juego riesgoso), y generalmente incluyen la participación de un compañero. Lo que hoy es un fetiche sexual se utilizó por primera vez a principios del siglo XV como un tratamiento para la disfunción eréctil, después de observar firmes erecciones en reos ejecutados en la horca. Sin embargo, siempre se ha conocido la peligrosidad de esta técnica. Probablemente el primer caso documentado de este tipo de muerte sea el del compositor y contrabajista checo Frantisek Kotzwara en 1791. También es famoso el fallecimiento del príncipe francés Luis Enrique José de Borbón-Condé en 1830. Todas las personas que practican la asfixia erótica tienen riesgo de muerte. Según investigaciones, desde mediados de la década del 90 al menos 82 niños y adolescentes han muerto por realizar juegos de ahorcamiento en patios de las escuelas. Entre adultos el riesgo también es alto, especialmente cuando la convierten en una práctica sexual recurrente. Se estima que en Estados Unidos la hipoxifilia le cuesta la vida a más de mil personas anualmente. Aunque pareciera tener su atractivo, la asfixia erótica siempre es peligrosa pues es muy difícil saber cuándo detenerse en una actividad tan al borde del peligro, y el cuerpo puede quedarse sin el oxígeno necesario para cumplir con sus funciones. Los daños se presentan de esta manera: a) Fase cerebral. La falta de oxígeno estimula el sistema nervioso central, manifestándose en zumbido de oídos, visión de luces centellantes, hormigueos y sensación de angustia. b) Fase convulsiva. Se deriva de la falta de oxígeno durante un periodo prolongado. Aparecen convulsiones generalizadas en cara, músculos respiratorios y extremidades; puede haber secreción de fluidos corporales como orina, materia fecal y eventualmente eyaculación.
c) Fase asfixia. Se da depresión de las funciones cerebrales, pérdida de la consciencia, coma profundo, cianosis intensa (color morado de boca y tejidos) relajamiento muscular, pérdida de reflejos, respiración lenta y superficial. Esta etapa es irreversible y genera la muerte. Existen ciertos factores de riesgo que incrementan considerablemente el riesgo de muerte o de lesiones que se sufren con la hipoxifilia, tales como problemas cardíacos, edad avanzada o enfermedades como la epilepsia. Es muy peligroso participar en asfixia erótica bajo la influencia del alcohol o las drogas, pues en esos casos la persona tiene menor control sobre sus acciones. La práctica de hipoxifilia en solitario conlleva riesgos aún mayores, pues en caso de desmayo por falta de oxígeno no se tiene acceso a ayuda médica que evite consecuencias más graves. Aunque la hipoxifilia pueda ser popular hoy en día es importante tener bien claros los riesgos. Tanto si se practica en solitario como en pareja, la asfixia erótica es una actividad peligrosa, como se ha documentado a lo largo de la historia. Si lo que buscas son emociones fuertes hay muchas opciones a tu alcance, mejor investiga y evita prácticas con más riesgos que recompensas.
Escatología Telefonica. El amor o afición excesiva y enfermiza a las llamadas telefónicas obscenas se denomina Escatología telefónica El sujeto realiza este tipo de llamadas para excitarse sexualmente, y suele masturbarse mientras las realiza. Estas llamadas las hace a personas con las que no tiene relación alguna, a veces simplemente lee la guía telefónica y marca un número al azar. La Escatología telefónica pertenece a un tipo de trastornos sexuales denominados Parafilias, y dentro de estas se encuadra en las parafilias no especificadas. Para aclarar, una llamada telefónica obscena es una llamada no deseada en la que el que llama intenta molestar o asustar al receptor, normalmente usando lenguaje sexual u obsceno. Se debe diferenciar que las llamadas deseadas en las que se usa lenguaje sexual explicito se considera sexo telefónico. El hacer llamadas telefónicas obscenas para disfrutar sexualmente es conocido como “escatología telefónica” y es clasificado como una manera de exhibicionismo. Es normalmente clasificado como una parafilia desde el punto de vista médico, aunque desde el punto de vista de la persona que recibe las llamadas sueles ser considerado una forma de acoso sexual. En algunos estados (de EEUU) hacer llamadas obscenas es una falta de clase. Normalmente, a los que reciben llamadas obscenas se les suele recomendar que simplemente cuelguen, y que denuncien el hecho a la compañía telefónica y/o la policía. Incluso donde no se pueden identificar las llamadas, las llamadas son registradas por la compañía telefónica, con lo que el número del acosador puede ser descubierto. De todos modos, muchos de los que normalmente realizan llamadas obscenas usan cabinas o teléfonos móviles de prepago, y en esos casos hace falta una investigación más exhaustiva.