Clave de Acceso
El desarrollo tecnológico ha traído como consecuencia una revolución cultural que se asienta sobre la relación cada vez más próxima del hombre con la máquina. Interrelación que, entre otras cosas, ha venido a conformar un nuevo orden temporal y espacial.
Es este sentido que se puede reflexionar acerca de cómo el ingreso de estas tecnologías han permitido modificar hábitos y costumbres con respecto a los modos de comunicación, a los modos de leer y a los modos de escribir y a los modos de situarse en el mundo.
Puedo dar cuenta de cómo estas tecnologías han modificado mis hábitos sociales y culturales, hace 15 años me comunicaba con mis colegas , familiares , amigos mediante el encuentro presencial o a través del teléfono fijo. De hecho esos encuentros eran mucho más frecuentes que en la actualidad. Las relaciones personales se establecían cara a cara y las comunicaciones laborales se hacían mediante notas que debíamos firmar. Esta modalidad aseguraba que la información llegara al destinatario dando cuenta de ello mediante notificaciones. Hoy no es posible pensarlo así, ya que la comunicación vía correo electrónico es el medio que más se utiliza para comunicarse en las
instituciones
ya
sea
para
notificar
reuniones,
solicitar
documentación, relacionarse con los colegas, estudiantes, superiores, etc.
La incorporación de las TIC ha modificado los hábitos de vida y los modos de relacionarse tanto a nivel social, laboral como personal. En este sentido puedo pensar en la forma que debía buscar información para mi estudio o para mi actividad laboral, no hace mucho tiempo debía desplazarme físicamente para buscar bibliografía específica, ir a las bibliotecas, librerías o a la casa de algún compañero/a a buscar material. Recuerdo, por ejemplo, que
la
búsqueda mediante catálogo en las bibliotecas, me llevaba mucho tiempo y a veces fracasaba en el intento debido al corto tiempo que tenía entre el trabajo y
las horas de cursada. Hoy tengo la
información de manera inmediata y simultánea; con sólo hacer un clic, puedo recorrer varios documentos, abrir un diccionario, un traductor, recorrer numerosas fuentes bibliográficas y tener varias ventanas abiertas.
Puedo revisar la información, seleccionarla,
marcar uno o varios trayectos de lectura de acuerdo a mis intereses sin moverme de mi escritorio. Puedo, por ejemplo, comparar y combinar documentos al mismo tiempo, lo que facilita ampliamente la tarea de todo educador, estudiante, investigador, etc. El correo electrónico, los mensajes instantáneos y el uso del celular permiten una conexión inmediata y en tiempo real lo que favorece el factor tiempo, cuestión clave para poder pensar las TIC. Estas herramientas nos permiten estar comunicados prácticamente las 24 horas
y los mensajes de texto son útiles a la hora de enviar
información. El celular se ha convertido en un elemento indispensable a la hora de comunicarse con diversos propósitos. Podemos pensar, por ejemplo, en lugares alejados de las grandes urbes en donde el teléfono a veces es el único medio de conexión con el resto de la comunidad.
Respecto de las costumbres era usual que las relaciones personales se establecieran en presencia, era impensable saludar a
alguien en el día de su cumpleaños mediante un mensaje de texto, o enviar una tarjeta virtual. Hoy se puede encontrar en la casilla de mensajes saludos de gente desconocida por el sólo hecho de haberse registrado en una comunidad virtual, sea ésta de cualquier carácter.
Las TIC han permitido que pueda recorrer y acceder distintos lugares cercanos y remotos, viajar por la muralla China o visitar el Monasterio donde nace la lengua castellana, realizar una vista satelital de la tierra, rastrear los orígenes de mi apellido, la fecha de llegada de mis abuelos inmigrantes a la Argentina, entre otras tantas posibilidades de acceso a la información y a la producción de conocimiento.
Es en este sentido que se puede pensar que se transformado la percepción no sólo del tiempo , también es necesario considerar, la conformación de un nuevo orden espacial que surge como consecuencia
de
la
interacción
entre
el
ser
humano
y
las
potencialidades que ofrece la tecnología digital. Configuración de una temporalidad acelerada determinada por la velocidad con que los aparatos tecnológicos ofrecen la información que exige, a su vez, decisiones al instante. Tecnología que produce “otra textura de tiempo, desconocida hace dos décadas.” Al mismo tiempo, se genera
una percepción diferente del
cuerpo y del propio ser, que es revolucionaria. Si Baudrillard definía, hace una década, los efectos de la tecnología en el hombre como “una encefalización electrónica”, hoy la mutación se extrema y podemos hablar de una encefalización digital. “El cuerpo como escena, el paisaje como escena, el tiempo como escena desaparecen progresivamente”[1] bajo la miniaturización de la comunicación en un instante.
Tiempo, espacio, individuo: paradigmas que se alteran y nos enfrentan al fenómeno de la digitalización de la cultura. Nada ofrece resistencia, la rapidez, la densidad, el poder de las tecnologías digitales atraen y conquistan. En este sentido, se puede sostener que si bien es posible proyectarse, conexión mediante, en el espacio absoluto, el de la virtualidad, incluso el de la simulación, espacio que otorga una novedosa percepción del tiempo, también es posible que pantalla y red se vuelvan espejos de una realidad distante, negada, la propia. He aquí la extraña paradoja: se vive una experiencia que se lleva a cabo trascendiendo los límites del tiempo y el espacio de lo real; más allá del cuerpo incluso. Experiencia que se dispone no en un escenario sino en infinitos decorados que no son. Pero lo real regresa en el momento en que pantalla y red dejan de ser un brocal y como un espejo devuelven la imagen de este lado limitado, imagen que cifra el tiempo y el escenario de la vida cotidiana. Fragmentos de una realidad cuyo efecto será muy diferente según el lugar en que nos situemos. La diferencia de estar aquí o allá nos devuelve la imagen como un espejo, la imagen de pertenecer al sur del continente, a Latinoamérica, a Argentina, espejo en que debemos situarnos para poder pensar, reflexionar y constituirnos en este espacio que nos ofrecen las tecnologías digitales.
BIBLIOGRAFÍA Baudrillard, Jean, El otro por sí mismo, Anagrama, Barcelona, 1994, pág. 16. Manuel Castells; La era de la información (1997); Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura; Capítulo 1: "La revolución de la tecnología de la información".
Manuel Castells; La era de la información (1997; Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura, Prólogo: "La red y yo". Levis, Diego; Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (2004): "Modelo para armar” en Signo y Pensamiento nº 44, Bogotá.
Sarlo, Beatriz, Del Plano a la Esfera: Libros e Hipertextos, en Revista Palabra Clave, Vol. 2, Nº 2, Bogotá, Nov. 1997. Baudrillard, Jean, El otro por sí mismo, Anagrama, Barcelona, 1994, pág. 16. [1]