CENTRO DE EDUCACION PROFESIONAL DE CHIAPAS UNIVERSIDAD MAYA
SUPERVISORA DE PRÁCTICAS: GLENDALI ESPINOSA MARIN
ALUMNA: DIANA JAQUELINE ARRIOLA ANGEL
TEMA: “MANUAL DE ATENCION INTEGRAL EN PACIENTES CON SITUACION DE PERDIDA SEGÚN EL MODELO DE MARTHA ROGERS”
HOSPITAL BASICO COMUNITARIO CINTALAPA CINTALAPA, FIGUEROA CHIAPAS 09/FEBRERO/2019
INDICE INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 3 OBJETIVOS ....................................................................................................................................... 4 METODOLOGÍA ............................................................................................................................... 5 MARCO TEORICO ............................................................................................................................ 6 Síndrome de burnout ........................................................................................................................... 7 Etapas de duelo ................................................................................................................................. 11 Papel de la enfermera en tanatología................................................................................................. 15 Psicológico ........................................................................................................................................ 18 Físico ................................................................................................................................................. 23 Laboral .............................................................................................................................................. 25 Espiritual ........................................................................................................................................... 26 Social ................................................................................................................................................. 27 Actividades de la enfermera .............................................................................................................. 29 Conclusión......................................................................................................................................... 31 Bibliografía ....................................................................................................................................... 32 ANEXOS........................................................................................................................................... 33
INTRODUCCIÓN
Consideramos la muerte como algo natural, es algo normal en el proceso de la a vida de todo ser humano, se debe de hablar de ella con naturalidad para reducir angustias y duelos complicados el papel que en el cual desarrollan los enfermeros y/o enfermeras puedan ayudar o intervenir en situaciones desagradables del paciente como las perdidas familiares. La comunicación enfermero-paciente, con un significado para el seguimiento de la atención de un paciente con sufrimiento o dolor humano podemos entender que mucho de esta relación nos lleva a comprender que la manera en la que se da, podría ser la forma en la que tanto el enfermo como familia, desestabiliza todas sus áreas bio-psico-social-espiritual. Una de las funciones de la enfermera(o), es poder otorgar tanto de los cuidados físicos como el psicológico, y reincorporar al usuario ante la sociedad con estos dos puntos estables. Se presentan las actividades de la enfermera tanatología y así mismo las etapas de duelo que existen por lo cual usamos estas herramientas para el mejoramiento sobre los cuidados que se pueden brindar en sucesos de ese tipo.
OBJETIVOS
Objetivo general: Como personal de enfermería nuestro objetivo general es conocer nuestra función y como desempeñar nuestra función como enfermera tanatología en situación de perdida.
Objetivos específicos: ➢ Actividades a realizar como enfermeras tanatologías. ➢ Tener el conocimiento y utilizar herramientas necesarias para la atención del paciente en situación de perdida. ➢ Concepto especifico de tanatología y las etapas de duelo.
METODOLOGÍA El presente trabajo “Manual de atención integral en pacientes con situación de perdida” según el modelo de Martha Rogers, tendrá un enfoque metodológico cualitativo, porque se utilizará la recolección de datos sin medición numérica, como las descripciones y las observaciones. Para la búsqueda de literatura disponible sobre la teoría de seres humanos unitarios de Martha Rogers y Método de investigación sobre la tanatología y sus procesos enfocados en el área de psicología para brindarle una adecuada atención integral a los pacientes en situación de pérdida y proceso de duelo, en pacientes con enfermedades terminales, discapacidad o algún proceso psicológico que afecte al paciente y ayudar a sus familiares a enfrentar este proceso y de igual manera brindarle atención, darle herramientas de cómo enfrentar y apoyar a sus familiares en este proceso de perdida.
Método: Cualitativo permite tener una visión inicial del abordaje de la teoría de los seres humanos unitarios. Herramienta de búsqueda de revistas y artículos científicos utilizada en la investigación por su facilidad de limitación en lo que se refiere a nombres de autor, editorial o año de publicación. En este caso, se ha realizado la búsqueda en las principales bases de datos en consultas a libros, artículos, estudios y revistas científicas. Resultados: Planeación y elaboración de manual tanatologico para diseñar e implentar técnicas de atención a los pacientes desde la niñez hasta la etapa adulta y posteriormente los familiares para trabajar con ellos el. Proceso de pérdida o duelo.
MARCO TEORICO
La Tanatología es una disciplina que aborda los procesos de la muerte, el estudio de la Tanatología como es abordada hoy en día, da inicios en los años sesentas a través de las experiencias de la Dra. Elizabeth Kubler-Ross, médico psiquiatra de origen suizo. Ella se empezó a interesar por los pacientes terminales, quienes en aquellas épocas eran excluidos en determinadas zonas de hospitales, recibiendo una mínima atención en espera del desenlace fatal. Se percató de las diferentes necesidades de estos pacientes y de sus familiares para lidiar con la circunstancia en la que se encontraban. Empezó a acompañarlos en este proceso y fue aprendiendo las múltiples facetas por las que transitaban estos grupos de enfermos. Actualmente la Tanatología como disciplina o campo profesional ha alcanzado amplia difusión. Muchas de las escuelas en el área médica se preocupan por incluir en su currículo cursos sobre el tema que preparen a los futuros profesionales a tratar de manera adecuada a estas personas. Martha Rogers define la Enfermería la como ciencia humanitaria y arte. Sus actividades irán encaminadas hacia el mantenimiento y promoción de la Salud, prevención de las enfermedades y rehabilitación de enfermos e incapacitados. Para ello se intervendrá sobre la totalidad del hombre, grupo y entorno.
Síndrome de burnout
El burnout laboral, también denominado síndrome del quemado o síndrome de quemarse en el trabajo, es un trastorno emocional de creación reciente que está vinculado con el ámbito laboral, el estrés causado por el trabajo y el estilo de vida del empleado. Este síndrome puede tener consecuencias muy graves, tanto a nivel físico como psicológico. Los síntomas más comunes son depresión y ansiedad, motivos de la gran mayoría de las bajas laborales. El síndrome de burnout suele aparecer, en la mayoría de los casos, en las personas que han elegido su oficio de manera vocacional (es muy frecuente en enfermería, medicina y el profesorado) y con menos asiduidad en trabajos que se desempeñan de forma obligatoria. Aunque al principio las manifestaciones y el malestar sólo se extienden a la vida laboral, finalmente también llegan a alcanzar, en casi todas las situaciones, la vida social y familiar del trabajador afectado. Causas El principal detonante del síndrome de burnout es el entorno laboral y las condiciones de trabajo. El empleado que está expuesto de manera continua a, entre otros, altos niveles de estrés, carga de trabajo excesiva, poca autonomía, malas relaciones en el trabajo y ausencia de apoyo en su entorno, falta de formación para desempeñar las tareas, etc., puede llegar a padecer un estrés crónico que acabe provocando el burnout. Por ese motivo, el vínculo entre el estrés y el burnout es muy fuerte. Las causas suelen ser exigencias excesivas que originan tensiones. Sin embargo, existen una serie de factores de riesgo:
La organización Situaciones como el exceso de burocratización sin apoyo específico, falta de tiempo para organizar las tareas (que llevan a que el trabajador nunca salga a su hora y tenga que llevarse trabajo a casa), así como no contemplar las sustituciones por bajas temporales pueden elevar los niveles de estrés y, a la larga, propiciar el burnout. Expectativas interpersonales Todos los trabajadores tienen unas expectativas respecto a su actividad laboral que muchas veces no se ajustan a la realidad cotidiana y provocan que la adaptación a esa realidad se produzca de forma más lenta. Si esas expectativas son muy altas y no se cumplen, el trabajador puede desarrollar síntomas como ansiedad, apatía o tristeza, entre otros. Cualidades personales Aunque no existe un perfil de la persona que puede padecer esta afección, sí existen algunas cualidades y rasgos personales que si los tiene una persona indica que ese trabajador es más propenso a tener el síndrome. Así, las personas conformistas, inseguras y dependientes tienen más posibilidades de sufrir depresión y ansiedad si tienen que enfrentarse a situaciones estresantes. Síntomas Las principales manifestaciones de este síndrome son:
Sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia.
Baja autoestima.
Poca realización personal.
Estado permanente de nerviosismo.
Dificultad para concentrarse.
Comportamientos agresivos.
Dolor de cabeza.
Taquicardia.
Insomnio.
Bajo rendimiento.
Absentismo laboral.
Aburrimiento.
Impaciencia e irritabilidad.
Comunicación deficiente.
Prevención La prevención del síndrome del trabajador quemado debe comenzar en la empresa del empleado. La primera medida que deben tomar es evaluar las situaciones que generan el estrés y la ansiedad en el trabajador y tomar las decisiones y las medidas adecuadas para intentar reducirlo. Para ello deben mejorar la organización y proveer de herramientas necesarias para que el trabajador pueda realizar sus tareas de forma adecuada y no tenga tanta sobrecarga laboral. Tipos El síndrome del trabajador quemado puede dividirse en dos tipos: Burnout activo: El empleado mantiene una conducta asertiva. Se relaciona con elementos externos a la profesión. Burnout pasivo: Suele tener sentimientos de apatía y se relaciona con factores internos psicosociales.
Diagnóstico Para poder diagnosticar el síndrome, los especialistas tienen que conocer los síntomas de la patología y realizar una entrevista clínica con el empleado que les permita averiguar si existe la sospecha de padecer la enfermedad. Además, conviene que el profesional conozca cómo es su situación dentro de la empresa y cómo está organizado el trabajo.
Tratamientos Las estrategias para tratar el burnout van encaminadas a reducir los niveles de estrés, ansiedad y depresión (en los casos en los que hubiere).
Etapas de duelo
Elisabeth Kübler-Ross fue una psiquiatra suizo-estadounidense nacida en 1926 que se especializó en los cuidados paliativos y en las situaciones cercanas a la muerte. Después de trabajar durante años en contacto con pacientes en estado terminal, desarrolló el famoso modelo de Kübler-Ross en el que establece 5 etapas de duelo. Aunque el nombre de esta teoría pueda parezca indicar lo contrario, Kübler-Ross no llegó a la conclusión de que después de la muerte de un ser querido se pasa por cinco fases que siempre se van sucediendo en orden, de forma secuencial. Lo que hizo esta investigadora fue, más bien, definir cinco estados mentales que actúan como referencia para entender cómo se va produciendo la evolución del doliente, desde el momento en el que sabe que su ser querido ha muerto hasta que acepta esta nueva situación. Eso significa que no todas las personas en fase de duelo tienen por qué atravesar las 5 etapas, y que aquellas que atraviesan no aparecen siempre en el mismo orden. Sin embargo, Elisabeth Kübler-Ross consideró que estas etapas sí eran útiles como sistema de categorías para poder conceptualizar de un modo relativamente simple todos los matices del modo en el que se gestiona el duelo, una fase que en algunos casos se expresa a través de la labilidad emocional. 1. Etapa de la negación El hecho de negar la realidad de que alguien ya no está con nosotros porque ha muerto permite amortiguar el golpe y aplazar parte del dolor que nos produce esa noticia. Aunque parezca una opción poco realista, tiene su utilidad para nuestro organismo, ya que ayuda a que el cambio de estado de ánimo no sea tan brusco que nos dañe.
La negación puede ser explícita o no explícita, es decir, que aunque nos expresemos verbalmente aceptando la información de que el ser querido ha muerto, a la práctica nos comportamos como si eso fuese una ficción transitoria, es decir, un papel que nos toca interpretar sin que nos lo creamos del todo. En otros casos, la negación es explícita, y se niega de manera directa la posibilidad de que se haya producido la muerte. La negación no puede ser sostenida de manera indefinida, porque choca con la realidad que aún no se ha llegado a aceptar del todo, así que terminamos abandonando esta etapa.
2. Etapa de la ira La rabia y el resentimiento que aparecen en esta etapa son fruto de la frustración que produce saber que se ha producido la muerte y que no se puede hacer nada para arreglar o revertir la situación. El duelo produce una tristeza profunda que sabemos que no puede ser aliviada actuando sobre su causa, porque la muerte no es reversible. Además, la muerte es percibida como el resultado de una decisión, y por eso se buscan culpables. Así, en esta fase de la crisis lo que domina es la disrupción, el choque de dos ideas (la de que la vida el lo deseable y la de que la muerte es inevitable) con una carga emocional muy fuerte, por lo que es fácil que se den estallidos de ira. Así, es por eso que aparece una fuerte sensación de enfado que se proyecta en todas las direcciones, al no poder encontrarse ni una solución ni alguien a quien se le pueda responsabilizar completamente por la muerte. Aunque una parte de nosotros sepa que es injusto, la rabia se dirige contra personas que no tienen la culpa de nada, o incluso contra animales y objetos.
3. Etapa de la negociación En esta etapa se intenta crear una ficción que permita ver la muerte como una posibilidad que estamos en posición de impedir que ocurra. De algún modo, ofrece la fantasía de estar en control de la situación. En la negociación, que puede producirse antes de que se produzca la muerte o después de esta, fantaseamos con la idea de revertir el proceso y buscamos estrategias para hacer que eso sea posible. Por ejemplo, es frecuente intentar negociar con entidades divinas o sobrenaturales para hacer que la muerte no se produzca a cambio de cambiar el estilo de vida y "reformarse". Del mismo modo, el dolor es aliviado imaginando que hemos retrocedido en el tiempo y que no hay ninguna vida en peligro. Pero esta etapa es breve porque tampoco encaja con la realidad y, además, resulta agotador estar pensando todo el rato en soluciones.
4. Etapa de la depresión En la etapa de la depresión (que no es en sí el tipo de depresión que se considera trastorno mental, sino un conjunto de síntomas similares), dejamos de fantasear con realidades paralelas y volvemos al presente con una profunda sensación de vacío porque el ser querido ya no está ahí. Aquí aparece una fuerte tristeza que no se puede mitigar mediante excusas ni mediante la imaginación, y que nos lleva a entrar en una crisis existencial al considerar la irreversibilidad de la muerte y la falta de incentivos para seguir viviendo en una realidad en la que el ser querido no está. Es decir, que no solo hay que aprender a aceptar que la otra persona se ha ido, sino que además hay que empezar a vivir en una realidad que está definida por esa ausencia.
En esta etapa es normal que nos aislemos más y que nos notemos más cansados, incapaces de concebir la idea de que vayamos a salir de ese estado de tristeza y melancolía.
5. Etapa de aceptación Es en el momento en el que se acepta la muerte del ser querido cuando se aprende a seguir viviendo en un mundo en el que ya no está, y se acepta que ese sentimiento de superación está bien. En parte, esta fase se da porque la huella que el dolor emocional del duelo se va extinguiendo con el tiempo, pero también es necesario reorganizar activamente las propias ideas que conforman nuestro esquema mental. No es una etapa feliz en contraposición al resto de etapas del duelo, sino que al principio se caracteriza más bien por la falta de sentimientos intensos y por el cansancio. Poco a poco va volviendo la capacidad de experimentar alegría y placer, y a partir de esa situación las cosas suelen volver a la normalidad.
Papel de la enfermera en tanatología
Como seres humanos dedicados a la salud, tenemos el deber y la obligación de estar en equilibrio bio-psico-social y espiritual para mantener un estado de salud pleno y poder dar una atención completa a nuestros enfermos. Hay que aceptarnos, conocernos y amarnos para poder aceptar, conocer y amar a nuestros pacientes, sin importar: raza, color, religión, estado civil, condición social, predilección sexual. etc. Debemos de incluir en nuestra conciencia la palabra muerte, como un proceso y no un instante o momento; es un deber ayudar a nuestro paciente a vivir, mas no a sobrevivir, pasando del curar al aliviar. El ser cuidadosas en las necesidades físicas, espirituales, psicológicas y sociales de los enfermos, deben ser el núcleo central de la profesión ante el dolor, enfermedad, agonía y muerte. Utilizando nuestros sentidos para detectar las necesidades de nuestro paciente a través de la vista, tacto, oídos. El no abandonar a un enfermo es un compromiso ético que consiste en acompañarlo en el trayecto de su enfermedad sin importar cuál sea su desenlace; sería muy gratificante que al final de la vida, justo antes de emprender la partida, el moribundo pueda tener una enfermera amiga con gran calidad humana; que le permita morir con su compañía, aliviándole sus síntomas y disipando sus temores.
Las bases de relación enfermera-paciente son: 1. Observación de su comportamiento para reconocer el verdadero significado de las actuaciones y necesidades del paciente. 2. La comunicación con el paciente y su familia para llegar a conocerla y comprenderla 4. Alertar al paciente en la participación de su propia supervisión del proceso de atención a su enfermedad, cuyo fin es aumentar el dominio del paciente sobre su vida. 5. Interpretar el dolor y elegir las medidas adecuadas para cuidar y consolar el sufrimiento. 6. Proporcionar alivio y establecer comunicación a través del sentido del tacto; por medio de un contacto cálido y humano; que transmita sentimientos de apoyo, aportando estímulos de bienestar físico y sobre todo de amor. 7. Facilitar el apoyo moral e informativo a la familia del paciente. Debemos de tener en cuenta las necesidades del paciente, pero también de una manera especial, la familia. 8. Orientar al paciente en el curso de su enfermedad acerca de las fluctuaciones emocionales y orgánicas que irá presentando. 9. Trazar objetivos con fines reales y terapéuticos; los cuales deben ser realistas y accesibles; orientándolos a la mejoría del comportamiento social, condición física, psicológica y espiritual. 10. Crear y mantener un equipo terapéutico en donde se puedan expresar los sentimientos, experiencias y dudas con el fin de sobrellevar la carga emocional que implica el trabajo de ser enfermera. “La enfermera brinda al moribundo ayuda compasiva y misericordiosa. Esta actitud debe provenir del profundo sentido de su quehacer y su madurez, sensibilidad, confianza, serenidad, pertenencia y todas las cualidades morales que deben distinguir para que esta
ayuda no aparezca como algo pasivo; por el contrario ser compasivo y misericordioso exige de sí mismo conocimiento, integridad y sentido de trascendencia”. La profesión de enfermería no sólo debe de basarse a su labor teórica, sino que debe de integrar su profunda experiencia a través del contacto con sus pacientes, lo cual le permitirá madurar, crear y ser cada día más sensitiva para estar atenta ante cualquier situación que se presente en cada momento. Nosotras como enfermeras ante la agonía y la muerte debemos de establecer una relación terapéutica y profesional con un gran sentido de humanidad que nos exige el hecho en primera instancia de ser personas y en segundo lugar el ser enfermeras.
Psicológico
El hecho de morir es, sin duda, unos de los acontecimientos más difíciles de afrontar y con mayor impacto psicológico. En éste emergen un intenso flujo de emociones y sentimientos, tanto en el enfermo como en la familia, que por su dificultad en el manejo puede provocar una desestructuración emocional en ambos.
La manera en que una persona hará frente a la muerte y elaborará sus propias emociones dependerá de la interacción de distintos factores, como son: el tipo y el proceso de enfermedad, recursos personales, familiares y sociales de que disponga, su personalidad y las estrategias que haya puesto en marcha ante otras situaciones difíciles. Basándonos en el modelo de Lazarus y Folkman (1969) el estrés psicológico se produce cuando el individuo percibe como amenazante cualquier elemento del medio y evalúa que los recursos que posee son insuficientes para hacerle frente. Si por el contrario, ante una sensación de amenaza percibe que tiene los suficientes recursos (personales, familiares y sociales) realizará un afrontamiento adecuado. De aquí podemos deducir que es la ruptura del equilibrio entre la percepción de la amenaza y la evaluación de la carencia de recursos lo que produce estrés psicológico, y éste es el que conduce al sufrimiento del paciente y la familia, dando lugar a respuestas emocionales, cognitivas y conductuales que pueden llegar a convertirse en des adaptativas. La función del psicólogo, por tanto, será complementar y optimizar el objetivo primordial del equipo de cuidados paliativos, es decir, la consecución del bienestar para el enfermo y la familia favoreciendo, en este caso, la adaptación psicológica al proceso de la enfermedad y la muerte.
Para conseguir este objetivo seguiremos dos pasos: Primero: Detectar y priorizar sus necesidades, físicas, sociales, psicológicas, espirituales; sus miedos, a lo desconocido, al proceso de la enfermedad, al dolor físico, al deterioro, a la soledad, al abandono, al rechazo, a ser una carga...; sus preocupaciones, por las despedidas, separaciones...; sus pérdidas, de salud, de imagen corporal, de autonomía, de autoestima, de control sobre su vida, de rol, de amigos, de futuro, de proyectos, de ganas de vivir...; que son percibidas por el paciente como una amenaza, para que pueda suprimirlas o reducirlas. Igual haremos con las necesidades, preocupaciones y temores de la familia. Entre las preocupaciones y temores más frecuentes están: miedo a no ser capaz de cuidar al enfermo cuando se vaya deteriorando y no tener ayuda profesional cuando se necesite; preocupación porque sufra y muera con dolor; preocupación por ser responsable de que quizás no ha agotado todos los recursos para hacer frente a la enfermedad; miedo a no darse cuenta de que el enfermo se muere y encontrarse solo en ese momento; temor de que alguien le descubra el diagnóstico y/o pronóstico al paciente, pensando que éste no va a poder hacerle frente; temor a haber tomado la decisión equivocada de tener al enfermo en casa; preocupación de no saber qué hacer cuando el enfermo haya muerto; miedo a tener que sacar a una familia adelante y a un futuro lleno de soledad; y preocupación por el tiempo que les queda de vivir juntos. (Copperman, 1983). Segundo: Evaluar y potenciar los recursos del paciente y de la familia, y en el caso de que no existieran, implementarlos con las estra- tegias específicas necesarias con el fin de un adecuado manejo de sus emociones, pensamientos y conductas, para reducir o suprimir la sensación de impotencia y aumentar la percepción de control sobre su realidad.
¿Cuáles son las respuestas más comunes en el enfermo y la familia en las que vamos a tener que intervenir? Unas son consecuencia del estrés, como la ansiedad, la depresión, la hostilidad y la claudicación emocional (en la familia). Estas respuestas pueden ser adaptativas y lógicas en un primer momento debido a la estimulación aversiva; sin embargo, si se mantienen en el tiempo y en intensidad, carnificándose, se pueden convertir en des adaptativas. Nos podemos encontrar además con un déficit de comunicación entre enfermo y familia y/o conspiración del silencio. También habrá que tener en cuenta el dolor intenso que padece el cuidador primario y la familia por la muerte de un ser querido y que va a dar lugar a una serie de respuestas emocionales (duelo).
Todo ello se va a manifestar en tres dimensiones: a) Cognitiva: Pensamientos irracionales reiterativos de culpa, indefensión, desesperanza; distorsiones cognitivas; disminución de la autoestima; evitación cognitiva (negación). b) Fisiológica: Hiperventilación, tensión muscular, dolores psicosomáticos e insomnio, entre las más frecuentes. c) Motora: Llanto, irritabilidad, comportamientos hostiles, aislamiento, inhibición, sobreprotección (en la familia), conductas de evitación, hiperactividad (en la familia). El instrumento terapéutico idóneo para conseguir nuestros objetivos es el counselling (Arranz y Bayés, 1996), herramienta que vuelve más eficaz la comunicación con el paciente ayudándole en la toma de decisiones, facilitando la expresión de temores y los cambios de comportamiento. Es, por tanto, un medio y no un fin en sí mismo. Esta herramienta, al utilizar la pregunta y no la aseveración, consigue que el sujeto se dé respuestas a sí mismo provocando cambios más estables tanto a nivel cognitivo como
conductual. En definitiva, el counselling es el arte de hacer reflexionar a una persona por medio de preguntas, de modo que pueda llegar a tomar las decisiones que considere adecuadas para él y para su salud (Barreto, Arranz y Molero, 1997). También tendremos que poner en práctica una serie de habilidades básicas de comunicación, entre las que destacan: - Empatía - Escucha activa. - Preguntar (no presuponer). - Permitir la expresión de emociones. - Evitar frases que no consuelan. - Evitar falsas expectativas pero dar paso a la esperanza. Estas habilidades constituyen el soporte de la estrategia de trabajo que se desarrolla de la siguiente forma: a) Dando información. b) Aprovechando al máximo los recursos del paciente y familia. c) Usando técnicas cognitivo conductuales:
- Entrenamiento en reestructuración cognitiva. - Detención de pensamientos. - Auto instrucciones. - Resolución de problemas. - Entrenamiento en relajación y visualización. - Planificación de actividades gratificantes. - Habilidades Sociales: Comunicación asertiva. - Control estimular. - Refuerzo de conductas adaptativas y extinción de conductas des adaptativas.
El psicólogo, como el resto de los profesionales que integran el equipo de Cuidados Paliativos (médico, enfermera, trabajadora social, voluntarios, auxiliares, asistentes espirituales, fisioterapeutas, etc.), deberá tener presente que la atención al binomio enfermo/familia se llevará a cabo a través de la intervención conjunta y complementaria de todos ellos y en coordinación con los servicios oncológicos y de atención primaria (Sánchez Sobrino y Sastre Moyano, 1996).
Físico
El paciente demanda tiempo que vaya más allá de la atención física, necesita ser escuchado, a acompañado y que sea asistido en el: 1. Control del dolor. 2. Control sintomático por sistemas. 3. Soporte emocional. 4. Soporte familiar. 5. Consejería espiritual. 6. Asesoría profesional. Debemos de agudizar nuestros sentidos para detectar todas y cada una de las necesidades de nuestros pacientes: • Utilizar sus ojos para ver si se encuentra cómodo o si presenta signos de dolor. • Observar su boca para ver el estado en que se encuentran las mucosas, dentadura, lengua. • Observar la piel, ver si hay zonas de presión y el estado de hidratación. • Observar el rostro; ver la expresión facial, la cual nos puede mostrar sentimientos de tristeza, depresión, ansiedad, cansancio, inviabilidad, indiferencia, miedo, etc. • Utilizar los oídos para escuchar todo lo que el paciente nos quiera comentar o trate de decirnos, preguntar en cada una de nuestras acciones realizadas si siente mejoría o no. • Vigilar el sueño del paciente, es importante su descanso.
• Utilizar el olfato para poder percibir olores desagradables; de dónde provienen para evitar infecciones. Nosotros podemos hacer que el paciente esté en un medio adecuado lleno de calidad, calidez y amor. El tener a la vista objetivos conocidos pueden hacer que el paciente se encuentre más cómodo y seguro, preguntar a él y a la familia qué es lo que lo motiva más; pudiendo ser: imágenes, libros, fotos y objetos significativos; de esta forma se le concede algún control sobre su medio ya que lo ha perdido en otros aspectos de la vida diaria. Debemos aprender a escuchar, tener tacto y no evadir conversaciones por dolorosas que sean, hay que estar ahí, escuchar al paciente, no debemos preocuparnos por reconfortar con palabras correctas para consolar a nuestro paciente; sólo necesita la presencia, hay que usar nuestro tacto; ésta es una manera significativa de comunicación. Es vital estimular a la familia para que participe en las conversaciones, pasatiempos y actividades del paciente. G. Coordinación en la organización del equipo interdisciplinario Es de vital importancia para la enfermera mantener relaciones adecuadas con todo el equipo de salud para brindar una atención de calidad a todos nuestros pacientes, manteniendo una buena comunicación con todos y cada uno de ellos.
Laboral
Laboral es un adjetivo con el que se califica y relaciona una actividad determinada con eventos en los que se manifiesta un interés o propósito de un conjunto de personas por desarrollar un producto, prestar un servicio o completar las metas de un sistema administrativo. En pocas palabras, lo laboral es aquello que tiene que ver con el trabajo. Existen casos en los que termino laboral no está directamente relacionado con la relación entre un jefe y un empleado, sino que más bien complementa de alguna forma esta conexión social. La relación social comprende básicamente aquella en la que una persona contrata a otra para que realice determinadas tareas establecidas en un contrato o documento en el que se acuerdan todas las condiciones del empleo, en estas están incluidas tanto los derechos que tiene el jefe sobre su empleado como los deberes (pagos, responsabilidad social y garantía de óptimas condiciones de trabajo). El derecho laboral por su parte es aquella rama del derecho que está que regula la relación desde el punto de vista jurídico y legal. El derecho laboral legisla en base a la relación y protección de ambas partes de una empresa, tanto el trabajador como el empleador se vean resguardados y comprometidos con sus derechos y deberes. Todos los países tienen una ley en particular que establece un compendio de normas en la que no solo se controla la conexión, sino que se establecen parámetros vitales como el límite de los sueldos y salarios y las jornadas laborales, las cuales varían según el tipo de administración gubernamental, lo esencial del derecho laboral es imprimirle los caracteres sociales a la relación para sostener una equidad en el trato establecido.
Espiritual
La espiritualidad es el conocimiento, aceptación o cultivo de la esencia inmaterial de uno mismo. Espiritualidad es una palabra que deriva del griego y que está compuesta por la voz espíritus que significa 'respiro', -alis, que se refiere a 'lo relativo a', y el sufijo -dad, que indica cualidad, por lo tanto, etimológicamente, espiritualidad es todo lo relativo a la cualidad de lo espiritual o espíritu. La espiritualidad humana es definida como la conciencia de una parte de nosotros que no se manifiesta materialmente y que está ligada a algo superior a todos los seres vivos. En religión, la espiritualidad es dirigir la vida y el desarrollo espiritual según las enseñanzas y normas de un dios o profeta. La espiritualidad cristiana, por ejemplo, tiene como base y fundamento las enseñanzas de Cristo y de sus discípulos. La espiritualidad es un valor positivo y superior, ya que es una cualidad que determina, en la mayoría de los casos, un comportamiento coherente con los valores morales y éticos que ayudan al desarrollo individual. Cuatro leyes de la espiritualidad En la India, existe la enseñanza popular de las cuatro leyes de la espiritualidad, que son las siguientes: La persona que llega es la persona correcta. Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido. En cualquier momento que comiences es el momento correcto. Cuando algo termina, termina.
Social Social es aquello que repercute de forma directa en toda la sociedad. Sin duda, el tejido social es muy complejo puesto que está formado por individuos diferentes entre sí. El ser humano es un ser individual que necesita de momentos de intimidad, pero también es un ser social que se relaciona con los demás en el plano académico, en el ámbito profesional, en el plano del ocio, en la familia... La felicidad de los individuos a nivel individual mejora también la sociedad. Del mismo modo, un problema social importante también produce una preocupación a nivel individual. Por ejemplo, un país que sufre una crisis económica grave en la que el desempleo es un problema social importante, cuenta con la solidaridad de los individuos que a nivel particular ponen su granito de arena para apoyar a los más desfavorecidos. Todo ser humano a nivel individual tiene derechos y deberes. A nivel social, se debe de defender los derechos de los colectivos más vulnerables. Existen pilares fundamentales de una sociedad avanzada como la educación y la sanidad. De esta forma, el plano social y el ámbito individual interactúan de una forma constante porque todo ser humano vive en un contexto social determinado y el entorno también ejerce una influencia a nivel personal. Desde este punto de vista, teniendo en cuenta que ciudadanos virtuosos crean una sociedad feliz, entonces, es importante que cada ser humano como objetivo de vida se plantee que puede hacer para construir una sociedad mejor y aportar su granito de arena al bien común: 1. En primer lugar, es muy importante recordar que la verdadera felicidad surge de realizar el bien como un valor que es un fin en sí mismo. 2. Por otra parte, todo ser humano puede educar su carácter para practicar sus habilidades sociales. Por ejemplo, la simpatía hace que la convivencia entre las personas sea más
agradable. Del mismo modo, la sonrisa también es un gesto que transmite mucha esperanza tanto a quien la ofrece como a quien la recibe. 3. El pensamiento positivo influye en el sentimiento y a su vez se muestra en la acción. Por eso, para tener acciones positivas también es muy importante generar pensamientos optimistas. 4. Cada ser humano puede dar lo mejor de sí mismo al dejar su propia esencia personal en sus acciones. Mostrar interés por los demás es un punto positivo.
Actividades de la enfermera
Esta función no sólo debe ser con el paciente sino también con el familiar y el equipo de salud. 1. Evaluar la disposición del paciente para recibir explicaciones. 2. Ayudar al paciente para que integre su enfermedad en su diario vivir. 3. Descubrir y entender la interpretación que hace el paciente de su propia enfermedad. 4. Explicar cada uno de los tratamientos y procedimientos que se va a realizar. C. Función diagnóstica y de supervisión La enfermera es la que pasa el mayor tiempo con el paciente, por lo que es capaz de realizar un diagnóstico y ejecutar un plan de cuidados ajustado a las necesidades de cada paciente, por lo que debemos de tener en cuenta: 1. Apreciación y documentación de cambios significativos en el estado del paciente, 2. Prevenir las crisis y/o empeoramiento antes de que sea una situación grave. 3. Evitar las complicaciones. 4. Anticipación de las necesidades asistenciales del enfermo. 5. Valoración de las posibilidades de satisfacción del paciente y su capacidad de respuesta a las distintas vías de tratamiento. D. Acción eficaz de situaciones que cambian radicalmente. La enfermera debe evaluar, proceder y movilizar al paciente idóneamente para evitar complicaciones; así mismo actuar rápidamente en caso de urgencia. E. Administración y supervisión de las intervenciones y tratamientos terapéuticos
Estas actividades pueden ayudar a: 1. Iniciar o mantener una terapia intravenosa con mínimo riesgo y complicaciones no deseadas. 2. Administrar de manera segura y eficaz medicamentos. Estando atenta a efectos adversos, reacciones secundarias, toxicidad, etc. 3. Movilizar al paciente para evitar lesiones por presión, complicaciones respiratorias y gastrointestinales. F. Supervisión y garantía en cuanto a la calidad de la asistencia 1. Facilitar un dispositivo de soporte que garantice una asistencia sin riesgos. 2. Discernir qué se puede omitir o añadir a las prescripciones médicas sin riesgos para el paciente. 3. Coordinación con el equipo interdisciplinario de salud para proporcionar una atención de calidad al enfermo en su entorno bio-psico-social y espiritual. Bener en 1987 clasificó en 7 campos o áreas de actividad los cuidados de enfermería ante un paciente moribundo: A. Función de ayuda al enfermo. B. Función docente y tutelar. C. Función diagnóstica y de vigilancia del paciente. D. Acción eficaz de situaciones que cambian rápidamente. E. Administración y supervisión de intervenciones y tratamientos terapéuticos. F. Supervisión y garantía en la actividad de asistencia.
Cambio de posición para evitar ulceras por presión.
Monitoreo de s/v.
Cambio de ropa de cama si procede.
Conclusión
Proceso de duelo debe vivirse dignamente, lo que implica enfrentar el dolor y el sufrimiento, permitiéndonos asimilar cada una de nuestras emociones que van apareciendo durante el proceso de duelo. La muerte de un ser querido y su impacto, dependerá del grado de intimidad de la relación, pero también de la capacidad de desprendimiento. La capacidad que tiene una persona de recuperarse frente a la adversidad es diferente. Cuando se han tenido lazos afectivos muy fuertes, la vida del deudo será duramente “sacudida”, en cambio, si las relaciones fueron distantes, el grado de dolor será mínimo. Después de una pérdida, las cogniciones toman otro rumbo y el entorno de vida del adulto es apreciado de un modo distinto. Ahora bien, el adulto puede no llegar a una resolución saludable si las tareas del duelo no se cumplen, afectando, así, su personalidad y con ésta, la rutina diaria de actividades. Las emociones se ven afectadas durante dicho proceso, ya que pocas veces estamos preparados para poder comprender la ausencia de los seres que amamos, y esto nos conduce en ocasiones a disminuir nuestra vida social y experimentar sentimientos de coraje, impotencia, culpa, en sí, un coctel de sentimientos. Pero, también, existe una gran posibilidad de que en este procedimiento, el entorno social y familiar del individuo, le tiendan la mano, ayudándolo a reorientar su energía, pero depende también de la aceptación que éste pueda tener hacia la ayuda que recibe, esto sin olvidar que el duelo, tanto en hombres como en mujeres, se vive y se siente de manera diferente. Por otro lado, al ser nosotros un grupo social en donde la cultura hacia la muerte se ha ido perdiendo, debemos empezar a trabajar en este aspecto.
Bibliografía
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ANEXOS