Consejos para tener siempre una escuela limpia
La escuela es como tu segundo hogar; en él pasas la mitad del día, mientras te encuentras en sus instalaciones, no sólo aprendes, también convives con tus amigos y disfrutas de sus canchas, jardines y bancas. Por lo anterior, es indispensable que lo cuides de la misma manera que cuidas tu casa. Es por esto que doy estos consejos: • • • • • • • •
No rayes las butacas, ni las puertas de los baños. Tira la basura en los cestos. Evita azotar las puertas. No juegues con balones dentro del salón de clases. Hazlo únicamente en las canchas. No dañes los árboles, áreas verdes o arbustos. Decorar los pasillos con rotulo sobre higiene ambiental. Poner varios botes de basura, en puntos estratégicos. Poner tapetes en las entradas de salones o pasillos.
¡Con estos sencillos actos ayudarás a mantener tu escuela limpia y bonita!
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La limpieza en los centros educativos
Como vemos, cada dependencia común presenta sus peculiaridades y requiere una atención especial (lavabos, sala de actos, cocina y comedor, secretaría y administración, escaleras y pasillos de acceso…). En el caso de los elementos centrales en este tipo de establecimientos; esto es, las aulas, podemos enumerar una serie de recomendaciones básicas de obligada observación:
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Vaciar las papeleras. Eliminar el polvo de las zonas altas por encima de los hombros. Limpiar el mobiliario. Prestar especial atención a aquellos elementos que se toquen con las manos: teléfonos, ordenadores, pomos de puertas, etc. • Eliminar el polvo del suelo con una mopa en suelos lisos. • Fregar el suelo. El otro gran factor que considerar es la frecuencia. Ésta viene condicionada por las necesidades propias de cada local o actividad y, según este criterio, podemos dividir las tareas higiénicas en tres grandes categorías:
Primera limpieza: preparar las superficies después de su colocación, operación que facilitará su posterior mantenimiento. Mantenimiento diario: técnicas rápidas para su aplicación día a día. Limpieza periódica: operaciones que permitan tratar parcialmente aspectos puntuales a fin de obtener un nivel de limpieza compatible con las exigencias de los usuarios. En este último caso, la periodicidad puede ser semanal (polvo de estanterías y paredes, por ejemplo), quincenal (zonas de uso no diario, archivos, sótanos…), mensual (cristales, puntos de altura…), trimestral (pavimento) o anual (persianas, zonas de difícil acceso, etc.) según el caso y, sobre todo, según conste en el pliego de condiciones o contrato.
Finalmente tampoco debemos pasar por alto la especificidad de las cocinas y comedores, espacios considerados de alto riesgo donde la limpieza debe ser especialmente cuidada y detallada, además de las tareas de desinfección (precauciones que cobran todavía más importancia en los casos de parvularios y guarderías). Aunque la tendencia actual es que cada vez más centros externalizan un servicio de catering y tan sólo se ocupan de servir la comida, las frecuencias de limpieza deben ser acortadas y poner el máximo esmero en los rincones y zonas de trabajo.
Una buena planificación en las tareas de limpieza de nuestro centro educativo será clave para que su puesta en práctica resulte provechosa y, sobre todo, que no pase por alto ningún elemento importante y ponga énfasis en aquellos aspectos concretos que demanda la tipología específica de nuestros espacios, según el caso.