Tp-arg-miparte.docx

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4. Investiga sobre el perfil público y privado de Leandro N. Alem e Hipólito Irigoyen. Destaca sus semejanzas y diferencias. Leandro N. Alem y su sobrino Hipólito Irigoyen protagonizaron los movimientos políticos encabezados por la Unión Cívica Radical a finales del siglo XIX y principios del XX. Durante su militancia participaron de los movimientos revolucionarios radicales (década de 1890), la Ley electoral Sáenz Peña y la Reforma Universitaria (1918). Leandro N. Alem nació en Buenos Aires (1842 – 1896) Su infancia: su padre, Leandro Antonio Alem, fue miembro importante de la sociedad popular restauradora “la mazorca”, de Rosas. También se sumó a la causa de Manuel Dorrego, que llega a ser gobernador del pueblo de Buenos Aires de manera legítima al ser elegido por el pueblo. Pero cuando Lavalle regresa de la guerra del Brasil da un golpe de estado contra Dorrego y luego lo mata, lo fusila. Por consiguiente, Juan Manuel de Rosas asume la gobernación como venganza a la muerte de Dorrego. Alem forma parte de las fuerzas de Hilario Lagos que luego de Caseros atacan a al gobierno de Buenos Aires y son derrotados. Su padre es detenido por los unitarios y ahorcado frente a su hijo. Esta muerte influye en su psiquismo, ya que, el padre fue colgado por 4 horas para enseñar al resto. Perfil privado de Leandro N. Alem: descripto como un hombre bueno, honesto sufrido, solitario. Dedicado a las causas consideradas honradas, es un hombre que ama las causas justas. Tiene una enorme sensibilidad hacia los que sufren. Él consideraba que vino para estar al servicio de los perdedores, los vencidos. Se destaca por su oratoria florida, porque era poeta, lo que enriquece su discurso. Crece con la vergüenza de la muerte y actividad de su progenitor. Su personalidad se caracteriza por un carácter maniaco expresado en sus grandes recursos y depresivo que llevaba a recluirse en su casa. En sus últimos años sufre: el encarcelamiento de 1894, la expulsión por parte del Senado, tras la Revolución del Rosario, una delicada salud, y su descuido mismo, que lo tienen a mal traer. Los males de amores, su pésima situación económica y desalientos continuos lo deprimen. A un amigo íntimo le llega a decir, “hay días que no tengo ni para el tranvía”. Una polémica epistolar con Pellegrini en el ’94, lo deja en ridículo. Y todavía más cuando su sobrino predilecto, el hijo “que me faltó parir”, le hacía las veces de contendiente en la dirección partidaria. Perfil público y sus primeros pasos políticos: abogado, político, estadista, masón, su vida va a estar identificada con la ética: política e individual. Su voluntad política se dedica a las causas que considera justas, para eso estudió y se formó. Se lanza a una carrera política a los 27 años cuando entra entre los partidos autonomistas de Adolfo Alsina, así comienza su carrera política como diputado. Esto le permite en el año 1872 la entrada a la legislatura provincial, cuando José Hernández comienza a escribir el Martin fierro. Alianzas políticas: estaba como presidente de la nación Argentina Juárez Celman, (1886 – 1890), puesto por roca. Cuyo gobierno se denominó unicato porque concentraba todo el poder en su persona. En este panorama político Leandro Alem se siente solitario, había roto con Alsina y Mitre. Necesitaba nuevos apoyo, que encuentra al formar el Partido Republicano con Lavalle Aristóbulo (1845-1896). Pero Alem halla a otra persona en la que apoyarse, su sobrino Hipólito Irigoyen (1852-1933). - En este contexto Alem crea la Unión Cívica Radical en la década de 1890 partido revolucionario, de origen federal y popular que aparece como una acción revolucionaria, un movimiento esencialmente popular para derrocar un gobierno corruto, quiere destruir la basura moral, la corrupción del gobierno de Juárez Celman. Además él insiste en la necesidad del sufragio universal. Que lo logra el radicalismo con Irigoyen en un pacto con Sáenz Peña.

Activo papel político de Leandro N. Alem: la Unión Cívica Radical conducida por Alem comienza las revoluciones, mediante las cuales llegan a conseguir el sufragio universal e Irigoyen la gubernatura de Buenos Aires tras tres revoluciones: la del parque 1890, la de 1893 y la de 1905. La revolución del parque fue derrotada pero surge una frase de la gesta encabezada por Alem: “la revolución fue derrotada pero el gobierno está muerto”. La revolución de 1905 es más encabezada por Hipólito Irigoyen. La revolución no triunfa pero acorrala al régimen. Hipólito Irigoyen nació en julio de 1852 en Buenos Aires y falleció el 3 de julio de 1933. Perfil privado: era hijo de Martin Irigoyen Dolhagaray y Marcelina Antonia Alem Ponce de León. Tuvo numerosas parejas amorosas: Eusebia Sylveira Olazábal, Antonia Pavón, Dominga Campos Miller y Luisa Bacichi Bonazza. Con las que tuvo numerosos hijos: Francisco Rodríguez Vida, Helena Irigoyen Pavón, María Luisa Irigoyen, Eduardo Irigoyen Campos, Sara Dominga Irigoyen Campos, entre otros. Incluso tenía muchos hermanos entre ellos: Roque Martín Irigoyen Alem, Martin Demetrio Irigoyen Alem, Marcelina del Sagrado Corazón de Jesús Irigoyen Alem, entre otros cinco hermanos más. La situación económica de su familia le obligó a trabajar desde su temprana juventud en empleos modestos, que desempeñó sucesivamente en una compañía de transportes, en las oficinas de un abogado y luego en el Estado, como escribiente de la contaduría general, en 1870. Dos años más tarde obtuvo el puesto de comisario de policía de una de las parroquias en las que se dividía en el plano político y administrativo la ciudad de Buenos Aires. Perfil público y primeros pasos en la política: también desde muy joven se sintió atraído por la actividad política, y este interés lo indujo a participar en los acontecimientos turbulentos de la revolución encabezada por el general Bartolomé Mitre en 1874, aunque luego apoyó a la facción del gobierno y del candidato a presidente electo Nicolás Avellaneda. En 1877 se alejó del cargo de comisario que todavía ocupaba, al parecer por cuestiones políticas que no quedan del todo claras, y en 1878 logró imponerse como candidato a diputado provincial hasta que los sucesos de 1880 y la federalización de Buenos Aires dieron fin a su mandato. Activa participación política: en la llamada "Revolución del 90" lo encontró entre sus más entusiastas protagonistas, y a partir de entonces Yrigoyen ya no volvió a abandonar la vida pública. Durante los sucesos de la revolución, uno de cuyos cabecillas era su tío Leandro N. Alem, Yrigoyen fue propuesto y aceptado por las fuerzas revolucionarias para ocupar el cargo de Jefe de Policía en caso de que se concretase el triunfo y se impusiera un gobierno provisional. A partir del ´90 pasó a ser una figura significativa de la política argentina. El presidente de la república Carlos Pellegrini lo instó a participar en negociaciones entre los partidos políticos en pugna, y el también presidente Luis Sáenz Peña lo invitó incluso a incorporarse a su gabinete, pero Yrigoyen, animado por una férrea intransigencia con respecto al régimen político de la época, rechazó ambos ofrecimientos. De hecho, 1893 lo encontró nuevamente involucrado en una revolución, esta vez al frente de los sublevados, en su calidad de presidente del Comité Central bonaerense de la recientemente fundada Unión Cívica Radical. El sistema electoral vigente entonces en la Argentina daba lugar a abusos y manejos por parte de quienes ejercían el poder político, de modo que el único medio que los radicales vislumbraban para la conquista del poder era la abstención electoral y la lucha armada. Por ello, el 4 de febrero de 1905 explotó una tercera revolución radical encabezada nuevamente por Yrigoyen que logró ocupar parte de la capital y algunas ciudades de la provincia, pero fue finalmente sofocada por el ejército.

Posteriormente, en 1912, que se sancionó la llamada "Ley Sáenz Peña", que garantizaba el voto universal, obligatorio y secreto para los varones adultos y la representación para la primera minoría, con lo que la Unión Cívica Radical decidió volver a participar de las elecciones. En los comicios del 2 de abril 1916 Yrigoyen resultó electo presidente de la república acompañado en la fórmula por Pelagio B. Luna. Al asumir el cargo el 12 de octubre de ese mismo año, Yrigoyen fue llevado en andas por sus simpatizantes desde el congreso de la nación hasta la casa de gobierno, por una distancia de más de un kilómetro y medio. El primer gobierno radical: el primer gobierno de Irigoyen (1916-1922) se caracterizó por una política que no introdujo novedades sustanciales en la economía argentina, ligada entonces al mercado mundial a través de la exportación de alimentos -sustancialmente cereales y carnes- y la importación de productos manufacturados. Sus preocupaciones eran esencialmente político-institucionales. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) favoreció en principio las exportaciones. Siguió una política relativamente restrictiva del gasto público. La conflictividad social del momento dio lugar a importantes protestas obreras, conducidas en general por dirigentes anarquistas. En cuanto a la política exterior, el gobierno radical se mantuvo en todo momento neutral. Segundo gobierno de Irigoyen (1928-1930): El partido estaba ya dividido en dos corrientes antagónicas: la "personalista" dirigida por Yrigoyen y la "antipersonalista" capitaneada por Alvear. Esta vez la organización de un gobierno de corte más "popular", es decir, integrado en mayor medida por miembros de las clases medias en ascenso. Pero su gobierno tuvo un balance negativo, acusado de despilfarro de los caudales públicos, lo que se sumaba la mala situación financiera del país. Semejanzas y discrepancias entra Alem e Hipólito; reforma electoral - conflictos en el seno del partido: -Leandro e Hipólito distinguen dos conceptos: causa y régimen. Causa por lo que se lucha, que tiene sentido, sus causa es derrotar el régimen infame, quieren para el país otra causa, moral, solida, decente. Esta concepción de la moral es constitutiva de Alem y los mejores hombres del partido. -Leandro Alem había introducido a la vida política y a la masonería a su sobrino. -Ambos luchaban por el voto universal y secreto, y decían representar a la clase popular, pretendiendo abolir el régimen y su corrupción. -El origen político de ambos: más allá de que Leandro inició a Hipólito, el liderazgo de Alem es más porteño, el de Yrigoyen terminará más nacional. Aquí se evidencia la diferencia de edad entre ambos. -Alem es un federal de antaño, compadrito porteñista, un localista, continuador de la línea MorenoDorrego; La Unión Cívica Radical que forma Alem se parece al Pacto Federal de 1831 donde concurren todos los herederos del federalismo; Hipólito es la consecuencia directa de la formación del Partido: Es el heredero del rosismo, del federalismo nacional, de reivindicarse de las claudicaciones del urquicismo y el roquismo. Irigoyen es diputado roquista y apoya la idea. Solo cuando observa la desmoralización del Régimen, y sus claudicaciones hacia el mitrismo, lo hacen seguir los pasos del tío. -Alem es un enconado antirroquista. Irigoyen, difiere. Es contra Mitre la cosa. Alem busca el concurso de fuerzas cívicas mitristas para enfrentar a Roca. Yrigoyen, a autonomistas que estén dispuestos a acompañarlo en la patriada. Son estrategias de los pagos electorales de cada uno. Capital, el primero, Provincia, el segundo. -Alem comienza a tener conflictos internos en la Unión Cívica Radical. Diferencias sobre todo con su sobrino Hipólito, tiene una concepción distinta en muchas cuestiones que para Alem son fundamentales.

-Luego de los fallidos intentos revolucionarios el partido se divide entre los rojos que apoyaban la conducción de Alem y los liricos que seguían a Irigoyen. Las diferencias internas en el partido y las discusiones con su sobrino lo afectaron, sobre todo cuando éste se negó a derrocar a Sáenz Peña -Alem se muestra cada vez más cansado, deprimido y lo detecta su sobrino. Los procesos depresivos que sufre lo llevan al suicidio el primero de julio de 1896 frente al club del progreso donde se quita la vida con un balazo. Alem deja un testamento notable, que ha pasado a la historia argentina, después de muerto su palabra sigue existiendo. Sus principales pasajes más dolorosos son: “he terminado mi carrera, he concluido mi misión. Para vivir estéril, inútil y deprimido es preferible morir”. “¡si, que se rompa pero que no se doble!” lo que quiere decir esta frase que los principios de la vida de un hombre no tienen precio, no se doblan, es preferible romperse antes que doblarse. En su testamento dice que desde niño lucho desde abajo, y por los de abajo, siempre lucho por las causas populares, se puso al frente de una revolución para terminar con un gobierno fraudulento. Su revolución la prolongaran los radicales de Irigoyen, cerca de fin de siglo y en la revolución de 1905, el sufragio universal y secreto que consigue Irigoyen en 1912 es el resultado de la lucha revolucionaria del partido radical que encabezó Leandro Alem. 5. Realiza una cronología del Partido Radical desde sus orígenes hasta la constitución de la Unión Cívica Radical. ¿Quiénes integraron el mismo en sus distintas etapas? La República Conservadora (1880-1916) La UCR ha sido un actor central de la política Argentina desde su nacimiento en 1891. A pesar de haber sufrido crisis recurrentes ha sabido, como el ave fénix, renacer de sus cenizas y llegar al gobierno en varias oportunidades. Una de las características del partido a lo largo de su dilatada existencia ha sido la de producir tendencias y facciones que se separaron del tronco original para formar nuevos partido que en general mantuvieron las siglas distintivas. Desde esta perspectiva, es complejo definir las etapas de la Unión Cívica Radical, puesto que las tensiones que atravesaron desde su origen hasta su constitución se recrean en torno a la necesidad de construir una determinada agenda de gobierno, tomas de decisiones, optar entre un rumbo u otro. Sin embargo, se pueden definir tres grandes fases con tres marcados protagonistas que sellan el rumbo de la UCR: Leandro A. Alem e Hipólito Irigoyen y Alvear Marcelo T.  Período liderado bajo Alem y la intransigencia Armada Radical (1890- 1896 del origen hasta la crisis y casi desaparición del partido) Orígenes de la Unión Cívica Radical: el partido fue fundado el 26 de junio de 1891 por Leandro N. Alem, Antecedentes: la Revolución del parque En 1889 Argentina estaba convulsionada por una grave crisis económica que se había prolongado por dos años, causando una brusca caída de los salarios, desocupación y un reguero de huelgas nunca antes visto. La presidencia del General Julio Argentino Roca (1880-1886) fue sucedida por la de su cuñado, Miguel Juárez Celman, cuyo gobierno se caracterizó por las denuncias de corrupción y autoritarismo; sus opositores llamaban a esa gestión como el Unicato. Revolución del 90: En este contexto el 26 de julio de 1890, la Unión Cívica Juventud liderada por Leandro N. Alem y acompañado por Bartolomé Mitre lleva adelante la revolución, pero son derrotados por el Gobierno de Celman. De igual forma, obtuvieron su principal objetivo: El Presidente Miguel Juárez Celman, renunció a su cargo, y dejó el mando a Carlos Pellegrini. La Unión Cívica se constituyó de forma orgánica en todo el país y por vez primera en la historia política argentina proclamó una fórmula presidencial por medio de una convención partidaria. En efecto, la convención nacional reunida en Rosario consagró como candidatos a presidente y vicepresidente

a Bartolomé Mitre y Bernardo de Irigoyen. Sin embargo, la Unión Cívica entra en crisis cuando Mitre vuelve al país, porque Julio Argentino Roca, astuto líder del oficialista Partido Autonomista Nacional (PAN), acordó con Mitre una fórmula "de unidad nacional" entre ambos partidos, encabezada por el propio Mitre, quien se reúne con Roca y Pellegrini, traicionando a la juventud. El desenlace de esta crisis fue la división. Al conocerse el acuerdo, el 16 de abril de 1891, Leandro Alem se opuso al mismo en forma tajante, desencadenando la ruptura de la Unión Cívica y el posterior retiro de la candidatura de Mitre. Antiacuerdo y división de la Unión Cívica: El 26 de junio de 1891 los seguidores de Alem constituyeron formalmente la Unión Cívica Antiacuerdista, que cambiaría el nombre, el 2 de julio, a Unión Cívica Radical. Por su parte, los seguidores de Mitre formaron la Unión Cívica Nacional. Bajo el liderazgo de Leandro N. Alem el partido encabezo una serie de revoluciones fallidas como las del ´90 y 93, que ocasionan que el radicalismo quede como un movimiento desorganizado que sólo se reunía anualmente a recordar esas hazañas fallidas. En 1896 el suicidio de Alem profundizo aún más la división interna del partido.  De Alem a Irigoyen Bernardo: 1896: Presidencia de Bernardo Irigoyen: tras la desaparición física de Alem la Convención se reunió y eligió presidente a Bernardo Irigoyen. Este propiciaba la reunificación de la Unión Cívica pero profundizó el proceso de dispersión del partido y finalmente se disolvió. En septiembre de 1897 se reunió la Convención, pero una nota del Comité bonaerense al presidente del Comité Nacional planteaba su disolución en función de que el partido “ha resuelto modificar la ley fundamental de su existencia”. Algunos comités de la capital lo siguieron aduciendo inmortalidad y agregando que “la popularidad del partido se sostiene en la bandera de la intransigencia”.  Hipólito Irigoyen: refundación y voto secreto (1903 – 1916) Irigoyen mantiene la línea de la intransigencia y en 1903 el partido se reorganizaba entorno a Hipólito Irigoyen. Participo de la revolución de 1893, y dirigió el levantamiento de 1905, aunque fracasó logró presionar al partido oficialista. En 1910 cuando Roque Sáenz Peña fue elegido presidente, la UCR ya no estaba en condiciones de realizar nuevos alzamientos armados. Pero Sáenz Peña e Yrigoyen, que mantenían una amistad personal desde jóvenes, tuvieron entonces un histórico encuentro privado en el que acordaron sancionar una ley de sufragio libre.. Dos años después, en 1912 se aprobaba la ley del voto universal, secreto y obligatorio para varones, conocida como Ley Sáenz Peña. La Unión Cívica Radical puso entonces fin a su política de abstención electoral y concurrió a los comicios parlamentarios, sin formar alianzas electorales. Por primera vez se votó en Argentina con cuarto oscuro para garantizar el voto secreto. Los triunfos electorales del radicalismo produjeron el colapso de los partidos del sistema político previo a la Ley Sáenz Peña. La Unión Cívica Nacional se auto-disolvió por iniciativa de Honorio Pueyrredón y sus miembros ingresaron masivamente al radicalismo. El Partido Autonomista Nacional desapareció. Período radica (1916- l930) El 2 de abril de 1916 se realizaron por primera vez en la Historia Argentina, las elecciones presidenciales mediante el voto secreto. La UCR obtuvo 370.000 votos, contra 340.000 votos de todos los demás partidos y en el Colegio Electoral su fórmula se impuso por un voto. Comenzó así un largo ciclo de 14 años consecutivos de gobiernos radicales. La UCR ganará las elecciones presidenciales en tres ocasiones sucesivas: Hipólito Yrigoyen (1916-1922), Marcelo T. de Alvear (1922-1928), y nuevamente Hipólito Yrigoyen (1928-1930). La serie de gobiernos radicales será violentamente interrumpida mediante el golpe militar del 6 de septiembre de 1930

 Yrigoyenistas y alvearistas (personalismo vs antipersonalismo): los dos radicalismos En este período de la UCR a partir del fin del mandato de Yrigoyen en 1922,el antipersonalismo tomó fuerza, en gran medida amparado por Marcelo T. de Alvear, que los apoyó abiertamente aunque sin abandonar la Unión Cívica Radical. Muchos de sus ministros eran radicales antipersonalistas: Gallo, Ortiz, Le Breton. Estas diferencias llevaron a un enfrentamiento entre Alvear e Yrigoyen, que a su vez condujo a una división aún más profunda de la UCR entre yrigoyenistas y antipersonalistas. El líder del radicalismo antipersonalista fue Leopoldo Melo. Con él estaban entre otros Vicente Gallo, Tomás Le Breton, José P. Tamborini, Enrique Mosca, José C. Crotto, Roberto M. Ortiz, el lencinismo de Mendoza, el bloquismo de San Juan, los radicales principistas de Entre Ríos con Miguel Laurencena a la cabeza. Los antipersonalistas criticaban el liderazgo vertical y personalista de Yrigoyen, así como su personalidad cerrada y poco proclive al diálogo. Los antipersonalistas daban máxima importancia a una de las cuatro banderas que Leandro Alem señaló como bases del radicalismo: "la impersonalidad de la coalición". 6. Efectúa un análisis de la Ley Electoral Sáenz Peña. Menciona sus fundamentos y destaca cómo se logró el consenso para poder sancionarla. ¿Qué cambió con relación a la ley electoral previa? El 10 de febrero de 1912, se sancionó en el país la Ley Nº 8.871, conocido como Ley Sáenz Peña, que estableció el sufragio universal, secreto y obligatorio y el sistema de lista incompleta. En realidad fue una reforma política, porque no sólo legisló sobre el alcance del voto, sino que también aprobó otras dos leyes, que fueron el sustento para que los argentinos pudieran sufragar con libertad y amplitud. La primera de ellas fue la Ley 8129 de Enrolamiento General, sancionada por el Congreso el 4 de julio de 1911; la segunda norma fue la Ley 8130 de Padrón Electoral, sancionada el 19 de julio del mismo año y la tercera fue la de la Reforma Electoral. La ley significaba un gran avance, aunque no eran pocos los excluidos por ella: las mujeres (casi la mitad del padrón), los extranjeros, los habitantes de los territorios nacionales, los habitantes de municipios con pocas personas, que no podían elegir autoridades municipales, y quienes en los municipios en los que se podía elegir sólo podían votar como sus autoridades locales a los propietarios contribuyentes. Por otra parte, en las grandes ciudades, los extranjeros, que en algunos casos constituían más de la mitad de la población, servían a la hora de contabilizar a los pobladores para aumentar la cantidad de diputados por su distrito —a más habitantes más diputados—, y a la vez, al estar excluidos del voto, disminuían proporcionalmente la cantidad de votantes necesarios para elegir a aquellos diputados. El consenso logrado entre el represéntate radical y el presidente: La reforma electoral comenzó a gestarse con el acuerdo entre el gobierno oficialista precedido por Roque Sáenz Peña, con la principal fuerza de oposición liderada por Hipólito Irigoyen. Bajo un contexto social en ebullición, debido a las grandes oleadas inmigratorias y a la importación de ideas socialistas y anarquistas, argentina se encontraba reinado por el fraude electoral y el amiguismo entre los miembros del PAN, encabezado por el general Roca. -En una entrevista entre ambos Yrigoyen se comprometió a abandonar la vía revolucionaria para tomar el poder, y Sáenz Peña a la sanción de la tan deseada ley electoral. Hubo un pacto o acuerdo entre Roque Sáenz Peña e Hipólito Irigoyen, con antecedentes en conversaciones entre el presidente José Figueroa Alcorta y el dirigente radical. Las constancias obrantes revelan que un hombre de confianza de Sáenz Roque Peña e Irigoyen, el Dr. Manuel Paz, resumió en un texto revisado por aquellos dos interlocutores, el entendimiento al que finalmente arribaron en aquella reunión del 21 de septiembre de 1910 en la casa de Paz, y que consistía en dos decisiones: la primera, el ofrecimiento del nuevo presidente para la incorporación de figuras del radicalismo en el gobierno que se abocaría a una reforma electoral completa

y profunda, a lo que Irigoyen declinó alegando que “el partido radical no puede entrar a participar del gobierno sino por medio de posiciones electivas”, y segundo, que el compromiso de sanear el sufragio y la vida política de la representación popular contaría la reforma electoral de 1902 llevada a cabo durante el gobierno de Julio Argentino Roca con el apoyo del radicalismo al abrirse así la representación de las minorías. -Yrigoyen elevó un informe a su partido, relatando lo tratado con Sáenz Peña, y del mismo se desprende lo arriba señalado, a saber: a) rehusar la participación en el gabinete de ministros; b) aceptar la intervención que se le ofrecía en cuanto a la reforma electoral; c) rememorar lo conversado con Figueroa Alcorta en 1907 y 1908; d) que el voto fuera secreto, en el marco de un sufragio universal y obligatorio; e) que Sáenz Peña disentía en cuanto a la implantación de la representación por el “sistema proporcional”, en razón de que el Congreso no lo aprobaría y que “creía que el pensamiento constitutivo de la Nación fue siempre el de que hubiera dos grandes fuerzas nacionales y nada más”, y algo muy importante a los efectos de brindar las mayores garantías de transparencia en los procesos electorales, según Yrigoyen: “En cuanto a la intervención de los jueces en la legislación electoral, me observó que no impresionaba bien esa injerencia (…)no habiendo en la vida pública de esa hora ninguna otra entidad oficial que ofreciera las garantías conducentes al respecto, era presumible pensar al menos que los jueces por su alejamiento de las palpitaciones diarias en la política, eran los únicos que podrían ofrecerlas. -La resolución del Comité Nacional de la UCR sobre el informe presentado por Yrigoyen y lo acordado con el presidente Sáenz Peña. Tiene fecha del 8 de octubre de 1910 y lleva la firma de José Camilo Crotto en su carácter de presidente partidario y de los secretarios del cuerpo Delfor del Valle y Ricardo Caballero; que dice así: “Primero: Que la Unión Cívica Radical declina, nuevamente, la invitación para participar de las funciones del gobierno, desde que con ello no se resuelve el problema del restablecimiento de las instituciones y de las libertades comunes, ni siquiera sería un medio, por sí solo, para alcanzar tan sagrados y vitales propósitos. Segundo: Que está dispuesta siempre a caracterizar con su intervención, y a sancionar con su voto en definitiva, la reorganización de los elementos constitutivos del derecho electoral, en cuanto ella sea, plena y realmente, hecha en su concepto legal y en su aplicación verdaderamente garantizada”. -El “paquete” de reformas electorales presentado al poco tiempo de asumir la Presidencia se componía de tres Proyectos. Las leyes de don Roque procuraron una triple transformación: 1) Enrolamiento militar obligatorio; 2) empadronamiento general obligatorio; 3) nuevo sistema electoral. Medió un año entre la presentación del primero y del tercer. Proyecto al Congreso. Al aprobarse, fueron las siguientes normas: • Primera: Ley 8.129; de enrolamiento general, con entrega al ciudadano de la “libreta de enrolamiento” como documento. • Segunda: Ley 8.130; de empadronamiento con doble control civil y militar. • Tercera: Ley 8.871; del régimen electoral de lista incompleta (o tercio “restante”) para asegurar la representación de la minoría por cada distrito (las catorce provincias y la capital federal); promulgada el 13 de febrero de 1912, integrada por ciento siete artículos, y cuyo principal Decreto reglamentario fue dictado el 21 de marzo de ese año, con veinte normas de articulado; incluyéndose el modelo de las “boletas” de votación.

-En diciembre de ese mismo año 1910, Sáenz Peña puso en marcha las dos primeras partes de la trilogía legislativa que llevaría a la reforma electoral: envió al Congreso el proyecto de ley de enrolamiento general y el proyecto de ley de padrón electoral. Ambos fueron sancionados por el Congreso en julio del año siguiente. La ley 8.129 ordenó el enrolamiento general de los ciudadanos. Comprendía a los argentinos nativos y a los naturalizados, al cumplir 18 años de edad, y era de carácter obligatorio. Establecía la libreta de enrolamiento como documento exigible por toda autoridad, las sanciones a los infractores, y la obligatoriedad de actualizar permanentemente el domicilio. La segunda de esas leyes, proyectadas por Sáenz Peña y aprobadas por el Congreso fue la 8.130, complemento de la anterior, y se refería a la formación del padrón electoral, cuya organización ponía en manos de los jueces federales. Una pauta que permite vislumbrar la trascendencia que se daba allí al padrón electoral y el control que el pueblo ejercería sobre el mismo es que los hechos y omisiones que penaba la ley daban lugar a la acción popular. Estas dos primeras leyes, proyectadas en 1910, fueron sancionadas y promulgadas en julio de 1911. Inmediatamente después, en agosto de 1911, Sáenz Peña remitió al Congreso el proyecto de ley que ha inmortalizado su nombre, y que lleva el número 8.871. Como es sabido, esta ley consagró definitivamente en nuestro país el sufragio universal, secreto y obligatorio; los derechos y deberes del elector, el funcionamiento de las mesas receptoras de votos, el sistema electoral, las sanciones a los infractores, etcétera. -Durante los debates en estas Cámaras, el proyecto fue defendido por el propio ministro del interior, quien logró superar las distintas trabas y objeciones que se le opusieron, y en febrero de 1912 fue sancionada y promulgada. En marzo se la publicó, y, de inmediato, el Poder Ejecutivo la reglamentó y puso en vigencia en las siguientes elecciones. -Al asumir la Presidencia de la Honorable Cámara de Diputados en la sesión del 3 de junio de 1912, con la aplicación del nuevo régimen, expresó el general Rosendo Fragacon visible emoción: “Voy, pues, a presidir con absoluto espíritu de imparcialidad, satisfecho y sereno, las graves deliberaciones de la Cámara legislativa popular por excelencia y en la cual están digna y brillantemente representados todos los organismos (cuerpos) políticos del país”. Así se cumplió una etapa decisiva en la evolución política argentina y se dio el paso definitivo para consagrar la soberanía popular. Los cambios en relación a la ley electoral previa Antes de la ley Sáenz Peña se votaba según lo dictaba la primera ley electoral argentina sancionada en 1821 en la provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Martín Rodríguez, por el impulso de su ministro de gobierno, Bernardino Rivadavia. Esta ley establecía el sufragio universal masculino y voluntario para todos los hombres libres de la provincia y limitaba exclusivamente la posibilidad de ser electo para cualquier cargo a quienes fueran propietarios. A pesar de su amplitud, esta ley tuvo en la práctica un alcance limitado, porque la mayoría de la población de la campaña ni siquiera se enteraba de que se desarrollaban comicios. Así, en las primeras elecciones efectuadas con esta ley, sobre una población de 60.000 personas apenas trescientas emitieron su voto.

La Constitución Nacional de 1853 dejó un importante vacío jurídico en lo referente al sistema electoral, que fue parcialmente cubierto por la ley 140 de 1857. El voto era masculino y cantado, y el país se dividía en 15 distritos electorales en los que cada votante lo hacía por una lista completa, es decir que contenía los candidatos para todos los cargos. La lista más votada obtenía todas las bancas o puestos ejecutivos en disputa y la oposición se quedaba prácticamente sin representación política. La reforma electoral de 1902 llevada a cabo durante el gobierno de Julio Argentino Roca culminó en el 29 de diciembre de 1902 con la sancionó la ley Nº 4161 que estableció el sistema minoritario uninominal por circunscripciones derogando las leyes electorales anteriores. Restableció la edad de dieciocho años para adquirir la condición de elector nacional. Sobre la base que “el derecho de sufragio es individual, y ninguna autoridad, ni persona, ni corporación, ni partido o agrupación política, puede obligar al elector a votar en grupos de cualquier denominación que fuesen” se establecían precauciones y garantías legales a la persona del elector y a la emisión del voto. No podía ser detenido, durante las horas del acto comicial, salvo caso de flagrante delito, ni ser estorbado en su tránsito de su domicilio al lugar de la elección, ni obligado a dar su voto por otro candidato que el de su preferencia, pudiendo reclamar ante el juez competente de todo acto contra su libertad, seguridad e inmunidad individual, etc. Sin embargo, la reforma implantada por la ley 4.161, fue truncada y por ello no tuvo continuidad, ya que el Presidente Manuel Quintana impulsó el retorno al sistema de lista completa en 1905.24 de julio de 1905 se dictó la ley 4.578 y el 26 de septiembre de 1905, la ley 4.719 restableciendo el sistema de lista plural (o completa). Se dejó sin efecto las circunscripciones uninominales, el elector volvió a votar por un número igual de Diputados o electores calificados al que correspondía al distrito, es decir, en forma plurinominal y se estableció que el elector al votar debía presentar su partida cívica y una lista o boleta en papel blanco, impresa o manuscrita doblada en cuatro, conteniendo el nombre de las personas por quienes votaba. Así, la emisión del voto podía provocarle graves inconvenientes al votante: desde la pérdida de su empleo hasta la propia vida, si su voto no coincidía con el del caudillo que dominaba su circuito electoral. Sin dudas, rigió por aquellos años (1857-1912) un fraude que resultaba escandaloso en algunos casos. Los días de elecciones los gobernantes de turno hacían valer las libretas de los muertos, compraban votos, quemaban urnas y falsificaban padrones. Así demostraba la clase dominante su desprecio por la democracia real y su concepción de que ellos eran los únicos con derecho a gobernar un país al que consideraban una propiedad privada, una extensión de sus estancias. Todas estas prácticas que marginaban a los sectores mayoritarios de la población de la vida política eran la perfecta contraparte del sistema de exclusión económica derivado del modelo agroexportador en el que el poder y la riqueza generados por la mayoría eran apropiados por la minoría gobernante. Puede decirse que todos los gobernantes de lo que la historia oficial llama “presidencias históricas”, es decir, las de Mitre, Sarmiento y Avellaneda; y las subsiguientes hasta 1916, son ilegítimas de origen, porque todos los presidentes de aquel período llegaron al gobierno gracias al más crudo fraude electoral. Sin embargo, Con la nueva ley que establecía el fin del fraude significó un notable avance hacia la democracia en la Argentina y la posibilidad de expresión de las fuerzas políticas opositoras que habían sido marginadas del sistema por los gobiernos conservadores. En las primeras elecciones libres llevadas adelante en la Argentina, en el mismo año 1912, la bancada socialista creció notablemente y se sucedieron los triunfos radicales en Entre Ríos y Santa Fe. Aumentó notablemente la participación electoral, que para 1914 llegó al 62,85 % del padrón total, mientras que en las últimas elecciones anteriores a la Ley Sáenz Peña apenas había llegado al 5 por ciento.

El primer beneficiario de la reforma electoral de 1912 fue Hipólito Yrigoyen, quien triunfó en los comicios de 1916 gracias a la Ley 8871 sancionada por el presidente Roque Sáenz Peña el 13 febrero de 1912, que en rigor se vio forzado a sancionar la norma por las luchas populares llevadas adelante por la Unión Cívica Radical. La Ley Sáenz Peña abrió el camino para que el pueblo argentino en su conjunto tuviera acceso pleno al poder por la vía electoral. Todo cambiaba, hasta la terminología revelaba que los actos eleccionarios se llevarían a cabo con otra atmósfera: por ejemplo, el voto secreto se emitiría en recintos cerrados; ensobrado, en mesas instaladas en edificios públicos y ya no en los “atrios” de las iglesias y al aire libre, y sólo sobreviviría el nombre de “parroquias” referenciando a los circuitos electorales comprendidos en el área de la capital federal. El mayor cambio fue un sistema electoral de lista incompleta: base para asegurar la representación de las minorías victimas del fraude, el voto secreto – obligatorio: aseguraba la asistencia de una gran cantidad de electores para llegar a comicios multitudinarios y evitar la dominación política, el sistema de padrones electorales, elecciones regulares, libre y justas donde el voto secreto elimine todo tipo coacción sobre el ciudadano. Asegurando así la incorporación de los sectores subalternos, o masas a la participación política y la posibilidad de pasar a una sociedad oligárquica a una sociedad más representada. La Ley 8.871 permitía en cambio una mayor participación del sufragante al desbloquear las listas; es decir, cambiar el orden de los candidatos dentro de una misma lista partidaria o incluir candidatos de otras listas en la que se tomaba para votar. Fue una experiencia interesante; pero a causa de la pequeñez de los “punteros” (borratina), se dejó sin efecto en 1960. Un gran avance para esa época fue la asignación de responsabilidades a los jueces federales en lo concerniente a los comicios. La categorización de la materia electoral como sustancia comprendida en los contenidos jurídicos, recibe en este documento partidario el reconocimiento de la existencia y del valor de una rama del derecho constitucional que allí comienza a denominarse como “derecho electoral”: un gran adelanto. Estos son algunos de los artículos más importantes de la ley 8.871, conocida como Ley Sáenz Peña y que demuestran un avance y notable cambio respecto a las condiciones anteriores: “Art. 1. Son electores nacionales los ciudadanos nativos y los naturalizados desde los diez y ocho años cumplidos de edad. Art. 2. Están excluidos los dementes declarados en juicio. Por razón de su estado y condición: los eclesiásticos y regulares, los soldados, cabos y sargentos del ejército permanente, los detenidos por juez competente mientras no recuperen su libertad, los dementes y mendigos, mientras estén recluidos en asilos públicos. Por razón de su indignidad: los reincidentes condenados por delito contra la propiedad, durante cinco años después de la sentencia. Art. 5. El sufragio es individual, y ninguna autoridad, ni persona, ni corporación, ni partido o agrupación política puede obligar al elector a votar en grupos Art. 7. Quedan exentos de esta obligación (de votar) los electores mayores de 70 años. Art. 39. Si la identidad (del elector) no es impugnada, el presidente del comicio entregará al elector un sobre abierto y vacío, firmado en el acto por él de su puño y letra, y lo invitará a pasar a una habitación contigua a encerrar su voto en dicho sobre. Art. 41. La habitación donde los electores pasan a encerrar su boleta en el sobre no puede tener más que una puerta utilizable, no debe tener ventanas y estará iluminada artificialmente en caso necesario...”

10. Analiza qué se entiende por la Reforma Universitaria. ¿Cuándo se dio, qué cambió y cómo se modernizaron las cátedras universitarias? ¿Fue la reforma un hecho aislado o tuvo una proyección ampliada? Justifica Desde finales del siglo XIX, diferentes movimientos reclamaban una democratización de la sociedad argentina, centralmente a través del acceso a la educación y a la participación ciudadana. A tono con ese impulso de la sociedad, la educación superior atravesó desde 1918, un proceso que se conocería como Reforma Universitaria. La mecha de esa transformación profunda, se encendería con las protestas estudiantiles que comenzaron tras la clausura del internado de estudiantes del Hospital de Clínicas de Córdoba, que dio inicio a huelgas y tomas de facultades. La participación activa de los estudiantes se concretaría entonces en la creación de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) y la redacción del emblemático Manifiesto Liminar que fue más allá de los reclamos puntuales y proclamó la genuina democratización de la enseñanza y la modernización de los estatutos universitarios de todo el país. El mensaje llegaría a los universitarios latinoamericanos, sentando las bases para la creación de instituciones como la Universidad Nacional del Litoral. Este movimiento estudiantil fue liderado por Deodoro Roca y otros dirigentes estudiantiles, y que se extendió luego a las demás universidades del país y de América Latina. La Reforma Universitaria dio origen a una amplia tendencia del activismo estudiantil, integrada por agrupaciones de diversas vertientes ideológicas, que se definen como reformistas. Los principales postulados de la Reforma Universitaria de Córdoba fueron: 1. El cogobierno estudiantil; 2. La autonomía política, docente y administrativa de la universidad; 3. La elección de todos los mandatarios de la universidad por asambleas con representación de los profesores, de los estudiantes y de los egresados. 4. La selección del cuerpo docente a través de concursos públicos que aseguren la amplia libertad de acceso al magisterio; 5. La fijación de mandatos con plazo fijo (cinco años generalmente) para el ejercicio de la docencia, solo renovables mediante la apreciación de la eficiencia y competencia del profesor; 6. La gratuidad de la enseñanza superior; 7. La asunción por la universidad de responsabilidades políticas frente a la Nación y la defensa de la democracia; 8. La libertad docente; 9. La implantación de cátedras libres y la oportunidad de impartir cursos paralelos al del profesor catedrático, dando a los estudiantes la oportunidad de optar entre ambos; 10. La libre asistencia a las clases 11. La solidaridad Latinoamérica e internacional, lucha contra el imperialismo y las dictaduras. 12. Unidad obrero - estudiantil Contexto. La Reforma Universitaria implicaba un cambio de concepto de la universidad, que nace en una etapa del mundo, donde las viejas estructuras caían. Nace después de la primer guerra mundial, nace a muy poco tiempo de la revolución rusa (1917) que nace y se desarrolla en el país más retrogrado, que era la Rusia zarista. De igual modo, la Reforma Universitaria nace también en la universidad más retrograda, que era la universidad de Córdoba que tenía una antigua universidad, fundada por los jesuitas en tiempos de la colonia española, en la que se mantenían aún características elitistas y clericales. Surge también en un tiempo donde México, como resultado de la revolución mexicana hace la primera Constitución social, surge en un momento donde grandes pensadores trabajaban por la unidad de América Latina, como Ingenieros, Palacios, etc. Donde en nuestro país por primera vez, gracias a la ley Sáenz Peña, surge un

gobierno que representa a los sectores mayoritarios de las clases medias y medias bajas, con Hipólito Irigoyen. La reforma se da en este contexto mundial y nacional con el primer gobierno democrático (sufragio universal masculino) liderado por el presidente Hipólito Irigoyen de la Unión Cívica Radical. Donde los estudiantes universitarios de Buenos Aires, La Plata y Córdoba, pertenecientes a familias de una reciente clase media formada a partir de la gran ola de inmigrantes europeos o sus descendientes, venían organizándose en centros de estudiantes por facultad desde principios del siglo XX y comenzaban a exigir reformas que modernizaran y democratizaran la universidad. Los centros de estudiantes se habían organizado a su vez en federaciones (Tucumán, Córdoba, La Plata y Buenos Aires) y en abril de 1918 fundaron la Federación Universitaria Argentina (FUA), como organización gremial representativa del estudiante argentino. Los cambios producidos por la reforma: -El gobierno de Irigoyen apoyó decididamente la Reforma y colaboró para que se extendiera por el país. La nueva Universidad del Litoral, creada en 1919, y la de Tucumán, fundada en 1921, nacerán con el espíritu reformista. Los estatutos de la Universidad del Litoral fueron consensuados entre graduados, docentes y estudiantes, por eso fue llamada, con justicia, la Universidad de la Reforma. -El 11 de abril se conforma la Federación Universitaria Argentina (FUA), con representantes de las universidades de Tucumán, Santa Fe, Córdoba. La Plata y Buenos Aires, presidida por Osvaldo Loudet -El principal cambio fue la obtención de una universidad autónoma, pública, gratuita, laica y con libertad de cátedra. Orientada hacia una función más social. -El paso más trascendente que dio el gobierno fue la creación de nuevas universidades que ampliaron las posibilidades de los grupos de clase media de recibir educación superior. Sin embargo, las demandas estudiantiles comprendían toda la compleja estructura universitaria: libertad y periodicidad de cátedra, impulso a la investigación, modernización de los métodos de enseñanza y sus postulados más audaces de participación estudiantil en el gobierno universitario y una renovada relación entre universidad y sociedad. -En tanto, el movimiento universitario reformista renovó los programas de estudio a los cuales modernizó, posibilitó la apertura de la universidad a un mayor número de estudiantes, promovió la participación de estos en la dirección de las universidades e impulsó un acercamiento de las casas de estudios a los problemas del país. Implantó el cogobierno de la Universidad por graduados, docentes y alumnos; la libertad de cátedra y la autonomía. -También ha impulsado medidas de relación de los trabajadores con la universidad, como cursos universitarios y carreras cortas especialmente diseñadas para trabajadores calificados, así como la contratación de trabajadores con alta especialización para que impartan sus conocimientos. -En cuanto a la modernización de las cátedras, no solo fueron libres: que impidió el estancamiento docente, también fue con asistencia libre: que permitía el acceso a jóvenes de los sectores más vulnerables que necesitaban trabajar, se perseguía la democratización de la educación superior. Además se introdujeron nuevas metodologías docentes, para la enseñanza: la metodología activa fue la protagonista, que coincidía con las corrientes educativas de la época. La Reforma Universitaria en Argentina, no fue un hecho aislado, sino que tuvo una amplia proyección en Latinoamérica:

La unión latinoamericana: El movimiento estudiantil tuvo desde el comienzo de la Reforma un carácter latinoamericanista, en el manifiesto que realizaron estaba dirigido a “los hombres libres de Sudamérica”: “La redención de las juventudes americanas en nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestra verdades lo son- y dolorosas- de todo el continente (…) La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su Federación, saluda a los compañeros de la América toda, y los incita a colaborar en la obra de la libertad que iniciamos”. Este reencuentro de Argentina con América Latina, retomando la

tradición de Mariano Moreno, Bernardo Monteagudo, el libertador José de San Martin, y de mujeres como Juana Azurduy, se mediatizo posteriormente en ese ministrismo a espaldas de los indios, mestizos, y negros de nuestra América indo-afro-latina, hasta sobrevino la reciente guerra de las Malvinas, momento crucial en que el pueblo argentino se dio cuenta de que únicos y verdaderos aliados son los pueblos latinoamericanos. El sentir latinoamericano del “grito de Córdoba” era el reflejo del contexto político continental que se vivía, caracterizado por las reiteradas agresivas e invasiones norteamericanas a Centroamérica y el Caribe, cometidas entre 1890 y 1920. Esta política expansionista de Estados Unidos, tanto económica como territorial, provoca el surgimiento de una poderosa corriente nacional- antiimperialista y la emergencia de pensadores de la talla de Manuel Ugarte, José Ingenieros entre otros que influyeron decisivamente en la nueva generación estudiantil. Desde esta perspectiva, la reforma estudiantil toma cuerpo, unidad, acompañado de una política anti imperialista, empieza en Córdoba, se extiende al resto de Argentina y hacia América latina. Elogia y se suma a la Rev. Bolchevique de Lenin y luego cuestiona a Stalin. Durante los años 1920-1921 - El ideario de la reforma se proyectó en América Latina. A mediados de 1920, Gabriel del Mazo, presidente de la Federación Universitaria Argentina, firmó un convenio con su par de la Federación de Estudiantes del Perú. Allí se comprometieron a intensificar el intercambio intelectual, a solidarizarse con la reforma de la enseñanza, a luchar por el sostenimiento de universidades populares, a propagar el ideal de americanismo y a realizar periódicamente congresos internacionales estudiantiles. En diciembre del mismo año, se firmó otro acuerdo con los estudiantes de Chile. También se organizó el Primer Congreso Nacional de Estudiantes del Perú, que pidió la creación de la Universidad Popular y recomendó la organización de escuelas de indígenas. A este Congreso siguió la convención de estudiantes de Chile y el Primer Congreso Internacional de Estudiantes, celebrado en México, en 1921. En esa oportunidad, se hizo hincapié en la lucha por la justicia político-económica, la difusión de la cultura, la solidaridad estudiantil, el establecimiento de universidades populares, el cogobierno y la asistencia libre. De esta manera, en la década del 20, la Reforma se había puesto en marcha en toda Latinoamérica. Pero los efectos de la reforma se extendieron más allá de Latinoamérica e influyeron en 1968 a los estudiantes de París cuando lanzaron su movimiento, incluso en varios de sus manifiestos recordaban las heroicas jornadas de aquella Córdoba de cincuenta años atrás. Por último, también La Reforma Universitaria promueve el principio de unidad obrero-estudiantil, en toda América Latina, que implica que el movimiento estudiantil y el movimiento obrero mantengan estrechas relaciones, apoyándose mutuamente en sus reclamos y movilizaciones. Unión que se patenta en la época de dictaduras posteriores, por ejemplo: con el “Cordobazo”.

Libros: Noventas años de la Reforma Universitaria de Córdoba (1918-2018). Carlos Tunnermann. Buenos Aires, CLACSO 2008. Del Mazo, Gabriel (1955). El radicalismo. Tomo 1. Yunque, Álvaro (1945). Alem, el hombre de la multitud. Ediciones Bieble. Jorge Reinaldo Vanossi. La ley Sáenz Peña: un momento culmine de la Revolución de mayo de 1810. Revista mexicana del Derecho Electoral, nún. 5, 2014 Waldo Ansaldi, Representaciones inconclusas, Buenos Aires, Biblos, 1995. Miguel Ángel Eudeba, 1972.

Cárcano,

Sáenz

Peña,

la

revolución

por

los

comicios,

Buenos

Aires,

Página web: http://www.unl.edu.ar/noticias/news/view/historia_y_actualidad_de_la_reforma_universitaria#.V0ieU4cFuE http://www.unsam.edu.ar/escuelas/politica/centro_historia_politica/material/vidal.pdf http://www.uba.ar/reforma/lareforma/cronologia.php http://www.fder.edu.uy/archivo/documentos/manifesto-reforma-universitaria.pdf http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/primeros_gobiernos_radicales/la_reforma_universitaria_del_21 _de_junio_de_1918.php http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/vitalel/3lvc/03lvcmovsoc0002.pdf

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