Tesis Mba2008 Ti Final

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Tesis de Tomás Insausti para el MBA UCA 2008

TESIS MBA2008

EL ROL DE LOS ADMINISTRADORES DE EMPRESAS EN CUESTIONES DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA

Tomás Insausti

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Tesis de Tomás Insausti para el MBA UCA 2008

INDICE -

Introducción……………………………………..

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-

Objeto del trabajo……………………………….

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-

La posición conservadora o tradicional: la Doctrina Negativa……………………………….

-

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Posición más amplia: Administración en beneficio de todos los stakeholders……………..

12

Aspectos legales…………………………………

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Legislación comparada: 1. Normas de aplicación mundial: principios

-

de la OCDE……………………………………..

17

2. EEUU………………………………………...

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3. Unión Europea……………………………….

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4. Australia………………………………………

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5. Ley de Argentina……………………………..

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Conclusiones para la Argentina: ¿Hace falta legislar?................................................................

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A) Creación de leyes B) Jurisprudencia C) Contratos D) Acuerdos estándar impuestos por la industria E) Código corporativo sobre RSE o como capítulo de los propios estatutos F) Certificaciones G) Presión social H) Necesidad por cuestión estratégica -

Incorporación de la RSE en las empresas como actividad estratégica……………………..

27

-

Conclusión………………………………..……

33

-

Anexo de citas…………………………………

35

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Introducción Las empresas, cualquiera sea la forma legal que adopten, son responsables legalmente por sus actos. Sin embargo, podría postularse que limitarse a actuar legalmente no parece suficiente y que las empresas deben ser además socialmente responsables. La cuestión de la responsabilidad social empresaria (a la que en adelante nos referiremos de forma abreviada como “RSE”) está instalada -y debatida- ya desde hace tiempo. Es una realidad, incluso en el mundo corporativo de la República Argentina: compañías que llevan adelante programas y campañas, estrategias comerciales que contemplan planes que incorporan la RSE, departamentos corporativos con presupuesto y personal propio, partidas financieras para inversiones en planes de RSE. Existen diarios que editan suplementos específicos sobre RSE, y programas de posgrado en universidades. Bill Gates causó considerable conmoción en enero de 2008 con su discurso de “capitalismo creativo” en el Foro Económico Mundial que tuvo lugar en Davos, Suiza. Para Gates, la expresión “responsabilidad social empresaria” no es fácil de conceptualizar: Muchas ambigüedades rodean el concepto de RSE, incluyendo lo que en las prácticas de negocios cuenta como comportamiento responsable. Las actividades asociadas con la virtud corporativa típicamente reflejan los esfuerzos de las compañías para hacer más para resolver una variedad más amplia de problemas sociales de los que hubieran hecho en el curso de la consecución normal de ganancias. i1 Partimos de una noción de RSE como el conjunto de acciones de una empresa comercial que excede los requisitos mínimos legales y está destinado a beneficiar a empleados, proveedores la comunidad y el medio ambiente.

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Todas las traducciones de citas del presente trabajo fueron hechas por el autor de esta tesis.

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En su edición del 19-25 de enero de 2008, la revista The Economist incluyó un informe especial de 22 páginas sobre responsabilidad social empresariaii. Una de las notas del informe cuestiona la eficacia de la RSE, si esta sirve y cómo debe ejercerse. Dentro de este análisis, la nota enumera lo que se consideran las tres críticas principales hacia la implementación de actividades de RSE por parte de las empresas: (A) que invade un ámbito que corresponde al sector público; (B) que se trata de una mera distracción o show; y que (C) implica la utilización de dinero ajeno, el de los accionistas, sin contraprestación alguna (por lo menos sin una contraprestación clara y tangible).iii Esta última crítica es la que se relaciona directamente con el objeto del presente trabajo, tal como se explica en el próximo apartado. En definitiva, lo que está en juego es el alcance del derecho de propiedad privada. Objeto del presente trabajo A raíz de la problemática planteada en el punto precedente, nos preguntamos cuál debe ser el rol de los administradores en materia de decisiones y acciones relativas a la RSE. En concreto: si los directores pueden llevar adelante medidas de RSE con recursos de la compañía para la que cumplen funciones. La empresa actúa a través de personas que, esencialmente, pueden clasificarse en: dueños (accionistas), administradores (directorio y presidente)

y personal

(management, gerentes y restantes empleados).2 En tanto el administrador sea a su vez accionista de la empresa, no será sujeto de análisis, ya que en este supuesto estaría manejando sus propios recursos y no el de sus empleadores3. No habría en esta hipótesis un problema ético sobre responsabilidad o fiducia.

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En lo sucesivo, utilizaremos el término “administrador” para referirnos indistintamente tanto a directores, presidentes y gerentes de una empresa; en esencia, y para el objeto del presente trabajo, cumplen la misma función: son personal jerárquico, que responde ante los accionistas, y cumplen un rol ejecutivo con facultades para administrar los recursos de la organización comercial para la que trabajan. Los directores son elegidos en sus cargos por los accionistas, y los gerentes por los directores. De la misma manera, utilizaremos indistintamente los términos “socio”, “dueño de capital”, “accionista” o “inversor” para referirnos a los dueños de la compañía, empresa, sociedad comercial, negocio o corporación, sea cual sea la tipología legal por la que hayan optado los propietarios del capital para estructurar y organizar su explotación o emprendimiento comercial.

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En tanto el dueño de la empresa tenga socios, el presente estudio podría ser en alguna medida aplicado, ya que se trataría también de un caso de manejo de recursos de otros. Por la problemática explicada a través de la agency theory, se entiende que los intereses de los administradores no coinciden siempre con los de los accionistas. A su vez, los intereses de los empleados frecuentemente confrontan con los de la empresa. La citada nota del The Economist ilustra la problemática de la siguiente manera: La crítica más fundamental de la CSR4 es que lo que los ejecutivos gastan en ella es el dinero de otros – de los accionistas. Pueden tener buenas intenciones, y les puede dar satisfacción emitir un cheque para las víctimas de un huracán o jóvenes con desventajas, pero no es eso para lo que fueron contratados. Su trabajo es ganar dinero para los accionistas. Es irresponsable de su parte sacrificar ganancias en la (a veces vana) búsqueda del bien.iv Se analizarán tres posturas distintas. En un primer lugar, analizaremos la postura de Milton Friedman, quien postula la tesis que denominaremos “negativa”. Optamos por esta denominación ya que la posición del autor no deja a los administradores margen para que realicen actividades de RSE con recursos de la empresa en la que trabajan. Luego se tratará la línea de doctrinas según la cual los administradores han de ejercer sus funciones teniendo en cuenta los intereses de todos los stakeholders, de los que los dueños de la empresa son sólo una especie. Cabe advertir que dentro de esta línea de pensamientos, hay distintos grupos, que le asignan menor o mayor injerencia a cada especie de stakeholder. Las mínimas advierten que el administrador solamente debe tener en cuenta la existencia e intereses de los stakeholders: sólo exigen al administrador que los tenga en cuenta a fines estratégicos, relacionados solamente con la inteligencia de la decisión que tome. Por encima de las mínimas, comienzan las teorías que acentúan el rol y peso de los stakeholders, llegando hasta las que demandan la voz y el voto de los stakeholders, exigiendo que estén representados en el directorio de la empresa. Se verá que para 4

CSR como acrónimo de Corporate Social Responsibility, o, en castellano, Responsabilidad Social Empresaria.

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algunos, el rol de los administradores de lograr beneficios en el largo plazo exige ineludiblemente proteger los intereses de los stakeholders, para darles incluso participación en la toma de decisiones. Finalmente, estudiaremos conjuntamente dos posturas: la que entiende que las empresas están obligadas a comportarse como buenos ciudadanos y ejercer siempre actos de RSE; y la postura que entendemos como “voluntarista”. Esta última posición, la menos teórica y la más práctica, entiende que la RSE es una realidad instalada en la empresas, y que éstas no tienen otra alternativa más que tomarla a su cargo porque la sociedad de hoy así lo exige, porque es una cuestión de tiempo para que se convierta en una obligación legal, y porque las demás empresas lo hacen. Su particularidad, o punto débil, es que queda librada a los vaivenes de la economía o lo que esté “de moda” en la demandas de la sociedad: si el interés de la sociedad cambiara, la RSE perdería vigencia y exigibilidad. En particular veremos quienes sostienen, incluyendo a Porter, que la RSE tendría que ser incorporada a la propia estrategia de la empresa, fijando objetivos y midiendo resultados.

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La posición conservadora o tradicional: la Doctrina Negativa La visión de Friedman está dentro de las corrientes “conservadoras”, según las cuales la empresa ha de administrarse en beneficio de los accionistas. Según la corriente conservadora: En la visión tradicional, la empresa, que pertenece a los accionistas, debe ser gobernada solamente en beneficio de ellos, que debe ser entendido como maximizar su riqueza… Los gerentes deberían servir los intereses de los dueños de la empresa, i.e. los accionistas, sujeto solamente a cumplir con los requerimientos legales y contractuales de la empresa hacia otros. Las obligaciones sociales de la empresa están limitadas a: desempeñarse bien en los contratos, obedecer la ley, y adherir a las expectativas morales ordinarias: “Las obligaciones hacia los no accionistas están a un lado como restricciones a la búsqueda de los intereses de los accionistas.” (Marcoux 1998)v Las corrientes que abogan por la prevalencia de los accionistas, tienen sus cimientos en el derecho de propiedad privada: Los derechos de control de los dueños del capital tienen varios fundamentos, tanto teóricos como prácticos: Primero, los dueños del capital tienen el derecho moral de controlar la empresa, si la propiedad privada es tanto un bien fundamental, o por lo menos un derecho dado por la sociedad a través de la estructura legal. Cualquier violación al control de los dueños de capital sobre la empresa recorta la posición de la propiedad privada en la sociedad.vi Para estudiar la posición de Friedman nos concentramos principalmente en la lectura de: (i) los capítulos VIII, XII y I de su libro Capitalism and Freedom, titulados

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respectivamente “Monopoly and the Social Responsibility of Business and Labor”, “The Alleviation of Poverty” y “The Relation between Economic Freedom and Political Freedom”; y (ii) en su artículo “The Social Responsibility of Business is to Increase its Profits” publicado en la revista The New York Times, edición del 13 de septiembre de 1970vii. Desde la perspectiva bajo análisis, la responsabilidad social no puede ni debe ser practicada por las empresas, sino individualmente por cada persona con sus propios recursos. De hecho, el autor encuentra que hay poca claridad en el concepto de RSE, y mucha imprecisión respecto de los sujetos que deben ejercerla: Las discusiones sobre “la responsabilidad social de la empresa” son notorias por su vaguedad analítica y falta de rigor. ¿Qué significa decir que los negocios tienen responsabilidades? Sólo las personas pueden tener responsabilidades. Una compañía es una persona artificial y en este sentido puede tener responsabilidades artificiales, pero no puede decirse que los “negocios” en conjunto puedan tener responsabilidades, ni siquiera en este sentido vagoviii. El autor trata la responsabilidad de los ejecutivos de empresas. Según Friedman los administradores deben abocarse solamente a actividades que resulten en un aumento de utilidades para la empresa, y por ende, en mayor valor para la inversión de los accionistas: En un sistema de libre empresa, de propiedad privada, el ejecutivo es un empleado de los dueños del negocio. Tiene una responsabilidad

directa

para

con

sus

empleadores.

Dicha

responsabilidad consiste en conducir los negocios de acuerdos con los deseos de los dueños, que generalmente consistirán en ganar la mayor cantidad de dinero posible simultáneamente cumpliendo con las reglas sociales básicas, tanto las contenidas en la ley y las contenidas en las costumbres éticas.ix

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La idea es clara y precisa: el administrador –director o gerente- trabaja para los accionistas, debe trabajar en interés de aquellos; su deber es aumentar el valor de las inversiones de los accionistas. No hay en esta teoría ni grados de obligación ni grises. En el capítulo XII de Capitalism and Freedom, Friedman consagra al capitalismo (la libre empresa) como una de las causas de la reducción de la pobreza en el mundo occidental, y señala a la caridad privada como gran recurso para obtener dicha reducción. Friedman formula sus argumentos desde una concepción que es netamente capitalista (liberal) y de libre mercado (Adam Smith), en su más pura expresiónx; pero tiene en cuenta en que los negocios deben realizarse dentro del marco de la ley y de la ética, y sin “engaño ni fraude”. El administrador es un agente elegido por los accionistas, a ellos les debe exclusiva lealtad y su responsabilidad es para con ellosxi. El administrador que contemple o busque resguardar los intereses de los empleados o los consumidores, en detrimento de los resultados la empresa, falta a sus deberes. En esta postura “negativa”, el administrador no es quién ni está capacitado para decidir cuáles son las medidas de RSE que deben tomarse; y mucho menos, puede implementar dichas medidas con recursos ajenos, sea que éstos pertenezcan a los accionistas, los clientes o los empleados: En tanto sus acciones conforme a su “responsabilidad social” reduzcan el retorno a los accionistas, está gastando el dinero de éstos. En tanto sus acciones aumenten el precio a los clientes, está gastando el dinero de los clientes. En tanto sus acciones disminuyan el sueldo de algunos empleados, está gastando el dinero de éstosxii. En una línea similar se ha argumentado que, Tal como demuestra una vasta literatura económica, financiera y contable, en donde hay separación de propiedad y control gerencial, los gerentes estarán tentados a ser malos custodios de los recursos de la empresa y consumir privilegios excesivos, calentando su propio

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nido a las expensas de los accionistas (por ej.: paracaídas de oro, nepotismo y la aceptación de “regalos”). Un ejemplo de RSE estratégica es el sponsoreo empresario de eventos deportivos, arte y similares. Mientras que participar en estos puede brindar la apariencia de preocupación empresaria y así generar cierto valor llave, la mayor motivación puede ser los beneficios no pecuniarios de los que pueden gozar los gerentes al participar en dichos eventos, tales como la gratificación del ego y el placer (Cornwell et. al 2001).xiii Asimismo que, La RSE altruista, cuyo beneficio a la empresa es incierto e incluso irrelevante, yace fuera del ámbito de la responsabilidad empresaria. Si los gerentes desean hacer buenas obras con cuestionable retorno hacia la empresa, lo pueden hacer con su propio tiempo y su propio dinero.xiv Friedman no se opone ni desalienta a que en la sociedad existan actos de RSE, siempre y cuando se hagan a nivel individual, voluntariamente y con recursos propiosxv. De todos modos, separa el mercado de la política (el Estado y su gobierno): la segunda debe existir a fin de establecer las reglas del primero y actuar de árbitro; debe evitarse la extensión de la política en el ámbito del mercado, que debe ser de libre intercambioxvi. Friedman está en la antípodas de la planificación central y el colectivismo. Libertad y actos voluntarios, sin coerción, podrían ser sus paradigmas: Pero la doctrina de la “responsabilidad social” tomada seriamente extendería el ámbito del mecanismo político a toda actividad humana. No difiere, filosóficamente, de la más explícita doctrina colectivista. Difiere solamente al profesar que cree que los fines colectivistas pueden ser cumplidos sin medios colectivistas. Es por eso que, en mi libro Capitalismo y Libertad, la he llamado una “doctrina fundamentalmente subversiva” en una sociedad libre y he

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dicho que en tal sociedad “hay una y sólo una responsabilidad social de la empresa– la de usar sus recursos y dedicarse a actividades designadas a incrementar sus ganancias siempre y cuando permanezca dentro de las reglas de juego, es decir, rentable en abierta y libre competencia sin engaño ni fraude.”xvii En definitiva, para Friedman es improcedente pretender sumar obligaciones sociales al mundo de los negocios, porque de esta manera se desnaturaliza el libremercado: Ha estado ganando amplia aceptación la visión de que los ejecutivos

de

empresas

y

líderes

laborales

tienen

una

“responsabilidad social” que va más allá de servir el interés de los accionistas o de sus miembros. Esta visión demuestra una concepción fundamentalmente errada del carácter y naturaleza de la economía libre.xviii El argumento es directo y sumamente simple: el único rol de las empresas es el de dedicarse al comercio y aumentar sus utilidades. Por su lado, los administradores deben lealtad únicamente a los accionistas y han de concentrarse en aumentar las utilidades de los negocios de éstos. No pueden utilizar recursos de terceros para cumplir con cuestiones de RSE; si utilizan recursos de la empresa le roban dinero al accionista e incumplen su contrato de trabajo; si aumentan los precios o bajan los sueldos, afectarán los derechos de los clientes o empleados respectivamente. De hecho, Friedman entiende que el administrador no sabe –no está preparado para saber- cuáles son las medidas de RSE más convenientes para la sociedad; que la empresa sirve a la sociedad si busca su propio lucro; y que las medidas sociales deben ser implementadas por el gobierno o individualmente por las personas mediante la caridad. En este puro capitalismo, los roles de la empresa y el gobierno están bien separados, y no debe haber obligaciones adicionales para la gente de negocios más que la obtención de utilidades. Bajo la misma visión, The Economist insiste,

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Sin embargo, no hay nada de malo en ganar dinero: más que cualquier otra cosa, así es como las empresas hacen bien. El bienestar que crean en la forma de puestos de trabajo, productos e innovación supera cualquier otra cosa que las empresas probablemente puedan hacer explícitamente en el nombre de la RSE.xix Si volvemos a la raíz del asunto, nos hemos de hacer una pregunta básica, previa: ¿Por qué deben los administradores responder hacia los accionistas? E incluso, ¿Por qué los administradores sólo pueden ser nombrados por los dueños? Los accionistas (socios o dueños unipersonales) son los propietarios de la empresa, y tienen todos los derechos relacionados con el gobierno de la misma. Uno fundamental es el de elegir a quiénes van a administrarla, hacerlos responsables de sus actos y removerlos de su cargo con o sin causa. Así está previsto, por ejemplo, en la ley de sociedades argentina. El director o gerente debe actuar con lealtad y la diligencia de un buen hombre de negocios. Es fácil entender por qué las leyes toman esta postura: es una derivación natural del derecho de propiedad sobre la empresa –de la misma propiedad privada- y por cuestiones de incentivo económico, ya que si los socios estuvieran impedidos de elegir a los administradores, carecería una importante motivación para crear y financiar emprendimientos comerciales. Además, el accionista tiene un derecho residual, en caso de quiebra cobra sólo después de los empleados, acreedores privilegiados y acreedores ordinarios. En la postura de Friedman hay un ingrediente ideológico, que se vincula estrechamente con el derecho de propiedad (postura radical de la propiedad privada). Se da así lugar –otra vez- a la vieja antinomia entre capital y trabajo. Por otro lado, se entiende a la empresa como un centro exclusivamente económico, aislada asépticamente de sus otras relaciones y esferas. Posición más amplia: Administración en beneficio de todos los stakeholders Para esta perspectiva, la consideración de los stakeholders en las decisiones empresarias no es una falta a los deberes de administración. Por el contrario, constituye un elemento más en el apropiado ejercicio de las función de maximización de

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ganancias. Sin embargo, se señala que la definición de los stakeholders, y la delimitación de quién o quiénes constituyen este género es de suma relevancia. Parece importante comprender que no toda persona o grupo es un stakeholder, extender o exagerar el carácter de stakeholder podría resultar en que los administradores y las empresas deban ocuparse, literalmente, de todo el mundo. La siguiente explicación es ilustrativa al respecto: La simple consideración de que algunos stakeholders son afectados por las decisiones de la empresa no implica necesariamente que sus intereses deban ser tomados en consideración. Cada acción o inacción usualmente acarrea efectos externos y puede afectar a algún stakeholder (en el más amplio sentido del término). Pero la ley no protege el interés de toda persona afectada. Por ejemplo, para dar un ejemplo bastante absurdo, mi decisión de comprar o no un nuevo departamento afecta el interés del vendedor, del agente, del abogado. Pero esto no implica que yo me vea obligado a comprar un departamento sólo porque toda esta gente sea negativamente afectada por mi negativa a comprar. O, más realista, las decisiones de pareja afecta a los parientes, pero el grado en que los parientes (especialmente los padres) están autorizados por la ley a tener voz en la decisiones de pareja de alguien varía a través de diferentes culturas. En nuestra cultura los parientes de las parejas adultas no tienen derechos en este sentido, en otros lugares usualmente ocurre el caso contrario.xx En su paper “Stockholders and Stakeholders: A New Perspective on Corporate Governance”xxi, R. E. Freeman y David L. Reed proporcionan la siguiente doble definición del término stakeholderxxii :



El Sentido Amplio de Stakeholder: Cualquier grupo o individuo identificable que puede afectar el cumplimiento de los objetivos de una organización o que es afectado por el cumplimiento de los objetivos de una organización. (Grupos de

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interés público, grupos de protesta, oficinas gubernamentales, cámaras de comercio, competidores, sindicatos, así como empleados, segmentos de consumidores, accionistas y otros son stakeholders en este sentido). •

El Sentido Restringido de Stakeholder: Cualquier grupo o individuo identificable del que una organización es dependiente para su supervivencia continuada (empleados, segmentos de consumidores, ciertos proveedores, oficinas gubernamentales clave, accionistas, ciertas instituciones financieras, así como otros, son stakeholders en el sentido restringido del término).xxiii El stakeholder es el individuo o grupo que ostenta y arriesga una parte, interés,

participación, propiedad o involucramiento en la empresa, de tal grado y permanencia que se produce una recíproca dependencia entre ésta y el stakeholder, cierta identidad de destino en común. Freeman y Reed indican que, más allá del grado de participación que según distintas teorías se les debería a los stakeholders, la administración estratégica requiere que como “mínimo absoluto” se tenga presente la existencia de los stakeholders y el impacto que las decisiones puedan tener en ellos: Las propuestas del análisis del stakeholder abogan por un entendimiento concienzudo de los stakeholders de una empresa (en el sentido amplio) y reconocen que hay veces en que los stakeholders deben participar en el proceso de toma de decisión. Las herramientas y técnicas estratégicas del análisis del stakeholder producen un método para determinar el timing y grado de dicha participación. En el mínimo absoluto esto implica que los directorios deben ser concientes del impacto de sus decisiones en los grupos de stakeholders… Así, el modelo analítico puede ser usado por los directorios para mapear cuidadosamente el poder y participación de cada grupo… El directorio debe decidir no solamente si la gerencia está manejando los asuntos de la empresa, sino incluso, que es lo que debe contar como los asuntos de la empresa. Esto

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involucra evaluar la participación y poder de cada grupo de stakeholders.xxiv Entendemos que en el nivel mínimo de aceptación de los stakeholders, el administrador no maneja la empresa en su beneficio ni les da prioridad frente a los accionistas, sino que simplemente cumple en actuar de manera inteligente y razonada; ignorar a los stakeholders, sus intereses, las relaciones que inevitablemente deben mantenerse durante la vida de la empresa, sería ciertamente necio. En una nota del paper, los autores reafirman la idea de que los administradores deben contemplar los intereses de los stakeholders, no por una cuestión de altruismo o de RSE, sino precisamente

para cumplir acabadamente sus deberes para con los

accionistas: Creemos que no hay necesidad de apelar a nociones utilitaristas de gran bien social o altruismo o responsabilidad social. De hecho, la empresa cumple con sus obligaciones hacia los accionistas en el largo plazo mediante el manejo apropiado de los stakeholders.xxv Sujetar al administrador a la misión de satisfacer a múltiples stakeholders presenta sus problemas, ya que deberá atender las expectativas de los distintos grupos, que tendrán muchas veces intereses distintos y contrapuestos. No parece fácil fijar los parámetros de actuación de la administración, ni sus incentivos (es decir, el sistema de remuneración). Chilosi y Damián dedican varias hojas a esta problemática, contraponiendo el estilo anglosajón con el europeo continental. El primero -de mercado libre- estaría en principio más orientado hacia un gobierno corporativo alineado con los shareholders, mientras que el segundo –de mercado libre “coordinado”- sería más cercano a las corrientes que involucran a los stakeholders. Entre otros análisis y aspectos, los autores comentan que: en el sistema anglosajón el componente de remuneración variable del management es más alto; que hay estudios en Alemania que demostrarían que la performance de las empresas empeora con la representación de empleados en el directorioxxvi ; que los accionistas tratan de contrarrestar las acciones de los empleados de la empresa; que en un sistema de stakeholders hay una mayor

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tendencia en crear y mantener relaciones colaborativas, más que vínculos basados en acuerdos escritos. Pero pareciera que “en todos lados se cuecen habas”, ya que las conclusiones no son terminantes a favor de ninguno de los dos sistemas: Tal como se vio en la sección previa, la comparación de las distintas formas de capitalismo revela las potenciales desventajas cuando los empleados son aliados de los managers y se convierten en cómplices de su mala conducta. En este escenario, el tradicional conflicto entre capital y trabajo puede ser reemplazado por un nuevo conflicto entre fuertes insiders (management, empleados, grandes accionistas) y débiles outsiders (accionistas minoritarios)… En cualquier caso, tal como lo nota Coffee (2005), en la última década, las distintas economías, las economías de mercado coordinado tanto como las economías de libre mercado, fueron testigos de diferentes formas de fracaso y escándalo. De todos modos, comparten una característica común representada por la función mal desempeñada de los custodios de gobierno [corporativo]. Enron y Parmalat, desde sus respectivos lados, ofrecen dramáticas pero instructivas lecciones.xxvii El grupo de stakeholders constituido por lo empleados merece alguna atención en especial. ¿Por qué un administrador debería ponerlos casi en la misma condición que sus empleadores (común a ambos)? ¿Por qué pueden los empleados apropiarse de lo que en principio pertenece a los dueños del capital? Hay varios argumentos y explicaciones: la cantidad de tiempo y esfuerzo que invierten, el interés en mantener su fuente de trabajo, la importancia vital de su actividad para que la empresa subsista, la alta vinculación y grado de dependencia, etc. En realidad, todo podría reducirse al viejo concepto de la plusvalía acuñado por Marx, La cuota de plusvalía es, por tanto, la expresión exacta del grado de explotación de la fuerza de trabajo por el capital o del obrero por el capitalista .xxviii

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La plusvalía es ese “extra” aportado por el empleado y del que el capitalista se apropia injustamente, porque lo suma al precio del producto pero no se lo remunera al trabajador xxix. Es esta plusvalía entonces la que responde a nuestras preguntas y el que justificaría que el administrador atienda a los reclamos y objetivos del personal. Quien objete este postulado, respondería que (a) la plusvalía en realidad es parte del margen de ganancia que el inversor requiere por el riesgo corrido, que (b) el empleado cobra su sueldo todos los meses aunque bajen las ventas, que (c) el trabajador no es en definitiva propietario de la empresa y que (d) los derechos de los trabajadores ya están suficientemente garantizados en las leyes constitucionales, laborales y mediante la actividad de los sindicatos. Aspectos legales En los sub-apartados siguientes, analizaremos aspectos legales de la actuación de directores bajo la órbita de la RSE. El propósito es ver cómo se ha plasmado la RSE en la ley, y si se podría entonces demandar judicialmente su aplicación y hacer responsables a quienes omiten ejecutarla. Legislación comparada: 1.

Normas de aplicación mundial: principios de la OCDE Tomamos como ejemplo de lineamiento global a la OCDE. En los “Principios de Gobierno Corporativo” de la Organización para la

Cooperación y Desarrollo Económicosxxx (OCDE), el término stakeholder aparece por lo menos 40 vecesxxxi , (en la versión castellana de los Principios, el vocablo stakeholder es traducido como “parte interesada”). Entre otras pautas íntimamente relacionadas a las funciones de los administradores -miembros del gobierno corporativo de la empresa-, los Principios contienen distintas disposiciones relativas al reconocimiento expreso de los derechos e intereses de los stakeholders: - El marco para el gobierno corporativo deberá reconocer los derechos de las partes interesadas… (Principios, pág. 21);

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- Deberán respetarse los derechos de las partes interesadas establecidos por la ley o a través de acuerdos mutuos (pág. 21); - En los casos en los que las partes interesadas participen en el proceso de gobierno corporativo, éstas deberán tener un acceso puntual y periódico a información relevante, suficiente y fiable (pág. 21). -El Consejo deberá aplicar unos niveles de ética muy elevados. Deberá tener siempre en cuenta los intereses de las partes interesadas (pág. 23); - Las sociedades deben reconocer que las contribuciones de las partes interesadas constituyen un valioso recurso a la hora de crear sociedades competitivas y rentables (pág. 46); - En todos los países de la OCDE, los derechos de las partes interesadas se establecen por ley (p. ej. leyes en materia laboral, de empresas, comercial y de insolvencia) o mediante relaciones contractuales (pág. 46). Como otro ejemplo de lineamiento general puede mencionarse el Amnesty International Human Rights guidelines for Businessxxxii . En su website, Amnesty International explica: Amnesty International cree que la comunidad empresaria tiene también una responsabilidad más amplia –moral y legal- de usar su influencia para promover el respeto por los derechos humanos. 2.

EEUU En una obra legal sobre derecho comercial estadounidense leemos, A pesar de que la norma de primacía del accionista actualmente domina la discusión de derecho corporativo estadounidense, no ha eclipsado totalmente a otra norma con la que compite: la visión de que los directores deben actuar para promover el interés de todos

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los

constituyentes

de

la

corporación,

no

solamente

los

xxxiii

accionistas.

El libro cita casos en que los tribunales fallaron a favor de directores que habían donado recursos de la compañía a entidades de caridad (A.P. Smith Manufacturing Co. v. Barlow, 98 A. 2d 581 (N.J. 1953). La obra comenta también que el debate sobre la lealtad de los directores tuvo su apogeo en los ‘80 con las compras apalancadas de empresas (leveraged buy outs), que solía afectar seriamente la situación de empleados y acreedores. En estos casos los compradores luego de tomar el control, endeudaban a la empresa y vendían activos clave. Muchas veces los administradores también veían su futuro perjudicado y se oponían a las compras, pero no les era fácil convencer a los vendedores en base a argumentos de largo plazo: En consecuencia, los defensores gerenciales se volcaron hacia el argumento de que los directores deben lealtad hacia algo aparte que los accionistas solamente: la compañía, entendida como la combinación de todos sus stakeholders – acreedores, accionistas, gerentes, empleados, trabajadores y consumidores.xxxiv La conocida Sarbanes-Oxley Act del 30 de julio de 2002, impone a las empresas códigos de conducta que las obliga a informar sobre requisitos relacionados a la RSE. 3.

Unión Europea En el año 2003, el Consejo del Colegio de Abogados de la UE publicó una guía

para abogados sobre asesoramiento en cuestiones de RSE, cuyo texto completo puede bajarse de www.ccbe.org. La guía explica por qué las empresas deben interesarse en la RSE, por qué los abogados deben asesorar en dichas cuestiones, e incluso enumera las distintas iniciativas sobre RSE a nivel europeo y mundial. La guía indica que:

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…el desarrollo ha sido encaminado hacia mayor transparencia y más leyes. Esto hace menos atractivo hacer negocios que vayan en contra de los valores de la sociedad. Los tribunales de varios países están usando el estándar de convenciones internacionales en las compañías, aunque la vasta mayoría de estos estándares no son directamente obligatorios para las empresas. Esta es una tendencia que se está extendiendo hacia otras jurisdicciones… La responsabilidad social se está convirtiendo hoy en un tema serio para nuestros clientes. Entre las que consideramos más destacadas, la guía lista las siguientes iniciativas: •

Francia: el parlamento francés aprobó en el 2001 una ley que requiere obligatoriamente la divulgación de temas ambientales en los balances

e

informes anuales. •

Alemania: requerimientos de información en cuestiones de RSE han sido introducidos y aplicados a fondos de pensión.



Reino Unido: una norma parlamentaria de 1999 exige a los fondos de pensión que informen el alcance en que las cuestiones sociales, ambientales o éticas son consideradas al momento de elegir, realizar y mantener inversiones. Un proyecto de ley de 2002 presentado en la House of Commons en el 2002, y nuevamente en el 2003 (apoyado por numerosas ONGs) exige, entre otros, que se impongan deberes específicos a administradores y empresas en relación a cuestiones sociales, financieras y ambientales, y el llamado triple bottom line sobre información social, financiera y ambiental. Aunque el proyecto aún no se convirtió en ley, se considera que es una muestra definitiva sobre la tendencia a favor de la adopción expresa de cuestiones de RSE en futuras leyes.



En 1998 el Parlamento Europeo publicó un Código de Conducta Europeo sobre las actividades de las “Corporaciones Trans-Nacionales” operando en países en vías de desarrollo. En mayo de 2002, votó una nueva legislación que requiere a las empresas que anualmente informen sobre su actividad social y ambiental, que los miembros del directorio sean personalmente responsables por dichas

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prácticas, y la implementación de jurisdicción contra los abusos de empresas europeas en países en vías de desarrollo. En la guía se incluyen las siguientes consecuencias perjudiciales por ignorar la RSE: aumento de demandas civiles y penales contra la empresa y el management, pérdida de contratos con el Estado, pérdida de talentos y de inversores, aumento de costo de capital, pérdida del valor de acciones, etc. Se entiende que los abogados corporativos deberán trabajar diariamente sobre cuestiones de RSE en el asesoramiento de empresas, y hacer notar que la RSE es un tema del que hay que ocuparse. 4.

Australia En un interesante estudio del año 2006 sobre Responsabilidad Social

Empresaria, el Parliamentary Joint Comittee on Corporations and Financial Servicesxxxv de Australia, analizó cuáles son actualmente los deberes de los directores en materia de RSE. Traemos el informe a colación, en especial, porque pensamos que su inteligencia y definiciones podrían ser extrapoladas al marco legal actual argentino. El artículo 180(1) de la ley de compañías comerciales australiana, citado en el informe del Comité, establece: “El director… de una corporación debe ejercer sus poderes y cumplir sus deberes con… cuidado y diligencia”. Esta regla es substancialmente similar a la contenida en la ley de sociedades comerciales argentina. El Comité llegó, entre otras, a las siguientes conclusiones5: El comité escuchó una serie de argumentos en relación a si los actuales requisitos de la Ley de Compañías Comerciales de 2001 permitían a los directores de empresas considerar intereses comunitarios más amplios, y si era necesario algún cambio en la legislación para permitir, u ordenar, una conducta corporativa responsable.

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Una serie de interpretaciones del marco legal vigente sobre los deberes de los directores fue provisto al comité. En un extremo de la escala ese encontraba la visión, que adquirió prominencia en el caso James Hardie Industries, que un director estaría incumpliendo sus deberes si daba consideración a cualquier otro factor que no fuera la maximización de ganancias. En el otro extremo de la escala, la interpretación de tipo “interés propio mejorado” de los deberes de los directores argumenta que los directores pueden considerar e incluso actuar sobre los intereses legítimos de los stakeholders que no sean accionistas, hasta el punto en que estos intereses sean relevantes para la compañía. Esta interpretación de tipo “interés propio mejorado” es favorecido por el comité.xxxvi El comité también concluyó que no era necesario modificar la ley de compañías comerciales vigente ya que permitía tener consideración por los stakeholders que no fueran accionistasxxxvii . 5.

Ley Argentina Desde un ángulo estrictamente legal, tanto en la Argentina como en muchos

otros países, el director está legalmente obligado a actuar con lealtad y diligencia. Se entiende que este deber se refiere a la empresa y a los accionistas. La ley 19.550, de sociedades comerciales, que contiene las reglas principales reglas sobre los deberes de los directores, no contiene una sola referencia directa a los stakeholders.

La

cuestión

no es menor ya que un accionista disconforme con que un administrador haya destinado recursos de la compañía a medidas de RSE podría entablarle una demanda judicial de responsabilidadxxxviii . El art. 59 de la ley 19.550 contiene la regla general: Los administradores y representantes de las sociedad deben obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios. Los

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que faltaren a sus obligaciones son responsables, ilimitada y solidariamente, por los daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión. Conforme al primer párrafo del art. 274, Los directores responden ilimitada y solidariamente hacia la sociedad, los accionistas y los terceros, por el mal desempeño de su cargo, según el criterio del art. 59, así como por la violación de la ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave. Para que haya obligación de responder, el demandado debe haber violado una ley o un contrato, debe haber actuado con culpa, negligencia o dolo, debe haber un daño, y debe haber una adecuada relación de causalidad. Quien demanda la reparación debe tener un interés legítimo, jurídicamente protegidoxxxix . Habrá que ver si en un futuro los jueces llegan a interpretar que la obligación legal de actuar con lealtad y con diligencia ha de tomarse en sentido amplio, e interpreta que se refiere a también stakeholders que no son accionistas. Esta inteligencia permitiría a los stakeholders a demandar a los administradores por incumplimiento de deberes sin necesidad de invocar otra legitimación que su condición de stakeholders y los arts. 59 y 274. Conclusiones para la Argentina ¿Hace falta legislar? El desarrollo del apartado anterior nos lleva a preguntar cómo podría la RSE incorporarse como norma obligatoria, es decir, si se puede hacer a alguien responsable en sede judicial por incumplir obligaciones de RSE. Legalmente, por “responsable” se hace referencia a quien debe pagar daños o indemnizar por haber incurrido en incumplimiento de una obligación; y en materia penal el responsable puede ser condenado a la pena de prisión o reclusión. Las obligaciones conocen distintas fuentes, principalmente la ley y los contratos. En este contexto, por “ley” debe entenderse la norma general obligatoria en sus distintas

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versiones: la Constitución, leyes aprobadas por el Congreso, decretos del Poder Ejecutivo, y restantes normas de inferior jerarquía. Los principios generales del derecho civil establecen que la persona que cause un daño a otro debe responder. Deben cumplirse ciertos requisitos: se debe violar una ley (o incumplir un contrato), debe haber un daño, negligencia o dolo, adecuada relación de causalidad entre la conducta dañosa y el daño. La cuestión entonces es: ¿cómo podría incorporase la RSE a las empresas como norma obligatoria que pudiera generar la responsabilidad de los administradores? A nuestro entender, podrían efectuarse bajo las siguientes alternativas: A) Creación de leyes Es común que ante una situación novedosa, se considere que hay una “laguna legal” e inmediatamente se estime necesario emitir leyes que prevean cómo debe regirse la situación en cuestión. Estimamos necesario mucha prudencia en este aspecto, ya que ni la intervención estatal ni la copiosa existencia de leyes de garantiza la justicia: tenemos como ejemplo el contexto de inseguridad y medioambiente. A veces es mejor tener pocas leyes bien aplicadas. Para empezar, los jueces podrían valerse de las normas de la LSC citadas en el subapartado anterior. B) Jurisprudencia Tal como adelantamos en los comentarios de la LSC, los jueces podrían extender los criterios legales y constitucionales existentes y modificar su interpretación y aplicarlos a la RSE. C) Contratos El contrato es la declaración de voluntad común entre dos o más partes, que se destina a crear derechos y/u obligaciones; y, como se sabe, el contrato es ley para las partes. En esta variante, las obligaciones referidas a RSE estarían previstas en los contratos que la empresa celebre con clientes, proveedores, el Estado, sus propios directores, asesores, prestadores de servicios, etc. No habría en principio obligación legal de incorporar dichas normas, pero una vez incluidas, serán norma obligatoria con las consecuencias que las mismas partes prevean.

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A modo de ejemplo, podemos citar las estipulaciones que los comercializadores de calzados e indumentaria con sus fabricantes suelen incorporar cláusulas o anexos referidos al trato, edad y condiciones laborales de los empleados del fabricante. D) Acuerdos éstandar impuestos por la industria Dependerá de presión social, la estrategia corporativa, la propia ley o prácticas de la industria que las estipulaciones sobre RSE se incorporen a un contrato, o que se celebre uno exclusivamente para cuestiones de responsabilidad social. De esta manera, la actividad de las cámaras de cada industria o comercio puede ser fundamental, ya que ella misma puede establecer como norma o práctica un formato modelo de claúsulas o código para que cada empresa incorpore en sus estatutos, acuerdos o códigos, e incluso como condición de adhesión como miembro a la propia cámara o para las empresas contratistas o proveedoras de servicios a las de dicha cámara. La “obligatoriedad” en este caso será dada por el análisis costo-beneficio de pertenecer a esa cámara o actuar por debajo o por “afuera” de la práctica general de los competidores. E) Código corporativo sobre RSE o como capítulo de los propios estatutos Son varias ya las empresas que han incorporado un código sobre políticas o conductas de RSE. Este código podría formar parte de los mismos estatutos de la empresa. En cualquiera de las dos variantes, podría ser obligatorio para los accionistas, los directores y los empleados. Sería ventajoso contar con una comisión de RSE a fin de que se controle el adecuado seguimiento y cumplimiento de las normas corporativas. F) Certificaciones Las certificaciones tipo ISO o Sygma, a las que muchas empresas ya se obligan, podrían contener requerimientos sobre acciones de RSE. G) Presión social La necesidad de adoptar políticas sobre RSE podría también surgir, y de hecho actualmente así ocurre, de la propia presión social, que se refleja en los medios, publicaciones especializadas, acciones de grandes empresas, medidas estatales, discursos de personalidades, encuestas, etc. Habría aquí una fuente de imposición

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social, que encontrará lugar en la empresa según el grado o interés de perceptividad de sus administradores y asesores. H) Necesidad por cuestión estratégica Esta fuente, que bajo ningún caso sería legalmente obligatoria se desarrolla en el próximo apartado. Pensamos que ha de legislarse poco, bien y con máxima prudencia. Muchas de las veces la actividad judicial, que es la de dirimir conflictos interpretando leyes, resuelve más y mejor que un mar de leyes que multiplican normas. De hecho, ya en cuestiones de medioambiente hay superposición entre normas de jurisdicción nacional o provincial e incluso municipal, generando incertidumbre para los sujetos que deben cumplirla y dificultad de aplicación para las autoridades administrativas y judiciales. La creación de nuevas normas en los próximos años es inevitable, sería bueno que se avance sin desesperación, prestando atención a las experiencias de otros países o grupos regionales, imitando sus aciertos y evitando sus errores. La intervención estatal excesiva o urgente puede ser más nociva que la ausencia de normas, ya que la obligatoriedad, si es socialmente necesaria, inevitablemente se incorporará gradualmente –e incluso rápidamente- a las prácticas comerciales y luego a los estatutos, códigos y contratos. Eventualmente habrá conflictos que se resolverán judicialmente y ahí se sabrá realmente qué conductas han de ser legisladas. Tal vez sea suficiente con adoptar como obligatorios cierto principios generales contenidos en futuros tratados internacionales, o que las normas se limiten a obligar a las empresas a informar sobre qué cuestiones de RSE se ocupan: así la sociedad podrá decidir con qué empresas contrata, en cuáles invierte y en cuáles quiere trabajar. Hay que tener en cuenta que muchas de las materias que podrían catalogarse como de RSE ya están tratadas en cuerpos legislativos de otras ramas del derecho: constitucional, laboral (seguridad e higiene), societaria y ambiental. En los casos en que haya vacío de obligatoriedad sobre cuestiones de responsabilidad social por no estar estas previstas en ninguna fuente, y a fin de actuar sobre seguro y no incurrir en riesgos, pensamos que el administrador debería obtener un

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consentimiento expreso de la mayoría de los accionistas antes de destinar recursos a RSE. Este acuerdo de los dueños de la empresa podría obtenerse: •

Mediante la incorporación de una cláusula específica de RSE a los estatutos de la empresa;



La aprobación de un programa general o específico de RSE en una asamblea de accionistas, reunión de socios o equivalente;



Preferentemente, los objetivos de la RSE deberían estar claramente explicados, aún cuando no sean puntillosamente específicos. Además podría haber un monto máximo o presupuesto a ser afectado;



La tarea de levar adelante actividades de RSE podría estar lista expresamente en dentro del listado de funciones que contenga el contrato de trabajo o acta de designación del administrador;



Las decisiones sobre RSE podrían expresarse en las actas de directorio, con justificación del motivo de la medida y los beneficios a corto y largo plazo para la compañía. Incorporación de la RSE en las empresas como actividad estratégica En tercer lugar, podemos focalizar al grupo de tendencias y visiones según los

cuales la RSE debe adoptarse ineludiblemente en las empresas, e incluso incorporarse a la estrategia que deben diseñar los gerentes y directores. Según este sector, la RSE ha de formar parte de toda empresa: la cuestión no es si debe hacerse o no, sino cómo efectuarse. Se refieren a la interdependencia entre las empresas y la sociedad, el valor agregado que han de tener los actos de RSE, liderazgo, seguimiento y medición de los objetivos planteados, estrategia, largo plazo, sustentabilidad, ventaja competitiva, etc. Parecería que la nueva tendencia es que las empresas implementen medidas que agreguen valor a las inversiones de los accionistas y simultáneamente constituyan actos de RSE. Entonces, bajo las distintas variantes de este grupo, la RSE: (a) no es opcional; (b) debe sumarse a la estrategia general del negocio; y (c) ha de agregar valor a la empresa, de la mano de la innovación y sustentabilidad a largo plazo.

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En un discurso del 24 de febrero de 1998xl, el Primer Ministro Tony Blair se refirió al giro en el nuevo rol de las empresas: La empresa del siglo 21 será diferente. Muchas de las más conocidas empresa de Gran Bretaña ya están redefiniendo percepciones

tradicionales

del

rol

de

la

empresa.

Están

reconociendo que todo consumidor es parte de una comunidad y que la responsabilidad social no es un extra opcional. Estas compañías se están estableciendo ellas mismas como líderes en nuevos mercados de innovación en educación, responsabilidad ambiental y en preocupación por el bienestar de los consumidores. Las compañías que han confirmado su inversión en el Milenio hoy reflejan esos valores. xli

La idea del “capitalismo creativo”xlii lanzada por Bill Gates en Davos en diciembre de 2008, tuvo amplia repercusión en la Internet y en los medios en general. Para Gates, la virtud del capitalismo radica en que la consecución del interés propio sirve al interés general, y que de esta manera, se ha mejorado la vida de billones de personas. Sin embargo, cree que para mejorar la vida de todas las personas, el sistema debe ser “refinado”. Este sistema corregido, tendría un doble objetivo: obtener ganancias y mejorar la vida de quiénes no se benefician totalmente de las fuerzas de mercado. No todos los mercados son rentables, por ende, en donde no haya incentivo para obtener ganancias, los jugadores del mercado deben ser motivados a actuar mediante el otorgamiento de reconocimiento. La idea se sostiene en que el reconocimiento mejora la reputación de una compañía y atrae a los mejores recursos humanos. Así, se llegaría al capitalismo creativo, Me gusta llamar a este nuevo sistema capitalismo creativo – un enfoque

en

el

que

los

gobiernos,

las

empresas,

y

las

[organizaciones] sin fines de lucro trabajan en conjunto para extender el alcance de las fuerzas de mercado de tal manera que más

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personas puedan obtener ganancias o ganar reconocimiento, generando trabajo que reduzca las inequidades del mundo. xliii En un paper de 2006 escrito con Mark R. Kramer, Michael Porterxliv propone una visión estratégica de la RSE. Los autores reconocen que lo más importante que las corporaciones pueden hacer por la sociedad es contribuir a una economía próspera, y manifiestan que el actual interés generalizado por los stakeholders tiene sus desventajas, ya que lo que debe medirse es el impacto socialxlv. Declaran que: Estamos convencidos, de todos modos, que la RSE adquirirá cada vez mayor importancia para el éxito competitivo.xlvi También que: La buena ciudadanía es una sine qua non de la RSE, y las compañías precisan hacerlo bien.xlvii Los autores llaman a dejar de lado el concepto de RSE y sugieren comenzar a pensar en términos de integración social empresaria (corporate social integration). De esta manera, y en lo que constituye el tema central del trabajo, proponen que las empresas incorporen la RSE de una manera estratégica. El núcleo de la propuesta es: La mutua dependencia entre las corporaciones y la sociedad implica tanto que las decisiones de negocios como la políticas sociales deben seguir el principio de “valor compartido”. Es decir, las decisiones deben beneficiar a ambos bandos. Si una empresa o una sociedad persiguen políticas que benefician sus intereses a expensas de la otra, se encontrará a sí misma en un camino peligroso. Una ganancia temporal de una socavará la prosperidad a largo plazo de ambas.xlviii De manera sintética, el sistema de RSE estratégica propuesto consiste en:

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Elegir objetivos de RSE que estén relacionados, que “se crucen”xlix , con el negocio de la compañía;



Los puntos de intersección deben identificarse a partir de los “vínculos internos a externos” (inside-out linkages) y los vínculos “externos a internos” (outside-in linkages);



Los programas desarrollados deben beneficiar a la sociedad y agregar valor al negocio;



Fijar objetivos claros y mensurables; monitorear los resultados. En el artículo “The Biggest Contract”l, Ian Davis habla de un contrato entre la

sociedad y las empresas que debe ser revisado, y la necesidad de incorporar la RSE de manera estratégica. En definitiva, se trata de que las empresas colaboren con el logro de mejoras sociales utilizando el conocimiento y experiencia obtenidos con la explotación de su core business. En otro trabajo con un enfoque similar, se señala la falta de alineamiento en las empresas entre las estrategias de negocios y las de RSE. Las causas de esta falta de coordinación serían:

personal de RSE sin experiencia o preparación apropiadas,

estrategia de RSE aislada de la de negocios, y presupuesto de RSE demasiado limitadoli. La falta de coordinación y estrategia redundaría en actos de RSE con poco o mínimo impacto. Para evitar esto, los autores proponen el Socially Anchored Competencies Model (SAC), o el Modelo de Competencias Socialmente Ancladas. Explican que Este modelo provee una nueva lente que las compañías pueden utilizar para identificar oportunidades que hubieran perdido usando la tradicional lente de filantropía corporativa. Integrando SACs en el entorno de los negocios, las compañías pueden aumentar su rentabilidad mediante la inserción de nuevos productos o servicios socialmente responsables, reduciendo deshechos y costos, y agregando nuevo valor “social” a los productos y servicios existentes (Porter 1990).lii

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Estas distintas teorías resuelven nuestra inquietud con la siguiente respuesta: Los administradores han de ejercer medidas de RSE incorporando la RSE a la estrategia de la empresa y explotando el know how propio, de tal manera que se logre un impacto social concreto y se genere un mayor valor en la inversión de los accionistas. Pensamos que los presidentes, directores, gerentes y CEOs tienen una misión previa, realmente compleja y que requiere varios pasos. Esta tarea previa se relaciona con la imagen que tienen las corporaciones en cierto sector de la sociedad, la incompetencia del sector público, los delitos y abusos cometidos por la industria. Por un lado, creemos que se ha instalado una idea de desprecio y odio hacia las grandes empresas, especialmente los grupos multinacionales. Es idea se basa en que estos grupos hacen “demasiado dinero”, son demasiado poderosos y manipulan a los gobiernos. Es cierto que los escándalos empresarios de los últimos años, en que los administradores han tenido muchísimo que ver, ciertamente han tenido alta preponderancia en instalar un espíritu “anticorporativo”: casos de fraude como Enron y Parmalat, explotación trabajadores en Asia (Nike), casos de contaminación o amenazas de polución (plataforma Brent Spar de Shell, Botnia), manipulación de las stock options en Wall Street, manipulación genética (Monsanto), etc. Este sentimiento también suele ser alimentado por discursos demagogos que se escuchan desde el sector político. Las muestras y manifestaciones de este sentimiento abundan, desde grupos activistas y “eco-terroristas” hasta ciudadanos corrientes, en la televisión, en la red, en la literatura (el No Logo de Naomi Klein)liii y en el cine (las películas Super Size Me y The Corporation, los documentales de Michael Moore). La Internet y el libro No Logo son sumamente útiles para encontrar ejemplos, referencias y discursos de “anticorporativistas, tales como el belga Noel Godin y su grupo de entarteurs, Greenpeace, los demandados del caso “McLibel”, el movimiento Reclaim the Streets, la intervención en publicidades estáticas (Rodríguez de Gerada, culture jamming). Naomi Klein no ve suficiente que las corporaciones redacten sus propios códigos de ética; por el contrario, lo ve como un modo de aumentar el poder y autarquía de las multinacionales:

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Ni si quiera los más duros códigos autoimpuestos pueden poner a las multinacionales en la posición de someterse a una autoridad colectiva externa. Por el contrario, les da un improcedente poder de otro tipo: el poder de redactar sus propios sistemas legales privatizados, el de investigarse a ellas mismas, como cuasi nacionesestado.liv Como respuesta a este sentimiento anticorporativo se ha propuesto que las mismas compañías comuniquen las bondades su accionar: Los CEOs podrían señalar que las ganancias no deberían ser vistas como un fin en si mismas, sino como una señal de la sociedad de que su compañía está logrando su misión de proveer a la gente de lo que ésta quiere – y de hacerlo de manera que usa los recursos de manera eficiente en relación a otros posibles usos.lv En el mismo sentido, Hay determinados países en América Latina a los que les cuesta percibir los beneficios que la inversión privada conlleva, tanto para su situación macroeconómica como para su población. No podemos ser percibidos como empresas que solo quieren ganar dinero, sino que también debemos ser vistos como creadores de bienestar social.lvi También se piensa que como resultado de la inacción y corrupción de los gobiernos, la sociedad ha puesto presión a las empresas para que éstas logren las mejoras en las que los sectores públicos han fracasado.

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Conclusión Seguramente, el origen de la presión sobre las empresas para que éstas deban ser socialmente responsables, por encima del mero fin de lucro, tenga causas concurrentes, y muchas de ellas legítimas. En cualquier caso, sea a favor o en contra de incorporar la RSE a las empresas, la decisión y sus consecuencias implican un severo desafío para los administradores, que parecen estar en medio del debate. Por un lado, la sociedad y los stakeholders que exigen que las compañías hagan más. Por el otro, los accionistas que pretenderán utilidades y altos rendimientos. Pero los accionistas también son miembros de la comunidad, que se oponen a que la empresa abuse, que contamine, u obtenga ganancias a expensas de empleados o el medioambiente. Y los empleados y proveedores tampoco estarán interesados en una empresa poco competitiva que no se interese en obtener ganancias, ya que podría correr riesgo su fuente de ingresos. El siguiente escrutinio tal vez ayude a los administradores a reflexionar hacia la mejor decisión: •

Cuál es la posición del administrador ante las distintas visiones. Deberá decidir si se debe a los accionistas solamente.



Cuál fue la razón por la cual fue contratado, y si iría más allá de sus funciones si implementa medidas de RSE.



¿Qué es lo que la empresa no debe hacer y qué externalidades genera la empresa?



Deberá dilucidad qué aporta a la comunidad esta empresa y a la industria en general; y si el aporte es suficiente.



Cuál sería la contribución marginal de implementar actividades socialmente responsables.



¿Cumple la empresa con requisitos los éticos mínimos (ausencia de abusos, fraudes y violaciones legales)?



Tratar de entender qué es lo que pretenden los accionistas, que son en definitiva como cualquier otro ciudadano. ¿No pretenden que las empresas actúen con responsabilidad social?



Cuál es la orientación de los estatutos de la compañía respecto de la RSE; y si se debe hacer algo para modificarlos.

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Ha de tenerse en cuenta lo que hace el resto de la industria.



Indagar sobre la posición de los demás administradores.



Decidir si es conveniente una aprobación de los accionistas antes de implementar un programa de RSE.



¿No es maximizando beneficios -éticamente, claro- la manera en que la empresas pueden de mejor modo de promover el bien común?

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ANEXO de citas i

Many ambiguities surround the concept of CSR, including what business practices

count as responsible behavior. Activities associated with corporate virtue typically represent firms’ efforts to do more to address a wide variety of social problems than they would have done in the course of their normal pursuit of profits. David Vogel, The Market For Virtue, Brookings Institution Press, 2005, pág.4, ISBN-13: 978-0-81579076-1. ii

iii

En inglés: corporate social responsibility. El párrafo referido dice textualmente: More importantly, those who doubt whether

CSR is worth having raise points that have a significant bearing on how it is done. Take three of the main objections: that it encroaches on what should be the proper business of government; that CSR is a sideshow; and that involves playing with other people´s money. Nota The next question, Does CSR work? del The Economist, edición 19-25 de enero de 2008. iv

The most fundamental criticism of CSR is that what executives spend on it is other

people’s –i.e. shareholders´- money. They may mean well, and it may give them satisfaction to write a cheque for hurricane victims or disadvantaged youth, but that is not what they were hired to do. Their job is to make money for shareholders. It is irresponsible for them to sacrifice profits in the (sometimes vain) pursuit of goodness. The Economist, nota citada. v

In the traditional view, the firm, owned by equity holders, should be governed solely

for their benefit, which is to be understood as maximizing their wealth… Managers should serve the interests of a firm's owners, i.e., shareholders, contingent only upon fulfilling the firm’s legal and contractual requirements to others. The social obligations of the firm are limited to: making good on contracts, obeying the law, and adhering to ordinary moral expectations: “Obligations to non- shareholders stand as side constraints on the pursuit of shareholder interests.” (Marcoux, 1998). “Equityholder versus stakeholder and Corporate Governance: Developing a Market for Morality” , Dr. Lawrence P. Schrenk.

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vi

The control rights of equity holders have several grounds, both theoretical and

practical: First, equity holders have the moral right to control the firm, if private property is either a fundamental good, or at least a right bestowed by society through its legal structure. Any infringement on the control of equity holders over the control of the firm undercuts the position of private property in society. “Equityholder versus stakeholder” vii

Copyright @ 1970 de The New York Times Company.

viii

The discussions of the "social responsibilities of business" are notable for their

analytical looseness and lack of rigor. What does it mean to say that "business" has responsibilities? Only people can have responsibilities. A corporation is an artificial person and in this sense may have artificial responsibilities, but "business" as a whole cannot be said to have responsibilities, even in this vague sense. (“The Social Responsibility…”) ix

In a free-enterprise, private-property system, a corporate executive is an employee of

the owners of the business. He has direct responsibility to his employers. That responsibility is to conduct the business in accordance with their desires, which generally will be to make as much money as possible while conforming to the basic rules of the society, both those embodied in law and those embodied in ethical custom. (“The Social Responsibility…”) x

As liberals, we take freedom of the individual, or perhaps the family, as our ultimate

goal in judging social arrangements. Freedom as a value in this sense has to do with the interrelations among people Capitalism and Freedom, cap. I. xi

The whole justification for permitting the corporate executive to be selected by the

stockholders is that the executive is an agent serving the interests of his principal. (“The Social Responsibility…”)

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…the manager is the agent of the individuals who own the corporation … and his primary responsibility is to them. (“The Social Responsibility…”) xii

Insofar as his actions in accord with his "social responsibility" reduce returns to

stockholders, he is spending their money. Insofar as his actions raise the price to customers, he is spending the customers' money. Insofar as his actions lower the wages of some employees, he is spending their money. (“The Social Responsibility…”) xiii

As a vast literature in economics, finance, and accounting demonstrates, where there

is separation of ownership and managerial control, managers will be tempted to be poor stewards of corporate resources and consume excessive perquisites, feathering their own nest at the expense of stockholders (e.g., golden parachutes, nepotism, and accepting "gifts").

An example from strategic CSR is corporate sponsorships of

sporting events, the arts, and such.

While participating in these might give the

appearance of corporate caring and thereby generate some goodwill, the major motivation might be the non-pecuniary benefits which managers enjoy from participating in such events, such as ego gratification and pleasure (Cornwell et. al, 2001). “The Boundaries of Strategic Corporate Responsibility”, Geoffry P. Lantos, June 2001. xiv

Altruistic CSR, whose benefit to the company is uncertain and even irrelevant, lies

outside the scope of business responsibility. If managers wish to do good works of questionable return to the firm, they may do them on their own time and with their own dollar. “The Boundaries of Strategic…” xv

The situation of the individual proprietor is somewhat different. If he acts to reduce

the returns of his enterprise in order to exercise his "social responsibility," he is spending his own money, not someone else's. If he wishes to spend his money on such purposes, that is his right, and I cannot see that there is any objection to his doing so. In the process, he, too, may impose costs on employees and customers. (“The Social Responsibility…”)

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xvi

The existence of a free market does not of course eliminate the need for government.

On the contrary, government is essential both as a forum for determining the "rules of the game" and as an umpire to interpret and enforce the rules decided on. What the market does is to reduce greatly the range of issues that must be decided through political means, and thereby to minimize the extent to which government need participate directly in the game. Capitalism and Freedom, capítulo I. xvii

But the doctrine of "social responsibility" taken seriously would extend the scope of

the political mechanism to every human activity. It does not differ in philosophy from the most explicitly collectivist doctrine. It differs only by professing to believe that collectivist ends can be attained without collectivist means. That is why, in my book Capitalism and Freedom, I have called it a "fundamentally subversive doctrine" in a free society, and have said that in such a society, "there is one and only one social responsibility of business–to use it resources and engage in activities designed to increase its profits so long as it stays within the rules of the game, which is to say, engages in open and free competition without deception or fraud.” Capitalism and Freedom, capítulo I. xviii

The view has been gaining widespread acceptance that corporate officials and labor

leaders have a "social responsibility" that goes beyond serving the interest of their stockholders or their members. This view shows a fundamental misconception of the character and nature of a free economy. Capitalism and Freedom, capítulo VIII. xix

Yet there is nothing wrong with making money: more than anything else, that is how

companies do good. The welfare they create in the form of jobs, products and innovation dwarfs anything firms are likely to do explicitly in the name of CSR. The Economist, nota citada. xx

The simple consideration that some stakeholders are affected by corporate decisions

does not necessarily imply that their interests should be taken into consideration. Every action or inaction usually brings about external effects and may affect some stakeholder (in the widest meaning of the term). But the law does not protect the interest of every affected person. For instance, to make quite an absurd example, my decision to buy or

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not to buy a new flat affects the interest of the seller, the agent, the solicitor. But this does not mean that I should be compelled to buy a flat just because all these people are negatively affected by my refusal to buy. Or, more down to earth, matching decisions affect relatives, but the degree to which relatives (in particular parents) are allowed by the law to have a say on somebody’s matching decisions varies across different cultures. In our culture parents of adult partners have no rights in this respect, elsewhere it is often contrary the case. “Stakeholders vs. Shareholders in Corporate Governance”, Alberto Chilosi y Andrea Millani, 2007, The Icfai University Press. xxi

“Stockholders

and

Stakeholders:

A

New

Perspective

on

Corporate

Governance”, California Management Review, VOL XXV, No.3, Spring 1983. Copyright © 1983, The Regents of the University of California. xxii

Ante la falta de un término equivalente en castellano, optamos por no traducir la

palabra stakeholder. xxiii

The Wide Sense of Stakeholder: Any identifiable group or individual who can

affect the achievement of an organisation´s objectives or who is affected by the achievement of an organisation´s objectives. (Public interest groups, protest groups, government agencies, trade associations, competitors, unions, as well as employees, customer segments, shareowners, and others are stakeholders in this sense). The Narrow Sense of Stakeholder: Any identifiable group or individual on which the organisation is dependent for its continued survival. (Employees, customer segments, certain suppliers, key government agencies, shareowners, certain financial institutions, as well as others are all stakeholders in the narrow sense of the term. “Stockholders and Stakeholders: A New Perspective…” xxiv

The propositions of stakeholder analysis advocate a thorough understanding of a

firm’s stakeholders (in the wide sense) and recognize that there are times when stakeholders must participate in the decision-making process. The strategic tools and techniques of stakeholder analysis yield a method for determining the timing and degree of such participation. At the absolute minimum this implies that boards of directors

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must be aware of the impact of their decisions on key stakeholder groups…Thus, the analytical model can be used by boards to map carefully the power and stake of each group… The board must decide not only whether management is managing the affairs of the corporation, but indeed, what are to count as the affairs of the corporation. This involves assessing the stake and power of each stakeholder group. “Stockholders and Stakeholders: A New Perspective…”, nota al pie número 19. xxv

Nota 28 de “Stockholders and Stakeholders: A New Perspective…”: We believe

that there is no need to appeal to utilitarian notions of great social good or altruism or social responsibility. Rather, the corporation fulfills its obligations to shareholders in the long term only through proper stakeholder management. xxvi

The authors try to offer some answers to both questions by studying a sample of 250

largest German public companies for the years 1989-1993. It is found that, when labor and capital have an equal representation on the supervisory board (1/2 seats each), the companies´market to book values are lower in comparison to situations when labor representation is lower (1/3 of seats). And the loses do no reduce over time, but range from 21% in 1989 to 43% in 1992. “Shareholders vs. Stakeholders in Corporate Governance”, págs. 30-31, haciendo referencia a un estudio de Gordon y Schmidt. xxvii

As seen in the previous section, the comparison of the various forms of capitalism

reveals the potential drawbacks when workers are natural allies of managers and become accomplices of their misconduct. In this scenario, the traditional conflict between capital and labor may be replaced by a new conflict between strong insiders (management, employees, blockholders) and weak outsiders (small shareholders)… In any case, as noticed by Coffee (2005), in the last decade, the different economies, the coordinated market economies as well as the liberal market economies, witnessed different forms of failures and scandals. However, they share a common feature represented by a bad performing function of their respective governance gatekeepers. Enron and Parmalat, from their respective sides offer dramatic but instructive lessons. “Shareholders vs. Stakeholders…

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Tesis de Tomás Insausti para el MBA UCA 2008

xxviii

xxix

El Capital, tomo I, sección tercera, capítulo VII.

La segunda etapa del proceso de trabajo, en que el obrero rebasa las fronteras del

trabajo necesario, le cuesta, evidentemente, trabajo, supone fuerza de trabajo desplegada, pero no crea valor alguno para él. Crea la plusvalía, que sonríe al capitalista con todo el encanto de algo que brotase de la nada. Esta parte de la jornada de trabajo es la que yo llamo tiempo de trabajo excedente, dando el nombre de trabajo excedente (surplus labour) al trabajo desplegado en ella. Y, del mismo modo que para tener conciencia de lo que es el valor en general hay que concebirlo como una simple materialización de tiempo de trabajo, como trabajo materializado pura y simplemente, para tener conciencia de lo que es la plusvalía, se la ha de concebir como una simple materialización de tiempo de trabajo excedente, como trabajo excedente materializado pura y simplemente. Lo único que distingue unos de otros los tipos económicos de sociedad, v. gr. la sociedad de la esclavitud de la del trabajo asalariado, es la forma en que este trabajo excedente le es arrancado al productor inmediato, al obrero. El Capital, tomo I, sección tercera, capítulo VII. xxx

Ver

http://www.oecd.org/document/49/0,3343,en_2649_34813_31530865_1_1_1_1,00.html , de donde se pueden bajar el texto completo de los Principios tanto en inglés como en castellano, versión 2004. xxxi

Texto en inglés de los Principios. En la versión castellana, el término stakeholder se

traduce como Parte Interesada. xxxii

xxxiii

http://www.amnestyusa.org/business-and-human-rights/page.do?id=1011004. Although the norm of shareholder primacy currently dominates discussion of U.S.

corporate law, it has not fully eclipsed a competing norm: the view that directors must act to advance the interests of all constituencies in the corporation, not just the shareholders. “Commentaries and cases on the law of business organization”, William T. allen, Reinier Kraakman y Guhan Subramanian, Aspen Publishers, 2007.

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xxxiv

Thus, managerial advocates turned to the rationale that directors owe loyalty to

something apart from the shareholders alone: the corporation, understood as a combination of all its stakeholders – creditors, shareholders, managers, workers, suppliers, and customers. “Commentaries and cases…” xxxv

Comité Parlamentario Conjunto de Corporaciones y Servicios Financieros. El

capítulo 4 del estudio, que trata sobre los deberes de los directores puede ser leído en http://www.aph.gov.au/senate/committee/corporations_ctte/corporate_responsibility/rep ort/c04.htm. El sitio permite descargar el estudio completo o el Executive Summary. xxxvi

The committee heard a number of arguments in relation to whether or not existing

requirements in the Corporations Act 2001 allowed company directors to consider broader community interests, and whether any change was required to legislation to either permit, or require, responsible corporate behaviour. A number of interpretations of the current legislative framework regarding the duties of directors were provided to the committee. At one end of the scale was the view, made prominent in the case concerning James Hardie Industries, that a director would be failing in his or her duties if consideration was given to any factors other than maximising profit. At the other end of the scale, the 'enlightened self-interest' interpretation of directors' duties argues that directors may consider and act upon the legitimate interests of stakeholders other than shareholders, to the extent that these interests are relevant to the corporation. This 'enlightened self-interest' interpretation is favoured by the committee. xxxvii

Ver segunda página del Resumen Ejecutivo del Informe.

xxxviii

La demanda también podría ser interpuesta por la propia compañía.

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Tesis de Tomás Insausti para el MBA UCA 2008

xxxix

Para un desarrollo más amplio de los deberes y responsabilidades legales de

directores y gerentes, ver nuestro trabajo Responsabilidad de directores y gerentes en la ley argentina (breve panorama), presentado en el Institute on International Mining Oil & Gas Law, development, and Investment, April 16-8, 2007”. xl

Speech by the Prime Minister: “Why the Dome is Good for Britain”.

xli

The 21st century company will be different. Many of Britain’s best known companies

are already redefining traditional perceptions of the role of the corporation. They are recognising that every customer is part of a community, and that social responsibility is not an optional extra. These companies are establishing themselves as leaders in new markets of innovation in education, in environmental responsibility and in concern for the social well being of customers. The companies that have confirmed their investment in the Millennium today reflect those values. Del discurso “Why the Dome is Good for Britain”. xlii

El texto completo del discurso de Bill Gates en el foro económico mundial en Davos,

enero 2008, puede leers en http://www.gatesfoundation.org/MediaCenter/Speeches/CoChairSpeeches/BillgSpeeches/BGSpeechWEF-080124.htm

xliii

I like to call this new system creative capitalism—an approach where governments,

businesses, and nonprofits work together to stretch the reach of market forces so that more people can make a profit, or gain recognition, doing work that eases the world's inequities. Bill Gates, discurso citado. xliv

“Strategy & Society - The Link Between Competitive Advantage and

Corporate Social Responsibility”, Harvard Business Review, diciembre 2006, www.hbr.org.

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xlv

“Strategy & Society…,” pág. 13.

xlvi

We are convinced, however, that CSR will become increasingly important to

competitive success. “Strategy & Society…” xlvii

Good citizenship is a sine qua non of CSR, and companies need to do it well. Pág. 9.

xlviii

The mutual dependence of corporations and society implies both that business

decisions and social policies must follow the principle of shared value. That is, choices must benefit both sides. If either a business or a society pursues policies that benefit its interests at the expense of the other, it will find itself on a dangerous path. A temporary gain to one will undermine the long-term prosperity of both. “Strategy & Society…,” pág. 8. xlix

No business can solve all of society’s problems or bear the cost of doing so. Instead,

each company must select issues that intersect with its particular business. “Strategy & Society…,” pág. 8. l

Ver nota al pie núm 49 y http://www.mckinsey.com/aboutus/whoweare/md/index.asp.

li

“Integrating Corporate Social Responsibility with Competitive Strategy”, por Dan

O'Brien y J. Mack, 2001, Robinson College of Business, Georgia State University. Paper ganador del “Best MBA Paper in Corporate Citizenship, año 2001, The Center for Corporate Citizenship at Boston College. lii

This model provides a new lens that companies can use to identify opportunities they would have missed using the traditional corporate philanthropy lens. By integrating SACs into the business environment, companies can increase their profitability by introducing new socially responsible products or services, reducing waste and costs, and adding new “social” value to existing products and services (Porter, 1990). “Integrating Corporate…”

liii

Para una crítica a No Logo y en general a los escritos de Naomi Klein, ver el artículo

del The Economist “Why Naomi needs to grow up”. Puede descargarse en http://www.economist.com/people/displaystory.cfm?story_id=1429429 .

44

Tesis de Tomás Insausti para el MBA UCA 2008

liv

Not even the toughest self-imposed code can put the multinationals in the position of

submitting to collective outside authority. On the contrary, it gives them unprecedented power of another sort: the power to draft their own privatizad legal systems, to investigate and police themselves, as quasi nation-states. No Logo, capítulo 18 Beyond the Brand, pág. 437. lv

CEOs could point out that profits should not be seen as an end in themselves, but

rather as a signal from society that their company is succeeding in its mission of providing something people want—and doing it in a way that uses resources efficiently relative to other possible uses. Artículo “The Biggest Contract”, de Ian Davis, managing director de McKinsey, publicado en The Economist. Puede descargarse de http://www.mckinsey.com/aboutus/whoweare/md/index.asp. lvi

Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF, citado en el Diario La Nación del 25-11-

07, sección Economía & Negocios, página 6.

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