UNIVERSIDAD BOLIVARIANA ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA
¿Documental etnográfico o etnografía audiovisual ? Un caso de Etnografía Audiovisual Reflexiva
Tesis para Optar al Título de Antropólogo y al Grado Académico de Licenciado en Antropología Social
Alumno:
Guillermo Alejandro Molina Holmes Profesor Guía: Francisco Gallardo Ibáñez
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Dedicado a mi madre y a mis abuelos maternos, a mi familia extendida y mi barrio.
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Agradecimientos:
A mi esposa Lilian, a mis hijos Emiliano, Valentina y Amelia, por entregarme tanto amor y apoyo siempre. A mi madre Jane por su cariño y apoyo incondicional. A mis Hermanos Jaime y Carla por estar siempre cercanos. A mi padre Guillermo por su cariño y sabiduría. A Francisco Gallardo, mi profesor guía por su dedicación y oportunos consejos disciplinarios durante el proceso de desarrollo de esta Tesis. A la profesora Fresia Salinas por contagiarme de su pasión por la antropología, y su permanente disposición para leer y comentar mis textos. A mis colegas antropólogos visuales del proyecto Fondecyt 1030029 del MCHAP, Francisco Gallardo, Margarita Alvarado, Gastón Carreño, Juan Pablo Silva, Valentina Raurich, Felipe Maturana, María Paz Bajas , Samuel Linker y María Paz Peirano, por las largas reflexiones en torno a la temática de la antropología visual. A todas las personas que colaboraron con sus valiosos testimonios de vida, y depositaron su confianza en un etnógrafo cámara de video en mano. Mis agradecimientos a Chalo, Ernesto, Nano, Chico, Barrientos, Dany, Peiro, Lily, Gato, Aron, Ricardo, Carlos, y tantos mas.
Santiago, Julio 2006.
INDICE: 3
Resumen
07.
PRIMERA PARTE: LA INVESTIGACIÓN I.-Introducción:
08.
II.-.-Objetivos de la investigación.
16.
2.1.-Objetivo General:
16.
2.2- Objetivos Específicos:
16.
III-Marco Teórico:
17.
3.1.- Fundamentación Teórica
17.
3.2-Propuesta teórico Metodológica:
22.
3.3- Metodología e instrumentos de registro
23.
IV.-Referencias etnográficas audiovisuales (discusión bibliográfica)
25.
4.1- sobre antropología visual y documentalismo antropológico
25.
4.2 -Las distintas convenciones genéricas del documentalismo etnográfico
29.
4.3- La etnografía audiovisual en Chile.
31.
4.4- Tratando de precisar lo que entendemos como Antropología Visual.
33.
SEGUNDA PARTE: EL GRUPO DE ESTUDIO. V- Antecedentes generales del estudio etnográfico.
35.
VI- Sobre la gente de la calle.
37.
VII.-Sitios eriazos y "nómades urbanos": (Sobre el grupo o la unidad de estudio)
46.
7.1 Estudios de Casos:
47.
7.2- Unidades y (Escalas) de Estudio.
49.
7.3- Casos estudiados
50.
TERCERA PARTE: EL RODAJE 4
(Análisis y Reflexiones). VIII.- Etnografía audiovisual y tecnología: Entre el Home Video y el Broadcast Quality. (o la soga al cuello antes del rodaje). Las decisiones de la puesta en cámara.
52.
IX.- Las decisiones de la puesta en cámara: (registrando en función del montaje).
59.
X.-Sobre la experiencia del trabajo de rodaje.
62.
CUARTA PARTE: EL MONTAJE XI.-La opción por un Montaje auto-reflexivo.
74.
XII- Una estrategia ecléctica de montaje: (En busca de una narrativa audiovisual propia).
77.
XIII- Diario Auto-reflexivo de Montaje: (Resumen de resúmenes mensuales)
81.
XIV.-Un análisis y una reflexión semiológica sobre la obra final.
91.
QUINTA PARTE: CONCLUSIONES (Conclusiones, reflexiones y propuestas). XV.- Etnografía audiovisual ecléctica y reflexiva: Conclusiones. (Reflexividad, nostalgia y perplejidad).
95.
XVI-Por un espacio propio para la etnografía audiovisual. (Propuestas y criterios a considerar).
99.
XVII-Por una Etnografía Audiovisual Experimental.
95.
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SEXTA PARTE: ANEXOS XVIII- Reflexiones sobre la postura teórica ecléctica y reflexiva en etnografía audiovisual.
102.
XIX -Epílogo: Sobre mis privilegios y condición de clase: (o remordimientos por mi “Beca Restauran Plaza Garibaldi”).
108.
Bibliografía:
117.
Filmografía:
119.
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Resumen: Este trabajo de Tesis aborda desde una perspectiva reflexiva, el proceso completo de realización de un video documental etnográfico, que trata sobre el modo de vida de los ocupantes ilegales de sitios eriazos en el centro de la ciudad de Santiago. Esta investigación es un estudio cualitativo exploratorio que se inscribe dentro del ámbito de la antropología urbana, pero sin embargo al mismo tiempo pertenece al campo de la antropología visual, echando mano a todo el bagaje disciplinario de la antropología Social. La cámara de video interactúa con los sujetos de una forma activa y participativa, no obstante en algunos momentos adopta una cierta distancia analítica de tipo observacional, para complementar ambas miradas; asumiendo también permanentemente una actitud fenomenológicareflexiva en la cual el propio observador forma parte del modelo de producción de conocimiento.
PRIMERA PARTE: LA INVESTIGACION
“El precio de la lucidez es alto. La practica radical de la etnografía es algo de lo que raras veces se sale indemne: siempre se sufre daño”. Manuel Delgado en el prologo a la edición española de Tristes Trópicos de Claude Lévi-Strauss (1997).
“Nunca más en ninguna parte volveré a sentirme en mi casa” Claude Lévi-Strauss (1997:59).
“Nunca más volveré a sentirme en mi casa, ni en mi propia casa. El daño para el etnógrafo que investiga en su propia comunidad es el cambio que experimenta en su relación con ella, tanto proveniente de él mismo como provocado desde la misma comunidad para cuyos miembros ya nunca serás el mismo”( Díaz:2005:11) Sebastián Díaz Iglesias en “Hacer etnografía en la propia comunidad” (2005).
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I.-Introducción: Mi fascinación por la idea de realizar un estudio etnográfico en mi propio barrio surgió cuando todavía era alumno de tercer año de antropología el año 2000. Recuerdo que en ese entonces, asistía a la asignatura de Antropología Urbana que dictaba el profesor Bernardo Arroyo, y fue en el desarrollo de sus clases donde surgió en mí esta inquietud. En estas clases se discutía principalmente acerca de la sustancial diferencia entre realizar un “estudio de la ciudad” y hacer “estudios en la ciudad”. Discutíamos sobre las formas de aproximación que están implicadas en estas dos actitudes básicas, cualitativamente distintas, y tienen fundamentos epistemológicos diferentes. Comúnmente se tiende a diferenciar la sociología urbana de la antropología urbana, a partir de las prioridades de sus enfoques metodológicos. Así, se dice que la actitud básica del sociólogo es estudiar la ciudad
- como un objeto de estudio en sí - valiéndose principalmente de métodos
cuantitativos y nomotéticos, como encuestas, censos y estadísticas , mientras la actitud básica del antropólogo sería sentirse inclinado a estudiar en la ciudad, utilizando preferentemente métodos cualitativos y empáticos , privilegiando la experiencia del trabajo de campo. Al respecto Clifford Geertz señala:“El lugar de estudio no es el objeto de estudio. Los antropólogos no estudian aldeas ( tribus, pueblos, vecindarios…): estudian en aldeas. Uno puede estudiar diferentes cosas en diferentes lugares….” (Geertz,1997:33). La implicancia de esta aseveración de Geertz connota todo un cambio de paradigma dentro de la antropología, pues anteriormente, la antropología clásica (moderna) estaba dominada por una visión objetivista del campo de estudio de la antropología. A partir del auge de las críticas postmodernas, los antropólogos que sustentan esta tendencia se liberan del distanciamiento analítico de los hechos socio-culturales, y al mismo tiempo dejan de confinar los hechos al reducido campo del ámbito local como si fuera solo una localización geográfica específica, y por ende objetivable. La nueva perspectiva postmoderna hace énfasis en una visión fenomenológica, encarnada, vivenciada y sobre todo sumergida en los hechos sociales, sin evitar el surgimiento de observaciones subjetivas, sino más bien rindiendo cuenta de cómo ellas surgen.
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También dentro de la antropología urbana contemporánea, hay interés por hablar de la ciudad en toda su complejidad y no confinar a la antropología urbana a solo estudiar en la localidad. “Varios antropólogos se ha rebelado contra este repliegue de su disciplina en las pequeñas causas. ¿Por qué vamos a condenarnos a hablar del barrio y callar sobre la ciudad, a repetir en las grandes urbes una concepción aldeana de la estructura social?.” (García Canclini;1995:74). Dentro de este contexto actual, la antropología urbana se permite estudiar desde la objetividad
hasta
la
intersubjetividad,
desde
la
territorialización
hasta
la
desterrritorialización, y desde la localidad hasta la globalidad; me sentí motivado por hacer una
etnografía
en-mi-barrio,
básicamente
porque
quería
realizar
un
estudio
fenomenológico intimista y vivencial, situado desde la experiencia del etnógrafo, para luego interpretar estas experiencias dentro del contexto general de la ciudad globalizada. Estaba seducido por estudiar en-la-ciudad, desde una concepción micro-social autosituada (en-mi-barrio) como punto de inicio, para posteriormente observar, registrar, analizar, y después llegar a una interpretación más general que trascendiera el entorno inmediato del barrio y permitiera hablar sobre la ciudad. La idea era hacer una secuencia que partiera de lo particular cotidiano, a lo general no fundado en una verdad objetiva, sino más bien en un conocimiento validado empíricamente en el trabajo de campo compartido relacionalmente (inter-subjetivamente) desde un dominio cultural. Fue entonces bajo este influjo, que me dediqué a realizar un trabajo de etnografía visual siguiendo las dinámicas de ocupación (residencial) de los sitios eriazos de Santiago CentroPoniente. Esta temática la empecé a trabajar con una etnografía titulada: “Los Rucos1 del Barrio Yungay”: o en busca de los “nómades” urbanos" (Molina: 2000) que trató sobre una descripción de la vida y los modos de subsistencia de los habitantes – ocupantes En el ámbito de la cultura popular urbana chilena, se le denomina como “ruco” a las viviendas más precarias construidas con materiales reciclados de desperdicios tales como; plásticos, latas, cartones, maderas, etc. Estas viviendas ligeras son fáciles de levantar y de recoger - a modo de “tienda de campaña”. Tal vez la palabra “ruco” esté relacionada con la palabra “ruka”, la cual en lengua mapudungún designa a la casa habitación tradicional mapuche.
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ilegales- de los sitios eriazos del tradicional barrio Yungay de Santiago2 Durante el desarrollo de esta investigación, el uso de la fotografía como metodología de registro cobró un valor insospechado, pasando a ser uno de los aspectos más relevantes y significativos de este trabajo etnográfico, en donde la fotografía cumplió el papel de data visual, fuente primordial de contextualización del estudio, y materia prima de interpretaciones simbólicas, que abrieron el camino a una reflexión acerca de la significación del vivir en estos micro espacios urbanos. Esta experiencia, dio paso a una investigación que continuó intermitentemente desde el año 2001 hasta el 2004; y que profundizó en torno al mismo tema, -aprovechando el rapport y la buena disposición de las personas involucradas -los “informantes”- , quienes sugirieron la posibilidad de realizar un video documental acerca de ellos mismos, en su calidad de ocupantes-habitantes de al menos tres sitios eriazos emplazados entre los barrios Yungay y Brasil de la Comuna de Santiago. El registro audiovisual etnográfico se fue realizando de una forma bastante “espontánea”, ya que vivo en el mismo barrio de estudio -, y solo era cuestión de salir a la calle, caminar tres cuadras y ya estaba sumergido en el “terreno”, compartiendo con los “informantes” y vivenciando diversas situaciones. Siempre llevaba conmigo mi cámara de video digital, aunque no siempre grababa -, lista para ser usada en los momentos que consideraba oportunos. Desde que ingresé a estudiar antropología mi interés siempre estuvo puesto
en la
antropología visual - siempre fue mi primera prioridad -, inclusive desde antes, cuando estudiaba comunicación social-audiovisual, ya tenía un interés predilecto por el género documental, y tenía la intuición de que la antropología visual era lo mío. Antes había En los últimos años el gobierno ha impulsado una política de “renovación urbana” del centro de Santiago, que en la práctica ha significado la remodelación de antiguos barrios para densificar mas la población. En este proceso se han demolido numerosos edificios de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX - y en su lugar se construyen edificios nuevos, condominios y edificios de altura. Mientras tanto, algunos sitios despejados tras las demoliciones, son ocupados por personas que aprovechan las condiciones de refugio de estos sitios, que permiten su ocupación sin ser vistos (camuflaje) y, sobre todo aprovechan la estratégica ubicación de estos sitios para implementar estrategias de sobrevivencia, en relación a la recolección y reciclaje de materiales de desecho como : cartones, papeles, plásticos y metales. Además de otras ventajas que reporta el estar cerca de grandes concentraciones demográficas y servicios urbanos en el centro de la ciudad. 2
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estudiado comunicación social con mención audiovisual, y además había trabajado mas de tres años como asistente de producción y dirección, de la conocida serie documental de Canal 13 televisión, “Al Sur del Mundo”, creada y dirigida por Francisco Gedda quien me incentivó en la senda del documental al permitirme participar en dicha serie que duró mas de 10 años en pantalla y fue un importante referente del documental televisivo chileno. Entré a estudiar antropología con la intención de encontrar una disciplina que me permitiera profundizar en el abordaje de temas de investigación y me sirviera para la realización de documentales. Había escuchado acerca de la antropología audiovisual, y había visto algunos documentales etnográficos3 que me habían llamado mucho la atención, principalmente por el grado de cercanía e intimidad que lograban con sus personajes documentados. Mi principal interés era saber cómo se podía lograr un "acercamiento intimo” con un entrevistado, y cómo poder profundizar en la indagación acerca de un tema, pues consideraba, - y todavía sigo pensando - que la mayoría de los documentales que se ven (principalmente en la TV) son demasiado superficiales en el tratamiento de sus temas, muchos de ellos muy interesantes, lo cual me parece un desperdicio de recursos audiovisuales. Posiblemente la mayoría de los documentales del circuito comercial de distribución, están fuertemente ceñidos por las limitaciones propias del formato comercial de distribución, no obstante, también muchos documentales de autor, - que se caracterizan precisamente por ser producciones independientes -, no se alejan mucho de las convenciones audiovisuales del documental comercial, a pesar de tratar de profundizar en ciertos temas, suelen optar por tratamientos audiovisuales exotizantes, efectistas o excesivamente estereotipados. El problema no debe ser solo la constricción propia de los formatos comerciales, por lo tanto deben haber algunos supuestos implicados en el lenguaje cinemático que determinan la verosimilitud de los documentales, en consecuencia debemos
En ese entonces no tenía muy claro qué documentales eran propiamente etnográficos, o simplemente eran documentales que trataban acerca de temas antropológicos. Recuerdo haber visto una instalación de video arte de Juan Downey a cerca de los Yanomami en el museo de Bellas Artes que me impactó mucho, así como también un video a cerca de los concheros del Zócalo de Ciudad de México de Guillermo Bonfil Batalla, antropólogo que ya admiraba por su libro “México Desconocido”.También recordaba haber visto “Caminito al Cielo”(1989) de Sergio Navarro y Alejandro Elton. 3
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abocarnos a estudiar la cultura audiovisual propia de los realizadores dentro de su inserción en el paradigma visual propio de la cultura a la que pertenecen. Ingresé a la Universidad Bolivariana, en gran parte al enterarme de que en su Escuela de Antropología existía una asignatura dedicada exclusivamente a la antropología visual. Al ingresar me di cuenta de que esta área de la antropología estaba en pañales, es decir, estaba recién comenzando su desarrollo propio (al menos en Latinoamérica y en Chile), pues es un campo de estudio poco desarrollado, poco trabajado, pero sin embargo la antropología visual como tema está despertando un interés creciente entre los investigadores socioculturales, y sobre todo en los nuevos alumnos de antropología. Al menos ésta era la sensación que me dio la experiencia de ingresar a la carrera de antropología e irme metiendo en la asignatura, la cual consistía principalmente en tratar de llenar un vacío en la formación académica de los estudiantes, en cuanto al abordaje teórico y metodológico de la imagen, y así se iba configurando la asignatura, entregando algunas nociones generales de semiología y teoría de la comunicación visual, mezclado con un poco de historia del cine etnográfico, en donde revisábamos el trabajo de Flaherthy con su clásico Nanook y algunos documentales etnobiográficos de Jorge Preloran, pero principalmente el énfasis del curso a cargo del profesor Alejandro Elton, estaba puesto en desarrollar una cierta experiencia con los medios audiovisuales, motivando la realización propia, así el curso se empeñaba principalmente en una capacitación básica en lenguaje audiovisual y el manejo de equipos, con el objetivo de salir a la calle - o al campo- con la intención de imprimir en el video las cualidades distintivas de la mirada antropológica. Así, después de habernos iniciado en el manejo de los equipos - en estos primeros ejercicios - se apelaba a aplicar una cierta intuición empírica de lo que podría ser una antropología audiovisual. El énfasis estaba puesto - en ese entonces - en la experimentación, tanto en el trabajo de cámara, como en la narrativa audiovisual en general. Nos involucramos en esta tarea con pocos recursos y precarios medios técnicos, dos viejas cámaras SVHS análogas en mal estado, las cuales se compartían con la escuela de periodismo, al igual que el laboratorio audiovisual en el cual se editaban en forma apurada los trabajos experimentales de antropología visual, todo esto se hacía en el único equipo análogo de edición SVHS, el cual estaba siempre copado por una alta demanda, pero contábamos con la siempre buena disposición de Javier Elizalde, el
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encargado de este laboratorio. En ese entonces, convalidé mis ramos de comunicación audiovisual y fui ayudante del profesor Alejandro Elton, y participé en esta tarea pionera de impulsar el ramo de antropología visual4. De ese periodo existen numerosos trabajos muy interesantes, (lamentablemente con algunas condiciones técnicas deficientes, debido al mal estado de los equipos). Estos videos que fueron realizados por alumnos de antropología, eran básicamente guiados por un instinto disciplinario o una intuición desarrollada en tres años de entrenamiento en la mirada antropológica, pues el taller se imparte durante el transcurso del cuarto año de la carrera. Una instancia extraordinariamente fructífera para el desarrollo teórico de la antropología visual chilena y latinoamericana, han sido los congresos y seminarios disciplinarios; en ellos, en el encuentro con colegas de distintas universidades, la antropología visual chilena da señales de su proceso de desarrollo y maduración constante. Recuerdo con especial agrado el V FELAA5(1998) realizado en México DF. en la ENAH6 , en donde me encontré por primera vez con entusiastas estudiantes de toda Latinoamérica que teníamos más o menos los mismos intereses; allí reconocí la existencia de las dos principales vertientes de estudio dentro de la antropología visual (la imagen fija y la imagen en movimiento). Existía un grupo de estudiantes que abordaban principalmente el tema de la epistemología de la fotografía y hacían una hermenéutica crítica de las fotografías indigenistas, develando los dispositivos de exotización y violencia simbólica implicada en estas imágenes sobre el indígena. También existía otro grueso bloque de estudiantes interesados en las prácticas de la etnografía audiovisual y sus alcances teóricos y metodológicos. Muy interesante fue también el VI FELAA (1999) realizado en Santiago, allí nos reconocimos muchos colegas de distintas universidades que estábamos interesados en antropología visual, y que nos desarrollábamos en distintas áreas de interés, en esa oportunidad se mostraron interesantes trabajos de investigación y videos. Durante el IV Congreso de Antropología Chilena (2001) realizado en la Universidad de Chile, se realiza
La Universidad Bolivariana fue la primera universidad chilena en incorporar la asignatura de antropología visual dentro de su malla curricular regular. 5 FELAA: Foro de Estudiantes Latinoamericanos de Antropología y Arqueología. 6 ENAH: Escuela Nacional de Antropología e Historia. (de México). 4
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por primera vez un simposio formal de antropología Visual7, antes solo
se habían
presentado ciclos de video o muestras de fotografías, pero no se había consagrado un espacio formal para la discusión de la antropología visual, esta experiencia alcanza un alto nivel de participación entre expositores y asistentes, y las discusiones se sostienen a un elevado nivel teórico. En octubre del año 2002 se realiza en el Museo Chileno de Arte Precolombino un ciclo documental titulado “Una Retrospectiva del Documental y la antropología en Chile”. En dicha muestra organizada y curada por Francisco Gallardo, se hace por primera vez una revisión panorámica del documentalismo antropológico nacional, la cual se insertó dentro de un análisis del contexto histórico del documental antropológico, desde el surgimiento del cine etnográfico, (que curiosamente se remonta al mismo periodo de origen del cine como dispositivo tecnológico hacia fines del siglo XIX), pasando por las diversas
formas
narrativas audiovisuales desarrolladas a lo largo de este proceso histórico. En esta instancia se pudieron observar numerosos filmes antropológicos clásicos, y las más significativas producciones documentales realizadas por antropólogos chilenos, lo cual abrió un excelente espacio para comentar, discutir y reflexionar a cerca de la práctica antropológica y audiovisual. Este importante evento sin duda marcó un hito y contribuyó a generar un ejercicio auto-conciente de nuestra disciplina. El año 2003 tuve el privilegio de ser invitado a formar parte de un equipo de investigación en antropología visual que co-dirigen Francisco Gallardo y Margarita Alvarado, dos connotados investigadores en el área. Este equipo se conforma en torno a un proyecto FONDECYT que se propone estudiar el problema de la representación de los pueblos originarios en el cine chileno (ficción y documental), contribuyendo de esta forma a una comprensión de la antropología del cine, en su tarea de develar los procedimientos y dispositivos utilizados por los realizadores nacionales en la representación de una alteridad.
Este simposio fue organizado por Gastón Carreño, quien ya había organizado la mesa de antropología visual del VI FELAA (1999).
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En esta interesante investigación también participan: Gastón Carreño, Felipe Maturana, Juan Pablo Silva, Valentina Raurich y Maria Paz Bajas. Este mismo año le pido a Francisco Gallardo que sea mi profesor guía de esta Tesis. Ya más compenetrado en la disciplina de la antropología audiovisual, me sentí atraído por la idea de trabajar en una etnografía audiovisual mezclando básicamente tres enfoques teórico-metodológicos que se suelen usar en forma separada, en cambio elegí alternar sucesivamente un acercamiento observacional (el cual corresponde a la actitud tradicional de los documentalistas naturalistas, que observan a la distancia, evitando al máximo perturbar con su presencia el contexto natural de los acontecimientos) con un enfoque participativo (el cual supone una interacción activa entre el realizador con su equipo de producción audiovisual y los sujetos ante la cámara); y otro reflexivo (que implica la idea de hacer conciente al espectador del propio medio de representación audiovisual, mostrando y problematizando los entretelones de la interacción entre los sujetos delante y tras la cámara). Esta combinación puede resultar en apariencia contradictoria y confusa, algo similar a combinar un enfoque objetivista-positivista con un enfoque relativista-fenomenológico-hermenéutico lo cual es cada vez menos inusual en la antropología contemporanea. En algún momento pensé en realizar esto de forma simultanea (lo mas sincrónico posible), -lo cual empíricamente no me fue posible -, por que si bien quería llevar a la practica una observación-participante cámara en mano todo el tiempo y hasta las ultimas consecuencias, en la práctica no fue así, y se dio una dinámica de alternancia de momentos de actitud observacional (distante o flotante, la cual mantiene una distancia analítica) , seguidos de momentos de interacción observacional- participativa, y momentos de reflexividad intersubjetiva ante la cámara. Este método ecléctico de trabajo se ajustó en la práctica y resultó ser bastante productivo. Un documental etnográfico reflexivo es el principal producto de esta Tesis (adjunto en formato DVD), y este puede funcionar de forma autónoma con respecto al texto escrito, y viceversa; sin embargo este material esta acompañado por un segundo DVD que contiene las principales secuencias editadas que condensan lo mas significativo del material de cámara original. Además, este trabajo de Tesis comprende también el presente texto escrito
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que especifica la metodología empleada durante este estudio, además rinde cuenta del proceso etnográfico, proporcionando datos procedentes de apuntes de campo, diario reflexivo de montaje, otros apuntes y reflexiones escritas durante el estudio, las cuales pueden ser de utilidad para los investigadores de este material.
II.-.-Objetivos de la investigación.
2.1.-Objetivo General: Validar el ejercicio de la etnografía audiovisual como un aporte teórico-metodológico a la investigación antropológica. En este caso en la realización de un estudio etnográfico exploratorio concreto, el cual pretende rendir cuenta de las dinámicas de ocupación y subsistencia de los ocupantes – ilegales- de los sitios eriazos de los barrios Brasil y Yungay de la Comuna de Santiago. Así mismo incorporar en la etnografía un componente autoconciente y reflexivo de la situación etnográfica.
2.2- Objetivos Específicos: -Realizar un video documental etnográfico reflexivo que rinda cuenta del proceso y la situación etnográfica, como una dinámica interactiva (intersubjetiva), y que al mismo tiempo entregue una descripción exploratoria de la problemática de los ocupantes de los sitios eriazos. Lo cual implica: visionar, transcribir y sistematizar los registros audiovisuales (más de 20 horas de Video Digital 8) realizados durante los años 2001-2004 para finalmente montarlos en el video definitivo. -Realizar durante todo el proceso un auto- examen fenomenológico (autorreflexivo). -Escribir un Ensayo (memoria) que rinda cuenta del proceso completo de reflexión etnográfica audiovisual. Incluyendo como fuentes el material de cámara en bruto,
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grabaciones de audio (entrevistas), observaciones de campo escritas, transcripciones y diario de montaje. - Adjuntar un DVD con los condensados del material original de cámara procesado en el proceso de montaje como secuencias temáticas o casos. Los cuales conforman el material básico del cual surgiera el montaje definitivo del documental. Este es un material relevante para el análisis reflexivo del proceso de montaje y proceso etnográfico en general.
III-Marco Teórico:
3.1.- Fundamentación Teórica La idea de este trabajo de Tesis en términos metodológicos es utilizar un enfoque teórico ecléctico el cual permite recurrir tanto a un enfoque observacional de tipo naturalista, para hacer descripciones del espacio fisco y la disposición material de los objetos, en relación con los sujetos a estudiar, conformando una unidad física-espacial en donde se producen las interacciones sociales, lo cual permite crear un marco de referencia o contexto físico-ambiental,
para
describir
las
conductas
observables,
como
la
actividad
transformadora del ambiente por parte de los sujetos durante su actividad cotidiana en cuanto a una relación de consumo energético y transformación de recursos, que están implicados en los modos de subsistencia a estudiar . Esto nos acerca bastante a una mirada desde la perspectiva de la ecología cultural (Steward, White) en antropología. Así mismo un punto de vista observacional puede ser útil para contrastar o triangular datos subjetivos procedentes de testimonios orales y discursivos. Las observaciones visuales tanto de constatación de objetos materiales, conductas, relaciones espaciales, etc. No se considerarán con la calidad de las evidencias visuales (objetivas) sino que serán tratados como datos percibidos subjetivamente, por una mirada direccionada e intencionada por el investigador y toda su carga subjetiva implicada. Por este motivo
esta mirada
observacional es complementada por una actitud metodológica fenomenológica la cual
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constantemente se sitúa sobre la conciencia del investigador, de modo auto-reflexivo para observar el proceso de categorización intuitiva y provisional que otorga el punto de vista observacional, y así hacer uso de la reducción fenomenológica de Husserl al suspender concientemente el juicio sobre las distinciones y categorías establecidas al momento de observar, y colocar entre comillas estas categorías transitorias (Robberechts:1968: 79-93). Para cumplir nuestro objetivo es necesaria la reflexión acerca de los metarrelatos y retóricas implícitas en la construcción de los textos audiovisuales, para así encontrar la forma de representación y evocación más adecuada, para validar la práctica etnográfica audiovisual8 Comúnmente se le asigna el nombre de “video antropológico” a cualquier video que ilustre o trate sobre temáticas antropológicas. De la misma forma, desde el sentido común se suele clasificar como “documental etnográfico” a cualquier documental que aborde una temática referida a algún pueblo aborigen. Esta denominación hace pensar en el sentido común9 que denomina a estos documentales como “etnográficos”, como si estuviéramos ante una variante más del género documental, como lo son las entrevistas testimoniales, los
Las críticas posmodernas de la autoridad en la enunciación de los textos etnográficos y antropológicos (C.Geeertz, J. Clifford, D. Cushman, G. Marcus) develaron los fundamentos de validación que se anclan en modelo representativo de observación y aprehensión de la “realidad”; dicha episteme se generó a partir del siglo XV durante el renacimiento (M. Focault), mediante la racionalización de procesos ópticos que inciden en la producción de la imagen, siguiendo el modelo de la cámara obscura (ojo) que recibe la luz del exterior para proyectarla sobre un espacio de representación (el cuadro) mediante la proyección del eje óptico, perspectiva o punto de vista. Esta forma racional de traducir los fenómenos de la visión en mirada ideológica,”la imagen representada como proyección de la realidad” formaron parte del conjunto de supuestos de veracidad que más tarde conformaron el paradigma positivista de la ciencia. La pretensión de los antropólogos posmodernos por romper con el paradigma positivista, los ha llevado a postular nuevas prácticas de enunciación no atadas al modelo de representación. Esta búsqueda se ha materializado en múltiples expresiones narrativas, textuales y retóricas como la evocación, dialógica, poética, reflexiva, hermeneútica, etc. Sin embargo, una vez que se devela la episteme de la representación me surge la pregunta ¿acaso es posible dejar de representar?, ¿es posible dejar de mirar de la forma como miramos? . Creo que nuestra endoculturación visual está aún demasiado arraigado el paradigma de la representación, y finalmente esto se convierte en un problema metafísico, ya que es necesario suspender la representación para restituir la presencia plena del sujeto. 8
Clifford Geertz se refiere al sentido común como un sistema cultural (fenomenología de la vida cotidiana) que afianza las convicciones y determina los rangos de valor y validez (juicio) sobre una cosa u hecho de la vida cotidiana. Ver “El sentido Común Como Sistema Cultural” en el libro: “Conocimiento Local: Ensayos sobre la interpretación de las culturas ” Edit.Paidos (1994).
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docudramas; los documentales naturalistas e históricos. Es así como la mayoría de las producciones denominadas: “documentales etnográficos”, son elaboradas y concebidas por especialistas del campo audiovisual, como cineastas y documentalistas; o por comunicadores sociales y periodistas. De esta forma, dentro de la clasificación general del documental etnográfico, se incluyen obras audiovisuales de las más disímiles facturas, tratamientos retóricos y estéticos; ya que el documental etnográfico es considerado como si fuera solamente un subgénero temático más, dentro del género documental en general. En este sentido, para la antropología, sería interesante precisar y distinguir el dominio “etnográfico”, que podría atribuirse a alguna producción audiovisual; asimismo está claro que la cualidad de lo etnográfico no estaría solamente definido por su alcance temático, ya que, lo más importante de la etnografía es precisamente su metodología, es decir, todo el conjunto de prácticas teórico-metodológicas implicadas en el proceso etnográfico. Si bien es cierto que en el grueso de estas producciones agrupadas dentro del rótulo "documental etnográfico" participan frecuentemente algunos antropólogos - principalmente como asesores de estos documentales - su ingerencia es bastante limitada; ya que, generalmente, son invitados a aportar solo como especialistas, que se limitan a entregar insumos y conocimientos para la contextualización del documental, pero la última opinión que se suele imponer es la del autor-director-realizador, generalmente ajeno a la disciplina etnográfica, y es él quien toma las decisiones finales. Por esta razón, la participación de un antropólogo en el equipo de producción, no es necesariamente una garantía de que el documental adquiera automáticamente la cualidad antropológica o etnográfica; porque, en definitiva, como ya señalábamos, la cualidad “etnográfica” estaría condicionada al ejercicio de una práctica teórico-metodológica, la cual se da solamente dentro de una situación etnográfica de trabajo de campo. Suele suceder que en los modos más comunes de colaboración entre audiovisualistas (directores) y antropólogos (asesores), se establezca una situación asimétrica en cuanto a la toma de decisiones temáticas, estéticas y comunicativas – salvo en algunas notables
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excepciones10-. Esta asimetría, tal vez se deba a que los antropólogos no han adquirido el suficiente manejo en las técnicas audiovisuales, y por este motivo, suelen automarginarse de las decisiones fundamentales que determinan el carácter narrativo y retórico visual del documental. El delegar siempre aspectos como la dirección de cámara y montaje a los especialistas audiovisuales, equivale a entregar todas las operaciones medulares de la narración audiovisual. Con todas estas opiniones, no quiero aparecer como defensor de una idea contraria a la colaboración y al trabajo transdisciplinario en el campo del documental, ya que la concurrencia y participación de distintas miradas disciplinarias puede enriquecer notablemente el resultado de la realización de documentales, pero considero que hace falta un espacio propio de ejercicio para la etnografía audiovisual, la cual debiera ser desarrollada principalmente por antropólogos de formación académica. Esta no es una cuestión de sectarismo o hiperespecialización, sino que pienso que es necesario desarrollar este espacio de realización propia, para suplir justamente la carencia de criterios antropológicos en la producción de los llamados “documentales etnográficos” en general. Es necesario un espacio disciplinario de experimentación de lenguajes, narrativas, retóricas y estéticas, sin tener que someterse o entregar excesivas concesiones a criterios ajenos a la exploración antropológica; como lo son muchas veces criterios comunicacionales conservadores de la norma productora de verosimilitud, orientada hacia generar una conducta de recepción preconcebida y homogenizante, que se ajusta al modelo de consumo masivo audiovisual. Esta situación ha sido descrita por el sociólogo Pierre Bourdieu, como la conducta del Fast Thinker:
...existe un vínculo entre el pensamiento y el tiempo, y uno de los mayores problemas que plantea la televisión (- y también los documentales -) es el de las relaciones entre pensamiento y velocidad. (Los) Fast Thinkers (son) pensadores que piensan más rápido Por ejemplo en Chile tenemos el caso de las producciones de Claudio Mercado (Etnógrafo etnomusicólogo) y Gerardo Silva (cineasta), quienes han logrado un notable nivel de trabajo en equipo; realizando un documental etnográfico en donde el criterio teórico-metodológico de la observación-participante se destaca. Ver”La Reina del Aconcagua”(2002) de Claudio Mercado y Gerardo Silva. 10
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que su sombra....piensan mediante , es decir mediante ...son ideas que flotan en el ambiente, banales, convencionales... La comunicación es instantánea porque, en un sentido, no existe. El intercambio de es una comunicación sin más contenido... los Fast Thinkers... proponen fast food cultural predigerido , prepensado.11 (Bourdieu, 1997: 38-40) Quizás por esta razón, es frecuente que podamos observar numerosos documentales que suelen ser calificados como “documentales etnográficos”; pero en la práctica muestran que evidentemente, no logran deshacerse de los estereotipos del tratamiento televisivo; y ocupan planos y recursos efectistas o sensacionalistas; para exacerbar un dramatismo que suele ser una fórmula efectiva y verosímil para atraer la atención de un público cautivo a este tipo de convenciones. También existen numerosos documentales que abusan de estos recursos manipuladores de la audiencia; muchos de estos documentales que dicen ser “etnográficos” insisten con tratamientos exotizantes y estigmatizantes de los pueblos aborígenes, o las comunidades campesinas tradicionales. También, muchas veces estos estereotipos vienen fundados sobre la base de prejuicios etnocéntricos; o apriorías fundamentalistas. No existe el suficiente grado de reflexión autocrítica acerca de
la
enunciación de estos prejuicios en el campo audiovisual. Lo anteriormente señalado, no quiere decir que solo los antropólogos sean los únicos realizadores – autores pertinentes para desarrollar documentales antropológicos; de hecho, no se debe olvidar que muchos de los pioneros del llamado cine etnográfico no eran antropólogos de formación disciplinaria como Flaherty - ; sin embargo estuvieron impregnados por el modo de pensar científico de la época; esta forma de pensar tiene correspondencia con los paradigmas disciplinarios de la antropología de ese entonces. Si bien son pocos los antropólogos que han asumido la labor y la responsabilidad de ser ellos mismos los realizadores y gestores de sus propios trabajos audiovisuales; estos esfuerzos no han dejado de ser significativos para el desarrollo de la disciplina antropológica. En la actualidad la antropología visual se perfila como una problemática
11
Ver “Sobre la televisión” de Pierre Bourdieu ; Edit. Anagrama, Barcelona 1997; pg. 38-40.
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emergente dentro del concierto general de la antropología contemporánea. En Latinoamérica su desarrollo no ha sido menos significativo, como lo demuestra el aumento de ponencias en los últimos congresos y seminarios de antropología.12
3.2-Propuesta teórico Metodológica: El objetivo central de este trabajo, es tratar de legitimar la pertinencia del video no solo como herramienta de registro etnográfico; sino que también como dispositivo técnicoteórico -metodológico de observación y reflexión antropológica. Así mismo, también legitimar el lenguaje y la retórica audiovisual como un recurso narrativo válido para elaborar textos audiovisuales de carácter etnográfico; entendiendo que el carácter etnográfico se construye a partir de una práctica teórico-metodológica; y no solo por el hecho de abordar un tema susceptible de ser observado por una mirada antropológica. En consecuencia con nuestro enfoque ecléctico de investigación cualitativa; realizamos simultáneamente métodos observacionales naturalistas y analíticos de descripción física y espacial del entorno material donde ocurre la interacción social, tratando el entorno urbano como un contexto ecológico-social, en donde podíamos observar distintas interacciones energéticas de intercambio entre las comunidades y el entorno, luego a esta mirada se le sobrepuso simultáneamente una mirada participativa y empática de acercamiento a los sujetos, estableciendo condiciones básicas de rapport para sostener una observación participante, con un énfasis en la relación inter-subjetiva entre el etnógrafo y los sujetos en interacción participante. La mirada fenomenológica reflexiva siempre estuvo presente sobre el proceso completo. En esta labor fue fundamental el uso de los recursos audiovisuales para potenciar los análisis reflexivos durante todo el proceso etnográfico. La cámara funcionó como un instrumento análogo a la mirada del etnógrafo participante, y material de registro audiovisual fue un insumo más de la reflexión. El proceso de montaje facilitó un proceso de reflexión de segundo orden (una auto-etnografía sobre el proceso etnográfico).
Por ejemplo ver ponencias del último simposio de Antropología Visual del 51° Congreso de Americanistas; (en proceso de publicación) disponible en www.antropologiavisual.cl 12
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Durante este proceso se logró confrontar el conjunto de las observaciones preliminares desde una perspectiva hermenéutica y epistemológica de los condicionamientos subjetivos de la mirada del etnógrafo durante el proceso de observación a partir de sus motivaciones, inquietudes y conocimientos previos. De esta forma se llega a un sustrato emocional y anímico subconsciente desde donde emergen las posteriores distinciones y juicios a cerca de los datos observados.
3.3- Metodología e instrumentos de registro:
A)-Etnografía: La metodología etnográfica se orientó a hacer un registro etnográfico exploratorio y descriptivo, del modo de vida de los habitantes de los sitios eriazos de los barrios Brasil y Yungay, en el sector norponiente de la Comuna de Santiago. Como insumo de la misma etnografía se consideraron las reflexiones registradas durante la situación etnográfica. a) Observación distante (observacional): Utilización de un punto de vista observacional y distante, para describir los contextos espaciales; las dinámicas sociales y conductuales sin el involucramiento directo del observador. Si bien este modo de acercamiento es criticado por su pretensión objetivista y su tendencia a una mirada Etic, este punto de vista puede ser trascendental para contrastar la observación participante. b) Observación participante: Esta opción metodológica involucra al observador en la participación activa de la situación etnográfica, tratando de empatizar y vivenciar junto a los sujetos implicados los procesos a observar, obteniendo así, las impresiones y testimonios de los propios sujetos dentro de un clima de rapport. c) Reflexión participante (autorreflexiva): una reflexión fenomenológica y vivencial, que implica la participación activa del observador
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(experienciador) en la praxis del fenómeno, en este caso el proceso completo de la realización de la etnografía audiovisual.
B) Registros: a) Audiovisual: Video Digital 8; rodaje de notas de campo. b) Escritural: Notas en diario de campo y cuaderno de visionado de imágenes.
C) Edición autorreflexiva (narrativa y retórica): La intención de este trabajo de tesis es tratar de narrar paralelamente dentro del orden escritural y el orden semiótico un mismo acontecimiento; para así poder reflexionar sobre el proceso de autoconstrucción del relato etnográfico, y hacer un ejercicio epistemológico de las observaciones y las distinciones, a las que se recurre como narrador audiovisual en el momento del montaje de un documental que pretende ser conscientemente etnográfico.
a) Edición
Audiovisual: Montaje no-lineal:
Definir la
estructura
(cinemática) narrativa audiovisual del documental etnográfico. Hacer un auto examen fenomenológico de proceso. b) Edición Escritural: Selección de descripciones, ideas, conceptos “claves” y reflexiones escritas en el diario de campo y cuaderno de montaje, para encontrar una estructura narrativa (sintaxis y enunciación apropiada) para hacer un texto escrito del genero ensayo antropológico. c) Introspección Autoreflexiva: Durante todo el proceso.
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En síntesis las metodologías empleadas durante este estudio se pueden resumir en el siguiente listado: a) Un estudio exploratorio y cualitativo cámara en mano. b) Actitud Observacional.(distancia analítica) c) Actitud Participativa. (fenomenología) d) Actitud Reflexiva. (hermenéutica y autoconciencia epistémica)
IV .-Referencias etnográficas audiovisuales (Discusión Bibliográfica).
4.1- Sobre antropología visual y documentalismo antropológico. El campo de la antropología visual se ha ido conformando principalmente gracias al interés de la antropología por abordar la problemática de la imagen como constructo cultural. El tema de la imagen (cuya significación viene del latín imago, imagen, visión, y de imitari imitar) ha estado siempre en centro del debate filosófico occidental, pues el concepto de imagen como “una reproducción mental de una cosa en ausencia de la misma”, “la cual supone una experiencia sensible previa”(Herder:1992) ha sido la base del pensamiento realista-objetivista, sustentado en la creencia de poder acceder visualmente a la realidad a través de la imagen, mediante su mecánica visual de la representación de la realidad externa y objetiva (como lo hace un espejo, que mediante el reflejo duplica la imagen original) una realidad externa de forma objetiva, es decir de forma independiente al sujeto perceptor de la imagen externa. Esta concepción de la representación mental emula el mecanismo de la representación visual y es la base del concepto de representación que ha caracterizado al pensamiento occidental. El debate metafísico y epistemológico de la imagen y la representación ha servido de argumento y modelo cognitivo para afirmar la creencia positivista de poder acceder a una realidad que se supone objetiva y observable. Sin embargo las teorías de la cultura contemporáneas se alejan de estos presupuestos positivistas y entienden que la “realidad”es más bien una construcción social y cultural consensuada. Dentro de esta nueva mirada crítica, la antropología aborda esta problemática
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de la imagen desde la perspectiva de develar la episteme que hay detrás de la construcción de la imagen y la representación. Así el estudio antropológico de las imágenes, sean estas dibujos, pinturas, grabados, fotografías, iconografías, películas o videos, ha cobrado una especial relevancia puesto que estas imágenes son vistas como artefactos socialmente construidos que nos dicen algo acerca de la cultura representada, así como también nos dicen algo sobre la cultura del que crea la imagen y la representación (Ruby:1996). De esta forma el estudio de la imagen ha sido abordado desde dos vertientes principales, una concentrada en las condiciones de producción y consumo de imágenes y significados (negociados culturalmente por una audiencia activa); estos son los estudios de comunicación visual, mediación simbólica de imágenes y los estudios de percepción o de audiencias. La otra vertiente se enfoca más a la interpretación de la significación de las imágenes como textos o narrativas visuales, dentro de esta vertiente están los estudios semiológicos y semióticos. Otra distinción frecuente que se da en antropología visual es con respecto a los objetos de análisis, una vertiente se enfoca en la imagen fija (dibujos, grabados, fotografías, etc.) y otra hacia los estudios de la imagen en movimiento (cine y video). Ambas comparten un interés interpretativo en tratar de develar la significación cultural de los artefactos visuales, y ambas pretenden también describir cómo operan estos procedimientos y dispositivos visuales al momento de construir estos artefactos visuales de acuerdo al contexto de la cultura visual que los genera y los dota de significación. En el caso de la imagen en movimiento, solo se agrega un grado más de complejidad al estudio, al considerar que las producciones audiovisuales son multimediales, pues además de la imagen involucran las dimensiones del sonido y el movimiento. El efecto o ilusión de imagen en movimiento propio del cine, agregó además la característica de la temporalidad secuencial, en la cual una imagen deja una impronta en la imagen que la sucede, conformando una narrativa secuencial. Para lograr el desarrollo y el fortalecimiento de la etnografía visual es necesaria la participación protagónica de los antropólogos tanto en el campo empírico de la realización audiovisual como, además, profundizando en el estudio teórico de la
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Antropología Visual para fortalecer la práctica reflexiva y autoconciente de la disciplina. Las reflexiones epistemológicas y fenomenológicas de los antropólogos simbólicos y postmodernos (Clifford Geertz, James Clifford, StephenTyler, G. Marcus y D. Cushman ) abrieron el debate al criticar la noción de “autoridad” y “objetividad” en los textos antropológicos; develando así la importancia de las estrategias retóricas y narrativas del lenguaje al momento de construir y validar esta noción de “autoridad” al interior del texto dentro del paradigma positivista-objetivista. Por otra parte, las críticas postestructuralistas (Focault y Derrida) y los análisis semiológicos y semióticos (Roland Barthes, Pierce ) destacaron la importancia de la imagen y la interpretación simbólica de su significado como construcciones culturales. Estos enfoques coinciden en relevar la importancia central de una episteme visual, que se instala como dispositivo disciplinador de la mirada en la cultura moderna occidental, a partir de la emergencia del humanismo renacentista del Quattrocento pero que se consolida hacia el siglo XIX con revolución de la imagen fotográfica13 (Comolli, 1985: 40-57). Estos antecedentes colocan a los estudios en antropología visual en un campo fructífero de investigación de las culturas visuales contemporáneas. Dentro de este campo también se levanta la iniciativa de utilizar los medios audiovisuales para producir conocimiento etnográfico o antropológico. En este sentido es señero el trabajo de los pioneros del registro documental etnográfico como Louis Regnault (1895), Alfred Haddon (1898), Baldwin Spencer (1901), Rudolf Pöch (1904-1906) y Hans Schomburgk (1912-1923), cuyos trabajos han sido poco conocidos en la actualidad, cuando se tiende a hablar del comienzo del cine etnográfico con el estreno del documental “Nanook of the North”(1922) de Robert Flaherty, el cual fue un éxito de taquilla en las salas de cine de ese entonces. Los documentalistas antropólogos generalmente citan como referentes o maestros de su iniciación en el documental al
Con respecto a esta temática ver “Técnica e Ideología; Cámara, Perspectiva, profundidad de campo” de Jean-Louis Comolli en “Movies and Methods “Vol II, edited by Bill Nichols, University of California Press, 1985, pag. 40-57. 13
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propio Flaherty, así como también al maestro sovietico Dziga Vertov y su conceptualización del - cine ojo- un cine documental involucrado con la “realidad social”. Hacia los años treinta, Margaret Mead y Gregory Bateson utilizan los medios de registro cinematográfico para realizar estudios de la gestualidad y la expresión corporal humana para develar los aspectos visuales de la cultura humana; el interés de la utilización del registro cinematográfico se orienta a una producción científica y no a la realización de un “documental”; el material de este trabajo es compilado en una serie llamada “Caracter Formation in Different Cultures” (1952). Alan Lomax sigue el ejemplo de Mead y Bateson, y desarrolla un método coreométrico para comparar distintas danzas, en relación al movimiento corporal cotidiano y otras prácticas de diversas culturas. En los años sesenta el antropólogo francés Jean Rouch inicia el movimiento documentalista cinéma verité que funda el método de producción del documental antropológico moderno.14 Sol Worth y John Adair en “Navajos Film Themselves” (1966) alentaron a los propios nativos a hacer sus propios documentales para poder estudiar el modo de percepción visual del nativo. En “The Ax Figth”(1971) de Timoty Asch y Napoleón Chagnon, se usó el film como registro e instrumento de análisis y exposición del razonamiento antropológico. Un tema recurrente en la antropología audiovisual es la representación visual de las culturas en el documental etnográfico. La imagen por sí misma no nos dice con claridad si lo que estamos viendo es realidad o ficción, y muchas veces es difícil distinguir entre un comportamiento “natural” y una actuación ante la cámara. Por lo tanto el camarógraforealizador antropólogo se enfrenta a la disyuntiva de qué actitud metodológica implementar. ¿Cómo utilizar la cámara de una forma antropológica?, ¿Cómo montar un documental que se precie de ser etnográfico?.
Se puede profundizar este tema en “Antropología Visual y Documentalismo Antropológico: Historia y Compromisos”de Francisco Gallardo en “Una Retrospectiva del Documental y la Antropología en Chile” Editado por el Museo Chileno de Arte Precolombino/Fondo Matta, Santiago 2002.
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4.2 - Las distintas convenciones genéricas del documentalismo etnográfico. Los investigadores del documental etnográfico suelen distinguir distintas convenciones genéricas. Jay Ruby – uno de los iniciadores de la corriente reflexiva en el documental etnográfico- ha sido un incansable teórico, buscador de una definición del cine etnográfico que en rigor metodológico pudiera establecer una correspondencia con la etnografía escrita. Elisenda Ardévol considera que se ha menospreciado la importancia del proceso completo de producción y colaboración que determina la realización de un documental etnográfico. Por lo tanto el problema no es tanto el buscar una definición estilística o genérica, sino más bien, es la de encontrar un proceso de producción etnográfica de un documental. Bill Nichols, - teórico del documental - propone una clasificación del cine documental en cuatro modos de producción; que consideran tanto el estilo de filmación y la práctica material de la producción: a) El modo exposicional: ilustración de un argumento (textual) a través de imágenes. b) El modo observacional: filmar la realidad tal como es. c) El modo interactivo: mostrar la relación entre el sujeto filmado y el realizador. d) El modo reflexivo:que implica la idea de hacer conciente al espectador del propio medio de representación audiovisual, mostrando y problematizando los entretelones de la interacción ante la cámara15 Peter I. Crawford propone la clasificación del cine etnográfico en tres modos de representación: a) Modo conspicuo: - “o mosca en la pared”- en la cual el realizador se mantiene alejado y distante - procurando pasar desapercibido -observando los hechos que registra con la cámara. b) Modo experiencial: - “o mosca en la sopa” – en donde el realizador vive los acontecimientos en los cuales participa junto a los demás sujetos. 15
Ver. “Representing Reality” Bill Nichols; Indiana University Press; 1991. Pg 32-75
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c) Modo evocativo: -“o mosca en el yo”- en el cual el realizador reflexiona sobre su relación con la cámara y con los sujetos representados. Ardeból considera tanto los modelos de representación, los modos de producción y colaboración, junto con el estilo de filmación y montaje para hacer una clasificación que considere a las distintas corrientes y movimientos dentro del cine documental etnográfico. A) cine explicativo: ( corresponde al exposicional de Nichols) se caracteriza por ser un modelo ilustrativo de un texto (escritural) por parte de la imagen. Incluye a los estilos: direct cinema , observacional cinema y el cinema verité de Rouch. B) cine participativo: este cine critica la pretendida invisibilidad del cine observacional y cuestiona la autoridad del realizador sobre los sujetosactores y la imposición de una narrativa en la interpretación del comportamiento registrado. (corresponde al participatory cinema de McDougall ) C) cine reflexivo, autorreflexivo y autobiográfico: trata principalmente de reflejar el proceso de producción en el producto; valora la subjetividad y un punto de vista autorreflexivo por sobre una descripción neutral y pretendidamente objetiva. Explicita tanto la metodología como la posición teórica, ética y política del autor( cine reflexivo de Jay Ruby). D) cine evocativo y deconstruccionista: propuesta de ruptura con los modos de representación, subvierte los estilos narrativos y no da claves de interpretación que se sitúen fuera de las imágenes intentando borrar los géneros cinematográficos.( cine etnográfico de critica cultural de Trinh T. Minh.)16
16
“Representación y Cine Etnográfico” (1998) de Elisenda Ardévol, en Quaderns de 1’ICA. Núm 10.
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Al momento de escoger un enfoque teórico-metodológico para realizar este trabajo que pretende ser validado como una etnografía audiovisual, he optado por un enfoque teóricometodológico ecléctico; que explora y combina distintas posibilidades dentro de la polaridad dialéctica entre el punto de vista observacional y el participativo dentro del rodaje; así como también una actitud fenomenológica (autorreflexiva y situacional) durante todo el proceso de realización, y sobre todo en el momento del montaje del documental. Sobre todo si consideramos que: el montaje audiovisual es el proceso generador de textos audiovisuales (lenguaje cinemático: gramática y sintaxis audiovisual); y reconocemos que: obviamente el montaje es intencionado y no es neutro (la intencionalidad del emisor); pues cumple una función comunicativa o expresiva (al igual que el texto verbal o escritural). Por este motivo en este trabajo, el observador-autor (narrador audiovisual) rinde cuenta de sus filtros perceptuales y situacionales, haciendo explícita su participación y punto de vista dentro del contexto de observación, haciendo un esfuerzo por hacer explícito el proceso de reflexión interna, tanto en la operación de distinción de las categorías de análisis, y de hacer visibles los conflictos en la toma de decisiones (y posiciones) al respecto. El motivo por el cual se privilegia este énfasis reflexivo sobre el soporte audiovisual (cinemático), es la intención de reivindicar esta competencia “lingüística visual”, que suele ser subvalorada por la tradición escritural en el ámbito del trabajo etnográfico.
4.3- La etnografía audiovisual en Chile. “Usualmente “video etnográfico” es sinónimo de video indígena. Es decir, video que muestra la vida de un indígena o algún aspecto “exótico” de su cultura. Sin embargo, muchos de estos videos llamados “etnográficos” no son producto de un trabajo antropológico en terreno orientado a la recolección o construcción de datos, situación que define lo etnográfico al interior de la disciplina antropológica, sino más bien, producto de intereses paralelos a las metodologías y prácticas etnográficas.”(Maturana, 2002: 31).
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Rompiendo con el postulado de sentido común - que denomina a toda realización audiovisual que trate sobre el tema indígena como un “documental etnográfico”-; podemos distinguir algunas producciones que sí se realizaron a través de una práctica etnográfica sistemática. Por ejemplo, en Chile vale la pena reseñar como un antecedente histórico de la etnografía audiovisual, - aunque se trate de un registro puro - un material de cámara sin pretensiones de montaje, como lo es el registro cinematográfico de los Yanahiguas del chaco boreal boliviano, hecho bajo condiciones de un estudio etnográfico de campo en 1951 por Bernardo Valenzuela, profesor de etnografía americana de la Universidad de Chile. Sin embargo, en lo referente a superar el registro e iniciar un proceso de experimentación en el desarrollo de un lenguaje propio dentro del documental etnográfico; podemos destacar las primeras incursiones a fines de la década de los ochentas con el uso de cámaras de video análogo (Umatic), como lo es el caso de “Santiago: Pueblo grande de Huincas”(1987) de Rony Goldschmied, que trata sobre la situación de los mapuches urbanos, y “Caminito al cielo”(1989) de Sergio Navarro y Alejandro Elton; producción que formó parte sustantiva de la primera Tesis de grado para optar al titulo de antropólogo, basada en una experiencia de video documental, cuyo insumo principal era una metodología de investigación-acción participativa, entre un grupo de jóvenes poblacionales de La Pincoya que se involucran en el proyecto para representar sus propias vivencias ante la cámara de video. Durante esta década muchos antropólogos son requeridos como asesores por series de televisión que trabajan el género documental; sin embargo esta producciones están determinadas por un modo de producción propio del formato comunicacional televisivo y no propiamente antropológico. 17 Durante la década de los noventa se destacan las producciones del arqueólogo y etnomusicólogo Claudio Mercado; quien realiza “Con mi humilde devoción” (1994) donde aplica un riguroso trabajo etnográfico de observación participante. Ya hacia fines de la década de los noventa empieza a surgir una oleada de producciones audiovisuales hechas por antropólogos, en parte debido a la masificación de los equipos de video y un creciente
Por ejemplo antropólogos y arqueólogos trabajaron como asesores en la serie de canal 13 “Al Sur del Mundo” de los hermanos Francisco, Manuel y Juan Carlos Gedda; y también en la serie “La Tierra en que Vivimos” de Sergio Nuño. 17
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interés por parte de los estudiantes de antropología en insertar las cámaras en sus trabajos de campo. Estas producciones son exhibidas en diversos congresos de la especialidad. Esta tendencia se extiende hasta la década del 2000. Aquí solo cité algunos videos documentales realizados de este extenso periodo; y solo destaqué algunas producciones hechas por antropólogos, en este camino de experimentación en busca de un lenguaje audiovisual propio; y cité solamente los documentales etnográficos más cercanos a la temática propuesta en este trabajo de Tesis; pero debemos señalar que ya existe una historia – aunque ésta se esté escribiendo recientemente – que explica la emergencia del documental realizado por antropólogos, para satisfacer las necesidades de investigación y expresión, de nuestras propias inquietudes antropológicas.18 Pero desde un punto de vista propiamente etnográfico reflexivo, y por un asunto de afinidad en la temática urbana, no puedo dejar de destacar el trabajo:“Estudio de la Claustrofobia”(2001) de Valentina Raurich; quien se sumerge en el delirio de los enfermos psiquiátricos que deambulan entre clínicas, hospederías y las calles de la ciudad; para hacer también visibles las reflexiones de los propios antropólogos realizadores.
4.4-Tratando de precisar lo que entendemos como Antropología Visual. Conversando con algunos compañeros antropólogos apasionados por el tema de la “antropología visual”; nos hemos puesto a discutir acerca de un tema ya clásico para “nosotros19”, es decir discutíamos acerca de la pertinencia de hablar con propiedad de la existencia de una antropología visual. Recuerdo a propósito un incidente muy cercano,
Vale la pena revisar el texto completo “Una Retrospectiva del Documental y la Antropología en Chile” F.Gallardo, V.Raurich, J.P. Silva, F. Maturana Editado por el Museo Chileno de Arte Precolombino/Fondo Matta, Santiago 2002.
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Cuando me refiero a este “nosotros”, me estoy refiriendo a un colectivo informal, una comunidad bastante concreta y no muy numerosa de colegas – en la cual todos nos conocemos – y participamos en diversas instancias de trabajo y colaboración antropológica, vinculados siempre al área de la antropología visual, en donde nunca falta un espacio para conversar y reflexionar acerca de nuestros intereses comunes por la práctica disciplinaria y nuestra pasión compartida por la antropología visual.
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ocurrido en el Primer Encuentro Chileno de Antropología Visual.20 Durante una intervención del profesor Pedro Mege quién opinó que, básicamente en rigor, la antropología visual no existe, ya que todos los métodos y teorías para abordar el estudio de la imagen y la visualidad son métodos y teorías ya desarrolladas y aplicadas anteriormente por la disciplina, no obstante - dijo - que la “antropología visual” es un nombre muy seductor. Inmediatamente saltó a rebatirle al profesor Mege; Gastón Carreño - organizador del encuentro - y le contra argumentó diciendo que si la antropología visual no existía, entonces que era lo que había estado haciendo Jay Ruby o Timothy Asch en sus reflexiones teóricas, o lo que estaban haciendo otros tantos investigadores en Latinoamérica (y nombro un listado de investigadores como Susana Sel de Argentina, y Ana Luiza Carvalho da Rocha de Brasil.). Después el profesor Mege contestó que él no se refería a que la antropología visual no existiera de una forma alguna, y que justamente la existencia que tenía era una existencia nominal, porque de alguna forma este seductor nombre congrega y agrupa a personas, que le dan existencia nominal; pero desde un punto de vista teórico todavía no existe, pero lo mas probable es que la antropología visual en un futuro pueda llegar a existir; así como hay otras tantas antropologías que existen también desde una forma nominal pero todavía no existen teóricamente hablando. Finalmente el profesor Mege confesó que: "había que agregarle un poco de pimienta al asunto". Esta anécdota retrata muy bien el estado actual de la discusión y reflexión en torno a la antropología visual hoy en Chile. Por un lado existe el esfuerzo por crear un verosímil teórico de antropología visual al interior de la propia disciplina antropológica, pero todavía nos hace falta superar el nivel experimental y reflexivo en el que nos encontramos, para poder contribuir a una elaboración teórica mas profunda, y así ser reconocidos plenamente como antropólogos visuales por nuestro trabajo, tanto práctico como teórico. Es interesante constatar que entre colegas con cierta afinidad común hacia la antropología visual, o hacia la etnografía visual, también existan tantos puntos de vista diferentes, lo cual hace más entretenida y diversa la discusión. Algunos se sienten más atraídos por el Este encuentro inter-universitario se llevó a cabo en Noviembre del 2005 y fue organizado por el núcleo de Antropología Visual de la Academia de Humanismo cristiano, y en este encuentro participaron delegados de todas la universidades Chilenas que imparten la carrera de antropología: la Universidad de Chile, la Universidad Austral, la Academia de Humanismo Cristiano, la Universidad Católica de Temuco y la Universidad Bolivariana. 20
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postestructuralismo o la semiología francesa; otros más afines a la semiótica pragmática norteamericana. Algunos hablan de denotación y connotación; mientras otros prefieren hablar de íconos claves. Particularmente, agradezco la oportunidad de haber podido formar parte del equipo de investigación del Proyecto Fondecyt “la Ventana Indiscreta” a cargo de Francisco Gallardo y Margarita Alvarado. Al interior de este equipo de investigación básicamente discutíamos, reflexionábamos y trabajábamos en torno al tema central de poder hacer una antropología del cine; a partir de una práctica que se proponía someter a un análisis exhaustivo (cualitativo y cuantitativo) un corpus significativo de películas de ficción y documentales chilenos; que abordaban el tema indígena. La idea era indagar acerca de la construcción de la representación del indígena (y de paso indagar en el imaginario del realizador) a partir del análisis estructural, semiológico, retórico y narrativo de las distintas películas. Desde su descomposición estructural corte por corte, plano por plano, midiendo duraciones; fichando tipos de planos y caracterizando cualitativamente transiciones y continuidades de montaje, etc. Esta experiencia fue una excepcional escuela; que indudablemente nos hizo crecer sobre todo en lo que respecta a nuestra formación teórica.
SEGUNDA PARTE : EL GRUPO DE ESTUDIO (Los "Otros" vecinos: Los "nómades Urbanos"). V- Antecedentes generales del estudio etnográfico: Al realizar una revisión bibliográfica y buscar publicaciones antropológicas o sociales que se pudieran referir a la temática específica que aborda esta Tesis, encontré escasos antecedentes escritos, muy dispersos, que solo en forma indirecta o general se pueden relacionar con el tema de los habitantes u ocupantes de sitios baldíos en la ciudad21. La
Específicamente en el tema solo me encontraba con mi propio trabajo etnográfico anterior (Manuscrito) : “Los Rucos del Barrio Yungay, - o en busca de los “nómades” urbanos”-(2000); y “Caleta San Borja”(2001), la cual es otra etnografía (Manuscrito) muy interesante, realizada por los alumnos de la Universidad Bolivariana: Alejandro Fierro, Ricardo Romo, Juan Carlos Pasten, y Helene Risor. En esta etnografía exploratoria ellos describen el modo de vida de ocupantes de una vieja instalación abandonada en calle Borja, comuna de estación Central.
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mayor parte de los estudios que encontré se referían a la temática general de la “situación de calle”22 o el “vagabundaje”23, dos temas ampliamente tratados por los estudios sociológicos de la ciudad, en los cuales domina la idea del estudio de los sujetos sin “domicilio conocido”,“o los sin casa”24 que deambulan por la ciudad. Me resultó muy interesante revisar algunas experiencias en el ámbito de la investigación y la intervención social sostenida por algunas ONG vinculadas a temas relacionados con el mundo de la pobreza y la desigualdad social. Me llamó particularmente la atención el trabajo de la “Corporación de Estudios Sociales y Educación SUR”, organización fundada el año 1978, que tuvo como interés principal el estudio y el fomento de los movimientos sociales de resistencia y lucha contra la dictadura militar. Dentro de esta línea general, desarrollaron una serie de estudios sobre la temática territorial y urbana en los sectores populares periféricos y marginales a los centros de desarrollo económico-social. Notables son las recopilaciones de experiencias de los “sujetos pobladores” y la descripción de los movimientos poblacionales de tomas de terreno. Gran parte de estos estudios desarrollados durante los años ochenta, fueron publicados en la revista “Hechos Urbanos”, los cuales han sido compilados electrónicamente y hoy pueden ser consultados en el sitio Web de esta institución25. Además en SUR se han producido una serie de interesantes publicaciones - ya en el periodo de retorno a la democracia - siguiendo la misma línea de investigación, pero
Dentro de esta línea encontramos los trabajos de: Gloria Ochoa y Claudia Pascual “Niños y Jóvenes en Situación de Calle”, publicado en las actas del IV Congreso de Antropología Chilena, Santiago,2001.
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Desde un punto de vista etnohistórico es muy interesante el texto “Ociosos, Vagabundos y Malentretenidos: En Chile Colonial” de Alejandra Araya Espinoza, Editado por Dibam, Santiago, 1999. En este estudio se explica cómo en la sociedad colonial hasta los comienzos de la república, se criminalizaban las conductas de “vagancia” y “vagabundaje” como conductas amenazantes para la estructura social de la sociedad chilena fronteriza en proceso de consolidación de una identidad nacional y republicana. 23
24 Desde una perspectiva etnográfica y sociológica es interesante el artículo de Philippe Bourgois “Homeless En El Barrio”en el libro “La Miseria del Mudo”(1999) editado por Pierre Bourdieu. En este trabajo Bourgois entrevista a un homeless (sin casa) adicto al crack que vive en un gueto puertorriqueño de Harlem, e indaga sobre su modo de vida en condiciones de sufrir un apartheid urbano en New York. 25
www.sitiosur.cl
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reorientada principalmente a la problemática del espacio público, la participación ciudadana, el desarrollo territorial y urbano26, dentro del contexto de los impactos de la intervención pública en materia de vivienda social y convivencia urbana. Numerosas son las publicaciones desarrolladas por diversos autores como José Bengoa, Francisca Márquez, Susana Aravena (y otros), los cuales abordan estos tópicos que se relacionan con el contexto general de esta Tesis, sin embargo, a un nivel más preciso sobre este fenómeno de la ocupación de sitios eriazos para vivir en el centro de la ciudad no encontré trabajo, y menos sobre la descripción de sus modos de subsistencia, entendidos como procedimientos culturales, operaciones estratégicas y manipulaciones técnicas, en relación con todo el universo simbólico de esta forma de vivir en la ciudad. También me resultó interesante revisar los trabajos de la ONG “Corporación Caleta Sur”, fundada el año 1992 en la comuna de Lo Espejo, la cual también se inserta en el ámbito del trabajo comunitario en un sector definido como “popular urbano” (o“poblacional”). Su línea de estudio y acción “tiene como misión institucional, contribuir a la promoción de derechos, fortalecimiento, conocimiento y desarrollo organizacional de sectores urbano populares, mediante el trabajo comunitario, para abordar las consecuencias sociales de la pobreza generadas por la exclusión social”27.
VI- Sobre la gente de la calle: Un tema general con el cual se puede relacionar este estudio etnográfico audiovisual, puede ser el l modo de vida de las personas en situación de calle, ya que las personas que ocupan en forma transitoria - o relativamente permanente - los sitios eriazos de Santiago Centro se reconocen a si mismos como personas "de la calle", en el sentido de que la calle les otorga Destacable es la reciente publicación “Santiago en la Globalización: ¿Una nueva ciudad?”(2005) editado por SUR , libro que compila a los trabajos de: Carlos de Mattos, Mará Elena Ducci, Alfredo Rodríguez, y Gloria Yañez Warner. Este libro hace una excelente revisión del proceso de modernización y reestructuración urbana de la ciudad de Santiago, desde la perspectiva del urbanismo.
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http://www.caletasur.cl/misionvision.htm
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un sentido de pertenencia socio-cultural. Esta identificación con la calle se da en ámbitos sociolingüísticos (del habla común) y de la referencia a actividades relacionadas con el modo de subsistencia asociado a la explotación de los recursos de la calle; como un espacio eminentemente urbano. El tema de las personas que viven en situación de calle es un tema cada vez más relevante en la agenda política de nuestro país, y se inserta en la línea política general que habla sobre abolir la pobreza y promover la equidad social. Dentro de este contexto la vida en la calle se ha relacionado en el imaginario colectivo, como una manifestación de la marginalidad social extrema, la pobreza dura y el riesgo social. Esta percepción también es difundida y consolidada en el imaginario colectivo a través de los medios de comunicación masiva, como la prensa escrita y la televisión, los cuales han insistido en mostrar la vida de la "gente de la calle" desde una mirada estigmatizante, la cual vincula a estas personas con las problemáticas sociales del alcoholismo, la delincuencia y la drogadicción. Por ejemplo, expectación pública en todos los medios generó la erradicación de la "Caleta28 Chuck Norris" en septiembre del año 2001, este era un refugio ubicado en los ductos de alcantarillado que desaguaban al río Mapocho entre los puentes Loreto e Independencia, en Santiago. Una inspección para iniciar la construcción de la obra vial Costanera Norte dio casualmente con esta caleta, en donde numerosos niños de la calle encontraban refugio. Carabineros entregó a los menores de edad al SENAME29 Este hecho despertó el interés público a raíz del descubrimiento de que estos niños eran drogadictos y ejercían prostitución infantil, lo cual suscitó inmediatamente el interés de todos los medios noticiosos. La expectación medial del caso subió al descubrir también que estos niños estaban vinculados con un bullado caso judicial conocido como el caso Spiniack, que trata sobre el descubrimiento de una red de pederastas, en la cual se acusaba la partición de importantes empresarios y también importantes políticos. Este polémico caso sensibilizó a la opinión pública sobre el tema de los niños de la calle, y puso al centro de la agenda política el combate contra la pobreza extrema y la erradicación de las caletas.
En la jerga callejera se denomina Scaleta’ a los lugares que pueden servir de refugio o guarida transitoria. 29 Servicio Nacional del Menor. 28
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En cierta forma las obras del proyecto modernizador de la Costanera Norte fortuitamente sacaron a la luz publica, el problema social de las caletas y la gente de la calle, el cual permanecía siempre como un problema latente y oculto (en la invisibilidad publica); hasta que una catástrofe, como un incendio, una inundación, un terremoto, o un hecho de sangre, lo saca nuevamente a la luz, ocupando portadas y pantallas. Mientras la expectación se mantuvo en los medios; el gobierno se manifestaba a través de los mismos medios, expresando su preocupación, y declarando la urgencia de atacar el problema de la gente que habita en la calle; poniendo al centro del debate nacional la disminución de la pobreza, mediante una forma mas equitativa de re distribuir los recursos. Dentro de esta preocupación general han surgido otros temas de interés social más particulares, como lo ha sido el tema de la vivienda social, o el tema de la indigencia; sin embargo, para los organismos de asistencia social los indigentes y la gente de la calle, siempre habían sido un sector “fantasma”, pues nunca se había censado este sector social por no tener un domicilio fijo. En el mes de Julio del año 2005 se realizó el “Primer Catastro Nacional de las Personas que Viven en Situación de Calle”, encuesta llevada a cabo gracias a una iniciativa convocada por MIDEPLAN, en la cual participaron también algunas ONG que trabajan en el tema, como el Hogar de Cristo y la Corporación Nuestra casa. Antes de aplicar esta encuesta, se realizó un censo piloto en la comuna de Estación Central y estimó que en la comuna hay 559 personas en condición de calle. De los cuales el 68.8% son hombres, 11.6% son menores de 17 años y 54.1 corresponden a adultos entre 30 y 59 años. Según la encuesta, lo sorprendente es que al parecer la mayoría llega a vivir a la calle por motivos de carencia afectiva y no por razones económicas (solo un 30.7% declaró motivos económicos); el 58.2% son solteros, un 34.5% estuvieron casados, 9.9% son viudos y el 89.9% declaró estar actualmente solos sin ninguna pareja. El 29 de Julio se realizó Primer Catastro Nacional De Personas En Situación De Calle; El Gobierno creía que podían llegar a 12 mil, pero las cifras preliminares del catastro apenas hablan de 6.984 en todo el país. Sobre 40.000 habitantes fueron catastradas por 5.000 voluntarios en 80 comunas de todo Chile.30
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Respecto del tema de la gente que vive en la situación de calle, encontramos algunos estudios sobre los usuarios de hospederías. Sin embargo en estos estudios dominan más los enfoques interpretativos que indagan en el imaginario subjetivo de estos sujetos sociales, pero poco se atiende al tema de la descripción de los espacios y la territorialización de estos fenómenos sociales, pues se tiende a concebir estos fenómenos como eminentemente émicos y por lo tanto dependientes de los sujetos, y se da por sentado de que se trata de fenómenos básicamente desterritorializados o deslocalizados31, y evidentemente los abordajes de aproximación al problema se construyen desde una marcada opción por la perspectiva del enfoque emic, desatendiendo los factores del contexto material y espacial . Por lo tanto, los énfasis se dan más en el campo de las historias de vida y las elaboraciones simbólicas e interpretativas de los propios sujetos de la calle. Un texto muy interesante en este sentido es el de la investigación realizada por la escritora chilena Diamela Eltit , quien durante los años 1983, 1984 y 1985, sostuvo una serie de entrevistas con un interesante vagabundo, del cual habla en su libro “El Padre Mío” (1989). Eltit transcribe entrevistas y testimonios que rescatan los actos del habla del “Padre Mio”, Eltit busca traspasar la frontera de una observación pasiva y contemplativa para evocar la angustia del monologo interior del sujeto. Los monólogos son delirantes, llenos de carga vivencial y plenos de significados. Pero también me interesó cómo Eltit presenta su libro, y describe la exterioralidad de su experiencia visual (observacional) de acercamiento al tema. Ella cuenta como le da la sensación de estar ante la presencia de “esculturas humanas” de “corporalidad barroca”, presentando un montaje de objetos testimoniadotes, dispuestos al alcance de la mirada del otro. Todo lo cual se acercaba bastante a mi experiencia visual sobre el tema de los ocupantes de los sitios eriazos, quienes mostraban un dominio excepcional del “camuflaje” para hacerse invisibles ante la mirada del transeúnte, o si no hacerse visibles 31
Dentro de esta corriente de antropología interpretativa que se aplica en el campo de lo urbano podemos destacar los trabajos de Néstor García Canclini (1995) y Jesús Martín Barbero (1991), quienes abordan la problemática de la construcción de los imaginarios urbanos dentro del contexto global de la redefinición de las identidades locales dentro del influjo global de los circuitos de producción, distribución y consumo de bienes culturales que se difunden a nivel trasnacional, intensificando los cruces e hibridaciones identitarias, las cuales en cierta forma se dan en espacios móviles de intersección y de tránsito, espacios desterritorializados o deslocalizados, que no permiten delimitar estos fenómenos que desbordan cualquier intento de circunscribirlos o fijarlos a una localidad determinada. Sin embargo creo que es posible y es interesante observar un espacio transitorio, registrar el flujo urbano con sus entradas y salidas, y establecer relaciones con el entorno material. En definitiva estudiar los espacios urbanos desde una perspectiva observacional, tratando de establecer relaciones ecológicas urbanas, identificando habitats y zonas de flujo, lo cual puede ciertamente servir para complementar y contrastar a un estudio interpretativo.
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mediante operaciones de semantización objetual manipulando o montando su exterioridad, como lo nota Diamela Eltit. Sobre pobreza urbana y cultura popular urbana en los barrios de Santiago Centro, revisé dos novelas arquetípicas de nuestra literatura, “El roto” (1920) de Joaquín Edwards Bello y “Los Hombres Obscuros”(1934) de Nicomedes Guzmán. Ambas son novelas costumbristas que resaltan el dramatismo de la vida del sujeto pobre en la ciudad. Con las reminiscencias nostálgicas de un pasado campesino y la descripción de una cultura popular urbana con identidad asentada en los barrios populares de ese entonces, como: San Borja, Mapocho y Matucana. Al leer estos libros podía sentir que accedía
- en cierta forma - a la
configuración de un imaginario social que fue construido en torno a la imagen del “roto chileno”, aquel sujeto popular “inculto”- sujeto hecho a sí mismo-, forjado y templado en la adversidad de su origen y condición social, pero con el ímpetu de sobrevivir y surgir, como lo señala Edwars Bello desde su mirada de aristócrata- , o el pobre como el sujeto que encarna la fatalidad de una condición social subalterna y miserable, pero poseedor de una tenacidad que lo hace sobrevivir en la adversidad, mediante la solidaridad social, como un valor moral y una dignidad humana propia de la gente que ha conocido el sufrimiento en carne propia, como lo da a entender Nicomedes Guzmán, en su novela escrita con tintes autobiográficos. Ambas novelas retratan la vida de los conventillos, los prostíbulos, los bares, las barriadas obreras, los bajos fondos y la gente de la calle. En ambos relatos literarios, construidos desde distintas situaciones sociales; una desde la mirada aristocrática y la otra desde la propia mirada subalterna; coinciden en la admiración y la fascinación que produce el sujeto popular. Muchas de estas percepciones en torno al sujeto popular se mantienen hasta el día de hoy. Muchos burgueses - educados en la cultura de la clase media y alta - se espantan ante la violencia y la suspicacia de los “rotos” y sus “pillerías” ingeniosas. En esta percepción del sentido común burgués, no deja de existir un cierto sentimiento ambivalente, porque al mismo tiempo que se expresa un rechazo instintivo o un temor hacia el sujeto “roto” por su temperamento violento, también se expresa al mismo tiempo una admiración de su templanza y personalidad, en cuanto se resalta su picardía y astucia (son “vivos”). Esta ambivalencia de rechazo-admiración ante el sujeto popular la podemos observar en la novela de Edwars Bello en su caracterización del "roto chileno"
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arquetípico; así como también lo podemos observar actualmente en el nuevo cine chileno de la transición a la democracia; en donde el sujeto popular es protagonista con claridad a partir de la década de los noventa; a partir de películas como: "Caluga o Menta" (1990) de Gonzalo Justiniano, o las más recientes, Taxi para tres"(2001) de Orlando Lübbert , "Paraíso B"(2002) de Nicolás Acuña , "Mala Leche"(2004) de León Errázuriz, etc. En todas ellas se recurre al imaginario del "realismo marginal" basado en un tratamiento costumbrista neocriollo. María Paz Peirano en su trabajo "La ciudad amenazante: representaciones de Santiago en el cine chileno actual"; llega a la conclusión de que la construcción imaginaria de la ciudad producida por las industrias de la cultura y la comunicación, - y específicamente en el cine nacional -, potencian una producción simbólica tendiente a reafirmar un imaginario colectivo; en donde los espectadores asocian directamente los espacios públicos con los fenómenos de marginalidad, violencia y delincuencia, representando al espacio urbano como un campo ideal de peligro y trasgresión, reforzando de esta forma la sensación de inseguridad y miedo extendido en la ciudad, sobre todo en los espacios abiertos y públicos, por lo tanto, se prefiere vivir en la seguridad que otorga la reclusión en el mundo privado, sin embargo, lo interesante, es qué los realizadores cinematográficos nacionales, curiosamente privilegian insistentemente en el tratamiento de temas centrados en el sujeto popular y marginal, localizado preferentemente en el espacio publico, como fuente dramática de sus narraciones, y en este ejercicio muestran la cara oculta de la ciudad, representada en estos emplazamientos públicos (como la calle, el peladero, la cancha, el sitio eriazo, etc.) , y de esta forma hacen visible la otra cara de la ciudad , la ciudad oculta e inaccesible, a pesar de que este sea paradójicamente un espacio público (amenazador), en contraposición al espacio privado (seguro). También es importante señalar que cuando se representa al sujeto popular, principalmente se hace desde la tradición del relato intelectual sobre lo pintoresco (Peirano: 2004). Otra temática que revisé fue el fenómeno del los “okupas” en la ciudad de Santiago. Un movimiento similar a los movimientos juveniles europeos de la década de los noventa (de Madrid y Berlín del Este) inspirados en los movimientos culturales urbanos - como el punk, el situacionismo, el neoismo, el anarquismo y la cultura undergraund -, que buscan
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espacios alternativos de autogestión para realizar actividades contraculturales al margen del sistema oficial. En el Barrio Brasil existen varios sitios y algunas casas ocupadas por comunidades punks. Un fenómeno que al parecer viene en aumento. En cuanto a la reflexión en torno a la cotidianidad de las personas que viven de la calle (y su explotación como fuente de recursos) he encontrado apenas escasos antecedentes bibliográficos en diversas fuentes que tocan tangencialmente este tema (revistas, diarios, etc.) y prácticamente no encontré ninguna publicación etnográfica que lo aborde frontalmente. Los antecedentes etnográficos más directos acerca de la vida en los sitios eriazos están en mi propio trabajo, ya que esta tesis es prácticamente la continuidad y sigue la misma línea de un trabajo de campo anterior la etnografía titulada: “Los Rucos del Barrio Yungay, - o en busca de los “nómades” urbanos”(2000)-, en el cual se usó la fotografía como medio de registro e interacción con los sujetos de estudio, por lo tanto la fotografía fue un elemento central dentro de este trabajo etnográfico. Cuando entablé el primer contacto con ellos, me presenté, expuse mis intenciones y les presenté la cámara que llevaba conmigo, en consecuencia ellos me conocieron con una cámara en mano. La cámara estuvo siempre presente, pero con una especial preocupación de que no fuera a intimidar o incomodar. Al comienzo me confundían con un reportero gráfico, pero luego al mostrarles las primeras fotos que saqué de ellos, y al revisar las imágenes con ellos, se abrió una nueva forma de comunicación, motivando numerosos temas de conversación. Generalmente, la experiencia que ellos tenían de las personas que les sacaban fotos, eran de fotógrafos que lo hacían a hurtadillas, siempre distantes, de improviso “robándoles” su imagen. Pocos sacaban fotos con permiso, pero siempre con la condición de que les llevaran de vuelta algunas fotos, pero nunca les entregaban de vuelta ninguna foto, por eso tal vez les causó tanto impacto cuando les llevé las fotos y por primera vez las revisamos juntos y se las dejé. La interacción cara a cara, las conversaciones abiertas, y también los momentos en que nos pasábamos revisando las fotografías, abrían una situación y una predisposición a tomar una actitud auto-reflexiva. Esta dinámica, esta relación establecida en el trabajo de campo, en
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torno a las imágenes de sí mismos, incentivó que en el futuro se incorporara una cámara de video, dando la posibilidad de realizar un documental siguiendo más o menos la misma dinámica. Este ejercicio nos motivaba mutuamente, de hecho con este entusiasmo surgió la idea de hacer un video, y asumí esta tarea tratando de hacerlo de la manera más participativa posible, pero finalmente tuve que asumir que el mas interesado en hacer este video era yo, y que si bien quería entregarles a ellos el mayor grado de participación en esta realización para que fuera una obra colectiva, el interés de ellos era un interés distinto. Si bien todos estaban interesados y motivados por participar en el video, como una forma de ayudarme y colaborar en hacer mi trabajo de Tesis, el grado de compromiso y expectativas a cerca de la realización del documental, era muy diverso e irregular en un grupo tan heterogéneo; algunos no esperaban nada a cambio, no tenían expectativas de recibir ningún beneficio y simplemente se entregaban deseosos de colaborar, motivados por la amistad y las ganas de expresarse y testimoniar sus experiencias de vida. Otros se manifestaban más pudorosos, y vergonzosos con la idea de ser grabados en video y ser entrevistados, pero algunos poco a poco se fueron incorporando. Otros se mantuvieron participando con reserva, e incluso algunos me apoyaron tras la cámara y me pidieron permanecer anónimos y respeté este acuerdo y no los grabé. Por mi parte el interés de hacer este video era ciertamente disciplinario, ya que siempre pretendí hacer una etnografía audiovisual reflexiva, y quería que fuera lo más participativa posible, y por lo tanto estuve siempre abierto y totalmente predispuesto al encuentro con el otro, para interactuar con ellos en su propia dinámica cultural, y al mismo tiempo tratar de ser lo más accesible posible a sus requerimientos. Por su parte, ellos me aceptaron como un intruso simpático o como un amigo “cuico” más del barrio, ellos siempre estuvieron de acuerdo y muy interesados en colaborar a hacer mi trabajo de Investigación, siempre trate de aclarar las dudas que iban surgiendo en el camino, con respecto al curso de la investigación y la realización del video documental a cerca de ellos, y sabían que este era mi trabajo de Tesis para obtener el título de antropólogo. Ellos en general se sienten orgullosos de colaborar conmigo, algunos, los más reticentes, luego de superar las desconfianzas de que yo fuera a lucrar o sacar provecho económico de esta “película” apoyaron también esta realización. El acuerdo de reciprocidad que tomé con ellos fue, que
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una vez terminado el video, les entregaría una copia del documental como recuerdo, pero la mayoría de ellos estaban más interesados en quedarse inmediatamente con algunas fotos que para ellos tienen un valor sentimental, como son las fotos que les tomé de sus nietos, amigos, perros, etc. Pero me ha llamado la atención el darme cuenta de que el principal interés de ellos por colaborar conmigo en la realización de este video, estuvo motivada por una sencilla y fuerte amistad, pues ellos me han expresado y me lo han demostrado con hechos, para muchos de ellos es importante que me mantenga cercano a ellos, como un amigo, un confidente, un cómplice, un aliado. En una oportunidad me pidieron como amigo que intercediera ante un problema puntual que tenían con una visitadora social - yo literalmente me negué - y les dije que pensaba que era mejor que ellos hablaran directamente con ella, y en cierta forma se desilusionaron con mi actitud, pues contaban con mi intervención, pero a pesar de que me negué, siempre estuve disponible para conversar acerca de sus problemas y eso me lo agradecen siempre. De esta interrelaciónintersubjetiva trata gran parte de la reflexión final de esta Tesis. La regularidad e
intensidad de este trabajo de terreno estuvo dada por una fuerte
motivación hacia el tema general de “los ocupantes (ilegales) de los sitios eriazos de los barrios Yungay y Brasil de la comuna de Santiago”.Pero reconozco que éste era un pretexto para buscar una experiencia personal de encuentro intercultural fuera de mi espacio socio-cultural cotidiano, estaba predispuesto y especialmente motivado por una nostalgia existencial de un “Otro” idealizado, “los de abajo”, “los oprimidos”, “los marginados” quienes son los referentes por excelencia de todo movimiento de redención social. El hecho de ser un vecino más - nacido y criado en el barrio – aumentaba la sensación de ambigüedad de cohabitar un mismo espacio físico (el barrio), pero al mismo tiempo evidenciar la existencia de diversos espacios culturales sobrepuestos en un mismo lugar, en donde muchas veces estos casi no se tocan. Así me sumergí en la paradoja del antropólogo nativo que estudia en su propia comunidad, dentro de la cultura propia describiendo la alteridad que existe en esta co-habitación de espacios socio-culturales distintivos. Un aspecto importante es la referencia a los espacios micro-locales (los sitios eriazos con sus
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rucos) en donde se pueden localizar muchos fenómenos materiales que se refieren a la exclusión económica y social, y al mismo tiempo pude observar la deslocalización e invisibilización de estos lugares por parte de la percepción del transeunte común. Dentro de este contexto los habitantes de los sitios eriazos son invisibilizados (“gente invisible”) junto con sus pertenencias y espacios ocupados. Desde un punto de vista geográfico se podría decir que habitamos una misma comunidad (el barrio) como unidad territorial-espacial, pero en estricto rigor, a pesar de la proximidad y la vecindad existe una frontera sociocultural que resulta innegable en la experiencia cotidiana, y desde este punto de vista, el cual es el punto de vista que corresponde a mi propio espacio socio-cultural cotidiano, desde este espacio, los ocupantes de los sitios eriazos son designados como “Otros” con el estricto rigor de la palabra, que connota una alteridad distinguible. “Ellos” también me lo hicieron sentir claramente, a pesar de mis esfuerzos constantes por derribar estas fronteras, sin embargo este esfuerzo se vio recompensado con la amistad y la confianza que poco a poco fuimos alcanzando juntos, hasta alcanzar
el rapport suficiente para incluir una
cámara de video a estos encuentros y conversaciones, en donde fueron quedando los registros audiovisuales de estos encuentros. En la actualidad se han acumulado más de 20 horas de registro; todo este material fue procesado etnográficamente y reflexivamente; y sirvió para editar un video documental de 45min. de duración , además de numerosas secuencias editadas y condensadas las cuales fueron el material medular de este análisis etnográfico audiovisual y reflexivo, que rindió cuenta del proceso completo de investigación.
VII.-Sitios eriazos y "nómades urbanos": (Sobre el grupo o la unidad de estudio) El tema de estudio de los sitios eriazos surgió inicialmente como una inquietud de estudiar el territorio físico de ocupación, en relación con los grupos humanos que habitaban en ellos como una unidad sistémica, donde entran en juego las dinámicas de transformación del territorio, y la actividad humana como agente de esta transformación. Esta visión es congruente con los enfoques de la ecología cultural32 y la ecología de sistemas33. Fue así Por ecología cultural entendemos la corriente desarrollada por J. Steward durante los años treinta y cuarenta; en la cual se prioriza por el análisis de los efectos del entorno en la cultura, 32
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como se realizó esta exploración identificando un total de 7 sitios eriazos ocupados, en los cuales se reconocieron 17 grupos o unidades "familiares" de estudio, en un universo de 29 personas registradas34 como ocupantes de sitios eriazos.
7.1- Estudio de casos: Desde un comienzo para sistematizar la recolección de datos creí pertinente utilizar la metodología de los estudios de casos. Se tomó esta opción principalmente por que esta investigación fue concebida como una etnografía audiovisual de carácter exploratorio, con un fuerte énfasis es los aspectos cualitativos y descriptivos, la cual produciría una gran cantidad de de observaciones de campo, referentes a un amplio espectro de situaciones socio-culturales en un espacio no muy bien definido, por lo tanto se trató de establecer delimitaciones físico-espaciales respecto de los emplazamientos de estas ocupaciones humanas en diversos sitios eriazos dentro de los límites de los barrios Brasil y Yungay de la comuna de Santiago. Una vez definidas las unidades de observación, comenzó la acumulación de datos, como observaciones de campo y grabaciones de video, para realizar un análisis clínico de los casos que pudieran facilitar un posterior análisis interpretativo y reflexivo. Los estudios de caso y los análisis de tipo clínico, fueron las metodologías predilectas de la escuela sociológica de Chicago, sobretodo dentro de la tradición del interaccionismo considerando ésta como una adaptación al medio ambiente. Esta adaptación de la cultura al medio ambiente se da mediante la interrelación entre tecnología productiva y pautas conductuales de explotación del medio ambiente. También se consideran importantes los aportes de L. Withe durante los años cuarenta que incorpora el análisis del consumo energético de los sistemas socioculturales durante la implementación de los factores materiales y tecnológicos; como organizaciones tecnoeconómicas, sociales e ideológicas. (Steward:1955). La ecología de sistemas se basa en las nociones de "Biología del medio" de Odum, y la "biología del ecosistema" de Margalef. El ecosistema o sistema ecológico es el conjunto de relaciones que mantienen los componentes bióticos y abióticos en un área especial. Esta visión sistémica de interrelación entre poblaciones vivas y factores abióticos resulta muy pertinente para el estudio sistémico de poblaciones humanas
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Estas personas se refieren a ocupantes de sitios eriazos que accedieron a ser entrevistados audiovisualmente o sus relatos fueron recogidos a través de notas de campo. Este conteo puede ser impreciso debido a que muchos habitantes de sitios eriazos son habitantes esporádicos, que pasan periodos en la calle abierta, o en otras caletas urbanas, como puentes, cámaras de alcantarillado, etc. Aquí solo se consideraron los ocupantes más permanentes de los sitios eriazos. 34
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simbólico, perspectiva fundada por George Mead, Charles Cooley y John Dewey quienes centraron su atención en el estudio de los procesos de configuración de la identidad social, como producto de la interacción de los fenómenos sociopsicológicos que se producen al interior de pequeños "grupos de pertenencia", y de cómo estos grupos participan de espacios mas amplios de intercambio social. Para acceder a estos espacios de interacción esta corriente de estudio recurrió a la aplicación de métodos etnográficos de observación (en la ciudad) para ser aplicados en contextos microsociales (Pozzolli: 1999). Estos métodos se utilizaron sobre todo en los casos de estudio de minorías inmigrantes que formaban Getthos al interior de las grandes ciudades. Los estudios de casos fichaban las observaciones de los hechos particulares que iban aconteciendo (como lo hace la ficha clínica que registra la sintomatología expresada por los pacientes en el tiempo) observando la evolución de los acontecimientos, comparando y relacionando de acuerdo a diversos criterios analíticos y explicativos; de esta forma se sistematizaba la información recogida y se relacionaban los aspectos microsociales del acontecer social en la ciudad. Desde esta opción metodológica Rodrigo Moulian en su trabajo: “Magia, retórica y cognición: Un estudio de casos de textos mágicos y comunicación ritual”, enseña como el estudio de casos35 puede ser aplicado a un estudio cualitativo de carácter etnográfico, y al mismo tiempo puede ser una estrategia de análisis textual y semiológico. Según dice Tellis (citado por Moulian): “la característica quintaescencial de los estudios de caso es que ellos se esfuerzan por alcanzar la comprensión holística de los sistemas culturales de acción" (Moulian 2002: 58). En este sentido los sistemas culturales de acción se entienden como el conjunto interrelacionado de actividades en las que están comprometidos los actores en la situación social, por lo tanto, el estudio de casos intenta registrar la particularidad y la complejidad de la situación social. Por otra parte Moulian también dice citando a Delano, que los estudios de casos se caracterizan por una aspiración holística por comprender los hechos socioculturales en el contexto social y al mismo tiempo aplican una perspectiva emic hacia la comprensión de los hechos desde el punto de vista de los propios actores. (Moulian: 2002) . Moulian para definir su metodología de estudios de caso compila a diversos autores como Hartley, Yin, Freagin, Orum, Sjoberg y Tellis, que caracterizan y sistematizan diversos tipos de estudios de casos.
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En gran medida en esta Tesis opté por un estudio cualitativo de casos, porque esta estrategia permite la indagación empírica de los problemas de estudio en sus propios contextos, en donde se manifiestan, en los lugares donde pueden ser cubiertos por múltiples técnicas de recolección, y en especial es factible utilizar el registro audiovisual, como un soporte técnico-metodológico de mucha eficacia en la recolección de datos cualitativos. El registro audiovisual exploratorio (de la mayor cantidad de casos posibles), permitió establecer el universo de los casos registrados en el área de estudio, ya delimitada previamente por los límites urbanos de los barrios Brasil y Yungay.
7.2 - Unidades (Escalas) de Estudio: Para abordar la sistematización de las unidades de estudio durante el estudio exploratorio, se establecieron tres unidades correspondientes a tres escalas de observación, desde el territorio (macro) hasta el sujeto (micro). 1) Sitio Eriazo: Unidad espacial de ocupación territorial delimitada por el perímetro de la propiedad. Básicamente aquí se observa y se estudia la estructura material de la ocupación, y la disposición física de los elementos culturales, en función de la organización social que ocupa el sitio, poniendo un especial énfasis en la circulación y el intercambio de bienes y recursos con el entorno exterior al sitio, en tanto flujos energéticos y también simbólicos. 2) Unidad familiar o grupal: Se distinguen unidades familiares de parentesco, vinculación conyugal o convivencia afectiva, generalmente estas unidades habitan una estructura arquitectónica (un ruco) como unidad doméstica que delimita un cierto espacio íntimo o más privado. 3) Individuos: Nos referimos a los sujetos como casos individuales, tratando de indagar en sus historias de vida y relatos, observando también sus conductas personales en relación al grupo social.
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7.3- Casos Estudiados:
1.- Sitio Maipú c/n Santo Domingo. -Unidades Familiares: a) Turca y Negro. b) Pilar c) Peruano d) Galo
2.- Sitio Santo Domingo c/n Maturana: - Unidades Familiares: a) Nano y Chalo b) Chico c) Barrientos d) Ernesto. e) Pepe.
3,- Sitio Alameda c/n Brasil: - Unidades Familiares: a) Dany y Lily. b) Peiro c) Aron d) Gato
4.-Sitio Agustinas c/n Cumming - Unidades Familiares: a) Ricardo. 5.-Caleta Concha y Toro: - Unidades Familiares: a) Chico Rucio.
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6.- Caleta Bandejón-Pileta. - Unidades Familiares: a) Chica y niños
7.-Caleta Liceo Cervantes: a) Don Carlos.(Temuco) b) Don Héctor (Santiago).
-Sitios registrados pero no estudiados: 1) Sitio Sotomayor c/n Moneda. 2) Sitio Rosas c/n Maturana 3) Sitio Portales c/n Libertad Finalmente al momento de realizar el montaje definitivo del documental, a pesar de que revisé todo el material de cámara, no todos los sitios eriazos quedaron dentro del documental, ni tampoco todas las personas entrevistadas. En cierta forma, operó un criterio de selección del material en tres etapas, la primera al momento de revisar íntegramente el material de cámara y clasificarlo según criterios de relevancia etnográfica y audiovisual, luego una segunda instancia al momento de montar las secuencias condensando el material seleccionado, y luego al momento del montaje definitivo, ya con un criterio más narrativo en el cual se utilizaron algunas secuencias completas y otros fragmentos de otras que fueron fragmentadas; en este proceso algunas secuencias editadas quedaron fuera, y otras fueron considerablemente reducidas. El análisis de estas decisiones de montaje, es una interesante fuente de reflexión a cerca de los dispositivos (concientes e inconscientes) que operan al momento de hacer estas selecciones, esta reflexión será abordada en profundidad más adelante en la cuarta parte de este texto referido al montaje.
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TERCERA PARTE: EL RODAJE (Análisis y Reflexiones). VIII.- Etnografía audiovisual y tecnología: Entre el Home Video y el Broadcast Quality. (o la soga al cuello antes del rodaje). Estas filmando o grabando ?. Suele ser la típica pregunta que hacen los audiovisualistas para tantear (y tasar) más o menos, el nivel de producción en la cual estamos embarcados (en cuanto a costo y calidad del formato). En definitiva la pregunta va dirigida a saber de que pelo36 es nuestro trabajo. La respuesta no puede ser ligera o trivial; pues realmente existen distinciones sustantivas entre filmar y grabar; y no son entendidas como sinónimos, como suele ocurrir en el común de la gente que confunde o no distingue estos dos dominios. El ‘filmar’ implica el uso de película celuloide fotosensible y estamos hablando indiscutiblemente del formato Cine y todo el valor simbólico asociado al uso de este especializado y exclusivo Arte-oficio. En cambio al decir ‘grabar’ nos estamos refiriendo al uso de cintas magnéticas y al formato audiovisual del video, con todo el valor simbólico que ello implica. Obviamente entre ambos formatos audiovisuales existe una considerable brecha económica en cuanto a los costos de producción; ya que el formato cine es exorbitantemente más caro que el formato video, sin embargo, actualmente con la aparición del video digital de alta resolución surgió una buena alternativa económica para hacer más accesible el cine a los realizadores independientes, y paradógicamente abandonar el celuloide, y hacer cine digital a un bajo costo, sin sacrificar mucho la calidad de la imagen. Existen algunos ortodoxos, que no consideran a esto cine; sin embargo el cine digital se ha estado posicionando como un subgénero del cine; sobre todo adoptado por el circuito del llamado cine independiente; inclusive ciertos movimientos como el Cine Dogma, deben en gran parte su estilo y estética al reemplazo de las cámaras de cine por cámaras de video Por pelo se entiende en la jerga chilena, a la calidad de una persona, producto o servicio. Existe el pelo fino, la buena calidad, el medio pelo la calidad media, que no alcanza a ser suficiente y el mal pelo, la mala calidad. En tiempos de chile colonial se utilizaba el término medio pelo para referirse a los criollos de clase media, los cuales se daban ínfulas de españoles peninsulares y aristócratas sin serlo. Los aristócratas los develaban diciéndoles que eran de medio pelo. 36
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digital. Sin embargo; a pesar de esta convergencia indiscutible entre el cine y el video, esta evidente hibridación y retroalimentación de estos dos formatos audiovisuales -, creo que también persisten dos tradiciones culturales audiovisuales que pueden ser diferenciadas. Una es la tradición cinematográfica y la otra es la del video. Una que podría ser más ortodoxa, aristócrata y docta; y la otra que puede ser más vulgar, popular o prosaica. Entendiendo que estas dos tradiciones rara vez se encuentran "químicamente puras". En cierta forma, la discriminación de soportes audiovisuales según criterios de "calidad", también producen una cierta estratificación social de la producción audiovisual. En donde el cine tradicionalmente goza de un mayor privilegio social y profesional con respecto al video, en sus distintos formatos. Curiosamente, en la década de los ochentas en Chile, surgió un movimiento de audiovisualistas independientes en torno al tema del "video popular", como una forma de contrarrestar el poder y la influencia de los medios de comunicación establecidos (principalmente la televisión y el cine publicitario), tratando de legitimar el uso de medios audiovisuales no profesionales (video en formatos de media pulgada como: Betamax y VHS) por su bajo costo, accesibilidad y efectividad comunicativa, curiosamente estos movimientos surgieron a través del impulso dado por organizaciones no gubernamentales (ONG), opositoras al régimen militar, en este movimiento audiovisual participaron muchos profesionales que trabajaban en el ámbito del cine publicitario, pero dedicaban parte de su energía en capacitar a grupos de pobladores populares en el uso del video. Sin embargo dentro de este contexto, existían diferencias sustantivas dentro del movimiento del video popular según los medios empleados y el apoyo técnico con el cual podían contar, por ejemplo no se podía comparar en igualdad de condición; un video realizado en formato VHS (casero), con los videos realizados en formatos Umatic o Betacam (profesionales), a los cuales solo tenían acceso algunas organizaciones vinculadas con productoras profesionales que participaban dentro del mercado audiovisual institucional o comercial; inclusive muchas de estas producciones fueron financiadas con aportes externos provenientes de agencias internacionales; que apoyaban la labor institucional de las ONG que operaban en ese entonces. Esto nos hace reflexionar a cerca del vínculo que existe entre la utilización de los medios audiovisuales, y
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la dependencia tecno-económica que esta actividad genera; pues no cabe la menor duda de que si queremos un cierto grado de calidad, tenemos que necesariamente pagar por ella, y pensar en la forma de conseguir los recursos financieros adecuados; - es decir entrar en la lógica de la producción económica .- o sino, adecuar los medios audiovisuales disponibles a nuestros limitados recursos financieros. Esta fue mi opción para la realización de esta etnografía audiovisual, traté de acceder a una cámara de video digital 8, de calidad aceptable desde un punto de vista común (formato Home Video; según la norma comercial), es decir me compré la típica cámara de video casero, eso sí la más sofisticada de las caseras para acercarme lo más posible a un formato institucional o profesional. Entre los realizadores profesionales del formato video siempre ha existido esta discriminación en cuanto a la calidad profesional de los soportes de trabajo, y en cierta forma, también se opera paralelamente con un criterio de discriminación simbólica que establece criterios de valoración (y de estatus) de las distintas producciones según ciertos criterios "objetivos" como lo es la norma internacional Broadcast Quality sobre la cual se basan los canales de televisión para controlar la calidad de la producción. Dentro de esta norma solo entran imágenes y sonidos producidos dentro de un rango; (medido con osciloscopio electrónico) que solo es posible de obtener con cámaras 3CCD, de formatos digitales MiniDV, DV; DVcam y HG, y también los formatos análogos Betacam SP y Umatic que están al borde de ser descontinuados. Si bien los costos de las cámaras Mini DV están cada vez mas bajos, la cámara más barata que cumpla estas características esta hoy a más de un millón de pesos en el mercado, por lo tanto todavía para mí es una cámara inaccesible, y mi modo de trabajar es un modo más autónomo, y no me gusta la idea de trabajar con cámaras arrendadas o prestadas. ¿Un antropólogo dedicado a la etnografía visual en que norma debería trabajar?; ¿será adecuado trabajar en un formato casero, semi-profesional ?. Estas preguntas me las hice miles de veces antes de decidirme a embarcar en la aventura de hacer mi primera etnografía audiovisual. Primero pensé en tratar de gestionar a algún fondo concursable, envié el proyecto a un concurso Fondart del año 2001, - y no me lo gané - si no hubiera hecho este video en formato mini DV. Intenté conseguir fondos por otros lados, incluyendo mi
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universidad, y ante éste rotundo fracaso en la gestión financiera de este proyecto, decidí embarcarme en una auto-producción, apelando a la posibilidad de realizar una etnografía visual de forma autónoma, minimalista y austera. Pero en definitiva ¿Qué es lo que debería dar el valor a una etnografía audiovisual ?, ¿Qué criterios son los realmente relevantes para hacer una etnografía audiovisual?, ¿Qué tanto puede estar determinado ya de antemano el "valor" de un trabajo etnográfico audiovisual, por el simple hecho de usar un determinado modo de producción?. Llegué a la conclusión de que los criterios etnográficos y antropológicos tendrían que ser más importantes, que los criterios técnicos y de formato audiovisual. Así que con tener una imagen aceptable en una pantalla y tener un sonido distinguible, ya me daba por satisfecho. Una vez embarcado en el formato video, me puse a pensar si existían tal vez diferencias entre un modo de producción cine y un modo de producción video, diferencias que fueran significativas al momento de hacer una etnografía audiovisual. ¿Qué tanto puede determinar la materialidad del soporte el tratamiento audiovisual y el resultado final ?. Básicamente las operaciones narrativas y retóricas audiovisuales posibles son las mismas en los diferentes formatos, salvo algunos recursos como efectos visuales o digitales distintivos, pero básicamente yo no pensaba utilizar efectos especiales ya que solo trabajaría con imágenes normales, bien expuestas y al momento de montar me imaginaba que lo haría fundamentalmente por corte directo. Por lo tanto, si reconocemos en el desarrollo del arte cinematográfico las bases del lo que hoy llamamos lenguaje audiovisual (cinemático), también podríamos argumentar que ha existido en el devenir histórico de este lenguaje cinemático una constante evolución y mutación, producto del surgimiento de distintos soportes materiales; tecnológicos y nuevos modos de organización de la producción, - que de alguna manera afectan las formas de narrar y retoricar - y que han dado como resultado la producción de diversos géneros expresivos de Cine y también han generado nuevos géneros audiovisuales de otro orden (tecnológico-expresivo), que desbordan las normas canónicas del cine , como es lo que ocurre con el video y los multimedia (o net art). Este proceso de distinción al interior del lenguaje cinemático podría entenderse como un proceso análogo a lo que sucede con las mutaciones lingüísticas que
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ocurren dentro de una lengua madre al derivar en diversos sociolectos37; pues del Cine han surgido diversas voces o hablas diferenciadas, y en muchos casos se habla de estos como si fueran lenguajes independientes (aun que en estricto rigor tal vez no lo sean). Este es el caso del llamado "lenguaje del video", al cual defienden sus cultores autodenominados videastas en oposición a los cineastas; quienes reclaman un espacio propio para el videoarte que los distinga del género cinematográfico. A propósito de este tema Jean Paul Fargier dice: "Cine y video están hechos de la misma carne, son subculturas que divergen en sus religiones"…"el dios real solo es para el séptimo arte (el cine) para el arte que no logró constituirse en octavo arte (el video) , es un no-dios, sino un ídolo" (Fargier: 1994); y al respecto también el videasta Néstor Olhagaray dice "…yo puedo trabajar el video a la manera cinematográfica , y es lo que abunda , pero también cabe la otra posibilidad , la cual pretendo motivar con inquietudes que tengan relación con el medio video "un videovideo" un medio que implica una tecnología, un soporte, una serie de recursos expresivos propios"(Olhagaray:2002:49) Si bien es posible distinguir ciertos tratamientos particulares del genero video-arte, en el uso de ciertos recursos expresivos propios (más cómo género expresivo-estético que cómo soporte), también se pueden observar ciertas capacidades que brinda el formato video, justamente esta capacidad de incentivar la apropiación amigable de los dispositivos (muchos de ellos automáticos), los cuales propician un acercamiento creativo con estos dispositivos; lo cual no quiere decir que en el uso de una cámara de cine no existan estos, pero estas posibilidades creativas son distintas, sobre todo en el caso de la interactividad del video, en el sentido - por ejemplo - de poder rebobinar la cinta casi al instante y revisar el material recién grabado, y mostrárselo al sujeto grabado. Lo cual cambia inmediatamente la actitud hacia la imagen grabada y permite una cierta retroalimentación con las formas de grabar y tratar la imagen. El cine en este sentido es ciego durante el rodaje; hay que confiar en el fotómetro o en la habilidad del director de foto para saber si la exposición es la correcta, esto limita las posibilidades de correr riesgos y corregir en la marcha durante el rodaje, pues el momento de revisar lo grabado se da en el
Dialectos socio-culturales, diatópicas: correspondientes a distinciones lingüísticas en comunidades diferenciadas de hablantes, por ejemplo por factores diatópicos debido a discontinuidades geográficas o espaciales o factores diastráticos: por constitución de comunidades diferenciadas por estratos sociales. 37
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cine al momento del revelado y el copiado en positivo de la película38. Otra característica de las cámaras nuevas del video es el visor-pantalla, de cristal líquido que permite colocar la cámara en diversos ángulos lo cual permite variar los encuadres y tiros de cámara, y sobretodo también permite al camarógrafo mirarse a si mismo mientras se graba, o mostrarle a los sujetos su imagen mientras son grabados, en estos casos la pantalla de cristal líquido funciona como un "espejo" en tiempo real, lo cual a mi entender incentiva enormemente las cualidades reflexivas del formato video. Sin duda el referente más próximo a la etnografía visual es el cine etnográfico. ¿Entonces será correcto seguir hablando de cine etnográfico cuando la mayoría de las etnografías visuales hechas actualmente se hacen en video?. ¿Existirán grandes diferencias en el modo de rodar de Jean Rouch con su cámara de cine 16mm con sonido sincrónico, a la forma de rodar actualmente con una cámara digital?. Si Rouch innovó aprovechando las ventajas técnicas que le permitía la cámara de 16mm para crear el estilo cinema verite; ¿Qué nuevo estilo etnográfico audiovisual podrá surgir de estas nuevas cualidades tecnológicas del video digital ?. El uso del video como formato audiovisual es un desarrollo industrial más reciente que se desprende de la tradición cinematográfica, y corresponde a la era electrónica desarrollada a partir de los años sesenta (en cambio el cine corresponde a la primera revolución industrial metal-mecánica de principios del siglo XX). El uso del video esta emparentado con el surgimiento de la Televisión, pero luego se independiza de ella con el surgimiento del video tape (la cinta magnética), la cual hace transportable a las cámaras de video, y estas remplazan a las cámaras de cine 16mm usadas comúnmente para el reportaje de prensa, y al 8mm usadas para el cine casero. En la década de los ochentas se empieza a popularizar y masificar el uso del video casero por que es significativamente más barato que el cine, aún que es evidentemente de peor calidad, tanto en imagen como en sonido, sin embargo posteriormente surge la llamada cultura del "video clip", como un fenómeno de cultura pop, popularizando el uso de algunos efectos electrónicos como: croma key; wipes, etc.
Aun que ahora existen dispositivos simuladores de la exposición y que graban las secuencias en video paralelamente, para poder revisar las escenas recién grabadas en cine.
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construyendo toda una estética distintiva. En cierta forma podríamos decir que el desarrollo del video en la era electrónica y ahora en la era digital; han sido los factores tecnomateriales que han acelerado la mutación genérica del cine, o bien decir que la era digital funde e hibridiza ambas tradiciones culturales audiovisuales. Por lo tanto, asumiendo este carácter híbrido, me embarqué en esta tarea de realizar una etnografía audiovisual, - desde la precariedad de mis recursos limitados - optando por el uso deliberado del formato de video digital 8, como una forma de experimentar también en un modo de producción más autónomo y amigable para realizar una etnografía reflexiva. Siempre pensé que para hacer un trabajo etnográfico lo ideal sería optar por un equipo audiovisual lo más pequeño posible, lo más minimalista en todo sentido. La idea era aprovechar la autonomía que brindan los nuevos equipos electrónicos de la era digital. Cámaras super compactas y ligeras, de buena resolución en imagen, con un sistema de audio sincrónico bastante decente, y una autonomía de alimentación eléctrica considerable (dos horas continuas por cada batería pequeña de litio). Todas estas características sumadas a un valor de mercado cada vez más accesible, hicieron posible que pudiera comprar una cámara Sony Digital 8 DCR-TRV720, por algo más de 550 dólares; pues la encargué a Miami. La cámara la encontré demasiado básica cuando la desembalé; - me desilusionó - a pesar de que tenía un buen zoom 450x, Super Nigth Shot, Memory Stick, Super Laser Link, AE program, enfoque e iris manual-automático, y chorrocientos efectos digitales. La cámara evidentemente no era una cámara Broadcast Quality - es decir no cumplía con los requerimientos mínimos para ser un equipo de calidad profesional- , era lo que es, una buena cámara, de las mejores de la norma Home Video, es decir, de las cámaras para uso casero. Esta opción por proponerme hacer un trabajo serio con un equipo casero o subestándar podía ser interpretado como ponerme la soga al cuello de antemano y liquidarme desde un punto de vista audiovisual profesional, al empezar a grabar con equipos subestándar, sin embargo me pregunté ¿Cómo Raul Ruíz pudo hacer gran cine en 8mm? , y ¿ Porqué nosotros no?, en mi caso creo que llevé esta opción al extremo, partiendo por ser uno mismo el camarógrafo-editor-sonidista-productor de prácticamente el documental íntegro, y prácticamente auto-financiar la producción entera. Lo cual en cierto modo puede ser interpretado como una clara opción por un minimalismo de la producción, o también
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puede ser interpretado como una forma de ocultar una incapacidad para la gestión de la producción, o falta de competencia para trabajar en equipo. Sin embargo, la capacidad de establecer confianza con los sujetos y alcanzar altos grados de intimidad, que en gran parte se da por las características de esta forma de trabajo, la cual puede ser menos invasiva y más amigable.
IX.- Las decisiones de la puesta en cámara: (registrando en función del montaje). Desde un comienzo, el trabajo de cámara para realizar este documental se planteó desde la idea de complementar dos puntos de vista, - o acercamientos que se tienden a ver como irreconciliables -, uno es el punto de vista observacional de tipo analítico propio de la tradición naturalista, y el otro es el punto de vista participativo y empático. El trabajo de cámara observacional trata de observar y describir principalmente los espacios como contextos materiales y espaciales en donde se desarrolla la etnografía. El uso de esta mirada observacional, es distante y no involucrada con los acontecimientos, se esfuerza por mantener una cierta “distancia analítica”, la cual supuestamente garantiza la no perturbación y alteración los contextos "naturales" de la observación. Esta mirada intenta localizar y situar a los objetos y sujetos (sus imágenes) en relación a sus desplazamientos (o conductas) observadas en un espacio-tiempo determinado (el contexto físico-espacial). Esta mirada se centra principalmente en los procesos de transformación y las acciones observables, que en cierta forma modifican el entorno. Se trata de registrar las conductas lo más “naturalmente” posible, por eso la pretensión de los observadores naturalistas siempre ha sido tratar de hacerse invisibles, para así no perturbar la observación. Esta idea de tratar de invisibilizarse (como un espía que observa camuflado desde su escondite), ha sido la pretensión del observador conspicuo que supuestamente podría lograr una situación de observación ideal para el trabajo científico, en un ambiente controlado, aséptico no contaminado y no perturbado, tratando de emular las condiciones de un laboratorio. Esta es una idea bastante cuestionada hoy en día en antropología, sobre todo después de las críticas postmodernas al cientificismo y al positivismo, y prácticamente hoy en día ya casi nadie defiende la objetividad o la idea de que es accesible la "realidad" única; como lo aseveraban
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antes los naturalistas y positivistas que creían en la fiabilidad empírica de la observación como un criterio casi absoluto de validación objetiva39. En cuanto a esta otra mirada - la participativa-, ésta se involucra directamente en las dinámicas sociales, e interactúa fluidamente con los sujetos, privilegiando siempre la vía de la empatía y el acercamiento sincero con el otro (como un legitimo otro en la convivencia), estableciendo lazos de mutuo acuerdo, confianza, colaboración y complicidad. Este ha sido básicamente el sello de la etnografía contemporánea, la cual valora por sobretodo el relativismo cultural y un acercamiento respetuoso hacia los sujetos de estudio, tratando de evitar todo tipo de práctica discriminadora o etnocéntrica. Esta mirada tiende a centrarse desde la interacción en el lenguaje oral, y pretende rescatar los relatos en sus voces originales. Ahora, está claro que en una situación de estudio, la perturbación del etnógrafo es un hecho imposible de evitar, que más aún forma parte integral del modelo epistemológico de investigación, y se estudia como tal, como un componente más del círculo hermenéutico. Sin embargo, la idea de revalorar y utilizar el punto de vista observacional no se trata de una simple defensa de un punto de vista esencialista o mucho menos una pretensión objetivista; no obstante, un cierto énfasis puesto en los aspectos espaciales y materiales a través del punto de vista observacional puede equilibrar a una mirada construida exclusivamente desde un énfasis puesto en la intersubjetividad y la participación. El punto de vista observacional sirve para contrastar y tener otro punto de vista al momento de interpretar - por ejemplo - las declaraciones o narraciones hechas por sujetos desde la oralidad, y contrastarlas con las conductas y acciones observadas. En cierta forma, es recoger la preocupación de este viejo refrán popular que dice: "Del dicho al hecho hay mucho trecho", y de esta forma confrontar los relatos con las prácticas observadas. Comúnmente las etnografías contemporáneas tienden a quedarse con la verdad parcial de los relatos, explícitos (e implícitos) aceptando solo una dimensión interpretativa de los mismos, (solo la dimensión idealista simbólica o mental), sin embargo se desdeñan las observaciones conductuales (materialistas, físicas y pragmáticas) posiblemente, por
Manuel Delgado defiende una postura de revalorar el punto de vista observacional al momento de hacer trabajo etnográfico, pues él considera que este punto de vista está en cierta forma desdeñado por las nuevas tendencias postmodernas e interpretativas. Ver "El Animal Público " (Delgado: 1999). 39
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consideraciones éticas, debido a la dificultad de asumir la responsabilidad de emitir juicios y distinciones analíticas, sobre dominios (físicos, materiales y subjetivos) que no pueden ser validados en si mismos como una exterioridad objetivable, más que cómo criterios arbitrarios de distinción emitidos por un sujeto. Sin embargo, esta tarea "sucia" puede ser sumamente provechosa si se hace de una forma criteriosa, responsable y sobretodo autocrítica; considerando siempre estos juicios y distinciones, como operaciones mentales (arbitrarias y convencionales), y no como constataciones de una realidad objetiva. Esta claro que esta "verdad objetiva" es prácticamente inaccesible; sin embargo no podemos desdeñar todo lo que nos aporta la "observación directa" (o mejor dicho la percepción sensorial acoplada estructuralmente con el entorno) que trata de configurar una imagen de "realidad" a partir de los "datos" que se obtienen de la observación. Por que no utilizar el mismo rigor fenomenológico, interpretativo y epistemológico a nuestras distinciones provenientes de la observación directa, del mismo modo como también lo hacemos con los "datos" que obtenemos de un relato, una conversación, o un documento escrito.- ¿Por qué desdeñamos las fuentes que hacen referencia a la observación de un entorno material, si estas también son eminentemente subjetivas y dependientes del observador? -, ¿Acaso la persona que observa y distingue - en su subjetividad - no puede ser sometida a una interpretación similar?. Durante el trabajo de campo, cámara en mano, me centré tanto en la observación materialista de los contextos sociales, ecológicos y urbanos; como en los aspectos intersubjetivos de una interacción cara a cara. Me dediqué con tanto esfuerzo a la observación distante tratando de entender las dinámicas de la ocupación de los sitios eriazos en relación con el entorno geográfico del barrio y de la ciudad, así cómo también me esforcé al máximo para alcanzar el mayor grado de intimidad posible con las personas involucradas en este estudio, y hacerlos partícipes de esta investigación, a través de una interacción basada en la confianza y la aceptación (un buen rapport) y esto se daba también al presentar la cámara y hacer que ésta se volviera algo familiar . Una vez naturalizada la cámara, - como una extensión del antropólogo preguntón -, para que ésta se volviera cada vez más intimista. Esta confianza me permitió grabar muchas veces con bastante soltura, permitiéndome inclusive hacer de esta actividad una práctica casi automática o
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subconsciente, a pesar de que los criterios que ocupaba ya estaban en cierta forma predeterminados; en la idea de registrar lo más posible los contextos y las acciones completas, siempre en función de producir un material de cámara pensando en un montaje posterior. Básicamente la única idea preconcebida era tratar de registrar todo en función de poder editar secuencias descriptivas, - en función de este cruce de miradas observacionales y participativas -, que nos permitieran montar y "reconstruir" narrativamente el contexto audiovisual del proceso etnográfico.
X.-Sobre la experiencia del trabajo de rodaje: La idea de hacer este documental etnográfico surgió cuando cursaba el quinto año de carrera, entonces partí haciendo las primeras tomas del barrio, y también hice las primeras entrevistas a algunos amigos que serían mis "informantes claves"; desde ese entonces ya tenía la idea de realizar mi tesis de grado en esta temática; - la realización de una etnografía audiovisual sobre los ocupantes de los sitios eriazos -, como producto de un largo periodo de observación, y acercamiento al tema sin apuros y a un ritmo determinado por el propio fluir de la interacción, sin apuros. Estas eran las ventajas que yo suponía que tenía el hacer una investigación etnográfica totalmente movida por inquietudes propias, en el seno de mi barrio. El tema me interesaba demasiado, y ésta motivación, y ésta facilidad de acceso, tal vez, finalmente jugo un poco en contra, y el trabajo terminó por ser nada de fácil y sumamente complicado, no por tener que viajar grandes distancias, hacer mucho esfuerzo físico o soportar climas extremos, sino porque la intensidad emocional de estos encuentros perturbaban mi vida cotidiana, y era yo quien iba a éste encuentro - era mi responsabilidad ; lo pasé muy bien y lo pasé muy mal. Me quedé un buen tiempo solo registrando e interactuando, sin saber que hacer con todo el material que iba acumulando, este era el principal problema; no sabía como digerir ese cúmulo de experiencias nuevas y tanto material recopilado. Por lo tanto éste exceso de motivación, creo que tuvo mucho de complicación, y yo antes pensaba que el hacer una etnografía en el seno de mi propio barrio iba a ser necesariamente un trabajo más fácil, mas económico y sencillo, porque suponía que no significaba grandes esfuerzos en planificar y gestionar recursos financieros, para
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hacer largos viajes de terreno con el equipo audiovisual, pues el terreno estaba prácticamente a la vuelta de la esquina; sin embargo esta accesibilidad al mismo tiempo finalmente jugó en contra, pues si bien espacialmente solo caminaba unas cuantas cuadras, interiormente, mentalmente y emocionalmente, sentía que recorría kilómetros y kilómetros al interior de cada relato de vida, de cada habitante de sitio eriazo, y luego inmediatamente el regreso a la cotidianidad, a mi casa, mi hogar nunca era un regreso, siempre llevaba el trabajo de terreno de vuelta a casa, no había ningún momento de descanso mental - ningún reset - era una obsesión de querer penetrar en la intimidad de estas personas sin violentarlos; tratando de ganarme la confianza de ellos, exponiéndome tal cual, con mis intenciones explícitas de querer conocerlos en profundidad. Comencé el rodaje en agosto del año 2001 y lo continué hasta septiembre del año 2004; me demoré tres años solo en esta larga etapa de observación-participación-registro. Nunca pensé que me iba a demorar tanto tiempo solo en el rodaje, pero la verdad es que me mantuve grabando inclusive hasta en los momentos en que estaba montando el material de esta etnografía audiovisual. Decidí darle un corte drástico a esta obsesión-compulsión por registrar y dejé de hacerlo el año 2004, sino hubiera continuado sin fin. Me sentía como un coleccionista obsesivo de relatos de vidas ajenas, - y no me gustó -, por que tenía mi vida afectiva y familiar desatendidas. Era el momento de comenzar el regreso a casa; - el fin del trabajo de campo -, terminar definitivamente la Tesis y empezar a escribir. Terminar de una vez por todas con este largo tramite. Las primeras secuencias las grabé en agosto del 2001con mi cámara Digital 8 nueva, entre secuencias familiares, empezaba a grabar sistemáticamente un sitio eriazo de calle Agustinas casi al llegar a Ricardo Cumming. Este sitio me llamaba mucho la atención, se notaba que estaba ocupado por que al fondo se podía ver un ruco hecho de maderas y plásticos, y varios objetos instalados de formas extrañas, amontonamientos de piedras; apilamiento de maderas, chatarras y desperdicios en un orden bastante estético, "decorando" u "organizando" el sitio eriazo de una forma muy singular. Para mi eran verdaderas instalaciones artísticas, de alguien con un desarrollado sentido del espacio y sobretodo con un deseo de expresión visual. Estas "instalaciones" estaban mirando hacia la
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vereda; a la vista de las personas que transitaban por la calle. En este sitio eriazo vivía solo con su perro Ricardo, un joven esquizofrénico del cual me hice muy amigo, a quien después pude entrevistar en numerosas oportunidades. También en este mismo mes inicié las primeras grabaciones participativas con mis amigos del sitio eriazo de calle Santo Domingo, ellos no tenían ningún problema con participar y ayudarme en mi trabajo, y no tenían problema con que usara la cámara para entrevistarlos o grabarlos cuando ellos trabajaban. De hecho, a ellos los conocí en marzo del 2001 y fueron los primeros en colaborar con mi investigación; aquí pongo un fragmento de mi diario de campo en el cual cuento como fue este primer contacto y como primero introduje la cámara fotográfica al estudio de campo:
Rucos de Santo Domingo (El primer contacto) 29-marzo 2001. El sitio eriazo ubicado en calle Santo Domingo, vereda norte entre Ricardo Cumming y Maturana; siempre me había llamado la atención. Inclusive le había sacado algunas fotos hace un tiempo atrás y siempre me dio curiosidad conocer a las personas que ocupaban este sitio. Venía de ir a dejarle la colación a mi hijo Emiliano al colegio Alonso de Ercilla que queda en la calle Maturana, serían como la una y media de la tarde, iba yo en bicicleta y me encontré a la entrada del sitio con un señor medio huasqueado40 que llevaba un atado de cartones; resultó ser Don Barrientos (un hombre de unos cuarenta y tantos años), luego salieron del sitio dos señoras una gorda y una muy flaca a mirar quien estaba afuera conversando con Barrientos; y luego se asomó un joven como de treinta años. Les conté quien era yo, y les dije que estaba haciendo un estudio, y era estudiante de antropología de la Universidad Bolivariana, y que estaba interesado en conocerlos para saber si les interesaba colaborar conmigo en hacer este trabajo de investigación. (En ese entonces no 40
Chilenismo que significa estar algo subido de copas pero no totalmente borracho.
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tenía muy claro si este sería definitivamente mi tema de Tesis, sencillamente tenía curiosidad y estaba tanteando terreno). - “¡ Ah¡ La universidad Bolivariana si la conocemos” – contestaron Barrientos y el “Chico– me ayudaron a entrar la bici al sitio, por un agujero en la pared que hacia de entrada a un metro del nivel del piso. Me convidaron de entrada una cañita de vino blanco y conversamos un rato. Me sentía muy observado. Barrientos y el “Chico” decían que ubicaban la Universidad por que salían a cartonear41 por calle Huérfanos y de allí la ubicaban, porque a veces le “macheteaban”42 una moneda o un cigarro a los estudiantes – “son buena honda los estudiantes” – dijeron-. Estaban haciendo una cazuela con dos ollas sobre las brasas. El líder del grupo – pensé - debe ser el “Nano”, pareja de Rosario “Chalo” ( la mujer gordita). Ellos me contaron que trabajaban principalmente recogiendo cartón, y que lo venden a 20 pesos el kilo a un predicador evangélico que vive al frente. No me había dado cuenta, pero justo al frente, cruzando la calle, en otra fachada derruida había otro sitio ocupado, el sitio era más pequeño y estaba más densamente ocupado por mediaguas una junto a la otra en dos hileras dejando un angosto pasillo, de lado a lado por el sombrío pasillo colgaban ropa a secar. ¿Quizás cuantas personas viven allí? – pensé - al parecer hay seis casas muy apretadas en un reducido espacio. La Chalo me contó que ellos (los de al frente) siempre han mirado el sitio donde ella vive con ojos de venir a quedarse aquí, por que tiene mucho más espacio, pero por ningún motivo ellos (la Chalo y el resto de los residentes del sitio) pensarían en dejar venir a vivir al sitio a mas personas, porque dicen que así están bien, ya se conocen y se tienen confianza, y se turnan para cuidar el sitio, no dejarlo solo; además necesitan el espacio amplio para guardar cartón y no quieren atados con mas vecinos.
Actividad que consiste en recoger cartones de la basura para después venderlos por kilo, en ese entonces el cartón se pagaba a 20 pesos el Kilo. 42 Viene de “machetear” que es la acción de pedir en la calle. Principalmente se piden monedas (dinero), cigarros y alimentos. 41
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Luego se incorporó a la conversación el “chupacabras” (Ernesto), que estaba “enfermo de curado”43 según le decían sus compañeros. Ernesto repetía a cada rato, “soy amigo de los universitarios del ARCIS que quemaron a un paco”. La Chalo y el Chico le corregían a cada rato que “nada que ver” que yo era de la Bolivariana; pero Ernesto insistía en que él me había visto en el ARCIS. El Nano por otro lado me contaba que había nacido en Nehuentue, cerca de Puerto Saavedra, y que le gustaba este estilo de vida en un sitio así como este, donde se puede hacer fuego y tomarse un vinito tranquilo. Pero dejó en claro que lo que más le gustaría al él sería surgir; y por eso dice que esta juntando cartón para poder surgir, para poder tener algo propio. Conversamos un buen rato más entre todos y les plantee la posibilidad de que me dejaran sacarles algunas fotos para una próxima visita y me dijeron que ningún problema, que ellos estaban de acuerdo con colaborar con mi trabajo por que se notaba que yo era una persona con buenas intenciones. El Nano se me acercó y me dijo que yo le había caído bien, y que sólo por eso nomás me daba permiso para continuar con mi idea de entrevistarlos y sacarles fotos. Hacia septiembre del 2001 estaba completamente sumergido en la tarea de realizar una etnografía visual y registrar la mayor cantidad de detalles posibles; me gastaba gran parte de mi escaso dinero en cintas de video, y estaba en la etapa más intensa de trabajo; grababa casi todos los días en el sitio de Santo Domingo; y la relación de complicidad con Ernesto, Víctor, la Chalo, el Nano y Barrientos estaba muy buena, ellos tenían mucho interés es contarme muchas cosas y participar de esta idea de hacer un video acerca de sus vidas. Grabo sin problemas situaciones de vida cotidiana, solo me auto censuro - por pudor ante tanta intimidad -, y trato de ser más prudente. Me dedico a hacer secuencias descriptivas de las faenas del trabajo del reciclaje del cartón, los procesos de recolección, el acopio, y el amarre del cartón. Simultáneamente mezclo actitudes de cámara observacional y participativa. En ese entonces tomo contacto con los habitantes del sitio eriazo de Alameda con Brasil: 43
Muy Borracho.
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Jueves 27 de Septiembre 2001 ( Primer Contacto) Fui en la tarde como a las 4 PM a visitar los rucos cercanos a mi nuevo barrio (Brasil). Quería ir a ver un sitio que al que ya le tenía echado el ojo. Este sitio eriazo queda por la Alameda entre José Toribio Medina y Almirante Barroso. Este es un sitio muy piola y grande con mucho fondo. Sabía que adentro vivía gente por que se apenas se alcanzaba a ver algunos rucos al fondo. Entonces grité frente a la reja - haló!!!- y me ladraron los perros y salió Lily - ¡ , me sorprendí ! - era una amiga de la Chalo que hacía tiempo la había conocido en el sitio de Santo Domingo. Lily me reconoció y le conté que quería conocer a las personas que vivían allí, y que tenía interés en entrevistarlos. Me dijo que pasara como a las 11 AM del viernes, o hoy en la noche; y me dijo que ahí podía conocer a su pareja el Dany. Lunes 1 de Octubre 2001 12: 30 A.M. Después de ir a pagar la luz pasé a ver los rucos de Alameda. Llegue hasta el agujero de la reja metálica que cierra el sitio y entré - como me había dicho antes la Lily – “cuando venga entre nomás nadie le va a venir a abrir la puerta”, y efectivamente no existe puerta, y el sitio es tan grande, que se hace difícil escuchar desde el fondo donde están los rucos, además, debe ser muy poco piola que alguien se ponga a gritar ¡ Haló ¡ desde afuera, como lo hice yo cuando la Lily me salió a recibir con cara de extrañada. Entonces esta vez llegué y entré, y de inmediato los perros se pusieron a ladrar furiosos y fueron a mi encuentro. Me dio mucho susto. Veía los hocicos babosos de los perros ladrándome muy cerca con sus agudos colmillos. Por suerte salió el Dany a recibirme y calmó a los perros. Me cayó muy bien de presencia - inmediatamente - por su rostro sonriente.
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Era un joven de unos veintidós años, y se veía como una persona muy alegre y fresca, se presentó y me dijo que estuvo esperando mi visita para el mismo día viernes en el cual hable con Lily. Me contó que se le había caído el ruco: "se me quebraron unos palos" – dijo - y después me contó que el vivía en ese sitio desde los 3 años de edad. Estaba también la Lily y se me acercó para preguntarme si no había visto a la tía Chalo, y le dije que la había visto el jueves. Me contó que el otro día había venido otro universitario para hacerles una movida con el Hogar de Cristo para poner una media agua en el sitio, - "este sitio tiene como 28 años botado” – dijo el Dany. “Una vez vino el dueño a echarme y me quedé nomás, después vino el hijo
parece?..también a sacarme y después de artos años, y le
dije que yo vivía acá. Me reclamo que yo tenía el sitio sucio, …shi, mah encima quería se lo limpiara”.La Lily dijo que ahora tal vez se van a venir a vivir con ellos unos amigos al sitio. También contó que “antes se habían venido a vivir unos cabros punk, pero eran muy escandalosos y buenos para la pelea, llegaron los pacos y los desalojaron a todos”.Ellos me contaron que también los pacos los han desalojado del sitio, y se han tenido que ir a dormir al bandejón de la Alameda, en la plaza, pero que después siempre vuelven al sitio. Dany dice: “Que tanta guea, tanta cuática, si ¿quién se va comprar este sitio?, si creo que están pidiendo como 800 millones”. El día 12 de Septiembre después del atentado a las torres gemelas; me encuentro con los chicos del sitio eriazo de Santo Domingo y nos dedicamos a ver la televisión y comentar los hechos; ese mismo día grabe unas "hermosas" secuencias, una de Ernesto, lavándose, peinándose y cepillándose los diente; y otra de una conversación entre Chalo y Ernesto a propósito del atentado. Este tema fue seguido durante casi toda la semana, por que a ellos les interesaba mucho comentarlo. En octubre del 2001 asistí a la fiesta "Santiago Amable" que se realizó en calle Matucana, fue un día domingo, mi intención era grabar algúnas tomas de la vida del barrio y sobretodo las reacciones de los vecinos ante esta fiesta de la cultura ciudadana, organizada por diversas organizaciones culturales barriales. Asistí a esta fiesta con mi esposa, mis hijos y
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una amiga de la familia, en esa oportunidad me dediqué a seguir con cámara a Orlandosky, un señor que vivía en una caleta de la calle huérfanos, bajo el puente peatonal. Orlandosky era un vagabundo y machetero muy cómico, de agradable trato y conversación amable, muy querido por los estudiantes del ARCIS a quienes les macheteaba unas monedas para comprar su copete. Orlandosky es alcohólico y usa su simpatía para llegar a las personas y pedirles una moneda de forma ingeniosa. Siempre ví a Orlandosky de buen humor y por este motivo me llamaba mucho la atención como personaje, aún que sabía que el no vivía en un sitio eriazo, de todos modos me parecía relevante registrarlo. Cuando fui con cámara a esta fiesta pensaba solo hacer algunas tomas generales y grabar algo de ambiente, pero me encontré con Orlandosky que estaba bailando en los múltiples escenarios desplegados por calle Matucana, se acercaba a las tarimas y empezaba a bailar desenfadado al ritmo de la música que fuera, lo grabé bailando Jazz frente a la orquesta "Big Band" de la Pincoya, el público se reía a mares con sus movimientos similares a los de Cantinflas mientras la banda interpretaba un jazz al estilo Ray Coniff. Luego, se desplazó a otro escenario donde un conjunto ejecutaba música andina con quenas y zampoñas, donde Orlandosky también hacia su show de baile. Sin darme cuenta me quedé solo, mi familia se fue y yo seguía grabando a Orlandosky siempre desde un punto de vista observacional, a pesar de que estaba con cámara en mano y me confundía como uno más en el público, yo no era simplemente uno más, era un observador al asecho de Orlandosky, quien bailaba ahora hip hop, luego bailaba Slam44 al son de una banda de Agro Metal, y luego bebía con unos jóvenes que le convidaban chelas45. A pesar de que grabé un muy buen material de Orlandosky nunca lo utilicé para la edición del video etnográfico, y si en un momento pensé en utilizar este material era por que había conversado con Orlandosky, - le había contado que tenía imágenes de el bailando en la fiesta de Matucana y quedé en mostrárselas algún día, también le había propuesto entrevistarlo en el lugar donde dormía, y me dijo que estaba encantado en participar en mi video-investigación y quedé en pasarlo a ver a su caleta. Pero se cambió de lugar y nunca más lo encontré, o lo encontraba de paso justo en los momentos en que andaba sin cámara por el centro de Santiago; Orlandosky se había
Es una forma juvenil de bailar música rock en recitales en vivo; se suelen empujar unos contra otros y girar en círculos, empujando y chocando con los demás; moviendo frenéticamente el cuerpo, cantando y gritando eufóricos. 45 Cervezas, en la jerga juvenil. 44
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cambiado de caleta y estaba viviendo frente al juzgado civil. Nunca más lo volví a ver, y sin entrevista pensaba que no tenía sentido incorporarlo al documental. Durante el mismo mes inicié también las grabaciones observacionales del sitio eriazo de Brasil con la Alameda, (ubicado más precisamente en la Av. Libertador Bernardo O´higgins cerca de la calle José Toribio Medina). En esa oportunidad inclusive utilicé trípode, para hacer planos generales y panorámicos del emplazamiento del sitio en plena Alameda, en medio del agitado tráfico santiaguino. Grabé a una señora de edad que se ponía a mendigar en la vereda frente al sitio eriazo, al lado de un paradero de micros con un platito de peltre y un pasamontañas negro, al estilo sub-comandante Marcos. Ella estaba con una bolsa revisando ropa interior. Grabé con el zoom esta "escena", desde el bandejón central de la Alameda a una considerable distancia, me sentía como un espía pues no le había pedido permiso para grabarla, simplemente lo hacia desde la distancia con mi zoom. Las micros y los automóviles se interponían en la imagen. Pensaba en acercarme algún día y preguntarle si la podía entrevistar. Lo hice unos días después, le pregunté y me respondió con unos garabatos, y me quedó claro que no quería saber nada de mis intenciones. Me sentí mal por haberla grabado antes sin su consentimiento, - me justificaba diciéndome que la calle es un espacio público y no privado - pero no me convencía este argumento y traté de no hacer más grabaciones de este tipo,
pero continué haciéndolas aun que me
complicaran; tenía una compulsión por grabar, quería capturar la espontaneidad de las acciones que realizaban las personas de la calle, sin que ellos se dieran cuenta de la presencia de la cámara. Pues siempre pensaba en poder después acercarme a ellos, explicarles lo que estaba haciendo, mostrarles lo que había grabado y después pedir que me autorizaran a usar esas imágenes, y por supuesto también lo más importante poder entrevistarlos y conversar con ellos. Esto no siempre sucedió así, a veces grababa a alguien y después nunca más los volvía a ver, como me pasó con una viejita de avanzada edad, a la cual grabé en calle Romero mientras alimentaba a unas palomas con migas de pan y hacía una fogata de papeles y cartones para calentarse. No pude aguantar la tentación de grabarla en forma conspicua. Nunca más vi a esta viejita y tampoco utilicé estas imágenes. Esto me paso muchas veces con innumerables personajes de la calle. Me interesaba tratar de
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registrar el modo de vida tanto de las personas que habitan los sitios eriazos así como también la gente que vive en la calle y los vecinos en general. A fines del año 2001 había profundizado en la relación con los habitantes del sitio eriazo de Santo Domingo y había entrevistado en profundidad a Ernesto; Chalo; y Víctor; quienes me contaron en cámara muchos detalles a cerca de sus vidas. El Nano y Barrientos prefirieron que no los entrevistara, les incomodaba contar aspectos de sus vidas en cámara; sin embargo no estaban en desacuerdo en que los grabara mientras trabajaban o estaban en situaciones cotidianas. Sin cámara, logré conversar con ellos en mucha profundidad, sin embargo ellos siempre tuvieron sus aprehensiones ante la posibilidad de exponerse directamente a una entrevista personal ante la cámara. Nunca los presioné y profundicé grabando a quienes no tenían problemas ante la cámara. Para los que se mantenían más distantes utilicé mi libreta de campo para tomar notas de lo que íbamos conversando. El mismo criterio ocupé con los habitantes de los sitios eriazos de Brasil y Agustinas. En una noche de enero del 2002 realicé una grabación nocturna en el sitio Alameda cerca de calle Brasil, cámara en mano utilizando el Nigth Shot , un dispositivo electrónico que emite una luz infrarroja que permite grabar en total oscuridad. La jornada de grabación fue bastante larga; estuve más de tres horas con ellos en el sitio y en la calle revisando basureros, pero solo logré grabar dos secuencias largas, una sobre la compra de cigarrillos; cuando el Dany le encarga al Peiro que vaya a comprar cigarrillos y luego vuelve al sitio y se arma una larga conversación, y otra secuencia más larga donde conversan de diversos temas mientras fuman marihuana. Después de la grabación revisamos las imágenes reímos un buen rato y grabamos la luna llena, hasta que se nos gastó la batería. Fue así como me perdí de grabar una situación en la cual salían los chiquillos a revisar los tarros de basura con los perros, esta acción nunca la registré y se quedó grabada en mi memoria, y nunca se me ocurrió después proponer volver a grabarla o recrear la situación, en este sentido prefiero no recrear situaciones, simplemente lo que no se pudo registrar no se registro. Durante el primer semestre del 2002 en forma esporádica, pero más o menos regular, una o dos veces por semana, me dediqué a rodar y profundizar en la investigación, tanto en el
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sitio eriazo de Santo Domingo, como el de Brasil, pero estuve más concentrado en grabar el sitio eriazo de Agustinas, donde vivía Ricardo. Se le había perdido su perro Boby, y se encontraba muy solo. Ricardo se dedicaba a lavar autos frente a su sitio y lo entrevisté mientras trabajaba lavando un auto, la situación de audio no estuvo buena, sin embargo, el testimonio fue muy interesante. Durante el segundo semestre del mismo año conocí a Don Carlos quien vive en una caleta, frente al Liceo Cervantes en Agustinas, lo entrevisté un par de veces en video, siempre de noche junto a sus perros. En una ocasión llegaron unos voluntarios de un colegio católico a entregarle comida. En ese momento cambié mi posición de camarógrafo empático y participativo, para adoptar una actitud observacional que me permitió grabar el contexto de interacción social entre los voluntarios y don Carlos. A fines del año también incorpore una visión más global del barrio; me dediqué a hacer planos descriptivos del barrio, grabar demoliciones y construcciones de edificios nuevos, grabar escenas de la vida cotidiana, siempre con un énfasis observacional. Hice tomas panorámicas del barrio desde un edificio nuevo, grabé la lluvia y a gente durmiendo en las calles, grabé la feria libre y allí hice algunas entrevistas a feriantes y a comerciantes coleros46; También me dedique a entrevistar a vecinos del barrio, haciendo entrevistas rápidas estilo periodísticas, tratando de sondear la percepción de los vecinos y comerciantes del barrio acerca de la gente que vive en la calle. También entrevisté en la calle a estudiantes del barrio universitario de República, - preguntando lo mismo- pero éstas entrevistas no me gustaron mucho, las encontré demasiado periodísticas, apelando al factor sorpresa, pero tenían un cierto encanto de lo estocástico47 (o casi aleatorio) de preguntar al primero que pase por la cámara, con casi un nulo grado de selección, pero me resultó muy estereotipado; me dio la sensación de que por la rapidez la gente me contestaba lo primero que se les venía a la cabeza , este ejercicio era interesante como un sondeo de opinión o de la percepción subconsciente sobre el tema, sin embargo decidí no usar estos testimonios, por que prefería las entrevistas hechas en un contexto de mayor intimidad y participación.
Comerciantes que venden a la cola de la feria libre, sin permiso municipal y sin pertenecer al gremio establecido de feriantes. Venden principalmente ropa vieja y cachureos, mucha gente que duerme en la calle - como don Carlos - , se dedican a vender en la feria de coleros. 47 Por estocástico se entiende una secuencia de sucesos que combinan un componente aleatorio con uno selectivo. 46
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Así fui definiendo un método que aplique hasta el año 2004, en el cual iba alternando registros observacionales del barrio, desde un traveling cámara en mano desde el interior de una micro en su recorrido, hasta ponerme en una esquina en la noche a registrar el trafico de transeúntes. Durante este periodo realicé algunas grabaciones acerca de mi entorno cotidiano, la casa y mi taller, por que pensé que estas imágenes junto a otras grabaciones familiares con mi esposa y mis hijos, podrían servirme para narrar el punto de vista subjetivo del etnógrafo, y así rendir cuenta de mi situación personal, desde donde elaboro ésta etnografía. Finalmente decidí al momento del montaje utilizar una narración en off para hacer más explícita ésta situación, y decido grabar fotos familiares del archivo de una tía materna, buscando fotos de mis abuelos y mis tíos. Así también me dediqué a grabar planos de detalle e inserts, de cuadros de mis abuelos, retratos y otros objetos; así como también hice planos generales de mi casa actual; que es la misma casa en la cual vivieron mis abuelos, en donde viví en mi infancia junto a mi madre y mi hermana. Básicamente esta actitud ecléctica de grabar desde un punto de vista observacional y participativo en forma casi simultanea fue la norma general, sin embargo, también experimenté con otras actitudes más periodísticas, como el hacer notas cortas, preguntas tipo encuesta relámpago, o hacer algunos planos secuencias estilo stedycam con la cámara al nivel del piso siguiendo a un personaje mientras camina, utilizar Nigth Shot, etc. Pero debo confesar que siempre me quedé con un estilo de cámara más conservador, tratando de mantener planos estables, con poco movimiento a pesar de que muchos eran hechos cámara en mano, sin embargo trataba de mantener un nivel cercano al nivel de la mirada, siempre tratando de imprimir una mirada "realista" a las imágenes; y si utilizaba algún artificio, buscaba la forma de justificarlo o la forma de develar el artificio ante la misma cámara.
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CUARTA PARTE : EL MONTAJE XI.-La opción por un Montaje auto-reflexivo:
"Mucha gente cree sinceramente que el guión documental en realidad no existe, que es una simple pauta - una escaleta - una escritura momentánea que se hace sobre la marcha y que no tiene ningún valor en si mismo"(…) "La única ventaja del género es que el guión documental se "rescribe" mas tarde en la moviola (por que se mantiene abierto hasta el final). En realidad el montaje documental no presupone sólo ensamblar los planos, sino concluir el trabajo de guión iniciado al principio de una manera prospectiva". Patricio Guzmán. Existe una larga polémica dentro de la tradición documentalista acerca de la pertinencia o no de la elaboración de un guión previo al montaje de un documental. Muchos documentalistas dicen que un rasgo distintivo del género documental es precisamente que el documental puede prescindir de un guión - que lo determine todo de antemano - a diferencia del género ficción o argumental que se construye fundamentalmente a partir de directrices pre-concebidas, que guían el relato y la narración. El documental en cambio, se elaboraría a partir de una dinámica no determinada, más abierta al azar, pero no del todo indeterminada, sino más bien como una especie de orden estocástico. Esta independencia de la directriz de un guión previo e intencionado, sería la garantía de la independencia del documental con respecto a la ficción, y a la vez este rasgo lo acercaría más a la "realidad" de los sucesos. Las discusiones contemporáneas acerca de la pretensión de objetividad en la narración documental, develaron la existencia de recursos expresivos y narrativos que son usados recurrentemente por los documentalistas, y que justamente buscan provocar un “efecto de realidad” o “credibilidad”, - curiosamente ficcionando la “realidad”- mediante el uso de dispositivos retóricos de montaje. Independientemente, si afirmamos la existencia de la directriz de un guión o no, durante el rodaje o montaje de un documental, lo cierto es que dentro del proceso de registro, y en la revisión de material, surgen ideas de cómo "presentar" (o representar) el documental, lo cual implica la elaboración de una estructura
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(más o menos consciente) de organización del relato, que por más flexible que éste pretenda ser, en el proceso siempre se desechan muchos elementos y se rescatan otros, según la aplicación de algún criterio de selección (en función de una economía del lenguaje en el relato). Este proceso de edición o montaje, que comprende las operaciones básicas de seccionar, desechar y ordenar en función de un sentido narrativo, es un proceso que puede ser muy interesante de observar y analizar minuciosamente; y justamente en esta reflexión surge la pregunta: ¿ por que destacamos ciertos aspectos y descartamos otros?, ¿ En que supuestos se basan estos criterios de discriminación y relevancia ?. Este conflicto de tener que tomar la decisión de que se queda adentro y que se queda afuera del relato, es el conflicto propio del proceso de “edición” de cualquier discurso (ya sea escrito, verbal o icónico). La utilización de criterios de distinción y selección operan como categorías simbólicas y operativas, establecidas para estructurar el relato; y este proceso está básicamente al centro de todas las problemáticas de la interpretación intercultural. Entonces resulta tremendamente interesante realizar un ejercicio autorreflexivo de la operación de montaje, sobre todo si lo que intentamos hacer es precisamente una etnografía audiovisual, que puede entregar numerosa información tanto acerca de la propia cultura visual del investigador (y su paradigma cultural en general), como también los aspectos visuales (icónicos), proxémicos, acústicos, quinésicos y cinéticos de la
cultura observada e
interpelada a participar en la experiencia etnográfica audiovisual del observador. Precisamente los registros audiovisuales tienen múltiples capas susceptibles de interpretación semiológica, ya que los significados no se encuentran solo en el registro icónico puro, y tampoco se limita al lenguaje verbal articulado, sino que existe toda una gama de códigos y signos, no lingüísticos. Katya Mandoki desde la estética, hace un interesante análisis de los fenómenos estéticos que operan en los ámbitos del arte y la vida cotidiana (en la poética y en la prosaica), y reflexiona sobre los registros retóricos y dramáticos implicados. Estos registros justamente están implicados en el registro audiovisual. El registro icónico abarca la visualidad de los objetos, artefactos y ambientaciones como medios de expresión. La aplicación de la icónica poética se da principalmente en las artes plásticas, la pintura, la escultura, la arquitectura, la fotografía, el teatro y el cine. La icónica prosaica se daría en el vestuario, el maquillaje, la utilería, la
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decoración doméstica y cotidiana. El registro acústico en el ámbito poético se refiere al sonido y la entonación como medios de expresión, como por ejemplo la interpretación y ejecución musical; la música aplicada en el cine y el teatro, etc. El mismo registro acústico en el ámbito prosaico se relacionaría con la modulación de la voz, el silencio, tono, timbre y ritmos al hablar. El registro quinésico se refiere al cuerpo y su expresividad; la mirada, la postura, la temperatura, el olor, el semblante y la gestualidad. El uso del recurso quinésico poético está en la danza y la actuación teatral y cinematográfica; y el mismo recurso quinésico en la prosaica se observa en la expresión corporal cotidiana (Mandoki: 2001), muchos de estos aspectos son estudiados dentro del área general de la comunicación no verbal. La proxémica estudia el uso del espacio entre individuos de acuerdo a convenciones culturales, mediante la enunciación de carácter físico-espacial; la proxémica está aplicada en la pintura, la fotografía, la instalación, la arquitectura, el teatro y el cine. Todos estos recursos extra verbales adquieren distintos énfasis y connotaciones comunicacionales (culturalmente normados).
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. Toda esta potencialidad de áreas de estudio pueden ser
aprovechadas por la antropología con el apoyo de los medios audiovisuales; tanto en el registro como en una posterior edición autorreflexiva, al hacer un minucioso auto-examen de nuestros dispositivos de percepción, distinción, representación e interpretación de esta “realidad” tratada primero en el registro audiovisual y luego en la representación final de la obra editada. El hacer del proceso de edición un ejercicio de autoconciencia de los dispositivos a utilizar y el auto-examen de las motivaciones y decisiones (subconscientes) tomadas al momento de escoger un determinado tratamiento estético (y no otro) , un determinado encuadre (y no otro), o un determinado fragmento visual (y no otro).
Ver “Análisis Paralelo en la Poética y la Prosaica. Un Modelo de Estética Aplicada”de Katya Mandoki en Revista Chilena de Investigaciones Estéticas: Aisthesis, N° 34 año 2001, Instituto de Estética, Pontificia Universidad Católica de Chile. 48
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XII.- Una estrategia ecléctica de montaje: (En busca de una narrativa audiovisual propia). La idea inicial con respecto al montaje era transcribir la totalidad del material de cámara a cintas VHS con el display de código de tiempo impreso en la imagen, para de esta forma facilitar el visionado del material, y así poder seleccionar los fragmentos precisos que deberían ser subidos al computador; y de esta forma economizar tiempo y espacio en el Disco Duro. En la práctica, este método resultó ser muy efectivo para asimilar el material y transcribir testimonios y descripciones de los planos grabados, para esta tarea utilicé un cuaderno en el cual apuntaba a mano, pues generalmente revisaba las imágenes durante las noches en el televisor de mi casa antes de dormir. Así logré transcribir y marcar la altura de casi el 100% del material, solo anoté someramente y en poco detalle cierto material que ya prácticamente daba por descartado de antemano, ya sea por considerarlo irrelevante en cuanto a contenido o deficiente en cuanto a audio o imagen. La siguiente etapa era subir el material al computador de acuerdo a los trozos seleccionados y marcados en el cuaderno de visionado con sus coordenadas de código de tiempo. Pronto me dediqué a subir el material al computador y ordenarlo en carpetas según el contexto natural de donde se extraían los clip de origen, por ejemplo si en una cinta estaba grabado un suceso específico como por ejemplo: - entrevista a Chalo mientras cocina cazuela -, en el mismo día no solo grabé a Chalo cocinando, - describiendo audiovisualmente todo el proceso de cocina y las acciones implicadas- , sino que al mismo tiempo mientras grababa casi sin cortar la grabación, mientras conversamos acerca de su vida-, aprovechaba de hacer algunas imágenes, planos cerrados de utensilios u otros objetos, para después poder utilizarlos como inserts (o insertos) durante el montaje. Por este motivo no solo anotaba lo referente a los contenidos de las entrevistas, sino también anotaba a cerca de los planos o secuencias que hacían alguna descripción de los ambientes, contextos o simplemente eran imágenes que después imaginaba que me podrían servir como inserts de continuidad. Por lo tanto al momento de revisar el material me encontraba generalmente, con que en la misma cinta tenía grabada una fluida entrevista a cerca de la historia de vida de Chalo, y en algunos fragmentos se intercalaban inserts de la olla, el fogón, el gato, y los utensilios de cocina, porque cuando se producían pausas naturales en la conversación aprovechaba de grabar otras cosas sin cortar la toma. Por ejemplo mientras la Chalo se levantaba a buscar leña, yo la seguía con
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cámara y aprovechaba de hacer planos generales del sitio. En cierta forma en el material de cámara ya existía una intención de registro, en función de un montaje descriptivo, y era generalmente como un material pre-editado durante la acción misma, lo que se llama en la jerga audiovisual (edición de cámara); esta habilidad la tienen generalmente desarrollada los camarógrafos de eventos rutinarios, (como: matrimonios, ceremonias de premiación, etc.). En estas acciones estandarizadas y normadas por ciertos protocolos, es más fácil adivinar el curso de la acción y por lo tanto adelantarse a las acciones y poner la cámara justo en el lugar oportuno. En la vida cotidiana también existen ciertas pautas de conducta mas o menos - adivinables, y un camarógrafo experimentado justamente trata de anticiparse a la acción para encontrar el tiro de cámara y la angulación más adecuada para registrar la acción. En fin, en cuanto al material de cámara quedé bastante conforme con mi mano, en muchas oportunidades las grabaciones se hacían muy fluidas, y fue justamente con estas grabaciones mas fluidas con las cuales me resultó más fácil editar, pues si se logra registrar bien el contexto en donde se producen las acciones cotidianas, y se logran registrar las conductas y los gestos expresivos de la situación, el montaje se vuelve mucho mas fácil !!, sobre todo si se logró registrar el contexto completo con todas las escalas de planos ( es decir desde los planos generales, hasta los planos de detalles, pasando por una gran variedad de planos de conjunto, planos enteros, planos medios y primeros planos). Otro aspecto relevante es el sonido ambiental, trataba también de aprovechar de registrar sonido ambiental, justo en los momentos de “silencio” que se producían, o durante las pausas dentro del flujo de la conversación. Un sonido infernal casi siempre presente y muy difícil de controlar fue el de las ruidósas micros y los vehículos en las calles. Muchas veces interrumpían la conversación o la contaminaban con el rugido de los motores. Lamentablemente en el sonido grabado estos ruidos se hacen más molestos que en la situación natural. Para evitar esta situación lo ideal hubiera sido contar con un micrófono direccional, yo soñaba con un Sanheisser y un zeppelín para aislarlo, pero fue demasiado caro, - se me hacía imposible arrendar y tampoco tuve dinero para comprar uno -, coticé muchos por internet y los más baratos no bajaban de 160.000 pesos, y además tendría que
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comprar un mezclador portátil con unidad Phanthom para poder usarlo, y además adaptar el enchufe canon del micrófono a un mini plug, pero en definitiva ya había optado por usar un equipo mas minimalista, casero y autónomo, quizás menos profesional pero bastante bueno, sobre todo en cuanto a la imagen de mi cámara (Digital 8) sobre la cual no me quejo, pero sí estaba conciente de que el sonido era algo complicado, por esta razón utilizaba también un micrófono lavalier de corbata que funciona con una pequeña pila. Después en marzo del año 2003 pude comprarme un micrófono direccional inteligente Sony, - no es muy bueno pero disminuyó bastante los problemas de sonido, sobretodo cuando no tenía tiempo de poner el micrófono de solapa. Mi idea de edición era bastante purista, ojalá usar puro corte directo y ninguna transición de plano artificiosa; pues pretendía lograr un alto grado de naturalismo en la narración audiovisual, para este efecto había tratado de grabar la mayor cantidad de detalles descriptivos del entorno en el desarrollo de cada situación etnográfica. la opción metodológica que había tomado era en cierta forma compatibilizar una mirada etic con una mirada emic, en forma alternada, para alcanzar este objetivo trabajé la cámara desde una perspectiva observacional para tratar de describir los contextos generales, desde un punto de vista distante, ayudado por un trípode con el cual hacía planos largos y amplios. También ocupaba el mismo punto de vista para hacer acercamientos con el lente (zoom) para seguir ciertas actividades a la distancia, - cómo lo hace el naturalista que observa la conducta de los animales salvajes en su ambiente natural - , la idea era tratar de mimetizarme con el entorno, tratar de invisibilizarme e invisibilizar
la cámara, para
describir el entorno como un espía o un paparazzi. Pero también, tenía claro que quería una cámara participante, y con este objetivo - primero que nada - presentaba la cámara a las personas que quería entrevistar y les contaba acerca de los motivos por los cuales los quería grabar, y luego les mostraba la cámara y les explicaba su funcionamiento. La idea era involucrar mi ser antropólogo-preguntón-con-cámara y así "naturalizar" la cámara, y en cierta forma logré que me asociaran inmediatamente con ella. Muchas veces yo no quería grabar y me sentía inseguro de sacar la cámara, pero eran ellos mismos los que me decían.: - "ya poh Guillermo saca la cámara, ¿ para qué la traes si no grabas?!" . La cámara así se convirtió en una herramienta que motivó muchas conversaciones, pues ellos mismos
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cuando sentían la necesidad de hablarle a la cámara o querían mostrar algo sencillamente me pedían que los grabara, pues ya estaban acostumbrados a que yo siempre andaba cargando con ella. También muchas veces la batería de la cámara se nos gastaba al momento de revisar en conjunto el material grabado, inmediatamente después de grabarlo, o de un día para otro. La cámara estaba hasta tal punto involucrada que muchas veces su sola presencia motivaba a los sujetos a participar en la situación. Pero también a veces pasaba desapercibida, hasta el punto de que me permitía seguir una orientación observacional analítica y distante de las conductas, facilitando la tarea de contextualizar los entornos físicos y ambientales en los cuales estaba inserta la interacción social. Yo suponía que iba a poder subir casi todo el material grabado en el computador, pero mi memoria disponible (casi 100GB) se me hizo poco. Pero de todos modos me dediqué a capturar y subir las secuencias en bruto a partir del material original de cámara y casi simultáneamente las editaba para ahorrar espacio en el disco duro. Mediante este método de condensación del material de cámara, se editaron las secuencias de las acciones registradas y se dejó fuera el material que no se ocupó en la edición. El criterio de selección fue la de la re-contextualización de los contextos etnográfico, y la selección de las acciones y los diálogos más significativos. Estas secuencias fueron al momento de montarlas bastante largas y trataron en lo posible de dar la sensación de un tiempo real. Pero era un material montado (aunque traté de evitar al máximo el montaje, y hacer el menor docupage49 posible). Pero mi idea, más que evitar el montaje era más bien utilizarlo de una manera criteriosa, para así poder narrar audiovisualmente la situación etnográfica lo mas fielmente posible con respecto a sus contextos “reales”. Es decir, en cierta forma estaba apelando desde un principio a este criterio de evocar las situaciones “reales” de los acontecimientos sucedidos; en este sentido no me estaba alejando de la pretensión básica y tradicional del género documental.
El docupage es una operación básica del montaje cinematográfico, consiste en descomponer y fragmentar el tiempo original de los acontecimientos mediante cortes y la extracción de fragmentos “redundantes” o menos significantes de la acción, la idea es conservar la continuidad y el sentido lógico de las acciones para tener una coherencia con el relato audiovisual y la retórica empleada para narrar. 49
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XIII- Diario Auto-reflexivo de Montaje: (Resumen de resúmenes mensuales) Marzo 2004. Empezando a Editar Por fin tengo el computador instalado, me faltan los parlantes pero no importa, mientras tanto estoy ocupando unos audífonos. Todavía no puedo creer de que estoy empezando a editar en un computador propio, y más encima con un buen equipo un Sony Vaio PCVRS420 , Pentium4 , con 100 Gb de disco duro, fue la mejor opción de compra que tuve, por el millón de pesos que tenía de presupuesto. Un préstamo que me dio mi madre por que vendió un departamento. Me siento muy afortunado, a pesar de que yo quería comprarme un Iboock Mac. La posibilidad de acceder a un equipo propio es un lujo, un gran privilegio, pero también es cierto que cada vez es más accesible, antes en la década de los ochenta o noventa era casi imposible acceder a un equipo de edición, costaban muchos millones. Siento que estoy digiriendo un material muy denso, difícil de masticar, estoy sumergido ante el desafío de comenzar a editar un video documental. Reviso y tomo notas del material de cámara.
Abril 2004. Comencé a mudar mi taller de “Casa América”50 me salía 40.000 pesos mensuales, era una pequeña pieza como buhardilla en un tercer piso de una casa muy antigua. Tengo mi nuevo taller “isla de edición”, en una pieza que me facilitó mi madre en el segundo piso de su restaurante. Lo estoy acondicionando poco a poco, trayendo mis repisas y libros, pero lo primero que hice fue poner una mesa con el computador para empezar a editar. Tengo todo para concentrarme en la edición. Empecé a hacer una bitácora o protocolo de edición en donde registro la hora de inicio de las jornadas de edición y las horas en las cuales me fatigo y termino de editar, tomo un 50
Centro Cultural Vecinal del Barrio Yungay ; ubicado en calle Hurtado Rodríguez.
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pequeño o largo descanso y luego continúo. Me doy cuenta de que me fatigo después de editar durante una hora y media, como promedio. Este ha sido un ritmo natural de edición, sin presiones, por que paralelamente he tenido que editar un video ensayo para el proyecto Fondecyt en el cual tengo más urgencia de entregar, y he editado tandas de hasta cuatro horas o cinco horas seguidas, voy a ver que tan conveniente es el resultado de editar de esta forma en comparación con la otra. La labor de edición es una labor que te aísla del mundo, por que te sumerges en las imágenes y los sonidos, el mundo de las entrevistas, los testimonios, la memoria capturada, las reflexiones, etc.
Mayo 2004. Ya he montado algunas secuencias, el criterio de selección es mostrar o describir primero el entorno, y luego presentar a los "personajes" en el contexto cotidiano. También sigo el hilo conductor de las acciones o las conversaciones, en el caso de las entrevistas. Llevo como veinte minutos bien editados, el computador funciona bien, aun que no me acostumbro al programa Adobe Premier, antes yo editaba en Final Cut y me resultaba más fácil, más amigable, seguramente por que aprendí edición no lineal en un Macintosh de un amigo que tenía instalado el programa Final Cut, - el cual es bastante bueno y muy amigable -, por lo tanto ya tengo internalizados todos los comandos de ese sistema, y por eso tal vez me cuesta tanto empezar a aprender de nuevo, las funciones y las ubicaciones de los comandos, pero de todos modos este aprendizaje no lo empecé desde cero, ya que yo yá sabía de edición análoga y digital.
Junio 2004. Vengo saliendo de un bajón de ánimo muy grande, no tenía tiempo disponible para continuar editando durante las últimas semanas. Principalmente me concentre en terminar el montaje del video ensayo: “De Barthes a Sánchez: un ejercicio práctico de antropología del cine”, el cual forma parte del proyecto FONDECY en el cual estoy trabajando y será mi ponencia audiovisual en el V Congreso de Antropología Chilena. El resultado para mi gusto no fue suficientemente satisfactorio, a pesar de que fue un interesante ejercicio de análisis
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semiológico y teoría antropológica audiovisual. El montaje me resultó muy difícil, y estuvo lleno de dificultades (además de las dificultades técnicas que son entendibles considerando de que recién me estoy adaptando al nuevo programa Adobe Premiere Pro y a mi nuevo computador PC, sin embargo, a esto se sumaban los problemas teóricos y metodológicos de cómo hacer un video ensayo antropológico a partir de un material muy heterogéneo, compuesto por auto entrevistas, imágenes de archivo, fotografías, imágenes graficas, fragmentos de la película de Sánchez en VHS, etc. Yo antes estaba habituado a trabajar con un material muy homogéneo, imágenes principalmente de un mismo contexto, entrevistas y acciones cotidianas dentro de un contexto etnográfico documental, material que se me hace mucho mas fácil de montar, por que precisamente en la edición de documentales (y sobre todo de carácter etnográfico) la operación del montaje se ve muy facilitado por trabajar con material perteneciente a un mismo contexto, el cual genera una continuidad a pesar de que en el empalme de un plano con otro no exista raccord o continuidad visual.
Julio 2004. Llevo editados como 35 minutos correspondientes a ocho secuencias, creo que me estoy acercando a la mitad del trabajo de montaje. He seguido básicamente el mismo criterio metodológico, descripción de ambientes, seguimiento de acciones y relatos intercalados con inserts de continuidad. Me ha costado muchísimo concentrarme, paralelamente estoy buscando trabajo pues me encuentro totalmente desfinanciado. Le he mostrado las secuencias a mi hermano, mi hermana, un primo y unos amigos, para sondear como va el asunto de la percepción del público. Quería sondear a un público no especializado, ni audiovisualistas, ni antropólogos, quería la opinión crítica de un público estándar. Recibí comentarios de asombro por reconocer a algunos personajes del barrio, y se sorprendieron por mi acceso a la intimidad de las vidas de los personajes de este documental, y también mostraron una cierta curiosidad por las formas de vida de estos sujetos. Pero me dio la sensación de que evaluaban esas imágenes como imágenes curiosas de personajes extraños - brígidos, bizarros o freacks - y me preguntaban como me había atrevido a entrar con cámara donde vivían ellos. Por si solas, éstas imágenes parecieron haber motivado una
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reflexión acerca de la intimidad y el acercamiento a estos personajes del barrio, que generalmente pasan desapercibidos en sus aspectos más íntimos. Al recoger estas impresiones en este primer público perceptor del documental, me desalenté pensando, o mejor dicho confirmando una idea que ya tenía de antes, - que era esa sensación de que éste tema es poco interesante para el común de la gente -, sin embargo para mí es un tema relevante al cual le otorgo bastante sentido. Al menos encontraron a los personajes del video, como personas simpáticas y chistosas. Eso me deja algo tranquilo, porque mi intención nunca fue hacer un relato sensacionalista, efectista, o truculento, para impactar al publico; aun que el material grabado tiene muchas cosas que pueden prestarse fácilmente para hacer un relato en esa dirección; pero al contrario, yo he optado concientemente por no caer en el tratamiento estereotipado de la gente que vive en la calle, representándola sólo cómo un drama social y quedarme solo con la apelación al sentimentalismo dramático, para buscar una reacción en el público. Sin embargo, a pesar de mi cuidado, tengo miedo de mostrar lo que llevo editado del video a los propios sujetos que aparecen en él, tengo susto de que no les guste y que me lo censuren antes de tiempo. Porque en definitiva el video no está terminado, y la “historia todavía no la he terminado de contar”. Es aquí donde me encuentro con mis limitaciones, al momento de tener que contar una historia coherente con el propósito etnográfico, y construir una narrativa audiovisual, porque cuando uno edita un material audiovisual, por el sólo hecho de seleccionar ( esto queda adentro y esto queda afuera ) y ponerlo en un orden cronológico ( esto va primero y esto viene después) , ya es construir un relato, porque en la sucesión se articula la cadena sintagmática de significantes. Pero con respecto a la construcción de verosimilitud y a la forma narrativa y comunicativa, todavía no lo tengo resuelto aún, éste relato puede ser verosímil o inverosímil, puede ser considerado bien o mal narrado según los propios criterios de los géneros narrativos, y puede ser efectivo o inefectivo de acuerdo a distintos parámetros comunicacionales, - de acuerdo a la intención que se le dé al mensaje -, pero lo que está claro es que bueno o malo; como dice el axioma de P. Watzlawick: - “ es imposible no comunicar” - refiriéndose al hecho, de que toda acción o comportamiento en una situación de interacción tiene eminentemente un valor comunicativo, por lo tanto, pretendo asumir que necesariamente tengo que narrar adecuadamente, - si quiero hacer un documental etnográfico -, por que la otra opción sería evitar el montaje y la narración mas elaborada , y
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mostrar el material de cámara en bruto,- lo cual es demasiado y prácticamente indigerible para una audiencia - y la opción de editar el material implica necesariamente una síntesis del material, lo cual requiere la aplicación de un criterio de selección y de economía del lenguaje, que en este caso tiene que ser elaborado desde un criterio etnográfico. Para Cristián Metz el lenguaje cinemático se basa principalmente en la construcción de verosimilitud como un proceso en el cual se establecen convenciones entre el director y su audiencia, ya que en el montaje de una película, el director concientemente articula un sentido narrativo en función de las expectativas inconscientes de un público. Estas expectativas están hechas de preconcepciones arraigadas en el imaginario audiovisual de un público habituado al consumo de historias y narrativas coherentes, por lo tanto se establece un acuerdo tácito entre el realizador y el público, así se funda básicamente el fenómeno de la verosimilitud en el cine; y a éste “mecanismo” comunicativo precisamente recurren los directores y los montajistas de cine, pues se basan en la reproducción de las convenciones que cumplen las expectativas endoculturizadas en la cultura audiovisual de los sujetos.(Metz: 2002) Con respecto a esta problemática, - la construcción de la verosimilitud - esta sumamente legitimada en el cine ficción y es un acuerdo explicito ( fabricar una “realidad” ficticia creíble), sin embargo en el caso del género documental este acuerdo esta implícito, pero se mantiene oculto, pues se supone que éste trata de evita la "ficción" al máximo para mostrar la realidad lo más cruda posible; (la "realidad verdadera"), pero sinembargo los espectadores de documentales (inconscientemente) también esperan verosimilitud y coherencia narrativa audiovisual (que en definitiva es un artificio ficcional), que ayuda a digerir y encontrar un sentido a la narración (inclusive en los documentales). Hockins habla precisamente acerca del problema de la expectativa de verosimilitud que existe en el público de los documentales etnográficos, siendo que estos no tienen como objetivo principal ser “verosímiles” o productores de ese efecto de realidad al cual está tan habituado el público.(Hockins: 1975).
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Tengo susto de que el único que entienda el sentido del mensaje del documental sea yo, y que los otros puedan sacar conclusiones “erróneas” de lo que quise transmitir. No se por que ahora me preocupa el problema comunicacional, - antes no me preocupaba -, antes esperaba y confiaba en que el material montado quedaría tan evidente, tan transparente, que a los espectadores les costaría muy poco interpretar "correctamente" y “libremente” los sucesos registrados y montados en el documental. En un comienzo, yo pretendía eliminar la narración que supone un ejercicio de montaje. En el fondo pretendía poder invisibilizar ésta operación (narrativa ficcional), no por una cuestión cosmética o comunicacional - para que no salte la imagen - , sino por que buscaba una retórica que apelara a un "realismo etnográfico" que tratara de resaltar la sensación de una interacción familiar cara a cara, en un tiempo real; a pesar de que se sobre entiende - como lo hemos dicho anteriormente - que un documental en rigor, también es una ficción. Pero pienso que lo que quiero hacer es presentar los hechos y la situación etnográfica lo menos tratada en lo posible, o tratada en función de un contexto que le de sentido.
Agosto 2004 Últimamente he avanzado bastante en la edición del documental, la estrategia que he adoptado es condensar el material de cámara inmediatamente después de subirlo al computador (captura), y de esta forma aprovechar el material “fresco” (recién revisionado), e inmediatamente montar una secuencia de cada contexto o situación etnográfica registrada en video. Porsupuesto ya antes me había dado el trabajo de visionar todo el material y alturarlo según el data code impreso en la imagen de referencia. He tenido algunos problemas con el espacio en el disco duro, pues simultáneamente estuve editando otros dos videos performances. Entonces llegó un momento en que mis dos discos duros casi llegaban al tope, con más de 80 GB ocupados. Lo cual me ha hecho perder bastante tiempo en desocupar los discos, y desfragmentarlos. La semana pasada mí hija Valentina - que tiene 10 años - me acompaño en el taller mientras yo editaba la secuencia de los chiquillos del sitio Brasil bañándose en la pileta del
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bandejón central de la Alameda. Pensé que mi hija no le prestaba atención a lo que yo estaba haciendo, pues se veía muy entretenida ayudándome a ordenar unos dibujos, pero no fué así, Valentina estaba además atenta de las voces y los diálogos de la secuencia que estaba editando, por que después me comentó.
-¿Papá por que muestras tanto lo malo en tu Tesis? - ¿cómo es eso de lo malo?- le pedí que me aclarará -, y ella me dijo: – "bueno, eso que ellos mismos cuentan, de que roban, de que fuman marihuana, y esas cosas, y más encima lo dicen riéndose. Todo lo que he visto han sido puras cosas malas, nada bueno". Este comentario que me hizo mi hija me dejó pensando. -" Oye papá por que no cuentas mejor las cosas buenas también?"- yo le contesté que justamente en ese momento ellos estaban hablando de esos temas, pero que en otros momentos hablan de otras cosas. Estaré sesgando el tema en el montaje del documental ?, o ya he tenido la mirada sesgada desde el rodaje?. La verdad es que mayoritariamente he tratado temas densos, difíciles conflictivos, que podrían ser interpretados o valorados como temas o motivos “malos”, (negativos, densos o conflictivos) por que sencillamente creo que son mucho menos frecuentes los temas que podríamos considerar como “buenos” (positivos y alegres), porque sencillamente, ellos querían comunicar preferentemente sus problemas y angustias antes que querer comentar sus alegrías.
Septiembre 2004 Básicamente me siento deprimido, no he podido alcanzar la meta de terminar la edición de este documental, el plazo que me había puesto para terminar mi tesis era hasta fines de Agosto. La autodisciplina de trabajo no me ha funcionado! - y suelo desconcentrarme de la tarea principal, terminar el documental y por ende mi Tesis. Creo que estoy muy estresado,
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incluso fui a parar al medico hace dos semanas, por un alza de la presión arterial, probablemente debido a mi ansiedad, la cual no me deja concentrarme en mi trabajo. Además están las presiones económicas, que no me dejan dedicarle el tiempo en exclusividad a la tarea de terminar de una vez por todas este documental !. También últimamente me he distraído tratando de editar un video arte para enviar al concurso de la Galería Animal, gasté tiempo y memoria del disco duro pero no alcancé a terminarlo a tiempo, además estaba trabajando paralelamente en el análisis y el fichaje de la película la “Manta cacique”(2003) de Pablo Muñoz, la cual tengo que descomponer plano por plano, y luego fichar, este trabajo forma parte del proyecto FONDECYT “La ventana indiscreta”. Quiero empezar a editar la primera secuencia del documental, a partir de las secuencias condensadas, empesaré por una introducción al tema del barrio, los rucos y los sitios eriazos. He pensado en comenzar con un relato autobiográfico que me sitúe como un vecino del barrio, y quiero contar mi experiencia a partir de mis vivencias en la misma casa que habitaron mis abuelos. Al imaginarme ésta secuencia, y pensar cómo puedo resolverla de una forma sintética y clara, no he dejado de pensar en una canción con la cual me he estado obsesionando. Esta se llama Damisela Encantadora y es del compositor cubano Ernesto Leucuona, y la cantaba Jorge Arbizu en los años treintas. Por más que la he buscado en internet y en disquerías no la he podido conseguir. Esta canción creo que evoca perfectamente el pasado del barrio, y me parece, - aun que no estoy seguro - que esta canción era escuchada y tarareada por mis abuelos. En todas las demás secuencias que he trabajado las he montado a partir del ritmo propio de las acciones y el movimiento de los personajes en distintas situaciones cotidianas, o también a partir de la selección de fragmentos significativos de los relatos de los propios sujetos entrevistados. La idea con respecto al montaje es tratar de editar íntegramente el documental a partir de los contextos geográficos, las acciones, las conductas y los diálogos de los propios sujetos. La idea inicial era tratar de evitar a toda costa el uso de una narración en Off, sin embargo ahora estoy pensando en recurrir a una, justamente pensando en como resolver ésta secuencia inicial, en la cual quiero hacer una buena síntesis conceptual de cómo yo llegué a este tema de investigación, porque creo que a partir de esta operación de auto definirme (y
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auto situarme) como autor de este trabajo etnográfico audiovisual, entregaré un punto de referencia para que el público del documental pueda interpretar la subjetividad del relato con una mayor cantidad de antecedentes. También pensé en algún momento hacerme una auto entrevista, o pedirle a alguno de los chiquillos del sitio de Brasil que me entrevisten (por ejemplo podría ser el Dany) todavía no descarto esa posibilidad; para evitar la locución en off.
Octubre 2004. 45 minutos de edición limpia y lista en ocho secuencias, y como 90 minutos más en condensados y secuencias sucias, que me han dado más de un dolor de cabeza y me tienen repleto el disco duro del computador. Me quedan solo 10 Gb disponibles de un disco de 100 Gb, nuevamente tendré que hacer una limpieza de disco. Soy evidentemente muy desordenado para trabajar, me gusta subir todo el material al computador y después ir seleccionando adentro, y después ir condensando el material en secuencias, narrando audiovisualmente, con los planos del mismo contexto de grabación, siguiendo las acciones en secuencias lógicas, a pesar de que obviamente se vulnera de este modo la secuencia lineal de los acontecimientos mediante la construcción de elipsis temporales, pues el montaje audiovisual es en gran medida eso , una síntesis conceptual, narrativa, que funciona a través de la descomposición del tiempo lineal. En este proceso se trastoca también el orden secuencial, para después ordenar según una determinada lógica narrativa y discursiva, propia del lenguaje audiovisual o cinemático. Pero, además de los criterios cinemáticos, se suma una intención teórico-metodológica que proviene de la etnografía antropológica. Es increíble como ha pasado el tiempo y aun no termino de editar el documental y mucho menos he avanzado en el texto de la Tesis. Esta situación no deja de provocarme mucha angustia. Me siento atrapado por un circulo vicioso, no me concentro en mi Tesis por que tengo problemas económicos que solucionar, y si me ocupo de buscar trabajo dejo de
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ocuparme de la Tesis, y si no me titulo prónto las posibilidades de encontrar un trabajo mejor remunerado será mas difícil.
Noviembre 2004Acabo de terminar una versión especial de 33 minutos para presentar al V Congreso Chileno de Antropología Chilena. Trabajé prácticamente a mucha presión para entregar dentro del plazo el master final de 30 minutos. Me resultó emocionalmente y muy difícil hacer este video, a pesar de que tenía material de sobra con las secuencias que ya tenía editadas, sin embargo sentía que tenía que justificar de alguna manera mi punto de vista, y explicar como y por que llegué yo a este tema de investigación, el cual se ha vuelto en cierta forma una obsesión. Tenía pensado para este efecto incorporar alguna especie de autobiografía muy breve que me situaría como investigador en el barrio, además tendría que explicar brevemente mi vinculación afectiva con el barrio. Hace tiempo atrás venía acumulando en una carpeta algunos clips de video en los que estoy con mis hijos, y en los cuales también me encontraba autorretratado por mi cámara., inclusive llegue a editar un fragmento a velocidad acelerada con música de fondo de Suxie and the Banshees, pero finalmente no utilicé éstas imágenes. Mi gran problema metodológico de montaje era introducir estos contenidos y al mismo tiempo entregar alguna información relevante, hablar sobre la casa de mis abuelos y mi familia materna, hablar sobre algunos datos biográficos y de mi sentimiento hacia el barrio, y de esta forma contextualizar las motivaciones que yo tenía para hacer este estudio etnográfico audiovisual. También tenía que explicar las sensaciones que me producía el propio trabajo de campo, tenía que hacer explicita mi frustración y mi falta de ánimo hacia el último periodo de investigación. En definitiva quería sincerarme y exponer de una forma sintética y evocativa toda esta compleja situación de campo, por esta razón titulé este video como “los Otros vecinos” Una etnografía audiovisual reflexiva. Traté de ser autoreferente en la cantidad suficiente para exponer mis sentimientos o entregar algunas pistas que puedan servir al espectador del video para interpretar mi punto de vista, sobretodo el
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sustrato emocional - que en definitiva - creo que incide en la elección del tema de estudio y el marco teórico metodológico.
XIV.-Un análisis y una reflexión semiológica sobre la obra final: Básicamente la versión definitiva del documental: “Los “Otros” Vecinos: Una Etnografía audiovisual reflexiva”, como producto principal de esta Tesis, fue presentado por primera vez al publico en el contexto del V Congreso Chileno de Antropología. En esa ocasión el video tuvo una buena aceptación por parte de un público principalmente compuesto por colegas antropólogos. Recibí numerosos comentarios, críticas y algún que otro elogio. Quedé conforme con el resultado en cuanto a la sensación que dejaba en la audiencia. Tal vez la única critica profunda y la cual logro abrir un fructífero debate fue un comentario que me hizo mi amigo y colega Juan Pablo Silva quién insistía en decirme que el documental finalmente era eso básicamente un documental, y que según su opinión no quedaba claro – en estricto rigor – la cualidad etnográfica de éste trabajo. Esta opinión me molestó en un comienzo pero después entendí lo que me trataba de decir, pues estábamos conversando últimamente mucho junto a Valentina Raurich acerca de la calidad antropológica de nuestras producciones audiovisuales, ya que no nos bastaba el argumento de que por el simple hecho de que un antropólogo haga un video o un documental, este obtiene inmediatamente la cualidad de ser “etnográfico” o “antropológico”; también hablábamos de que si un documentalista respetuoso y conocedor de las metodologías etnográficas sin ser necesariamente antropólogo de formación profesional, también podría hacer un documental etnográfico. Pues Juan Pablo argumentaba que la etnografía era un método más de las ciencias sociales; - yo no quedé muy conforme con estos argumentos - y le expresé que para mi, la etnografía era mucho más que un conjunto de procedimientos teórico-metodológicos aislados del proceso etnográfico-antropológico (como un sistema indisoluble), y le expresé que consideraba que en éste quehacer etnográfico estaba implicado lo más medular de la producción antropológica y su formas de acceder al conocimiento; sobre todo en lo que se refiere a la práctica de una etnografía reflexiva. Lo cual puede hacer una diferencia sustantiva entre la elaboración de una antropología de
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oficina o gabinete, a hacer una antropología reflexiva a partir de una dimensión vivencial (de campo etnográfico). Bueno el asunto es que yo me sentía un tanto perturbado por este comentario de que en mi documental no quedara tan claro de que fuera un documental formalmente etnográfico (en si), más que un compilado de imágenes y entrevistas capturadas dentro de un contexto etnográfico. Reconozco que no fui formalmente, ni explícitamente etnográfico en cuanto a haber podido lograr integrar sintéticamente una mayor profundidad en las reflexiones sobre el trabajo de campo en el propio documental; pues traté más que nada de evocar la integralidad de la situación etnográfica de campo,y pienso que esto también es etnografía - , aun que sea una parte del proceso y lógicamente no corresponda a la totalidad del proceso; la idea fue hacer una metonimia - la parte por el todo - evocando a partir de estos fragmentos el proceso completo. De todos modos, a raíz de este comentario pensé en incorporar una nueva secuencia y aumentar otro fragmento de narración en Off para explicar un poco más en detalle ciertas reflexiones del trabajo de campo. En todo caso, ésta es una discusión en la cual todavía estamos entrampados muchos colegas, pero siempre tratando de buscar una forma adecuada y pertinente
de
producir
narraciones
audiovisuales
propiamente
etnográficas
y
antropológicas. En cuanto a un análisis del documental en sí, podría decir que a un nivel denotativo aparecen representados frecuentemente los sitios eriazos, como espacios destacados dentro del contexto barrial, haciendo un contraste con la construcción de edificios nuevos, dentro de la composición de un sintagma, que después connota el conflicto de la demolición – construcción, que esta en la base de la dinámica de renovación urbana de Santiago en la cual esta inserta el barrio. Luego, ésta construcción sumatoria de elementos denotativos del barrio, con imágenes de construcciones antiguas y personajes del barrio, estaban destinadas a connotar una cierta nostalgia por un pasado, para esta construcción juega un papel clave el uso de una antigua canción tocada por una victrola51, provocando una emoción empática por los habitantes del antiguo barrio; mostrando rostros e imágenes de ancianos entre los personajes del barrio. A esta construcción se le suma una secuencia de fotos familiares de mis abuelos, tíos, Madre, hermanos, Esposa e Hijos, para connotar una 51
La canción era Damisela Encantadora de Ernesto Leucuona, e interpretada por Juan Arbizu.
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historia de vida arraigada sentimentalmente con el barrio. Un relato de voz en off reafirma estas connotaciones visuales, y al mismo tiempo explica las motivaciones (explícitas) de este trabajo de campo. Otra secuencia de sitios eriazos con signos de ocupación, abren la posibilidad del encuentro con los sujetos con la secuencia de la Chalo preparando comida, en el sitio eriazo y conversando de su vida intima. En las secuencias de interacción etnográfica - como podríamos llamar a estas -, aparece también la voz del camarógrafo, el cual no se ve en el cuadro, pero se percibe mediante su voz, alude a la mirada subjetiva del etnógrafo en el relato audiovisual. En cuanto al tratamiento de imagen, en las secuencias se alternan momentos descriptivos y distantes - hechos con cámara en trípode - mostrando siempre los entornos ecológico-sociales de interacción, y se entremezclan con las secuencias de entrevistas participativas, - hechas cámara en mano - en las cuales se nota la interacción del camarógrafo. La acción participante queda de manifiesto en una secuencia grabada de noche, en la cual unos jóvenes consumen marihuana y me preguntan la hora mientras grabo, - y les contesto que es la una y media de la mañana -, y pongo la muñeca con mi reloj ante el lente de la cámara. La selección de muchos fragmentos como estos, connotan un deseo de mostrar la naturaleza empática de esta relación entre los sujetos y el etnógrafo-camarógrafo. Aquí en adelante las connotaciones del documental se sobreponen en distintas direcciones, hacia temas como, la vida de la calle, el consumo de drogas, la recolección y el reciclaje como modos de subsistencia, fragmentos de historias de vidas, todo un compilado de imágenes y relatos fragmentarios sobre el tema general de vivir en los sitios eriazos. Finalmente la voz en off vuelve con un relato para rendir cuenta del proceso de distanciamiento (extrañamiento), adelantando el retiro del etnógrafo de la situación de campo, finalmente se muestra la secuencia del funeral de Barrientos, la cual tal vez cumple una función de puntuación “dramática” al terminar el relato con un dato fuerte e impactante, el cual, si estuviera descontextualizado del sintagma cinemático de toda la película podría ser interpretado como un intento por “exotizar” el relato con imágenes impactantes y emotivas; sin embargo el tratamiento participativo de la cámara en consecuencia con los relatos anteriores, legitiman la presentación de esta cruda secuencia. Además, explícitamente los propios sujetos incentivan a grabar todo lo que allí sucede. Las
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connotaciones
de
este
documental
auto-designado
como
etnográfico,
apuntan
principalmente al impacto de expresar la vivencia etnográfica, - desde el punto de vista del etnógrafo realizador -, evocando su situación histórica y existencial particular, para después presentar como la situación etnográfica devela – y sorprende – con una realidad que ocurre en un espacio físico (territorial) tán cercano, pero que sin embargo, antes pasaba desapercibido. Esta sorpresa del contacto y la profundización del encuentro se evoca principalmente en las secuencias descriptivas observacionales, pero al mismo tiempo también en las secuencias participativas. Finalmente, el relato audiovisual termina siendo un texto audiovisual más evocativo y expresivo que explicativo o narrativo, sin ninguna duda. Lo cual podría ser interpretado como un alejamiento de las expectativas narrativas-descriptivas que despierta el objetivo principal de hacer un estudio exploratorio y reflexivo. Sin embargo, a un nivel reflexivo se alcanzó un grado más profundo de introspección y análisis fenomenológico, sobre todo en los aspectos epistemológicos del uso de la cámara de video cómo un recurso teóricometodológico integral de investigación etnográfica. Esto solo quedó evocado a un nivel implícito y no lo suficientemente explicito en el documental. Tal vez la opción final, de realizar una narración con un énfasis más evocativo, pudo dar la sensación de haber ocultado el carácter ecléctico e integral del proceso de realización de este trabajo, sobre todo en el rodaje, lo cual tal vez no quedó del todo solucionado en el montaje y en la narración audiovisual final. Siento que en cierta forma me dejé llevar por una intuición narrativa que se fue construyendo durante el proceso.
"En el lugar donde trabajo existe la costumbre de tirar al water los restos húmedos del café que permanece en el fondo de la cafetera. Un día alguien ingresó al baño y al ver los restos del café esparcido en la taza tuvo arcadas y vomitó".
"Las cosas no son lo que son, sino lo que terminan siendo".
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El mundo funciona disperso, necesita ser ordenado para adquirir sentido. El sentido es la clave de interpretación que se produce al organizar los elementos dispersos cuyo significado o relación no era evidente.
A este modo de organizar los acontecimientos para que produzcan un sentido particular, le podemos llamar relato.
El relato es la más particular, la más histórica de las formas narrativas. El relato es transcultural y transhistórico y ha acompañado al hombre desde que habla. O mejor dicho desde que es hablado"
CARLOS FLORES DELPINO Director de La Escuela de Cine "Quince hipótesis sobre el relato de ficción".
QUINTA PARTE: CONCLUSIONES (Conclusiones, reflexiones y propuestas). XV.- Etnografía audiovisual ecléctica y reflexiva: Conclusiones (Reflexividad, nostalgia y perplejidad) El ejercicio teórico-práctico de la etnografía y la antropología a través de la utilización reflexiva de los medios audiovisuales - como dispositivos metodológicos de investigación -, abren la posibilidad de reflexionar sobre uno de los temas más relevantes y contingentes de la cultura global contemporánea. Me refiero, a esta especie de malestar en nuestra cultura (occidental) con respecto a la episteme moderna de la representación, que remplaza o sustituye la presencia plena de la vivencia subjetiva (de "carne y hueso"), por una imagen especular (una apariencia). Este malestar en contra del paradigma de la representación, se manifiesta en la emergencia de una conciencia creciente que devela los dispositivos de sustitución de la presencia del sujeto, mediante una operación de modelación de una realidad re-presentativa a través de una mediación de interfases tecnológicas. Las críticas
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postmodernas al positivismo científico (a la objetividad y el esencialismo universalista), pueden relacionarse perfectamente con este malestar que generan hoy en día éstas construcciones de representaciones (verosímiles) inscritas en los meta relatos universalistas, que pretenden monopolizar una visión de mundo específica (el paradigma positivistamoderno) basado en criterios de validación que residen en la construcción de una autoridad (lógica-racional) auto-legitimadora de estos criterios. La reacción en contra de este paradigma moderno, resalta los aspectos subjetivos, encarnados y vivenciados, en forma múltiple y fragmentaria por los distintos sujetos, según sus distintos puntos de vistas situacionales, pues los paradigmas emergentes se basan en criterios de fractalidad, relatividad, caos y juego. Si bien se reconocen estructuras, éstas se deconstruyen lógicamente en sus componentes mínimos, y se observan sus reglas de combinación y estructuración hasta develar las convenciones que las articulan. Tanto es así que desde una visión sistémica y cognitiva se llega a pensar que la "realidad" es solo una convención, - un constructo consensuado - que radicaría básicamente en una construcción mental, como dice la escuela del constructivismo, afianzándose así en una actualización sistémica, organicista y cibernética - de una de las tradiciones filosóficas más viejas: el idealismo. Por este motivo tal vez hoy se desconfía de la filosofía materialista, tradicionalmente entendida como antagónica al idealismo. Sin embargo, creo que es posible superar éste antagonismo dialéctico y validar tanto el idealismo y como el materialismo, como opuestos complementarios, co-determinantes 52 (mente-cuerpo, idea-materia, energía-masa, etc.). En gran medida este es el esfuerzo por realizar una etnografía audiovisual reflexiva y ecléctica, tratando de superar esta contradicción complementando un punto de vista observacional (con un énfasis materialista) con un punto de vista participativo-empático (con un énfasis idealista) en un intento de tratar de complementar ambas visiones como codependientes y co-determinantes al momento de interpretar la "realidad". Mi intención es tratar de ampliar la visión constructivista y sistémica, para no caer en un reduccionismo inverso, que suplanta el "Todo es determinado-objetivo-material" por el "Todo es relativo-
Como co-determinantes en la interacción de un marco no determinístico, sino más bien un flujo o devenir estocástico-probabilístico.
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subjetivo-mental (idea)53". El problema está en la "totalización" y la universalización, y al parecer hoy la tendencia es tratar de superar un extremo para caer en el otro, y no integrar sistémicamente ambas polaridades. ¿Por qué no pensar en elaborar un enfoque materialistainterpretativo-simbólico?, ¿Por qué no profundizar tanto en lo observacional como en lo fenomenológico y hacer más integral la práctica de la observación participante?. Desde este punto de vista, resultó interesante trabajar desde una etnografía audiovisual ecléctica y reflexiva. Si embargo, la perplejidad y la incertidumbre, que genera esta actitud de trabajar con puntos de vista tan diversos; al mismo momento que enriquece el espectro de observación e interpretación, también provoca la sensación de que uno se aleja de los fenómenos de la vida cotidiana (y el sentido común), aumentando ésta sensación de extrañamiento o desnaturalización que uno siente al reflexionar acerca de estas cuestiones epistemológicas y fenomenológicas, a veces dan la sensación de que uno se escapa y se aleja demasiado del entendimiento de las cosas ordinarias al abandonar el sentido común. A veces el pensamiento teórico y la especulación filosófica, resulta ser un factor que genera más perplejidad que claridad. De hecho hoy la tendencia es desconfiar precisamente de lo evidente y lo claro, en pos de una explicación compleja (mientras más multivariable y caótica mejor). De hecho hoy la incertidumbre se menciona como una de las características del
pensamiento
contemporáneo.
Pero
curiosamente
esta
ultra-modernidad
o
postmodernidad - según se quiera ver - luego de derribar las certidumbres y las verdades universales, han provocado un fuerte impulso por buscar nuevos referentes de sentido. Aquí es desde donde surgen las narrativas nostálgicas, como un fenómeno contemporáneo preocupado por redefinir las identidades, y reconstruir el sentido de las narrativas existenciales. El nihilismo postmoderno carente de fundamentos anda en búsqueda de nuevos referentes, y los busca en las historias remotas pre-modernas, en el pasado mitificado, y en los pueblos aborígenes no occidentales, buscando los referentes de una nueva sociabilidad comunitaria, que nos acerque más a la naturaleza y así poder restablecer ese nexo - que supuestamente - cortamos en algún momento de nuestra historia evolutiva, al transitar de ser seres íntegramente naturales a ser seres culturales completamente artificiales.
Me refiero a la concepción idealista de la mente, pues también existe una visión materialistaestructuralista de la mente como un dominio lingüístico-socio-cultural.
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Finalmente la búsqueda narrativa de esta etnografía audiovisual, después del arduo trabajo de reflexión terminó siendo un documental etnográfico-reflexivo, que finalmente escogió narrar desde la nostalgia - auto situando el punto de vista del etnógrafo - empeñado en referenciar su experiencia etnográfica con sus mutaciones reflexivas, para poder entregar las claves de acceso a una interpretación más amplia del proceso etnográfico. La idea era no restringir el espectro de interpretaciones posibles, y evocar el contexto emocional del trabajo de campo, y la intensidad emocional de las vivencias en la interacción cara a cara. Básicamente esta etnografía visual es un documental, pero no deja de ser un intento claro por tratar de definir un género distintivo y adecuado para la práctica etnográfica; de allí la pertinencia de sus metodologías y enfoques eclécticos, su afán prospectivo y descriptivo de los entornos ecológicos, materiales-espaciales-relacionales, y su afán reflexivo y evocativo de los aspectos inter-subjetivos. Dentro de las libertades creativas de un enfoque ecléctico esta la utilización integral de los recursos teórico-metodológicos, y la apertura a múltiples interpretaciones o lecturas. Básicamente lo que creo que debería distinguir a una etnografía visual de otros géneros o expresiones documentales, precisamente es este afán de la etnografía y la antropología contemporánea por profundizar en la complejidad de la interpretación de los fenómenos socio-culturales, no cerrando, si no más bien incentivando la producción de múltiples lecturas. Sin embargo, creo que también es útil saber encontrar la forma adecuada de narrar audiovisualmente y dar un sentido de comunicabilidad y verosimililitud, pero al mismo tiempo entregando claves para facilitar su desmontaje y hacer más ricas e integrales las interpretaciones, y por ende, profundizar en la complejidad epistemológica y hermenéutica del trabajo etnográfico. En la dosificación criteriosa y adecuada de estos dispositivos: observacionales y empáticos, retóricos y narrativos está la senda del documental etnográfico audiovisual.
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XVI-Por un espacio propio para la etnografía audiovisual. (Propuestas y criterios a considerar). El desarrollo de la antropología visual en Chile ha sido una emergencia temática producto del desborde de las áreas temáticas de la disciplina antropológica y otras áreas afines de conocimiento, así como también incide la emergencia de nuevos paradigmas cognitivos, más complejos, sistémicos y holísticos. Esta emergencia temática de la antropología visual dentro de las ciencias sociales, estaría caracterizada por un deseo de experimentar con nuevas metodologías y formas alternativas de representación, tratando de superar la noción de autoridad del los meta relatos científicos (positivistas), tratando de buscar nuevas formas narrativas y discursivas, más participativas, empáticas, inter-subjetivas, polifónicas, evocativas, eclécticas, etc. Dentro de estas tendencias “experimentales”54 de representación, surgidas al interior de la antropología, la antropología visual ha sido un área que convoca cada vez mayor interés entre los investigadores socio-culturales, sobre todo a partir del impacto de la “era de las telecomunicaciones” en el mundo cultural, en donde los medios audiovisuales cobran cada vez más relevancia en el consumo cultural y la intermediación simbólica dentro de la situación de un mercado globalizado. Esta situación podría explicar el interés de los antropólogos latinoamericanos por abordar temas visuales, y mediales desde una perspectiva crítica, y también la posibilidad de utilizar los propios recursos visuales y audiovisuales, como recursos teóricos y metodológicos de investigación. Esto explicaría también el auge contemporáneo en la realización de videos documentales etnográficos, sobre todo por parte de los antropólogos más jóvenes. Dentro de la antropología visual, la etnografía audiovisual debería distinguirse claramente de cualquier otra producción audiovisual, por implicar en su modo de producción, los criterios teóricos y metodológicos básicos de la etnografía. A modo de propuesta creo que los criterios básicos para considerar una etnografía audiovisual en estricto rigor deberían ser: Al hablar de experimental no me refiero solo a la noción de experimentación científica, sino a una acepción más amplia que involucra la exploración intuitiva, como en la experimentación artística, la cual es muy productiva en un contexto fenomenológico reflexivo. 54
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a) rendir cuenta de una situación etnográfica: Establecimiento de condiciones de rapport, aprobación (acuerdo mutuo), complicidad, confianza e intimidad con los sujetos a interactuar participativamente. Rendir cuenta de la participación del etnógrafo y su cámara (como autor), y cómo sus dispositivos afectan en la situación etnográfica de estudio (como sistema), haciendo explícitos sus pre-supuestos cognitivos de estudio, y mostrando en el desarrollo de la etnografía audiovisual la interacción (inter-subjetiva) entre el investigador y los sujetos de estudio. b) Desarrollar un componente observacional: Observar y describir el contexto etnográfico, con cierto distanciamiento analítico para establecer observaciones del entorno espacial-temporal, geográfico, describir; desplazamientos, emplazamientos, acciones, conductas e interacciones inter-subjetivas. Contrastar permanentemente la acción preformativa (realizativa) con los relatos orales. c) Desarrollar un componente participativo: Involucrarse subjetivamente con el tema de estudio etnográfico, empatizar con los sujetos implicados, abrir situaciones de interacción no previstas, estar abierto a la deriva de la interacción inter-subjetiva.
d) incorporar un componente reflexivo sobre el proceso de desarrollo etnográfico: Rendir cuenta del proceso global, a partir de la situación preliminar al estudio, describir los acontecimientos durante su desarrollo e incorporar las reflexiones producto de las interacciones etnográficas, tanto orales como audiovisuales.
La etnografía audiovisual así descrita, - como un proceso de interacción inter-subjetiva -, cuyo interés primordial es el acceso a un grado de comprensión de la cultura visual y sus dispositivos operantes dentro del sistema socio-cultural. No necesariamente tiene abarcar que abarcar o describir el proceso completo de la etnografía en una realización audiovisual, puede tratar solo un fragmento que rinda cuenta o evoque la totalidad, - una metonimia: "la parte por el todo" - , pero sin embargo esta realización, en su construcción tiene que ser
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hecha en consecuencia con la orientación metodológica del proceso completo, para así poder relacionarla con otros productos del proceso etnográfico. Es decir una etnografía audiovisual podría funcionar como libreta de campo, como observaciones de terreno, como entrevistas, como video reseña de un aspecto, como documental explicativo, reflexivo, participativo, etc. y no tendrá que agotar necesariamente toda la complejidad de la situación etnográfica , - y no por esto dejaría de ser etnográfico - ya que el abordaje etnográficoantropológico estaría implicado en su orientación teórica y metodológica básica, la cual debería estar implícita en todos sus productos etnográficos, como por ejemplo, textos escritos, registros de video sin editar, documentales editados, etc.
XVII-Por una Etnografía Audiovisual Experimental. El limitar las instancias de experimentación audiovisual etnográfica, y reducir esta práctica a solo imitar las enunciaciones convencionales y los clichés de los géneros más conocidos de la narración audiovisual, - como el cine o la televisión - sin sobrepasar estos estilos por temor a transgredir las normas de la recepción convencional; suele ser el principal freno a la experimentación en antropología audiovisual, ya que los públicos – no solo populares, sino que también doctos - están endoculturizados en un dominio muy convencional, el de la recepción mediada por formas tecnológicas, estéticas, narrativas y retóricas. El innovar con un “lenguaje propio”, con sus propias convenciones, es el verdadero desafío práctico de la etnografía audiovisual; explorar nuevas formas narrativas, nuevas enunciaciones que impliquen toda la complejidad de la situación etnográfica. También nos suele suceder a los antropólogos, que al momento de experimentar con el manejo de los medios audiovisuales, con objeto de realizar algún video de carácter etnográfico, ya sea por falta de experiencia, conocimiento, u oficio técnico en el manejo de los equipos, ante esta dificultad, se suela recurrir inconscientemente a ciertos clichés audiovisuales, cómo por ejemplo, el dejar la narración y la conducción completa del documental subordinado a un guión – textual - bien escrito y documentado, preciso, con una síntesis clara en lo que respecta a la gramática comunicacional del mensaje, sin
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embargo este guión que puede ser bastante fiel a una visión antropológica en su construcción escritural, no logra liberarse de una función convencional que amarra y restringe la potencialidad de las imágenes y las limita a cumplir solamente una función ilustrativa y explicativa del texto escrito– materializado en el guión-, esta limitación de la narrativa audiovisual favorece a una estrategia audiovisual autoritaria, que en el montaje definitivo contradice los criterios etnográficos o antropológicos que quería expresar audiovisualmente; y de esta manera muchas veces la imagen en lugar de “validar” el discurso textual termina por “Invalidar” su veracidad, al connotar la operación de trucaje o montaje de las imágenes subordinadas al texto escrito, liquidando la credibilidad del relato audiovisual.
QUINTA PARTE (REFLEXIONES ANEXAS). XVIII- Reflexiones sobre la postura teórica ecléctica y reflexiva en etnografía audiovisual. Al hacer de la práctica audiovisual un ejercicio reflexivo y conciente del empleo de los dispositivos técnicos e instrumentales (teórico-metodológicos), como herramientas de registro y captura de datos susceptibles de ser analizados y procesados en función de un producto narrativo final, nos abrimos a la posibilidad de profundizar en las implicancias epistemológicas del uso (nunca neutral e intencional) de estos dispositivos tecnológicos, con el objeto de producir una determinada “experiencia” o “conocimiento” relevante para nuestro estudio. El ejercicio reflexivo de la antropología se hace más fructífero (y complejo) con la ayuda de los dispositivos tecnológicos de “captura audiovisual”, sin desmerecer la tremenda pertinencia de la escritura en una libreta de campo, la cual nunca he desechado o desdeñado. Sin embargo, el uso del video como una libreta audiovisual de campo, resulta interesante justamente por que entrega un registro distinto al de la escritura, y sirve como un método de contraste del registro escrito, y de esta forma obtenemos más elementos cruzados para analizar e interpretar posteriormente. Es decir, entre el dilema de hacer o no 102
hacer un registro audiovisual, sin duda es preferible hacerlo, sobre todo si este recurso está a nuestro alcance al momento de hacer una etnografía. Esta puede ser una opción absolutamente personal, por que me agrada y me funciona operar con la cámara de video y su registro, y asumo la complejidad de esta opción, que contrasta el registro escrito con el audiovisual, además, creo que funciona muy bien la metáfora de la visión de la cámara como si ésta fuera una extensión del sentido de la vista, y el micrófono fuera una extensión del sentido del oído, y por lo tanto la cinta equivaldría a la memoria sensible, y finalmente las secuencias grabadas, podrían acercarse a lo que puede ser una síntesis de la mirada subjetiva del etnógrafo en relación a la experiencia de campo. Lo interesante es que el registro audiovisual permite acceder tanto a aspectos concientes e inconscientes de la mirada del etnógrafo. Muchas veces se accede a un cierto automatismo de la mirada, al capturar imágenes y sonidos en situaciones de grabación espontánea durante el trabajo de campo, aun que también existen registros concientes y deliberados, también es cierto que se cuelan ciertas decisiones o intuiciones subconscientes del etnógrafo-camarógrafo. Estas características reflexivas que nos proporcionan los equipos audiovisuales, nos dan además la posibilidad -no menos importante- de poder revisar y volver a visionar el material grabado muchas veces, - y re interpretar lo que allí se ve – es una verdadera maravilla! , pues nunca el material se agota del todo, y siempre otorga nuevas lecturas y sentidos de interpretación. En fin, fueron estas características técnicas y performativas que otorgan estos instrumentos audiovisuales, - principalmente el video como soporte – el que me sedujo y me llevó hacia el camino de explorar la etnografía audiovisual como una opción aún que todavía no está lo suficientemente validada teóricamente al interior de nuestra disciplina, pues existe una resistencia, y una desconfianza de la productividad (teóricametodológica) del video en la investigación antropológica, por que siempre el registro audiovisual produce un cierto grado de incertidumbre y complejidad, por lo tanto siempre es complejo su tratamiento y manipulación para crear un producto final coherente, que rinda cuenta del proceso de investigación sin desvirtuar o reducir su complejidad – por lo tanto debe ser editado y narrado adecuadamente, evitando la tendencia al reduccionismo, sin embargo, todavía no sabemos con precisión como hacerlo, y estamos buscando el modo narrativo audiovisual más pertinente, por lo mismo experimentamos en esta búsqueda ya que no existe un género narrativo audiovisual propiamente etnográfico (en estricto rigor
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teórico) lo suficientemente legitimado desde el punto de vista científico ante la academia, a esta percepción tal vez contribuya el hecho de que siempre un video o filme etnográfico es visto como se mira cualquier documental común y corriente, - sea éste uno que trate sobre flora y fauna, o sobre una tribu nativa -, porque se ven y se consumen como cualquier otro documental - de los que estamos habituados a ver -, de acuerdo a nuestro conocimiento previo (sentido común), y proyectamos inconscientemente nuestras expectativas de lo que debe ser un documental como lo establece nuestra costumbre de espectadores endoculturados en el consumo de documentales ya estandarizados por las convenciones (de verosimilitud) de la TV o el cine, solo que en el caso el caso del llamado documental "antropológico" o "etnográfico", comúnmente esperamos que este tenga además un cierto contenido etnográfico, de esta forma solemos poner en la misma categoría realizaciones hechas siguiendo criterios etnográficos, junto con otras que no tienen nada de etnográfico más que referirse a una etnia como tema. Por lo tanto, comúnmente se suele otorgar gratuitamente el título de etnográfico o antropológico, a muchas producciones audiovisuales, por el simple hecho de que estas producciones tratan temas o motivos pertinentes para la antropología, entonces cabe preguntarse: ¿Qué tema no es pertinente para la antropología?, y por consiguiente ¿Podríamos definir todos los documentales como antropológicos, por el simple hecho de que todos pueden ser susceptibles del interés de un análisis antropológico?; si fuera así, estaríamos confundiendo los temas y objetos de estudio con las cualidades disciplinarias de la antropología (teóricas y metodológicas), y en cierto modo, esta forma de pensar hace que comúnmente se traten los videos y documentales a un nivel muy básico, solo como objetos de estudio que contienen un cierto interés cultural susceptible de un análisis o interpretación antropológica, sin embargo los documentales y otros géneros audiovisuales, no se agotan a este nivel de meros objetos de estudio o contenidos temáticos, pues también ellos son complejos dispositivos de producción de significados y narrativas audiovisuales, las cuales se organizan de forma sistemática y estructural (como lenguaje cinemático, retórico, narrativo y discursivo). Entonces si no reconocemos este nivel generativo de los dispositivos audiovisuales, estaríamos truncando la posibilidad de emplear de forma reflexiva estos recursos teóricometodológicos susceptibles de ser aplicados en función de la producción de conocimiento etnográfico y antropológico. Por lo tanto a las producciones audiovisuales que se dicen ser
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antropológicas y etnográficas, podemos exigirles consistencia de acuerdo a nuestros intereses disciplinarios, como metodologías de investigación y producción teórica y reflexiva. Una de las necesidades más imperantes dentro de la práctica de la etnografía audiovisual es precisamente la de explorar y buscar una narrativa y retórica pertinente para consolidar un género etnográfico audiovisual propio. (o tal vez varios géneros traducibles a diversos productos antropológicos-audiovisuales: Ensayos, Monografías, Notas, Reseñas, Artículos, Etnografías, etc.). La cuestión es que hasta el momento gastamos muchos esfuerzos en experimentar con herramientas y dispositivos, pero hemos sido poco proactivos con los objetos de estudio o problemas que aportan las líneas tradicionales de la investigación antropológica, y no nos hemos integrado al desarrollo de líneas de investigación generales, aportando
desde
nuestra
especificidad,
al
contrario,
solemos
reforzar
nuestro
enclaustramiento en función de consolidaar nuestra especificidad, lo cual puede ser interpretado como una etapa de desarrollo necesario, pero tenemos la preocupación de tener que integrarnos de forma más sistémica a la comunidad antropológica para evitar caer en una hiperespecialización reduccionista, que nos impida integrarnos a programas de investigación transversales e interdisciplinarios, con objetos de estudio en común con otras especialidades de la antropología y las ciencias sociales. Generalmente hemos gastado nuestra energía en la experimentación y la reflexión epistemológica que implica el uso de estos recursos, más que tratar de describir o tratar de explicar un fenómeno socio-cultural externo. Posiblemente esto se deba a que todavía la etnografía audiovisual es una corriente emergente dentro de la disciplina, (sobre todo en Latinoamérica, - y todo el tercer mundo -, en donde prácticamente no existió el desarrollo de un movimiento de cine antropológico o etnográfico (salvo algunas honrosas excepciones aisladas55), posiblemente por el difícil acceso a los medios de producción audiovisual por un tema de dependencia tecnológica y el alto costo de los equipos, como consecuencia de la asimetría estructural de la distribución del poder y los recursos económicos en general.
55
Por ejemplo podemos destacar los filmes etnobiográficos de Jorge Preloran en Argentina,
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Sin embargo, como mis amigos y colegas antropólogos visuales Juan Pablo Silva y Valentina Raurich56, han señalado en más de una oportunidad – no podemos seguir quejándonos y justificarnos en el pretexto de que ésta es una disciplina nueva y “emergente”, pues según la opinión de ellos, el cine etnográfico es una corriente bastante antigua en la disciplina, con periodos de mayor o menor auge, - pero eso si -, ha sido poco estudiada, sobretodo en nuestro país, en donde reproducimos exageradamente el “mito” de que la antropología visual y la etnografía audiovisual son corrientes nuevas, poco menos que postmodernas o ultra contemporáneas; ya que en lugar de estudiar y profundizar en la historia de la antropología visual, nos engolosinamos con cámaras y ganas de hacer videos sin tener ninguna noción de la importancia de movimientos como el direct cinema, o el participatory cinema para la antropología. Desde este punto de vista ellos recomiendan revisar a los clásicos, mas allá Flaherty, Vertov o Rouch, y revisar también lo que se hace hoy en día en el cine etnográfico. Ellos se plantean desde el punto de vista de la necesidad de profundizar en el estudio teórico antes que empezar a experimentar como si no hubiera existido nada antes, con ese afán permanente de querer re-fundar eternamente la disciplina y nunca dar un salto en la acumulación de conocimiento, y estar siempre empantanados en lo mismo. Yo personalmente tengo una opinión distinta, estoy de acuerdo con ésta necesidad de profundizar en el estudio histórico y sobretodo teórico de estas corrientes de la antropología global. Sin embargo reconozco también este sentimiento de querer experimentar con la cámara de video como si nunca hubiese existido una etnografía visual, pues creo que para el caso de nosotros los latinoamericanos, este es un acceso nuevo a estas tecnologías de registro audiovisual, y que solo con la masificación del video digital se están dando las condiciones materiales-tecnológicas y socio-culturales para hacer una etnografía visual propia , - desde el punto de vista del nativo que se apropia de estos artefactos y los resignifica mediante su uso. En este sentido, valoro éstas ganas de querer experimentar vivencialmente con la cámara; y con los equipos de edición, metiendo mano y aprendiendo mediante el ensayo y el error. Considero que ésta es una etapa exploratoria necesaria para
Juan Pablo Silva y Valentina Raurich son docentes de la cátedra de Antropología Visual en la Universidad Bolivariana, junto a Felipe Maturana y Alejandro Eltón. 56
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reconocernos, con nuestros propios códigos, - los cuales supongo deben tener alguna distinción de los códigos globales – en definitiva, defiendo una cierta mirada “subalterna” y “postcolonial” del fenómeno, pues creo que no da lo mismo ser un antropólogo situado en Chile a ser un antropólogo situado desde el “primer mundo”. No obstante este es un tema bastante discutible dentro del concierto global. Ante lo cual - insisto - en que en un sentido todavía vivimos localizados al interior de una “periferia”. En un contexto tal vez más multicéntrico y deslocalizado, - si puede ser -, pero en definitiva creo que domina mayoritariamente una relación de subalternidad de una minoría por sobre una mayoría, (todavía existe un predominio de los países del hemisferio Norte por sobre los del hemisferio Sur). Sin embargo podría decirse que simultáneamente convivimos en la globalidad y la localidad (la glocalización de la que habla García Canclini57). El ejercicio etnográfico audiovisual trae como consecuencia una predisposición a realizar un auto-examen reflexivo y crítico, acerca de los procesos de observación, distinción, interpretación, narración, y discursividad audiovisual, pues durante las decisiones tomadas en el rodaje o el montaje, uno se pregunta inmediatamente por las selecciones que hizo, por lo que dejó afuera y lo que dejó adentro, y como lo trató, mediante que operaciones y con que dispositivos o recursos técnicos; entonces inmediatamente vienen las preguntas a cerca de las consecuencias (narrativas o discursivas) que estas operaciones traen de la mano y la responsabilidad que asumimos en ellas como creadores de estos relatos antropológicos audiovisuales. Esto nos hace muchas veces preguntarnos acerca de la posición política que tomamos con nuestro trabajo etnográfico, el cual me parece que es imposible de tratar o plantear desde una neutralidad u objetividad.
Refiriéndose al neologismo Glocalize que se refiere a lo local globalizado (García Canclini:1995;85-88) 57
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XIX.-Epílogo: Sobre mis privilegios y condición de clase: (o remordimientos por mi “Beca Restauran Plaza Garibaldi”). Recuerdo que alguna vez, a propósito de mi extravagante idea de entrar a estudiar antropología, - lo cual significaba sacrificar mi carrera como comunicador audiovisual para dar un giro en mi vida por un rumbo incierto –, mi padre me comentó: - “yo tengo la impresión de que la antropología es una carrera para gente rica, - esa es mi idea -, como que la antropología es un hobby, un lujo, que solo se pueden dar las personas que ya tienen una situación económica estable”. Con este comentario mi padre me quería decir que meditara mi decisión, que la antropología era un camino demasiado incierto e inestable económicamente en países pobres como los nuestros. Pero yo le contra argumenté de que sentía que era mi vocación y que había muchos antropólogos que a pesar de la adversidad se abren un camino propio. Mi padre me recalcó que yo estaba casado y ya tenía dos hijos, y me sugirió que lo volviera a pensar desde una visión más “realista”. Yo no dudé, pensé que lo mío era la antropología visual, y que mi paso por comunicación audiovisual era un buen inicio, pero no era mi final. Pensaba seguir trabajando media jornada en proyectos audiovisuales y media jornada la dedicaría a estudiar. Pero en la práctica no fue así, cada vez me costaba más trabajar media jornada, pues ya no me llamaban de ninguna productora porque no tenía disponibilidad completa para trabajar cien por ciento y dejar los estudios. En definitiva el horario de estudio, el cual era fragmentado con clases en las mañanas y las tardes, más la carga de los terrenos y los trabajos, hicieron muy difícil compatibilizar el trabajo con los estudios. No era imposible trabajar, pero de todos modos bajaron drásticamente mis ingresos económicos, recargándole la mano a mi esposa, quien también trabajaba mientras sacaba su doctorado. La oportunidad de poder estudiar de nuevo fue producto de un ofrecimiento que me hizo mi madre, mientras yo pasaba por un momento de cesantía y depresión. Ella me dijo que ahora ella tenía una buena situación y que ella podía pagarme la carrera. Dudé por su ofrecimiento, pero las ganas de estudiar antropología pudieron más que mi orgullo y entré a estudiar en la Universidad Bolivariana. No niego que me sentía como desfasado en el tiempo. Pero luego mi entusiasmo por la carrera hizo que me concentrara principalmente en mis estudios. El estudio de la antropología fue mi pasión y mi terapia existencial. 108
Posteriormente durante el desarrollo de esta Tesis de grado, me cuestioné muchas cosas, y una de ellas fue un cuestionamiento por mi estilo de vida tan burgués. Me incomodó mi propia condición privilegiada. Sentía que era tremendamente injusto que yo tuviera una oportunidad de volver a estudiar una carrera universitaria, mientras tantos compatriotas no la tienen. Entrar a estudiar de nuevo fue una situación que me llevó a tomar conciencia práctica de mi situación de clase, no asumida. No debo negar que provengo de una tradición izquierdista (marxista-leninista) a la chilena. Es decir durante mi juventud temprana, en el exilio en México decidí incorporarme activamente a la vida política, al entrar a militar en las Juventudes Comunistas de Chile. (JJCC). Durante este periodo me preparé políticamente y teóricamente dentro de esta línea ideológica, estudiando marxismo y debatiendo en mi célula los informes políticos del comité central del PC. Retornamos a Chile el año 85, y yo desde mi lugar de lucha en el frente estudiantil secundario me entregué por entero al desarrollo del proyecto de la Sublevación Nacional, convencido moralmente de la legitimidad de nuestra política de Rebelión Popular, la cual legitimaba el uso de todas las formas de lucha, (incluyendo la vía armada) para derrocar a la dictadura militar e instaurar una asamblea constituyente que gobernara los destinos del país bajo una orientación democrática y popular. Como es de esperar, mi pasado tiene algo de repercusión en mi presente, sobre todo en lo que se refiere a una sensibilidad social, orientada hacia un deseo de abolir las diferencias de clases y los privilegios, que fundan a la sociedad capitalista. Si bien es cierto que, por el hecho de ser hijo de profesionales de clase media, siempre me consideré un privilegiado, sin embargo siempre luché contra el estilo de vida burgués, y traté de renunciar voluntariamente a todo tipo de privilegio social, de hecho en México y en Chile siempre sentí orgullo por estudiar en establecimientos de educación pública, en contacto íntimo con “el pueblo”, y tratando siempre de aprender de una “cultura proletaria” y “popular”, ciertamente siempre idealizada. Este entrenamiento ideológico en adquirir una “conciencia de clase” (proletaria) sin ser proletario, y el esforzarme en tratar de identificarme siempre con los pobres y desposeídos
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del mundo, en cierta forma lo ejercí despreciando mi propia historia familiar, la historia de mis abuelos y bisabuelos, paternos y maternos, todos ellos inmigrantes europeos que, en pleno periodo de auge neo-colonizador y modernizador, salieron de una Europa convulsionada para inmigrar hacia Latinoamérica (para hacerse la América ) y hacer fortuna en nuevas tierras alejadas de la civilización. Algunos de estos ancestros familiares tienen un pasado más que cuestionable, (mirados desde una posición moralista contemporánea de post-guerras ). Tengo algunos bisabuelos ingleses- escoceses, masones que se fueron primero a colonizar Sudáfrica, ellos tenían una mina de diamantes y fueron parte del régimen esclavista. Después compraron tierras en Chile Central y decidieron probar suerte en el campo chileno en su fundo de Copequén. Los otros eran colonos alemanes, empresarios agrícolas que se adjudicaron el antiguo Molino de Doñihue. De ambas familias tanto la materna (Holmes-Heins), como paterna (Molina-Bragazzi) fueron familias acaudaladas que se vinieron abajo después de la crisis mundial del año 1939. Entonces los herederos de esas fortunas, mis abuelos, vivieron el periodo del fin de la opulencia, y les tocó la época de tener que rematar las propiedades y con ello les tocó vivir el fin de la buena fortuna, y luego vino el descenso y la marginación social de la vida de la aristocracia a la que alguna vez pertenecieron y estaban acostumbrados. Siempre recuerdo los modales refinados de mis abuelos, tías y otros familiares mayores. También tengo algunas tías que rayan en la siutiquería y viven añorando el pasado aristocrático de nuestras familias venidas a menos. Este tema creo que afloró inconscientemente en la realización del documental de mi Tesis, ya que mi interés por la vieja arquitectura del barrio y las demoliciones de las antiguas casas, en cierta forma representaban o evocaban, la historia de ese pasado de mis familiares, esa era la fuente de la nostalgia y el dolor de mis abuelos, padres y tíos. Las demoliciones y la transformación del barrio solo hacían más patente la historia de este final, hacía más evidente (en forma física y material) una transformación económica y social que ya había ocurrido hace años atrás. Reconozco que en mi infancia más temprana, crecí escuchando relatos del pasado glorioso de los abuelos. Por lo tanto este barrio transformado con las demoliciones, hacía más patente la nostalgia que yo sentía por una historia familiar negada, por asumir una historia social que consideraba más urgente.
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La ciudad se está transformando, se está modernizando, y en este dinamismo de destrucción y construcción también afloran signos profundos, como los escombros materiales de una demolición. Signos fragmentados que evocan un paso, una forma previa que existió y que en cierta forma prefiguró las condiciones de lo que vivimos hoy. Este sentido histórico (muy materialista- histórico) hizo preguntarme también por mi condición de clase, mi linaje, mis ancestros, en definitiva toda mi historia parental, y sus mutaciones sociales en el tiempo; siento que esta historia puede explicar mi inquietud ingenua, y en cierta forma inconsciente por estudiar los sitios eriazos como espacios de interacción material y simbólica, los cuales pueden ser interpretados por su ocupación, transformación y uso social. Lo interesante es que en un comienzo pensé que principalmente mi inquietud era una inquietud social, pues creía que mi interés único era estudiar los sitios eriazos de mi barrio, en función de sus ocupantes actuales - los nómades urbanos- , los cartoneros58, los viejos chichas59 y los cabros volados60. Pensaba que mi principal interés era un deseo de denunciar la injusticia social, el desamparo y las duras condiciones de vida, de estas personas pobres y desposeídas de recursos que luchan por subsistir ante toda la adversidad del sistema, aprovechando los recursos más precarios que la ciudad brinda, haciendo uso del ingenio y el instinto de sobre vivencia. Sin embargo, la historia profunda de este trabajo de campo no se agotaba allí, en la problemática social más evidente, pues también existía un componente subjetivo detrás de la mirada de la cámara, era la mirada del etnógrafo en su barrio, en sus elementos, en su historia. Esta conciencia de mi historia familiar, este reconocimiento de mi nostalgia y mis afectos, reveló un profundo sustrato emocional, desde donde yo me planteaba esta observación etnográfica. Por lo tanto, estaba accediendo al filtro o al prisma desde donde yo articulaba mi mirada. Si bien no puedo determinar todos los aspectos condicionantes de mi mirada, al menos pude vislumbrar auto-concientemente algunos. El tema de establecer con precisión el lugar desde donde me sitúo para observar fue un tema de introspección constante, y solo llegaba hasta este sentimiento de nostalgia bastante impreciso. ¿Nostalgia de qué? , ¿De los
Recolectores de cartón, el cual después venden para su posterior reciclaje. Expresión familiar y afectuosa, - de la calle - para referirse a los adultos y mayores alcohólicos. 60 Expresión familiar – de la calle – para referirse a jóvenes adictos a ciertas drogas como la pasta base, la marihuana, solventes, etc. 58 59
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abuelos?, todos los abuelos mueren y es doloroso. Nostalgia por la demolición de la casa de Echaurren? , ¿Por el pasado familiar?, ¿Por la infancia perdida?, ¿ Por los amigos del barrio?, ¿Por el barrio?. Todos estos motivos son lógicos y pueden ser causantes de esta sensación de nostalgia. Pero no quedaba satisfecho, sentía que no era una nostalgia común por el pasado. Sentía que quedaba algo sin descifrar. La negación de mi familia burguesa y mi condición social privilegiada, me fue enrostrada con violencia en muchas oportunidades durante mi trabajo de campo. Ciertamente nunca fui aceptado como uno más de ellos, y me lo hicieron sentir de múltiples maneras. Sacándome en cara mi condición de estudiante universitario, “culto”, “instruido”, “inocente”, y hasta “tonto”, “agilado”, con lo que respecta la vida de la calle. Constantemente se expresaban en un coa muy canero, muy gitano, para dejarme colgado, marcando ocupado. Me recriminaban de que era cagado, amarrete61, que tenía plata y que no la compartía a destajo. Creo que nunca lograron entender que yo también pasaba pellejerías y me faltaba la plata. Como me veían con la cámara de video, o a veces me veían en mi bicicleta, o en el auto de mi esposa en el supermercado, ellos juraban de que yo tenía mucha más plata y que simplemente era cagado, al momento de darles una cooperación. Me enrostraban mi condición social de buen pasar al decirme irónicamente “Tío”, - como llaman ellos a los visitadores sociales y voluntarios del Hogar de Cristo -, ellos sabían que me molestaba y con mayor razón ellos me decían así. Mi nueva situación post dictadura, luego de varios años de gobierno “democrático” de acuerdo al marco de la constitución de 1980, - herencia vergonzosa del gobierno militar – me ha dejado perplejo. Mi condicionamiento previo estaba en participar y comprometerme hasta entregar la vida si fuese necesario, por un proyecto revolucionario. Pero no pasó, no hicimos ninguna revolución, y fuimos una generación de sobrevivientes algo desadaptados a esta situación de transición eterna a la democracia62. En mi caso el tema de la pobreza y la Formas de decir tacaño, o avaro. Interesante para reconocer este fenómeno generacional puede ser ver el documental chileno “Actores Secundarios” (2004) de Pachi Bustos y Jorge Leiva, el cual narra el ideario y el compromiso de vida que tuvimos los integrantes del movimiento estudiantil secundario durante la dictadura militar. 61 62
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inequidad social me golpea fuerte, pues en gran parte mi compromiso y mi apuesta de vida estaba enfocada al ideal del cambio radical de esta situación. Con la llegada de la democracia, también fructificó el negocio familiar de mi madre, periodista gráfica dedicada ahora a un restorán mexicano: “Plaza Garibaldi”, el cual fue impulsado gracias a un crédito blando del Banco del Estado, otorgado por el gobierno con la intención de reinsertar laboralmente a los retornados del exilio. El negocio fue un éxito en la década de los noventa y consolidó la estabilidad de la familia nuclear y extendida. Nunca me dejé de cuestionar esa inserción de mi madre en el mundo empresarial, yo siempre la había visto como una mujer profesional comprometida políticamente por la causa del retorno de la democracia y la transformación social. Yo tenía la imagen de mi madre izquierdista que se sacrificaba por nosotros y los demás, viviendo siempre agobiada por deudas y los abusos en el trabajo asalariado. Ella fue empleada de muchas empresas gráficas y editoriales, siempre fue mal pagada y vivió muchos periodos de cesantía. Poco a poco me tocó vivir la transformación de mi madre en empresaria, observé sus sacrificios por el negocio en el cual todos los hermanos participamos en su comienzo. Pero luego vino la estabilidad, el negocio creció y prosperó. Se contrató cada vez mas personal llegando a tener 22 empleados, muchos de ellos reclutados en la Vega Central, y ya algunos, los mas antiguos, ya cumplieron 13 años trabajando en el Restauran junto a mi madre. La relación de mi madre con sus trabajadores es bastante amistosa, de buen trato, pero no deja de ser una relación jerárquica como suele ser la dirección de toda empresa. El restauran de mi madre, en todo caso, no deja de ser una empresa familiar, artesanal que tiene muy poco de moderna, sobre todo en lo que respecta a su administración y gestión. Todavía no existe ningún computador, ni siquiera para emitir boletas o llevar la contabilidad. Sin embargo la empresa familiar no deja de ser una empresa capitalista (qué duro me suena en este caso escribir la palabra capitalismo!), lo cual supone un sistema basado en la producción de plusvalía, generación de ganancias o excedentes económicos, maximización de las utilidades y uso racional de los recursos de acuerdo a las condiciones de mercado, (precios, oferta-demanda, etc.). Esto incluye a los recursos humanos ( los trabajadores son personas!). Así es el frío mundo de la empresa y los negocios. Mi madre lo ha sabido hacer bien, desde una perspectiva innata o mejor dicho empírica, pues sabe manejar de forma intuitiva la
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“mecánica” del negocio gastronómico. Desde el punto de vista de los trabajadores, mi madre es una buena “jefa”, no paga mal, paga más de lo que el mercado gastronómico suele pagar, y además tiene un buen trato con sus trabajadores. Sin embargo, yo no me veo como parte de este negocio, y trato de sustraerme al hecho, pues siento cierta adversidad hacia el tema de ser patrón y tener que negociar o fijar un salario de trabajo; o tener que despedir a alguien. En realidad admiro y al mismo tiempo cuestiono (aunque parezca absurdo) esa capacidad empresarial que tiene mi madre. Yo me siento incapacitado para tomar ese tipo de decisiones. Si por mi fuera, yo haría una repartición igualitaria de las ganancias y se iría a la quiebra el negocio (tal vez).Siento que tengo un cierto trauma, o adversidad patológica con el dinero. Un resentimiento social hacia los ricos. No puedo separar el papel moneda de lo que significa en cuanto a ser un componente sustancial del sistema de dominación y enajenación. No sirvo para vender y tampoco para fijar precios. Lo cual ha sido una catástrofe económica en mi vida personal y familiar, pues soy padre de tres hijos y no puedo responder económicamente como quisiera por ellos. De hecho ahora estoy terminando mis estudios gracias a la “Beca Restaurant Plaza Garibaldi”, por el simple hecho de ser el privilegiado hijo de la dueña; y en estos cinco años de estudio me ha salvado además de más de alguna situación de crisis económica. Lo cual no es poco común por mi inestabilidad laboral. Posiblemente por este motivo me sentí motivado a agradecer en el video documental a mi madre y a los trabajadores del restauran como los principales colaboradores para la realización de esta etnografía audiovisual reflexiva. Claro, es verdad que éste era el deseo voluntario de mi madre - el financiarme un estudio universitario porque ella antes no lo pudo financiar- , sin embargo, no creo que ésta haya sido la voluntad explicita de los trabajadores del restauran, sin embargo se los agradezco de todos modos, sin ocultar mi sentimiento de culpa, por usufructuar de mis privilegios que tienen una directa relación con la falta de oportunidades que tienen ellos, y sus hijos, por causa de este injusto sistema social que no fuimos capaces de cambiar, y que ahora legitimamos y perpetuamos con nuestras prácticas laborales. Esta reflexión, ha dañado fuertemente mi autoestima, pues ha derribado el mito que yo construía sobre mí mismo, pues tenía la percepción y el auto-convencimiento de que yo era una persona cercana por simple afinidad a los intereses de la clase explotada. Sin embargo
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mis actitudes, mis conductas más bien se han ido aburguesando cada vez más, en la medida que voy envejeciendo y voy insertándome más en este mundo y sus compromisos. He aprendido también a reconocer y enfrentar mi propia posición de clase, mi origen, mi historia y mis costumbres de vida burguesa. En cierta forma ellos me colocaron en mi sitio, me hicieron sentir que yo no pertenecía a su espacio, ni a su mundo. Ellos supieron enrostrarme mi condición privilegiada, la cual yo trataba de disimular o minimizar al máximo. Nunca logré mimetizarme, no era ni fui uno mas de ellos, aunque lo intenté. Pero fui aceptado como el cuico simpático y buena onda, el “Tío” bonachón y atento que se interesaba en ellos y en cada detalle de sus vidas; y así me gané su confianza y estimación; y por lo mismo, recibí como consecuencia este reproche y esta recriminación (de clase) por conservar mi condición privilegiada, fuente de mis resguardos y mis reservas para participar con ellos de una forma extrema y excesiva. Para ellos solo existe el momento presente, y yo me guardaba para un futuro, pensando en mis hijos, esperando poder brindarles en un futuro seguridad y protección. La típica sobreprotección burguesa, - pienso ahora – en la calle los niños se salvan solos día a día. Mis temores no dejaron de delatarme. A veces me decían “papito” - con cierta risa irónica – cuando me veían echándome para atrás y guardándome para después. El sentido de la vida es mucho más intenso, y desgarrado en la calle, en la precariedad, allí se juega siempre el todo en el momento mismo. Se podría decir que ellos viven en el aquí-ahora permanente, salvando minuto a minuto. La vida de estudiante universitario en una universidad privada, - por muy alternativa al sistema que ésta se plantee ser - es una vida privilegiada. No tanto por las comodidades que supone y tampoco por los accesos a bienes y servicios, sino más que nada por su afán de poder acumular para un futuro. (se dice que la educación es como una inversión a futuro). Se parte por una acumulación de un estatus básico (de prestigio social) el cual es en si mismo la condición de estudiante universitario, y de allí en adelante se acumulan conocimientos y se incrementa el prestigio social con la titulación, y después se podrá incrementar más con los post grados. Algo tiene la educación formal institucional, que hace cierta reminiscencia de los títulos de nobleza medievales. El prestigio social y el status se construyen con este tipo de operaciones simbólicas, pero sin duda la más distintiva en esta
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sociedad capitalista es la acumulación de recursos y su ostentación, esa es la operación que da más prestigio y valoración social hoy en día. A propósito de esta reflexión iniciada a partir del reconocimiento de mi condición social burguesa, y la evidencia empírica de cómo funcionan y tienen vigencia todavía las distinciones de clase social, también reconocí en mi entorno familiar un temor por el descenso social. Una especie de temor a perder la posición y los pocos privilegios que da esta posición. Más que un afán por seguir acumulando bienes y capital para ascender socialmente, (lo cual puede ser una aspiración “legitima”). Más se lucha, y genera más tensión la amenaza de perder lo ganado, y seguir perdiendo. Es algo que observo en mi entorno familiar extenso, compuesto principalmente por tíos y primos de clase media, la mayoría no muy consolidados, y siempre temerosos de que la situación económica pueda empeorar. Es terrible vivir con un miedo constante a la pobreza y la sensación de inseguridad que esto provoca.
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