Teoria Del Arte

  • October 2019
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Martin Soria TEORIA DEL ARTE

EDITORIAL

INDICE INTRODUCCION.....................................

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1. TEORIA DEL ARTE..............................

5

Introducción Vivimos en un momento histórico en el que la actividad social tolera todo tipo de ofertas, planteamientos y postulados. Esta realidad es conveniente para unos y no tan convenientes para otros. Formular una teoría del arte en un ambiente que ha perdido todo tipo de conexiones, es sin duda un acto de valentía. Atreverse a postular una característica unitaria en el destino de las artes, en un mundo fragmentario, es ir contra la corriente, es navegar en un mar de tiburones. Es sin duda arriesgarse a ser tildado y catalogado de arrogante. Esa realidad se asume en consecuencia al reconocimiento particular de un destino concordante con el orden natural de las especies. Esperar a que otro par concuerde con tu postulado es, sin duda, gratificante. Pero cuando se establece la concordia con el orden natural, la gratificación no tiene nombre. Esto, sin duda alguna, suena a perogrullo pero, suene o no, es lo que en esta teoría se nos presenta. En una sociedad en donde los creativos explican sus obras con un: “esto que he hecho no se ni lo que es, pero está lleno de significado” y en la que se admite la burla al espectador, como obra de arte, no podemos esperar nada más que un ready-made, (objet trouvé o, arte encontrado). Un arte carente de sentido. El problema surge cuando aquello que se encuentra, no tiene mucho que ver con las pretensiones artísticas de la inmensa mayoría que consideran al arte como sinónimo de excelencia. El arte encontrado, el performance, el happening, actions, fluxus events o body art, son manifestaciones que pueden existir dentro de los límites de sus propias exigencias como cualquier estilo artístico, pero ningún estilo puede pretender asumir la autoridad del deber de ser impuesto como “el Arte”. La única imposición en el arte es la de realizarlo en su autenticidad.

Introducción

El propósito de los propósitos es el de ser satisfecho y el arte opera de igual manera. La vulgaridad es diferente de lo artístico y lo artístico es diferente de lo vulgar, si por criterio asumimos la voluntad de aceptar cualquier cosa como artístico, obtendremos como resultado que lo artístico pasa a ser vulgar. Si en una clase no se evalúa ¿cómo se puede determinar que uno es mejor que el otro? Si a un auto no se le evalúa ¿cómo podemos decir que es mejor que el otro? Si a una conducta no se la evalúa, ¿cómo podremos decir que es refinada o vulgar? ¿Cómo pretende la historia contemporánea desacreditar la evaluación de los contenidos artísticos? ¿Quién evalúa con más criterio el experto en arte o el ignorante? ¿Quién evalúa con más criterio un auto el experto o el ignorante? ¿Por qué permiten los expertos en el arte que evalúen los procedimientos artísticos aquellos inexpertos en el tema? Sin un criterio definido no se puede evaluar y por lo tanto, todo queda al gusto evaluador del individuo, lo que anarquiza la cuestión. Esta teoría del arte no fue escrita para documentar una postura frente al arte, sino para que el arte pueda abrirse a la aventura de su propia identidad. Este texto viene a fijar pautas de entendimiento sobre los desempeños artísticos que espero, sirvan para fijar un criterio global evaluativo.

I TEORIA DEL ARTE

I Teoria del Arte Se entiende por cultura a la suma de caracteres y costumbres de una determinada agrupación social. Costumbres estas que tienen mucho que ver con la comunicación, con el lenguaje e intercambio del sentir, del comprender y del obrar en pro de un determinado gusto, criterio, ideal filosófico, político o social. Por cultura se asume también a la totalidad de las manifestaciones humanas, donde se incluyen, la educación, la salud, el trabajo, la religión, la ciencia y el arte. Entre todas estas manifestaciones, el arte es en suma de importancia, por estar permanentemente en contacto con el ejercicio de practicar y apreciar los Principios de la Creación, originarios de cualquier actividad. Bajo esta perspectiva, podemos entender la importancia del arte en el desarrollo de cualquier cultura. Sin embargo, la tendencia actual en la enseñanza de las artes ha caído en la tentación de priorizar la defensa de aspectos fragmentarios o individualistas por sobre el reconocimiento y transmisión de las Razones Constantes e Inmanentes contenidas en el Arte. La defensa de las libertades basadas en el relativismo social ha tolerado postulados antagónicos que en su defensa privan al estudiante de la educación artística, basada en las Constantes Inmanentes contenidas en el desarrollo creativo. La defensa de cada postulado ha derivado en tantas teorías como postulados, lo que ha transformado al arte en una actividad vulgar. Lo no vulgar exige jerarquías. Las bellas artes son un estrato jerárquico, el estrato de lo supremo, de lo brillante y de lo excelente. Sin pensamientos profundos razonables, sin ideas brillantes y acertivas y sin trabajos excelentes y admirables, no podemos hablar de arte. La jerarquía tradicional de los principios de la creación, al ser constantes e inmanentes posibilita el entendimiento de los valores contenidos en el arte.

Teoria del Arte

Un arte decadente colabora en la construcción de una cultura decadente. Si esta tendencia global continúa, la cultura no puede sino declinar en todos sus aspectos. Por tanto, para mejorar nuestra cultura es necesario replantearse el entendimiento de los valores contenidos en el arte, y estos valores basados en los principios de la creación que por ser constantes e inmanentes garantizan la justificación del postulado, abrirán las puertas a un nuevo entendimiento y replanteamimiento de las artes. El arte ha sido testigo y protagonista de los logros sociales de cada era. En el Renacimiento por ejemplo, las artes se transformaron en protagonistas, lo mismo ocurrió en la revolución francesa, rusa y socialista. Conocidas son las obras literarias de Máximo Gorki en la revolución rusa o, de Lu Xun en la literatura de la revolución socialista China. Estas contribuciones aportaron al desarrollo de dichas revoluciones y culturas. Por lo tanto, si se pretende volver a la cultura original, o si se postula la creación de una cultura basada en las constantes naturales, es preciso desarrollar una tendencia artística que abogue por el ideal del orden natural inmanente y constante. El desempeño contemporáneo del arte, sin reglas ni fundamentos, sin razones ni sentido, no puede continuar, porque no puede sustentarse dentro de los parámetros del arte tradicional y mucho menos se sustenta sobre la base del relativismo artístico, puesto que el relativismo como postulado, aboga por la igualdad de valor entre las diferencias y es imposible sustentar esa igualdad entre lo excelente y lo vulgar, entre lo necesario y lo no necesario o entre lo trascendente y lo anecdótico, entre lo bonito y lo feo. Esta tendencia vanguardista se está mordiendo la cola. No podemos ignorar en la apreciación del arte al componente evaluativo, sin evaluación no se determina ni la igualdad, ni las diferencias entre las cosas. Al pretender desactivar el criterio valórico del arte, el artista desaparece y se transforma en constructor. Pero el valor del constructor no puede igualarse con el del artista. El constructor construye, el artista produce sensaciones que despiertan el interés por admirarlas, por sentirlas, por descubrirlas y por apreciarlas.

Teoria del Arte

No debemos confundir el admitir la posibilidad de que cualquier persona pueda ser artista, lo cual propone el no discriminar, y eso me parece muy bien, con el admitir que el arte sea el producto de cualquier persona, lo cual propone vulgarizar la excelencia. Si pretendemos eso con el arte, porque consideramos que es siempre y para todos valido, entonces, deberíamos pretender eso también con todas las profesiones. ¡Empecemos por el fútbol! ¿Alguno de ustedes postularía que para mejorar la calidad del fútbol es preciso negar las academias y escuelas preparatorias? ¿Qué ocurriría si nos ponemos en contra de las estrellas del balón pié y exigimos que se considere de igual modo a los mejores y peores futbolistas? ¿Qué incentivo tendría entonces el fútbol para los jugadores? ¿A quien le gustaría ver por televisión el peor partido de la semana? El fútbol como cualquier profesión exige del mejoramiento de sus tecnicismos. Lo mismo exige el arte. Ir en contra de este desarrollo es una postura contraproducente para el arte y para la cultura del país. Los valores profesionales exigen del máximo de satisfacción, del máximo de reconocimiento y del máximo de su realización. En esta teoría del arte podemos descubrir esos valores constantes e inmanentes en la creación, que establecen las jerarquías de apreciación necesarias para evaluar una obra de arte y evitar la vulgarización de las labores y oficios artísticos.

Teoria del Arte

Teoría del arte en base a la realidad constante e inmanente de los Principios de la Creación.

Toda creación implica tres aspectos fundamentales: 1- El propósito de la creación basado en la necesidad creativa y conducido por el autor. 2- El valor interconector entre creador y obra, que asemeja a ambos en el crear. 3- La relación de intercambio (dar y recibir) que se establece y posibilita la experiencia del valor con lo creado. Lo creado es fruto de una necesidad, la necesidad de experimentar el valor de lo pretendido. Toda necesidad obliga a ser satisfecha. El propósito de la creación entera, si nos dimensionamos en lo universal, podemos deducir que se debe a la necesidad del creador por experimentar valor, el valor de su creación. Valor este, compartido por cada una de las especies naturales de que se compone la creación. Toda especie natural responde a este criterio de esperar y construir valor. Todas las especies crecen en el encuentro con sus necesidades básicas y cumpliéndolas retribuyen al entorno con lo adecuado a su propósito de compartir valor. La creatividad artística se deriva de esta premisa de experimentar y compartir valor. Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface a la necesidad del sujeto que la aprecia. Y es por todos compartido que a mayor beneficio, a mayor justicia y a mayor complacencia, mayor satisfacción, por esa razón el artista no se reduce en su creación a representar y realizar imágenes para sí mismo, sino que por el contrario, disfruta al verse valorado, reconocido y aceptado por el máximo de sus colegas, amigos o conciudadanos. Luego, el valor, impulsa al creador a compartir con otros sus experiencias de complacencia. Nos gusta compartir bondades y beneficios, nos gusta compartir verdades y nos gusta compartir alegrías. Esta necesidad altruista e incondicional existe contenida en el valor. El valor no se ve, ni se toca, el valor se establece; no ocupa ni tiempo ni lugar, solo se siente al establecerse la relación interconectiva entre la necesidad y el beneficio.

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El valor no se ve, ni se toca, el valor se establece; no ocupa ni tiempo ni lugar, solo se siente al establecerse la relación interconectiva entre la necesidad y el beneficio. El valor se desprende de la satisfacción de la necesidad, por lo mismo, podemos deducir que el Creador Originario de las especies naturales, también experimenta valor en la satisfacción de la razón creativa que justifica a la necesidad que lo motivó a realizar tan importante obra. La actividad creativa considera dos aspectos a tener en cuenta en el proceso de su desarrollo. Uno, tiene que ver con la creación de la idea y el otro, se refiere a la construcción de la imagen. Estos dos aspectos responden a la dualidad contenida en todo acto que considera principio y fundamento como inicio de su consecución. Inicio y fundamento son dos operaciones que tratan de demostrarnos que ninguna creación sería posible sin un procedimiento en tiempo (inicio, medio y término) y sin una estructura funcional que la posibilite. Esta estructura funcional, es conocida como la estructura base de cuatro posiciones, que nos dice que toda creación predispone las posiciones de un destino (1) propósito o consecuencia a realizar, un (2) sujeto o director que conoce la dirección a seguir en la consecución de su proposición, un (3) objeto o dirigido hacia el destino predeterminado y de un logro (4) o transformación del objeto en consecuencia conectiva con la proposición o destino a lograr y que por lo tanto satisface al sujeto que la cumple. Esta estructura base de cuatro posiciones en la que cada una de estas posiciones exige de una determinada función a cumplir, junto con el proceso de desarrollo en tiempo, posibilitan la realización de cualquier obra. Hablemos de las funciones de cada una de estas posiciones. La función de la primera posición, (1) posición del propósito de la proposición es simplemente la de ser reconocida siempre valida para todo, lo que la transforma en factible, totalmente beneficiosa y por lo tanto motivante. La función de la segunda posición, (2) posición del sujeto director o constructor, es la de ser leal durante todo el proceso, inicio, medio y término de su propuesta a la realización completa de la satisfacción de la razón que justifica su necesidad creativa, asumiendo la responsabilidad de realizar completamente su objetivo, en función del cumplimiento de la razón que justificó la necesidad original de realizarlo.

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La función de la tercera posición (3) es la de retribuir completamente a la necesidad creadora del sujeto, respondiendo a la razón de su necesidad original de realizarlo. La función de la cuarta posición (4) o consecuencia es la de concordar en semejanza, correlatividad y reconocimiento con la proposición originara. Esta estructura, que reconocemos con el nombre de estructura base de cuatro posiciones, o fundamento base de cuatro posiciones se establece en la construcción de la imagen pero anteriormente, ha debido establecerse previamente en la recognición de la idea. La proposición de cualquier obra, adquiere el máximo de su valor al ser apreciada por todos los componentes del ambiente externo, es decir cuando beneficia a todas las especies naturales incluyendo a la especie humana por completo y cuando beneficia en consecuencia al creador originario de la obra. Por esa razón es necesario que lo creado se establezca como parte interconectiva con el ordenamiento natural de las especies. El segundo aspecto fundamental de la creación, tiene que ver con el establecimiento de la semejanza entre creador y proposición y entre causal y consecuencia. La creación nos muestra en su manifestación el componente participativo de un orden compartido. El Creador Originario de las especies naturales depositó en cada una de ellas la capacidad de ser auténticas, autónomas y altruistas. Ninguna de las especies necesita de algo más de lo que disponen. Por lo tanto son perfectas en sus funciones, lo que denota la particularidad de un inicio del fundamento también auténtico, autónomo y altruista. En esta similitud encuentran su sentido universal comunitario. Toda especie cumple una función ordenada y que por lo demás es necesaria para el mantenimiento del orden ecológico. Esto manifiesta la naturaleza ordenada del Origen Creador de las especies naturales. De donde se deduce que el artista ha de manifestar aspectos semejantes a su propia naturaleza ordenada y que solo pueden ser reconocidos validos en concordancia o semejanza con la naturaleza propia del autor. Y de esta semejanza en autenticidad, autonomía y altruismo, el apreciador de la obra puede encontrar también en ella, el elemento semejante al que puede reconocer para validarlo y participar de la alegría de la creación. Sin semejanza o parecido es imposible la recognición y como consecuencia, sería imposible el apreciar.

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El tercer aspecto fundamental para crear es el intercambio de elementos compartidos entre creador y objeto creado. En la creación se establece un dar y recibir entre necesidad y consecuencia, lo cual produce el beneficio en base a la semejanza o concordancia entre lo creado y la proposición. Este objeto se puede denominar cuerpo multiplicado, porque es consecuencia de la transformación de un estímulo neuroeléctrico en imagen formal o visual, bidimensional o tridimensional. Este cuerpo multiplicado no es ni más ni menos, y por eso lo denominamos así, que la multiplicación de estímulos, (necesidades, intereses, deseos) que por medio del ejercicio del dominio sobre las virtudes (prudencia, fortaleza y templanza) y en base a la capacidad de optar por lo que es considerado valido (libertad), transforma el ejercicio de las habilidades sensoriales motrices, en obra de arte; con la ayuda, claro está, de los implementos necesarios para la transformación de la idea en imagen, ya sean colores, sonidos u objetos. En base a este procedimiento podemos deducir que el Origen Creador de las especies, transformó sus intenciones en especies naturales que suponen ser los cuerpos multiplicados de su propia autenticidad, autonomía y altruismo. De este modo se comprende que la base para la creación o para la apreciación, es la relación que se establece entre autor o apreciador y obra en el intercambio del dar atención o dominio (dominio en este caso no constituye imposición, sino conducción en la realización del objeto por el beneficio del objeto en sí) y en el recibir beneficio, recognición o complacencia.

Arte y Belleza

¿Qué es Arte? Arte es la actividad emocional de crear y de apreciar valor. Valor es el vértice central de la jerarquía piramidal de las capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales de la especie humana. A toda capacidad emocional se le hace necesaria la esperanza por sentirse plena. A toda capacidad intelectual le interesa el reconocimiento de las razones constantes e inmanentes y a toda capacidad motivacional se le hace prioritario el cumplimiento del deber. Porque tenemos capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales, exigimos el máximo de complacencia y satisfacción, es decir exigimos el establecer emocionalmente el estado de plenitud, de autonomía (uno con la ley) o de reconocer las máximas constantes universales y de cumplimiento del deber. Exigimos el sentirnos bien, el sabernos seguros y convencidos y el sentirnos realizados o cumplidos, esto es normal en cada humano y natural también en el resto de las especies. Toda especie existente cumple su función en base a la razón que la justifica necesaria, por lo mismo, si somos una especie más del ordenamiento natural, debemos cumplir con la misma exigencia. Curiosamente lo exigimos en los otros, y eso es fácil verlo a nuestro alrededor, pero no nos lo exigimos a nosotros mismos. Exigimos ser tratados con afecto, porque nuestra capacidad emocional se nutre en ello, exigimos la verdad en la razón porque nuestra capacidad intelectual se satisface en ello, y exigimos el cumplimiento responsable porque nuestra capacidad motivacional así lo exige, pero cuando se trata de exigirnos el tratar al otro, o a los demás con la incondicionalidad afectiva que exigimos para nosotros, o cuando se trata de decir la verdad al otro como nosotros de otros exigimos, o cuando se trata de exigirnos el cumplir con el deber responsablemente de realizar al otro, o a los otros, sencillamente no lo cumplimos. Las capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales, están, pero no están satisfechas.

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Las actividades sociales son una proyección de nuestras capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales. Así podemos ver cómo las tres grandes áreas sociales de importancia son, la salud, la educación y el trabajo. La cultura en sí es la suma de sensibilidades, conocimientos y conductas de un sector social. Sensibilidades que suscitan los ideales religiosos, filosóficos o políticos, conocimientos que se desprenden de los estudios y descubrimientos científicos o de la labor docente de los educadores y de los medios de comunicación, etc. Y conductas derivadas de la implementación de normas laborales, sociales o jurídicas de la sociedad. Derivados también de la emoción del intelecto y de la voluntad son los postulados morales, éticos o estéticos de una sociedad. Sociedad que se sustenta en base a tres aspectos derivados de las mismas capacidades, me refiero al ámbito legislativo, judicial y ejecutivo. Por lo tanto, estas tres capacidades son de suma importancia en el desarrollo comunitario. De estas tres, si es que pudiéramos individualizarlas, porque actúan al unísono, la capacidad emocional es la que persigue el cumplimiento de las necesidades y es al mismo tiempo, la que disfruta del goce de los beneficios del cumplimiento de sus proposiciones, a este ejercicio se le denomina creación o creatividad y por esta razón decimos que el arte es el mejor instrumento o ejercicio para el desarrollo de la capacidad sensible o emocional. Y es en base a esta premisa que consideramos al arte como la actividad emocional de crear y de apreciar valor o belleza. Si nos preguntamos cual es el propósito del arte, podemos llegar a la conclusión de que el propósito del arte es el de satisfacer al creador, mediante el cumplimiento responsable de la razón que justifica su necesidad creativa. Lo cual proporciona satisfacción, autonomía y cumplimiento al autor y, a la obra por él creada la califica como auténtica y cumplida de manera autónoma una con la razón (auto= uno mismo, nomo = ley). De este ejercicio se puede concluir con que el propósito del arte es el de obtener alegría en la relación con el objeto creado. Alegría en la recognición, validez y semejanza establecida entre el sujeto y el objeto creado.

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¿Qué es Belleza? Belleza es una sensación producto de la apreciación de algún valor en lo observado. La belleza es un estado de gozo o de complacencia, de disfrute o de alegría, que se establece en la interconexión de elementos semejantes, concordantes o correlativos entre un sujeto que aprecia y un objeto apreciado. La belleza no está en lugar alguno ni en momento alguno, la belleza se establece en la recognición, en la concordancia o en el vínculo emocional que se establece entre personas o entre una persona y u objeto apreciado. Podemos decir que belleza es una fuerza emocional porque estimula, o activa la sensibilidad del individuo. Es una fuerza emocional derivada del objeto de aprecio, y en este caso es necesario ser bien claro, sin aprecio es imposible que se establezca la belleza. Una puesta de sol pasa desapercibida por quienes no la aprecian, a pesar de estar junto a quienes la aprecian y para quien la aprecia es muy bonita, mientras que para quien está pensando en otra cosa, ni siquiera participó de su belleza. La belleza se establece, no ocupa ligar o espacio. Decimos que belleza es la fuerza emocional que el sujeto percibe del objeto que aprecia y para percibirla el sujeto ha debido ofrecer su atención, es decir ha debido darse por el reconocer a la belleza del objeto, a ese darse por el reconocer, o validar al otro lo denominamos afecto. Luego, podría decirse que afecto es la fuerza emocional que el sujeto deposita en el objeto a apreciar y, belleza es la fuerza emocional que el objeto retribuye al sujeto que lo aprecia. Belleza es una sensación de complacencia, pero una sensación que no se reserva a lo meramente lindo, también complace lo verdadero y el cumplimiento del deber, y lo que sirve o lo que satisface por cualquier motivo. Belleza es el calificativo que ofrecemos a las sensaciones de complacencia derivadas del aprecio de sensaciones armónicas. Por esto se acentúa su significación hacia lo bonito o lo bello, lo armónicamente ordenado que complace generalmente a los sentidos visuales, y auditivos. Pero también encontramos complacientes a los gustos ricos de una buena comida, o a los olores agradables de un perfume o la suavidad de un paño de seda, porque entre ellos y nuestras habilidades sensoriales se establece algún grado de correlatividad, reconocimiento o concordancia en armonía, a esa complacencia no la llamamos belleza, sino gusto, aroma o suavidad, pero también complacen y por lo mismo agradan, atraen e interesan.

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También atraen e interesan las personas inteligentes, confiables, seguras y responsables y no necesariamente deben de ser proporcionadas en consecuencia con un determinado canon de belleza, pero complacen por ser naturales y al establecerse una relación armónica con su naturaleza nos complacen y los sentimos bellos, bello de corazón, bello de servicial, o afectivo. Por lo mismo, debemos observar a la belleza como una posibilidad, la posibilidad de encontrar un estado de complacencia que nos agrada, interesa y motiva a su experiencia. Determinación de la Belleza ¿Cómo se determina la belleza? Todo objeto posee un valor potencial que se establece en la recognición del mismo por el apreciador. Ese valor potencial se deriva del cumplimiento de la necesidad que justifica a la razón de realizarlo, y está inserto en él como atributo potencial que se despierta en la apreciación del individuo que lo valora, que lo reconoce o que lo utiliza y se sirve de él. Ahora bien, el individuo puede por sobre este mismo potencial, reconocer en ese objeto otras potencias que deriven en atributos de valor superiores incluso a los atributos de valor natural de que dispone el objeto en sí. Por ejemplo: una flor, al ser objeto de una necesidad natural y ser justificada en base al cumplimiento de su razón de ser natural, adquiere el valor de ser flor u objeto del Creador que la origina, pero esa misma flor, adquiere un valor adicional o distinto, en el servir como instrumento del afecto conyugal hacia la pareja y en esa circunstancia el cónyuge valida el sacrificio de ofrecer su trabajo a cambio de la flor. Lo mismo ocurre con el arte, en la música un sonido, que independientemente del resto de los sonidos es solo un ruido, adquiere en la armonía del conjunto la validez de una canción, o en la pintura un puñado de tierra mezclada con aceite, se transforma en la armónica relación de sus complementariedades, en obra de arte subastada por un monto de valor inexplicable. La belleza es por lo tanto, fruto de la relación de dar afecto y recibir beneficio entre un sujeto que aprecia a un objeto que retribuye con algún valor.

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Los Elementos de la Belleza La belleza ni ocupa espacio ni tiempo, se establece en el contacto determinado por la relación entre apreciador y beneficio. Lo que estimula al creador-apreciador de la belleza es la concordia o reconocimiento entre el propósito del autor o apreciador y la consecuente validez del objeto creado o apreciado. La realidad de la belleza se manifiesta en el agrado del apreciador. Los elementos que provocan tal agrado pueden ser tangibles e intangibles. Tangibles como una escultura o intangibles como la música, pero además existen elementos temporo-espaciales que posibilitan el agrado del apreciador como por ejemplo el recuerdo de una imagen visual o la imagen producto de la imaginación, así como la imagen en el espacio de un cuadro. En cualquier caso el agrado en el apreciador es derivado del valor que se desprende de la relación entre el sujeto que aprecia y el objeto que retribuye con algún tipo de beneficio, ya sea este emocional, intelectual o de servicio. La belleza se produce en tanto la retribución de los valores derivados del objeto establece una relación armónica con el sujeto que lo aprecia. El establecimiento de concordia, correlatividad y reconocimiento, instaura el beneficio compartido entre el creador-apreciador y el objeto creado o apreciado y de esta concordancia, recognición y parecido, se constituye la relación armónica necesaria para que se experimente el sentimiento de belleza. Aristóteles, lo expresó en su libro “Metafísica”: “Las formas que mejor expresan la belleza son el orden, la simetría, la precisión.” Y, Herbert. Read dijo al respecto: “La obra de arte tiene un punto imaginario de referencia (análogo al centro de gravedad), y alrededor de este punto las líneas, superficies, y las masas, están distribuidas de tal forma que permanecen en perfecto equilibrio. El propósito estructural de todos estos modos es la armonía, y la armonía es la satisfacción de nuestro sentido de la belleza”. Ambos coinciden en que la armonía es un elemento fundamental en el reconocimiento de la belleza.

El Propósito Dual de la Actividad Artística: Creación

La actividad artística se deriva de dos naturalezas complementarias, la naturaleza creativa del autor y la naturaleza apreciativa del observador. Ambas naturalezas son indivisibles, puesto que al crear se aprecia lo creado y al apreciar se crea una imagen significativa de lo apreciado. ¿Porqué razón existen estas dos naturalezas creación y apreciación en la actividad artística? ¿Porqué razón es necesaria la apreciación y la creación? ¿Porqué razón son ambas indivisibles o inseparables? Bajo el punto de vista de los Principios de la Creación, la actividad artística se realiza en base a la necesidad por experimentar valor mediante la obligación de realizarlo. Toda ley contiene deberes y derechos, obligaciones y beneficios, lo mismo ocurre con el valor. Valor es una constante inmanente y por lo mismo es ley. El valor, como toda ley, contiene deber que se expresa mediante la necesidad y derecho expresado mediante el beneficio, por lo mismo, el creador capta la necesidad de crear en base a la necesidad por experimentar valor y solo puede experimentar valor luego de realizar el beneficio en el objeto que crea y aprecia. El deseo por realizar valor beneficia a todas las especies y la experiencia del beneficio de lo creado beneficia a quien lo aprecia. Esta realidad se deriva del propósito dual de las especies que nos dice que toda especie ha de cumplir con el propósito de conjunto para realizar su propósito individual. El propósito dual de las especies naturales, existe contenido en la especie humana desde su origen y esta es la razón del porqué el hombre, ser humano, necesita de la realización del valor, en función de la experiencia de realizarse como humano. Para realizarse, el ser humano debe satisfacer las capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales, o de libre voluntad.

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La capacidad emocional se satisface en el reconocimiento y cumplimiento de la máxima necesidad constante; la máxima necesidad constante en todos los humanos es la de vincularse filialmente, fraterno-conyugalmente y paternalmente. Sin la consecución o establecimiento de estos tres vínculos en el afecto incondicional, la capacidad emocional del ser humano no puede sentirse satisfecha. La capacidad intelectual del ser humano se asegura y confía en el reconocimiento de la razón constante que valida la naturaleza del ser humano, en función del cumplimiento de las necesidades naturales que justifican la necesidad de ser especie humana natural, o lo que es igual se convence en el reconocer cual es el origen, la identidad y el propósito original de la especie humana. Sin el reconocimiento de estas bases, el intelecto humano no puede estar seguro de si mismo. La capacidad volitiva del hombre espera el cumplimiento del deber de ser humano. El deber de ser humano se cumple en el establecimiento del vínculo filio-paternal incondicional, mediante el establecimiento del vínculo incondicional entre cónyuges. La incondicionalidad en el vínculo, faculta al mismo con el contenido natural que lo hace ser compatible con la naturaleza incondicional de las especies naturales. Estas necesidades básicas fundamentales existen contenidas en el valor de ser persona y toda actividad humana se enfoca en la consecución de este vértice piramidal. Las artes son el medio de ejercitar la incondicionalidad en el darse por el beneficio del objeto a realizar. La ciencia es el medio de darse en la incondicionalidad por el reconocimiento de la razón valida o constante, y la filosofía, es el medio para el reencuentro con el verdadero ideal de ser auténtico. La moral es el medio para reconocerse y realizarse a sí mismo en base a la función de ser auténtico, autónomo y altruista; la ética es el medio para establecer correctas relaciones sociales o interpersonales, basadas en el beneficio compartido que responde a las razones constantes naturales, y la estética es el medio para la consecución del ejercicio del dominio sobre el celo y sobre los instintos físicos. Estas tres áreas de influencia en la naturaleza humana han de ser prioritarias en el desarrollo de cualquier actividad artística.

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El arte busca y pretende lo supremo, lo maravilloso, lo soberbio. Busca transmitir sentimientos profundos, ideas brillantes y trabajos excelentes, para gloria del valor máximo absoluto, para gloria de lo pleno, lo autónomo y lo cumplido. ¿Porqué? Porque el ser humano necesita sentirse pleno, autónomo y cumplido. La creación se establece en base al deseo natural por realizar valor y la apreciación se desprende del deseo natural por experimentar valor. El deseo natural por crear y apreciar valor proviene del propósito dual originario de las especies naturales. Del propósito de conjunto surge la necesidad de realizar valor (crear) y del propósito individual surge la necesidad por apreciar valor. Lo que es necesario de entender en este caso es que la satisfacción del apreciar valor, se desprende de la realización del mismo, por lo tanto, el realizar valor es prioritario por sobre la experiencia de apreciar valor derivada del mismo. Luego, el cumplimiento del propósito de conjunto es por sobre la realización del propósito individual. Las artes, al ser la expresión de lo excelente, de lo supremo y de lo maravilloso, son apreciadas por todos, como estándar paradigmático del crecimiento y desarrollo humano, y por lo mismo, al satisfacer al propósito de conjunto, se engrandecen en mérito sus valores. De esta naturaleza de privilegiar el beneficio del conjunto por sobre el beneficio personal se derivan las actividades sociales tan atractivas para el arte y oficios humanos. ¿A qué profesional no le agrada ser reconocido por sus pares? ¿A qué profesionales se admiran y respetan, a los reconocidos públicamente o a aquellos ignorados? Consciente o inconscientemente, el hombre busca servir al conjunto porque en el ejercicio del servir encuentra más valor que en su propia apreciación. Lo que no quita que necesite de su propio beneficio, pero la norma natural dispone que el beneficio propio es consecuencia del establecer un beneficio compartido. De lo dicho se puede deducir que el apreciar satisface a uno y el crear objetos de bondad, bien hechos, beneficia a muchos, lo que repercute en el beneficio de uno. El propósito dual de las especies se origina en la necesidad del valor por realizarlo. El Origen Causal del universo, es valor en sí, valor que se manifiesta en la energía como imagen, pero valor en sí, y porque vale es necesario, pero porque vale justifica la necesidad de realizarse y por esa razón es necesario realizarlo.

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Necesidad y beneficio encierran todo el aparato emocional, intelectual y volicional exigido en la consecución de la apreciación del valor, y únicamente en la satisfacción de las necesidades emocionales naturales, en la satisfacción del intelecto autónomo y solo en la satisfacción del cumplimiento de la voluntad responsable, se puede realizar el valor absoluto de plenitud, justicia y cumplimiento. El ideal original de las especies naturales está basado en el cumplimiento de este propósito dual, de satisfacer al beneficio global de las especies y de satisfacer las propias necesidades individuales en consecuencia a la construcción del beneficio global. Al ser reconocida esta necesidad y jerarquía, el artista puede emprender su labor creativa con el sentido de misión, buscando y estableciendo actividades creativas en función del beneficio de las especies naturales y de la especie humana para colaborar en la reconstrucción del ideal original de la creación.

Requisitos para la Creación

Requisitos para el Autor Sujeto de la Creación Motivo, Tema y Plan La creación de cualquier obra se fundamenta en la necesidad que motiva a crear. En base a esa necesidad, o motivo por el cual crear, se desarrolla un proceso en tiempo y las estructuras que posibilitan la realización del propósito o propuesta creativa. El motivo de crear se basa en alguna razón que lo justifica como necesario, y esa razón es el tema a tratar. En base al motivo de crear algo, ese algo, es transformado en imagen, sonido o manifestación artística. El tema adquiere en este caso la propiedad de ser el centro propositivo de la actividad creativa. En la creación original de las especies también existió una necesidad creativa, la necesidad de establecer valor en la realización de las especies para que este pudiera ser compartido por todas y cada una de ellas y de este modo, satisfacer al autor de la obra. Aparentemente podría pensarse que el motivo de la creación de las especies fue egoísta, porque se pretendía experimentar valor luego de su creación, pero la realidad nos dice que no es así. Esto se debe a que la especie humana, el broche que enlaza al universo físico con el universo psicológico, está dotado de libertad, y es en esa libertad, donde se deposita la posibilidad o no de experimentar valor. Lo mismo ocurre con nuestros hijos, uno los cría a la espera de que maduren y se vinculen voluntariamente con uno, pero no se les puede imponer que se vinculen. El vínculo está basado en la confianza y la confianza en el respeto responsable, sin estas condiciones no se establecen los vínculos afectivos, por lo mismo, la naturaleza del creador de las especies es completamente incondicional.

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El artista, se motiva en base a la esperanza del estímulo complaciente que le conduce a obrar. Ve algo bello y se estimula, quiere igualarlo y lo realiza, lo realiza porque espera la sensación de agrado que se deriva de su imaginación. La imagen mental produce en él la esperanza de realizar el valor que supone dentro de la obra. Ese es su motivo, lo imagina y transforma en imagen visual, ahora está claro el tema. Y para lograrlo ha de transformar algunos materiales en objetos de construcción, ladrillos en edificio, pigmentos y aceite en colores, gráficos en significados, ruidos en armonías, etc. Ese es su plan. Pero no olvidemos que detrás de todo el artificio constructivo, se encuentra el hilo conductor del proceso, el cumplimiento del propósito de crear algo que le complazca, que reconozca valido o que le sirva. La fuerza motriz y motora del andamiaje es siempre la misma, el valor. En la construcción de la imagen visual interna, intervienen relaciones emocionales, intelectuales y motivacionales, asociadas en la reflexión y discernimiento en base al estándar de valor contenido en la conciencia del autor, que son las que determinan la validez del juicio que justifica la realización de la necesidad propositiva. Esta relación entre la conciencia del valor y la sensación, conocimiento o beneficio manifiestos en la consecución de la obra, se establece en base a las cuatro posiciones antes mencionadas de causa y consecuencia mediante la relación sujeto objeto. La causa es en este caso la necesidad o motivo a realizar, el sujeto es la conciencia del autor, el objeto es la proposición y el logro o consecuencia es la transformación del objeto en obra de arte. Esta estructura base de cuatro posiciones se establece a nivel interno, en la imaginación del creador y después, se establece a nivel externo en la transformación de la idea en imagen física. La estructura base de cuatro posiciones es el fundamento que posibilita al inicio propositivo, el transformarse en consecuencia. Del mismo modo que no hay nada en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos, ninguna realidad puede llegar a ser si no es mediante el establecimiento de la estructura base de cuatro posiciones.

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Conciencia Objeto Crear arte, es una actividad que pretende los más altos logros y que por lo mismo, beneficia al ser humano, pero, no solo debería de beneficiar al ser humano sino que por sobre este, la creación artística debe beneficiar al resto de las especies, porque los valores perseguidos en la consecución y realización artística, son los más elevados, es decir se busca Plenitud, Autonomía y Cumplimiento del deber responsable. El cumplimiento del deber responsable obliga al arte a fijar su dirección en el destino del mejoramiento natural de las especies, y de ese modo la gratificación se puede reconocer como universal y trascendente. Los más altos logros de creación derivan en los más altos estados de apreciación y satisfacción. Ese es el destino original del arte que beneficia siempre a todo. Este ideal artístico, no es el ideal contemporáneo, pero si es el ideal trascendental del arte y por eso será admitido por aquellas personas de conciencia sana, educada y responsable. Este ideal del arte, es coincidente con el ideal de las especies naturales y es por eso que el artista con sentido común lo pondrá en práctica y participará del beneficio derivado de sus aciertos. Pero no es una teoría del arte contemporáneo, a pesar de ser tan contemporánea como la que más. El artista bajo este prisma se considera objeto de la realización del ideal de la creación, estableciendo los procesos y estructuras necesarios para la realización de la máxima necesidad artística valida para todo, en función de la razón máxima constante y cumpliendo con el deber de colaborar en la construcción y establecimiento de los valores absolutos de plenitud autonomía y cumplimiento del deber. En la realización de esta máxima, el artista se transforma en el objeto de su propuesta. En el objeto del beneficio incondicional compartido. De este ejercicio se deriva la conciencia objeto del autor. El artista, desde la posición de individuo, de ser uno frente a la especie humana (todos los humanos) o desde la posición de ser humano (uno) frente a la diversidad de las especies naturales (todo) se debe considerar objeto del beneficio natural de las especies y frente a la necesidad del beneficio compartido ha de operar en consecuencia de manera responsable, haciendo uso de su libertad de opción.

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El artista no puede aislarse ni ocultarse a esta realidad, él está inserto en el ordenamiento natural de las especies y él es el único capaz de dominarlas, comprenderlas y ordenarlas. Dominar u ordenar a las especies no es utilizarlas arbitrariamente es conducir la realización de su ejercicio en función del cumplimiento del Propósito de la Creación. El artista no puede ignorar el Propósito de la Creación, porque si lo ignora, no podrá lograr los valores máximos en su desarrollo. El artista en primer lugar ha de realizar trabajos que beneficien al conjunto de las especies naturales, en segundo lugar ha de fijar su atención en realizar trabajos que beneficien a la especie humana, en tercer lugar ha de realizar trabajos que beneficien a su cultura, en cuarto lugar a su nación, en quinto lugar a su pueblo, en sexto lugar a su tribu, en séptimo lugar a su familia y en octavo lugar a sí mismo, esto si es que espera realizar y recibir el máximo de valor. Por esta razón es necesario que el artista adquiera la naturaleza de la conciencia objeto. La conciencia objeto reconforta al equilibrio natural de las especies que han estado sufriendo los atropellos de una especie humana insuficiente, inmadura y egoísta. El establecimiento del equilibrio natural beneficia siempre a todos y por la ignorancia del hombre, ha sufrido la extinción masiva de ejemplares y familias necesarias para el equilibrio del ecosistema, pero además, el ser humano ha padecido el dolor de sus errores durante la historia de generaciones. El artista ha de colaborar en el establecimiento del equilibrio natural ecológico devolviendo la posibilidad de experimentar alegría confianza y beneficio a la humanidad y al resto de las especies. Devolviendo el equilibrio a la naturaleza del universo, devolvemos también el equilibrio a la naturaleza de su autor y ese ejercicio se nos puede reconocer como seres responsables de cumplir con el Ideal de las Especies. En segundo lugar, el artista debería reconfortar a las conciencias de quienes en la historia se esforzaron en entender al hombre, en el sufrir las consecuencias de ser perseguidos, torturados o asesinados por salir al frente y enunciar y denunciar los errores de la historia. Hombres justos, sabios y responsables que posibilitaron la apertura de las conciencias a un estrato de pensamiento superior y más humano.

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En tercer lugar, el artista debe tener la actitud de expresar y magnificar las conductas ejemplares de mártires o patriotas, de descubridores que por su nobleza sean ejemplos a imitar. En cuarto lugar, el artista ha de convertirse en el modelo ejemplar a imitar en la reconstrucción del equilibrio natural, transformándose en un ejemplo moral, ético y estético para la humanidad. En esta conducta el artista recibirá el beneficio proporcional al merito de sus logros, y ese beneficio se mantendrá de generación en generación para gloria de su persona y gloria también de la humanidad a la cual pertenece. Individualidad Cada creación artística refleja las individualidades del creador, así como el artista persona es un ser creado con las individualidades semejantes a las Individuales del Creador. Esta norma se deriva del principio de causa y efecto que nos dice que toda causa es al efecto así como el efecto refleja los aspectos de su causa originaria. El ser humano, refleja aspectos de dominio en el ejercicio de su libre voluntad, aspectos de razón absoluta en el entendimiento de las razones constantes e inmanentes y aspectos de intencionalidad, selectividad y poder en el ejercicio de captar las necesidades máximas globales y resolverlas para el beneficio del equilibrio natural de las especies. Estas capacidades, transforman al ser humano en legítimo heredero de la creación, a la cual puede construir o destruir según sea su disposición acertiva o errática frente al planteamiento de los principios de la Creación. De este raciocinio podemos admitir a la naturaleza individual humana como semejante a la naturaleza original de la creación. Y elevar en ella la condición del ser humano a la condición de ser supremo en la determinación del equilibrio natural. Requisitos para el Objeto de la Creación La obra de arte, al ser objeto del artista, debe ser consecuente con las condiciones y atributos del creador originario de la misma. El artista es la suma de sus sensibilidades, conocimientos y experiencias y estas, a la vez, componen los recursos de que se sirve el autor para crear.

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A estos atributos de carácter se les denomina recursos internos y a los atributos de construcción, habilidades y materiales, se les denomina atributos externos. Los componentes externos han de concordar y armonizar perfectamente con la proposición del artista para que se establezca la unidad en el vínculo creativo. Pero hemos dicho que el artista ha de enfocar su producción en la consecución de los máximos valores de plenitud, autonomía y cumplimiento del deber de beneficiar al equilibrio natural lo cual exige que el artista en su creación considere también el establecer la armónica relación con sus apreciadores. En esta construcción se establecen sistemas de equilibrio armónico como la composición áurea o, los ordenamientos cromáticos, tonales, gráficos o de contrastes. Se establecen ritmos, secuencias en movimientos, argumentos estos que cooperan en el equilibrio de las diferencias esencial en el establecimiento de la belleza. El objeto creado ha de contener en el ámbito de las artes plásticas al menos, los atributos de valor dual temático al mostrar un tema de características trascendentes que denote la individualidad del artista, los atributos de valor dual compositivo que manifiesten la composición de la idea, así como la composición armónica de la imagen, los atributos de valor dual gráfico que manifiesten la precisión y la destreza en el trazo. Los atributos de valor dual tonal que manifiesten el equilibrio entre los altos contrastes y los bajos contrastes; los atributos de valor dual cromáticos que muestren en su justa medida los equilibrios entre los colores calidos y los colores fríos. Además de los atributos de valor dual por oficio que demuestre el conocimiento de la compensación entre lo depurado e inmediato del oficio, el valor dual comunicativo que establece una propuesta en equilibrio entre sus componentes objetivos y subjetivos. Otro de los grandes valores a considerar es el del valor dual en la originalidad y cuando hablamos de original, no nos estamos refiriendo a novedoso, lo novedoso es algo nuevo y lo original es algo que pertenece a un origen, lo original ha de mostrar en armonía el refinamiento del individuo junto con la espontaneidad de lo inmediato.

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Además de estos valores existen contenidos en la obra otros valores subjetivos que tienen que ver con la emoción, con el intelecto y con la voluntad, que son valores por significación, por sensibilidades correlativas o por beneficios derivados del servicio que manifieste la obra. A estos valores se les podría añadir el que se establece en la armónica relación entre el objeto y el apreciador que la reconoce valida. Técnicas, Materiales, Estilos de Creación Técnica y Materiales La estructura base de cuatro posiciones exigida en el reconocimiento de la idea, se repite en la transformación del objeto en imagen. Mentalmente, la conciencia paradigma del valor, en la posición sujeto, establece una relación de dar y recibir con la imagen interior centradas en la proposición de un tema o idea. Posteriormente, la idea y la imagen, establecen una relación de dar y recibir en base a la consecución y transformación de la idea en imagen. Todas Las actividades creativas se establecen en base a este proceso. Incluso las actividades empresariales, manufactureras, o industriales siguen la estructura dual de la creación. En todos estos casos se establecen bases de cuatro posiciones internas y externas. En la transformación de la idea en imagen intervienen servidores internos como son la prudencia o servidor de la opción valida, la firmeza o servidor del proceso de desarrollo y la templanza o servidor del equilibrio entre las diferencias sujeto objeto. Estos servidores internos se denominan virtudes y facilitan la construcción de la idea. Estos mismos servidores internos coparticipan de las habilidades sensoriales externas, (vista oído, olfato, gusto y tacto) en la transformación de la idea en imagen. Además de los servidores internos y de las habilidades externas son necesarios instrumentos o útiles que faciliten el desempeño de la técnica adecuada a cada fabricación. A los servidores internos se les denominan habilidades tipo sujeto y a las habilidades externas se les denomina habilidades tipo objeto. Lo mismo ocurre con la idea (sujeto) y la imagen (objeto). La idealización o construcción de la idea va a depender de los recursos experienciales del autor, memoria, capacidad de discernimiento

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asociación, sensibilidad, capacidad de raciocinio, sentido común, desarrollo de la conciencia etc, a estos aspectos servidores de la construcción de la imagen se les denomina aspectos tipo sujeto y a los instrumentos, colores, sonidos movimientos y demás aspectos físicos que colaboran en la realización de la obra se les denomina aspectos de tipo objeto. Los aspectos tipo sujeto son prioritarios y conductuales y los de tipo objeto son conducidos y retributivos. Estilos y escuelas de la creación artística La expresión artística utiliza lenguajes significativos propios al individuo que producen estilos diferentes tanto en la concepción de la idea como en la realización de la imagen. Las diferencias son derivadas de la estructura base de cuatro posiciones que se establece entre la conciencia del individuo y los atributos de valor que determinan su emoción, su intelecto o su voluntad. En este sentido podemos afirmar que la realización de una labor artística será siempre diferente en algún aspecto a la de su inmediato. Pero de dentro de estas variantes, existen algunos parecidos en la proposición técnica del contenido, y estas similaridades han conformado los llamados estilos artísticos en sus variantes propositivas. Algunos de estos estilos son: Clasicismo El Clasicismo se refiere a la tendencia artística propia de los siglos XVI y XVII, de seguir los ejemplos de las formas de expresión del arte Greco-Romano. El clasicismo concede gran importancia a la unidad de equilibrio y forma. Una obra de literatura representativa es el Fausto de Johann W. Von Goethe. (1749-1832). Entre los pintores cabe mencionar a Jacques L. David (1748-1825) y Jean A. D. Ingres (1780-1867). Idealismo El idealismo era el estilo que buscaba expresar la belleza perfecta, idealizando la naturaleza humana y el ambiente en el cual se inserta. Muchos de los artistas del Renacimiento y del Barroco

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fueron idealistas, por ejemplo, los hermanos Carracci, Guido Reni, o Domeniquino, Domenico Zampieri, que motivados por separarse del tenebrismo naturalista de las visiones caravaggistas se fijaron más en las pinturas de Raphael y Miguel Ángel. Los Carracci fundan la Accademia degli Incamminati, es decir la academia de los iluminados, en oposición a la Academia de San Lucas romana, creada en 1478 por Girolamo Muziano, como si los demás se mantuvieran en las tinieblas de la ignorancia. Romanticismo Como una reacción en contra de la visión centrada en la forma del clasicismo, el romanticismo (siglos XVIII y XIX) buscó una vívida expresión de las pasiones interiores. Entre los románticos, podemos mencionar a Victor Hugo (1802-1885), al poeta Lord Byron (1788-1824), y al pintor Eugene Delacroix (1798-1863) Realismo/ Naturalismo El realismo es la tendencia a retratar la realidad tal y como es. Este estilo actuó como reacción frente el romanticismo, en la última mitad del siglo XIX. Artistas representativos de esta escuela fueron los pintores Jean B. C. Corot (1796 -1875), Jean F. Millet (1814-1875) y Gustave Courbet (1819-1877), así como el escritor Gustave Flaubert (1821-1880). El estilo del realismo abrió las puertas al positivismo y cientificismo, desembocando en el naturalismo. Un escritor representativo de la escuela del naturalismo fue Emile Zola (1841-1920). En el área de las bellas artes, no hubo distinción entre realismo y naturalismo. Simbolismo El simbolismo apareció a finales del siglo XIX y duró hasta comienzos del sigloXX, como reacción frente al realismo/ naturalismo. La escuela de literatura del simbolismo, buscó expresar los sentimientos a través de símbolos, abandonando las tradiciones y formas del pasado. Un representante de esta escuela, es el poeta Arthur Rimbaud (1854- 1891).

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fImpresionismo La escuela del impresionismo, consideró que la verdadera imagen de las cosas era la imagen capturada en el instante, y se propuso expresar las impresiones momentáneas de formas y colores. Este movimiento se extendió a finales del siglo 19 principalmente en Francia. Edouard Manet (1832-1883) y Claude Monet (1834-1883) son pintores representativos de esta escuela. Expresionismo. Contrariamente al impresionismo, que representaba las impresiones que venían de fuera, el expresionismo quiso expresar el lado interior. Surgió como una reacción al impresionismo en los comienzos del siglo XX. Los pintores Vasily Kandisky (1866-1944) y Franz Marc (1880-1916) así como el escritor Franz Werfel (1890-1945) son artistas representativos de esta escuela. Cubismo El cubismo, movimiento de arte culto de principios del siglo XX, se dedicó a descomponer temporalmente los objetos en formas simples, y recomponerlos de acuerdo con la subjetividad del artista. El pintor representativo de esta escuela es Pablo Picasso (1881- 1973) Universalismo El estilo artístico derivado de esta Teoría de Arte es el Universalismo, que es el estilo donde idealismo y realismo están unidos, centrados en los Principios de la Creación. Puesto que el universalismo se propone la realización del equilibrio natural de las especies, debe considerar la realidad o lo real como un aspecto importante. Por lo tanto, el Universalismo es realismo. Pero al mismo tiempo, tiene el ideal de reestablecer la condición humana original. Luego, es un estilo idealista también. Por tanto, la conexión entre la realidad e ideal, es la actitud creativa que concuerda con los Principios de la Creación.

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Un Universalista representaría la esperanza del ser humano, frente a la posibilidad de transformar la fragmentación de un mundo disfuncional en operante y eficiente, en el establecimiento de un orden armónico y consecuente con las razones constantes sostenedoras del equilibrio natural de las especies. El Universalismo está basado en la Incondicionalidad Afectiva, es decir en las conductas normadas que benefician siempre a todo. En este beneficiar al otro se exige alguna dosis de condimento romántico, pero no en el sentido sensorial, sino en el sentido conductual responsable. El universalista busca afecto, confianza y responsabilidad en el cumplimiento de los deberes naturales, lo que no tiene mucho que ver con la connotación tradicional de romanticismo. En el origen creador de las especies existió alguna dosis de idealismo en el sentido de esperar el cumplimiento responsable del ideal de la creación y alguna dosis de realismo al esperar que el hombre se hiciera consciente de las realidades fundamentales constantes e inmanentes, de las cuales participa. Por ese motivo la unidad entre realidad e ideal, nos permite la posibilidad de expresar aspectos de valor que en su potencial original denotan alguna dosis de idealismo y en la experiencia se transforman en realidad experiencial. La postura universalista de este postulado no excluye la admisión de estilos derivados de la conducta y oficios artísticos originales, todo lo contrario, lo que promueve es una norma que posibilita la llegada al destino de establecer un equilibrio entre las diferencias naturales.

R e q u i s i t o s pa r a l a A p r e c i a c i ó n

La apreciación de una obra de arte, se realiza a través de una acción de dar y recibir; entre un sujeto y un objeto, por lo tanto, para apreciar, ambos necesitan de ciertos requisitos. Requisitos para el sujeto La apreciación exige de una disposición atenta de respeto y análisis, de interés y criterio, de motivación y disfrute de los beneficios proporcionados por la obra a apreciar. La buena disposición frente a la obra hace posible el hallazgo de valores. Mirar un cuadro, escuchar una melodía, o admirarse frente a la armonía de la creación exigen de atención. La atención puede brindarse en un estado de moderación, tranquilidad y respeto. Estar atento es una actitud afectiva, es una manera de darse por recibir algo del otro, darse por escucharlo, por conocerlo, o por entenderlo. Uno de los primeros requisitos para apreciar es la atención. Pero la atención por si sola no es suficiente para apreciar una obra de arte, para poder reconocer aspectos delicados de la obra se necesita de un criterio, de una formación e información. Luego de entender que el arte pretende transmitir sentimientos profundos, ideas brillantes y trabajos excelentes, es preciso reconocer que para apreciar la obra en toda su extensión, es necesario que el apreciador esté preparado para entender los trabajos excelentes, porque entiende del oficio, las ideas brillantes, porque está educado y los sentimientos profundos porque está dotado de una sensibilidad similar, capaz de reconocerlos. Al apreciar una obra podemos encontrar aspectos de valor objetivo y aspectos de valor subjetivo. Los aspectos de valor objetivo son los que se desprenden directamente de la obra, en su contexto físico, me refiero a los valores por imagen, oficio, color etc. y los valores subjetivos tienen que ver con el aporte del apreciador que por recordarle

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ciertas cosas le añade un valor agregado a la obra. Entre estos valores subjetivos encontramos un gran número de justificativos, por ejemplo el hecho de que el trabajo pertenezca a una persona famosa, o que la obra pertenezca a un determinado periodo cultural. Y por último, podemos considerar como requisitos del apreciador, el buen estado de salud tanto mental y física, para que los sentidos puedan transmitir a las capacidades sensibles los estímulos necesarios para la recognición de los valores contenidos en el objeto apreciado. Requisitos para el Objeto El objeto creado u obra de arte requiere en especial la condición de ser concordante con el propósito original que lo realiza. Estableciendo esa relación armónica entre sujeto creador y objeto creado, la obra de arte se establece integra. El objeto ha de reflejar los aspectos de satisfacción, reconocimiento y eficacia que el sujeto espera de él. Juicios de Belleza En base a la premisa de que “el valor se determina a través de una relación correlativa entre el sujeto y objeto” (la relación de la acción de dar y recibir), la belleza viene determinada, por medio de la acción de dar y recibir entre el apreciador (un sujeto con los requisitos arriba mencionados para el sujeto) y la obra de arte (un objeto con los requisitos arriba mencionados para el objeto). Es decir, el juicio relativo a la belleza, se establece cuando se cumple el deseo del apreciador que busca la belleza, a través del estímulo emocional que proviene de la obra de arte. El estímulo emocional que viene de la obra de arte, se refiere al potencial de belleza contenido en la obra de arte. Por tanto, la belleza en sí misma no existe objetivamente, no obstante los elementos de belleza que existen en la obra de arte se transforman en experiencia de belleza, cuando el apreciador juzga que son bellos. A continuación mencionaré las diferencias entre un juicio de belleza y un juicio de cognición. Un juicio de cognición (juicio cognitivo) se realiza a través de comparar los elementos internos-prototipos (sujeto) con los elementos externos-contenido sensorial (objeto).

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Un juicio de belleza (juicio estético), también se lleva cabo por el mismo proceso de comparar entre un sujeto y un objeto. Cuando se realiza un juicio cognitivo, la facultad del intelecto participa de forma más activa en el proceso de comparar, que las otras facultades. Sin embargo cuando la facultad de la emoción es la más activa, se dice entonces que es un juicio estético. Es decir, cuando los elementos físicos del objeto son percibidos intelectualmente, se realiza un juicio cognitivo, y cuando son percibidos emocionalmente, se realiza un juicio estético. Sin embargo, como las facultades intelectual y emocional no pueden separarse totalmente, un juicio estético siempre va acompañado de un juicio de conocimiento o cognición. Por ejemplo, el juicio estético de que “una flor es hermosa”, va acompañado de la cognición de que “esto es una flor”, o “esta flor es una rosa”.

La Unidad en el arte

En toda actividad artística, hay varios aspectos correlativos involucrados en la creación artística, como creación y apreciación, contenido y forma, universalidad e individualidad, eternidad y temporalidad. Estos aspectos (elementos) correlativos originalmente estaban en unidad, no separados. Sin embargo, hasta el presente, la tendencia en las actividades artísticas ha sido separar estos elementos correlativos, o resaltar uno sobre otro, o uno en particular. Por consiguiente esta Teoría del Arte clarifica la naturaleza de unidad entre esos aspectos correlativos. La Unidad de Creación y Apreciación Por lo general se ha considerado que la creación es la tarea del artista, y la apreciación del público. Sin embargo, desde la perspectiva natural de la creación, ambos, creación y apreciación, son simplemente dos momentos en la actividad de dominio. A fin de ejercer el dominio sobre algo, son necesarios los dos aspectos correlativos de cognición y práctica, y en el campo del arte en particular, la cognición y la práctica que están centrados en el parámetro rector emocional de la conciencia, son la apreciación y la creación. La cognición y la práctica, forman los dos circuitos recíprocos de la acción de dar y recibir, que se establecen entre el sujeto (el ser humano) y el objeto (todas las cosas). Por lo tanto, no puede haber práctica sin cognición, ni cognición sin práctica. Consecuentemente, en la actividad artística, en la relación entre creación y apreciación, no puede haber apreciación sin creación, ni creación sin apreciación. El artista durante el proceso creativo, aprecia su idea y la imagen de su trabajo, y el que contempla o aprecia la obra de arte, también está creando imágenes de significación y en eso se establece una actividad creativa.

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La Unidad de Contenido y Forma En algunas escuelas de arte, se prioriza más la forma, y en otras se destaca el contenido. Estos dos aspectos son inseparables en el arte. El contenido es el justificativo de la función interna que se establece en base a la necesidad creativa y forma es el establecimiento de funciones externas que materializan la intención, justificando así la realidad de su existencia, por lo mismo, ambas son en una. Priorizar una por sobre la otra es una disposición para realzar algo por sobre lo otro, pero en ningún modo son excluyentes. La Unidad de Universalidad e Individualidad La creación nos manifiesta la unidad entre la imagen especie o universal y la imagen individual. Todos los humanos son humanos, característica constante e inmanente, y al mismo tiempo, cada humano es diferente en su individualidad; todas las especies contienen esta dualidad en unidad. El gato es gato como especie, igual a todos los gatos en el sentido de ser un mamífero con las funciones típicas de la especie (gato) y es distinto a todos los gatos en su individualidad, pero no puede separar estas dos atribuciones. A la condición de ser especie se le denomina universal, o constante inmanente y a la condición de ser individuo se le denomina imagen individual o fragmento de la totalidad como especie. En todos los seres creados, la imagen universal y la imagen individual están unidas. De igual modo en el arte, universalidad e individualidad se manifiestan en unidad. Independientemente de que todos los artistas son humanos y en este aspecto todos son iguales y son al mismo tiempo individuos únicos y por lo tanto diferentes, cada artista posee individualidades propias dentro de la universalidad de ser artista. Además el artista, generalmente se deriva de alguna tendencia, oficio o escuela, a la que podríamos considerar como universalidad y representa sus propias individualidades.

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Puesto que el artista posee universalidad e individualidad, sus obras necesariamente manifiestan la unidad entre individualidad y universalidad. Por lo tanto, en una obra de arte, la belleza individual y la belleza universal se manifiestan de manera paralela o en unidad. En la cultura se constata esta dualidad de universalidad e individualidad en las manifestaciones artísticas, educativas y sensibles. Por ejemplo en base a la universalidad democrática de la constitución de un país, se ofrecen postulados educativos individualizados en el fragmento social que los representa. Lo mismo ocurre con las artes, en función del criterio, medios de producción, o recursos naturales que podrían ser considerados como universales se fabrican, imágenes, individuales. Si nos proyectamos imaginariamente en el tiempo hacia el futuro y pensamos en la posibilidad de una cultura establecida bajo un criterio natural compartido en base a las razones constantes e inmanentes de los Principios de la Creación, podemos imaginar la posibilidad de un arte libre, autónomo y responsable, que beneficie siempre a todos. Sobre este ideal se puede conectar a la universalidad del ser artista con la individualidad del creador responsable. Considerar al arte como el postulado de una superestructura social económica es sin duda un error. El arte no se reduce al postulado político o económico, el arte es una necesidad fundamental del ser humano que es capaz de ejercer el dominio sobre sus conductas, pensamientos y sentimientos, esté donde esté y pertenezca al estratos social o económico a que pertenezca. Es lógico pensar que el arte universalmente se aprecia y que aquellos que disponen de mayores recursos, pueden disponer de mayores y mejores obras de arte, pero esa universalidad tiene que ver con el poder adquisitivo y no con el poder creativo. Las mejores o mayores retribuciones han surgido en base a las mayores necesidades y las mayores necesidades universalmente se desprenden de quienes más necesitan, o de los que menos tienen. Por eso es tan frecuente el encontrar a los grandes genios, tanto de las artes como de la filosofía o de la ciencia en estratos muy necesitados. Lo que nos demuestra que el arte no se debe a la superestructura del capital. La superestructura del capital es necesaria, para promover los valores artísticos

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y siempre y cuando los promueva en función del beneficio compartido, estará cumpliendo con su razón de ser. La unidad en criterios facilitará la integración de quienes compartan el ideal del beneficio natural de las especies. Y para beneficiar a la condición estética de la especie humana es necesario de la diversidad en función de la universalidad constante e inmanente. L a U n i d a d d e E t e r n i d a d y Te m p o r a l i d a d En cada ser creado, el fundamento de cuatro posiciones preservador de identidad, (estático) y el fundamento de cuatro posiciones generador de desarrollo, (dinámico) funcionan en unidad, por ello cada ser creado, existe como una unidad incambiable y cambiable, o expresándolo de otro modo, como una unidad de lo eterno y lo temporal, de lo trascendente e intranscendente. Igualmente, en una obra de arte, ambos, el elemento eterno y el elemento temporal, están unidos. Por ejemplo en el cuadro “El Ángelus” de Millet, el pintor retrata una iglesia, y a un campesino y su esposa en oración con un paisaje rural de fondo, dando un ejemplo que representa la unidad de lo eterno con lo temporal. La iglesia y la imagen de los personajes en oración, trascienden su era y son eternos, mientras que el paisaje campestre y las ropas usadas por el marido y la esposa son temporales, y únicos a aquel particular periodo de tiempo. Como otro ejemplo, podemos citar unas flores adornando un vaso o una jarra. Las flores representan de por sí lo eterno, lo que ha existido desde hace tiempo, mientras que la forma de la disposición de las flores y el recipiente pueden ser considerados como característicos de un periodo dado. Esta es pues, otra expresión de la unidad de lo eterno y de lo temporal. La belleza de la obra de arte se hará más deslumbrante cuando al contemplarla constatamos el “instante en la eternidad” o la “eternidad en el instante”.

La Moral, Ética y Estética en el Arte

Las artes son una manifestación del dominio sobre la creación, entendiendo el dominio como el compromiso responsable de beneficiar la realización del sentido original de lo dominado. Lo que excluye al no educado, no capaz o no maduro en el dominio natural sobre las cosas. El dominio sobre la creación ha de ser establecido únicamente por personas maduras, o bajo la supervisión de las mismas. Por maduro se entiende a la persona responsable del cumplimiento de su razón de ser humano. Persona esta que asume la responsabilidad de construirse en la experiencia vincular incondicional filiopaternal, fraternoconyugal y paternofilial que le proporciona el cumplimiento del deber de ser maduro en el afecto incondicional, en el reconocimiento de su razón de ser humano y en el cumplimiento responsable y por lo tanto voluntario de dicho deber. Esta persona se acredita de ser calificada como moral, puesto que domina el poder de los instintos y controla la tentación del celo emocional, intelectual y conductual. Sobre este fundamento podemos depositar en él toda la creación, sabiendo que va a entregarse responsablemente en todo caso a su beneficio y sano desarrollo, lo que le transformaría en una persona ética y al mejorar lo que se le entrega, se le podría reconocer como una persona también estética. La Moral Se asume como a la suma de conductas personales que mejoran o benefician al individuo. Como por ejemplo, el dominio sobre las virtudes (prudencia, firmeza y templanza) o el dominio y control del celo para evitar que se transforme en recelo, o rencor, y el dominio sobre los instintos de reproducción, de mantenimiento y de protección. A la persona madura en el dominio de las conductas personales se le denomina persona moral.

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La Etica Se asume como el dominio sobre las relaciones interpersonales, y el dominio sobre las relaciones interpersonales se supedita al desarrollo moral del individuo, al dominio sobre las virtudes, el celo y el instinto. La conducta ética se entiende como el saberse ubicar en la posición de sujeto o de objeto de la relación; en entender las funciones del sujeto de ser leal y obediente al propósito del bien común, y de seducir con afecto, de persuadir con verdad y de motivar al otro con el ejemplo del deber cumplido. Y entender las funciones del propósito de la relación que debe ser siempre valido para todo, y de entender que el objeto ha de retribuir siempre vinculado, confiado y realizado. Sobre este entendimiento y su aplicación podemos comprender que la conducta ética de las personas es siempre justa para el beneficio natural de las especies. La Estética Adquiere su significado en el dominio sobre las cosas, en el dominio sobre la naturaleza, en el dominio basado en el ordenamiento natural de las especies. El orden natural armónico ni es más ni es menos, ni es mejor ni peor, tan solo es y en esa moderación se encuentra la conducta estética, conducta de la armonía, del orden y del beneficio compartido. El artista ha de ser el colaborador del embellecimiento natural por el beneficio natural de las especies naturales, no por el transformarlas en lo que no las realiza, sino todo lo contrario en el realizar con cada una de ellas algo que beneficie a todas, ese es el verdadero arte, el arte de la armonía. La armonía no puede ni debe reducirse a un fragmento, debe concordar primero con la universalidad del orden y en su estrato manifestará la armónica relación con quienes participen de la misma.

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El artista ha de ser una persona en primer lugar maduro, y en segundo lugar moral, ético y estético. La creación implica afecto y belleza. El crear algo implica poner atención y estar atento a lo creado, tanto la atención como el estar atento al valor de lo creado son dos actitudes de beneficiar al otro o a lo otro creado. Esta actitud es incondicional en el afecto y gracias a la incondicionalidad en reconocer los valores del objeto se transforman estos en belleza. Esta dinámica entre afecto y belleza, implica una conducta ética en el artista, una conducta de atención, de respeto y de entrega voluntaria al mejoramiento de lo creado. De establecerse de este modo, se puede reconocer algún estado de complacencia en la labor artística. Complacencia derivada de la recognición, del aprecio y del beneficio que se dispone a recibir el apreciador. Aquí se encuentra manifiesta la incondicional base, inicio y fundamento de todo lo creado. Así podemos entender que la auténtica belleza se desprende de la incondicionalidad en el afecto. Este postulado suena un tanto extraño en nuestro ambiente contemporáneo, porque la realidad del arte dista mucho de esta postura. Y dista mucho, porque se han fragmentado los criterios hasta el extremo de que cada artista defiende su posición por sobre los fundamentos de la realidad contenida en los Principios de la Creación, rectores del ordenamiento natural de las especies. Estos Principios nos advierten que el artista por sobre todo, ha de asumir su responsabilidad de realizarse como persona, antes de atreverse a interpretar los valores constantes e inmanentes, porque sin el fundamento del establecimiento del vinculo filiopaternal, fraternoconyugal y paternofilial incondicional, no se está emocionalmente calificado como suficientemente sensible, para reconocer los valores absolutos que se desprenden de dicha experiencia. Esta experiencia constata la madurez del individuo. A pesar de que muchos artistas han postulado versiones aproximadas a la realidad de los Principios de la Creación, en sus conductas no las han realizado y sobre la carencia de esta experiencia se han mostrado insuficientes para reconocerla en su totalidad. Muchos escritores han escrito sobre el amor, pero lo han entendido fuera de su verdadero contexto natural afectivo e incondicional, muchos pintores han pintado maternidades, pero disgregadas del auténtico sentido natural del ser familia, muchos músicos han realizado melodías armónicas, pero apartadas del ordenamiento natural de las especies.

Tipos

de

Belleza

Tipos de Amor y Belleza desde la Perspectiva de los Principios de la Creación La relación de dar y recibir en función del cumplimiento del propósito de atender o estar atento al apreciar o encontrar valor en el objeto observado, produce en el sujeto la sensación de complacencia que denominamos belleza. La belleza puede percibirse en diferentes grados dependiendo del interés, necesidad o valoración del sujeto o dependiendo del contenido valórico del objeto. La intensidad emocional va a depender del contenido valórico y de la disposición del apreciador. La belleza no cambia, puesto que en todas sus manifestaciones complace, pero lo que es variable, es la intensidad en la apreciación. En base a esta intensidad podemos establecer categorías de belleza. Como dijimos anteriormente, afecto y belleza son inseparables, del grado o intensidad en el afecto se deriva la retribución en complacencia. El máximo de complacencia se deriva de la relación vincular entre padres e hijos y en base al vínculo podemos entender las diferencias en categorías de la apreciación de la belleza. Cuanto más se necesita al objeto de aprecio, más complace su consecución. Por lo tanto, cuanto más aumenta la necesidad por el objeto, mayor es la gratificación en complacencia al poseerlo. Entre afecto y belleza se establece un circuito interconectivo proporcional en intensidad. Esto nos indica que al hablar de intensidad en belleza podemos deducir la intensidad en el afecto o en la necesidad por apreciarla. El afecto máximo o la máxima manifestación del afecto se establece en el núcleo gestor de la especie, en la familia. La familia es el paradigma comparativo de los diversos vínculos afectivos de los cuales se derivan las distintas manifestaciones de belleza.

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En la familia humana, ocupa el más alto estrato el afecto paternal incondicional. Luego, el amor conyugal y en tercer lugar el amor filial, seguido por el afecto fraternal. Por debajo de estos podemos destacar el afecto del mayor al menor o el afecto entre amigos. Estas manifestaciones afectivas retribuyen en complacencia o belleza proporcional a la intensidad del mismo. Existen variables entre el afecto materno y el afecto paterno. El afecto paterno manifiesta cualidades de riesgo, emprendedor, de amplitud, de firmeza, de profundidad y solemnidad, complementariamente el afecto materno es apacible, acogedor, seguro, consolador, administrativo, cuidadoso, adaptativo compasivo. El afecto filial es obediente y leal, retributivo y respetuoso. En consecuencia se derivan tipos de belleza proporcional: belleza paterna, belleza materna, belleza fraterna y belleza filial. Entendiendo estas bellezas como derivados del goce de la función que cada uno de ellos significa. En ocasiones podemos observar que el afecto paterno no se manifiesta sosegado o tranquilo, en ocasiones se manifiesta con firmeza en instructivos o correctivos que en ocasiones pueden no ser bien acogidos por los hijos, pero que al saberse correctivos son aceptados como válidos, e incluso en extremo pueden ser considerados bellos. Estos tipos de belleza experimentados en el núcleo gestor de la especie humana, o familia, se proyectan en la creación, así podemos comparar la belleza solemne de la montaña con la belleza solemne de los padres. Tipos Tradicionales de Belleza En la historia de la estética, se consideró como tipos básicos de belleza el concepto o categoría estética de la gracia (Grazie) y el de lo sublime (Erhabene). La gracia es el tipo de belleza que agrada de una forma afirmativa y directa. Es la belleza equilibrada producida por la armonía. Lo sublime, por otro lado, es el tipo de belleza que proporciona una sensación de asombro, o un sentimiento de admiración, como, por ejemplo, el sentimiento que se tiene al mirar una elevada montaña o el oleaje del mar. Kant, sostenía que en la belleza (gracia) se hallaban los componentes de la belleza libre (freie Schönheit) y de la belleza adherente (anhängende Schönheit).

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Belleza libre es la que se percibe sin que se sepa nada del objeto a contemplar, sin restricción de ningún concepto. Es una belleza pura, no se tiene ningún tipo de idea que nos haga cuestionar su belleza. Belleza adherente es la que depende del concepto que tengamos acerca del objeto analizado, de un cierto propósito, como lo que es apropiado para vestir, o el lugar donde a uno le guste vivir. En las teorías de arte se menciona generalmente también, la belleza pura (Reisemne), la belleza trágica (Tragische), y la belleza cómica (Kimische). No obstante tales tipos tradicionales de belleza, han sido especificados por la experiencia humana, y el criterio para su clasificación ha sido ambiguo. En contraste con ello, los tipos de belleza en esta Teoría del Arte están basados en la naturaleza de los Principios de la Creación. Valor Hemos visto y demostrado que la actividad artística se fundamenta en la necesidad por crear algo que apreciar, o por apreciar algo de lo creado. Apreciar, dijimos que exige de atención y de atender, de estar atento a la recepción, para reconocer la sensación, el significado o, el servicio de lo creado. Y, de atender al objeto de atención, es decir, de predisponerse a escucharlo, a verlo, a tocarlo, a olerlo o a gozarlo, porque no llega nada a nuestra memoria que no sea reconocido y, para que llegue al intelecto, es necesario que haya pasado antes por los sentidos. Nada hay en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos. Nada existe en la memoria que no haya sido reconocido. Lo reconocido, lo sentido, y lo aceptado es algo que nos vale, porque lo que no nos vale únicamente lo juzgamos, lo decimos, lo transformamos en negación intelectual, pero no nos pertenece, no lo tenemos. Cuando decimos: “no me gusta”, “no me vale”, “no lo quiero”, ese “no” significa que no lo voy a permitir en mí, no se acepta como propio de uno, se identifica como algo que no vale para mí, y porque no me vale no lo deseo, no lo acepto, no lo transformo en mío, y eso es lo que estoy haciendo al decir que es malo, estoy informando que no lo voy a aceptar, que no lo puedo hacer mío. ¿Qué ocurre cuando se dice eso no es cierto? Estamos informando de que lo que se escucha no se puede aceptar como propio de uno. Eso no quiere decir que uno es falso

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malo o despreciativo, porque no puedo despreciar y apreciar al mismo tiempo, Luego, si desprecio lo que se me dice por ser falso, no lo puedo apreciar. Lo que si que se puede hacer es informar de que no es cierto lo que se te informa, porque informar es valido, pero la mentira no lo es. Lo mismo ocurre con lo que decimos malo, o desagradable. El dolor no es un estado permanente, es solo producto de un desorden. En el orden no hay dolor, hay armonía y la armonía complace, no disgusta, por lo mismo, debemos meditar sobre el si la persona es o no es buena, es o no es justa o es o no es valida. Si le damos un tiempo a esta meditación llegaremos a la conclusión de que lo malo, lo falso y lo feo, son informaciones de algo que se niega, se rechaza o se aísla de uno. Todo ser normal espera y pretende valor, espera y pretende orden, espera y pretende armonía. Somos, si es que me permiten el ejemplo, como una aspiradora. La aspiradora no puede al mismo tiempo aspirar y soplar o expulsar. Lo que aspira pasa a formar parte de la aspiradora, lo acumula en la bolsa de su “memoria”, pero lo que expulsa, el viento sobrante sale fuera de la máquina, no puede soplar en su interior porque eso ya es aspirar. Solo podemos optar por lo que consideramos válido, incluso cuando pretendemos hacer daño a otro, estamos considerando que eso es lo que debemos hacer y por lo tanto, justificamos o validamos el hacerlo. Valor es la cualidad contenida en el objeto de aprecio que satisface a la necesidad del sujeto que lo aprecia. Estamos acostumbrados a la célebre frase de que “todo es relativo”. Eso es cierto solo para quienes desconocen los valores absolutos. Absoluto es aquello que es siempre y para todo valido, es decir, es aquella constante inmanente que justifica a la razón de su existencia. Razones absolutas existen contenidas en todo lo creado, y eso es lo que la ciencia estudia. La ciencia estudia las máximas constantes inmanentes y es, gracias al estudio de las máximas constantes inmanentes, que disfrutamos del ordenamiento social del que participamos. No habría sido posible el dirigir un cohete a la luna si se hubiera pensado, que las leyes de gravedad son validas para unos y no validas para otros, y por lo tanto, las leyes de la gravedad fluctúan y cambian al ritmo de la interpretación de cada uno.

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Eso no es así. La ley de la gravedad se ajusta a la razón de su existir y opera en función del cumplimiento de esa razón, por lo tanto, es siempre y para todos valida, porque coopera en el mantenimiento del ordenamiento natural del universo. Decir que todo es relativo es informar de un absoluto, porque aquello que es siempre y para todos relativo se transforma en absoluto al ser esta afirmación siempre y para todos valida. Es, como la frase de “yo no creo en nada”; esta frase informa que quien la dice, cree que no cree en nada y por lo tanto cree. “No hay- nadie”, en lugar de: ¡hay nadie! Decimos muchas cosas sin analizarlas en profundidad, lo mismo hacemos con el arte, decimos muchas cosas sin analizarlas. Al analizar la creación llegamos a sus bases y podemos reconocer al inicio y fundamento que justifica la creación. Ese inicio y fundamento es el valor. Porque vale se necesita y porque se necesita se realiza y se realiza para experimentar su valor. El creador de cualquier obra es un sujeto que dispone de libertad. Libertad es la capacidad de optar, pero curiosamente y, como antes vimos, se opta por lo que gusta, agrada, se reconoce o beneficia. En otras palabras, podemos afirmar que optamos únicamente por lo que consideramos valido. El valor contiene un fundamento dual en su composición, se necesita y beneficia. Necesidad y beneficio existen en el fundamento del inicio de toda obra, es más, de todo acto y si lo extremamos podemos afirmar que de toda actividad. Toda actividad opera en función del satisfacer a la necesidad que justifica su existencia, por eso, podemos afirmar que el propósito de cualquier propósito es siempre y por sobre todo, el de ser satisfecho. Al ser satisfecho vale. Existen distinciones en la apreciación, como ya hemos visto, y eso produce que el juicio de valor sea diferente en cada uno de los apreciadores, a esa diferencia en la apreciación se le puede designar como relativa, pero el valor en su capacidad de complacer es siempre y para todos complaciente, el valor a todos vale, y sobre esta premisa es absoluto. Valor absoluto es aquel máximo insuperable, constante e inmanente que satisface plenamente a todos. Todos los humanos sanos, estamos capacitados para sentir, reconocer y disfrutar del valor, porque todos los humanos sanos, disponemos de capacidades emocionales, intelectuales y motrices, o de libre voluntad.

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Hasta aquí hemos visto la interacción del valor con la realidad de las especies y hemos descubierto cuales son los valores absolutos: PLENITUD AUTONOMÍA y CUMPLIMIENTO. El sentimiento de plenitud no admite más placer, el encuentro con la ley (razones constantes que son siempre y para todos validas) y su puesta en práctica mediante el reconocimiento de la razón que la justifica no admite verdad superior y el cumplimiento del deber responsable no permite determinación superior. De esto se deriva la necesidad del arte de promover lo auténtico, lo autónomo y lo altruista. Valores absolutos y valores relativos Hemos explicado ya que los valores absolutos son aquellas máximas insuperables emocionales, intelectuales y conductuales. El sentimiento de PLENITUD, el reconocimiento de las normas, leyes o principios CONSTANTES E INMANENTES que determinan la conducta autónoma del ser y, el CUMPLIMIENTO del deber responsable o incondicionalmente, haciendo uso de su libre voluntad, son los valores máximos insuperables. Y a estos tres valores, por ser insuperables, eternos, e incambiables, por ser las máximas constantes e inmanentes les llamamos Absolutos. Lo absoluto no es en nada impositivo, porque frente a estos valores disponemos de la libertad de aceptarlos o negarlos, pero de estos valores absolutos se desprenden el sentido del deber y el derecho a su beneficio. Sería injusto el exigir el derecho del beneficio de estos valores sin haber cumplido con el deber de merecerlos. Los valores absolutos de Plenitud Autonomía y Cumplimiento, son los componentes naturales de la conciencia humana sana, rectora de las conductas, juez de los juicios de valor y determinante de la aceptación o rechazo de las sensaciones. Nuestro paradigma rector o estándar prototipo humano de conciencia está compuesto por los valores absolutos. Lo que más nos satisface a todos es sentirnos plenos, lo que más nos interesa a todos es el reconocimiento de la verdad constante e inmanente y lo que más se espera es el cumplimiento responsable del deber, si todos lo necesitamos es porque lo contenemos todos. Pero, en la apreciación de estos valores sentimos agrado, complacencia, satisfacción o plenitud en diversos grados, a estos grados de complacencia se les denomina valores relativos a la necesidad del individuo.

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Lo mismo ocurre con la razón, todos razonamos pero el conocimiento de las verdades significa algo distinto para el experto que para el que se expone a ella por primera vez, a pesar de ser verdad para ambos, esta verdad significa aspectos diferentes para cada uno, lo mismo ocurre con el cumplimiento del deber, el deber para el niño es diferente del deber para el adulto. A estas variables se las reconoce como valores relativos. No porque el valor en sí sea relativo, porque el valor siempre complace, sino, porque la apreciación relativiza la experiencia del valor al grado de necesidad de quien lo aprecia. Valor es una constante universal, todo lo creado vale para quien lo aprecia, y todos los seres necesitan de valor. Si nos ponemos a pensar un poco en ello, podemos darnos cuenta de que, en todo lo que hacemos, estamos esperando un bien, lo que transforma al valor en siempre y para todo valido. En este sentido, el valor se transforma en una constante inmanente, y por lo tanto en ley. Toda constante inmanente o ley, contiene dos aspectos a considerar, el aspecto de deber y el aspecto de derecho. Deber y derecho existen contenidos en el valor, entendiéndolos como necesidad y beneficio. Necesidad y beneficio son atribuciones para satisfacer a la emoción, al intelecto y a la voluntad del ser que lo ejercita. De esta interpretación se desprende una realidad antes ignorada, la realidad del valor contenedor de los atributos de intencionalidad, significación y poder, en función del cumplimiento del deber necesario para experimentar el beneficio derivado del derecho a ser satisfecho. Satisfacción esta que motiva a la necesidad por repetirlo. Esta es la dinámica del valor, que por tener por absoluto al sentido de plenitud, autonomía y cumplimiento del propósito de la creación, motiva a todo lo creado al dinamismo natural de las especies. Dinamismo contenido en el ordenamiento natural de la creación.

II LOS PRINCIPIOS DE LA CREACIÓN

II Los Principios de la Creacion El Universo espera la llegada de una cosmovisión compartida por todos, y basada en planteamientos ordenados de manera natural, que beneficien siempre a todo y expresados en forma de constitución o legislación universal. Esta esperanza pudiera llegar a materializarse, en el supuesto, de que el individuo considerase el encuentro con los valores absolutos, por sobre su propia y relativa apreciación fragmentaria de los valores morales, éticos y estéticos. El hallazgo de una convicción natural y generalmente compartida, podría despertar el sentido comunitario de la sociedad y de ese modo, establecer una cooperativa actividad basada en el altruismo solidario constructor del vínculo afectivo y cognoscitivo que se desprende de las normas y principios naturales de la creación. Vamos a analizar esos principios que no solo son principios naturales constitutivos, sino que además se establecen en el desempeño de cualquier actividad, como reguladores de la creación. En primer lugar he de indicar que estos principios no son una teoría más, sino el descubrimiento de funciones observadas en los procesos naturales de desarrollo. Entre teoría y descubrimiento hay una inmensa diferencia. En segundo lugar estos principios son observables por cualquier sensibilidad aguda que se interese por reconocerlos. Y en tercer lugar, el descubrimiento de estos principios de la creación solo pretende el entendimiento de los mismos, ni propone nuevas conductas, ni nuevas convicciones, ni nuevos ideales. Cada cual es responsable de entender la realidad del universo a su manera y por lo mismo es responsable también, de concordar su apreciación con la realidad natural del orden universal al cual pertenece y al cual debe respetar.

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PRINCIPIOS DE LA CREACION Todo lo creado responde a ciertas pautas normativas constructivas que así lo permiten. Al crear se está realizando algo. Al realizar algo, se precisan de condiciones intencionales y de consecuencias que responden a dicha intención. Esta realidad viene dada por el principio de conexión entre las categorías de causa y efecto. Todo acto contiene intencionalidad y significación. Todo acto se justifica en función del cumplimiento de su razón de ser y eso transforma al acto en objeto de su razón de ser. De este modo se establecen las posiciones de causa y efecto y de sujeto y objeto. Pero la intención creadora, realiza su consecuencia en base a la necesidad de quien pretende ser satisfecha con el acto o consecuencia que este realiza. Lo que nos da a entender que todo lo creado obedece a una necesidad propositiva, contenida en la categoría, o especie del origen creador. En este caso, la consecuencia obedece al principio de que todo lo creado se realiza, por y para el beneficio del creador o apreciador. Para crear es preciso de posiciones causa y consecuencia y sujeto y objeto. Esta realidad nos muestra la existencia de un proceso en tiempo y de una estructura base de cuatro posiciones en espacio, inserta en el crear. Luego, todo lo creado responde al principio de intercambio entre una causa y un efecto o entre un sujeto que ejecuta y un objeto o consecuencia realizada. Todo lo creado responde a una causal originaria que lo afirma, lo reconoce o lo valida, en este caso, la creación responde al principio de correlatividad, correspondencia y recognición entre creador y consecuencia, entre necesidad y satisfacción, entre significado y recognición o entre eficiencia y beneficio. Lo creado se realiza bajo la conducción o dirección de un sujeto intencional, ya sea su categoría de padre, maestro, líder o señor. De esta realidad conductual se desprende el principio del dominio sobre el centro. Al crear se establece la aprobación del objeto creado lo que establece una realidad armónica entre sujeto y objeto o entre causa y consecuencia. De esta realidad se desprende el principio de la armonía contenido en la realización de actividad.

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La armónica relación entre creación y creador establece identidades conductivas e identidades retributivas, lo que nos explica la existencia del principio de individualidad y relación. Lo creado y aprobado por el creador motiva a quien lo realiza y debido a esta circunstancia el creador se siente motivado a seguir realizando. De esta realidad, se desprende el principio del movimiento circular en proyección. Para crear es preciso de libertad, autonomía y responsabilidad. Esto nos dice que el principio de libertad responsabilidad y autonomía está inserto en el crear. La consecuencia realizada se valida al ser la consecuencia intencional deseada, lo que nos da a entender que el valor es parte indisoluble del crear. De esta realidad se desprende el principio de que todo lo creado se realiza por y para el valor. Hasta aquí, hemos destacado algunas razones insertas en el proceso creativo, pero ahora vamos a explicar los principios de la creación uno por uno, para comprender que la realización del acto, sea este cualquiera que sea, implica ciertos principios. CREAR IMPLICA: VALOR INTENCIONAL Y POTENCIAL Crear es un proceso que encuentra en su desarrollo los elementos que le dan forma. Este proceso se inicia en la necesidad por encontrar valor, lo que implica que en la necesidad existe ya la capacidad de contenerlo, y esa capacidad vale, por lo tanto ya es valor, y espera el encuentro con el valor contenido en el objeto de la necesidad, por eso decimos que es una exigencia inexcusable la existencia del valor en todo lo creado. Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface a la necesidad del sujeto, pero el valor contiene aspectos intrínsecos duales complementarios de necesidad y beneficio, en su actitud; de globalidad y de parcialidad, en su amplitud; de calidad endógena (vinculo) y de calidad exógena (enlace) en su interconexión. El valor es un interconector endógeno y exógeno de todas las variables y posibilidades naturales. El valor es constante e inmanente.

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CAPACIDAD DE DISCERNIR DE ENTRE LO BUENO LO MEJOR. Para crear hay que decidirse por lo que es conveniente, esa decisión se toma luego de discernir de entre lo bueno lo mejor. Por lo tanto, para crear es necesario hacer uso de discernimiento y el discernimiento se evalúa en base a una conciencia del valor. Sin un estándar apriorístico comparativo del valor, difícilmente podría discernirse. Por lo mismo, decimos que valor y discernimiento son necesarios para crear. Crear Es distinto de repetir, o de automatizar; en el crear existe una dosis de libertad y al ser libre de optar se debe también disponer de discernimiento en la selectividad. ALTERNATIVAS O POSIBIIDADES Crear es hacer algo voluntariamente y por lo mismo es necesario que existan alternativas. Sin alternativas no podríamos crear y sin libre voluntad, no podríamos optar por las alternativas. L E A LTA D Y S E L E C T I V I D A D V O L U N TA R I A Para crear, el sujeto o autor debe ser leal al propósito de crear durante todo el proceso de desarrollo creativo. Si abandona su propósito en medio del camino no hallará su labor cumplida. Lealtad es necesaria para poder crear. VIRTUDES, CAPACIDADES Y HABILIDADES Prudencia para optar por la alternativa válida, Fortaleza para cumplir con el proceso completo y Templanza para absorber las diferencias o dificultades del proceso creativo, son necesarias en el construir una realidad. Además, para crear es necesario de Capacidades sensibles o emocionales, capacidad de recognición o intelecto, y capacidad de dominio o voluntad, que apoyadas con las habilidades visuales, auditivas, olfativas, gustativas y táctiles, posibilitan la realización responsable del acto creativo.

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AUTONOMIA Auto significa uno mismo y nomo, significa ley. Autonomía es obrar de acuerdo con la razón de ser, de acuerdo con las normas de la creación, de acuerdo con las leyes naturales. Cuando el creador opera en función del cumplimiento de las normas naturales, la creación se dice autónoma y el creador se califica también de autónomo con esa opción. LIBERTAD Y ACCION RESPONSABLE. Libertad para poder optar por la alternativa valida y acción responsable para cumplirla son dos aspectos insertos en el crear. Nada puede ser creado sino después de cumplirse responsablemente todo el proceso creativo. PARA CREAR ES NECESARIO: POSICIONES CAUSA Y EFECTO Y SUJETO OBJETO CON ALGO EN COMUN (un elemento compartido) . Todo lo creado obedece y responde a una necesidad causal intencional y se realiza mediante un sujeto constructor, lo cual implica posiciones ordenadas. Posición 1 causa intencional, posición 2 sujeto conductor, posición 3 objetos conducidos y posición 4 logro de la intención causal propositiva. PROPOSITO CENTRALIZADO EN EL SUJETO La creación no se realiza por si sola. El accidente arbitrario no es creación, es un suceso. Los sucesos no se crean surgen inesperadamente. El accidente se asocia con algo que ocurre cuando no lo esperamos, por lo tanto no es creado a voluntad intencional. La magia no produce algo de la nada, solo produce la ignorancia de quien la observa y en base a esa ignorancia se establece la suposición de que el mago realizó algo de la nada. Cuando se descubre el truco se acaba la magia. La magia solo existe en la ignorancia. Para crear es necesario de un propósito y este ha de ser conducido y realizado por un sujeto director, por esto decimos que para crear es necesario de un propósito centralizado en el sujeto constructor.

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ORDEN Y LOCALIZACIÒN DE POSICIONES Para crear es necesario establecer un proceso en tiempo y una estructura base de cuatro posiciones. Sin una secuencia ordenada o sin estructura funcional constructiva ordenada no puede existir creación alguna. Para crear, es necesario que el proyecto sea factible, posible o, viable. Para que el sujeto se determine a hacer, ha de sentir que su proyecto vale, ha de comprender que su proyecto se justifica en alguna razón y ha de servir a la necesidad del sujeto que lo propone, El sujeto debe sentir la necesidad de crear, ha de saber cómo crear y ha de poder crear. Además el sujeto, ha de ser leal durante todo el proceso de desarrollo de su proposición, y ha de ser capaz de realizar completamente a su proposición, cualquiera que esta sea. El objeto ha de retribuir con su completación o cumplimiento, para que el logro de la proposición sea reconocido valido por el sujeto propositor. Sobre el cumplimiento de este orden se establece la realización armónica de la creación. ARMONIA Cuando se realiza el acto creado y se valida como tal, se establece una relación armónica entre causa y efecto y entre sujeto y objeto. INDIVIDUALIDAD Y RELACIÒN El proceso de crear implica relaciones entre causa y consecuencia y entre sujeto y objeto. Relaciones de similitud, reconocimiento y correlatividad que determinan individualidades conductoras, constructoras e individualidades conducidas o construidas. IDENTIDAD MANTENIMIENTO Y DESARROLLO La realización de un acto implica el mantenimiento y desarrollo de una conducta constructiva, lo cual, modifica la identidad del creador y a la vez, modifica la identidad del objeto que se está realizando. El creador asume los beneficios que se desprenden de la experiencia del proceso creativo, y eso modifica la identidad de la persona que realiza el trabajo.

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M O V I M I E N TO C I R C U L A R E N P R O Y E C C I Ò N Cuando se realiza un acto y es validado, produce satisfacción, confianza y motivación. Esta motivación genera el deseo por volver a experimentar valor. La necesidad por encontrar valor es una constante inmanente, lo cual, obliga a estar permanentemente buscando la experiencia que lo posibilite. AL CREAR SE ESTBLECEN: BIENESTAR El acto creativo consumado y aceptado como valido produce bienestar. Todo lo creado al ser aceptado, reconocido, o validado, existe por el beneficiar al creadorapreciador y para beneficiar al creador o apreciador. La apreciación es para uno y el beneficio de lo creado es compartido. CORRELATIVIDAD, RECOGNICIÒN Y PARECIDO Todo acto realizado responde a una necesidad intencional, este hecho nos indica que entre la necesidad y la consecuencia realizada existe algo en común, existe un beneficio interconectado. Alguna base correlativa ha de existir entre necesidad y consecuencia para que esta última sea capaz de satisfacer a la anterior. Por eso decimos que al crear se produce similitud, recognición y correlatividad entre causa y efecto y entre sujeto y objeto. INTERCAMBIO – DAR Y RECIBIREn el crear existen relaciones productivas de conformidad, comunicación e intercambio entre un sujeto y un objeto y entre la necesidad y consecuencia. REPULSIÒN Al realizar algo, se ejerce selectividad, discernimiento y prioridad sobre las alternativas, lo que obliga a optar por una y repudiar o rechazar a las otras. En este sentido, el rechazo no significa desprecio, falsedad o descalificación. El rechazar alternativas es lógico de la capacidad de optar por lo que se considera válido. No por ello contiene ninguna connotación negativa.

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PROCESO INICIO MEDIO Y TERMINO – ORIGEN DIVISIÒN Y UNIÒN. Al realizar algo se establece un proceso origen, división y unión. Este proceso se inicia en el origen o necesidad de crear, luego se dividen las posiciones sujeto y objeto para repartirse equitativamente las funciones de constructor y construido o conductor y conducido, este es el intermedio del proceso y finalmente se realiza el acto, y al ser este validado se establece la unión ente causa y efecto mediante la unión entre sujeto y objeto, lo que da por terminado el proceso de creación. ESTRUCTURA La realización de cualquier acto implica el cumplimiento de una estructura base de cuatro posiciones. Posición 1 intencionalidad, posición 2 sujeto, posición 3 objeto y posición 4 logro o consecuencia. RESPONSABILIDAD Crear es realizar algo y para realizarlo hay que cumplirlo o completarlo. El deber cumplido es responsabilidad y todo lo creado obedece y responde a un deber cumplido. Sin uno de estos principios de la creación aquí expuestos, la creación de cualquier acto no sería posible. Por esta razón he considerado de importancia el evidenciarlos. PROPOSITO DE LA CREACIÒN El propósito de la creación es siempre el mismo, satisfacer a la necesidad intencional propositiva del creador. Asumiendo el principio de que toda causa es a su efecto así como el efecto manifiesta aspectos de la causa y luego de comprender los principios de la creación, podemos llegar a la conclusión de que todo lo creado contiene el propósito de satisfacer a su origen causal propositivo. El propósito de cualquier propósito es el de ser satisfecho. La necesidad creativa espera siempre ser satisfecha. Por esto podemos concluir diciendo que el propósito de la creación es el de satisfacer a la intencionalidad que lo origina.

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Necesidad es distinta del deseo, la necesidad es algo de lo cual nadie puede sustraerse mientras que el deseo es un impulso dirigido, por ejemplo la necesidad reproductiva, alimenticia o social es algo de lo cual la especie no puede sustraerse, pero el deseo por la elección del complemento, del alimento o del con quien te relacionas es algo determinado por el individuo. La necesidad creativa contiene ese aspecto irreducible del deber ser satisfecha, y en ese satisfacerse existen diversos impulsos productos del deseo por el encuentro con el objeto de satisfacción. En el crear se crece, se multiplican aspectos y se ejerce un dominio sobre los procesos y elementos de construcción. Se crece en el proceso adquiriendo experiencia, se multiplica la realidad existente y se conduce el ejercicio creativo con el dominio del pensamiento, de las conductas y de las emociones que surgen en el quehacer. CRECER Se crece en el crear algo. Al realizar un acto creativo se establecen las 4 posiciones (intención, sujeto, objeto y consecuencia) en el proceso (inicio medio y término) En el sexto principio de la creación decíamos que: “La realización de un acto implica el mantenimiento y desarrollo de una conducta constructiva, lo cual, modifica la identidad del creador y a la vez, modifica la identidad del objeto que se está realizando. El creador asume los beneficios que se desprenden de la experiencia del proceso creativo, y eso modifica la identidad de la persona que realiza el trabajo”. De donde se desprende que todo lo creado obliga a crecer a quien lo realiza. El creador crece, siempre y cuando lo creado lo convenza, lo complete y lo satisfaga y siempre y cuando lo que realice sea apreciado por todos siempre. Cuando lo creado es siempre y para todos válido, decimos que el acto realizado corresponde con los principios de la creación. De este acto válido, autónomo y completo, se desprende la experiencia constructiva, que permite el crecer en el valor. El autor crece al realizar objetos de bondad, objetos verdaderos y objetivos completamente cumplidos. Para eso el autor debe ejercer el dominio completo sobre sus sensaciones, conocimientos y conductas.

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Se crece en el ser coherente y leal con el ideal de la creación que todo humano debe reconocer propio de la naturaleza humana. Se crece y madura en el entendimiento de las conductas naturales, lo que satisface a la orientación del individuo; en el establecimiento del vinculo incondicional filiopaternal, fraternoconyugal y paternofilial maduro, lo que satisface al núcleo gestor de la especie. Se crece en el dominio y control del celo emocional, intelectual y motivacional, lo que vincula, asegura y da sentido a la persona. Se crece en el control de los instintos de protección, de conservación y de reproducción, lo que califica al ser humano como humano en la autenticidad de su carácter. MULTIPLICARSE Se multiplica en el crear algo. Siempre y cuando se realiza algo, se multiplican aspectos de quien lo realiza. Aspectos sensibles, aspectos de significación y aspectos conductuales o habilidades. El séptimo principio de la creación, nos dice que se establece un movimiento circular en proyección: “Cuando se realiza un acto y es validado, produce satisfacción, confianza y motivación. Esta motivación genera el deseo por volver a experimentar valor. La necesidad por encontrar valor es una constante inmanente, lo cual, obliga a estar permanentemente buscando la experiencia que lo posibilite.” El deseo de todo propósito es el de sentirse satisfecho y para sentirse satisfecho ha de encontrarse con un objeto correlativo, reconocido y totalmente semejante con su esperanza. Cuando se crea una obra de arte, se espera que esa obra satisfaga en su totalidad a las expectativas del creador, pero por sobre eso el artista es un ser persona, que espera del otro la misma calidad de ser también persona y la esperanza máxima que puede ser similar, concordante o correlativa con él es por sobre todo la figura de su hijo maduro. El hijo maduro concordante con el padre es el mayor reconocimiento que el autor puede crear. Esa es la fuerza más poderosa del universo, la fuerza de lareproducción.

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DOMINAR Se domina en el crear algo. El ejercicio del dominio sobre las estructuras que intervienen en el proceso creativo, posibilita la realización de lo creado. Dominar no es oprimir, imponer u obligar, es conducir seduciendo con afecto, persuadiendo con verdad y motivando con el ejemplo al objeto que se construye o al objetivo que se realiza. El dominio del celo y el dominio de los instintos es fundamental para el establecimiento de la maduración del artista. El propósito de la creación permite la experiencia del dominio, de la multiplicación y del crecimiento del autor. Pero ese mismo desarrollo ha de ser consecuente con las leyes o normas naturales. La Ley del Dar, nos dice que toda existencia, acción, y multiplicación en la creación, existe en función de, y para el beneficio del otro. Todo es fruto de un “otro causal” (causa, originaria) y existe gracias a un “otro posicional “ (sujeto-objeto). En cualquier actividad o relación, el propósito o intencionalidad se ofrece al sujeto (se da por el otro) que la conduce y satisface, pero para eso, es preciso que el sujeto se ofrezca y satisfaga al otro o a lo otro (objeto) y este ha de ofrecerse, leal y obedientemente al sujeto (al otro) para la completación de la realización del otro (el logro de la intención). Del mismo modo el logro ha de darse al objeto, como al sujeto y al propósito. Si éste, (el logro) no corresponde con el propósito, ni con el sujeto, la relación se invalida. Aquí nos damos cuenta de la veracidad del significado de la ley del dar. Todo existe en función de y para el beneficio del otro. De la unión entre el uno y otro surge una estructura ígnea que es una emanación de la divinidad o todo. Surge el “nosotros” como necesidad y como razón compartida. El “nosotros imaginario”, posibilita la existencia del “yo” y del “otro”. Yo no existo sin un otro, y el otro y yo, tampoco existimos sin un nosotros que nos enlace. En la creación también lo observamos. Todo opera, en base a un orden absoluto. La realidad es absoluta, cualquier realidad contiene la capacidad de ser siempre y para todos válida. Todo puede ser apreciado, así como también, todo puede ser despreciado, la diferencia está en que del aprecio se desprende valor y del desprecio no se desprende nada. Por lo tanto, si cualquier realidad puede ser apreciada siempre y por cualquiera de todos, esa realidad es absoluta con respecto al valor.

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La Ley del Dar es la base fundamental y esencial de todas las otras leyes que se derivan de esta. Cualquier orden para que sea una realidad ideográfica o nomotética, se debe a la estructura y proceso de las funciones contenidas en la Ley del Dar. Por lo tanto el estudio y comprensión del proceso y estructura fundamental de la base esencial de la Ley del Dar, son determinantes y necesarios, para la asimilación veraz y completa de las múltiples reglas, principios y leyes que determinan la funcionalidad del universo. Todo lo creado contiene o participa del movimiento. Movimiento es una constante universal. El movimiento opera en base, a la Ley del Dar. En el movimiento existen cuatro fuerzas. Fuerza Inicial, Fuerza Centrífuga Fuerza Centrípeta y Fuerza de Revolución u Orbita. Cada una de estas fuerzas cumple una función específica y determinante en el destino de su inmediata. La fuerza inicial se identifica con la intencionalidad originaria de cualquier acto creativo. La fuerza centrífuga se identifica con la operación emisora de cualquier sujeto que pretende el logro de una intencionalidad. La fuerza centrípeta, se identifica con la posición receptora, o con el objeto que posibilita el logro de la intencionalidad, mediante su respuesta obediente o correspondiente. La Fuerza de Revolución u órbita se identifica con el logro del propósito intencional. Este orden intrínseco en la relación que permite el movimiento, es una constante universal y está también intrínseca en toda existencia, acción y multiplicación. El orden de este movimiento se debe a siete fundamentos esenciales de la Ley del Dar. Cada uno de estos fundamentos esenciales, es válido siempre y en toda actividad o relación, por lo tanto se entienden como ley. Actividad es darse, es fuerza, es acción. En el darse podemos apreciar dos contenidos, por un lado, el dar implica regalar un –algo- a otro, y al mismo tiempo implica el perder –algo- de sí mismo. Cuando depositamos nuestra atención en el regalo que se le hace al –otro- sentimos el beneficio del saber que regalamos algo. Pero si nos centramos en el –perder- algo que nos pertenece, sentimos el dolor por lo que perdimos. El dar, para que sea sano ha de ser incondicional. Cuando se da, la posición correcta es la de fijar siempre la atención en el regalo y no en lo que perdí.

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Ley de correlatividad. Todo lo creado, existe, en base, a la correlativa sincronía vertical, entre una causa y su efecto, y en base, a la correlativa sincronía horizontal, entre las posiciones de sujeto emisor conductor, y objeto retributor. Básicamente explica esta ley, que es imposible establecer una actividad, movimiento o relación, sea cual sea, si no se ha establecido previamente, una correlatividad entre el sujeto y el objeto que intervienen en la relación. Lo que determina al yo o al otro, es, el nosotros. El nosotros, no se declara manifiesto, pero ¿podría existir un yo y otro, sin un nosotros? La ley de correlatividad, nos dice además, que en el universo, todas las cosas contienen elementos correlativos de valor emocional, intelectual y volitivo. Cualquier existencia, acción o multiplicación, contienen en potencia la posibilidad de ser apreciados como contenedor de sensaciones, es decir, como objeto que modifica la sensibilidad del apreciador; como contenedor de significado, es decir, se puede apreciar bajo el punto de vista intelectual. Y como contenedor de habilidades, servicio o utilidad. Toda existencia acción y multiplicación, obedecen a un propósito específico, a pesar de que pueden muy bien, satisfacer a múltiples propósitos. Por lo tanto, contienen utilidad. La Ley de Correlatividad, nos dice que las posiciones de causa y efecto y de sujeto y objeto son posibles, gracias a que entre ellas existe la correlatividad del valor que las posiciona dentro de sus afinidades indisolubles. La energía solidariamente compartida. La correlatividad es el vínculo de unidad entre las diferencias en el proceso y estructura de la actividad. El grado de correlatividad máxima se establece en los m o m e n t o s d e p l e n i t u d a b s o l u ta y p e r f e c ta . Todo lo creado existe, ante todo, para satisfacer a la intención del creador, y toda intención existe para el beneficio del objeto creado. Esta realidad debemos entenderla en función de las prioridades esenciales del propósito intencional. La correlatividad en la satisfacción es el motivo por el cual se establece la relación entre ambos. Correlatividad, recognición, y similitud, son propiedades de intercambio, entre una causa y su efecto. “Toda causa es a su efecto, así como el efecto manifiesta aspectos de la causa”.

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La ley de la causalidad es un principio tan universal que su función se demuestra en todas y cada una de las secuencias de eventos que se examinen, sin excepción alguna. En vista de que los fenómenos examinados han sido y son pruebas de la existencia de la ley de la causalidad, ésta se transforma en una verdad necesaria. “Todas las alteraciones se llevan a cabo en conformidad con la ley de la conexión de causa y efecto”. Si todo efecto es a su causa, algo debe contener que sea similar a esta. ¿Cuál es ese elemento correlativo? La causa al crear, contiene una intención que busca ser satisfecha. La intención de ser satisfecha existe por lo tanto contenida en la dicha causa creadora, y la cualidad que satisface existe contenida en el efecto creado. Por lo tanto, satisfacción es un elemento correlativo entre causa y efecto. Decimos que la cualidad que satisface es válida, a lo que designamos –valor- El efecto satisface porque es, y cuando es válido. Si el efecto es válido para la intención, podemos asegurar también que la intención es válida para el efecto. Luego, valor es el fundamento que establece la correlatividad entre origen y consecuencia o entre sujeto y objeto. La validez del ser humano, se establece en función de la satisfacción de su Causa Creadora (Padres). Si analizamos esta realidad, llegamos a la conclusión de que en la Ley del Dar existen dos destinos a cumplir, la satisfacción del creador primero y después, la satisfacción del objeto creado. Por lo tanto se desprenden de esta realidad, el derecho y el deber. El derecho del creador a ser satisfecho y el deber del objeto creado de satisfacerlo. El objeto que no satisface, no vale. El valor del objeto sólo surge en el momento que satisface a su creador-apreciador. Ley de dar y retribuir. Toda existencia, acción y multiplicación, fundamentan su identidad, mantenimiento y desarrollo, en la acción de dar y retribuir, que se establece en el proceso origen división y unión y en la estructura base de cuatro posiciones. Esta ley nos dice que para que se establezca actividad, movimiento o relación, es preciso del intercambio, de un dar algo, y recibir algo, producto de la retribución. Es más, esta ley nos indica que toda existencia acción y multiplicación, existe en función de un dar y recibir, actúa

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en función a un dar y recibir y se multiplica en función a un dar y recibir. Por lo tanto, la ley del dar y recibir, está presente en todo lo creado. Toda intención es en sí un anteproyecto del proyecto a realizar. La diferencia entre intencionalidad y acto, radica en el proceso y estructuras necesarias para su logro. El proceso es un iniciarse en… para lo cual es necesario de la actitud de entrega sacrificial, (porque es preciso sacrificar otras alternativas), o auto negación del estado actual, para ofrecerse al desarrollo de la intencionalidad. Al ofrecerse, se da uno por la actividad, pero al ofrecerse, también se recibe la satisfacción de hacer lo que uno siente que ha de hacer, la satisfacción del deber realizado, y la satisfacción del cumplimiento del hecho. Dar y Recibir son requisitos imprescindibles e indispensables en la relación. Toda intención conlleva un pretender, esa tendencia directiva obliga a entregarse, a darse al recorrido procesal de desarrollo del acto. Sin el cumplimiento completo de ese proceso, la intención no tiene validez. Toda intención ha de darse para recibir su logro. Todo creador ha de entregarse a su obra para cumplirla. Así como el padre ha de entregarse a la madre para tener familia. Ese darse, para recibir su cumplimiento, implica un dar y recibir. Dar y recibir es producto también de la acción que conlleva una reacción de iguales proporciones. Se deduce que del acto se desprende un esfuerzo, y del esfuerzo se desprende la fortaleza de cumplirlo, si se aprecia de este modo, el esfuerzo satisface al sentirse fuerte. Pero eso exige de la actitud de aprecio. Dar es quedarse sin algo, y al mismo tiempo es regalar algo a otro, dependiendo de en donde se enfatice. Si enfatizamos en el otro, lógicamente el otro recibe o gana algo, y si enfatizamos en uno, lógicamente el uno pierde algo. En el dar y recibir, quien da genera el cambio en quien recibe y por lo tanto es generoso, y quien recibe se beneficia con la entrega por lo que debería sentirse agradecido. El agradecer, agrada a quien ofrece, y el recibir, agrada a quien recibe. En este sentido dar y recibir es un beneficio compartido. Dar provoca en quien recibe la necesidad de compartirlo. Dar motiva a retribuir. La generosidad se inicia con la entrega. La creación obliga a compartir su infinita generosidad. Los nutrientes se transforman e intercambian con otras

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especies, los sistemas comparten aspectos, mediante un dar y recibir con otros sistemas. Todo lo creado invita al beneficio de apreciarlo. Necesidad y beneficio, deber y derecho, todo esto implica un dar y recibir. La necesidad de darlo todo es imperante en el círculo de las especies. En el ambiente natural, nada pertenece a nadie. Las cosas son usadas y dejadas allí para que el próximo que las necesite, pueda hacer uso de ellas. Lo que les queda es la experiencia del hecho y eso basta para continuar su proceso de crecimiento en experiencia.

Ley del dominio sobre el centro Todo lo creado satisface obedece o completa la intencionalidad original de un propósito. Para realizar dicho propósito, es necesario de la existencia de un centro conductor de la iniciativa y de una periferia retributiva. La ley del dominio sobre el centro nos indica que en toda relación existe un conductor que determina el sentido de la relación, y es, en base al conductor, que se establece el logro de la relación. Pero además la ley del dominio sobre el centro nos dice que toda existencia, acción o multiplicación, existen como estructura de un proceso conducido por el dominio sobre un centro. El dominio sobre el centro es necesario para la realización de cualquier logro. Sin ese sujeto que conduce, dirige o realiza el logro de la intencionalidad, el propósito no puede realizarse. Todo propósito es uno, a pesar de que en el interior de ese mismo propósito único, existan elementos múltiples que intervienen en su realización, y que satisfacen a numerosos sub-propósitos contenidos en el propósito direccional. Por ejemplo: Veo un paisaje y a la vez que miro, veo colores, formas, distancias, tamaños, texturas, etc pero el propósito fue sólo uno, mirar el paisaje. A pesar de que vi también satisfechos numerosos sub-propósitos. Del mismo modo, es uno el Sujeto que conduce y dirige la acción, a pesar, de que en casos, como por ejemplo una empresa, el directorio esté compuesto por numerosas personas. El directorio sería el centro que ejercita el dominio de la conducción de la empresa.

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Toda intención surge de un origen causal y es conducida por la dirección del mismo origen causal, lo que determina a un centro director, que domina la conducción de la consecución del logro intencional. ley de repulsión Toda acción implica una reacción de igual intensidad. Para establecer la relación de dar y retribuir, es necesario repudiar toda opción opuesta al acto de darse. La ley de Repulsión nos dice que ninguna relación sería posible, sin la unión de las posiciones activo y receptivo, pero, para que esta unidad se establezca, es preciso del repudio entre activos (activo con activo) o entre receptivos (receptivo con receptivo). Dos sujetos con dos propósitos opuestos, no podrían relacionarse, así como tampoco podrían relacionarse dos receptivos, puesto que les faltaría el conductor. La elección de una alternativa, supone el rechazo de cualquier otra alternativa. Este “rechazo”posibilita la unidad. En ningún caso debemos entender esta ley, como crisis o conflicto. Es una ley que complementa la unión, mediante la conducción selectiva. Toda existencia acción y multiplicación, contienen afinidades y diferencias. Para que las afinidades o las diferencias establezcan la unidad, es necesario del repudio a la similitud de funciones con propósitos contradictorios. Por ejemplo dos hombres tienen igualdad en funciones, procrear depositando la semilla en la mujer, pero cuando el propósito del hombre es el de pretender depositar la semilla en otro hombre, este naturalmente es rechazado. Esta ley del repudio no debe tomarse como proposicional, sino como conductual. Vemos en la creación que a toda acción, corresponde una reacción contraria del mismo poder. O a una tensión se le opone una resistencia. Esta oposición no es sustitutiva o aniquiladora, por el contrario, es complementaria. Sin la reacción, la acción sería imposible. La reacción es una situación estacionaria, o estática, frente al movimiento o acción y sólo puede darse la acción o movimiento, sobre la comparación o diferencia referente a la situación estacionaria o estática. La intencionalidad conlleva implícito el rechazo de toda alternativa ajena a la elegida.

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ley del periodo del número tres La ley del periodo del número tres, nos dice que toda existencia, acción y multiplicación, para llevarla a cabo, precisa, de un tiempo que se entiende en tres etapas, un inicio de la relación, una mitad de la relación y un final o término de la relación. Toda actividad se realiza mediante el proceso origen, división y unión. Lo que vendría a ser un periodo inicial, medio y término. La intención contiene aspectos de significación y de hecho. Por este lado se entiende que cualquier acto, encierra en sí mismo tres propiedades. La propiedad propositiva, la propiedad cognoscitiva, y la propiedad efectiva. En otros términos, querer, saber y poder, han de existir en cada acto. Pero la realización del acto contiene en su proceso, un periodo de formación, otro de crecimiento y un tercero de completación. ley del periodo del número seis Esta ley nos indica que para que la relación se efectúe completamente, se han debido de establecer seis condiciones: Separación, fe, unidad, división, cautividad y preparación. La primera condición es la de separación (1). Para establecer una actividad, un movimiento o una relación, la persona que inicia dicha relación, ha de separarse del estado en que se encuentra, ya sea separase del estado de reposo o del estado intelectual o pensante en que se encontraba, previo al inicio de la relación que pretende establecer. Pero no basta con separarse de lo que estaba haciendo, además ha de tener fe (2) en la relación que pretende realizar. Por lo tanto es importante que establezca la unidad (3) con su fe. Pero para relacionarse ha de encontrar al objeto de su relación y esto le obliga a repartir equitativamente funciones de sujeto y de objeto, lo que se entiende como división (4). Además ha de permanecer cautivado de su idea o propósito de la relación durante todo el tiempo necesario para que se pueda conseguir el logro de su relación, a este periodo se le denomina cautividad (5).

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Y finalmente, una vez establecidos los cinco requisitos previos, lo único que nos queda es un tiempo de preparación (6) para la unidad con el logro del propósito de la relación. Toda existencia, acción y multiplicación, han de seguir estas seis pautas de comportamiento para la consecución de sus realidades. Este proceso no solo es cierto en la realización del acto. También podemos encontrarlo en la proyección histórica del curso providencial. La causa de un fenómeno es el antecedente, o concurrencia de antecedentes, con los que está invariable e incondicionalmente ligado ley de responsabilidad La realización del proceso y estructura propositiva, de la actividad, sólo es posible, mediante el desarrollo responsable y completo de las funciones involucradas en la creación de la existencia, acción y multiplicación del objeto creado. Esta ley nos indica que sin la debida responsabilidad de funciones, procesos y estructuras, sería imposible cualquier actividad, movimiento o relación. Por lo tanto para que cualquier existencia acción y multiplicación se establezcan, es preciso recorrer y satisfacer responsablemente cada uno de los siete requisitos aquí mencionados. ¿Cuál es la Responsabilidad del Propósito? Ser posible de realizar. El propósito ha de ser efectivo. Todo propósito busca ser satisfecho, por lo tanto la responsabilidad contenida en el propósito es la de -poder ser satisfecho. ¿Cuál es la responsabilidad del sujeto? El sujeto debe ser leal y obediente al propósito, siempre y en todo el proceso de la consecución del logro, y ha de satisfacer completamente al objeto, que le permite la realización del logro, mediante la actitud de afecto, darse por el beneficio del otro; de persuasión mediante el uso de la verdad y de la motivación mediante el ejemplo de lo bien hecho.

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¿Cuál es la Responsabilidad del objeto? Ser totalmente leal y responder completamente al sujeto con la actitud de satisfacerlo, significarlo y completarlo. ¿Cuál es la Responsabilidad del logro? Corresponder, coherente y completamente con el propósito. Toda intención propositiva, presupone un proceso y estructura necesaria, para cumplir con la función de la intención, por lo tanto, podría decirse, que bajo el punto de vista del objeto, su función está predeterminada por el sujeto. Lo mismo ocurre en el caso del ser humano, pero la libertad de optar, posterga o aproxima el cumplimiento de su función. El hombre y la mujer han sido creados por una causa originaria, cuya intención ha de cumplirse, independientemente de que al hombre y a la mujer les guste, les convenza o lo quieran realizar. Si no es ahora, se hará mañana. Si no soy yo, será otro, pero el propósito de la creación se cumplirá. El hombre puede negar la ley, pero la ley no puede negar la función del proceso de maduración del hombre. El hombre es el objeto de una intención original que ha de cumplirse. Para que eso se realice lo antes posible, debemos comprender los Principios de la Creación, y el ordenamiento correcto de las relaciones interpersonales. Hemos explicado mediante estas siete leyes las bases constitutivas de la existencia, acción y multiplicación del ser artista

III VALOR EN EL ARTE.

III Valor en el Arte SIGNIFICADO DEL VALOR El estudio del valor se conoce como axiología. Axiología es la filosofía del valor. Decimos que la cualidad que nos satisface, de aquello que percibimos, comprendemos o utilizamos es valor; el valor, se establece mediante la recíproca relación, entre un sujeto y un objeto, entre un ser humano y otro ser. Existe un valor de contenido y un valor de forma, además, el valor depende del punto de vista, ya sea este temporal, inmediato, personal (posicional)o momentáneo, o atemporal global o universal. El valor también depende de la correlatividad entre un sujeto y un objeto. El valor no existe por sí solo, para brotar necesita de tres posiciones: (1)La intencionalidad o propósito de apreciarlo, (2) un apreciador y (3) un objeto apreciado. Luego de tantas variantes en la apreciación del valor, podríamos deducir que el valor es relativo, pero por otro lado estamos acostumbrados a escuchar que los valores son absolutos. ¿Qué determina lo absoluto o relativo del valor? Lo absoluto o relativo del valor lo determina la apreciación. Por ejemplo, bajo el punto de vista parcial, y posicional de un individuo que observa una nube, este puede deducir, por lo que ve en la distancia, que la nube es blanca y que la nube tiene una forma y longitud determinadas. Pero cuando nos aproximamos a la nube, no sólo no encontramos forma ni dimensiones, sino, que incluso no hallamos la nube. En este caso, la apreciación parcial, posicional o individual del individuo frente a la nube es relativa a su propia apreciación. Mientras que quien observa la nube bajo un punto de vista global, comprendería que la nube es una respuesta a un propósito. Que la nube es el resultado de un propósito, el propósito de completar un aspecto cíclico de la creación, bajo este punto de vista es una realidad universal, y eterna, por lo tanto absoluta.

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Vivimos en un ambiente acostumbrado a asignar una existencia temporal, parcial, matérica y limitada, a los principios y objetos de la creación. Esto, ha generado en la conciencia del ser humano, la tendencia al hábito de apreciaciones también temporales, posicionales, parciales y relativas. Consecuentemente, el grupo de dichas parcialidades ha formado la inherente confusión del hombre. Se nos explica que los seres nacen, crecen se multiplican y mueren. Por lo tanto, tomamos ese mensaje como el propósito de nuestra existencia. Esta visión parcial, ha de completarse. Por sobre el hecho de que se nazca, se crezca o se muera, existe la realidad nostrina de satisfacer a un propósito. Tanto el Yo como el Otro, pertenecen a la satisfacción de un Nosotros. Cada ser contiene un propósito de conjunto y un propósito individual. El propósito individual germina de los nutrientes adquiridos al satisfacer el propósito de conjunto. Del conjunto adquirimos sentimientos, conocimientos y experiencias. Cuando empatizamos con un sentimiento agradable, lo adquirimos como valor de afecto o de belleza. Este sentimiento produce la sensación de estar en posesión de un bien, o alegría, por eso lo designamos como valor. Cuando reconocemos un contenido como verídico, lo adquirimos como valor de verdad o de autenticidad. Este sentimiento produce la sensación de estar en posesión de un bien, o sabiduría, por eso lo designamos como valor. Cuando el objeto observado corresponde con lo que deseamos apreciar, lo adquirimos como valor de bondad. Este sentimiento produce la sensación de estar en posesión de un bien, o utilidad, por eso lo designamos como valor. El valor contiene las cualidades de ser grato, verdadero y útil. Es agradable, es cierto y me sirve, de no contener estos atributos, el sujeto rechaza al objeto y por lo tanto, para ese sujeto, ese objeto no contiene valor.

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Valor esencial y valor actual Observando esto, apreciamos en el objeto la presencia de un valor esencial y de un valor actual. El valor esencial es aquella propiedad contenida en el objeto, que satisface las necesidades del sujeto, entendiendo al objeto como aislado del sujeto. El valor actual es aquel que se realiza en el momento de la interacción entre el sujeto y el objeto. Esta dualidad genera en la experiencia del valor un contenido estático (en el instante de ser apreciado) y un contenido dinámico (en tanto a que satisface a la necesidad de apreciarlo, motivando al mismo tiempo a seguir apreciándolo) EXISTE VALOR DE CONTENIDO Y FORMA, VALOR ESENCIAL Y ACTUAL EL VALOR PRECISA DE CORRELATIVIDAD RECOGNICIÓN Y CORRESPONDENCIA Y PARECIDO EL VALOR ES LA EXPERIENCIA DE UNÓN ENTRE ORIGEN Y CONSECUENCIA PARA LO CUAL SE PRECISA DE LA RELACION SUJETO OBJETO valor esencial por el propósito universal -- absoluto -valor de contenido valor de forma valor actual por el propósito individual --- relativo ---

designado

designado

El valor existe para servir al hombre. Si nos sensibilizamos un poco podremos comprender que el propósito de la emoción es el de posibilitar la satisfacción del ser persona, para lo cual existe la capacidad de percibir las necesidades y retribuciones propias, y del objeto apreciado. Emocionalmente el ser se satisface mediante el afecto y la belleza. El propósito del intelecto es el de permitir el conocimiento del objeto para lo cual existe la capacidad de comprender la verdad mediante la razón y la ley. El propósito de la voluntad es el de permitir la creación de objetos de valor mediante el dominio sobre los impulsos e inhibiciones. Satisfacción, conocimiento y valor son los ingredientes de la felicidad y esta es el propósito del

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hombre y de la creación, para satisfacer este propósito se nos dotó de emoción, intelecto y voluntad. Emoción, intelecto y voluntad fueron creados para servir al hombre hasta satisfacerlo. La satisfacción es un valor. El estándar de valor existe contenido en el propósito universal del objeto. El observador debe comparar su apreciación actual con el estándar del valor determinado por el cumplimiento del propósito de la creación. Para eso debe conocer clara y profundamente los principios de la creación, para obrar en su apreciación de acuerdo al cumplimiento universal del propósito del objeto. El cumplimiento del propósito de la creación de ese objeto sería su estándar, y por lo tanto su valor absoluto. Todo hombre fue creado para satisfacer su propósito de conjunto y su propósito individual mediante el intercambio de valor. Cuando la persona aprecia las facultades del “otro”, el “otro” valora su aprecio. Esta relación centrada en el encuentro con el valor, produce sentimientos de afecto, despierta el interés mutuo y motiva a continuar unidos en la relación. Por el contrario, el desprecio por el “otro” produce tensión, alteración, introversión y egocentrismo en quien desprecia, al mismo tiempo que provoca rechazo a quien es despreciado. De esta manera se impide la experiencia del valor y con ello se pierde la motivación a continuar en esa relación. El valor depende exclusivamente del aprecio, sin aprecio no hay valor. El valor de las cosas es proporcional al propósito que satisfacen, y el valor del individuo acrecienta el valor de lo que le pertenece. Si alzamos la mirada al mundo nos damos cuenta de la cantidad de incongruencias que existen a nuestro alrededor. Vivimos en un ambiente donde lo ingrato nos resulta cada vez más agradable, un ejemplo de esto, es patente en la morbosa curiosidad por las noticias trágicas. Hacemos de lo que menos interesa el objeto más interesante, un ejemplo, también se ve en el desarrollo y multiplicación de lo lúdico, los fanáticos de los partidos de fútbol, de las telenovelas o la observación impávida de los anuncios de publicidad. Lo inútil pasa a ser lo más útil como las conversaciones sobre vanidades o “copuchas”, la lectura del diario, las estadísticas de las revistas de sociedad.

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Sin darnos cuenta, abrimos las puertas de nuestras casas, al asesino, al ladrón, a la violencia, a la prostitución, al conflicto, a la desconcentración, a la tensión destructora del espacio familiar, que se nos enfrenta cara a cara en nuestros dormitorios, salas de estar o living comedor, bajo el sobrenombre de: televisión, telediario o semanario informativo, y cuyas imágenes hipnotizan e idiotizan nuestras capacidades intelectuales. Por lo tanto es lógico observar a artistas, científicos y políticos, que realizan labores sin intención propositiva valórica. El arte por el arte, sin rumbo ni dirección, la ciencia por la ciencia, la política por la política. Es lógico, pensar que en una realidad ignorante de su propósito, el observador de la misma, ignore también a dicha realidad. El arte de las diferencias desplaza a la armonía. La ciencia del entretenimiento desplaza la mirada al absoluto. La política del polémico desplaza a la política del estado. En esta sociedad, el artista no es artista por su belleza, sino por su choreza, el científico no es científico por sus verdades, sino por su choreza y el político no es político por su concepción idealista del estado, sino por su choreza. La Choreza, se transforma en el paradigma del común denominador social.

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Propósito y valor Un objeto sin propósito es un objeto sin valor. Lo que no satisface, se abandona. La creación, arte, conocimiento o producto, hoy más que nunca, debe satisfacer al propósito del apreciador que lo construye, así como al propósito del apreciador que lo evalúa. El objeto que no se admira, no es digno de ser evaluado. Decimos que el objeto que contiene mayor cantidad de elementos de apreciación que producen admiración es más valioso que el que contiene menos elementos de apreciación. Si esto nos parece sensato, debe ser también sensato pensar que el objeto creado por el hombre, que contiene mayor número de elementos admirables, sea de más valor que el objeto que contiene menos. Por lo mismo el propósito de la creación, debe dirigirse hacia el logro de la máxima satisfacción y no hacia el logro de la mínima impresión, o novedad. El hombre necesita colaborar en la construcción de una sociedad sincera, donde se realice el valor de la autenticidad, una sociedad ética que muestre las bondades a niveles de excelencia y una sociedad artística donde el equilibrio de las diferencias nos ofrezca una realidad admirablemente armónica. El creador debe ser gozoso, sufrido y constante en la consecución de un trabajo que produzca gozo, justicia y paz, para concordar de esta manera con los atributos de plenitud, Ley y Orden contenidos en la creación de la cual él forma parte. El proceso de la creación involucra una relación cruzada entre el proceso psíquico-orgánico y el proceso físicoquímico. Ambas relaciones son inseparables en el proceso de la función vital del ser. Todo sistema orgánico contiene una fuerza conductual psíquica y está compuesto por una estructura físicoquímica. Sobre esta afirmación se construye el fundamento del neovitalismo. El neovitalismo actual, cimenta su postura sobre la estructura base de cuatro posiciones. Lo que indica, que las interpretaciones formales, fraccionales puras, solo son superficiales, por lo que se impone una consideración espiritual, para comprender la multitud de formas superpuestas de la naturaleza viva.

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Precisamos de una fenomenología existencial convincente y coherente con las leyes naturales. Köhler quiso probar, que en la naturaleza existía algo más que vínculos, y que, incluso el universo en general, debía ser considerado como”Variedad en Unidad” El alma, dice él, se nos presenta como un proceso global, y en continua acción que no comporta nada aislado por completo. Driesch explica, que la comprensión del acto, debe ser hallada, mediante la reducción del todo en fracciones, que puedan ser asimiladas por un pensamiento lógico, hasta poder llegar a situarnos, frente a “una forma ordenadora irreductible”, es decir ante la vida y su entelequia. De tal forma nos encontraremos, frente a la originalidad de la causalidad global orgánica. Una formación psicoide o algo que se le parece al alma. (Si es que el alma puede ser determinada) La comprensión de nuestra realidad supondrá entonces el hallazgo de un gran valor, un valor irreductible y al mismo tiempo inmanente. El valor absoluto. De la inmanencia y estándar del valor El valor es una realidad inmanente que proporciona complacencia. Hablamos de valores absolutos, pero ¿qué es absoluto? Absoluto es todo aquello que es siempre y para todo. Lo absoluto contiene la totalidad en tiempo y en espacio, es siempre, en el pasado, en el presente y en el futuro y en todo lugar, arriba, abajo, al frente atrás, a la derecha y a la izquierda. Por lo tanto podemos afirmar que valor absoluto es aquello que nos complace siempre y a todos. ¿Qué es lo que nos complace siempre y a todos? -La belleza el amor y el afecto complacen siempre y a todos. -La verdad, la honestidad y la confianza complace siempre y a todos. -La bondad, de lo bien hecho, lo completo, lo perfecto, complace siempre y a todos. La belleza, nos hace sentir en posesión de un bien emocional que nos complace; la verdad, nos hace sentir en posesión de un bien cognitivo que nos complace; la bondad, nos hace sentir en posesión de un bien hecho, que nos complace. El bien es siempre y para todos complaciente, por lo tanto la belleza, verdad y bondad son valores absolutos.

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El estándar más elevado del valor, consiste en aquella experiencia que no tiene opción por sobre ella. Por ejemplo: ¿qué sensación complace más, el placer o la plenitud? ¿Qué verdad es más universal, la razón o la ley? ¿Qué bondad o cosa bien hecha es más completa, la útil o la perfecta? No hay nada más complaciente que la sensación de plenitud, ni más verdad que la ley, ni más completo que lo perfecto. Por lo tanto lo perfecto, la ley y la plenitud son el estándar del valor absoluto, porque son válidos siempre y para todo. Todo movimiento implica cuatro fuerzas ( Inicial, centrífuga, centrípeta, órbita), que producen tres dualidades: Dualidad de positivo (+) (-) negativo, que es producto de velocidad en dirección. Dualidad de causa (carácter, contenido interno) y efecto (forma externa) que establece tiempo. Dualidad de sujeto (activo emisor) y objeto ( activo receptor) que establece espacio entre ambos. Podemos afirmar que todo movimiento implica 4 fuerzas, 3 dualidades y dos direcciones (vertical y horizontal). Movimiento es producto de una fuerza y la fuerza en movimiento establece un proceso origen división y unión. Origen (posición inicial) división (posición intermedia con relación a la posición inicial) y unión con la posición inicial. Esta es la realidad del movimiento circular. Todo valor establece un proceso origen división unión. El valor precisa de un origen (deseo por), división (sujetoobjeto) unión (complacencia). En la “producción” del valor, intervienen cuatro fuerzas: -Fuerza Inicial (fuerza del deseo por valor) -Fuerza Centrífuga (sujeto que está atento al valor, se da por apreciar valor). -Fuerza Centrípeta ( sujeto que aprecia o recibe valor) -Fuerza Orbital ( complacencia que produce el valor y estimula a buscar más)

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En la “producción” del valor, cada posición establece 3 dualidades: Posición propósito1-propósito y sujeto, 2-propósito y objeto y 3-propósito y resultado Posición sujeto4-sujeto y propósito 5-sujeto y objeto 6-sujeto y resultado Posición objeto7-objeto y propósito 8-objeto y sujeto 9-objeto y resultado Posición resultado10-resultado y objeto 11-resultado y sujeto 12-resultado y objeto. La esencia de la física determina lo formal. Lo formal es el perímetro del contenido, y lo que determina lo formal es el contenido, por lo tanto lo esencial en la creación es el contenido que determina lo formal, y el contenido de la forma es el valor. La búsqueda del valor no se limita al pensamiento físico, se determina mediante el pensamiento absoluto. Seamos sensibles por un momento, ¿qué es lo que nos atrae de una forma cualquiera, ¿es su peso? ¿Su densidad? ¿Sus dimensiones? ¿Su forma o color?. Fabriquemos un maniquí de la mujer más bella con las mismas proporciones, peso, formas y colores. ¿Pensaríais en estar con ese maniquí toda la vida?. ¿Y si encontráis a vuestra mujer más bella, desearíais quedaos con ella toda la vida? ¿Cuál es la diferencia entre ambas, entre el maniquí y la mujer?.

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La diferencia está en que el maniquí sólo os ofrece una belleza formal y la mujer os ofrece el valor de correlatividad, correspondencia y parecido; os ofrece valores de belleza, verdad y bondad, que posibilitan la realidad del absoluto. Nosotros no sólo poseemos forma, también poseemos contenido emocional, intelectual y volitivo, por lo mismo para sentirnos plenos necesitamos del valor emocional intelectual y volitivo que nos complazca. Estos valores de belleza verdad y bondad y la necesidad del hombre por el valor, son absolutos. Pero dentro del valor existen diferentes niveles de apreciación Veamos estos niveles de valor se logra con: Nuestra EMOCION PLENITUD MARAVILLOSO SENSACIONAL busca sentir amor y belleza paternal precioso *satisfactorio y tanto el amor como la conyugal hermoso *sorprendente belleza se nos muestran filial bello, lindo, bonito * aceptable en diferentes grados. AMOR BELLEZA Nuestro INTELECTO LEY ABSOLUTO E INCAMBIABLE busca conocer y comprender razonable etapa racional la verdad, y la verdad lógica etapa de comprensión también se nos presenta intuitiva etapa perceptual en distintos grados. VERDAD Nuestra VOLUNTAD EXCELENTE COMPLETO o PERFECTO busca bondad, y la muy bueno etapa de lo sorprendente bondad también se correcto etapa de lo satisfactorio nos presenta en bien etapa de lo aceptable distintos grados. BONDAD

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El paradigma del valor reside en lo pleno, lo verdadero o lo que es ley, y lo completo. Lo máximo, pleno, satisfactorio, lo verdadero, ley, absoluto y lo completo, total y perfecto, se desprende de la unidad con el valor absoluto. Valor, es la cualidad contenida en el objeto, que satisface la necesidad del sujeto que lo aprecia. Lo absoluto es aquello que es siempre y para todos válido. Y la máxima plenitud es válida siempre y para todos, el máximo conocimiento de la verdad o la ley es siempre y para todos válida, y la creación máxima en perfección completa es siempre y para todo creador, válida. Aquello que es siempre y para todos válido, tiene el poder y la capacidad de unir a todos en ese criterio, por lo tanto el ideal de la creación es válido siempre y para todos, porque contiene el planteamiento del proceso y estructuras que funcionan para producir los valores absolutos. Cuando hablamos de los principios de la creación, nos referimos a los siete requisitos fundamentales para crear y a las siete leyes fundamentales de la creación, que se fundamentan en el correcto crecer, multiplicarse y ejercer el dominio sobre las cosas. Por lo tanto el cumplimiento de los principios de la creación, produce valor absoluto, siempre y para todo válido.

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LO FEO LO FALSO Y LO MALO Es obvio pensar, que si valor es la cualidad que satisface, la ausencia de valor produce insatisfacción. Si la insatisfacción, proveniente de un objeto insuficiente que evaluamos emocionalmente, decimos que la sensación de insatisfacción, contiene fealdad, o es fea porque no nos complace, y no nos complace porque es insuficiente. En el estricto sentido, la sensación no contiene fealdad alguna, lo que ocurre es que el sujeto que percibe la sensación, no aprecia la cualidad del objeto o no le satisface a pesar de que la aprecia porque en algo es insuficiente. Feo es sinónimo de desprecio. Llamamos feo a aquello que no aceptamos, o no nos gusta, y no nos gusta, porque no nos satisface, luego es insuficiente. Ahora bien, ¿quién determina la suficiencia o insuficiencia del objeto?. El mismo objeto, puede ser suficiente para otra persona. El hijo de la vecina, puede ser feo para mí, pero maravilloso para la vecina. El niño, es el mismo tanto para uno como para el otro, pero la determinación del valor es personal. Aquí, debemos comprender las diferencias entre observación y apreciación. Observar es poner la mirada en algo, poner los sentidos en algo. Observamos los colores, las texturas, las temperaturas etc. De la observación apreciamos sensaciones gratas o ingratas. De las sensaciones apreciamos las gratas y despreciamos las ingratas. Apreciamos lo agradable, lo reconocible, lo complaciente, por la sencilla razón de que nuestra capacidad emocional, sólo es apta para recibir y admitir aquello que la satisface. Del mismo modo que la antena de radio, solo puede recibir las ondas en una determinada longitud, nuestra capacidad emocional, solo puede admitir las sensaciones que establecen afinidad, correlatividad y recognición semejante con la cualidad emocional que es el aprecio, o la unidad. Toda escisión que produce ruptura o dolor es rechazada por nuestra emoción. Nadie aprecia el dolor cuando le duele. Observan el llanto, pero la sensación de dolor es absolutamente rechazada por la emoción, a pesar de que en ocasiones puede ser aceptada por la conciencia en cierto grado. Pero no es conducta absoluta la admisión del dolor por la emoción. Podemos observar lo feo, pero difícilmente podremos aceptarlo e interiorizarlo en nuestra emoción. En el estricto significado de apreciación: “apreciar es dar o recibir el

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valor de lo observado”la apreciación de la fealdad es imposible, porque lo feo no puede ser valorado por la persona. Decimos que persona es aquél ser dotado de libertad (capacidad de optar por la alternativa válida) dotado de autonomía (capacidad de ser uno con lo que es siempre y para todos válido, -Ley-) y dotado de responsabilidad (capacidad de realización completa del propósito de la creación, mediante su libre voluntad y autodeterminación) A una persona, le es imposible apreciar lo feo, lo falso y lo malo. A pesar de que es posible observarlo, no puede apreciarlo porque no contiene los atributos necesarios para hacerlo. La tendencia maniquea, es inviable en las personas. Del mismo modo que la persona no puede despreciar el valor, tampoco puede apreciar la ausencia del mismo. La persona ha sido concebida y creada para ser una con el valor, por esa razón es libre, autónoma y responsable. Es imposible apreciar lo feo porque si lo aprecio estoy dando o recibiendo valor de lo que aprecio y por lo tanto si recibo o si ofrezco valor estoy sintiendo la satisfacción del mismo y eso me hace sentir bien. Él sentirme bien es cierto y es bello. Por lo tanto, a pesar de que creamos lo contrario, lo feo no puede ser apreciado porque apreciar es dar o recibir valor. No debemos confundir la apreciación del valor con la apreciación de la necesidad de comunicarlo. En ocasiones ocurre que conversamos sobre lo feo, lo falso o lo malo. Por ejemplo: dos personas se encuentran después de un partido de fútbol y uno le dice al otro “¡ mira que fue malo el partido, jugaron pésimo!”. Alguien diría que están apreciando lo malo que fue el partido, porque existe una “observación” del mismo; a veces confundimos el término apreciación de dar o recibir valor, con calificación, evaluación o análisis de una situación. En este caso no están apreciando lo malo del partido, se está evaluando o calificando una situación observada y están apreciando la necesidad de comunicarlo. El deseo de comunicar es bueno, pero el partido fue malo. El partido no se apreció porque no se valoró, muy al contrario se despreció, pero sí se apreció la necesidad de comunicarlo. Si la insatisfacción proviene de un concepto u objeto que evaluamos intelectualmente, decimos que la sensación de insatisfacción es falsa. La falsedad tampoco existe contenida en el objeto o en la sensación. La falsedad consiste en la insatisfacción intelectual debida a un juicio insuficiente o incorrecto o en desacuerdo con el receptor.

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Es imposible apreciar un juicio falso. Esto es quizá más difícil de aceptar a primera vista, puesto que es habitual emitir mentiras, pero decir una mentira no significa que honestamente admites la veracidad de lo emitido. Lo normal es decir la mentira siendo consciente de su falsedad pero emitiéndola por alguna razón que la hace necesaria. Nadie admite un juicio falso, sabiendo que es falso, por verdadero. ¿Cómo podemos decir que apreciamos la mentira cuando ya la estamos connotando de inválida? Podemos admitir algo que no es cierto, pero cuando lo admitimos estamos convencidos de que es válido. Tal vez después reconocemos que eso es falso, pero en el instante de admitirlo, lo aceptamos como válido. Si la insatisfacción, proviene de un objeto que muestra imperfecciones, o que no es como esperábamos, decimos que es malo. Malo es todo aquello que no reconocemos, que nos produce insatisfacción o daño. Malo es aquello que no establece un orden con nuestras expectaciones, porque no nos satisface. Lo malo, tampoco está en el objeto, no existe el objeto malo. Quien califica lo malo no es el objeto en sí, sino el sujeto insatisfecho. Lo que para uno es malo, para otro puede ser apreciable y satisfactorio. Lo malo, lo falso y lo feo son meros niveles de insatisfacción en el apreciador, por lo tanto no podemos definirlos como valor, porque no satisfacen. Lo malo, es una insuficiencia, lo falso, es un ocultamiento de la verdad o una incorrección y lo feo, es aquello que produce una insatisfacción. La insatisfacción está lejos de la plenitud, la falsedad está lejos de la ley y lo malo está lejos de lo completo. El estándar absoluto de valor reside en la plenitud, en lo que es siempre y para todo válido, es decir en lo que es ley, y en la bondad de la excelencia completa, en lo perfecto.

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EL BIEN Y EL MAL El conflicto entre el placer y el dolor se transforma en el conflicto que se expresa en los términos de “lo bello y lo feo” “lo verdadero y lo falso” y “el bien y el mal”. G.E.Moore en su Principia Etica (1903) nos dice que el bien es un concepto simple, indefinible, y no-natural. Y, separa el bien intrínseco del bien como un medio transitorio. El bien como fin no existe, sólo existe la apreciación temporal del bien. Diciendo que el bien es un concepto “no-natural ”, Moore desea acentuar la diferencia que según él, existe entre concepto y una propiedad empírica cualquiera. Moore explica que el hedonismo, debe su éxito al “sofisma naturalista” según el cual, se supone, que el placer esta envuelto de alguna forma, en la definición del bien y que se debe a una confusión de la opinión plausible, según la cual, toda cosa intrínsecamente buena, contiene algo de placer, con la errónea, de que este bien, es siempre proporcional al placer. Sin duda, el utilitarismo exacerbado de Moore, impidió comprender las variantes en la apreciación, al considerar al valor potencial en sí mismo como objeto aislado del sujeto que lo aprecia. Benedetto Croce explica, lo negativo como no inexistente. El concepto del bien, se basa en lo apreciado, entendido, o aceptado y el concepto del mal se basa en lo no apreciado, no entendido, o no aceptado, por lo tanto, el mal no tiene existencia. Según Croce, es imposible querer el mal por el mal, porque, el que quiere verdaderamente, lo que quiere, es el bien siempre, porque para quererlo debe apreciarlo, entenderlo o aceptarlo. Hastings Rashdall (1858-1924) en su libro “El Bien y el Mal ” expone la concepción del utilitarismo ideal de la manera más completa posible. Clasifica como los tres valores intrínsecos esenciales a: LA DICHA o (el bien por parte afectiva) LA VERDAD o ( el bien por parte cognitiva) y LA VIRTUD o (el bien por parte volitiva). Tanto la experiencia de la dicha, como de la verdad o la virtud, son gratas y apreciables, puesto que contienen una dosis de valor, que posibilita la satisfacción del apreciador. Cuando la necesidad, interés, o deseo del apreciador, encuentra algún grado de satisfacción en la sensación, concepto, u objeto apreciado, decimos que este se halla en posesión de un bien. Este “bien” se nos presenta, dependiendo de nuestra apreciación como verdad ética, (gozo) verdad científica, ( ley ) o verdad estética, (orden ) .

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La ética, la ciencia y la estética, son percepciones próximas que operan mediante principios paralelos, el principio de la correlatividad, reconocimiento y correspondencia o parecido. El británico I.A. Richards, especialista en literatura inglesa, quiso demostrar que la experiencia estética, no debe considerarse como una actitud mental, diferente a la científica o ética. El piensa, que la finalidad y criterio del arte, residen en la capacidad de añadir una armonía más a la forma, en cómo se realizan algunos diversos impulsos e inhibiciones. Pensadores adscritos a la objetividad en la ética y en la ciencia, han optado por la subjetividad en la estética. Históricamente el problema de la objetividad y subjetividad ha encontrado una mayor discusión en términos estéticos y éticos. Para concluir podemos decir que el bien, es todo aquello que satisface una necesidad (gozo), interés (justo), o deseo (orden), dirigidos en pro del incremento valórico, y que el valor es un deber inmanente. El valor reviste un carácter de necesidad absoluta y de validez unilateral. También debemos comprender que el valor de lo creado, lo aprecia el ser humano y este tiene dos propósitos, uno individual y otro de conjunto. Por un lado tiene el propósito de dominar la creación (lo que ordena con lo creado) y por otro, el de adquirir felicidad en su dominio. Esto le conduce a tener dos tipos de deseos, uno por realizar valor, ( para él y ante los demás) y otro por buscar valor. (buscar alegría hallando valor en la creación) Cualquier propósito permanece sin sentido, a no ser que sea actualizado. Este es el porqué estamos motivados a realizar trabajos fruto de nuestro deseo por encontrar valor. Decimos que los valores de belleza, verdad o bondad, son absolutos en sí, pero esta afirmación no es correcta. Decimos que los valores son absolutos, no porque su contenido sea absoluto, sino porque son absolutamente necesarios. El contenido del valor es potencial, se muestra en distintas facetas, emocional, intelectual o volitiva, y en cada faceta existe contenido un potencial de nivel o estándar variadísimo, por lo tanto el contenido del valor es correlativo, o correspondiente con el estándar de apreciación, en la faceta que interesa al sujeto que lo percibe. Lo absoluto del valor reside en la necesidad que el sujeto siente por él y en la experiencia de complacencia que se deriva del mismo. La necesidad por el valor de la belleza, de la verdad y de la bondad es absoluta. La apreciación de las bondades del objeto, varía de acuerdo al sujeto que las percibe.

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Por sobre la apreciación del sujeto que percibe el valor de lo bueno, o del bien, existe un estándar absoluto de conciencia del bien, así como también existe un estándar absoluto de conciencia de verdad y de belleza. Este estándar reside en el origen de la creación, en la personificación de la Causa creadora o sujeto del hombre. El hombre como objeto creado por el Creador, también contiene una porción de la conciencia original, donde se encuentran contenidos los atributos de belleza, verdad y bondad absolutos, pero en el estándar de desarrollo personal del individuo, y con la capacidad de madurar hasta igualarse con el nivel de lo perfecto, esto es lo que posibilita una correlatividad, recognición y correspondencia o parecido entre el hombre y su creador. El objeto observado por el hombre, contiene también el valor potencial de establecer la correlatividad, reconocimiento y correspondencia o parecido con él, de esta forma adquiere el hombre el valor de lo apreciado, comprendido o realizado. Lo que está bien, es aquello que reconocemos y nos satisface, si nos satisface es porque lo reconocemos, si lo reconocemos es porque lo contenemos. Si lo contenemos, todo lo que nos satisface es similar a lo que somos. Apreciamos la belleza, porque contenemos belleza; apreciamos la verdad, porque somos contenedores de verdad; apreciamos la bondad de lo bien hecho, de lo completo, porque somos completos. El valor existe como necesidad absoluta, eterna e incambiable y es sólo después de satisfecha esa necesidad que el valor se hace realidad. Por lo tanto lo bueno, el bien, lo bello, o lo agradable, y la verdad o lo cierto, no existe antes de satisfacer la necesidad de un apreciador. El bien, es aquello que produce un gozo pleno, justo y ordenado correlativamente con el apreciador.

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LA VIDA En el más amplio sentido de la palabra, vida, es el conjunto de fuerzas que permiten la satisfacción de un propósito. El propósito del hombre, de los animales, de las plantas, de las moléculas, átomos y partículas. Todo aquello que se mueve de manera autónoma (auto = sí mismo, nomo = de acuerdo con la ley) contiene vida o fuerzas que permiten y posibilitan la realización de su propósito. Las fuerzas que permiten la consecución del propósito de la vida humana son dos: la fuerza del afecto y la fuerza del instinto. La fuerza del vínculo y la fuerza del enlace. La primera se comprende como el conjunto de fuerzas que permiten la unidad emocional, intelectual y volitiva. La segunda, se entiende como el conjunto de fuerzas que permiten las funciones, procesos y sistemas de nutrición y desarrollo del cuerpo físico. Para satisfacer al propósito individual y de conjunto, que es el medio, que nos permite desarrollar la capacidad afectiva, es necesario del ejercicio del aprecio, recognición y realización del encuentro con el valor mediante establecer relaciones en unidad. El propósito del desarrollo es el vínculo con el propósito de la creación. Para satisfacer el propósito del desarrollo espiritual, es preciso del vínculo en unidad con el valor, en paz y de manera responsable. Para satisfacer el propósito del desarrollo físico, es preciso de nutrientes, ejercicios y funciones que faciliten el desarrollo del cuerpo físico. Ambos desarrollos, precisan de la capacitación ordenada, en consonancia con los principios de la creación.

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LA FUERZA DEL AFECTO (vincular) Y LA FUERZA DEL INSTINTO (conectiva) En el reino animal, la fuerza del instinto conduce de manera automática las funciones vitales del animal, el animal sabe cuanto debe comer, cuanto ha de beber y cuando, como y con quién ha de obrar en su ejercicio reproductor. El ser humano, ha llegado hasta el extremo de ignorar los límites de sus funciones instintivas. Por ejemplo, existen personas que no saben con quien, con cuantos, o de qué manera deben tener relaciones intergenitales. Es más, en algunos casos, no entienden si es, o no es necesario del uso del aparato reproductor. Unos lo utilizan para jugar con él, otros para intercambiarlo con gentes de su mismo genero, otros, lo utilizan para cualquier cosa, menos para satisfacer su función reproductora. La ignorancia en cuanto a la función y propósito del órgano intergenital, ha guiado al ser humano a su condición de homínido, perdiendo con ello su calidad de persona. Recordemos que persona es el ser libre, autónomo y responsable. El uso impropio del aparato intergenital, condena al hombre a la dependencia del instinto, a la dependencia de la ignorancia de sus funciones y a un estado de irresponsabilidad en sus conductas reproductoras, por lo tanto, transforma la calidad de la persona adicta al sexo en incapaz de controlar los instintos, lo que rebaja al individuo incluso por debajo de la calidad del animal. El instinto humano, ha de ser dominado y conducido por la fuerza del afecto. No basta con el instinto para ser humano. Si abandonamos a la humanidad a las conductas instintivas, sería muy probable que dirigida por la fuerza del instinto, la humanidad entera se autodestruyera. Un hombre sin prudencia, sin justicia y sin templanza, sería el peor enemigo de si mismo y de toda la creación. Es difícil encontrarse con animales que padezcan de bulimia o de anorexia, o de homosexualismo y lesbianismo, difícilmente un animal ejercita el acto de copular, fuera del periodo de celo. Estas regulaciones automáticas no las tiene el instinto del hombre y por lo mismo es un hecho que un hombre sin conciencia capaz de dominar el instinto, es un ser sin vida, un fracasado, un ser al servicio de su propia destrucción.

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El hombre ha de dominar al instinto con la fuerza del afecto. Para eso es necesario del conocimiento del valor y de las leyes fundamentales de la creación. Una vez comprendidas las leyes de la creación y el funcionamiento de la relación correcta, el joven debe ejercitar la posición conductora de su mente sobre sus instintos. El instinto es tu competidor; su intención es siempre la de sobrepasarte. La de tomar la posición directiva. Él tiene tanto interés en madurar y en beneficiarse, como tu conciencia. El periodo de crecimiento del niño está repleto de momentos donde el instinto conduce a la conciencia del afecto, la supera, la sobrepasa. Mirad lo que ocurre en un cumpleaños y veréis cuantos niños son dominados por sus instintos. ¿Cómo se domina al instinto? Mediante condiciones, al instinto sólo puede dominarlo la determinación de ser su conductor. Esta determinación se desarrolla con esfuerzos o condiciones de tiempo, durante el cual el instinto es sujeto a la dirección de la persona que lo conduce. Por ejemplo, el ejercicio físico es una manera de desarrollar la determinación en el joven y de generar en él una actitud de dominio sobre su cuerpo. El utilizar una agenda donde se cumplen las tareas del día, es otra condición. El ordenar la alimentación, el sueño y el trabajo son otra condición. Estas condiciones reestablecen la posición directiva de la conciencia del individuo sobre su cuerpo. La conciencia es una entidad autónomo-selectiva-reflexiva cuya función persigue y se dirige hacia el valor. La conciencia, dispone de los atributos emocionales, intelectuales y volitivos para el encuentro con el valor. La conciencia es directora y conductora del proceso y estructuras que establece en su camino hacia el valor, para proteger, y asegurar el logro de su esperanza, dispone de tres servidores: La prudencia, servidor que protege a la intencionalidad, para que, al hacer uso, de su libertad de opción, esta pueda elegir la alternativa válida. La misión de la prudencia es la de proteger la elección para que la opción sea la correcta. Otro servidor es: La fortaleza, que protege la consecución del logro. La fortaleza esta al servicio del cumplimiento del propósito. Con el uso de fortaleza se cumple el propósito. Pero para cumplir cualquier propósito es necesario de superar la tentación del periodo intermedio (división) esta es la función del servicio de la fortaleza.

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El tercer servidor es: La templanza. Siempre cabe la posibilidad de que el objeto no reciba lo suficiente y de que se extralimite, para lo cual es necesario de cierta flexibilidad en el sujeto. Esta flexibilidad es la templanza que facilita la consecución del logro aún en situaciones donde el objeto se extralimita. En el interior de la base de cuatro posiciones, se establece una fuerza por la unidad, entre las posiciones de causa y efecto, y de sujeto objeto, a esta fuerza la conocemos como el celo. El celo es la fuerza que une, así como el afecto y el amor. Celo, afecto y aprecio son tres calificativos para la pretensión de la unidad. Sentimos celos de quien amenaza nuestra unidad. El celo, podemos decir que es el protector de la unidad, pero el celo únicamente busca la unidad. La diferencia entre el celo y el afecto está en el hecho de que el afecto se da por el beneficio del otro, mientras que el celo, se da cuenta de que la unidad con el otro, está siendo amenazada. El celo surge cuando la unidad se descarrila, cuando se establece fuera de los márgenes de lo correcto. Por eso decimos que el celo es un servidor que surge para proteger la unidad. El celo es el servidor custodio de la unidad. Este es el servidor más difícil de dominar, porque aparentemente pretende la unidad, pero en algunos casos impulsa a la unidad antes de tiempo, o fuera de lugar. El celo puede desposicionarnos y descontrolarnos. Esta es la razón por sobre la que descansa, el propósito de dominar al celo, previo a la relación copulativa. La persona que establece su relación copulativa, después de dominado y posicionado el celo, realiza la unión entre sujeto y objeto al servicio del cumplimiento del propósito de la creación, lo que determina a la estructura base de cuatro posiciones, como pura, completa, verdadera, auténtica, autónoma, libre y responsable. El estándar paradigmático de la vida, reside en el dominio de los servidores. La persona que logra dominar la prudencia en la opción, va a elegir siempre la alternativa válida. La persona que domine la fortaleza, llevará a término todas sus empresas. La persona que domine la templanza, será capaz de afrontar cualquier dificultad, sin perder los estribos. Y el hombre que domine el celo, podrá decirse puro y auténtico en el afecto y ese control del celo lo capacita para ejercer el dominio sobre los instintos.

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La función del hombre, radica en tomar el punto de vista de lo que es valido siempre para todo por sobre su propia opción personal. Para eso ha de aprender a sacrificarse, a asumir el esfuerzo de la entrega y a negarse a sí mismo. Radica también en mantener el dominio de su posición. Ya sea esta de sujeto o de objeto en la acción, y de mantener la posición correcta. Además ha de ejercitar el bien común, multiplicándolo entre sus inmediatos. Por sobre todo ha de controlar y dominar al instinto. Si se entrega a los deseos del instinto, es fácil que pierda su condición de ser humano y se transforme en veleta. La veleta no tiene rumbo, ni dirección, opera en pro del viento más fuerte. TRADICIÓN VALORICA El ejercicio de la verdad, de la bondad y del afecto, se transmite de generación en generación, eso crea tradición. La educación del ser humano pretende capacitar al individuo con los atributos que completen su autenticidad. Un hombre o mujer auténtico, es aquel o aquella que satisface a la voluntad del propósito para el cual ha sido creado. El hombre ha sido creado para convertirse en la unidad de la significación máxima, es decir en el centro de las actividades físico-espirituales, o psico-físicas. El propósito del hombre, es el de convertirse en uno con los valores de plenitud, ley y completación, para lo cual ha sido dotado con las capacidades de libertad, conocimiento y dominio. Libertad para poder optar por la alternativa válida, conocimiento para encontrar la razón y la ley y dominio sobre sus instintos. Para encarnar esta realidad el ser humano ha de capacitarse y educarse. Lo absoluto, es decir aquello que es siempre y para todos válido, nos muestra un carácter incondicional universal. Todo aquello que es válido es válido para todos siempre, eso lo connota de incondicionalidad. Por lo mismo El ser humano ha de educar su carácter en el desarrollo de la incondicionalidad. Debe educarse en el darse por el beneficio del todo siempre y para todo. Lo absoluto, aquello que es válido siempre y para todos tiene la cualidad de multiplicarse.Todo aquello que es válido, produce valor y ese valor busca reproducir su validez. Por lo tanto el ser humano debe educarse en la correcta multiplicación, en aquella multiplicación que es completa, correcta o verídica y plena para todos siempre.

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Lo absoluto, aquello que es siempre y para todos válido, ejerce un dominio sobre la creación, puesto que todo lo creado busca valor. Del mismo modo el ser humano debe educarse en el ejercicio del verdadero dominio, dominio sobre sus impulsos y sobre sus inhibiciones y dominio sobre sus instintos. La educación es acumulativa en el hombre. Aquellas mejoras de una generación benefician a la generación posterior. El esfuerzo de uno, significa el descanso de muchos. El descubrimiento de uno, puede aliviar los dolores de muchos. El heroísmo de uno, permite la autonomía del todo, etc. etc. Tradición es el conjunto de afinidades ideológicas, de criterios y normas de conducta, o pautas de comportamiento generadas por el conjunto de personas, que componen una entidad social. Toda educación está basada en un ideal. El ideal del ser humano es el de encarnarse en la experiencia de plenitud, ley y responsabilidad. Para eso es preciso de significar la incondicionalidad paternal del corazón maduro, siendo capaz de empatizar con cualquier otro, sea este mayor o menor, de una clase social u otra, y de unas características u otras. La empatía con el padre, aproxima al joven a la identidad del padre. La educación ha de enseñar al joven a sentir como padre, a comprender como padre y a actuar como padre. Esta es la mejor forma de crear familia. La educación, debe hacer hincapié, en la educación de la norma de conducta. En el cómo ubicarse frente a los demás. En una familia, existen tres niveles, el nivel de los hijos, el nivel de padres y el nivel de abuelos. Jerárquicamente hablando, la posición de conductor o director de la familia, la poseen los padres, pero cuando los hijos de estos padres se casan y tienen hijos, transforman a estos padres en abuelos. Los abuelos son entonces los conductores de la familia. En nuestros días, compartimos la realidad con padres y abuelos naturales, pero no podemos llamarlos, ni padres ni abuelos espirituales. Nos dieron vida física, pero no nos dijeron claramente cual es nuestro origen, identidad, ni propósito. No nos educaron en la tradición de lo que es siempre y para todos válido, es más, tanto nuestros padres como nuestros abuelos, están tan confundidos como cualquier padre o abuelo de cualquiera. Eso nos obliga a cada uno de nosotros a emprender heroicamente el camino de la restauración de la paternidad.

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Ahora que sabemos cómo ser auténticos, debemos transformarnos es personas que encarnen los atributos de la incondicionalidad frente, a lo que es siempre y para todos válido; que encarne el criterio razonable de lo que es ley, encarnando en nuestras relaciones la realidad fundamental del Universo. Obrando y adquiriendo criterio, en base, a la ley del dar, y a sus siete leyes fundamentales, o leyes de la creación. Y por último es preciso encarnar el dominio sobre los instintos y servidores espirituales. Este yo reformado o restaurado, que muestra libertad, seguridad y dominio en su quehacer diario, durante el tiempo prudencial como para afirmarlo como sólido en el ideal, o consolidado en el valor absoluto, estaría listo para iniciar su camino de desarrollo conyugal y paternal con su pareja. De esta unión incondicional con su pareja, brotarían hijos incondicionales, hijos que verían al padre como verdadero, no sólo porque es su padre natural, sino porque además lo nutre espiritualmente con una educación del corazón, una educación de la norma y una educación del dominio sobre su instinto y sobre sus servidores (prudencia, fortaleza, templanza y celo). Este nuevo modelo de padre que opera en función de lo absoluto, se transforma en modelo no sólo para su familia, sino también se transforma en modelo social, puesto que dentro de su incondicionalidad hacia los demás, estos verán en él al ejemplo a seguir, al maestro, al líder y al padre ejemplar. El ejemplo de este padre reformado, o restaurado pasa a ser tradición, puesto que se convierte en el ejemplo a seguir.

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CONCIENCIA DE VALOR Conciencia es una entidad autónoma selectiva y reflexiva, (en el sentido que busca el reflejo de su entidad, para unirse con él en complacencia) Conciencia es la propiedad de formular juicios normativos e inmediatos sobre la cualidad contenida en el objeto, que satisface al sujeto de conciencia. La conciencia es ser, conocimiento del ser y correlatividad con el ser. Cuando hablamos de conciencia, estamos refiriéndonos al estándar paradigmático de plenitud, de ley y de perfección absoluta. La conciencia encierra en sí misma atributos paradigmáticos de belleza, verdad y bondad. Todos ellos contenidos en la conciencia o entidad autónomo selectiva que está enfocada hacia el valor. Conciencia y valor, valor y conciencia, son inseparables. El conductor del ser, es la conciencia del ser. El contenido de la conciencia es consecuencia del contenido universal de lo absoluto. Conciencia es estándar paradigmático de lo que es siempre y para todo válido, es una porción del estándar absoluto del valor. Conciencia es valor. Sin valor la conciencia anula su razón de ser. La conciencia sólo puede ser, en tanto en cuanto es valor. El ser discierne en función de comparar lo que aprecia, con el estándar de conciencia original o de conciencia adquirida que posee. Sin conciencia, no se puede discernir. Sin conciencia del valor no hay valor, sin conciencia de la belleza, no hay belleza, sin conciencia de la verdad, no hay verdad y sin conciencia de la bondad, no hay bondad. Si, en la conciencia se encuentra nuestro estándar paradigmático de la belleza, de la verdad o de la bondad, "canon de la inducción" ¿Cuál es ese estándar? El nivel más elevado de belleza es el grado de complacencia plena. La Plenitud es imposible de superar. El grado más elevado de satisfacción es la Plenitud, por lo tanto el grado de conciencia de la belleza más elevado, es el grado de Plenitud. El nivel más elevado de verdad es aquello que es siempre y para todos válido, y a eso se le denomina Ley. Ley es el estándar más elevado de la razón, es el estándar más elevado de verdad, por lo tanto la conciencia contiene el estándar paradigmático de la Ley. El nivel más elevado de la bondad es aquello que está completo o perfecto, por lo tanto el nivel o estándar paradigmático de la conciencia de la bondad es lo perfecto o lo completo.

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Lo completo lo que es ley y lo pleno son los niveles de comparación con los cuales discierne la conciencia, para apreciar el nivel de valor de cada uno de los objetos en estudio. La Conciencia contiene además el sentido de identidad. Reconoce lo que le pertenece porque en potencia, contiene todos los atributos y capacidades para ser. Ser pleno, ser reconocido y ser completo. Todos deseamos sentirnos plenos, sentirnos reconocidos y ser completos. Este deseo está en cada conciencia de cada ser. Es el sentido de identidad contenido en cada uno. Puesto que la conciencia no es del dominio humano, el humano únicamente debe realizarla de manera auténtica y completa. Para eso ha de madurar el sentido de la incondicionalidad universal, ha de madurar en la recognición de las leyes fundamentales del universo, y ha de madurar en el dominio sobre la creación. De esta manera adquiere las características originales de ser libre, seguro y responsable. Ese es el grado de conciencia, y la clase de conciencia que podemos llamar original. Esta conciencia estaría lista para unirse con la protoconsciencia cósmica a la cual pertenece. Toda conciencia incompleta, irreconocible e insuficiente, ha de completarse, mediante el ejercicio de la colaboración directa o indirecta, con otra conciencia que se encuentre en estado inconsciente. Esto es un poco difícil de realizar, porque generalmente la conciencia está operativa en la persona a la que pertenece. Y encontrar el momento adecuado como para conducir a la otra persona a realizar algo que te beneficie, es muy difícil. Por lo tanto es preferible realizar el desarrollo de la maduración de la conciencia original en vida, mientras se está en el ambiente físico. El hombre ha de perseguir la experiencia de la conciencia Plena, de la conciencia sabia en la comprensión de lo que es Ley, y de la conciencia que es completamente perfecta, madura y completa. Ha de perseguir el llegar a ser un verdadero padre, un verdadero maestro y un verdadero líder. La perfección reside en lo absoluto en lo que es siempre y para todos válido.

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EL VALOR MORAL. Donde hay más de una visión, hay división. El valor moral, es producto de la relación entre conciencia y conducta. Cuando la conducta de la persona obedece, es coherente y corresponde con el estándar universal del valor absoluto, contenido en la conciencia original del individuo, aparece el valor moral, en su estado más noble. La moral del individuo ha de estar en sintonía correlativa con los Principios de la Creación. En sintonía con las funciones posicionales y con los procesos cumplidos de acuerdo a dichas funciones originales. Es decir : La moral del individuo ha de fundamentarse sobre la conducta afectiva, confiada y completada, siempre y para todo. La conducta moral del individuo, ha de realizar en él un ser válido, autónomo y responsable. Para lo cual ha de poseer la conciencia del valor absoluto, el conocimiento de la verdad absoluta y ejercer la tradición absoluta de la unidad completa. Una persona sana mental y físicamente, honrada y sincera y responsable, es una persona moralmente valida. La persona poseedora de estos valores en su conciencia, operaría siempre en beneficio de su mente y de su cuerpo. Beneficiar a la mente, es poner al pensamiento, al propósito, a la necesidad, interés o deseo, en la posición de dirigirse siempre hacia el logro de una intención válida, correcta y completa. Por esta razón es necesario hacer uso del dominio sobre la prudencia, sobre la firmeza y sobre la templanza. El hombre, que domina a estos servidores, puede superar al celo, y transformarse en un individuo moralmente maduro. EL VALOR ETICO Donde hay más de una visión, hay división. El valor ético, se desprende de las relaciones interpersonales. Las relaciones entre personas, tienen dos direcciones, una vertical, de arriba abajo o de abajo a arriba, y otra horizontal de izquierda a derecha o de derecha a izquierda, frente y atrás. Mientras que la relación vertical es solamente una, arriba abajo, la relación horizontal es doble; por un lado es de izquierda a derecha y por el otro lado es frente y atrás. Una dirección es frontal y la otra es perpendicular a esta. ¿Quién ocupa estas posiciones en la relación interpersonal? El padre e hijo, o los padres e hijos, ocupan las posiciones de verticalidad, ¿Porqué? Por ser los hijos

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creados por los padres. Al ser creado, se establece la relación de causa y consecuencia. La realidad entre causa y consecuencia se mide en tiempo. Tiempo es proceso y por lo mismo, vertical. Por lo tanto la relación de padre a hijo o de superior a inferior, o de mayor a menor, es siempre vertical. La posición horizontal, la ocupan los hermanos, cónyuges y amigos. Al frente los mayores, los más viejos y atrás los más jóvenes o los menores. En una relación de producción, tienes al frente a los más expertos en el tema y atrás a los menos expertos, siendo ambos productores. Por lo tanto en un estrato horizontal, existen las posiciones de al frente o más experto y atrás menos experto, y, derecha del padre o director e izquierda del padre o dirigido. La normativa funcional de la dirección vertical, es la de que el hijo ha de ser siempre leal y obediente absolutamente al padre, y la de que el padre siempre ejerce una conducta afectiva, sincera y responsable hacia sus hijos, lo que produce una actitud de piedad filial en los hijos. La normativa funcional de la dirección horizontal, es la de que el sujeto, seduce con afecto incondicional, persuade con verdad y motiva con el ejemplo de lo bien hecho al objeto, quien retribuye con lealtad voluntaria e incondicional. Fruto de esta normativa conductual, aparece la ética en las relaciones. La ética liga a las personas en el valor. Por lo mismo, si pretendemos el desarrollo ético de las personas, estas han de comprender y obrar siempre en función del valor que es siempre y para todos válido. Las relaciones interpersonales, han de estar basadas en la visión de la unidad, de la verdad y de la paz. Esta visión permite a la persona solidificarse y madurar completamente, para lograr después, la unidad familiar. Permite a las familias adquirir un estándar de satisfacción plena, de confianza absoluta y de maduración completa, para lograr después la unidad social. Permite a las sociedades, alcanzar un estándar de madurez, en la confianza y en la paz, desarrollando al máximo los potenciales productivos de su sistema, para lograr después la unidad nacional. Permite a la nación, alcanzar el más alto estándar de libertad, de seguridad y de productividad, para alcanzar después la unidad continental. Permite al continente alcanzar un estándar de madurez en la validez, en la seguridad y en la productividad, para lograr después la unidad mundial, universal y cósmica. Este es el propósito de la ética en las relaciones.

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EL VALOR ESTETICO Donde hay más de una visión, hay división. El valor estético se fundamenta en el trabajo bien hecho y completo. Lo bien hecho es aquello que satisface al creador y al apreciador, pero para que sea universalmente reconocido como bien hecho, ha de satisfacer al todo y siempre, para lo cual es necesario que el objeto creado esté completo. Lo completo, lo reconocible y lo plenamente satisfactorio, es bueno. Esto nos indica que lo inconcluso, lo irreconocible e insatisfactorio, no lo es. También podríamos apreciar esto desde el punto de vista, de que lo completo, lo reconocible como verdadero y lo plenamente satisfactorio, es bello. Y por supuesto, lo incompleto, lo irreconocible y lo insatisfactorio, no lo es. El valor estético, contiene tres atributos en sí mismo, el atributo de lo bello, de lo cierto y de lo bueno. El bien, la verdad y la plenitud, son tres estados del valor estético. Aquello que es verdad, satisface y está bien; aquello que está bien, satisface y es verdad; y lo que satisface, generalmente es verdad y está bien. La estética persigue la creación completa. Completo significa, pleno, reconocible y perfecto. A la búsqueda del valor de la excelencia, de lo supremo y de lo completo, se le denomina estética. Lo completo es aquello que no necesita de más, que no puede ser más verdad, y que no puede ser mejor. Este estándar de valor, es designado por el estándar del apreciador que lo percibe. Del nivel del estándar del apreciador, dependerá el nivel de completación de lo creado. El estándar absoluto es el de la completación universal de los principios de la creación. El logro de dicho estándar, es únicamente alcanzable por el Creador del cosmos, lo que nos permite una libertad enorme en el desarrollo de la creatividad y de la estética, puesto que jamás el hombre podrá lograr coincidir, por mucho que se aproxime, al estándar cósmico de apreciación del Creador.

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EL DESARROLLO DEL VALOR Valor, es la cualidad contenida en el objeto que satisface la necesidad del sujeto. El valor se desarrolla, mediante el mantenimiento continuo de la apreciación. Apreciar es dar o recibir el valor de lo creado. Al recibir el valor, se produce satisfacción. Al satisfacerse, se crea la necesidad por una mayor satisfacción. Así como se degusta un plato, y su sabor provoca la necesidad de un poco más, del mismo modo la apreciación, provoca la necesidad por seguir apreciando. Al apreciar, lo apreciado deposita una experiencia emocional, intelectual o volitiva. Dicha experiencia acumulativa, desarrollo el nivel de apreciación con lo que se madura el estándar del valor. El valor de la belleza se desarrolla apreciando lo bello, el valor de la verdad se desarrolla apreciando lo verídico, el valor de la bondad se desarrolla apreciando lo bien hecho. La actitud apreciativa es la acumulativa del valor. El ser apreciativo es generalmente el que se aproxima a los más altos estratos del valor, tanto moral, como ético o estético. EL ESTADO DEL VALOR Valor es el producto del intercambio correlativo, recognitivo o correspondiente con el apreciador. Valor es una experiencia, un sentimiento, un estímulo grato. Se podría decir que el valor es un estado, en el que se experimenta la posesión de un bien. Ser valiente es tener esa determinación infranqueable de buscar el estar en posesión de un bien. Debemos diferenciar el ser valiente, con el ser arriesgado. El arriesgado, generalmente es imprudente y temerario, mientras que el valiente, persigue aquello que le proporciona el sentimiento de estar en posesión de un bien. Decimos que valor es un estado, porque no se puede transferir, compartir o contener en algo. El valor es una experiencia propia de cada uno. Por ejemplo el amor no se puede transmitir, transferir o transplantar. O se siente o no se siente. Por lo tanto el valor surge de la correcta relación, surge de la armonía, de la correlatividad, del reconocimiento y de la correspondencia o parecido. Las cosas no tienen un valor incambiable, intransferible, o por sí mismas. Si pensamos en aquellos objetos de valor, seguro que nos vienen a la memoria los diamantes o el oro.

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Pero ¿de qué me serviría un lingote de oro o un diamante de dos kilos, en el mar, cuando después de un naufragio estoy a punto de ahogarme?¿Cuánto vale algo que no sirve? ¿qué vale más para un naufrago, el diamante de un kilo o una llanta de auto?¿Dónde está el valor del diamante?; En la apreciación del individuo. ¿Es entonces el valor absoluto o relativo? A la luz de nuestro ejemplo, podríamos pensar que el valor es relativo a la apreciación del individuo. En un sentido es el individuo quien determina el valor de lo apreciado, pero únicamente puede apreciar aquello que es correlativo reconocible y correspondiente, por lo mismo, porque únicamente puede apreciar lo que es correlativo, decimos que el valor es absoluto. Es absoluto porque únicamente se puede experimentar mediante la correlatividad, recognición y correspondencia entre un sujeto apreciador y un objeto apreciado. Y es relativo a la necesidad, interés o deseo del apreciador. En este sentido es necesario establecer la correlatividad entre sujeto y objeto, pero a la vez es preciso tener la necesidad, interés o deseo por apreciar. Esta dualidad entre correlatividad y necesidad es indisoluble. No se puede experimentar el valor sin apreciarlo, y no se puede apreciarlo sin experimentarlo, lo que transforma al valor en una realidad absoluta. El valor es absoluto puesto que siempre complace a todo el que lo experimenta. LA ACTITUD FRENTE AL VALOR Decimos que el valor, para que se experimente hay que apreciarlo, reconocerlo y poseerlo. Esto nos lleva a adoptar una conducta de aprecio, reconocimiento y creación frente al valor. Al apreciar las obras, palabras y personas, las transformamos en valor. Y en oposición a esto, al despreciar las obras, las palabras y las personas, las transformamos en inválidas. La conducta del valor es siempre apreciativa, lo que no significa que se acepte lo incorrecto, lo invalido o lo insatisfactorio, como aplicable al modus operandi del sujeto apreciativo. El sujeto que aprecia el valor de las personas, pensamientos y obras, ha de estar estrechamente vinculado y conectado con los principios de la creación, para que su conducta apreciativa no se desoriente y se pierda en el abandono a cualquier cosa.

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Valor es una cualidad que satisface, y se transforma en absoluto cuando satisface siempre y para todo. El sujeto cuya conducta centra en la consecución del valor ha de perseguir la complacencia que satisface siempre y para todo. El enemigo número uno del valor, por lo tanto es el ego. El egoísmo predomina al hedonismo personal, por sobre la plenitud del todo y siempre, predomina el criterio personal por sobre el criterio universal que es siempre y para todos valido, y predomina el beneficio del yo ahora, por sobre el beneficio del todo y siempre. Por lo tanto el ego es el enemigo número uno del valor. El segundo enemigo es la queja. Quejarse implica el acusar al otro de mi propia insatisfacción, sin asumir un rol responsable en el acto. El otro y yo, establecemos el nosotros. Sin el otro, yo, no existo. Si el otro, es insuficiente, la actitud correcta del yo, frente al otro, sería la de corregir la insuficiencia del otro. Corregir si, acusar no. Al acusar al otro delego en él la responsabilidad de satisfacerme, pero ¿cómo puede satisfacerme, si ignora mis necesidades? Por lo tanto, la postura correcta frente al otro insuficiente es la de asumir el rol responsable de corregirle, conducirle o completarle. La acusación, la queja, la culpa son enormemente dañinos para la salud valórica. ¿Qué conducta tomar, frente a las personas, frente a las opiniones y frente a las obras? La conducta del valor, implica la actitud apreciativa, atenta, prudente, resolutoria y conductual hacia el valor de la belleza, de la verdad y del afecto incondicional, por el bienestar del todo y siempre. En particular implica el controlar el ego, evitando el desprecio hacia el otro, o el desprecio de la opinión del otro, o el desprecio del obrar del otro. Asumiendo el rol prudente de la conducta resolutoria hacia el encuentro con lo que es siempre y para todos válido. Implica también el evitar la queja, la acusación y el culpar al otro con la actitud expectativa del castigo. Castigar no resuelve el error. El pescozón que le das al alumno al sumar 2+2 =7, no resuelve la suma. La solución está en educarlo, asumiendo el rol responsable de conducirlo hasta que complete la operación. Pero para educarlo, es necesario asumir el error sin despreciarlo, sin acusarlo y sin culparlo. Con la actitud apreciativa de reconocer el origen del error y completar los requisitos necesarios para que ambos, el otro y yo, estemos satisfechos.

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La conducta valórica implica el conocimiento del valor y en esto, es necesario comprender, desde los fundamentos esenciales del valor, hasta la proyección del ideal valórico. El ideal de la creación es el ideal valórico completo. La Providencia de la Restauración, conduce al hombre hacia el encuentro con este Ideal, pero el encuentro con él, precisa de personas con una actitud apreciativa y esencialmente valórica. El hombre, bloquea su capacidad de apreciar con el desprecio, bloquea su capacidad de aprender con la arrogancia, y bloquea su capacidad de producir grandes cosas con el egoísmo. Estos tres bloqueadores del valor, han de ser destruidos. El hombre original se halla tras este bloqueo. Lo que vemos en la actualidad es una máscara, es un carácter que nada tiene que ver con el carácter original del hombre. El hombre original no es egoísta, ni arrogante, ni despreciativo, sino todo lo contrario. El hombre verdadero siente la necesidad de satisfacer al todo siempre; conoce lo que beneficia al todo y siempre, y realiza obras de bondad que benefician al todo siempre. Este es el modelo de líder, de maestro y de padre, que nuestra realidad actual necesita por estándar, para poder elevar la posición humana al estrato de autenticidad completa. Para elevar al hombre, es preciso de una educación valórica, de una conducta valórica y de una sensibilidad valórica, coherente con los Principios de la Creación, expuestos en los fundamentos esenciales de la ley.

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Agradecimientos: Mi más sincero agradecimiento en primer lugar a mi familia natural, por sus cuidados y atenciones y en segundo lugar, a la familia de Elio y Brunhilde D'Alberti que sacrificialmente me cuidó, me educó y me despertó la necesidad por profundizar en el análisis de la razón pura. También he de agradecer a los alumnos que con sus preguntas forzaron en mí, la necesidad del entendimiento y que sin ellos nunca habría sentido el interés de comprender esta teoría y mucho menos de trasmitirla. Agradezco también la cooperación de Rodrigo Espinoza y Romina Diaz que han realizado el diseño del libro y cómo no, les agradezco a todos ustedes por darse el tiempo de leerla.

Martín Soria

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