Tello,david_pec2_hie

  • November 2019
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Tello Valenzuela, David.

Historia de la ideas estéticas, PEC 2 “El arte [dice Nietszche] es un «tónico», un gran «sí» a la vida” (Beardsley, M. C., Hospers, J.: 1990, p. 69)

La tarde en el interior iba pasando. Una visita al museo del Louvre es muy exigente. Kant y Nietzsche eran conscientes de ello. Sabían que la visita les llevaría tiempo, y que iría acompañada de largas disertaciones. Apenas tres cuartos de hora después de debatir acerca del concepto de artista y detenidos frente a la puerta de la sala 77, retoman la conversación derivando en el enfoque del arte, exponiéndose mutuamente sus ideas: NIETZSCHE: Inmanuel, ¿Recuerdas cuando hace un rato te comentaba que el artista no es consciente de su tarea? Tengo la certeza de que más bien es un trabajador poseído por los dioses. KANT: Sí, lo recuerdo. Pero, Friedrich, no son los dioses quienes hacen a un artista y mucho menos los que consiguen que se convierta en un genio; la imaginación y el entendimiento son los fundamentos que hacen de un artista un genio. NIETZSCHE: No digo exactamente eso. Permíteme que te lo relacione con el arte griego. Supongamos dos fuerzas opuestas, Apolo y Dionisos. Sueño y embriaguez. Ambas fuerzas generan estados de conciencia que, aunque aparentemente son irreconciliables, posibilitan al artista en el proceso creador sobrepasar sus carencias individuales para aterrizar en la realidad y superarla. El ser humano ya no es un artista sino que se ha convertido en una obra de arte. Es la potencia artística de la naturaleza. KANT: Entiendo entonces que estás sobredimensionando la existencia del ser humano. Es decir, concibes la existencia humana como obra de arte en sí misma. Permíteme decir que yo no concibo fuerza alguna en el proceso de elaboración artística, exceptuando la emocional. No hay dioses. No hay fuerzas. Yo distinguiría al artista en aquél que imita al maestro y el que evoluciona sobre las bases de los artistas anteriores. Es decir, las fuerzas, o impulsos que antes nombraste, son los comunes a todo ser humano: el sentimiento, la emoción, el trabajo,… que harán o no que una obra sea bella. NIETZSCHE: Falta algo, Inmanuel. Parece que estás separando conceptos. Es inimaginable una separación entre el arte, lo bello implicado como concepto regente, el artista como creador y el espectador que se deleita. No existe esta separación. En el acercamiento del artista a la naturaleza, toda la existencia queda implicada, aprehendida y superada desde sí misma, para llegar a poseer otro tipo Página 1

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de implicaciones teniendo un alcance y trascendencia más allá de lo que jamás en el pensamiento occidental se hubiese concebido. El artista es, a la vez, sujeto y objeto1. Pero bueno, si esto es como tú dices ¿qué piensas sobre su obra? Porque al darse las fuerzas que te he mencionado, son estos dioses quienes interfieren sobre el artista; esto es, una obra de arte no es enjuiciable. Bueno, yo diría que sólo el filósofo puede enjuiciarla. La simple técnica del artista no llega a la belleza en sí; alcanza la sabiduría, pero lo hace a través de la razón. KANT: Es el gusto quien establece el vínculo entre el entendimiento y la razón. Una obra es enjuiciable; el juicio estético es universal y, además, a priori de la experiencia. Primero es lo universal; después se le integra lo particular. Los juicios son determinantes. El juicio está vinculado a la valoración de la belleza y su generación de placer. La belleza de una obra es la forma de la finalidad de un objeto en cuanto ésta es percibida sin la representación de un fin2. NIETZSCHE: Únicamente la locura produce los mismos efectos que la sabiduría racional. Para mí el arte exige un pensamiento propio. Inmanuel, el arte no se justifica, no se explica. KANT: Independientemente de los conceptos que puedan estar vinculados a la forma, la obra de arte sólo puede explicarse a partir de los sentimientos. El sentimiento de placer o displacer. El sentimiento de lo bello es subjetivo en el sentido en que el sujeto se siente a sí mismo tal como es afectado por la representación. No existen objetos bellos ni sublimes, esto es siempre una relación, un sentimiento de experiencia de placer personal. NIETZSCHE: La experiencia artística es básicamente una experiencia de conocimiento, de un tipo de saber que da acceso a la verdad. Nada tienen que ver aquí los sentimientos o las emociones. Incluso me atrevo a decir que el arte está en un nivel superior al conocimiento. KANT: Friedrich, yo no puedo hablar de conocimiento. Para enjuiciar una obra, es necesario utilizar el gusto como un sentido común en cuanto reflexión, pero no es como verdadero conocimiento. El arte produce una satisfacción desinteresada fruto de un equilibrio entre las facultades, entre sensualidad e intelecto, entre deseo y conocimiento. 1 2

Nietzsche, F., El Nacimiento de la tragedia. Alianza, Madrid, 1995. Introducción, traducción y notas de Sánchez Pascual, A., p. 78. Kant, I., Crítica del Juicio, Espasa Calpe, Madrid, 1977, p.114.

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NIETZSCHE: Hay que contar con la verdad de los sentidos del cuerpo y de las apariencias sensibles del mundo, estoy de acuerdo. Pero volvemos a entrar de nuevo en la misma discusión de esta mañana: la clave está en la educación estética del ser humano. El hombre está alienado, personal y socialmente, y ello le impide participar en el proceso de retroalimentación con el artista. KANT: Entremos en la sala. Discutámoslo frente a un cuadro. NIETZSCHE: Fíjate en las dimensiones de aquél. KANT: ¡La Balsa de las Medusas! Una vez dentro de la sala de la Pintura Francesa, y bajo la atenta mirada de los diecisiete tripulantes de la embarcación, Kant toma el turno de palabra tras unos minutos de contemplación: KANT: El naufragio de La Medusa obsesionó a Géricault. Sólo de esta forma pudo expresar el conflicto que existe entre el hombre y la naturaleza. Es a partir de los sentimientos como se explica la obra. NIETZSCHE: La obra sólo tiene interés en cuanto a expresión se refiere. Géricault no sólo crea el cuadro como obra de arte, sino que es creador de su propia vida. El arte es la expresión suprema del alma creadora; más aún, es poder. KANT: Hay que centrarse en Géricault y no en una realidad anterior o independiente a la subjetividad. NIETZSCHE: El arte no es algo aislado, no es etéreo, separado de la acción y de la vida. El arte arroja continuamente luz sobre lo cotidiano. El arte está muy cerca, al alcance de todo ser humano. KANT: Pero es en la contemplación desprovista de deseo, indiferente a la existencia real del cuadro y sin ninguna finalidad externa como la utilidad, el agrado o el bien moral, la que hacen que la obra sea bella. NIETZSCHE: El arte debe embellecer la vida, transformar lo oscuro de nuestra existencia. Así, la vida necesita del arte. El arte, como te dije, es más poderoso que el conocimiento. KANT: El objeto bello no posee explicación, es indefinible, inútil y gratuito. No es desde el conocimiento sino desde el sentimiento. Una obra de arte está al alcance de quien la quiera contemplar. NIETZSCHE: El arte puede enseñar a vivir la vida y a que sea posible y soportable. Fíjate en

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los tripulantes; sus rostros reflejan diferentes actitudes frente a la vida: los muertos representan el derrotismo, la falta de voluntad; estos dos personifican la duda y falta de confianza; el del turbante rojo en la cabeza simboliza la mente escéptica; este otro mantiene la esperanza de sus compañeros con una actitud entusiasta y persuasiva; estos otros cinco manifiestan una actitud de dependencia y piden ayuda a sus compañeros con más fortaleza que ellos; estos tres que están a la cabeza de la Balsa representan la esperanza... Inmanuel, el arte sintetiza todas las facultades creativas humanas, desplegadas frente a las pretensiones que rebajan el sentido de la vida. KANT: El placer específicamente estético del arte se confunde con otro placer inespecífico: el resultado de la comunicación social. Y además con una función inespecífica que es la civilizatoria. NIETZSCHE: Es fundamental la participación activa del público receptor con y en el proceso de la representación. Así, el espectador puede dejar de ser, si quiere, emocionalmente pasivo. Una obra de arte se basa en impulsos. KANT: ¿Qué tipo de impulsos? NIETZSCHE: La aceptación de la existencia y la necesidad de orden y proporción. KANT: Pero, ¿estos impulsos te llevan a impresionarte por el cuadro? Yo me siento impresionado por la obra. No por ello puedo garantizar que tú, o el resto de los mortales, os sintáis impresionados de igual modo. Yo no me basaría en impulsos, sino en la intencionalidad del artista y en mis propios sentimientos. Aquí queda de manifiesto que la satisfacción estética la provoca la intencionalidad de Géricault. NIETZSCHE: ¿Y el orden?, ¿Y la proporción?, ¿Qué pasa con la unidad? Gracias al orden y a la proporción, la belleza me aporta serenidad, me lleva a un estado de placer, tal y como ocurre con el arte griego. KANT: Pero, Friedrich, ¿dónde encuentras orden, proporción? ¿Qué hay de la emoción? Fíjate en la potencia sugestiva del color. En el dinamismo. No hay formas. El cuadro se libera no en su pura existencia fáctica sino en su ser tal y como nosotros lo percibimos. La belleza verdadera es la introducida en el espacio y el tiempo por Géricault en su creación artística. NIETZSCHE: No basta la sensibilidad para ser artista. Crear está por encima de sentir. No puedo hablar del arte si no es desde perspectivas distintas que me aportan múltiples y variados significados. No me puedo ceñir a la emoción. El arte es Página 4

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un camino dinámico, completo, integrado. Nos proporciona otra manera de pensar. Son las 17,55 h. Nueve horas después de entrar, una voz anuncia por megafonía que el museo va a cerrar. Lástima que mañana sea martes y el museo no abra sus puertas. Hay tanto de qué hablar… Conforme la gente avanza por la sala hacia la salida, Kant y Nietzsche vuelven su mirada hacia el cuadro, como si una voz dentro de él reclamase su atención por un último instante. Kant sólo sabe reaccionar mediante la contemplación, se queda mirando para sí, mirando al cuadro, contemplando. Nietzsche piensa que es la propia obra de arte la que quiere comunicarle algo; el cuadro habla, utiliza el lenguaje. Una vez fuera, la luz de Palais Royal ciega, por un momento, además de sus ojos, sus ideas. El pensamiento en Nietzsche supera la esfera de lo racional. Kant siente que no se le ha escapado nada en su visita; se ha basado en la razón, ése es su límite. NIETZSCHE: Sabes, Inmanuel. Este último cuadro… qué tragedia, ¿verdad? KANT: Sí, siempre es triste hablar de la muerte de personas. Y más en estas condiciones. NIETZSCHE: Cuando te cité el arte trágico… fíjate cómo la forma estética de la alegría queda reflejada en la obra de Géricault. No es una solución moral del dolor o del miedo. Lo trágico es alegría. El hombre trágico acepta de la vida lo total, el dolor y el placer, lo bueno y lo malo3. KANT: Entonces, según tú, el hombre trágico no intenta racionalizar la vida, teorizarla o encerrarla en conceptos. Diríamos que no intenta definir el devenir. NIETZSCHE: No se trata de distanciar a los hombres de la vida. Lo que Géricault nos ha enseñado esta tarde es que el escenario agitado y peligroso que viven los tripulantes, en general los seres humanos, es el encanto de los encantos. Vivir es una aventura4. Cuando te cité a Dionisos… lo trágico, lo dionisiaco, afirma el devenir. Como te dije, el ser humano ya no es un artista. Se ha convertido en una obra de arte. KANT: Vivir es una aventura, Friedrich. Lo bello sólo es aquello que place sin interés alguno.

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Deleuze, G., Nietzsche y la filosofía, Ed. Anagrama, Barcelona, 2000, p. 29. Traducido por Artal, C. Nietzsche, F., Aurora, Editores mexicanos unidos, México, 1999, p.132.

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