INTRODUCCION Actualmente se reconoce que la Tuberculosis, constituye un grave problema de Salud Pública y Social en el mundo, responsable de 2 millones de defunciones anuales de las cuales 120,000 ocurren en América Latina y el Caribe, el 25% de las muertes prevenibles, son atribuibles a la Tuberculosis. La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que en el mundo existen 16,2 millones de casos de Tuberculosis, y que anualmente aparecen 8 millones de casos nuevos, 95% de estos casos ocurren en países en vía de desarrollo. La tuberculosis ha adquirido carácter de emergencia mundial; y aunque han pasado ya algunos años, esta emergencia cobra hoy una gran cantidad de víctimas, pues la situación en lugar de mejorar parece empeorar. La tasa de morbilidad registrada en República Dominicana para el año 2003, fue de 54 casos por 100,000 habitantes. La tasa estimada por la Organización Panamericana de la Salud para el país es de unos 85 por cada 100,000 habitantes / año y se ubican entre las más altas de la América Latina. EPIDEMIOLOGIA La tuberculosis es una enfermedad infecciosa y transmisible causada por el Mycobacterium tuberculosis humano, en la que generalmente se encuentran comprometidos los pulmones, pero que pueden englobar otros órganos y tejidos.1 Las micobacterias son microorganismos que habitan en el suelo y el ambiente. No obstante, el Mycobacterium tuberculosis se ha adaptado de tal manera al organismo humano que carece de reservorio en la naturaleza fuera de las personas enfermas; se transmite casi exclusivamente a través de las secreciones respiratorias de los enfermos, los cuales con la tos expulsan en estado de aerosol entre 1 = 10 millones de bacilos. Esta enfermedad en los útimos 20 años tuvo un comportamiento favorable y tendencia a la disminución con incidencia de 4,9 por 10 000 habitantes. Lo dicho se asocia con factores tales como: incremento del riesgo de la enfermedad en el adulto mayor por factores biológicos, nutricionales y condiciones de vida, situación económica adversa por la que atraviesa el país, pérdida de prioridad en acciones de control del programa, personas con tratamiento a base de inmunosupresores, otras con compromiso inmunológico como el HIV, neoplasias, etc. [Cuba. Ministerio de Salud Pública. Carpeta Metodológica de la Vicedirección de Higiene y Epidemiología. Ciudad de La Habana, Cuba, 1996]. Constantemente se estan trazando acciones para enfrentar este reto ya que por su su repercusión y trascendencia en la salud nacional, esta enfermedad constituye un problema sanitario de primer orden, susceptible a revertir en la atención primaria.3,4 Se han establecido medidas para restablecer la prioridad y realizado acciones específicas de supervisión, adiestramiento e investigación del problema. El grupo de apoyo técnico nacional asesor de la tuberculosis, se ha revitalizado y se actualiza el programa además del estricto control de actividades. Se ha planteado la necesidad de detectar los pacientes con síntomas respiratorios de más de 14 días, además de la importancia de estudiar los contactos, con el fin de identificar otros nuevos. La principal fuente de infección de la tuberculosis son los pacientes con baciloscopia positiva. Según los índices de morbilidad nuestra provincia se encuentra entre las 5 primeras de mayor incidencia; la edad más afectada fueron los mayores de 60 años, grupo altamente vulnerable, seguido por los mayores de 45 años.5 Esta tendencia desfavorable al aumento en nuestro país se debe al surgimiento de nuevas cepas de Mycobacterium tuberculosis que son a la vez multirresistentes a las
drogas en uso; escasez de recursos y falta de organización con ellos. La detección de casos no sólo se hace a través de los síntomas respiratorios de más de 14 días que de forma pasiva acuden a nuestros servicios, sino que la atención primaria debe hacer una búsqueda en forma activa para detectar los grupos de riesgo que son: ancianos, alcohólicos, desnutridos, reclusos y enfermos de HIV [Cuba. Ministerio de Salud Pública. Dirección Nacional de Epidemiología. Programa Nacional de Control de Tuberculosis. Ciudad de La Habana, Cuba, 1998). Para lograr estos resultados llevamos a cabo un estudio retrospectivo y analítico con el objetivo de valorar el comportamiento de la tuberculosis pulmonar en el policlínico “Turcios Lima” en los años 1998-1999, determinar específicamente los grupos de edades y sexo de mayor incidencia, relacionar género de vida entre los casos estudiados, identificar factores que inciden actualmente en nuestra área, así como comprobar el grado de conocimientos que poseen los encuestados acerca de la enfermedad. SÍNTOMAS TUBERCULSIS PULMONAR PRIMARIA.- La tuberculosis primaria incluye el complejo primario (ya descrito) y la progresión de cualquiera de sus componentes. Normalmente es asintomática o bien la sintomatología es muy pobre y puede confundirse con una infección de las vías respiratorias superiores. Cuando llega a dar sintomatología ésta se caracteriza por fiebre de predominio vespertino de una a dos semanas de duración, acompañadas de signos de infección de las vías aéreas superiores, anorexia y astenia. En los casos avanzados puede encontrarse neumonía, bronquitis, derrame pleural y atelectasia. TUBERCULOSIS PULMONAR CRÓNICA.- Es la forma más frecuente de tuberculosis en el adolescente y en el adulto joven. El mecanismo patogénico más aceptado es la reinfección endógena a partir de un foco tuberculoso previamente establecido. La vía exógena es menos frecuente. El enfermo manifiesta anorexia, perdida de peso, fiebre vespertina poco importante y tos. COMPLICACIONES La tuberculosis primaria presenta como complicaciones más frecuentes la linfadenitis periférica, derrame pleural y tuberculosis miliar o meningea. Las complicaciones tardías son menos frecuentes y puede ser tb ósea, renal, cutánea, peritoneal, ocular, genital o del mastoides y del oído medio. Las tuberculosis pulmonares crónicas generalmente permanecen localizadas como una enfermedad pulmonar. TUBERCULOSIS MILIAR.- Es una de las complicaciones más graves y frecuentes de la tuberculosis primaria. Se presenta generalmente durante los primeros 6 meses de iniciada la infección tuberculosa. Se caracteriza por fiebre, sintomatología respiratoria y hepatoesplenomegalia. Así como ataque al estado general, decaimiento y signos moderados o severos de insuficiencia respiratoria. DERRAME PLEURAL.- Esta complicación se presenta en el 5 al 8 % de los enfermos con tuberculosis, principalmente en los escolares y adolescentes y está determinada por la extensión directa de una lesión parenquimatosa. El cuadro es insidioso, pero generalmente agudo, con fiebre elevada, dolor torácico que se incrementa con los movimientos respiratorios y en ocasiones dolor abdominal. A la exploración física se encuentran los datos del síndrome de derrame pleural.
LINFADENITIS PERIFÉRICA.- Es la complicación más frecuente de la tuberculosis primaria en los niños. Se encuentra en el 2 al 5% de los casos y su localización es cervical. Este cuadro se caracteriza por la presencia de tumoraciones cervicales principalmente del lado derecho, que posteriormente se abscesan, fistulizan y calcifican. Se acompaña de fiebre moderada. En la tuberculosis pulmonar primaria rara vez se encuentran alteraciones a la exploración física de los campos pulmonares y en ocasiones solo se encuentra una disminución del ruido respiratorio. En el examen clínico de los campos pulmonares de un paciente con tuberculosis pulmonar crónica puede ser normal o revelar estertores alveolares en las zonas apicales. La hemoptisis del adulto rara vez se presenta en el niño y el adolescente. En las radiografías de tórax se aprecia una pequeña zona neumónica apical o zonas neumónicas lobares o segmentarias. El diagnóstico de la tuberculosis miliar se hace principalmente por el estudio radiográfico de tórax que muestra un moteado difuso bilateral, ya que la prueba tuberculínica es positiva solamente en el 65% de los casos. Otro dato que es posible encontrar es tuberculosis en la coroides y granulomas en la biopsia de hígado. El cultivo resulta positivo para el 70% de los casos de M. Tuberculosis. El diagnóstico de certeza de tuberculosis sólo puede hacerse mediante el cultivo de Micobacterium tuberculosis, utilizando muestras biológicas diversas como, exudado traqueal, jugo gástrico, líquido pleural, peritoneal o cefaloraquídeo, orina, médula ósea y en biopsia de tejidos. La prueba de la tuberculina es del tipo de la hipersensibilidad retardada producida por respuesta inmune mediada por células (alergia tipo IV) y es de gran ayuda para el diagnóstico, ya que una reacción positiva indica la presencia de infección tuberculosa. TRATAMIENTOS Y RECOMENDACIONES En el derrame pleural la toracocentesis es útil para aliviar los síntomas, así como para cultivar el bacilo. El tratamiento farmacológico de la tuberculosis pulmonar puede dividirse en varios esquemas dependiendo del tipo de Tb. Pero las drogas primarias incluyen a la Izonizaida (HAIN), Etambutol, Estreptomicina, Ácido paraaminosalicílico (PAS) y Rifampicina. Las drogas secundarias son la Cicloserina, Viomicina, Pirazinamida, Kanamicina, Capreomicina, Etionamida, y Tiacetazona y están indicadas cuando se demuestra resistencia del microorganismo, de tal manera que no pueda tratarse con una combinación adecuada de las drogas primarias. PREVENCIÓN En la quimioprofilaxis no se pretende prevenir la infección, sino evitar el desarrollo de la enfermedad en los sujetos que han sido infectados. Y la única droga que ha demostrado ser efectiva en este tipo de casos es la Isoniacida a dosis de 10 mg/Kg./día en los niños y de 300 mg/día en el adulto. VACUNA CON BCG.- La vacuna BCG fue desarrollada por Calmette y Guérin a partir de una cepa de Mycobacterium bovis que fue subcultivada 231 veces, hasta que perdió su poder de infectar (patogenicidad) al hombre. La vacunación con BCG previene la infección tuberculosa y limita su diseminación,
razón por la que se aplica en los lactantes y disminuye la frecuencia de las formas graves (miliar y meningea). Generalmente se aplica en la región deltoidea, intradermica en todos los niños desde el nacimiento hasta los 14 años de edad, sin prueba tuberculinica previa. La protección que brinda va disminuyendo al cabo de 10 años por lo que se recomienda otra aplicación especialmente en los niños que viven en zonas