INDICE EL PERIODO DE TACNA COLONIAL (SIGLOS XVI AL XIX) .......................... 3 EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO TACNA ................................................................... 3 EL PASO DE ALMAGRO EN TACNA ..................................................................... 7 LA EXPEDICION DE ALMAGRO............................................................................ 8 LA MISTERIOSA ACOMPAÑANTE DE ALMAGRO ............................................ 8 ALMAGRO EN TACNA ............................................................................................ 9 PEDRO VALDIVIA Y SU RECORRIDO POR TACANA ....................................... 9 LAS ENCOMIENDAS ................................................................................................ 9 LOS ENCOMENDEROS .......................................................................................... 12 LA PRIMERA ENCOMIENDA ............................................................................... 12 EL ENCOMENDERO PEDRO PIZARRO ............................................................... 12 LA ENCOMIENDA DE ITE, LOCUMBA E ILABAYA ........................................ 13 EL CACICAZGO O CURACAZGO ........................................................................ 13 EL TESTIMONIO DE UN CURACA: TACANA EN 1588 .................................... 15 LOS CURACAS DE TACNA ................................................................................... 15 LOS PATRONOS DE TACANA .............................................................................. 15 EL CACICAZGO DE ILABAYA ............................................................................. 16 EL CACICAZGO DE TARATA ............................................................................... 21 EL SERVICIO GRATUITO ...................................................................................... 23 EL REPARTIMIENTO ............................................................................................. 24 LA REDUCCIÓN ...................................................................................................... 26 DOCTRINA E IGLESIA ........................................................................................... 28 LOS ASPECTOS DEMOGRÁFICOS ...................................................................... 30 LA JURISDICCIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVA: EL CORREGIMIENTO . 33 LOS CORREGIMIENTOS........................................................................................ 33 LOS CORREGIDORES ............................................................................................ 34 1
ABOLICIÓN DE LOS CORREGIMIENTOS: ......................................................... 35 ECONOMÍA Y ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LA COLONIA ........................... 36 LA ESTRUCTURA SOCIOPOLÍTICA .................................................................... 38 LA RELIGIÓN .......................................................................................................... 39 LOS INDIOS TACANAS, UNA CRONICA PÉRDIDA ......................................... 40 LOS FRUTOS DE LA COLONIA ............................................................................ 40 LOS DONES DE ULTRAMAR ................................................................................ 41 LOS DOMINICOS .................................................................................................... 41 LOS PATRONOS DE TACANA .............................................................................. 41 LA CATASTROFE DEL FINAL DEL SIGLO ........................................................ 42 HECHOS IMPORTANTES ACAECIDOS EN LA COLONIA EN LOS SIGLOS 17 Y 18 ........................................................................................................................... 43 DE LA COLONIA A LA INDEPENDENCIA ......................................................... 46 LA CRISIS COLONIAL ........................................................................................... 46 LA REBELION DE TUPAC AMARU ..................................................................... 46 INSURRECCIONES DE TACNA ............................................................................ 47
EL LEVANTAMIENTO DE ZELA-1811 ...................................................... 47
EL LEVANTAMIENTO DE PAILLARDELLI-1813 .................................... 48
EL LEVANTAMIENTO DE MILLER EN 1821 ............................................ 48
BIBLIOGRAFIA ....................................................................................................... 51
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EL PERIODO DE TACNA COLONIAL (SIGLOS XVI AL XIX)
EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO TACNA Hay
conformidad
entre
las
evidencias
y
resultados
de
las
últimas
investigaciones arqueológicas, etnohistóricas y de la lingüística andina, en señalar que Tiwanaku representa un factor gravitante en la formación de la sociedad regional desde los tiempos prehispánicos. Y que como señala Lumbreras, "en el territorio circum-Titicaca se fraguó un proceso cuya magnitud más conocida es la que se logró en tiempo de Tiwanaku".(Ayca, 2000). Luego vinieron los procesos protagonizados por los señoríos regionales Lupacas, Collas y Pacajes, lo que fue acentuado, desde una lógica distinta por la colonia y la república. Hay consenso también en que estos pueblos del extremo sur peruano (desde Arequipa hasta Tarapacá, pasando por Tacna y Arica), durante el imperio Tiwanaku hablaban corrientemente el idioma puquina, entre los siglos VIII al XIII, sobrepasando el límite temporal de su etapa expansiva. Esto nos permite afirmar que el poblado conocido hoy como Tacna, tiene sus raíces no en el siglo XVI (1,573) -o poco antes como lo sugieren algunos historiadores locales- en que se funda como reducción de indígenas, por obra de la acción urbanizadora colonial española; sino que tendría sus orígenes en los procesos urbanizadores y de control político-tributario Tiwanaku. Carlos Vela, muy agudo señala que la evidencia arqueológica nos lleva hasta el formativo tardío con una población asentada en la pequeña aldea El Atajo (Para), en el siglo VI (580 d.C.) Precisamente, un estudioso de esta civilización en nuestra región, como lo fue Max Uhle, al comenzar la segunda década del siglo XX, excavó en los alrededores de la ciudad de Tacna y descubrió grandes cementerios de la época tiwanakense, aunque estos ya habían sido saqueados, como tantos otros, por los buscadores de metales preciosos. El arqueólogo alemán exploró los terrenos del sector noroeste que descienden del cerro Intiorko, ocupados actualmente por el cuartel "Albarracín" y la estación del ferrocarril Tacna- Arica. Asimismo los terrenos del sector sur 3
donde se erige actualmente: la ciudad Universitaria. En el primer sector sólo pudo rescatar fragmentos de cerámica, los cuales, sin embargo, lo llevaron identificar ceramios Tiwanaku en posesión de particulares, como una taza "pintada de negro en fondo rojo, con dos figuras de garzas andando, separadas, por líneas espirales dobles"; además un cántaro decorado con negro y blanco en fondo rojo, y con dibujos escalerados que suben y bajan. En el segundo sector encontró tumbas que descendían bajo la superficie del suelo hasta 75 cm. y 65 cm. construidas con piedras de río, a manera de celdas estrechas y cilíndricas, en cuyo interior se encontró dos momias de párvulos en cuclillas -forma característica de enterramientos Tiwanaku- cada una de ellas con ajuar compuesto por un timbal, una taza y una cuchara; además plumas coloradas y restos de tejidos.(Panty, 1988). Las investigaciones arqueológicas de reciente data (López, 1997) sugieren también la existencia de dos cementerios en Para con tumbas subterráneas de tipo fosa y cista de forma circular. Una primera aproximación puramente lingüística (Tomado de Oré, y estudiado por Torero) para entender el término Tacana, nos conduce a constatar que en el vocabulario puquina se denomina Taca a la raíz verbal que designa el hecho de "enterrar', y el derivativo verbal na ('Causativo' puquina muy productivo; v. gr.,halla- "morir", halla-na- "hacer morir: matar", estudiado por Torero (2002). Entonces el topónimo Tacana, podría significar en esta primera acepción: "Lugar con muchos entierros o aposentos" o sea lugar en donde se ubican varios cementerios, como la evidencia arqueológica ha corroborado. Pero estos cementerios prehispánicos, se ubicaban en los linderos extremos de los ayllus y parcialidades, por lo que se puede decir también alrededor de las zonas de sembríos, y que en el caso del poblado Tacana estaba constituido seguramente por los antiguos ayllus y que en su denominación moderna se llaman Collana, Tonchaca, Ayca, Capanique, Aymara, Silpay, Olanique, Humo. Esto nos traslada a una segunda acepción en el idioma que venimos refiriendo: "trabajar". La raíz verbal Taqqa significa precisamente "trabajar" y se conformaría con el derivativo verbal -na, para significar Tacana: "lugar de trabajo agrícola o en sembríos", para señalar a los terrenos cultivables de los ayllus ancestrales. Sin embargo, esta primera aproximación puramente 4
lingüística y muy limitada requiere aún su contextualización geográfica y cultural. Y ello nos lo ofrece, en parte, el Diccionario geográfico del Perú de Germán Stiglich (1922) para la zona del antiguo Colesuyo. En este se encuentran por lo menos 10 topónimos que portan el radical Taca. Entre ellos Tacahuai (costa de Re, donde se forma un morro, ubicado entre la punta Picata y la punta lcuy), Tacalaya (Nacientes del río Locumba de donde se derivan aguas para la quebrada de Sinto), Tacagachi (en la quebrada de Carumas), Tacaupo (Cotahuasi, provincia La Unión)), Taca (Punta en el península de Huata, pertenece a Conima, Huancané, antiguo sector Puquina), Tacahuarcay (Nevado en Chuquibambilla), Tacahuasi (Cerros en la cabeceras del río Soco). Una deducción primera nos puede conducir a relacionar a un lugar ubicado entre dos morros, cerros, o puntas del litoral, pero también a unas suaves quebradas en la zona interandina y altoandina (Tacagachi, Tacahaurcay). Y esto nos dirige a pensar que el antiguo valle en donde se ubicó -y ubica- el tradicional poblado Tacana está flanqueado por los cerros Intiorco y Arunta, lo que nos aproxima al significado semejante de Tacahuai o Tacabaya, expresión genuinamente puquina, que designa un lugar de suave quebrada del litoral ubicada entre dos cerros o puntas. Volviendo al aporte lingüístico, y, aunado a él, la contribución etnogeográfica de Stiglich, tenemos ya una segunda aproximación; y podemos postular que el topónimo Tacana significaría un lugar entre dos cerros de suave elevación, pero que en el caso del valle local al que nos estamos refiriendo, coincide con que el dicho lugar es de sembríos productivos y donde muy cerca de las faldas de sus cerros se ubican algunos cementerios. Los historiadores de la tradición liberal en Tacna — Cúneo Vidal, Dagniño, Zora, entre otros, — al partir de la idea errónea que Tacna fue ocupada desde "tiempos remotos" por los reinos aymaras, no pudieron comprender que los estos reinos — y sobre todo, el sector Lupaca- arribaron a los valles yungas, de antigua tradición cole o puquina, recién 300 ó 400 años antes que llegaran los españoles. Es cierto que esta tradición liberal no conoció que el impero Tiwanaku (siglos VIII-XI o años 700 d.C. a 1, 000 d. C. ó ,1100 d.C.) no tuvo raigambre aymara o colla-aymara. Hoy las investigaciones etnohistóricas y la 5
lingüística andina señalan que recién a partir del siglo XIII, el idioma aymara ingresa a la meseta del Titicaca, con hombres encargados de la caída del gran imperio, y a partir de entonces los puquina-hablantes se socorren en el litoral ya del Titicaca y valles yungas llamados después del Colesuyo (Moquegua, Tacna, Arica y Tarapacá) en la persecución e imposición del nuevo régimen de los Estados o señoríos locales aymaras con vigencia en los años 1,100 d. C 1,475 d.C. (Bouysse-Cassagne, 1987, 1992; Espinoza Soriano, 1987; CerrónPalomino, 2012). Fue en ese entender que Cúneo- Vidal sostiene que el topónimo Taca es una contracción del término aymara Tacana, y que, Cavagnaro añade, que así como al inicio de la Colonia se llamó "Chácara", por economía de su uso, se llamó después "Chacra", de la misma forma Tacana pasó a formarse en Tacna. Las referencias escritas más antiguas del topónimo Tacana, las tenemos en la provisión de la encomienda a favor de Pedro Pizarro del 20 de noviembre de 1538: "...en el pueblo de Tacana el cacique Istaca"; Igualmente en la entrega del título de merced de la chacra Coyluna (2-9-1560) otorgada a Pedro Pizarro por el Cabildo de Arequipa se dice "y dar veinte hanegas e sembradura abajo del ajial de Tacana, que son tierras baldías y montuosas, que se llaman Rolonia e Vitoria"(GuÉRIN, 1989). Luego en 1588 en un Memorial dirigido por el cura doctrinero de Aullaguas al rey Felipe II se dice "En un pueblo que se dice Tacana nueve leguas del puerto de Arica" (Álvarez, 1588). Dagnino (1909) encontró la evidencia documental en los archivos de las Cajas Reales de Arica en donde el 30 de marzo de 1612 "aparece por primera vez este pueblo escrito Tacna y bajo la advocación de San Pedro". Para el padre jesuita Ludovico Bertonio (1612), quien hizo un esfuerzo encomiable para reconstruir el vocabulario aymara en su versión Lupaqa del siglo XVII, encontró que el término Taca y pluralizado en Tacataca servía para designar al platero y herrero, seguramente fue una voz onomatopéyica por el sonido que representa. Hay en este texto dos términos más cercanos a Tacana pero con significado disímil: Taccanaui: "Continuadamente", y Thaccanitha: "Ir a buscar". Aquí hay al parecer un radical aymara Tacca, pero con significado diferente a las raíces puquinas para el mismo término. 6
Luego, en el texto de Bertonio no hay además una referencia directa a alguna raíz verbal aymara para designar unos sembríos en andenes o graderías escalonadas, como lo sugiere Rómulo Cúneo-Vidal. En todo caso, en el lugar que ocupó el poblado prehispánico de Tacna, no hay suaves graderías; por lo que este autor dijo encontrarse en la "Llacta" o pueblo de Pachia. La andenería o las terrazas son designadas como Paterías en el diccionario de Bertonio. Si es cierto, que en el quechua del siglo XVI, el término Tacana designaba indistintamente al mazo, martillo, yunque, como lo registra Domingo de Santo Tomás, en su Lexicón o vocabulario de la lengua general del Perú, de 1560. Esto, ya Carlos Auza Arce, lo afirmó en la década de 1950, pero no acertó en que la voz Tacana fuera común al quechua y al aymara. Algunos actuales estudiosos del aymara local, utilizando los verbos Taqhaña (buscar). intentan encontrar una aproximación al significado que analizamos, ya que consideran que el término Takana "arroja una etimología vaga". Esto sucede, precisamente, pues, como postulamos al inicio, Tacana no es término quechua ni aymara sino una voz proveniente del idioma puquina. Un comentario muy crítico de la eminente lingüística Rodolfo Cerrón-Palomino, respecto a esta discusión, señala que no descarta una raíz puquina para el término Tacana, pero que deben producirse más investigaciones. En todo caso adelanta el siguiente juicio:
EL PASO DE ALMAGRO EN TACNA
El
primer
conquistador
por estas tierras fue
Diego
de Almagro.
Acompañaban a Diego de Almagro de regreso al Cuzco dos evangelizadores llamados fray Antonio Rendón Sarmiento y fray Francisco Ruiz Castellano quienes en su recorrido fueron bautizando los poblados fundados con la primera misa otorgándoles el nombre del santoral de la fecha, así:
Pica fue el día de San Andrés
Tarapacá el día de San Lorenzo
Arica el día de San Marcos
Azapa el día de San Miguel 7
Tacna el día de San Pedro
Tarata el día de San Benito Abad
El segundo conquistador fue Pedro de Valdivia quien organizó campamentos en Arequipa, Tacna y Tarapacá antes de iniciar su recorrido hacia el sur del continente, quedaron así fundadas estas tierras sureñas por el Reino de España LA EXPEDICION DE ALMAGRO
Alrededor del año 1535, Almagro se preparaba en el Cuzco para su expedición a Chile, pero Francisco Pizarro abusando de su poder había ordenado a un tal Gabriel de Rojas que también fuera allí, Rojas sabiendo que el territorio al cual lo había mandado Pizarro era de Almagro, cumplió con su tarea. Más tarde cuando Almagro se enteró, mando a tres de sus capitanes para planea su expedición, ellos eran Rui Díaz, Juan de Herrada y Rodrigo de Benavides. Rui Díaz tuvo la tarea de llevar refuerzos, Herrada tuvo la labor de ser el guía para llevarlos por el camino, mientras Benavides tuvo la misión de llevar los productos y provisiones necesarias por la costa Cuando Gabriel de Rojas se enteró de la llegada de Almagro, opto por tomar el camino de la costa para evitar encontrarse con él, quien venía por la vía de la sierra. Este camino que Gabriel de Rojas había recorrido era Tacna para luego llegar a Lima
LA MISTERIOSA ACOMPAÑANTE DE ALMAGRO Según el historiador Fortunato Carbajal, en la expedición de Almagro, menciona a una mujer llamada Malgarida quien se presume que fue la acompañante de Almagro y también la primera mujer que pisa suelo tacneño, aunque en ninguna de las crónicas se menciona a este personaje.
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ALMAGRO EN TACNA Almagro había llegado a Tacana, en compañía de, Gaspar de Vergara, Pedro Gómez de Don Benito, Francisco Galdámez, Juan de Guzmán, Hernando de Sosa entre otros miembros más. Mientras Almagro hacia su expedición en Tacna, interrogo a los indígenas preguntándoles el nombre de las provincias, los valles, los caciques para tener conocimiento de todo ello. PEDRO VALDIVIA Y SU RECORRIDO POR TACANA Tras participar en diversas campañas militares en Europa, Valdivia viajó a América, formando parte de las huestes de Francisco Pizarro, gobernador del Perú. Con el título de teniente gobernador otorgado por Pizarro. Alrededor del año 1540, Valdivia recorrería las regiones entre Moquegua y Tarapacá para a fin de cuentas llegar a Chile. Valdivia para lograr su cometido reunió a varios hombres con la ayuda de sus capitanes, a su teniente Alonso Monroy, lo mando al Alto Perú para que reúna hombres, provisiones y víveres y que lo espere listo en Tacana Una vez que tuvo ya todo listo, pese a algunos inconvenientes que tuvo partió de Tacana rumbo a Chile. En dicho rol, fundo las ciudades de Santiago en 1541, La Serena en 1544, Concepción en 1550, Valdivia en 1552 y La Imperial en 1552.
LAS ENCOMIENDAS La encomienda ha sido definida como el derecho concedido al "conquistador español" por merced real para percibir los tributos de los indios que se les encomendaban. En otras palabras, las encomiendas consistían en la entrega de un grupo de indígenas a un español para su “protección, educación y evangelización” a cambio de cobrar (el encomendero) un tributo. “En teoría, los indios pagaban el tributo como obligación de “vasallos” de la corona a cambio de beneficios, o supuestos beneficios, de la civilización española. Se ha enfatizado, igualmente, que los encomendados eran grupos de familias indígenas a las cuales, por el pago de su tributo, "a su vez el español debía protegerlos y velar por su instrucción religiosa". Por su parte Trelles (1983), 9
sugiere que "lo que se encomendaba no eran territorios, ni siquiera indios en sentido estricto, sino curacas". Es así como los españoles procedieron a dividir la mano de obra y la tierra, contribuyendo a la creación de fronteras imprecisas. Para nosotros es el aprovechamiento o explotación de la mano de obra, lo que genera el excedente, con mayor razón en el régimen mercantil ya en condiciones feudales o burguesas; y también obviamente el tributo en especie y las mitas (como del llamado "chacaneo") para el traslado de vinos y aguardientes y luego de izangas cuando se descubrió el mercurio o azogue como se impuso en Tacna, Ilabaya, Tarata y Candarave. Mediante provisión del 22 de enero de 1540, Francisco Pizarro, dispuso la creación de las encomiendas del valle de Tacna a favor dé su sobrino Pedro Pizarro y de Hernando de Torres. En esa misma fecha dicho gobernador ordenó la creación de una gran encomienda provisional que abarcó territorios desde Moquegua hasta Tarapacá a favor de su paisano Lucas Martínez Vegazo. En tal encomienda se registra al pueblo indígena de Ete (ahora lte) y Meca en la boca del río Yravaya (Ilabaya, ahora denominado Locumba), texto que glosamos a continuación: Otras encomiendas decretadas por el Gobernador Pizarro fueron la de Omate para Martín López de Carbajal y la de Quinoaestaca para el Bachiller Cantalapiedra. Después el Comisionado Vaca de Castro concedió en encomienda una parte de Carumas para Hernán Bueno, mientras que la otra parte ya estaba comprendida en la gran encomienda de Lucas Martínez Vegazo. Además el Comisionado concedió Cochuna para Hernando de Silva. Las Nuevas Leyes decretadas en 1542, fijaron un criterio para limitar los abusos: el tributo de los indios (y éste incluía el trabajo que debían aportar) no debería ser mayor que aquél que entregaban en tiempos del Inca. Pero luego se verá como los encomenderos opusieron fuerte resistencia a tales leyes. E hicieron de las leyes letra muerta. Fue el licenciado Pedro de La Gasca, Gobernador del Perú, que triunfó sobre la insurrección de Gonzalo Pizarro, quién ordenó la creación de la-encomienda de Ilabaya con fecha 28 de agosto de 1548 a favor Hernán Rodríguez de San Juan. Al siguiente año, con fecha 24 de septiembre, el gobernador precisó mediante una Provisión de la tasa de contribución de los indígenas de la encomienda en mención. 10
Según Cúneo-Vidal (1977) estos ayllos del valle Locumba-Ilabaya registrados al momento de crearse la encomienda fueron: Ilabaya, Sinto, Margarata, Curibaya, Locumba, Sitana, Camiara e Ite. Añade a ellos el ayllo de Candarave. Los indígenas encomendados fueron obligados a pagar un tributo al encomendero. Refiere asimismo, que los tributarios ascendían a 299 personas entre 18 y 50 años. Esto significa que la encomienda contenía a una población total aproximada de 1,524 habitantes. Debemos anotar en este acápite que el curacazgo o cacicazgo de Ilabaya era una comprensión del curacazgo mayor de Chucuito. Como se afirmó para el valle del río Caplina fueron creadas las encomiendas a favor de Pedro Pizarro y de Hernando de Torres; recibieron tierras, aguas y hombres andinos en el pueblo de Tacana; además se beneficiaron con tierras y hombres en Cotpa (Codpa); la Quiaca (Sama); y Lauca (Sama). Le fue encomendado a Pedro Pizarro en 1538, 500 hombres de la provincia Colesuyo, además en el pueblo de Tacana al cacique Istaca con sus 06 indígenas principales 600 indígenas. Estos principales lo eran Quilopana, Cata, Conchachiri, Quiela, Omechipa, y Lanchipa. Esto confirma la existencia de un pueblo pretoledano llamado Tacana, mucho antes del establecimiento de la "reducción o pueblo de indios" en diciembre de 1572 por el capitán Juan Maldonado Buendía, como parte de las reformas del virrey Toledo. El 2 de enero de 1540 como se afirmó, el marqués Pizarro concedió en encomienda al pueblo de Tacna al conquistador Pedro Pizarro y una parte a Hernando de Torres. Se dice en el documento expresamente que se le adjudica: Una rápida lectura de la cedula de encomienda nos indica que el pueblo de Tacna fue un centro urbano con ramificaciones étnicas en los valles de Sama, Anca (Azapa y Codpa); esto es confirmado por el testamento del cacique Diego Caqui de 1588 al señalar relaciones de poder y económicas en estos valles de Anca. Para el valle de Sama se tiene la encomienda dada por Francisco Pizarro a favor de Juan de San Juan, que debe ser en fecha próxima después a 1540, pues, aparece registrada en la relación de las encomiendas mandada a hacer por el virrey Andrés Hurtado de Mendoza en 1561.(Hampe, 1979). 11
LOS ENCOMENDEROS Los encomenderos tuvieron en los primeros tiempos no sólo el poder político, sino también la mayor fuerza económica. Los funcionarios de la Corona no podían gozar de la posesión de encomiendas de indios, fueron muy numerosas las excepciones a esa norma La encomienda le era otorgada al encomendero por la corona, pero las tierras aledañas a la encomienda eran entregadas por el cabildo de la ciudad, por culpa de este método, los indios eran sobrecargados de trabajo y vendidos o alquilados.
LA PRIMERA ENCOMIENDA Se realizó en Cusco en 1538 a don Pedro Pizarro, que consistía en entregar el pueblo de Tacana, con 200 indios con sus mujeres e hijos más los caciques
Istaca
Quelopana
Quea
Conchalique
Quina
Lanchipa
También sirvió como centro de culturización y de evangelización obligatoria. Los indígenas eran reagrupados por los encomenderos en pueblos llamados "Doctrinas“.
EL ENCOMENDERO PEDRO PIZARRO Pedro Pizarro había sido compañero de batalla junto a Francisco Pizarro, más tarde gracias a ello en 1538 recibe la encomienda de Tacana. Aparte también es considerado como fundador de Arequipa, lo que lo hizo muy conocido entre los habitantes e inclusive más tarde, entre los años 1555 y
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1571, fue alcalde de Arequipa, pese al cargo que tenía, no dejo de lado su labor de encomendero.
LA ENCOMIENDA DE ITE, LOCUMBA E ILABAYA En enero de 1540, al conquistador Lucas Martínez Vegazo le fue entregada la encomienda que se iniciaba en el río Tambo y culminaba en Tarapacá. Esta rica y extensa encomienda generó muchos recelos entre los demás conquistadores que se sentían con más o iguales derechos que Martínez, pues esta encomienda comprendía los valles de Ite, Locumba e Ilabaya. En tal encomienda se registra al pueblo indígena de Ete (ahora Ite) y Meca en la boca del río Yravaya (Ilabaya En síntesis, los pescadores de Meca y aldeanos marítimos de Ite, en 1540 fueron asignados a don Lucas Martínez Vegazo, como parte de una encomienda mayor que abarcaba a los indígenas pescadores de Ilo, Tacna, Arica y Tarapacá.
EL CACICAZGO O CURACAZGO El "cacicazgo" es un término introducido por los españoles al territorio andino. La palabra "cacique" como lo señala Cúneo Vidal (1977) es una voz de Centro América (antillana), que designaba a los jefes étnicos de pequeñas tierras. Luego los españoles llamaron caciques a las autoridades de los grupos ayllales llamados aquí curacas. El derecho oficial colonial español sancionó este término dentro de la llamada "república de indios" que reconocía el origen noble de determinados indígenas (caciques, príncipes), pero a la vez el indígena en general fue tipificado como "vasallo libre de la Corona" y a la vez "rústicos y miserables". Steve J. Stern, señaló que la imposición del régimen colonial generó el colaboracionismo de los nobles curacas, en términos de una nueva alianza política. Había pues en estos antiguos curacas una doble posición: por un lado se ubicaban en el grupo de los conquistadores al servir a los intereses del conquistador (recaudación de tributos y otros); y por otro lado, eran intermediarios naturales de los indígenas en sus relaciones sociales internas. A 13
cambio, los españoles le permitieron adoptar la ropa europea (incluyendo el caballo como símbolo de prestigio), luego cambiaron sus dietas alimenticias y finalmente se bautizaron y adoptaron los patronímicos españoles. También habría que señalar que al alejarse de los principios andinos de reciprocidad y redistribución, los curacas terminaron por convertirse en codiciosos y despóticos jefes étnicos. En Moquegua y Tacna protagonizaron largas disputas legales por la tenencia de estos cargos nobiliarios. En el caso de los caciques de Ilabaya, Tarata, Tacna y Codpa, Hidalgo (2004) sugiere que estos, convinieron en forma armoniosa con las autoridades locales coloniales y gozaban de cierto prestigio y consideraciones; además algunos de estos nobles indígenas emparentaron con españoles u obtuvieron títulos universitarios. Por ello cuando se desató el levantamiento de Túpac Amaru en 1781, estos caciques —vinculados a la arriaría directa o indirectamente- no apoyaron sino que estuvieron en contra como el caso del Cacique Cañipa. Los estudios sobre los cacicazgos fueron iniciados en nuestra región por Rómulo Cúneo- Vidal, con una ostensiva preocupación de hacerlo a partir de las genealogías de los curacas; falta trabajar aún la génesis y evolución socioeconómica, territorial, política y cultural. Los trabajos de Jorge Hidalgo (2004; 2009) son muy meritorios en este sentido; pues ofrecen un sentido más totalizador de las estructuras curacales, y por presentar una imagen más objetiva y compleja. La simple imagen dada por Cúneo Vidal en el sentido que los cacicazgos locales son unos meros enclaves de alguna cabecera de la provincia de Chucuito está en cuestión; pues ahora por los estudios alternativos se ha constatado que los pueblos prehispánicos de Tacana, Ilabaya, Tarata, Azapa, estaban ocupados por mitmas de otras etnias provenientes de Tarapacá, Anca, Capanique, Moquiguaya (Moquegua) y del Collao y viceversa. Hay entonces una imagen multiétnica "cuya relación aún no se puede establecer"; pero con un grupo básicamente yunga y a la vez una presencia interandina y altiplánica. Hay además en los trabajos de Cúneo-Vidal hay una faz no definida sobre los orígenes de los curacazgos, por lo que llama al parecer "protocollas" al periodo del Tiwanaku, adjudicándole erradamente una
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naturaleza aymara. En todo caso sus hallazgos se relacionan a la etapa de los reinos aymaras y a coyunturas posteriores.
EL TESTIMONIO DE UN CURACA: TACANA EN 1588 El testamento del curaca de Tacana, Diego Caqui, permitió conocer algo de lo que pudo ser el pueblo de Tacana a fines del siglo XVI. Según Diego Caqui, ya existía una iglesia donde veneraban un altar con la imagen de la Virgen del Rosario, mencionaba también que existía un lugar llamado Chimba en donde habían viviendas y huertos. Este documento original se encuentra actualmente en el archivo general de la nación, sin embargo una copia que fue entregada por la familia Gubbins se encuentra en el archivo regional de Tacna.
LOS CURACAS DE TACNA Los curacas o caciques, que se establecieron hasta el año 1825, entre sus principales funciones fueron las de recaudar el tributo indígena y de organizar las labores de trabajo para los indígenas. Además gozaban de grandes como ser exonerados de pagar impuestos o poder andar en caballo.
LOS PATRONOS DE TACANA Lo más probable para la designación de los santos patronos fuese consecuencia del establecimiento de las congregaciones religiosas a partir de 1540. La elección de San Pedro como titular de la doctrina de Tacana se pudo deber a dos razones:
Al nombre de un encomendero
Porque
recordaba
el
nombre
de
un
navío
que
se
salvó
milagrosamente
Porque el 29 de junio se celebró la primera misa en Tacna por la fiesta de San Pedro
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EL CACICAZGO DE ILABAYA Los orígenes del curacazgo de Ilabaya se remontan a la expansión de "...las comunidades ayllales mitmas del llave lacustre, avanzaron con ojo avizor de expertos agricultores hacia donde les guiaba con el fluir de las aguas del riachuelo, que procediendo de aquel sistema montañoso y empozándose, engrosado en la laguna de Curibaya, baja al encuentro de otros afluentes con que forma, aquende Locumba, el río de este nombre." Por esta razón Cúneo Vidal afirma que "Candarave, Curibaya, Chintara, Ilabaya, Mirave, Chipe, Sinto, Locumba, Sitana e Ite fueron las etapas de la marcha fundadora de pagos, de los llaves famosos" (Cúneo-Vidal, 1977). Las recientes investigaciones etnográficas, arqueológicas e históricas confirman gran parte de las hipótesis y aserciones de Cúneo Vidal al respecto de la dependencia inicial de indígenas de la cuenca del río Locumba. Las visitas hechas por Garci Diez de San Miguel a la provincia de Chucuito en 1567, ayudaron a dejar en claro esta vinculación.. A la llegada de los españoles los territorios se encontraban organizados en curacazgos, tal sistema no era la excepción en el sur del incanato, así lo señala Cúneo Vidal. "Cuando los españoles de las expediciones de Almagro, en 1535,, de Hernando y Gonzalo Pizarro, en 1538 y de Per Anzures del Campo Rendón, en 1539, aportaron al Collao hallando vigente en la órbita inmediata del lago Titicaca una nutrida teoría de cacicazgos menores, agrupados en cacicazgos mayores". (Cúneo Vidal, 1977). También hay mayor evidencia o cierto consenso en señalar que el idioma que hablaban estos indígenas de los valles yungas sur andinos era el puquina. Rostworowoski (1996) postula, basada en fuentes confiables, que fue el idioma coli; como Torero identifica la lengua puquina con la lengua koli, que se hablaba en 1638 en Ilabaya y Locumba y que aún se hablaba en 1792 en Moquegua (Torero, 1987; Hidalgo, 2004). La cercanía sugiere que en estos valles yungas había una comunidad lingüística seguramente con sus naturales variantes idiomáticas. Asimismo Galdós (1985) encontró que la terminación "baya" o "waya" pareciera ser un remanente toponímico lingüístico puquina. Es el caso de los lugares Chiribaya, Muquiwaya [Moquegua, según Mardonio Vargas],Queabaya, en Moquegua; y 16
Curibaya, Ilabaya, Quiabaya, por citar algunos ejemplos en Tacna y Candarave. En los tiempos del Inca Huayna Capac, antes de 1532, en que fallece, según la información contenida en las visitas efectuadas por Garcí Diez de San Miguel (1567), y Juan Gutiérrez Flores (1572) a la región, es posible establecer que los gobernantes locales (curacas o caciques) ya de Ilabaya y Tarata, dependían del cacique mayor (llamado "Inga" por los campesinos de Chucuito), y, además, que este, a su vez, dependía del gran Inca cuzqueño. Los curacas locales nacidos en Chucuito, eran designados por el cacique mayor altiplánico pero ratificado por el Inca. Los distintivos duho y tiana de la autoridad cacical los recibían del Cusco del propio inca. Por la cédula de 1548, en que el Licenciado Pedro de la Gasca, entregó en encomienda a los indígenas que ocupaban la cuenca del río Locumba, a Hernán Rodríguez; sabemos que por entonces el curaca de Ilabaya fue don Hernando Escoque, con raíces en Chucuito. Asimismo, en la parte introductoria de la provisión de tributos ( de 1549) que deben pagar los indígenas de Ilabaya se lee: "...a vos Hernán Rodríguez de Guelba, vecino de la ciudad de Arequipa, e a vos Don Hernando, Cacique Principal, e Don Martín, e D. Francisco, y otros principales e indios del repartimiento de llabaya (...) acerca de la tasa que se ha de hacer de los tributos de los naturales de estos dichos Reynos ..." Así , éstos y otros curacas e indios principales de la cuenca fueron incorporados a los mecanismos de dominación colonial por casi tres siglos. Según las investigaciones realizadas por Cúneo Vidal al momento de crearse la encomienda fue curaca del pueblo y valle de Ilabaya don Hernando Escoque que gobernaba como tal hacia 1548-49 hasta 1599, en que falleció. Le sucedió en forma interina don Hernando Chiri; pero quien realmente debió gobernar fue el nieto de aquel llamado Alonso Horas, pero debido a su menoría de edad, no pudo. El interinato de Chiri llegó hasta 1609, en que asumió Alonso Horas. Luego, en adelante no se sabe documentalmente como se produjo la sucesión. Por eso un historiador local escribió al respecto "se ignora en qué momento los Escoque, los Horas y los Cabanita dejaron de ser los señores de Ilabaya para 17
dejar el lugar a los Lupistaca, ni como fue la vinculación familiar que permitió la sucesión": (Cavagnaro, 2005). En 1581, en documentación de los archivos de Arica, Cúneo Vidal (1977b) encontró a un Pedro Chipe, como Cacique del Pueblo de Ilabaya, entre los primeros vecinos de Arica.
El primer Lupistaca que aparece con la dignidad de curaca es un Pedro Lupistaca, casado con María Mollo, padres de Juan Lupistaca, bautizado de 5 meses en 1667, como consta en los libros de bautizo" (Cavagnaro, 2005). Le sucedieron otros de su tronco familiar en los siglos siguientes, hasta que el cacique Remigio Lupistaca, lo hiciera por vez última, pues por decreto de Bolívar de 1825 se extinguió esta institución colonial. Los Lupistaca gobernaron conjuntamente con los ilacatas o "segundas personas del cacique" de Candarave. Tenían propiedades e intereses también en Curibaya y el propio pueblo de Candarave. Así en 1777, al surgir el curato de Candarave fue la segunda persona del cacique don Pablo Serrano, y los alcaldes para ese año don Joseph Romero y Diego Raphael. De acuerdo a la tradición, Serrano representaba al ayllo de Candarave, mientras que Romero y Raphael a Camilaca Grande y Camilaca Chico respectivamente. Los caciques Lupistaca, al igual como ocurrió con otros jefes étnicos, de tantas comunidades coloniales, fueron despojados de muchas de sus tierras y bienes a través de muchas formas legitimadas dentro del derecho colonial español y luego legalizados por el ordenamiento jurídico. Así consta en el testamento de Feliciano Lupistaca (Archivo Nacional de Santiago. Vol. 17. Notario: Sebastián Núñez Dávila 1733, f. 225. Información proporcionada gentilmente por el historiador don Luis Cavagnaro). Es probable que sus terrenos hayan sido mayores en extensión al inicio de la invasión española, pero por las composiciones de tierras y otros recursos violentos como los sufridos por los indígenas de Ite y Camiara, Ilabaya, los españoles se beneficiaron a costa de las mejores tierras prehispánicas. (Rostworowoski 1996) El cacicazgo de Tacna Respecto a la evolución del cacicazgo de Tacana, se tienen los estudios de Cúneo Vidal, y sus primeras noticias escritas se 18
remontan a las visitas pretoledanas y luego la provisión de encomienda dada a Pedro Pizarro en 1538. Para 1540 la población llegaba a 1481 "indios", según la provisión de encomienda dada por Francisco Pizarro a su primo el cronista y encomendero de Tacna Pedro Pizarro. Estaba integrada por tributarios, es decir por personas cuyas edades van de 18 a 50 años. Si esa cifra se multiplica por 5, como lo aconsejan los estudiosos de la demografía del periodo, se tiene 7,405 personas de todas las edades que residían en el núcleo poblacional de Tacna. Este núcleo dependía políticamente de los encomenderos. Fue el valle más poblado comparado a los Arta, Azapa y Codpa. Esta cifra de más de 1400 tributarios comprendía a los mitmas del cacicazgo de Capanique los que fueron distribuidos entre Arta y Sama, que probablemente dependiente de una metrópoli étnica mayor del altiplano; como a los pescadores mitmas de Sama dependientes de Arica y otro grupo procedente de Tarapacá (Hidalgo, 2009). No se puede ubicar aun con precisión las parcialidades del valle. Cavagnaro postula que puede decirse mientras tanto que el cacique mayor Istaca al parecer tenía jurisdicción sobre la mitad superior del pueblo hasta el valle viejo y que Cata, segunda persona del cacique, sobre la mitad inferior hasta Para y el mar. Pero en esta aproximación resulta incompleta, puesto que está demostrado que el control de la cuenca por el cacique local llegaba hasta los altos del Maure, Visvire, y Cosapilla. Es decir que el control de aguas y ganado de altura o camélidos estaba asegurado desde mucho antes por los caciques locales, véanse los diversos procesos judiciales sostenidos con los comuneros de Pallagua, o Estique o Carangas (siglos XVI-XVIII). Asimismo, postular que el cacique mayor Istaca sea
aymara
y que
Cata
sea
yunga,
resulta
poco plausible,
pues
lingüísticamente Istaca o Estaca resulta ser una nominación puquina o yunga (Cerrón-Palomino, 2010). Además los indígenas principales a su cargo Quilopana, Cata, Conchachiri, Quiela, Omechipa, y Lanchipa, tienen una nominación puquina. Hidalgo (2009) sostiene que el cacique Cata tendría un origen yunga o producto de un mestizaje entre los invasores y la población local. Se habría dado un control indirecto del valle por la metrópoli altiplánica en
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alianza con un gobernante local?, o con alguna alianza matrimonial? La investigación histórica no tiene respuestas aún para estas interrogantes. Según Cúneo Vidal, para 1594, el capitán Alonso García Ramón, juez privativo de tierras, encontró en el valle 8,000 indios, repartidos en catorce ayllus gobernados por dos caciques, divididos en dos parcialidades: hanansaya (con su Cacique Diego Caqui, teniendo como !lacta a Pachía) y urinsaya (con su cacique don Pedro Quea, con su !lacta en Tacana). Sin aportar evidencia empírica, señala que ambos caciques son nietos de Catad Apasa, de quien dice ser el primer cacique de Tacna. Un testimonio escrito por el cura Álvarez —que luego veremos — desliza la idea que Diego Caqui no sería nieto del poderoso y rico Catad Apasa de Chucuito. ¿Hasta dónde llegaba el cacicazgo de Tacna, en este siglo XVI? Es una interrogante que nos conduce a señalar en primer término que hubo un control cuencal de recursos, es decir ocupó el curso del río Caplina, desde sus nacientes hasta el mar, pasando por el valle viejo, Magollo. Y además se extendía por el norte hasta Sama y por el sur hasta Copda. Un hito escrito fundamental para el estudio del cacicazgo lo tenemos en el testamento Diego Caqui, de 1588. Se sabe de su inmensa fortuna acumulada en poco tiempo, y que después sus descendientes no supieron conservar. Pero cómo es que un curaca local acumulara tanta riqueza. Una aproximación al tema nos lo ofrece un cura doctrinero de Aullaguas, Bartolomé Álvarez (1588) que por estos años tuvo noticias directas de este cacique tacneño encumbrado. Dice en su Memorial dirigido al rey Felipe II sobre este jefe étnico: " En un pueblo que se dice Tacana a nueve leguas de puerto de Adca, que es el obispado de Cuzco, está un cacique que se dice don Diego, de aventajado entendimiento para indio: es rico y poderoso que con su discreción y maña se ha hecho poderoso y obedecido, habiendo quedado de sus padres pobre y de poco valor." La primera pregunta que surge es quiénes fueron sus padres y si fueron sus abuelos realmente los caciques mayores del altiplano como lo afirma en su testamento.
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Caqui como se sabe que fue sucedido en su gobierno por sus descendientes Diego I Ara (1588-1621) hasta el de don Toribio Ara (1790-1824). No faltaron los juicios por la sucesión y control del gobierno cacical, entre los Quelopana y los Ara, como los pleitos por el control de las aguas y tierras en esta institución colonial.
EL CACICAZGO DE TARATA
Una novedosa interpretación nos ofrece el historiador Jorge Hidalgo, al proponer una crítica sustantiva, a la consabida propuesta de Cúneo-Vidal en el sentido que el cacicazgo de Tarata dependía directamente de Pomata. Escribe al respecto Hidalgo: "Con datos derivados de un documento de aproximadamente 1620, CúneoVidal sostiene que el cacicazgo de Tarata habría sido una "marca" del cacicazgo lacustre de Pomata una extensión (o una colonia) hacia la costa, donde obtenían productos agrícolas en las tierras cálidas. Allí se producían "habas, papas, maíz en alguna abundancia, con toda especie de legumbres, y en el pago de Talabaya, que ya toca al valle, se dan duraznos, manzanos y flores de toda calidad" (Álvarez y Jiménez 1793, citado por Cúneo-Vidal, 1977)." El documento de 1620 - continúa Hidalgo- permitiría deducir que hasta 1568 los Chambilla, "caciques conjuntos de Pomata, Tarata, Putina y valle de Sama...representados en la 'marca' de Tarata por un Ninaja, indio natural de Pomata" (Hidalgo, 2004). Los tres pueblos mencionados, Sama, Putína y Tarata, se habrían desmembrado de Pomata al ser incluidos en la jurisdicción de Anca; en estas circunstancias se habrían dado las condiciones para que un antiguo tributario de Pomata, con residencia en Tarata se convirtiera en cacique principal de la antigua "marca", ahora convertida en un cacicazgo independiente, dando origen al linaje de los Ninajas y por división de éste al de los Copaja.( ibídem) Una lectura atenta de la visita de Garci Diez de San Miguel no permite apoyar su tesis. Ya que en la visita de Chucuito de 1567, Martin Cari, cacique principal de la parcialidad de Anansaya, declara "que en el pueblo de Sama» hay indios 21
de toda esta provincia" (Diez de San Miguel, 1964) y el señor de Urinsaya Martin Cusi, incluye entre los pueblos dependientes de su parcialidad y del pueblo de Chucuito a Moquegua, Torata y Tarata (Diez de San Miguel, 1964). Pero, la consecuencia de ello, es, entonces, que resulta improbable que los mitimaes lupacas en Sama-Tarata, "fueran únicamente de Pomata y que Tarata dependiera sólo de una de las siete cabeceras lupaca. "(Hidalgo, 2004). Por otra parte si bien en 1567 Francisco Tinta y Juan Calisaya eran caciques de Pomata (Diez de San Miguel, 1964), Pedro Cutimbo declaró que el cacicazgo no le correspondía a Tinta por vía de sucesión sino a Felipe Chambilla, hijo de lupaca que habría sido el cacique de Pomata, que se encontraba niño a la muerte de su padre (Diez de San Miguel, 1964). Pareciera que Garci Diez dejó restablecido el mejor derecho de Chambilla (Diez de San Miguel. 1964). De estos datos se desprendería que el cacicazgo de Tarata originalmente habría sido una colonia de los diversos pueblos de Chucuito. ¿Cómo entonces compatibilizar la versión de Cúneo-Vidal? No parece probable que éste hubiese inventado un documento de 1620 en el cual Diego Chambilla, un cacique de Pomata, señala que sus antepasados tuvieron jurisdicción sobre Sama, Tarata y Putina (Cúneo-Vidal, 1977). Es probable que después de dos o tres generaciones, la memoria de los líderes de Pomata transformara una situación de territorios dispersos en las áreas occidentales por un control total. (Hidalgo, 2004). Cúneo-Vidal inicia el linaje de los caciques de Tarata en 1582, reproduciendo el nombramiento que el virrey Francisco Enríquez de Almanza hiciese de Francisco Ninaja como cacique principal "de Tarata y Putina, sujetos a la provincia de Chucuito, del patrimonio Real". No se tiene referencias escritas para el caso de la parcialidad yunga. Si hay un avance importante respecto de la parcialidad lupaca y sobre los litigios por el cacicazgo de Tarata entre Diego Copaja y Ninaja con su primo, Lorenzo Copaja y Ninaja, finalizado en 1748. En 1716 Roque Ticona encontró el apoyo del corregidor de Anca, el general Juan Joseph de Obejas, para que lo designara gobernador del ayllo yunga en razón que ese cargo se encontraba vacante desde hacía "muchos años no al quien cuide de la cobranza de los Reales tributos y de las demás cosas que son del cargo de dicho gobernador... y porque también no al sucesor 22
hereditario a quien competa este empleo de los últimos que le poseyeron" (Autos: f. 21v, 22r). El virrey confirmó a Roque Ticona como gobernador del ayllo yunga, con lo cual pudo llamarse a sí mismo "cacique Principal y gobernador de ambas parcialidades reducidas en el pueblo de Sn. Venito de Tarata" (Autos: f. 22v). Compartimos plenamente la idea que yungas formaron parte de una estructura segmentaría que sobrevivió (con cambios que desconocemos) primero, a una colonización lupaca, y luego al proceso colonial de las reducciones y la organización en pueblos. Se trataría entonces de un grupo minoritario, con un poder político limitado e incluido en un "repartimiento", "cacicazgo" o "doctrina" que terminó siendo un ayllu de una estructura segmentaria mayor. "(Hidalgo, 2004).
EL SERVICIO GRATUITO El servicio gratuito fue la manifestación de la explotación directa de la mano de obra sin pago o retribución alguna. Esta forma de explotación desarrollada durante casi todo el periodo colonial, conllevó a la elevación de la mortandad de los hombres andinos y en los pueblos de Tacna. Primero fueron los encomenderos quienes abusaban de manera directa con la población indefensa, luego los corregidores y finalmente los subdelegados, claro ayudados por los curas doctrineros y una red de funcionarios públicos al servicio de negocios e intereses particulares. Desde la metrópoli española, al ver la expoliación a que fueron sometidos los indígenas, y las muchas críticas y denuncias públicas, se recortó este sistema de explotación particular, para aliviar la situación. Entonces se obligó a los trajineros y hacendados españoles, al pago de un pequeño pago o irrisorio salario. Pero esto no se cumplió. Con anterioridad, el 25 de marzo de 1571, en Carta de Francisco de Toledo a Felipe II, el virrey defendió el sistema de reducciones y trabajo compulsivo en la minas frente a la "vejación a los naturales", representada por los servicios personales tanto a los religiosos como a los encomenderos. (Noejovich, 2009) Un visita secreta de carácter eclesiástico hecha por el padre Bartolomé Álvarez, constató en 1588 que efectivamente existía este injusto sistema
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oprobioso practicado contra la población tributaria de la zona de Tacna, Ilabaya, Candarave, Tarata y Arica. (Álvarez, 1998). Escribió en su informe al respecto: "Hablando de los servicios personales, digo que en algunos se les ofrece gran trabajo y fatiga, digna de considerar y remediar algo. Pondré el ejemplo en un caso y por allí se pueden regular los otros, y pasa así: que por este camino que va del puerto de Atice a Potosí pasa el trajín del azo-gue, que es mucha cantidad, para lo cual está mandado dar el servicio necesario. Y el ir a servir no es el mayor trabajo, porque en efecto se lo pagan; más es el sufrir los indios a los criados de los que tienen arrendado el azogue o el trajín. Yo he visto en este pueblo crueldades hechas en indios que en bestias brutas bravas no se debían hacer, (...) los tratan mal en exceso."
EL REPARTIMIENTO
La primera división del territorio peruano en la época colonial, podemos considerar que está representada por los repartimientos de las poblaciones indígenas entre los conquistadores. (Málaga, 1975). Cada repartimiento estaba integrado por uno o más pueblos, ocupando muchos de ellos la extensión de los actuales departamentos, tal es el caso de Tacna que se repartió al cronista Pedro Pizarro. Por otra parte, en cada repartimiento había una o más encomiendas gobernadas por los encomenderos que eran como señores feudales que ejercían jurisdicción sobre los indios y tenían dominio sobre sus tierras. (Málaga, 1975). En las ciudades de españoles fueron los cabildos quienes dirigían los asuntos públicos, como es el caso de Arica, del que dependía Tacna. Posteriormente en 1565 se establecen los corregimientos y finalmente las intendencias en 1784. En cada repartimiento había un pueblo-cabeza o cabecera de repartimiento; los eran pueblos cabeceras el de Ilabaya, llo-Ite, Tacna y Tarata. El repartimiento de Ilabaya, albergaba inicialmente en 1548, a 1,468 indígenas de todas las edades, con 299 tributarios. Procedían de los ayllus ancestrales: Borogueña, Callancachi, Ilabaya, Candarave, y Sagollo dedicados a las tareas agrícolas, mita, servicios personales, ganadería de altura y minería.
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El repartimiento establecido fue el de llo-Ite, durante la visita del virrey Toledo, en 1575 y tenía por cabeza al puerto de II°. Valle y puerto famoso por el intenso intercambio comercial que se producía entre sus productos agropecuarios (olivo, aceite de este producto, frutas) y pesqueros con Moquegua, Arica y Charcas, además de sus "lomas" muy valiosas en la cría de ganado mular. El pueblo de pescadores de Meca, y la estancia de yungas agricultores de Ite, en la boca del rio Locumba, estaban como se afirmó bajo dependencia de la encomienda de doña María Dávalos. En lo político-adminiMrativo estaba regentado gobernado por un teniente gobernador designado por el corregidor de Anca. Puede notarse cómo a lo largo del siglo XVI y del XVII, los curacas de Chucuito intervenían activamente en Tarata y Sama, como en Moquegua. El vecino de Arequipa y conquistador Juan de San Juan fue su primer encomendero con hombres, tierras y aguas en parte del valle; lo fue en su zona del litoral (La quiaca y parte del valle) Lucas Martínez Begazo; en la cédula de encomienda por éste recibida se consignan 50 mitmas y tributarios en Auca (Sama) y 94 en Inchura (Sur de Tarata o en la intersección entre Sama y Tarata), dependientes del cacique mayor altiplánico. Pagaban los tributarios 2500 pesos, al encomendero San Juan por en el año 1561 (Hampe, 1979). El marqués Pizarro le proveyó la encomienda en Cuzco en 1540. Lo condujo hasta antes de 1567, un poco antes incluso, pues por disposición del virrey Marqués de Cañete (1568), la encomienda de Chucuito fue incorporada a la Corona. Tempranamente se produjeron conflictos para recuperar estos dominios en los valles yungas por los caciques de Chucuito. En la tasa de la encomienda de Toledo (1572-1575) aparecen Sama e Inchura o Inchanchura formando parte de los tributarios de la corona de la provincia de Chucuito, con 334 tributarios que pagan 820 pesos en plata ensayada y 328 fanegas de maíz. Los mitmas de "Hinchura" son 11 y pagan 26 pesos y 15 fanegas de maíz que equivales a 16 pesos y medio de plata ensayada y se llevan a la metrópoli. Se observa un despoblamiento rápido de Hinchura y proceso inverso en Sama. No se menciona a Lauca. En consecuencia por estos años iniciales, en lo político administrativo estos valles costeros estaban sometidos a la jurisdicción del corregidor de Chucuito. 25
Había en Sama tenientes de corregidor dependiente de aquella metrópoli altoandina. El curato de Tarata y Putina, inicialmente, pasó a formar parte del Obispado de La Plata. (Cúneo Vidal) en virtud de la real Cédula de fecha 11 de febrero de 1553, firmado por Carlos V. En 1614, el Virrey del Perú, Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, en atención a las nuevas disposiciones del Papa y del Rey, ordena una nueva división eclesiástica conformando cuatro obispados: Cuzco, Trujillo, Huamanga y Arequipa. Y en el obispado de Arequipa aparece el corregimientos de Arica que comprendía a los curatos de Tarata-Putina. Más tarde en 1754 se habla del repartimiento de Tarata, de acuerdo a la revisita que se practicó albergaba a 409 indígenas tributarios que pagaban 1413 pesos y 1 real por tributo indígena; de los cuales se sufragaba al Cura y al Cacique, quedando para el erario real 1010 pesos y 4 y medio reales. Procedían de los ayllus ancestrales: Tarucachi, Chaspaya, Maure y Ticaco. (Dagnino, 1909). El repartimiento de Tacna en desde los tiempos de Pedro Pizarro (1540) albergaba a 1481 indios tributarios. Y cuando se hizo la visita general durante el gobierno del virrey Toledo (1570-1575) esta cifra inicial bajó drásticamente a 660 indios tributarios. La población total de Tacna había descendido de 7,405 personas de todas las edades en 1540 a 2849 en 1575. Esto se debió a las condiciones generales de vida de la coyuntura de los inicios de la invasión española en la región: sobrexplotación, enfermedades y otros factores como el desgarramiento que trajeron las reducciones como veremos seguidamente. Durante esta visita se reconocieron los repartimientos de Tacna, Yiabaya, Ho-lle; Sama y Tarata estaban asignados a la provincia de Chucuito, como se observó anteriormente.
LA REDUCCIÓN
Tras la dolorosa pérdida de los sistemas organizativos y políticos antiguos o prehispánicos, los naturales tuvieron que soportar un nuevo desgarramiento, quizá más doloroso: la reducción.
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Señala María Rostworowski (1993) que desde muy temprana fecha el régimen colonialista quiso implantar las reducciones de indígenas, "pero las guerras civiles entre españoles impidieron poner en práctica ese plan." Sólo ciertos lugares como en Los Reyes o Lima se adelantaron por la necesidad de repartir las tierras pertenecientes a los naturales de Lima, para otorgarlas a los nuevos vecinos que no disponían de solares y huertas. Con miras a la eficiencia y control colonialista del tributo y de' la catequización religiosa, el virrey Toledo ordenó a los indígenas el abandono de sus poblados ancestrales, sus campos para ocupar unas aldeas o reducciones según criterios europeos. Pero como se sabe no se logró este objetivo, en lo esencial; pues los indígenas estaban habituados desde siempre al sistema de ocupación espacial y de aprovechamiento de recursos en territorios discontinuos, territorios continuos, y otras formas, diversas. Según Mendiburu, solamente en la época de Toledo (1572-1574) fueron fundadas 614 reducciones entre cuales cabe mencionar Tumbes, 'Otusco, Cajabamba, Huancayo, Abancay, Tacna, Puno, etc. Las reducciones erigidas en lo que actualmente Constituyen los departamentos Lambayeque, La Libertad y Cajamarca 'son un poco anteriores, de 1565 y 1566 al igual que la de Santiago del Cercado las goteras de Lima (Espinoza,1980). El proyecto reduccional consistía en hacer corresponder las jurisdicciones cacicales con doctrinas o curatos; pero no siempre se logró este propósito. En los valles de Moquegua, por ejemplo, según Teresa Cañedo-Arguelles (2003) estas reducciones fracasaron porque "era natural el apego que los indios tienen a vivir más contentos en las chozas de sus chacras" .Sin embargo, no diríamos que fracasaron sino que no se logró la totalidad de sus planes, ya que tiempo después en 1793 el intendente Antonio Álvarez y Jiménei encontró que en cada pueblo-cabecera había una reducción, y que los indígenas seguían viviendo en forma dispersa en sus ayllus y parcialidades ancestrales, cuyas tierras eran reconocidas por el derecho colonial como "de reparto". A estos puntos los españoles llamaron después "anexos", con referencia al pueblo principal o reducción. Un proceso semejante se vivió en los valles de la cuenca del río Locumba. Aquí se estableció la reducción en el pueblo-cabecera 27
de los apóstoles de Ilabaya con residencia del cacique con sus poblacIPs originarios de Locumba, Ilabaya y Candarave. Luego en el repartimiento de lloIte en el pueblo cabecera San Antón de lte. En el repartimiento de Tacna, su población se redujo en los pueblos de San Martin de Copa (Codpa), San Pablo de Logias (Laquiaca o Sama) y San Pedro de Tacana con 660 tributarios. Obsérvese el control curacal por entonces de Tacana sobre Codpa y Laquiaca o Sama. De Tarata-Putina se tienen noticias de la temprana incorporación de estos pueblos al curato y dependencia de La Plata o Charcas en 1553; aunque aún no se tiene noticias pormenorizadas. En el informe final de 25 de marzo de 1575 presentado por Maldonado al rey señaló que redujo 226 localidades dispersas y habitadas de la provincia de Colesullo (entre el río de Arequipa y el río Loa), a 22 pueblos, con de trece doctrinas.
DOCTRINA E IGLESIA
Al mismo tiempo del establecimiento de los repartimientos y encomiendas, se erigieron las tareas propias de evangelización en la doctrina cristina y católica para ejercer el control ideológico y tributario de los indígenas. Las nuevas leyes (1542) habían impuesto esta fórmula también. Candarave, por cierto, era una parte de Ilabaya, desde el periodo prehispánico, ya desde una perspectiva del control cuencal, como étnico. En la región habíadesde antes de la llegada de los españoles un curaca por cuenca: El curaca de Ilabaya lo era también de Candarave. Esta organizaCión político-administrativa resultante, se engarzaba al, control religioso. Las encomiendas debían contar con curas doctrineros para la "evangelización de los indígenas" como señalaban los documentos oficiales. El servicio religioso siempre fue realizado por la iglesia de Ilabaya al ayllu y pueblo de Candarave, hasta que años después, durante el corregimieto, el año 1777, se erige el curato de Candarave, dentro del curato del de Ilabaya. Entre 1543 y 1553, los curatos de Ilabaya, La Quiaca, Tacna, Arica y Tarapacá, formaron parte de la jurisdicción del Obispado del Cuzco. 28
Por Real Cédula de fecha 11 de febrero de 1553, Carlos V, se precisó los límites de los obispados del Cuzco y La Plata o Chuquisaca, de tal modo que el curato de Ilabaya-Candarave continuó formando parte del Obispado del Cuzco.(Cúneo Vidal, Rómulo. Historia de la Fundación de la Ciudad de San Marcos de Arica.T V). De TarataPutina se tienen noticias de la temprana incorporación de estos pueblos al curato y dependencia de La Plata o Charcas en 1553. Tacna, por su parte, en estos años "además de ser cura de españoles residentes en Sama y Azapa" dependía del Obispado del Cuzco. Posteriormente, el territorio de Ilabaya- Candarave fue gobernado por los corregidores entre 1565 y 1784. El corregimiento fue creado como una institución
para
corregir
los
abusos,
corrupción
y
excesos
de
los
encomenderos, situación que iba en menoscabo del fisco. El 17 de junio de 1565 fue nombrado don Francisco Rodríguez Almeida primer corregidor de Arica, con jurisdicción desde llo hasta Tarapacá. Abarcó inicialmente un territorio comprendiendo los pueblos de Ilabaya, Locumba, Sama, Tacna, Arica y Tarapacá. Dice Alejandro Málaga (1994) que "la extensión de este corregimiento-Vicaria era por la costa desde Tambo hasta Tarapacá, y por la sierra desde la doctrina de Candarave hasta los pueblos de Pachica y Esquiña, situados en la cabecera de Kara y Camarones; los valles de Azapa, Locumba e lío fueron los más fértiles". En base a una autorización del Papa un decreto del 8 de marzo de 1624 dado por el virrey del Perú, Marques de Montesclaros, el corregimiento de Arica correspondía a la diócesis del Obispado de Arequipa. El curato del pueblo de Ilabaya y Candarave, como el de Tacna, tenían asignados un cura doctrinero. Es de entenderse que desde 1614, y ratificado luego en 1624, el pueblo y capilla de Candarave recibía el servicio religioso del cura doctrinero de Ilabaya. Fue la congregación de los dominicos la encargada de dicho servicio. A partir de 1784, la anterior jurisdicción del corregimiento, fue remplazada por el de la Intendencia. Las intendencias se subdividieron, a su vez, en subdelegaciones o partidos.
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Por ello, el corregimiento de Mea fue remplazado por la subdelegación o Partido de Arica; a su vez, esta instancia dependía de la Intendencia de Arequipa. En lo eclesiástico, la subdelegación de Arica estaba subordinada al Obispado de Arequipa.
LOS ASPECTOS DEMOGRÁFICOS
En 1549 el Gobernador La Gasca otorgó a Hernán Rodríguez en encomienda a 299 indígenas tributarios de Ylabaya-Candarave, que tenían por cacique a don Hernando Escoque y por principales a don Martín y don Francisco. Estos datos son los primeros que se tienen sobre la población de IlabayaCandarave desde los años iniciales de la encomienda. Si se multiplica este número de población de 299 tributarios por el ratio de 5.1 o 5 que aconsejan los especialistas del periodo (Trelles, 1983; Hidalgo, 2004) tendríamos una población total de 1,524 personas, incluyendo a los niños, mujeres y ancianos y por cierto a los tributarios. Según Cúneo Vidal (1977) esta población correspondería a los encomendados "indios de Ilabaya, Sinto, Margarata, Curibaya, Candarave, Locumba, Sitana, Camiara e Ite (que) estuvieron obligados a pagar a su encomendero." No disponemos de una información pormenorizada a nivel de cada poblado o ayllo y sus tributarios del entonces naciente repartimiento de Ilabaya. Años después durante la Visita que hizo el virrey Toledo en 1570-75 en todo el territorio andino, la población indígena del repartimiento ascendía a 1,468 personas; de ella 299 eran tributarios cuyas edades fluctuaban entre los 18 y 50 años. Los indígenas del repartimiento de Ilabaya pertenecían a los ayllus ancestrales de la cuenca: Borogueña, Callancachi, Ilabaya, Candarave, Locumba, y Sagollo dedicados a las tareas agrícolas, mita, servicios personales, ganadería de altura y minería. Se sabe que en 1577 falleció Hernán Rodríguez; y le sucedió como segundo encomendero de Ilabaya, su hijo el capitán García de Castro y Mazuelos. Según Barriga en su "Arequipa y sus blasones" en 1578 "El 30
repartimiento de Hilavaya (Ilabaya), encomendado en García de Castro, tenía 299 indios tributarios y 1,468 personas reducidas en un pueblo llamado los Apóstoles de Ylabaya. En la "Relación de tributarios hecha por mandato del virrey Marqués de Mancera en 1591, "comprendió 299 indios tributarios y 168 mujeres, ancianos y niños exentos del tributo, reducidos en el pueblo de San Pedro de Ylabaya, cabeza de la Doctrina de los Apóstoles de Ylabaya, los cuales tributarios pagaban 2,260 pesos, 4 reales en cada año, de los que correspondían a S. M. 452 pesos". (Cúneo Vidal, 1977) Si se compara esta cantidad de tributarios registrada por los funcionarios del virrey Marqués de Mancera con la realizada por el virrey Toledo, se tiene una cantidad estable o constante de 299 indígenas de 18 a 50 años contribuyentes y cabezas de familia. Una cifra que puede levantar más de una hipótesis, pues desde 1570-75 a 1591 hay dos décadas de distancia. Esto evidencia una real pero relativa caída de la población. Con mayor razón si este guarismo se compara con el dado por Cúneo Vidal para la población tributaria de 1549 de 299 cuando se inició la encomienda. Como se observará hay una franca y drástica caída de la población en términos absolutos y relativos entre 1549 y 1618 en la población indígena de Ilabaya Candarave, es decir en sólo 69 años iniciales de la colonia. Esta población de 1549 se redujo a la tercera parte, al 34% de ella en 1618, cuando visitó el repartimiento el religioso Vázquez de Espinoza. La sobreexplotación de la población indefensa, el ataque de epidemias traídas por los españoles, terminaron por consumar semejante catástrofe poblacional en el valle. Según Dagnino (1909) la primera información escrita que se tiene sobre la reducción de Tarata, es la de 1754. Precisamente en este año se-practicó una revisita que arrojó una población de 409 indígenas tributarios que pagaban 1413 pesos y 1 real por tributos indígena; de este recaudo se sufragaba al Cura y al Cacique, quedando para el erario real 1010 pesos y 4 y medio reales. Procedían de los ayllus ancestrales: Tarucachi, Chaspaya, Maure y Ticaco. (Dagnino, 1909). Tarata estaba formada por 5 pueblos:Tarata, Ticaco, Chaspaya, Alaure y Tarucachi.(Resaltado nuestro); además de 9 ayllus que en conjunto sumaban 31
450 originarios y 54 forasteros; de los originarios se "rebajaban" 41 tributarios, es decir, se les excluía del pago del tributo por sus cargos de caciques, cobradores de tributos, alcaldes, regidores y ayudantes de la iglesia. Cada originario no rebajado debía pagar un tributo de tres pesos y un real dos veces al año y los forasteros dos pesos cuatro reales, o sea que en conjunto pagaban 1.413 pesos y 1 real por tercio, o 2.826 pesos con dos reales al año; en consecuencia, los mitmas lupaca y los yungas tenían las mismas obligaciones tributarias. Se puede suponer que al establecerse las tasas, los funcionarios hispanos no apreciaron diferencias de riqueza entre ellos. (Hidalgo, 2004): La Revisita General y empadronamiento de los indios de Tarata de 1768, levantada durante la gestión del corregidor don Miguel Salcedo refiere de la existencia de nueve ayllus y que los originarios pagaban una tasa anual de 6 pesos con 2 reales (Hidalgo, 2004). La siguiente revisita de Tarata se hizo en 1773 por el corregidor Demetrio Egan, en esta se encontró que el "Partido del Pueblo de Tarata que tiene los quatro ayllus de Collana, Yunga, Guana Cuni y Lancata, y los cuatro Pueblos de Tarucache, Ticaco, Challaguaya y Aransaya y de estos dos el anejo de Chaspaya y el Aillo del Maure que se compone de estancias (Egan: f. 81v, citado por Hidalgo). Se confirman los cuatro ayllus de Tarata que aparecen en la visita de Cárdenas de 1756. Dice Hidalgo que en la lista de pueblos hay diferencias que pueden atribuirse "al escribano -parece obvio que el ayllo Alaure de 1756 debe ser el Maure de 1773- y cambios en la percepción: de pueblo formado por dos ayllos, Chaspaya ha pasado a ser anexo; Challaguaya, un antiguo ayllo es descrito como pueblo. Asimismo, el ayllo Mancazava es reemplazado por el pueblo de Aransaya." Al final se contabilizaron 632 tributarios, 86 reservados, 582 muchachos hasta 18 años y 1.503 mujeres, con un total de 2.803 personas. La revisita que se ha conservado más completa es la de 1775. Se contaron 2,804 pobladores indígenas en el repartimiento de Tarata que abarcaba ocho ayllus denominados Collana, Aransaya, que posteriormente se conoció como "La Quebrada", Tarucache, Maure, Lancata, Huanacuni, Ticaco y Challaguaya. (Cavagnaro, 2005) 32
En todos los referidos ayllus la población se distribuía, de acuerdo con el propósito recaudador de la Revisita, en: Indios Tributarios, Reservados, Muchachos y Mujeres. Los Tributarios eran los indígenas varones comprendidos entre los 18 y los 50 años de edad. En el censo referido sumaban 632 personas. Los Reservados, eran los varones mayores de 50 años de edad y exonerados del pago del tributo indígena. En el censo llegaban a 87. Con la denominación de Muchachos se incluía a todos los varones desde su infancia hasta que cumplían los 18 años de edad. En el censo llegaban a 582. Las mujeres constituían una categoría única puesto que no tributaban. Eran un total de 1,503 personas. Sin embargo, fueron utilizadas para el servicio no pagado, ya en la construcción de locales comunales, centros de confecciones o textilerías, y ayuda en servicios al cura doctrinero, aparte de las tareas agrícolas, quedándoles un nulo espacio para las tareas domésticas. Para el caso de Tacna, su población habría descendido de 7,405 personas en 1540 a 2,849 en 1575, cuando se dio la visita general del virrey Toledo.
LA JURISDICCIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVA: EL CORREGIMIENTO
LOS CORREGIMIENTOS
Los corregimientos fueron divisiones administrativas y territoriales de la corona española. Para cumplir las funciones administrativas recibieron el apoyo de caciques y curas. En 1569 el gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia de Lima, Lope García de Castro, cumpliendo la Real Ordenanza del 27 de junio de1565, creó los corregimientos de indios. El territorio fue gobernado por los corregidores entre 1565 y 1784, como se afirmó anteriormente. El corregimiento fue creado como una institución para corregir los abusos, corrupción y excesos de los encomenderos, situación que iba en menoscabo del fisco. El 17 de junio de 1565 fue nombrado don Francisco Rodríguez Almeida primer corregidor de Arica, con jurisdicción desde llo hasta Tarapacá. Abarcó 33
inicialmente un territorio comprendiendo los pueblos de Ilabaya, Locumba, Sama, Tacna, Anca y Tarapacá. Dice Alejandro Málaga que "la extensión de este corregimiento-Vicaría era por la costa desde Tambo hasta Tarapacá, y por la sierra desde la doctrina de Candarave hasta los pueblos de Pachica y Esquiña, situados en la cabecera de Kara y Camarones; los valles de Azapa, Locumba e llo fueron los más fértiles". Esto supone que la doctrina de Tarata, que comprendía a la de Tarucachi, formaba parte de esta extensa vicaría en su franja serrana" Se tiene referencias que por acción de las reformas toledanas de 15731575 se redujeron los ayllus y aldeas prehispánicas de Tacna en "pueblos de indios" con el objeto de hacer más efectivo el cobro de los tributos y aculturar a la población sometida, a través de la prédica cristiana. Desde entonces habían "pueblos de indios" —como llamaban los españoles-o reducciones —como decían los documentos oficiales- bajo la férula del encomendero o del corregidor y sus tenientes. Se conocen tenientes de corregidores que actuaban en Locumba, Tacna, Sama, llo-Ite y Tarata. Estos cargos se remataban al mejor postor, y para recuperar el dinero invertido en su compra, estos funcionarios reales expoliaban con creces a la población.
LOS CORREGIDORES Los corregidores eran nombrados por el Rey, mediante el Consejo de Indias, pero también podían ser designados por el virrey, en tal caso gozaban de un periodo más corto de gobierno, existían corregimientos de españoles y de indios El corregidor era un funcionario situado, por debajo del virrey, encabezando las instituciones locales a nivel provincial Representaban al poder ejecutivo y al judicial, teniendo amplia autoridad que sólo se veía limitada por el poder del cabildo. Entre sus funciones estaban las de conservar el orden y la buena marcha de su corregimiento, hacer cumplir las leyes y resolver los pleitos entre los indios, cobrar los tributos a los indios, corregir los abusos cometidos contra los indios, este último lamentablemente fue todo lo contrario. 34
Entre ellos tenemos a los siguientes: a) Diego García Alfaro b) Juan Ramírez Zegarra c) Pedro de Valencia d) Catillo de Vargas e) Hernando de Hoces f) Alonso de Moxo g) Pedro de Valencia h) Francisco Arias Herrera i) Rui Díaz de Valdivia j) Francisco Sarmiento k) Alonso García l) Francisco del Campo m) Pedro de Valencia n) Rodrigo de Campusano
ABOLICIÓN DE LOS CORREGIMIENTOS: Muchos corregidores avaros provocaron revueltas y rebeliones indígenas, siendo la más importante la que lideró Túpac Amaru II en 1780. En 1784, después de la Rebelión de Túpac Amaru II, la Corona suprimió los corregimientos y dividió al Perú en 7 intendencias (departamentos), que a su vez se dividían en partidos (provincias). Sus jefes (los intendentes y los subdelegados) tenían las mismas funciones que los corregidores, pero recibían mejores sueldos y estaban prohibidos de hacer "repartos mercantiles".
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ECONOMÍA Y ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LA COLONIA La investigación histórica del sistema colonial ha dado pasos agigantados en los últimos años. Hay una especialización cada vez creciente. Por esto sabemos hoy que el último cuarto del siglo XVI, se vio un renacimiento y sextuplicación de la producción de plata, debido a las reformas de Toledo. La imagen de que la colonia remitió puntualmente a la metrópoli no es exacta; los trabajos de Carlos Sempat Assadourian afirman que una parte considerable del capital de la producción de plata no fue enviado a la metrópoli, se dirigió más
bien
a
una
diversificación
regional
en
el
espacio
económico
andino.(Klarén, 2013). Más bien en los inicios de la invasión se dio una definida "economía de enclave" de la plata, fundamentalmente. Carlos Contreras (2014) historiador económico, señala que la autonomía económica colonial se habría dado entre 1620 y 1700. A partir de entonces la crisis minera de la plata no permitió remitir la totalidad de remesas a la metrópoli; y su caída fue provocada por las guerras en las que se metió Felipe IV (1621-1665) y el avance de los corsarios ingleses, lo que alentó el contrabando y el fraude institucional. La consolidación del sistema colonial entonces se dio gracias al apogeo de la minería fundamentalmente de Potosí y al sistema de haciendas. Fue el virrey Toledo quién promovió importantes innovaciones tecnológicas, e inversiones con este fin, y además de asegurar la concurrencia compulsiva de fuerza de trabajo campesina a la minería; y por último vinculó Potosí con Huancaveliva, estableciendo un círculo mercantil para la creciente demanda de insumos para el sector minero como el azogue. El inmenso mercado minero resultante generó rutas mineras articuladas al Puerto de Anca, en donde los valles de Locumba, Ilabaya, Candarave, Tacna, Tarata, Moquegua y Azapa, desde muy temprano, proveyeron de productos agrícolas como de vinos y aguardientes. El virrey Toledo asimismo, promovió sendas ordenanzas, entre 1572 y 1576, a través de las cuales obligaba al campesinado andino a dirigirse hacia los espacios económicos abiertos por el sector mercantil de la economía colonial para asalariarse en los centros mineros o en las nacientes haciendas coloniales. (Gundermann, 2005). Lo que 36
no quiere decir que la mita minera no estuviera establecida en las jurisdicciones cercanas a dichos yacimientos. A la apropiación española de las tierras del Inca y del Sol, siguió a partir de la década de 1570 una reorganización de la ocupación antigua de la tierra. Con este motivo el virrey Toledo establece las reducciones de indígenas a pueblos y a la par las antiguas tierras en manos de ambiciosos españoles. Como consecuencia de estos cambios fundamentales de la economía colonial se incrementa los espacios urbanos tanto en Lima y potosí estimulando la llegada de nuevos núcleos de inmigrantes españoles dispuestos a ampliar la explotación en alza. Aparece la especulación comercial entonces y el monopolio a gran escala dirigido por comerciantes peninsulares coludidos con la elite colonial gobernante. En el periodo de la crisis colonial, en las cuencas en donde se asentaron los pueblos de Tacna, es decir, las de Locumba, Sama y Caplina, se desarrolló la producción agrícola, el comercio monopólico, y el arrieraje. Asimismo, la economía natural campesina se desarrollaba en las alturas de Tarata, Candarave y los altos de Tacna. En el litoral, la pesca tuvo una importancia especial en la diversificación económica y en el rol jugado por los pueblos dedicados a esta actividad. Pero la actividad que jugaba el rol articulador de esta dinámica fue la minería del Alto Perú como del sistema de haciendas dedicada a la producción de vinos y aguardientes. Todas estas actividades productivas estaban articuladas por una infraestructura de comunicación y arrieraje que circulaba entre yacimientos mineros, pueblos, villas y puertos como el de Anca. Desde los inicios de 'la colonia, la minería tuvo gran impulso a raíz del descubrimiento de las minas de plata de Potosí (1545), Huantajaya (inicios del siglo XVII) y luego Mecalaco, a mediados de 1700. Asimismo, el descubrimiento de azogue o mercurio en Huancavelica trajo buenos augurios para la expansión argentífera. La gran propiedad de la tierra estaba en manos de las familias españolas y criollas dueñas de las haciendas vitivinícolas y de panllevar.
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Algunos grandes propietarios residían en Arequipa o Lima. Las relaciones de producción semiservil y mercantil del feudalismo colonial presidían el trabajo de los indígenas para la producción de bienes agrícolas. Coexistieron entonces dos sectores productivos diferenciados: uno dirigido hacia el mercado externo, productor de materias primas (vinos y aguardientes, azúcar, algodón, trigo) dirigido al mercado altoperuano, y dependiente de la evolución del mercado internacional, y otro dirigido al autoconsumo del mercado interno. El primer sector estuvo controlado por los hacendados de Tacna, Sama, Locumba, Cinto, Ilabaya, y el segundo, por los agricultores, campesinos y comuneros locales de los valles costeros e interandinos.
LA ESTRUCTURA SOCIOPOLÍTICA
A la estructura económica descrita le corresponde unas relaciones sociales y políticas propias. La sociedad regional de esos años, se encontraba profundamente dividida y fragmentada, con serios enfrentamientos entre sus componentes por sus disimiles intereses referidos al acceso al agua, al control de la tierra (entre hacendados españoles y criollos contra indígenas campesinos); la imposición de los repartos y alcabalas por funcionarios públicos y exacciones de los curas, entre otros. La clase dominante regional en realidad fue un pequeño núcleo de poder conformado por hacendados y comerciantes peninsulares y criollos dedicados a la arriería, la agricultura de las haciendas (vinos y aguardientes, ají, granos) y del comercio interno. Se añade a ella la aristocracia indígena a través de los caciques de cada pueblo cabecera de Tacna, Tarata e Ilabaya. Los sectores populares lo integraban los pequeños campesinos indígenas insertados en una economía de subsistencia orientada al pago del reparto, el tributo indígena, las gabelas de los curas y otras exacciones, así como mestizos trabajadores del campo y la ciudad, quienes, dirigían sus excedentes al mercado local. Los esclavos de origen africano constituían mano de obra dedicada a labores de hacienda o domésticas. En la sociedad jerarquizada
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colonial, la propiedad sobre estas personas significaba un claro signo de poder y distinción social. Cuando se creó el corregimiento de Adca, comprendía a los repartimientos de Ilabaya —con sus pueblos de Locumba y Candarave-, llo-Ite y, Tacna, tenía como máxima autoridad política al corregidor de Ñica y Tacna con residencia en la ciudad de Añca. La autoridad del cabildo de españoles correspondiente a la ciudad de Adca. Posteriormente, en 1784, la anterior jurisdicción del corregimiento, fue remplazada por el de la Intendencia. Las intendencias se subdividieron, a su vez, en subdelegaciones o partidos. Por ello, el corregimiento de Anca fue remplazado por la subdelegación o Partido de Arica; a su vez, esta instancia dependía de la Intendencia de Arequipa. La autoridad política mayor en Anca con jurisdicción sobre Tacna fue el Subintendente o Gobernador Subdelegado. Además en Anca había un comandante militar con mando sobre a ciudad de Tacna. En el pueblo de Tacna desde su creación como reducción de indígenas había un Alcalde de naturales, seguido del Alcalde Mayor, el Alcalde Ordinario y dos Alguaciles. En su conjunto formaban el Cabildo, que era presidido por el Alcalde Ordinario de Españoles. Fue tradición que la segunda persona del cacique, en este caso los Quelopana asumieran el cargo de alcalde mayor de los naturales de Tacna, como desarrollaremos más adelante.
LA RELIGIÓN La incorporación de las iglesias tuvo lento proceso en donde se pudo distinguir diversas etapas. La más antigua y de las primeras data a mitad del siglo XVI entre 1536 y 1540, lo que comprende a los evangelizadores que acompañaron en las expediciones del sur a Almagro. La segunda etapa a partir de 1541 caracterizada por la incorporación de doctrineros en las encomiendas y la tercera en 1553 con la organización diocesana y la determinación de jurisdicciones parroquiales. Entre las principales funciones que tuvieron los grupos religioso eran las de atender a las necesidades espirituales del conquistador español. Los
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doctrineros se establecieron desde 1541 para y enseñar las cosas de la Santa fe Católica a los indígenas de las encomiendas.
LOS INDIOS TACANAS, UNA CRONICA PÉRDIDA
Don Pedro Pizarro, como uno de los últimos Pizarros del Perú, fue merecedor de un alto prestigio. Por alrededor del año 1572 terminaba de escribir una crónica con título ‘’Relación del descubrimiento y conquista de los reinos del Perú’’, aparte de esta, Pedro Pizarro había escrito años atrás una supuesta crónica que detallaba acerca de las costumbres de los indios tacanas
según lo indica un historiador arequipeño de nombre Eduardo
Ugarte, pues el historiador había localizado en los archivos regionales arequipeños una escritura fechada que data del año 1562 hecha por Pedro Pizarro en donde indicaba haber entregado al rey un tratado en donde se manifestaba sobre las costumbres de los indios tacanas, esta crónica pudo haber sido de gran consideración para los amantes de la historia pero lamentablemente la crónica nunca fue encontrada.
LOS FRUTOS DE LA COLONIA
Existieron diversas frutas que los españoles consideraban deliciosa y que encontraron en
los valles de Moquegua y Tacana, Don Pedro Pizarro
destaco a las guayabas considerándolas como frutas sabrosas, dulces y de fácil digestión. El pepino también sobresalió y los españoles la describían como una fruta de sabor dulce, textura suave y muy jugosa. Los indígenas la conocían con el nombre de cachun. También sobresalió la madera del pacae que abundaba en los valles de Moquegua y que sirvió para la fabricación de navíos en el siglo XVI. Se habla también un poco de la palta, que en un comienzo la llamaron pera y que de igual manera abundaba en Moquegua.
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Algunas frutas que probablemente fueron importadas de otros lugares del continente fueron la tuna y el plátano.
LOS DONES DE ULTRAMAR
El trigo fue importante para los europeos, según algunos cronistas, una mujer llamada María Escobar, trajo de España, medio almud de trigo que distribuyo a los pobladores para que puedan cultivar. La vid también fue otro importante cultivo porque influyo en la industria de los valles de Azapa en Chile, Tacana, Locumba y Moquegua. En la ganadería se trajeron a los caballos, los pollos y el ganado porcino. Los caballos eran solo de uso exclusivo para los españoles ya que les servían como transporte mientras que de los cerdos se aprovechó en gran medida su carne y su manteca para consumo, se ha escrito también que el chicharrón de chancho con maíz era uno de los platos favoritos de los conquistadores
LOS DOMINICOS Por la real cedula se encomendó a la orden de Santo Domingo la labor de evangelizar al Perú, y aunque los primeros religiosos que estuvieron en el territorio de Tacana eran solo servidores mercedarios, pronto hubo en la religión presencia de dominicos Desde inicios de 1542 se había encomendado a los dominicos Andrés de Santo Domingo y Domingo de Santa Cruz, la provincia de Juli, a evangelizar y predicar la fe en la provincia de Chucuito, esta provincia para ese entonces incluía a los territorios de Moquegua, Tarata y Sama.
LOS PATRONOS DE TACANA
Lo más probable para la designación de los santos patronos fuese consecuencia del establecimiento de las congregaciones religiosas a partir 41
de 1540. La elección de San Pedro como titular de la doctrina de Tacana se pudo deber a dos razones:
Al nombre de un encomendero.
Porque
recordaba
el
nombre
de
un
navío
que
se
salvó
milagrosamente.
Porque el 29 de junio se celebró la primera misa en Tacna por la fiesta de San Pedro.
LA VISITA DE GARCIA DE CASTRO A CHUCUITO
El gobernador de ese entonces, Lope García de Castro puso la mirada en la provincia de Chucuito, que por no tener un encomendero, los tributos iban entregados directamente al rey. Para realizar una correcta expedición y estudio de la zona se debia primeramente conocer la población, los recursos naturales, economía, fauna, vegetación, etc... La visita se dio el 12 de febrero de 1567 y como resultado final se concluyó que debido a su gran altitud y helado clima solo se podía cultivar quinua, papas y cañigua. De donde más se sacó provecho fue de los animales que ofrecían los pobladores del Altiplano como intercambio a los pobladores de la costa, ya que les proveían de carne, cuero y lana, entre estos animales principalmente se tenían a las ovejas y llamas.
LA CATASTROFE DEL FINAL DEL SIGLO
En 1599 la erupción del volcán Huaynaputina hizo creer a todos la idea del fin del mundo, pues según la crónica de Poma de Ayala, detallaba con mucho terror el ambiente que se vivió en ese entonces, manifestaba que el volcán expulsaba bastante ceniza lo que provoco que la región estuviera a oscuras cerca por casi un mes. En Arica los pobladores salían a las calles atemorizados, algunos haciendo penitencia pensando que era el fin del mundo.
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HECHOS IMPORTANTES ACAECIDOS EN LA COLONIA EN LOS SIGLOS 17 Y 18
La palabra Tacna como se escribe en la actualidad fue inserta en documento por primera vez, el 30 de marzo de 1612; así aparece en un documento dirigido a Baltazar López de Segovia, Tenientes de Corregimiento en el pueblo de San Pedro de Tacana de la jurisdicción del puerto de Arica.
Por el año de 1607, Tacna tenía nombrado a su primer Teniente Corregidor, don Juan de Frías. Es digno de mencionar que por su actividad y dinamismo se distinguieron en el Tenentazgo de Tacna, diez Tenientes de Corregidor durante la Colonia.
Los trabajadores indígenas escaseaban por el año 1608 para el trabajo del beneficio y despacho de los azogues de Huancavelica; hubo ocasiones que no encontraban ni 20 indios de 500 que figuraban como habitantes del pueblo.
A principios del siglo 17(1600) Tacna no constituía una ranchería sino un pueblo con Teniente de Corregidor, con iglesia y cura doctrinero y hasta con casas de cantería y adobes.
Por el año de 1612 vinieron 40 indios de Hilabaya y 20n de Tarata y Putina al puerto de Arica en la estación de invierno, como constituía costumbre hacerlo cada año para la confección de izangas para los arriendos
que
acarreaban
el
azogue
de
Oruro
y
Potosí,
permaneciendo en el puerto durante 6 meses.
La primera iglesia parroquial con que conto Tacna fue destruida por el terremoto ocurrido el 16 de setiembre de 1615. Posteriormente, en el año de 1679, la edifico el cura Melchor Méndez de Rueda. Volviese a desplomar reedificándola el cura don Manuel Zenteno. Destroce por tercera vez en el terremoto de la madrugada del 18 de setiembre de 1833, en que tuvo una duración de minuto y medio. 43
Distinguiese por su vocación sacerdotal y fervor religioso desplegado entre su feligresía por el año de 1680 al párroco de Tacna don Melchor Méndez de Rueda.
E l 29 de junio de 1719 se realiza en Tacana un acontecimiento de gran trascendencia: la instalación de las Cajas Reales, siendo su primer Tesorero don Juan Manuel Solórzano y Galarza.
Las cajas Reales se instalaron en casa de propiedad de Dr. Ignacio Cornejo. Recibiendo su apoderado con Francisco Blesson 100 pesos al año por alquileres de la casa.
En Tacana como otros pueblos del Perú, existió en la época del Coloniaje el comercio de los esclavos negros. El 10 de noviembre de 1724 don José de Soto pagó 24 pesos a Don Beltrán Lucero por la alcabala de compra en 600 pesos de una negra con su cría como aparece inserta en documentos de la época.
Por estos años se nombra el primer Encomendero de Sama, don Eustacio Guzmán de la Cueva, construyéndose en Buena Vista una parroquia por orden del Obispo de Arequipa Chávez de la Rosa, bajo la advocación de San Jerónimo.
El terremoto producido el 28 de octubre de 1746 destruyó gran parte de la población. En este sismo, Tacna perdió su iglesia, realizándose a continuación colectas entre feligreses, logrando el año 1755 se inició la construcción del nuevo templo, encontrándose de Párroco, el doctor don Francisco Matienzo.
El nombre del valle de Sama aparece inserto por primera vez en varios documentos por el año de 1661. El 2 de diciembre de este mismo año figura en un documento por finiquitación del pago de 44
alcabalas, se abona la cantidad de 360 pesos por los derechos de la venta del ají cosechado en el valle de Sama por el Alférez Francisco López de Cáceres, Teniente del valle d Sama; este pago se realizó en la Real Caja de Arica.
En los primeros años de la colonia los españoles introdujeron en Tacna el olivo, el trigo, la vid y diversas variedades de árboles frutales. El primer cacique de Tacan, Diego Cachi, en el año de 1586 poseía una rica viña en Tocuco con la apreciable cantidad de 16000 plantas y más.
Por el mes de setiembre de 1767 se internaron en el pueblo de Tacna 60 Jesuitas procedente del Colegio de Oruro por orden del señor Presidente del a Real Audiencia de Lima, para ser deportados a Europa por el puerto de Ilo; uno de ellos falleció en Tacna.
En el terremoto del año 1615 que asoló la región del Sur del Perú, en Tacna fue destruida su iglesia y las casas de adobe y cantería fueron arrasadas sin quedar parada una sola piedra.
El primero Corregidor de Arica que visita Tacna por asuntos concernientes al servicio fue don Antonio Beltrán de Guevara. En comunicación dirigida por éste al Teniente de Corregidor don Baltazar Lòpez de Segovia le comunica que espera la llegada del navío que conduce el azogue y que: “Serán necesarios 36 indios para el desembarque d este mineral” que deben estar listos para ser enviados al puerto de Arica.
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DE LA COLONIA A LA INDEPENDENCIA LA CRISIS COLONIAL En el siglo XVIII, se produjo una gran crisis en corona española. La crisis se extendió también a las actividades productivas con el agotamiento de los minerales y azogue, En 1776 gobernaba en España Carlos III, que con su pensamiento se había propuesto en sacar dela crisis a España por lo que promulgo el aumento de los impuestos.
LA REBELION DE TUPAC AMARU El 4 de noviembre de 1780, Túpac Amaru apresó al corregidor Antonio de Arriaga y lo obligó a entregarle dinero, armas y animales. Seis días después de su captura lo mandó a ejecutar públicamente. Esta noticia llegó al Cusco, lo que hizo que el corregidor de esa ciudad organice una defensa e informara a Lima de la situación. El movimiento siguió creciendo, y las filas de ambos bandos se engrosaron. El 18 de noviembre de 1780 se enfrentaron en Sangarará (Cusco), donde triunfaron los rebeldes. Pese a ello y luego de varias luchas, las tropas represoras enviadas desde Lima por el virrey Jáuregui derrotaron y capturaron a Túpac Amaru II el 5 de abril de 1781, condenándolo a muerte. El 18 de 1781 mayo intentaron descuartizarlo vivo en medio de la plaza del Cusco pero no pudieron; por ello, lo decapitaron poniendo fin a su vida y a la rebelión indígena, que marcó una etapa importante en la historia peruana
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INSURRECCIONES DE TACNA EL LEVANTAMIENTO DE ZELA-1811 Francisco Antonio de Zela fue notable por realizar el primer levantamiento por la libertad en la ciudad de Tacna, el 20 de junio de 1811, como primer intento de la Independencia del Perú. Francisco Antonio de Zela fue apoyado por un grupo de criollos, mestizos e indios, entre ellos los caciques de Tacna Toribio Ara y su hijo José Rosa Ara además del cacique de Tarata Ramón Copaja. Recibe el título de Comandante Militar de la Unión Americana.La rebelión de Tacna estaba en estrecho contacto con la revolución de Argentina, iniciada en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Zela enarboló una bandera con colores azul y blanco a cuatro campos triangulares y similares a la bandera de la Junta Suprema de Buenos Aires.[1] Los argentinos enviaron un ejército (Ejército del Norte) a Charcas (Bolivia), bajo el mando del general Antonio González Balcarce y el abogado Juan José Castelli. De allí enviaron proclamaciones a varias ciudades del Perú, invitándolos a que las sigan en la revolución. La ciudad de Tacna fue la primera en responder bajo la dirección de Francisco Antonio de Zela, ocupando el cuartel de caballería Regimiento Dragones del Rey. Pero el mismo 20 de junio las fuerzas virreinales derrotaron al Ejército del Norte en la Batalla de Guaqui, al borde del Lago Titicaca, y Francisco Antonio de Zela nunca recibió la ayuda necesaria. Mientras en Tacna logra tomar el regimiento de Dragones del Rey estableciendo por escasos tres días un estado libre. Cuando llegan las terribles noticias, causaron un problema en la moral de las tropas de Francisco Antonio De Zela y consecuentemente, fueron derrotados por los españoles. Capturaron a los líderes principales de la rebelión, entre ellos Francisco Antonio de Zela. Fue condenado al destierro y prisión por 10 años en Chagres (Panamá).
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EL LEVANTAMIENTO DE PAILLARDELLI-1813 La Rebelión de Tacna de 1813, conocida también como la Segunda revuelta de Tacna, fue una insurrección independentista que estalló el 3 de octubre de 1813 en Tacna. Fue acaudillada por los hermanos Enrique y Juan Francisco Paillardelli, el alcalde Manuel Calderón de la Barca, entre otros patriotas, y contó con el apoyo del cusqueño Julián Peñaranda. Esta rebelión, al igual que su antecedente, la insurrección de Tacna de 1811, se puso en relación con los revolucionarios argentinos, que en 1813 invadieron por segunda vez el Alto Perú, esta vez bajo el mando del general Manuel Belgrano. Tras la toma de Tacna, los patriotas marcharon a Moquegua con dirección a Arequipa, pero fueron derrotados por los realistas en la batalla Camiara (31 de octubre de 1813). La noticia de la derrota de los argentinos en Vilcapuquio acabó con las esperanzas de recibir apoyo exterior y los patriotas tacneños se dispersaron. Los hermanos Paillardelli pasaron al Alto Perú, donde se reunieron con los restos de la expedición de Belgrano en Argentina
EL LEVANTAMIENTO DE MILLER EN 1821 La lucha por la Independencia del Perú unió a criollos e indios. También a esclavos. Ese es el caso de Ildefonso, quien, cuando el general inglés Guillermo Miller quiso reducirlo a ser un ayudante de cobertizo, protestó y pidió ir junto a él y enrolarse al Ejército Libertador San Martín. Luchar por la patria era el norte. En ese propósito, Tacna no había claudicado en lograr la Independencia del Perú, pues, como se recordará, en junio 1811, Francisco de Zela había dado el “primer grito de libertad”. Esa convicción estaba siempre en alza. Como describe el historiador Luis Cavagnaro en Materiales para la historia de Tacna (2007), a comienzos de mayo de 1821, el almirante Cochrane y el mariscal Guillermo Miller se desplazaban entre Arica y Tacna con cierta facilidad ante el repliegue de los realistas, aunque estos últimos intentarían luego un contraataque.
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Mientras
tanto,
también
Miller
recibía
información
completa
del
desplazamiento de las fuerzas realistas a través de una red de pobladores informantes
que
apoyaban
la
causa
independentista.
Ante
tales
revelaciones, Miller envió una misiva a San Martín el 20 de mayo de 1821 dando cuenta de tales hechos. Miller dio cuenta de que, si quería evitar ser vencido por los realistas, tendría que tomar la iniciativa y pasar de atacado a atacante, teniendo que impedir la unión de las tres fuerzas enemigas. Ante ello ordenó salir de Tacna con dirección al norte con el propósito de detener a la columna de La Hera, cuyo éxito dependería de la rapidez de las maniobras independentistas. El 20 de mayo, los patriotas arribaron al poblado de Buena Vista, ubicado cerca del río Sama. Allí Miller es notificado que La Hera ya estaba en Mirave junto con Rivero. Ante ello, el jefe patriota ordenó acelerar la marcha para caer sobre los realistas en Mirave, antes de que fuera reforzada por las otras dos restantes (Guerona y Centro). El 21 al anochecer, los patriotas se ubicaron en las alturas que forman la vertiente meridional del río Locumba y que dominan la población de Mirave por el sur. Horas después, los patriotas bajaron al valle y se ubicaron en la margen meridional de dicho río. Algunos soldados patriotas que hacían reconocimiento al otro lado del río se encontraron con un grupo de realistas que pasteaban sus caballos por la zona, generándose un tiroteo donde hicieron prisioneros a un teniente y dos soldados realistas, quienes brindaron información a Miller. Esa noche, La Hera estaba junto con Rivero, quien se había adelantado a sus tropas provenientes de Puno. La Hera preocupado por los disparos, ordenaría a Rivero retornar a Curibaya para dar alcance a su columna y retornar con ellos a Mirave. La Hera dispuso también que se guarneciera con una pequeña avanzada en la margen del río que este ocupaba, mientras colocaba el núcleo principal de sus fuerzas mirando al sur, en una reducida explanada que se halla sobre una loma de fácil acceso, dominando el pueblo. Dicha llanura estaba cortada por una pendiente por su lado occidental, la que cumpliría un papel importante durante la batalla 49
Antes de que saliera el sol aquel 22 de mayo, Miller ordenó cruzar el río Locumba, atemorizando a los realistas que se defendían con “cohetes a la congreve’’ Cruzando la margen ocupada por los realistas, los patriotas se ubicaron a medio tiro de fusil de los hombres de La Hera. Los patriotas disponían de 310 infantes, 70 jinetes y 60 montoneros (varios de ellos tacneños) quienes atacaron a los 290 realistas, atacando intensamente su flanco izquierdo a fin de formar una cuña desde el comienzo y bloquear así el encuentro de las fuerzas de La Hera con la de Rivero. El contundente ataque patriota solo duraría quince minutos, pues lograron rodear y empujar a los realistas hacía el barranco llamado el “Ahorcado”. Los que no pudieron escapar tuvieron que rendirse. Los realistas tuvieron aproximadamente 160 bajas y los patriotas sumaron solo 25 bajas, entre muertos y heridos, además de apoderarse de casi 400 mulas del enemigo. Mientras que la fuerza de La Hera era destrozada, Rivero reaparecía cerca de Mirave por la quebrada del río Curibaya, quien, al intentar cruzarlo, fue recibido por tiros y “cohetes” capturados por los patriotas. Comprendiendo que había llegado tarde, Rivero no tuvo opción que irse a Moquegua. De esta manera la iniciativa patriota alcanzó la victoria en Mirave.
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BIBLIOGRAFIA
Cavagnaro Orellana L (2007), “Materiales para la historia de Tacna”-Tacna.
Cavagnaro Orellana L, et al, (2008) “Nueva Historia general de Tacna”-Tacna
Choque Alanoca E. (2015) ‘Historia de Tacna, una síntesis histórica de sus pueblos’’
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