Juventudes Anarquistas de León
número1, Otoño de 2008
GERMINAL LIBERTARIO suplemento 1, Noviembre de 2008; 0,50 céntimos
GERMINAL LIBERTARIO
Ó RG AN O D E EX PRES I ÓN D E L AS J UVEN T UD ES ANARQ UI S T AS D E LEÓ N
Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas
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MONOGRÁFICO SOBRE ANARQUISMO EN EL ESTADO FRANCÉS SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA, Etienne La Botie (3) LA TEORÍA DE LA PROPIEDAD EN PROUDHON, Angel J. Cappelletti (5) EVOLUCIÓN, REVOLUCIÓN Y ANARQUISMO, Eliseè Reclùs (8) LA ANARQUÍA, Sebastian Faurè (10) EL CENTRALISMO ESTATISTA, Gaston Leval (12) LA VIGILANCIA JERÁRQUICA, Michael Foucault (14) 1
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EDITORIAL Hemos decidido dedicar este primer número monográfico al Anarquismo en el Estado francés. La traducción del artículo Albert Camus y los anarquistas, aparecido en el primer número de Germinal Libertario (otoño de 2008), nos llevó a profundizar en el Anarquismo en Francia durante mediados del siglo XX y los diferentes aspectos de aquel momento, desde Gaston Leval al surrealismo, desde Sastre hasta Michael Foucault (la traducción al artículo Los Surrealistas y el Anarquismo, Organise! número 44 se encuentra en la versión digital del Suplemento, germinallibertario.blogspot.com). Este estudio nos hizo comprender que era demasiado complicado realizar un Monográfico sobre el tema sin caer en los movimientos vanguardistas que pulularon cercanamente al Anarquismo, todo ello hace a esta época un poco convulsa y difusa en cuanto a la idea anarquista. Nuestra pretensión es difundir el ideal ácrata y encontramos que los mejores escritos libertarios en Francia no se entroncan específicamente en la época de Camus; sino desde un siglo antes con autores como Elisee Reclus o Sebastián Faure. Pero tampoco creemos que más allá de ellos no exista nada, por eso hemos repasado muy someramente la historia anarquista francesa y hemos retomado textos desde Etienne La Boetie hasta Michael Foucault, lo que supone más de medio milenio de Historia.
Salud y Anarquía
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Para evitar un uso sexista del lenguaje, las marcas de género (-o, -a) han sido sustituidas por una marca de género neutro e, facilitando un uso no sexista del idioma, tanto escrito como hablado. Los artículos no son responsabilidad de las Juventudes Anarquistas de León, a no ser que vayan firmados como tal, sino de quien los escribe; Germinal Libertario pretende ser una publicación abierta a la difusión y debate del ideario anarquista.
Anarquismo y Organización de Rudolf Rocker. Anarquismo y Federalismo de Juan Gómez Casas.
PRÓXIMAMENTE: Nacionalismo y Anarquismo, SU de Irún CNT-AIT, 1979.
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SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA Etienne la Boetie Etienne la Boetie nace en Francia en 1530 y muere en 1563. El único texto que se le atribuye es “Discurso sobre la servidumbre voluntaria” o “Contra el Uno”. El escrito trata de buscar las condiciones que permiten a uno sólo gobernar y someter a muchos, una de las principales razones que encontró fue la manipulación de la educación de los poderosos para hacer olvidar el don de la libertad. El texto surgió motivado por la Revuelta de la Gabela (impuesto sobre la sal) en Bordeaux, el pueblo asesinó al director general de la gabela y a dos oficiales; el Gobierno en respuesta ejecutó a ciento cuarenta personas.
desgracia, tanta ruina ni proviene de muchos enemigos, sino de un único enemigo, aquél a quien vosotros mismos habéis convertido en lo que es, por quien hacéis con tanto valor la guerra y por cuya grandeza os jugáis constantemente la vida en ella. No obstante, ese amo no tiene más que dos ojos, dos manos, un cuerpo, nada que no tenga el último de los hombres que habitan e nuestras ciudades. De lo único que dispone además de los seres humanos es de un corazón desleal y de los medios que vosotros mismos le brindáis para destruiros. ¿De dónde ha sacado tantos ojos para espiaros si no de vosotros mismos? Los pies con los que recorre vuestras ciudades, ¿acaso no son también los vuestros? ¿Cómo se atrevería a imponerse a vosotros si no gracias a vosotros? ¿Qué mal podría causaros si no contara con vuestro acuerdo? ¿Qué daño podría haceros si vosotros mismos no encubriérais al ladrón que os roba, cómplices del asesino que os extermina y traidores de vuestra condición? Sembráis vuestros campos para que él los arrase, amuebláis y llenáis vuestras casas de adornos para abastecer sus saqueos, educáis a vuestras hijas para él tenga con quien saciar su lujuria, alimentáis a vuestros hijos para que él los convierta en soldados (y aún deberán alegrarse de ello) destinados a la carnicería de la guerra, o bien para convertirlos en ministros de su codicia o en ejecutores de sus venganzas. Os matáis de fatiga para que él pueda remilgarse en sus riquezas y arrenallarse en sus sucios y viles placeres. Os debilitáis para que él sea más fuerte y más duro, así como para que os mantenga a raya más fácilmente.. Podrías liberaros de semejantes humillaciones -que ni los animales soportarían- sin siquiera intentar hacerlo, únicamente queriendo hacerlo. Decidíos, pues, a dejar de servir, y seréis hombres libres. No pretendo que os enfrentéis a él, o que lo tambaleéis, sino simplemente que dejéis de sostenerlo. Entonces vereéis cómo, cual un gran coloso privado de la base que lo sostiene, se desplomará y se romperá por sí solo.
Para obtener el bien que desea, el hombre emprendedor no teme el peligro, ni el trabajador sus penas. Sólo los cobardes, y los que ya están embrutecidos, no saben soportar el mal, ni obtener el bien con el que se limitan a soñar. La energía de ambicionara ese bien les es arrebatada por su propia cobardía; no les queda más que soñar con poseerlo. Ese deseo, esa voluntad innata, propia de cuerdos y locos, de valientes y cobardes, les hace ansiar todo aquello cuya posesión les hará sentirse felices y satisfechos. Hay, no obstante, una cosa, una sola, que los hombres, no sé por qué, no tiene siquiera la fuerza de desear: la libertad, ese bien tan grande y placentero cuya carencia causa todos los males; sin la libertad todos los demás bienes corrompidos por la práctica cotidiana de la servidumbre pierden por completo su gusto y su sabor. Los hombres sólo desdeñan, al parecer, la libertad, porque, de lo contrario, si la desearan realmente, la tendrían. Actúan como si se negara a conquistar tan precioso bien únicamente porque se trata de una empresa demasiado fácil. ¡Pobres miserables gentes, pueblos insensatos, naciones obstinadas en vuestro propio mal y a ciegas a vuestro bien! Dejáis que os arrebaten, ante vuestras mismas narices, la mejor y mas clara de vuestras rentas, que saqueen vuestros campos, que invadan vuestras casas, que las despojen de los viejos muebles de vuestros antepasados. Vivís de tal suerte que ya no podéis vanagloriaros de que lo vuestro os pertenece. Es como si considerárais ya una gran suerte el que os dejen tan solo la mitad de vuestros bienes, de vuestras familias y de vuestras vidas. Y tanto desastre, tanta
...Nadie se lamenta de no tener lo que jamás tuvo, y el pesar no viene jamás sino después del placer y consiste siempre en el conocimiento del mal opuesto al recuerdo de la alegría pasada. La naturaleza del hombre es ser libre y querer serlo. 3
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GERMINAL LIBERTARIO Pero también su naturaleza es tal que, de una forma natural, por elevado que sea el número de fieles a la libertad, su celo se inclina hacia donde le lleva su educación. y el amor que le prodigan permanece pese a todo su efecto porque no logran entenderse entre ellos. Las libertad de Digamos, pues, que en el hombre, todas las cosas son actuar, hablar y de pensar les está casi totalmente vetada naturales, tanto si se cría con ellas como si acostumbra a con el tirano y permanecen aislados por completo en sus ellas. Pero solo le es innato aquello a lo que su naturaleza, fantasías. en estado puro y no alterada, le conduce. Así pues, la primera razón de la servidumbre voluntaria es la (...) Pero esa astucia de los tiranos, que consiste en costumbre, al igual que las mas bravos caballos rabones embrutecer a sus súbditos, jamás quedó tan evidente como (caballos de crín y orejas cortadas) que, al principio, en lo que Ciro hizo a los lidios, tras apoderarse de Sardes, muerden el freno que, luego, deja de molestarlos y que, si capital de Lidia, al apresar a Creso, el rico monarca y antes coceaban al notar la silla de montar, después hacen hacerlo prisionero. Le llevaron la noticia de que los alarde los arneses y, orgullosos, se pavonean bajo la habitantes de Sardes se habían sublevado. Los habría armadura. Se dice que ciertos hombres han estado siempre aplastado sin dificultad inmediatamente; sin embargo, al no sometidos y que sus padres ya vivieron así. Pues bien, estos querer saquear tan bella ciudad, ni verse obligado a piensan que les corresponde soportar el mal, se dejan mantener un ejército para imponer el orden, se le ocurrió embaucar y, con el tiempo, eran ellos mismos las bases de una gran idea para apoderarse de ella: montó burdeles, quienes les tiranizan. Pero el tiempo jamás otorga el tabernas y juegos públicos, y ordenó que los ciudadanos de derecho de hacer el mal, aumenta por el contrario la ofensa. Sardes hicieran uso libremente de ellos. Esta iniciativa dio Siempre aparecen algunos, más orgullosos y más inspirados tan buen resultado que jamás hubo ya que atacar a los lidios que otros, quienes sostienen el peso del yugo y no pueden por la fuerza de la espada. Estas pobres y miserables gentes evitar sacudírselo, quienes jamás se dejan domesticar, ante se distrajeron de su objetivo, entregándose a todo tipo de la sumisión y quienes, al igual que Ulises, a quien nadie ni juegos; tanto es así que de ahí proviene la palabra latina nada detuvo hasta volver a su casa, no pueden dejar de (para los que nosotros llamamos pasatiempos). Ludi que, a pensar en sus privilegios naturales y recordar a sus su vez, proviene de Lydi. No todos los tiranos han expresado predecesores y su estado original. Son estos los que, al con tal énfasis, su deseo de corromper a sus súbditos. Pero tener la mente despejada y el espíritu clarividente, no se lo cierto es que lo que éste ordenó tan formalmente, la contenta, como el populacho, con ver la tierra que pisan, sin mayoría de los otros han hecho ocultamente. Y hay que mirar hacia adelante ni hacia atrás. Recuerdan también las reconocer que esta es la tendencia natural del pueblo, que cosas pasadas para juzgar las del porvenir y ponderar las suele ser más numeroso en las ciudades; desconfía de quien presentes. Son los que, al tener de por si la mente bien le ama y confía en quien lo engaña. No creáis que ningún estructurada, se han cuidado de pulirla mediante el estudio pájaro cae con mayor facilidad en la trampa, ni pez alguno y el saber. Esto, aun cuando la libertad se hubiese perdido muerde tan rápidamente el anzuelo como esos pueblos que irremediablemente, la imaginarían, la sentirían en su se dejan atraer con tanta facilidad y llevar a la servidumbre espíritu, hasta gozarían de ella y seguirían odiando la por un simple halago, o una pequeña golosina. Es realmente servidumbre por más y mejor que se le encubriera. sorprendente ver cómo se dejan ir tan aprisa por poco que se les dé coba. Los tragos, los juegos, las farsas, los El Gran Turco se dio cuenta de que los libros y la sana espectáculos, los gladiadores, los animales exóticos, las doctrina proporciona a los hombres más que cualquier otra medallas, las grandes exhibiciones y otras drogas eran para cosa, el sentido de su dignidad como personas y el odio por los pueblos antiguos los cebos de la servidumbre, el precio la tiranía, de modo que no tiene en sus tierras a muchos de su libertad, los instrumentos de la tiranía. sabios, ni tampoco los solicita. Y, en cualquier otro lugar,
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LA TEORÍA DE LA PROPIEDAD EN PROUDHON Angel J. Cappelletti Pierre Joseph Proudhon nace en Francia en 1809 y muere en 1865. Sus obras más conocidas son ¿Qué es la Propiedad? (1840), Filosofía de la Miseria (1846) y El principio federativo (1863). Es considerado uno de los primeros teóricos del anarquismo.
La definición de propiedad que da el derecho romano (a la cual se reducen también las que encontramos en la “Declaración de los derechos del hombre” y en el “Código” napoleónico) es: ius utendi et abutendi re sua, quatenus iuris ratio patitur (derecho de usar y de abusar de una cosa suya, en cuanto lo tolera la razón del derecho). Se ha pretendido explicar el término «abutendi» (de abusar) diciendo que expresa sólo el dominio absoluto, pero no el abuso inmoral. Lo cierto es, dice Proudhon, que en materia de propiedad uso y abuso necesariamente se confunden. Para él, como veremos enseguida, en la noción misma de «propiedad» está implicada la idea del «abuso». En efecto, el eje sobre el cual gira la crítica proudhoniana de la propiedad está en su particular interpretación de la distinción (por lo demás, corriente en el derecho civil) entre propiedad pura y simple (nuda propiedad) y posesión. Al llevar hasta sus últimas consecuencias la oposición entre ambos conceptos, encuentra la clave crítico-sistemática de toda su doctrina socialista.
La revolución de 1789 consagró tres principios, como concreción de su idea de justicia: 1) la soberanía de la voluntad humana, 2) la desigualdad de rangos y fortunas, y 3) la propiedad. Se trata de averiguar si dichos principios están o no de acuerdo con la noción primitiva y originaria de lo justo; si constituye una deducción necesaria, que se manifiesta de diferentes maneras según las circunstancias, o si, por el contrario, son el mero producto de una lamentable asociación de ideas. «¿La autoridad del hombre sobre el hombre es justa? Todo el mundo responde: No; la autoridad del hombre sobre el hombre no es más que la autoridad de la ley, la cual debe ser justicia y verdad. La voluntad privada no cuenta para nada en el gobierno, que se reduce, por una parte, a descubrir lo que es verdadero y justo, para hacer la ley; por otra, a supervisar la ejecución de la ley... ¿La desigualdad política y civil es justa? Unos responde sí; otros, no... ¿La propiedad es justa? Todo el mundo responde sin vacilar: Sí, la propiedad es justa». Ahora bien, dice Proudhon, ateniéndose a la última cuestión planteada, en la cual se resumen las otras dos, todos los argumentos excogitados para defender la propiedad concluyen siempre y necesariamente en la igualdad, es decir, en la negación de la propiedad. Con una dialéctica muy característica, intenta demostrar que los razonamientos de sus adversarios prueban precisamente lo contrario de lo que pretenden. Si quieren probar que el derecho de propiedad se funda en la ocupación, Proudhon demostrará que el mismo derecho de ocupación impide la propiedad; si desean basar la propiedad sobre el trabajo y el talento, él hará ver que el derecho que confiere el trabajo y el talento destruye justamente la propiedad. La propiedad puede manifestarse para él como un accidente, pero es matemáticamente imposible, y si se tiene en cuenta su origen, fácil será pronosticar su próxima desaparición.
En una casa hoy un propietario y un poseedor, que es quien la habita (el inquilino). Trasladando el ejemplo al terreno sexual, puede decirse que el marido de una mujer tiene la propiedad de la misma, mientras el amante la posesión. En términos generales, la propiedad implica un dominio absoluto y total, que alcanza al ser mismo y a la sustancia de la cosa; la posesión, en cambio, supone sólo el uso, tiene un carácter relativo y no se ejerce sino sobre los accidentes del objeto. La propiedad es perpetua; la posesión temporal. La propiedad, erigida en principio fundamental, deriva hacia una concepción absolutista de la sociedad; la posesión, considerada como norma, conduce, en cambio, a una visión libertaria de la convivencia humana. En la famosa “Declaración de los derechos del hombre”, surgida de la revolución francesa, se consideran como derechos naturales e imprescriptibles la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad. Para Proudhon la libertad es, sin duda, un derecho absoluto, porque constituye una condición sine qua non de la existencia humana. La igualdad lo es también, porque sin ella no hay sociedad. La seguridad debe 5
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GERMINAL LIBERTARIO asimismo ser reconocida como tal, porque a los ojos de todo privada. Como dice muy bien Bernard Voyenne, para hombre la propia vida y la propia libertad resultan tan Proudhon, «entre la propiedad y el poder hay vínculos preciosas como la de otro hombre cualquiera. Pero la constantes. Poseer es la fuente del poder y, viceversa, el que propiedad, adorada por todos, no es, de hecho, reconocida es dueño de la propiedad dirige, al garantizarlo, el reparto de por nadie: leyes, costumbres, conciencia pública y privada, bienes». todo conspira a su muerte y a su ruina. Basta tener en cuenta el significado de los impuestos proporcionales que, desde el La propiedad es fundamentada por muchos filósofos y punto de vista del derecho absoluto de propiedad, economistas en el derecho de ocupación o del primer constituyen una verdadera violación de la justicia. ocupante, el cual deriva de la posesión actual y efectiva de la cosa. Ahora bien, tal derecho (arguye Proudhon) sólo puede «La conspiración contra la propiedad es general, es flagrante, considerarse legítimo en la medida en que es recíproco, esto anima a todos los espíritus e inspira todas nuestras leyes; es, en la medida en que cada hombre lo reconoce en todos vive en el fondo de todas las teorías». En realidad, se trata de los demás. Cicerón, en el pasaje más filosófico que la una conspiración instintiva que se manifiesta en todas partes, antigüedad nos ha legado sobre el tema, compara la tierra desde las legislaciones antiguas (egipcios, judíos, Minos, con un amplio teatro que es común a todos los habitantes de Licurgo, pitagóricos y terapeutas) hasta los modernos la ciudad, pero en el cual cada uno ocupa un lugar que puede economistas (J. B. Say, Blanqui), legistas (Rossi) y financistas considerar suyo. Se trata, evidentemente, de un lugar (saint-simonianos, fourieristas) (“Deuxième Avertissement «poseído» pero no «apropiado». Tal comparación -concluye aux propriétaires”). La propiedad viene a ser un derecho que Proudhon con agudeza- anula la propiedad y supone la se establece al margen de la sociedad y contra ella, un igualdad. «¿Puedo yo acaso en un teatro -se pregunta- ocupar verdadero derecho antisocial: «Propiedad y sociedad son dos simultáneamente un lugar en la platea, otro en los palcos y cosas que se rechazan invenciblemente entre sí: es tan un tercero en las galerías? No, a menos de tener tres cuerpos, imposible asociar a dos propietarios como unir dos imanes como Gerión, o de existir al mismo tiempo en diferentes por sus polos semejantes. Es preciso que perezca la sociedad lugares, como se cuenta del mago Apolonio». Así, el axioma o que ella dé muerte a la propiedad». De hecho, la segunda ciceroniano «suum quidque cuiusque sit», significa, para alternativa está abriéndose paso por doquiera: «La propiedad Proudhon, que nadie tiene derecho más que a lo que es es mala, pero la propiedad se destruye; tal es, bajo la mano suficiente o, en otros términos, que a cada uno nos de la Providencia, la ley universal de las cosas humanas: corresponde no lo que podemos poseer, sino lo que tenemos delito y pena, acción y reacción». Y, sin duda, Proudhon se derecho a poseer. ¿Y qué es (se dirá) lo que tenemos derecho propone colaborar con la Providencia cuando en una carta a a poseer? «Lo que es suficiente para nuestro trabajo y para su amigo Ackermann, expone el 12 de febrero de 1840 su nuestro consumo», contestará Proudhon. Como la ocupación programa de lucha: «Es preciso que yo mate en un duelo sin debe considerarse, según lo dicho, una pura permisión o cuartel a la desigualdad y la propiedad». tolerancia, si la tolerancia es mutua (y no puede dejar de serlo, sin evidente injusticia), las posesiones deben ser A los ojos de Bonaparte, que para Proudhon, era «el hombre siempre iguales. Un filósofo del derecho, Grocio, explica el más personalista y voluntarioso que nunca existió», «la origen de la propiedad privada diciendo que todos los bienes propiedad debía ser el primero de los derechos así como la eran al principio comunes, pero que la guerra y la conquista sumisión a la autoridad era el más santo de los deberes». primero y los tratados después originaron la división del Ahora bien, esta frase del déspota militar nos dará la clave patrimonio colectivo entre los individuos. «Pero, o tales del pensamiento de ese «Espartaco de la inteligencia» que fue tratados establecieron partes iguales (para todos), de acuerdo Proudhon: El dominio sobre los hombres (la soberanía) es con la comunidad originaria, única regla de distribución que siempre paralelo al dominio sobre las cosas (la propiedad) y los primeros hombres podrían conocer, única forma de resulta muy significativo que quien quiso construir un justicia que podían concebir, y entonces se vuelve a Imperio universal se erigiera en campeón de la propiedad presentar la cuestión inicial: ¿cómo un poco más tarde 6
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GERMINAL LIBERTARIO que parece también muy acorde con el pitagorismo- ¿cómo habrá de serlo de lo que lo rodea? Que use en buena hora las cosas de la naturaleza, pero que renuncie a la pretensión de apropiárselas y que tenga siempre presente que el título de «propietario» no se le atribuye sino por metáfora. Destutt de Tracy confunde, pues, según Proudhon, los bienes exteriores (de la naturaleza o del arte) con las potencias o facultades del hombre, y llama a unos y otras «propiedades». Confunde podría decirse- el tener con el ser. Ecléctico Cousin, pontífice de la filosofía académica de la época, y el famoso jurisconsulto Pothier, quien parece creer que la propiedad, como la realeza, es una institución de derecho divino, son también objeto de las refutaciones de Proudhon. Según él, los hombres vivían al principio en una comunidad, positiva o negativa. No había allí, por tanto, propiedad, ya que ni siquiera había posesión privada. Después, ante la necesidad de acrecentar la producción, se convino en que el trabajador sería el único propietario del fruto de su trabajo, lo cual supone una convención declaratoria de que, en adelante, nadie podría vivir sin trabajar. Para obtener igualdad de bienes se necesitaba, según esto, igual trabajo, y para lograr igual trabajo era indispensable contar con iguales medios de producción. Quienquiera que se apoderara, por la fuerza o por la astucia, del producto del trabajo ajeno, se colocaba fuera de la ley, por violar el principio de igualdad. Asimismo, cualquiera que, so pretexto de producir más, acaparara los medios de producción, atentaba contra la igualdad y contra la ley. La igualdad constituía, en efecto, la expresión del derecho, y quien no la respetaba cometía una injusticia. En este momento nació la posesión privada, el derecho al producto del propio trabajo, pero de ninguna manera todavía el derecho a la tierra, es decir, a los medios de producción. Así lo comprendieron los antiguos árabes, y, según el testimonio de César y de Tácito, también los primitivos germanos. El salto ilegítimo se produjo cuando la mera posesión del suelo se convirtió en propiedad o derecho absoluto sobre la tierra. ¿Cómo un reparto, realizado simplemente para facilitar la explotación y el trabajo, se pregunta Proudhon, podría haber fundado un derecho transmisible de propiedad para cada uno sobre una cosa sobre la cual todos tenían un inalienable derecho de posesión y de uso? Es claro que no puede haber transaciones -dice- en torno a un derecho natural.
desapareció la igualdad?, o bien esos tratados y contratos fueron impuestos por la fuerza y aceptados por la debilidad, y en tal caso son nulos, el consentimiento de la sociedad no los convalida, y vivimos en un estado permanente de iniquidad y de fraude», replica con férrea lógica Proudhon. Otros filósofos contemporáneos proponen fundamentaciones un tanto más sutiles de la propiedad. Entre ellos el defensor del «common sense», Reid y el ideólogo Destutt de Tracy. Según éste último, el fundamento de la propiedad ha de buscarse en la personalidad misma del hombre. Ante tal explicación, más apta quizás para seducir a un espíritu filosófico que todas las otras, Proudhon no deja de señalar la confusión en la cual se basa, a saber, la ilegítima identificación de todo cuanto el hombre puede y suele llamar «mío» con la persona misma. Gracias a ella llegó el hombre a considerar las cosas que usaba como su propiedad, es decir, como una parte de sí mismo, como un miembro de su cuerpo, como una facultad de su alma. Proudhon rechaza con vigor este patológico antropocentrismo. En él, según bien lo ha señalado De Lubac, el culto de la humanidad, tan común entre los socialistas de la época, es remplazado por el culto de la justicia, como armonía que trasciende al hombre y que hace posible precisamente la existencia humana. Si el hombre no es dueño de sí mismo -dice con un tono ascético 7
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EVOLUCIÓN, REVOLUCIÓN Y ANARQUISMO ELISEÈ RECLÙS La situación es horrorosa, pero una inmensa evolución se ha realizado anunciando la próxima revolución. Esta evolución ha puesto de manifiesto a la ciencia económica que, profetizando la falta de medios de subsistencia y la muerte inevitable de los desheredados, ha descubierto que la humanidad que sufre y pasaba como pobre hasta hace poco tiempo es poseedora de inmensas riquezas: el ideal de pan para todos no es una utopía. La Tierra es suficientemente vasta para abrigarnos a todos en su seno y bastante rica para dar la vida en la abundancia; produce mieses suficientes para que todos tengamos qué comer, plantas fibrosas para que podamos ir vestidos todos los humanos, y piedra y cal abundantes para que cada cual tenga su casa. Tal es el hecho económico en toda su simplicidad. No sólo que la tierra produce lo suficiente para vivir cuantos la habitan, sino que puede doblar el consumo de éstos. Y ello sin que la ciencia intervenga para hacer salir a la agricultura de sus procedimientos empíricos y poner a su servicio todos los recursos de que disponen actualmente la física, la química, la meteorología y la mecánica. En la gran familia humana el hambre no sólo es el resultado de un crimen colectivo; es además un absurdo, puesto que los productos exceden dos veces a las necesidades del consumo. Todo el arte actual de la repartición, tal cual hoy se entiende, entregado al capricho individual y a la competencia desenfrenada de especuladores y comerciantes, consiste en elevar los precios, retirando de la circulación los productos comprados casi por nada para venderlos luego encarecidos. Por esto sucede que no sólo se vende a precios elevados, sino que con ese vaivén los productos se corrompen, se pierden, perjudican la salud y la vida de la humanidad.
para encarecer sus artículos. Sea como fuere, el hecho de que hay exceso de productos es cosa probada hasta la saciedad. ¿Por qué, pues, los señores economistas no consignan esta verdad en sus manuales de estadística? ¿Por qué hemos de ser nosotros, los revolucionarios, quienes lo hemos de decir? ¿Cómo explicar que los obreros sin cultura, conversando después del trabajo diario, demuestren saber más sobre el particular que los profesores más sabios de la Escuela de Ciencias Morales y Políticas? ¡Es acaso preciso convenir en que el amor al estudio no es entre los sabios verídico ni sincero? Habiendo justificado plenamente la evolución económica contemporánea en nuestra reivindicación del pan, nos resta saber ahora si nos justifica igualmente en otra aspiración de nuestro ideal: la reivindicación de nuestra libertad. El hombre no vive de pan solamente, dice un viejo proverbio que continuará siendo siempre verdadero a menos que el ser humano regrese al estado puramente vegetativo; ¿pero qué sustancia alimenticia indispensable es ésta además de la del pan? La Iglesia nos ha predicado que es la palabra de Dios, y el Estado, que la obediencia a las leyes. Este alimento que desarrolla la mentalidad y la moralidad es el fruto de la ciencia, del bien y del mal; fruto del que los mitos de los hebreos y de todas las religiones que de éstos derivan, nos privan como alimento altamente funesto, como veneno moral viciando todas las cosas y condenando hasta la tercera generación a los descendientes de quienes lo han gustado. ¡Aprender! He aquí un crimen según la Iglesia y el Estado, pese a la opinión contraria de ciertos sacerdotes y agentes del gobierno que, involuntariamente, son gérmenes de herejía.
Los pobres andrajosos que pasan por delante de los grandes y pequeños almacenes saben por experiencia propia que la riqueza social es suficiente para que nadie carezca de lo necesario. Por todas partes se ven ropas de sobra para abrigar su cuerpo, zapatos en demasía para calzar sus pies, frutas sabrosas y bebidas tonificantes para restaurar su estómago. Todo está en abundancia, y mientras que errantes dan vueltas por las calles mirando con ojos hambrientos cuanto los rodea, el comerciante piensa cómo se las arreglará
Aprender es, al contrario, la virtud por excelencia del individuo libre, emancipado de toda tutela autoritaria, tanto divina como humana. Y esta virtud rechaza, lo mismo que a la Iglesia y al Estado, a todos los que en nombre de una Razón suprema se arrogan el derecho de pensar y hablar por los demás y a los que, por voluntad del Estado, imponen leyes y una pretendida moral exterior, reglamentada y definitiva. Así, pues, el hombre que quiere desenvolverse y 8
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GERMINAL LIBERTARIO ser moral debe hacer absolutamente lo contrario de cuanto le al mismo tiempo que asocia naturalmente su voluntad a la de recomiendan la Iglesia y el Estado: es preciso pensar, hablar los demás hombres en todos los casos de obra colectiva; su y obrar libremente. Estas condiciones son indispensables libertad propia no puede limitarse por esta unión, sino al para todo progreso. contrario, se engrandece gracias a la fuerza de la voluntad común.
Los pobres andrajosos que pasan por delante de los grandes y pequeños almacenes saben por experiencia propia que la riqueza social es suficiente para que nadie carezca de lo necesario
Inútil es decir que esta libertad absoluta del pensamiento, de la palabra y la acción es incompatible con el sostenimiento de las instituciones que ponen toda clase de restricciones a la libertad de pensamiento, que fijan las palabras en forma de voto definitivo, irrevocable, y hasta pretenden obligar a los trabajadores a cruzarse de brazos, a morir de inanición ante el capricho de su amo. Los defensores de lo existente no se han engañado al calificar a los revolucionarios, en sentido general, de enemigos de la religión, de la propiedad y la familia. Sí; los anarquistas rechazan la autoridad de un dogma y la intervención de lo sobrenatural en su vida, y, en este sentido, cualquiera que sea el grado de entusiasmo que sientan por la lucha en defensa de su ideal de fraternidad universal, son enemigos de la religión. Sí; es cierto que quieren la supresión del tráfico matrimonial, y defienden la unión libre fundada en la afección mutua, el respeto propio y la dignidad de sus semejantes, y también en este sentido, por amantes y fieles que sean a los seres cuya vida está asociada a la de ellos, resultan ser enemigos de la familia. Sí, es cierto también que quieren suprimir el acaparamiento de la tierra, y, en este sentido, la felicidad que a todos produce el goce de ser dueños de todos los frutos del suelo, al igual que todos los seres humanos, es una prueba de que son enemigos de la propiedad.
¡Pensar, hablar y obrar libremente en todos los casos!... El ideal de la sociedad futura, en contraste y sin embargo continuando la sociedad actual, se precisa con admirable exactitud. ¡Pensar libremente! ... Cuando se llega a este terreno, el evolucionista convertido en revolucionario se separa inmediatamente de toda la Iglesia dogmática, de todo ideal cerrado, de toda agrupación política con cláusulas obligatorias, de toda asociación pública o secreta en la que el socio haya de empezar por aceptar, so pena de traición, y sin discusión de ninguna especie, cuanto digan e impongan los jefes. No más congregaciones que sometan nuestros escritos a la aprobación del índice; no más reyes ni príncipes que nos pidan juramento de lealtad; no más jefes de ejército que nos impongan fidelidad a la bandera; no más ministros de instrucción pública que dicten lo que hayamos de aprender. Fuera los jueces que obliguen a un testigo a prestar un juramento ridículo y falso, que implica necesariamente una tontería, cuando no un mal, puesto que el juramento es en sí una mentira. Se acabaron los jefes de toda clase, funcionarios, maestros, amos o padres de familia, para imponerse como déspotas a los débiles. ¿Y la libertad de palabra? ¿Y la libertar de acción? ¿Son otra cosa que consecuencias lógicas de la libertad de pensar? La palabra no es otra cosa que el pensamiento que se ha vuelto sonoro; el acto es el pensamiento hecho visible. Nuestro ideal lleva consigo la libertad absoluta para todos los hombres de exponer su pensamiento en todos los casos y sobre todas las cosas, ciencia, política, moral, sin otra reserva que la del respeto a sus semejantes; lleva consigo igualmente el derecho para todos de obrar según su gusto, de hacer lo que quiera,
Queremos la paz, ciertamente; la divisa de nuestro ideal es armonía entre todos los seres, y sin embargo la guerra nos rodea por todos lados. A lo lejos, en el horizonte de nuestro campo nos aparece la guerra todavía como dolorosa perspectiva, porque en la inmensa complejidad de las cosas humanas, la marcha hacia la paz va acompañada siempre de la fuerza. Mi reino no es de este mundo, decía el Hijo del Hombre, y sin embargo también él establecía diferencias entre el padre y el hijo, entre la madre y la hija. Toda causa, por mala que sea, tiene defensores, y aun amando a éstos, los revolucionarios debemos combatirlos.
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LA ANARQUÍA SEBASTIAN FAURE Etimológicamente, la palabra “Anarquía” significa: estado de un pueblo y, más exactamente todavía, de un medio social sin Gobierno.
Fuera de los anarquistas, todos los filósofos, todos los moralistas, todos los sociólogos –incluídos los teóricos demócratas y los doctrinarios socialistas- afirman que, en la ausencia de un Gobierno, de una legislación y de una represión que asegure el respeto a la ley y castigue toda infracción de ésta, no hay ni puede haber desorden y criminalidad.
Como idea social y como realización efectiva, la Anarquía responde a un modus vivendi en el cual, desembarazado de toda sujeción legal y colectiva que tenga a su servicio la fuerza pública, el individuo no tendrá más obligaciones que las que le imponga su propia conciencia. Él poseerá la facultad de entregarse a las inspiraciones reflexivas de su iniciativa personal; gozará del drecho a probar todas las experiencias que se le muestren apetecibles o fecundas; se comprometerá libremente en los contratos de toda especie que, siempre temporarios y revocables o revisables, le ligarán a sus semejantes y, no queriendo hacer sufrir a nadie su autoridad, en justa reciprocidad se negará a soportar la autoridad de quienquiera que fuere. De este modo, soberano dueño de sí mismo, de la dirección que le plazca dar a su vida, del empleo que haga de sus facultades, de sus conocimientos, de su actividad productora, de sus relaciones de simpatía, de amistad y de amor, el individuo organizará su existencia como mejor le cuadre: irradiando en todos los sentidos, expandiéndose a su guisa, gozando, en todo género de cosas, de su plena y entera libertad, sin otros límites que los asignados por la libertad –plena y entera igualmente- de los demás individuos.
Y, ¡sin embargo!... Moralistas y filósofos, hombres de Estado y sociólogos, ¿no se percatan del espantoso desorden que, a despecho de la autoridad que gobierna, y de la ley que reprime, reina en todos los estamentos? ¿Tan carentes están de sentido crítico y de espíritu de observación, al extremo de que desconozcan que: cuanto más aumenta la reglamentación, se estrecha la red de la legislación, se extiende el campo de la represión, más se multiplican la inmoralidad, la abyección, los delitos y los crímenes? Es imposible que esos teóricos del “orden” y estos profesores de “moral” piensen, seria y honradamente, en confundir con los que ellos llaman el “orden” las atrocidades, los horrores, las monstruosidades, cuyo sublevante espectáculo la observación diaria pone ante nuestros ojos. Y –si es que hay grados en la imposibilidad- es más imposible todavía que, para atenuar y a fortiori hacer desaparecer esas infamias, aquellos sabios doctores den por descontada la virtud de la Autoridad y la fuerza de la Ley.
Este modus vivendi implica un régimen social del que quedará desterrada, de hecho y de derecho, toda idea de asalariador y asalariado, de capitalista y proletario, de amo y de criado, de gobernante y de gobernado.
Esta pretensión sería pura demencia. La Ley no tiene más que un objeto: justificar en primer lugar y sancionar después todas las usurpaciones e iniquidades sobre las cuales descansa lo que los beneficiarios de esas iniquidades y usurpaciones llaman “el orden social”. Los detentadores de la riqueza han cristalizado en la ley la legitimidad original de su fortuna; los detentadores del Poder han elevado a la altura de un principio inmutable y sagrado el respeto debido por las muchedumbres a los privilegiados, al Poder y a la majestad con que se aureolan. Se puede escudriñar, hasta el fondo y los entresijos, el conjunto de
Se concebirá que, así definida, la palabra “Anarquía” haya sido, insidiosamente y a la larga, desviada de su significación exacta; que haya sido tomada, sobre poco más o menos, en el sentido de “desorden” y que, en la mayor parte de los diccionarios y enciclopedias, no se haga mención más que de esta acepción: caos, trastorno, desquiciamiento, confusión, baturilla, atolladero, barullo, desorden.
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GERMINAL LIBERTARIO esos monumentos de hipocresía y de violencia como son los El Orden es la miseria, el hambre convertida en el estado Códigos, todos los Códigos; no se hallará una disposición que normal de la sociedad. Es el campesino irlandés muriendo de no esté a favor de estos dos hechos de orden histórico y hambre; es el pueblo de Italia reducido a tener que circunstancial que se intenta convertir en hechos de orden abandonar su campiña lujuriante, para vagar a través de natural y fatal: la Propiedad y la Autoridad. Yo abandono a Europa en busca de un túnel cualquiera que perforar, de los tartufos oficiales y a los profesionales del charlatanismo donde correrá el riesgo de morir aplastado, tras haber burgués todo aquello que, en la legislación se refiere a la subsistido algunos meses más; es la tierra arrebatada al “Moral”, no siendo ésta y no pudiendo ser, dentro de un campesino para la recría del ganado o de la caza, que servirá estado social fundado en la Autoridad y la Propiedad, sino la de alimento a los ricos; es la tierra dejada sin cultivo antes humilde sierva y la desvergonzada cómplice de ésta y de que restituirla al que no pide nada mejor que cultivarla. aquélla. EL Orden es la mujer que se vende para sustentar a sus hijos; A propósito de la palabra Anarquía, tomada en el sentido de es el niño reducido a estar encerrado en una fábrica o a desorden, parécenos muy del caso citar estas magníficas morir de inanición. Es el fantasma del pueblo sublevado a las palabras de Piotr Kropotkin: puertas de los gobernantes. “¿De qué orden se trata? ¿Es el de la armonía con que soñamos, y a la cual aspiramos nosotres, les anarquistas?¿De la armonía que se establecerá libremente dentro de las relaciones humanas, cuando la humanidad deje de estar dividida en dos clases, una de las cuales está sacrificada en provecho de la otra?¿De la armonía que surgirá espontáneamente de la solidaridad de intereses, cuando todos los hombres formen una sola y misma familia, cuando cada uno trabaje con miras al bienestar de cada uno? ¡Evidentemente no! Quienes reprochan a la Anarquía de ser la negación del Orden, no hablan de aquella armonía del porvenir; hablan del orden tal y como se le concibe en nuestra sociedad actual. Veamos, pues, lo que es ese “Orden” que la Anarquía quiere destruir:
(…) Y el desorden, lo que ellos llaman desorden: es el levantamiento del pueblo contra ese orden innoble, rompiendo sus cadenas, destruyendo sus trabas y yendo hacia un porvenir mejor; es lo que la humanidad tiene más glorioso en la historia; es la rebelión del pensamiento en la víspera de las revoluciones; es el derrocamiento de las hipótesis sancionadas por la inmovilidad de los siglos precedentes; es la eclosión de todo un raudal de ideas nuevas, de invenciones audaces, es la solución de los problemas de la ciencia. (…) El desorden es la insurrección de los campesinos sublevados contra los curas y los señores, quemando los castillos para dejar sitio a las cabañas, saliendo de sus guaridas para tomar su sitio al sol. El desorden, lo que llaman el desorden, lo son las épocas durante las cuales generaciones enteras soportan una lucha incesante y se sacrifican para preparar a la humanidad una existencia mejor, desembarazándola de las servidumbres del pasado. Lo son las épocas durante las cuales el genio popular cobra su libre desarrollo y da, en pocos años, pasos gigantescos sin los cuales el hombre hubiese permanecido en el estado de esclavo antiguo, de ser rastrero, de animal envilecido en la miseria.
EL Orden en el día de hoy, lo que ellos entienden por “el Orden”, es las nueve décimas de la humanidad para proporcionar el lujo, los goces, la satisfacción de las pasiones más execrables a un puñado de haraganes. El Orden es la privación para esas nueve décimas de todo lo que constituye la condición necesaria de una vida higiénica, de un desenvolvimiento racional de las cualidades intelectuales. Reducir las nueve décimas partes de la humanidad al estado de bestias de carga viviendo al día, sin atreverse jamás a pensar en los goces suministrados al hombre por el estudio de las ciencias, por la creación artística. ¡He aquí “el Orden”!
El desorden es el nacimiento y el despertar de las más bellas pasiones y de las mayores abnegaciones; ¡es la epopeya del supremo amor de la humanidad!” 11
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EL CENTRALISMO ESTATISTA GASTON LEVAL (1895-1978), EL ESTADO EN LA HISTORIA Lo que se llama centralismo es uno de los males más grandes que un análisis serio de la historia de las naciones puede reprochar al Estado. Ante todo, debemos ponernos de acuerdo sobre el valor de las palabras. No confundimos centralización y centralismo. Reconocemos que hay que centralizar, o más exactamente coordinar numerosas actividades que dependen inevitablemente y felizmente unas de otras. Eso viene dictado por la densidad creciente de la población y el aumento inevitable de las actividades humanas sobre el globo. Bakunin y Proudhon lo reconocían, pero oponían la centralización económica al centralismo político. Esto es una distinción fundamental.
imperativamente. Estos pretenden ser obedecidos y de hecho lo son. Sus ejércitos combaten, destruyen, invaden, dominan, fluyen y refluyen como poderosas mareas, pero en ninguna parte aportan la libertad, el derecho, la justicia y cuanto concuerda con la dignidad del hombre1. El espíritu monolítico reina con la adaptación de los individuos para quienes el ruido de las armas es lo más importante. Bastarán algunos jefes (o uno sólo), bien o mal inspirados, que calculen, piensen, decidan quieran. Todo se reduce a él, o a ellos, todo depende de los mismos. Pero el mayor inconveniente está en que un solo hombre, por muy genial que sea, no puede abarcarlo todo, pues la vida es demasiado vasta o demasiado compleja; en que las multitudes que le siguen no ejercen o no desarrollan sus aptitudes creadoras, su capacidad de iniciativa, de recepción, de deducción, y que su comportamiento y su acción, ni responden a las necesidades, ni les permiten enfrentarse a los problemas de la sociedad.
Se dice con frecuencia que del federalismo que es la organización de abajo arriba de los hombres y de las cosas. Esto implica –la perogrullada es necesaria- la existencia de una base y de una cúspide. Esta última recibe las impulsiones, si no las directrices que le son transmitidas por el conjunto del cuerpo social. En fin de cuentas, se trata de un movimiento circulatorio en el que el todo actúa sobre las partes, y cada parte sobre el todo. Así se constituye un funcionamiento armonioso, se forma un circuito que engloba al conjunto.
Decir centralismo equivale a decir limitación intelectual, eclipse de las facultades preciosas que la naturaleza ha puesto en nosotres, abandono de la dignidad y reducción a la servidumbre
En la organización de una sociedad federalista, el pensamiento, la voluntad de los individuos y de las colectividades está siempre presente; el espíritu público influye sobre aquellos que, gobernantes o delegados, toman o aplican decisiones. Pero este espíritu no puede existir efectivamente, ni tener volición, a menos que la potencia social se lo permita; si la atmósfera, las leyes, las costumbres, las prácticas de la vida, la moral dominante suponen cierta independencia y el conocimiento de los problemas. Estas condiciones son incompatibles con la transformación de los hombres en autómatas.
Se produce una degradación de la calidad humana. A falta de rebeliones renovadoras, el centralismo avasalla, aspira y devora la vida colectiva. Sorbe en ellas las energías esenciales por la acción de la burocracia autoritaria encargada de ordenar de acuerdo con las instrucciones pasivamente recibidas, y de no tolerar que las iniciativas y 1
Veamos cómo definía Niezsche a los fundadores de los grandes imperios y de los grandes Estados: “Un rebaño de bestias de presa, una raza de dueños y de conquistadores que, con toda su organización militar, y todo su poder de coerción se precipita con sus terribles mandíbulas sobre una población que le sobrepasa enormemente en número, pero que ha permanecido en estado inorgánico... Este es el origen del Estado.”
Esto es lo que produce el centralismo. Cuando por ejemplo estudiamos la formación y luego la existencia de grandes imperios, hay algo que observamos de inmediato: los rebaños humanos obedecen a jefes más o menos prestigiosos que, como Gengis Kan, Mahoma, César o Napoleón, los dirigen 12
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GERMINAL LIBERTARIO las ideas fecundas se extiendan, lo que priva el organismo conciencia humana, la mayoría de las naciones son social de savia nutricia y acaba por esterilizarlo. Tarde o teóricamente más o menos federalistas, lo que permite la temprano, pero inecdutablemente aparecerá la esclerosis, coexistencia de etnias diferentes o el mantenimiento de una empobreciendo, arruinando, en suma aniquilando. cierta unión entre subrazas cuya división haría de inmediato enemigas. El federalismo une a esas diversas variedades Si se llega al fondo de las cosas, el centralismo no es un fin humanas por medio de legislaciones diversificadas de en sí mismo, sino un medio de dominación unilateral, por provincias, Estados, shires, comarcas, landers o cantones. consiguiente, lo contrario de la libertad y de la vida. Donde Ello resuelve bastantes problemas gracias a la libertad de hay descentralización o no centralización, hay posibilidad de movimiento entre las diferentes aglomeraciones. Pero pensar, de elegir, de actuar, de acuerdo con la autodirección sabemos también que casi siempre el Estado centralista se conscientemente asumida tras el examen, el análisis y las reserva, aunque se llame federal, posibilidades de conclusiones a que revierten. intervención en los territorios administrativos, y que la autonomía queda burlada cuando conviene a los intereses del Decir centralismo equivale a decir limitación intelectual, Gobierno o a quienes lo conducen. Es necesario haber visto eclipse de las facultades preciosas que la naturaleza ha de cerca en las repúblicas latinoamericanas, la desenvoltura puesto en nosotres, abandono de la dignidad y reducción a la con que son pisoteados los derechos de la federación para servidumbre. Parálisis cerebral, rebajamiento de los hombres comprender lo que hay de relativo en las concesiones y de los pueblos. teóricas. Sólo por la utilización de todos estos recursos debidamente estimulados por la puesta en práctica de todas las potencialidades que un país alcanza en la plenitud, por la resistencia necesaria por la opresión de la vida, la inteligencia y la voluntad. En el fondo el centralismo no da resultados positivos -¡y qué resultados!- más que por la guerra, cuando es necesario concentrar en un solo punto todas las bazas y golpear. Sin ninguna duda es por ello que en la historia de la humanidad va unido a las grandes masacres, y a los grandes masacradores, a las destrucciones colosales a la vez que a los despilfarros más fastuosos.
En la historia, lo que se niega abiertamente, cuando no cínicamente por el derecho de la fuerza, puede repetirse constantemente, y hay que insistir en ello. Nada está nunca ganado de modo definitivo, todo puede quedar siempre sometido a revisión, pues en ese tipo de problemas, las posibilidades de renovación han sido con demasiada frecuencia agotadas o esterilizadas, y cuando las facultades creadoras quedan aniquiladas, el hombre no puede otra cosa que repetirse mecánicamente, a menos que las generaciones presentes olviden lo que hicieron las anteriores. No sabemos si Luis XIV decía “El Estado soy yo”; si lo decía enunciaba un hecho evidente, pues habia concentrado en su persona todas las autorizaciones de iniciativas y de acción de sus ministros y de sus funcionarios. Y se sabe hasta qué punto la centralización radical de ese déspota perjudicó al país sobre el que dominaba.
La autoridad no reemplaza al saber, pero favorece todavía menos a la libertad. En todo tiempo, si los reyes centralizadores pretendieron saberlo todo, dominarlo y decidirlo todo, pretendieron también al mismo tiempo impedir a sus rivales la utilización de esos mismos medios de acción. Un país centralista es un país donde priva la dominación de un solo hombre, o de un grupo de hombres, lo mismo si se trata de un reyezuelo africano que de un emperador chino.
Añadimos que el centralismo puede ser ejercido por ciertas colectividades sobre colectividades más vastas, como ocurrió con el París jacobino pesando sobre el conjunto de Francia e imponiéndole su ley; del mismo modo, el partido bolchevique ruso imponiendo su centralismo y desfigurándolo luego en falso federalismo.
En verdad que en el actual período histórico, y a consecuencia del progreso cívico y de la evolución de la 13
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LA VIGILANCIA JERÁRQUICA MICHAEL FOUCAULT Michael Foucault nace en Francia en1926 y muere en 1984. Entre sus obras más importantes cabe destacar: Historia de la sexualidad, Encierro, Psiquiatría, Prisión” o “Vigilar y Castigar”. El extracto aquí publicado pertenece precisamente a esta última obra.
tiendas de campaña de los oficiales inferiores, precisamente frente a la primera pieza emplazada. Una calle de compañía tiene 51 pies de anchura... Todas las tiendas de campaña están a dos pies unas de otras. Las de los subalternos están frente a los pasadizos de sus compañías. La última pieza está a 8 pies de la última tienda de los soldados y la puerta mira hacia la tienda de los capitanes... Las tiendas de los capitanes se levantan frente a las calles de sus compañías. La puerta mira hacia las mismas compañías." El campamento es el diagrama de un poder que actúa por el efecto de una visibilidad general. Durante mucho tiempo se encontrará en el urbanismo, en la construcción de las ciudades obreras, de los hospitales, de los asilos, de las prisiones, de las casas de educación este modelo del campamento o al menos el principio subyacente: el encaje espacial de las vigilancias jerarquizadas. Principio del "empotramiento". El campamento ha sido al arte poco confesable de las vigilancias lo que la cámara oscura fue a la gran ciencia de la óptica.
El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que coacciona por el juego de la mirada; un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se aplican. Lentamente, en el transcurso de la época clásica, vemos construirse esos "observatorios" de la multiplicidad humana para los cuales la historia de las ciencias ha guardado tan pocos elogios. Al lado de la gran tecnología de los anteojos, de las lentes, de los haces luminosos, que forman cuerpo con la fundación de la física y de la cosmología nuevas, ha habido las pequeñas técnicas de las vigilancias múltiples y entrecruzadas, unas miradas que deben ver sin ser vistas; un arte oscuro de la luz y de lo visible ha preparado en sordina un saber nuevo sobre el hombre, a través de las técnicas para sojuzgarlo y de los procedimientos para utilizarlo.
Desarróllase entonces toda una problemática: la de una arquitectura que ya no está hecha simplemente para ser vista (fausto de los palacios), o para vigilar el espacio exterior (geometría de las fortalezas), sino para permitir un control interior, articulado y detallado —para hacer visibles a quienes se encuentran dentro; más generalmente, la de una arquitectura que habría de ser un operador para la trasformación de los individuos: obrar sobre aquellos a quienes abriga, permitir la presa sobre su conducta, conducir hasta ellos los efectos del poder, ofrecerlos a un conocimiento, modificarlos. Las piedras pueden volver dócil y cognoscible. El viejo esquema simple del encierro y de la clausura del muro grueso, de la puerta sólida que impiden entrar o salir, comienza a ser sustituido por el cálculo de las aberturas, de los plenos y de los vacíos, de los pasos y de las trasparencias. Así es como se organiza poco a poco el hospital-edificio como instrumento de acción médica: debe permitir observar bien a los enfermos, y así ajustar mejor los cuidados; la forma de las construcciones debe impedir los contagios, por la cuidadosa separación de los enfermos: la ventilación y el aire que se hacen circular en torno de cada lecho deben en fin evitar que los vapores deletéreos se
Estos "observatorios" tienen un modelo casi ideal: el campamento militar. Es la ciudad apresurada y artificial, que se construye y remodela casi a voluntad; es el lugar privilegiado de un poder que debe tener tanto mayor intensidad, pero también discreción, tanto mayor eficacia y valor preventivo cuanto que se ejerce sobre hombres armados. En el campamento perfecto, todo el poder se ejercería por el único juego de una vigilancia exacta, y cada mirada sería una pieza en el fundamento global del poder. El viejo y tradicional plano cuadrado ha sido considerablemente afinado de acuerdo con innumerables esquemas. Se define exactamente la geometría de las avenidas, el número y la distribución de las tiendas de campaña, la orientación de sus entradas, la disposición de las filas y de las hileras; se dibuja la red de las miradas que se controlan unas a otras: "En la plaza de armas, se tiran cinco líneas, la primera a 16 pies de la segunda; las otras a 8 pies una de otra; y la última está a 8 pies de las defensas. Las defensas están a 10 pies de las 14
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GERMINAL LIBERTARIO estanquen en torno del paciente, descomponiendo sus más fino de los comportamientos individuales. Las humores y multiplicando la enfermedad por sus efectos instituciones disciplinarías han secretado una maquinaria de inmediatos. El hospital —el que se quiere disponer en la control que ha funcionado como un microscopio de la segunda mitad del siglo, y para el cual se han hecho tantos conducta; las divisiones tenues y analíticas que han realizado proyectos después del segundo incendio del Hôtel-Dieu— no han llegado a formar, en torno de los hombres, un aparato de es ya simplemente el techo bajo el que se cobijaban la observación, de registro y de encauzamiento de la conducta. miseria y la muerte cercana; es, en su materialidad misma, En estas máquinas de observar, ¿cómo subdividir las un operador terapéutico. miradas, cómo establecer entre ellas relevos, comunicaciones? ¿Qué hacer para que, de su multiplicidad Como la escuela-edificio debe ser un operador de calculada, resulte un poder homogéneo y continuo? encauzamiento de la conducta. Es una máquina pedagógica que Pâris-Duverney había concebido en la Escuela militar y El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada hasta en los ínfimos detalles que había impuesto a Gabriel. verlo todo permanentemente. Un punto central sería a la vez Educar cuerpos vigorosos, imperativo de salud; obtener fuente de luz que iluminara todo, y lugar de convergencia oficiales competentes, imperativo de calidad; formar para todo lo que debe ser sabido: ojo perfecto al cual nada se militares obedientes, imperativo político; prevenir el sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas. libertinaje y la homosexualidad, imperativo de moralidad. Esto es lo que había imaginado Ledoux al construir Arc-etCuádruple razón de establecer mamparas estancos entre los Senans: en el centro de las edificaciones dispuestas en círculo individuos, pero también aberturas de vigilancia continua. El y abiertas todas hacia el interior, una elevada construcción edificio mismo de la Escuela debía ser un aparato para debía acumular las funciones administrativas de dirección, vigilar; los aposentos estaban repartidos a lo largo de un policíacas de vigilancia, económicas de control y de pasillo como una serie de pequeñas celdas; a intervalos verificación, y religiosas de fomento de la obediencia y del regulares, se encontraba el alojamiento de un oficial, de trabajo; de ahí vendrían todas las órdenes, ahí estarían manera que "cada decena de alumnos tiene un oficial a registradas todas las actividades, advertidas y juzgadas todas derecha y a izquierda"; los alumnos estaban encerrados allí las faltas; y esto inmediatamente sin casi ningún otro soporte durante toda la noche; y Paris había insistido en que se que una geometría exacta. Entre todas las razones del acristalara "la separación de cada aposento del lado del prestigio concedido, en la segunda mitad del siglo XVIII, a las corredor desde la altura de antepecho hasta uno o dos pies arquitecturas circulares, hay que contar sin duda ésta: la de del techo. Aparte de que el-aspecto de tales vidrieras tiene que expresaban cierta utopía política. que ser agradable, nos atrevemos a decir que es útil en no pocos sentidos, sin hablar de las razones de disciplina que Pero la mirada disciplinaria ha tenido, de hecho, necesidad pueden imponer tal disposición". En los comedores se había de relevos. Mejor que un círculo, la pirámide podía dispuesto "un estrado un poco elevado para colocar las responder a dos exigencias: ser lo bastante completa para mesas de los inspectores de estudios, a fin de que pudieran formar un sistema sin solución de continuidad, posibilidad abarcar con la mirada todas las mesas de los alumnos de sus por consiguiente de multiplicar sus escalones, y de divisiones durante la comida"; se habían instalado letrinas repartirlos sobre toda la superficie que controlar; y, sin con medias puertas, con objeto de que el vigilante encargado embargo, ser lo bastante discreto para no gravitar con un pudiera distinguir la cabeza y las piernas de los alumnos, peso inerte sobre la actividad que disciplinar, y no ser para pero con separaciones laterales lo bastante altas "para que ella un freno o un obstáculo; integrarse al dispositivo los que las ocupaban no pudieran verse". Escrúpulos disciplinario como una función que aumenta sus efectos infinitos de la vigilancia que la arquitectura secunda por mil posibles. Necesita descomponer sus instancias, pero para dispositivos sin honor. No parecerán irrisorios más que si se aumentar su función productora. Especificar la vigilancia y olvida el papel de esta instrumentación, menor pero sin hacerla funcional. defecto, en la objetivación progresiva y el reticulado cada vez 15
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ALGUNOS DIRECTORIOS DE INTERÉS FEDERACIÓN IBÉRICA DE JUVENTUDES ANARQUISTAS Juventudes Anarquistas de León:
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Grupo Angelitos Negros
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Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas:
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Juventudes Anarquistas de Aveiro
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El Fuelle:
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www.nodo50.org/juventudesanarquistas
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