Sofistica Actualizada

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LA SOFÍSTICA.

A.- Ubicación cronológica: EDAD ANTIGUA. 1.- Circunstancias históricas-sociales. Hemos de hacer referencia a varios acontecimientos militares como detonantes para el surgimiento de la Sofística: las guerras médicas y las victorias de Maratón (490), Platea (480) y Salamina (479). Estas victorias hacen que Atenas se convierta en cabeza de una poderosa liga política y en el centro de la vida comercial y cultural de Grecia, alcanzando su apogeo de grandeza bajo Pericles (499-429). La participación de todos los ciudadanos en la defensa de la polis, conlleva que éstos reclamen un puesto en el gobierno de la nueva sociedad ateniense. Consecuentemente, el predominio de la aristocracia es sustituido por un régimen democrático en el cual los ciudadanos podían hacer oír su voz en el ágora e intervenir en los debates públicos. Este proceso de participación de los ciudadanos atenienses en la dirección y la vida del estado, afianzado por Pericles, quedó plasmado en la obra de Tucidides, Elogio de la democracia. Al quedar arrinconadas las antiguas instituciones gentilicias y abrir paso a los ciudadanos de a pie (siempre que fueran varones y libres, pues sólo a ellos se aplicaba el principio de la isonomía de Pericles: "todos son iguales ante la ley") pudieron llegar a participar éstos en las instituciones ciudadanas. De este modo surgieron nuevas necesidades, como por ejemplo, aprender a elaborar discursos, a utilizar el arte de la palabra (la retórica), a rebatir los argumentos de los contrarios en los debates judiciales oratorios o en las reuniones políticas (la Dialéctica). Todo ello se convirtió en algo casi imprescindible en un pueblo ya de por si, amante del bien decir. La Retórica y la Dialéctica se convertían en unas formidables armas políticas, que aseguraban los éxitos más brillantes a quienes sabían servirse de ellas en la plaza pública y ante los jurados. La educación tradicional, a base de música, rítmica y gimnasia, resultaba insuficiente para preparar a quienes deseaban intervenir de manera eficaz en la palestra política. Se necesitaba una formación más amplia que centraba su interés por el ser humano y sus circunstancias, acompañada de un dominio exacto del lenguaje y de la flexibilidad y agudeza dialéctica, necesarias para derrotar al adversario (saber práctico o saber interesado). Ésta es una de las razones que explica la entusiasta acogida que tuvieron los sofistas, maestros ambulantes de retórica que con sus viajes habían adquirido gran experiencia del mundo y que enseñaban a manejar los recursos persuasivos de la palabra pública. 2.- Circunstancias de tipo filosófico El poder político-económico de Atenas fue también la causa de que se convirtiese en centro de confluencia de las escuelas filosóficas, que hasta entonces se habían mantenido alejadas de la metrópoli. El choque de ideas, el contraste entre tantas opiniones divergentes y públicamente discutidas, acabaron por crear un ambiente adecuado para la actitud relativista, propia de la sofística. Contrariamente a la tarea de los filósofos de la naturaleza, los sofistas se desinteresaron del mundo físico. Ante la imposibilidad de los Filósofos de la Naturaleza de dar una respuesta unitaria al problema de la physis y su arjé, los sofistas centraron su atención en el ser humano y su organización social. Ellos se

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LA SOFÍSTICA. ocuparon de las cuestiones que afectan directamente al hombre y enseñaron a sus compatriotas las habilidades retóricas y el dominio del lenguaje que precisaban para poder argumentar y convencer en la arena política (Retórica y Dialéctica. Ver definiciones en la página 20), por lo que los sofistas son considerados los fundadores del humanismo.

B.- Desarrollo histórico y representantes. La palabra “sofista” es empleada en sentido elogioso por los escritores del s. V, y se aplicaba a sabios y poetas. Sofista significaba literalmente "el que sabe". Pero a partir de la guerra del Peloponeso adquiere un sentido peyorativo y desfavorable. Fue incluso un insulto. Aristófanes traza en Las Nubes la caricatura del sofista, haciendo resaltar su habilidad para pronunciar un discurso justo y otro injusto sobre el mismo tema. Jenofonte los considera comerciantes de la sabiduría. Platón y Aristóteles los describe como "cazadores interesados de gentes ricas, vendedores caros de ciencia no real, sino aparente". Por todo ello, el término sofista adquiere el significado despectivo de "profesional del saber". En efecto, los sofistas eran intelectuales y pedagogos, buenos oradores y retóricos que iban de ciudad en ciudad. Su quehacer tenía muchas connotaciones políticas y una clara función pedagógica, siempre mediante retribución, algo completamente nuevo en Grecia. Ya no resultaba importante descubrir la verdad, sino sólo convencer: no importaba que lo que se defendiera fuera cierto o no, sólo interesaba que se expresara de tal manera que convenciera al contrincante. Para ellos la palabra (logos) era un arma, mientras que para los filósofos anteriores (Filósofos de la Naturaleza) había sido una expresión de conocimiento. Algunos cuestionaban por ello que los sofistas fueran auténticos filósofos. Hemos de añadir que apenas conocemos la historia del desarrollo de la sofística y sólo a través de sus enemigos (especialmente Platón), entenderemos el porqué de la imagen tan negativa que de ellos hemos recibido. En la actualidad, algunos pensadores descubren elementos positivos, como por ejemplo, su enfoque hacia el ser humano y sus circunstancias, que como hemos dicho, los hace precursores del humanismo.

B.- Caracterización básica del movimiento-escuela 2.- Rasgos característicos de la sofística. (Ver pp. 20-21) Los sofistas no constituyen una escuela filosófica, antes bien, siguen direcciones muy variadas y hasta opuestas. No obstante, tienen las suficientes afinidades para agruparlos bajo estas características communes: a.- Escepticismo y subjetivismo (ámbito epistemológico). A diferencia de los Filósofos Presocráticos que buscaban una ley natural estable y permanente, los sofistas se fijan en lo impermanente y la pluralidad de Heráclito: nada hay fijo ni estable. No podemos encontrar un conocimiento objetivo. Por ello, las cosas son como a cada uno le aparecen. Consecuentemente, para el sofista, “el hombre es la medida de las cosas”. b.-Convencionalismo y oportunismo político. (ámbito político).

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LA SOFÍSTICA. Las leyes no tienen fundamento en la naturaleza ni han sido establecidas por los dioses, sino que son simples convenciones de los hombres para poder vivir en sociedad. Por consiguiente, todos los medios son buenos para conseguir el fin que cada uno se propone. Dicho de otro modo, el buen resultado justifica los medios empleados para conseguirlo, aunque sea a través de la persuasión y el engaño. c.- Relativismo ético. (ámbito ético). Si lo dicho hasta ahora se aplica al comportamiento humano, consecuentemente no podemos encontrar ningún valor fijo ni universal. Lo bueno y lo justo están en función de la conveniencia, el acuerdo y el consenso del hombre. d.- Indiferentismo religioso. (ámbito religioso). No existe ninguna norma transcendente de conducta. En religión se definían ateos, o por lo menos, indiferentes. e.- Frivolidad intelectual y utilitarismo. (ámbito dialéctico). Más que filósofos, deben ser considerados manipuladores de la palabra. Tras grandes discursos, encubrían un vacío de ideas. Buscaban el discurso bello como arte de manipular los sentimientos y las pasiones de los demás. f.- Venalidad. (ámbito pedagógico). A los atenienses que aborrecían todo trabajo retribuido, les resultaban por lo menos extraños aquellos extranjeros que vendían sus lecciones por dinero. g.- Humanismo. (ámbito humanista). Centraban su interés en los problemas humanos, pero no se preocupaban del hombre en general (antropología), sino más bien del hombre político y de los problemas relacionados con la política y los intereses particulares de poder.

C.- Representantes más importantes. Podemos clasificar a los sofistas bajo estas categorías: Primera y Segunda sofística (ver cuadro verde, p. 20). •

La primera sofística fundamenta las leyes y los valores en la razón humana y defiende la igualdad natural entre los hombres. Todas las diferencias que se establecen entre los seres humanos, son de origen social.

Autores: 1.-Protágoras (444). Influído por Heráclito, defendió el relativismo. Su fragmento más célebre afirma que "el hombre es la medida de todas las cosas" (homomensura). En otras palabras, el individuo regla todo, y para él es verdad lo que le parezca tal: no importa ya definir las cosas que son o no-son, puesto que el hombre es el que utiliza las cosas y él es la base de toda valoración. Siguiendo este razonamiento, no existen por tanto opiniones verdaderas y falsas, sino que todas pueden ser veraces para unos y falsas para otros. Por

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LA SOFÍSTICA. ello, Protágoras considera que la función del sofista consistirá en convencer y persuadir. 2.-Gorgias (444). También influido por Heráclito, defendió el escepticismo. Su fragmento más célebre afirma que "el sofista hace discursos, como el médico medicinas". Resultan interesantes los postulados de Gorgias: "1) No existe nada. 2) Aun cuando existiera el ser, sería incomprensible para nosotros, y no podríamos conocerlo. 3) Y aun cuando pudiéramos conocerlo, no podríamos comunicar a otros nuestro conocimiento". Con estas afirmaciones, se termina renunciando a la verdad en todos los planos filosóficos (ontología, epistemología, pedagogía). Otros sofistas de esta época son Hipias ("todos los hombres somos iguales") y Pródico. • La segunda sofística establece una oposición radical entre naturaleza y nomos: las leyes (políticas o morales) va en contra de la naturaleza. La única ley natural es la del placer y del más fuerte. Las diferencias son naturales. En los sofistas correspondientes a este periodo, se inspirará Nietzsche. Autores: 3.- Trasímaco. De este autor se han transmitido estas afirmaciones: "No hay más ley que la fuerza”. “Lo justo es lo que beneficia al más fuerte”.”La ley es sólo para dominar a los débiles”. “Los dioses han sido inventados por los poderosos para dominar y asustar a los hombres”. Otros autores de este periodo son: Critias, Glaucon, Calicles, Antifón