Se trata de dos elecciones distintas Víctor Maldonado
Guardando las distancias Este no es un buen momento para los acercamientos, porque las candidaturas parecen empeñadas en tomar distancia unas de otras. Pedir que se comportaran de otra forma sería ir contra la corriente, porque si hay un momento en el que deben competir resueltamente, es ahora. Esto rige hasta la primera vuelta, porque la situación en segunda vuelta será completamente distinta, tanto que se puede pensar que se trata de dos elecciones distintas más que un evento principal más un complemento. Incluso los que habían evitado polemizar entre sí, decidieron hacer un giro en ciento ochenta grados. De este modo y por primera vez, Piñera atacó directamente a Enríquez-Ominami, lo que quiere decir que sabe que, un porcentaje minoritario del diputado volverá a él en segunda vuelta y nada más. Esto quiere decir que la derecha está dudando seriamente de sus posibilidades de un triunfo “seguro”, puesto que si un candidato no crece no puede recoger votos suficientes desde otras opciones, ya no hay a donde más recurrir. El gesto confrontacional de Piñera significa, además, que el empresario se va a jugar todas sus fichas a tratar de romper el estancamiento de su apoyo, que ya parece más una maldición que un dato. La encuesta CEP ha ubicado al empresario prácticamente donde mismo estaba antes en apoyo, y eso no lo puede dejar tranquilo. Lo que le queda por intentar es imponerse antes que convencer, o, como dice Longueira (no sé si con buena o mala intención), “nuestro desafío es mantener la sensación de triunfo”. Por supuesto, como todos entenderán, mantener una “sensación” es de lo más difícil cuando no se están obteniendo avances concretos. En el fondo, si sigue estancado y si no da razones para evitar la fuga de votos hacia otros, va camino a perder. Y él lo sabe incluso mejor que sus adversarios. Es el mismo senador UDI el que descubre todas las cartas de la oposición al develar la cifra que tiene en menta como aquella que les permite seguir con posibilidades de llegar a La Moneda: “Tenemos que concentrarnos en retomar un mensaje para que Sebastián pase a una segunda vuelta con 45 puntos”. Por cierto estas declaraciones fueron hechas antes de la encuesta CEP, y es una afirmación exacta. El problema está, desde ya, en que, sin no se consigue tal cifra, lo lógico
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es pensar que la meta está en peligro y la famosa “sensación de triunfo” se habrá ido al despeñadero. Pero todas las maniobras que se derivan de tener que enmendar conducta tienen que pagar costos. En este caso las pérdidas no son menores, si se toma en cuenta que en su libro, MEO sólo hace alusiones positivas de Piñera y no encuentra nada bueno que decir de Frei. En retribución, el candidato de la Alianza lo ataca en su punto débil: el desconocimiento de su pasado. Típicamente MEO no contesta el tema de fondo, sino que agredió a su adversario. Como sea, el distanciamiento ya se produjo y generará consecuencias. Ni la derecha ni MEO van a innovar La CEP confirmó más que sorprendió a la Alianza. Cuando un candidato altera drásticamente su línea de conducta es porque algo no está funcionando. En esta ocasión las buenas noticias le habían llegado a Piñera nada menos que desde El Mercurio, Es la encuesta de este medio, que le es completamente adicto, el que le informa que el cuadro político no se ha movido absolutamente nada entre octubre y noviembre, y que el abanderado de la derecha sigue pagado en el 38%. Por supuesto, en su estilo particular, el matutino informa que “se mantiene el empate técnico entre Frei y Enríquez-Ominami”, a sabiendas que su estudio no incluye el sector rural, el más fuerte de Frei. La encuesta CEP actuó como una fuga de datos internos del comando de Piñera. Desde hace un tiempo saben que tienen que hacer algo más para asegurar el triunfo –tan cerca y tan lejos a la vez- y, sin embargo, no hay fuerza política suficiente para poder hacer algo más. Si se opta por marcar opciones más liberales en lo valórico se rebelará parte del gremialismo más fundamentalista, y si se sigue con un programa tan obvio y estándar se pueden producir fugas pequeñas por desencanto. Pero como el riesgo es algo al innovar, se seguirá como ahora. Quiero insistir en que todo lo fundamental estaba definido antes de la última encuesta, que alentó o preocupó a los comandos, pero no cambio su curso de acción establecido. En la candidatura de MEO, uno de sus asesores, Carlos Feres ha dicho en las palabras más sencillas cómo es que están enfrentando la campaña. Ahora, en primera vuelta, el objetivo está claro: “Nuestro principal escollo es ganarle al segundo más fuerte. Y en ese sentido, Frei es la primera posta”. La receta para imponerse en segunda vuelta es igual de sencilla: “Decimos “la derecha no” y ya está hecho”. Tiene toda la razón, ya está hecho, sea que sean ellos no que se impongan o si lo logra Eduardo Frei. Puesto que si la definición de fondo consiste 2
en presentarse como una alternativa a la derecha, ello será igualmente válido en cualquier caso, no solo en el triunfo. Es evidente que la tentación de converger e iniciar algún tipo de negociaciones ya se ha hecho presente en el comando independiente. Esto ha dado lugar a los primeros golpes de autoridad por parte de Enríquez-Ominami, algo que hasta ahora no había sido necesario realizar. En un intento por disciplinar al candidato ha dicho que “vamos a pasar a segunda vuelta. Quien se aparte de este camino y esté buscando negociaciones, no es parte del comando. Se entiende la llamada al orden pero, ¿y qué ocurrirá cuando el paso a la segunda vuelta quede clausurado? Tras la última encuesta, MEO se ha confirmado en su curso de acción procurando presentarse como la mejor alternativa para enfrentar a Piñera en una segunda vuelta a la que no llegará seleccionado. Frei puede crecer La velocidad de crucero de la candidatura Frei se alcanzó en las últimas semanas. Esto quiere decir que tiene margen para crecer y ello depende de la movilización de esta campaña. Puede aumentar su apoyo, ampliando el uso del dialogo y el contacto en terreno. En el caso de Frei ocurre algo bien interesante, y es que las acciones emprendidas por sus partidarios son más de aquellas que se planifican centralmente desde el comando. Algunos dudan de la fuerza de la Concertación, pero es evidente que una candidatura que no se caracteriza por su amplia movilización de recursos económicos, ha conquistado una indudable presencia en terreno por la movilización de sus voluntarios. En varios lugares importantes, la propaganda, los mensajes cotidianos y la salida a la calle son organizadas con autonomía y es autofinanciada por los mismos adherentes. De modo que la campaña de Frei es mucho más que el comando de Frei. En esto está residiendo uno de los aspectos más relevantes del mayor dinamismo que ha adquirido la candidatura en las últimas semanas. Por otra parte, es también evidente que, siguiendo el ejemplo de la Presidenta Bachelet quienes están en el gobierno y se identifican con la Concertación, son parte activa de quienes apoyan al candidato único del conglomerado. Con lo que hoy hace, Frei pasa a la segunda vuelta, pero para ganar esta segunda elección tiene que ampliar su convocatoria, el diálogo con diversos sectores y la capacidad de agregar demandas. La Concertación ha hecho esto antes con éxito. 3
Pero, en esta oportunidad, tendrá que hacer este giro en tiempo record, con unidad de mando y sin vacilaciones. Si lo logra, puede “ganar por nariz”.
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