¿Se puede volver a empezar?
El hombre recibió de su Creador una inteligencia que le permite hacer maravillas que suscitan nuestra admiración. Pero no puede reparar la telaraña que destruye con un ligero movimiento, ni devolver a la mariposa el ala delicada que sus dedos arruinaron. Lo que es aún más importante, tampoco puede hacer desaparecer las heridas que su dureza y falta de caridad causaron a su entorno, ni volver a vivir de otra manera un día que se desarrolló mal. Pero, sobre todo le es imposible borrar uno solo de sus pecados y salvar su alma de la perdición eterna. Lo que nunca nadie consiguió hacer y que, sin embargo, es esencial, Dios lo efectúa para quien recibe su Palabra con un corazón humillado y arrepentido. “Yo” –dice Dios– “yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25). Él nos permite volver a empezar, perdonándonos nuestros hechos pasados, que olvida, e incluso a menudo nos hace el favor de anular ciertas consecuencias. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). No tarde en empezar una nueva vida con Jesús el Salvador. ¡Nunca lo lamentará!