Rubin comienza el ensayo advirtiendo sobre como el análisis de la naturaleza y la génesis de la subordinación de las mujeres no es una cuestión baladí en tanto a que las respuestas y/o explicaciones que se le den condicionan necesariamente las variables a cambiar si se plantea un horizonte sin dicha subordinación ( asi, por ejemplo, si las respuestas son de carácter naturalista explicando el origen de la desigualdad en la naturaleza del hombre un programa feminista trataría de su erradicación, si se localiza en un efecto del sistema capitalista el programa abogaría por una revolución socialista, etc.) De esta suerte, Rubin, plantea pregunta: ¿Qué es una mujer domesticada? Como cuestionamiento inicial, cuya respuesta deriva en una teoría sobre la opresión sexual vertebrada por el concepto de sistema sexo/genero desarrollado por ella misma apoyada en la reelectura de ciertas tradiciones teóricas. “ El objeto de este ensayo es llegar a una definición más desarrollada del sistema de sexo/género, por la vía de una lectura algo idiosincrásica y exegética de Lévi-Strauss y Freud” (37) Así, es en este libro, donde aparece por primera vez el concepto de sistema sexo/genero como "un conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas”, que utiliza para reinterpretar las relaciones de sexualidad, las relaciones de producción y reproducción y las relaciones de opresión, en lo que constituye la primera revisión de critica feminista realizada al planteamiento de Marx y Engels. Cuestiona al Marxismo por su reduccionismo económico al localizar la dominación masculina como consecuencia del sistema capitalista, evidenciando la existencia de diferentes sistemas de dominación y opresión de las mujeres en sociedades no y pre capitaistas; por lo que dichos sistemas de dominación son reformulados por el sistema capitalista en herencia cultural; siendo justamente este elemento moral, histórico y cultural, que el marxismo apenas apela, donde opera el sexo, la sexualidad y la opresión sexual. "Es precisamente ese “elemento histórico y social" lo que determina que una "esposa" es una de las necesidades del trabajador, que el trabajo doméstico lo hacen las mujeres y no los hombres, y que el capitalismo es heredero de una larga tradición en que las mujeres no heredan, en que las mujeres no dirigen y en que las mujeres no hablan con el dios. Es este “elemento histórico y moral" el que proporcionó al capitalismo una herencia cultural de formas de masculinidad y femineidad. Es dentro de ese "elemento histórico y moral" que está subsumido todo el campo del sexo, la sexualidad y la opresión sexual. y la brevedad del comentario de Marx destaca solamente la vastedad del área de la vida social que cubre y deja sin examinar." En esta línea kate Millet, contemporánea de la autora, también apunta en su libro "Política sexual" (1969) el carácter patriarcal no sólo de nuestra sociedad, sino de todas las civilizaciones que se han sucedido a lo largo de la historia y advierte que el patriarcado tiene una gran capacidad para adaptarse a cualquier sistema económico, político y cultural. Millet, que desarrolla un analisis entre las vinculaciones de las relaciones de poder y la diferencia sexual, visibiliza el contenido político del "ambito privado" que formaria parte de ese elemento moral y cultural que se consideraba ajeno a la misma, como el lugar donde se desarrollan las relaciones de poder que están en la base de las estructuras de dominación, situando así ambas pensadoras la necesidad por parte del feminismo de analizar lo privado, la familia y la sexualidad como ambitos de poder y dominación sobre las mujeres. no en vano el eslogan "lo personal es politico" fue uno de los mas significativos del feminismo de los 70s.
En cuanto a"El origen de la propiedad privada, la familia y el Estado" de Engels (1884), Rubin, lo clasifica como un texto “penetrante” pero “frustrante”: "la mejor idea que podemos extraer del texto es que “las relaciones de sexualidad pueden y deben diferenciarse de las relaciones de producción” (Rubin, 1975: 102) y que, así como toda sociedad tiene alguna forma de actividad económica organizada, también tiene un sistema de sexo/género. Por todo esto, Rubin propone el concepto sexo/genero que pretende entender y explicar, no solo la opresión de femenina sino también como las formas de sexualidad alternativas a la lo que se establece como la norma vivencia una opresión como producto del mismo sistema que oprime a las mujeres. Es precisamente por esto que mas adelante se la considerará como una de las autoras antecesoras y precursoras de los denominados estudios queer (dentro de los feminismos posestructuralistas y queer, uno de los cambios propuestos, o rupturas, frente a los feminismos anteriores, es precisamente la problematización de la mujer como sujeto único del feminismo, y otorgándole un lugar mas relevante al constructo de la sexualidad) "El sexo tal como lo conocemos -identidad de géneros, deseo y fantasías sexuales, conceptos de la infancia- es en sí un producto social. Necesitamos entender las relaciones de su producción" (p45) Rubin defiende este concepto frente a modo de reproducción y patriarcado, que se han propuesto en otras teorías porque, por un lado, el modo de producción económica propuesto en oposición al modo de producción, vincula la ”economía" con la producción, y el sistema sexual con la reproducción, reduciendo la riqueza de ambos sistemas, puesto que, en realidad, ambos modos producen y reproducen; y, por otro, por que considera que hay que diferenciar “la capacidad y la necesidad humana de crear un mundo sexual y los modelos opresivos en que se han organizado los mundos sexuales" y mientras que, el término patriarcado subsume ambos en un solo término, el sistema sexo/genero que ella propone indica que en el mundo sexual la opresión no es inevitable, sino que es un producto de las relaciones sociales específicas que lo organizan. A este conjunto de la vida social vinculado al sexo la autora prefiere llamarlo. La totalidad de las sociedades conocidas se encuentran estratificadas en función del género, pero no todas son patriarcales. Son opresivas para las mujeres, pero el poder de los varones no se basa en sus papeles de padres o patriarcas, sino en su masculinidad adulta colectiva. Así, el patriarcado pasaría a ser una forma específica de dominación masculina, asociada principalmente a sociedades de raigambre judeo-cristiana y actividades económicas basadas en el pastoreo, pero no la única. (Más tarde Judith Butler en su crítica al sujeto del feminismo establecerá que precisa-mente la creencia política de que debe existir una base universal que se funda en unaidentidad que atraviesa todas las culturas, va unida a la idea de que la opresión de las mujeres posee una forma específica dentro de la estructura universal del patriarcado, sin tener en cuenta la opresión de género en los contextos culturales concretos en los quese produce. (Butler, J.: 2007).)
A Rubin le interesan dos aspectos de esa construcción significativa-discursiva del sistema sexo-género: 1. El que elabora Lévi-Strauss en Las estructuras elementales del parentesco, donde se plantea que el intercambio de mujeres por los hombres es lo que fundamenta el lazo social, complejizando la división sexual del trabajo.
2. Y la concatenación de la construcción del lazo social con la heteronormatividad compulsiva, cuya explicación se encuentra en la construcción psicológica del deseo sexual en las teorías psicoanalíticas de Freud interpretadas por Lacan.
Cabe mencionar que Rubin realiza una relectura de ambos autores desde un prisma critico, es decir, ninguno de ambos autores tiene estas pretensiones, sino que rubin problematiza y trasciende el contenido explícito de las obras y se centra en sus premisas y sus implicaciones. La teoría de la reciprocidad primitiva ampliada por Levi-Strauss al matrimonio como la forma básica del intercambio de regalos, presenta una explicación del lugar real y simbólico de la mujer en la cadena de mediaciones que dan como resultado el lazo social. Así, La noción del “intercambio de mujeres” ofrece una explicación de la opresión de las mujeres, al describir que son los varones quienes tienen ostentan el derecho de intercambiar a sus hijas o hermanas, y nunca a la inversa. "Si las mujeres son los regalos, los asociados en el intercambio son los hombres. y es a los participantes, no a los regalos, que el intercambio recíproco confiere su casi mística fuerza de vinculación social. Las relaciones en un sistema de este tipo son tales que las mujeres no están en condiciones de recibir los beneficios de su propia circulación. En cuanto las relaciones especifican que los hombres intercambian mujeres ,los beneficiados del producto de tales intercambios, la organización social, son los hombres " (p53) Tanto el sexo como el género son producidos en y a través de relaciones de intercambio entre varones. Sexo y género superan, bajo estas premisas, cualquier contenido biologicista y esencializante para ser visualizados como efectos de relaciones asimétricas. "El “intercambio de mujeres“ es un concepto seductor y vigoroso. Es atractivo porque ubica la opresión de la mujeres en sistemas sociales antes que en la biología. Además sugiere buscar la sede final de la opresión de las mujeres en el tráfico de mujeres antes que en el tráfico de mercancías." (p55) Posteriormente en un trabajo titulado Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad se corrige a sí misma por no haber distinguido entre género y sexualidad y por haber podido transmitir la idea de que el sexo es una realidad natural, constante, universal y ajena a la historia, cuando es una realidad política y organizada en sistemas de poder que alientan determinadas prácticas o individuos en tanto que castigan o reprimen a otros. Y si la forma básica del intercambio es el matrimonio, la heterosexualidad está implícita como opción permitida. La necesidad de construir significativamente la diferencia sexual como heteronormativa unida al tabú del incesto, resulta inherente al parentesco, como leyes de intarcambio de mujeres entre varones, que es, a su vez, la del vínculo social. Esto evidencia el entramado material y simbolico, donde lo que se halla es la construcción de la diferencia (sexual). "La división del trabajo por sexos, por lo tanto, puede ser vista como un "tabú": un tabú contra la igualdad de hombres y mujeres, un tabú que divide los sexos en dos categorías mutuamente exclusivas, un tabú que exacerba las diferencias biológicas y así crea el género. ¡La división del trabajo puede ser vista también como un tabú contra los arreglos sexuales distintos de los que contengan por lo menos un hombre y una mujer, imponiendo así el matrimonio heterosexual."(p58)
En resumen, de una relectura critica de las teorías de Lévi-Strauss sobre el parentesco, Rubin deriva "algunas generalidades básicas sobre la organización de la sexualidad humana, a saber: el tabú del incesto, la heterosexualidad obligatoria y la división asimétrica de los sexos" (62) Si las estructuras elementales del parentesco y la división sexual del trabajo lo que hacen es crear la diferencia excluyente entre masculino-femenino, la introyección de esta división en términos de identidad monolítica y totalitaria es descrita por el psicoanálisis. Freud da cuenta del proceso de “adquisición de género”, revelándolo como un proceso necesario y a la vez traumático para ambos sexos, pero especialmente para el sexo femenino. Rubin lee a Freud con Lacan para superar la interpretación biologicista que domina en el psicoanálisis clínico norteamericano y buena parte del feminismo. El guiño aquí es hacia “el lenguaje y los significados culturales” de la anatomía, es decir, de las diferencias. Para Rubin, el psicoanálisis según Lacan es “el estudio de las huellas que deja en la psique del individuo su conscripción en sistemas de parentesco”.[15]Estructuras del lenguaje, leyes del matrimonio y parentesco e inconsciente como un mismo territorio, lo cual da cabal sentido al “complejo de Edipo”. De esta forma, antropología y psicoanálisis (franceses) son herramientas básicas para la crítica feminista interesada en la emancipación no sólo de las mujeres, sino de la humanidad. Rubin apunta con esta intencionalidad crítica del feminismo hacia el desbordamiento de lo que hasta ese momento (y parcialmente en la actualidad) había sido su objeto: la opresión de las mujeres, y bellamente afirma: Personalmente, pienso que el movimiento feminista tiene que soñar con algo más que la eliminación de la opresión de las mujeres: tiene que soñar con la eliminación de las sexualidades y los papeles sexuales obligatorios. El sueño que me parece más atractivo es el de una sociedad andrógina y sin género (aunque no sin sexo), en que la anatomía sexual no tenga ninguna importancia para lo que uno es, lo que hace y con quién hace el amor.[16] En estas palabras de Rubin se presenta el excedente no conmensurable de la persona, es decir, del sujeto, aquello que escapa a los discursos a pesar de ser construido-contenido por ellos. La aportación teórica de Rubin es en sí misma parte de lo que indica: deconstrucción de género (como diferencia excluyente) para liberar sus efectos sobre las sexualidades humanas y las personas. Elsistema sexo-género es perfectible, tendiendo hacia el horizonte de la no patologización de las sexualidades, a la eliminación del “residuo edípico” de la cultura. En este punto, la utopía de Rubin muestra su confianza en lo que denomina “la evolución cultural”. En el cierre de su ensayo se ancla en la idea de la modernidad, rinde una cierta “superfluidad” a la organización del sexo y del género, que habiéndose establecido como necesidad arcaica se reprodujo de manera automática hasta la actualidad. Es por esto queRubin acude a la interpretación lacaniana del psicoanálisis de Freud, ésta deja de lado los determinismos biológicos y toma el psicoanálisis como una teoría de la información, el lenguaje y los significadosculturales impuestos a la biología. Por lo tanto, el proceso del complejo de Edipo se puede leer como lashuellas que deja la conscripción de niños y niñas al sistema de parentesco en la psique. Así, la psique delos seres humanos se va moldeando según sexo/género en cuanto se adhieren y siguen las reglasculturales de su clan o familia, lo cual implica que la fase edípica teorizada por Freud sucede cuando elniño o la niña se dan cuenta de sus papeles sexuales en el sistema de parentesco, cuando el niño se dacuenta de que es poseedor de un falo que le otorga un
poder para el intercambio de mujeres y, la niña esconsciente de su ausencia y por tanto de su condición de objeto de intercambio y de dominada.