Rosanvallon Pierre - El Momento Guizot (2015)-7-15.pdf

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EI.!O~i~rnO ~e los espí:dtus

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n. e .esentado común lnstltutor El s unCIones. de la educación

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Estado socíélogo

177 183

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191 203

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:el conservaduri.smo ·..··· ·..· L . II ble Ef ecuaClÓ~~a_nresa , , rescate e tlempO

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211 211 215 227 ..

~

E~t~ab~o d~ la experiencia a po:ti~a e resistencia La rutíru~aciónde la intel.igencia política La tontena y el aburrimiento 1848 como ruptura de la inteligibilidad

233 233

243 249 255

~iEl revés y e¡ de¡'ech~ (herellcias) 265 El =c=~~t:ed~a ::~:;~ .. ·~·b~;:;~~·"' 265 La nueva inteligencia PC)li:ca de ia bur· ..·~;i~ · .. · .. · · .. · · .. · ·· · 272 El h 1 d gu 278 Lo ¡¡¡u.6?e o ~ l~ ~púhlica

proxnno

y

o eJano

l. El momento Guizot

~

284 296

Anexo Franpoia Guizot: breves indicaciones bíogréfícas

301

Referencias bibliográficas

309

El retorno al siglo XIX

N o .es difícil constatar que los hístoríadQl':~ .._g~._mane.I;"a.gene.ral,..le.han prestado basta.u:te ..:pQ~i!l,J~,wnciºp, a !~_~tis.~r.~_m!~-ªfl_\i~~ ªig~9.m.Aª:Q~és, los años ~~E ..9..~.-!§JA.ª.JJ~4:.§, y el pensamiento político de este período nO'íñté'i:esa todavía más que a un puñado de especialistas. Salvo raras excepciones, ya prácticamente no se leen, y por ello no se reeditan más, las obras de Guízot, Thiers, Couain, Rémusat, Royer-Collard, l\tIignet,Augustin Thierry, Ballanche, Bonald, para citar solamente algunos de los nombres más ilustres. Todos esos autores fueron implícitamente incluidos en la imagen aburrida de un período sin consistencia propia. Tiempo débil de la historia y, simultáneam.ente, del pensamiento, condenado a un estatus secundario, puesto sin piedad entre paréntesís. La atención se ha dírígídc a los dos mom':.12to~!.!~I!!~g9..~Lª ...rítmar; ~1.aGP.I),j;_~ci!IllentQ.progreslvoae la democrática: de un lado los pensadores de la Ilustración como

moaerniaaa

precu:rsores'jrdel"oitij'los 'de'la- ci:insunúici6h démocrática:'Por otra parte, poco Importan en este 'i'iltimocaso las interpretaciones '¡re-esa consumación,

se la sitúe en el socialismo llamado utópico o en el marxismo, en los padres fundadores de la República o en los profetas del anarquismo. En todos los casos, en efecto, esas diversas perspectivas sobre la historia de la cultura polttica francesa se sustentan en la misma representación de la primera mitad del siglo XIX: la de una transicién en la cual no aparece nada nuevo. Las instituciones políticas del período no son entendidas sino como un primer esbozo, incluso limitado, de las instituciones democrátacaa modernas. Et~~~lEo ~~ari~ ..:~.~~.~;t!l~.t:_lIl~.~~~.P1.e.. e.!ap8:?.P.?_n.t.o.~~ ~~~aje e~re eIAnti~:§:.~~11l.(:ln.y.e ,golol.i~:r:Q,on:m::r~~§ln.~ª~~Y."º basado ellH~~sllÍr~gio U.Ulversal:'O$"a gran parte d,ª-la hi~to:rj...Qg¡:ªe:a..co.nt.emp.o.l:án~a.ro..a;Q.j:j.en~§_§ta visión en términos de tr.ª;nsici.ó.14 ..@e e~.!a de~.~=!};tid2_~2.~~n.. Finalrn~~_H se íntérpreta Ia Bestauración y la monarquía de Ju?-iocomo !l:n:ae.Bpecle de

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12

Píerre Rosanvallon

r~tición del [email protected]~m~~_,~~~!~~~~~:,~~S~?.~~J~.E~_~ Fr~ia. 'le a de llirperm$te1'tcztt""d~io VIeJO en 10 nuevo, deJ~.m>."ca1l8umacióndel doble movimiento del pénduro:~JadlfiCifm;;d~r~~iÓn de un nuevo-orden ~.pa1ifii'!ó:!·Ll:t'tfiVia1iaád del cual se ba~a esta led..u:tª ...J!~~..R..:tjw.-ªr.i_'i!iit:i.ctl~r~ígloXDC ('pero qué'igualmente se puede ampliar sin dificultades al conjunto'délsiglo) ªgw. ~~ggfi~sa. Porque el problema proviene del deslizamiento teórico que se opera implfcitamen.te en su seno. Que la economía del s!gJ.Q.:~Pf.~sté .compuesta, marcada p~r la emer~:ngjll. ~ ..un.-.Gr.ecimie.nto~ industrial sl:?~~~n?'o>~~2.~?:.~~ti~ª-l,?Je. T~mIL~~9. podríamos discutir eJ c~~cter pro~s~v~ ~ la formación de las nuevas clases...sociales (burguesía, clase obrera). ligadas a las transformaciones de las estructuras económicas: 'Si toVíe'Jo es-el·mundófu'fál'Y··'feudal" y lo nuevo el mundo urbano íñd'ustrial, se puede hablar en efecto en términos de transición para calificar el pasaje de uno al O~O.2 ¿Pero se pP.ede.~l!9ir .l~_histo!!~~l si,[lo xpc a est~ enfoque en. térmuHI..§..demoJl.9.•g_'¡t.P.rº-duccióp,.:!l:.il~~,Cllaae.a,~p.ó"iiíicas? 0, más precisamen.te, ¿tenemos derecho a rebajar la historia del imaginarío liberal y democrático sobre el desarrollo de la economía capitalista? A esa pre~nta, e~te,libro res;eonde eA fOl'..ma..negativa. Las ideas liberales y

análisis "s'ocio'e~nói:üíco'sob;'~~i ~ª, ..

iIl.:1inliÚin4º.iii~~~jgue

I

e

13

El momento Guizot

mayor: la de la historia de Francia de 1789 a 1814. Su originalidad se torna naturaJmente ilegible si olvidamos la especificidad de ese contexto político e intelectual para considerar solamente el movimiento intrínseco de las "ideas", de Rousseau a los teóricos de la República o del socialismo. Una historia de las ideas sólo tiene sentido sí es hist6rica. Banalidad, se dirá. Pero es lo que olvidan prácticamente todos los que hablan desde Marx o Líchtenberger" de "socialismo" en el siglo xvnt, haciendo de los hombres del Siglo de las Luces simples precursores de un movimiento intelectual que conseguiría su madurez poco a poco. La.Revoluciónn'l~ol~men~_~p~lj,1;!.uyó a atlele~r.:l~.,ge.'~I~~'?~~l.?:de ~,Pr.?~~§l~~~,I.~._~I!L~J!«?.§!!aQ,ti~I.l:~i~?!~s primeros prºf~~ª, n'b:º.4.JlJQ.Nt~bién.una,ruptllr.(1.~,n.lª.m~Jl~.!ª,,ªs¡J. Cf.Q.:g,~!'lplr hi-pOlítica. la historia, El desarrollo de los acontecimientos revolucionarios. Si particlilaiiñente179F. P~!~~~.~J[~ªl>~E!!,~jn~!iO_gª-i;[qñ,~a:ªme.'Pt.a1 el s~n!1WPt'~'1'd,eª.A~m.B.9a> d~~l"!~@.~p.,~sí ,?,tcen.tro"de gra-

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~e~t~~~~g'~;~l~~~~~~~a~ ;;'~;;~~~;:;§.~~~~~ r@!!!_nesent~ ti~e!.~~~m§~,ªe,~c.~!a- Su obJetivo es comp~ender las condicÚiñes enlas cuales' el ideal democrático de la partacipaeíón en la cosa pública se había vuelto ferozmente contra las libertades. En otros términos, quieren evitar que el ciudadano pueda de nuevo disociarse del individuo hasta disolverlo. Los filósofos del siglo ~.!!~ya ~~~~~ de ~~n~ ~uieu o de Ro-qE!§§m...UQ...hªb;ían...p.ensad~ab:nenta"e.n, ..esos,~té:cminos o...rná..§l e;a<:tam~l}i~.!..,~.!?,~el?:~t?;~~~!t(;:~J.l~!§.Q.ªJ~.~ª-
~::¡C~;~~~ii~l:~li! ~ó~~~~;fi~j{!io~~~i;~~~~]~~;'~r~~9{~ es que ellas se reTa(¡ionari~

s~-rnrov-mero y~.2:.

Nuestra hipótesis de manera reIativamente autónoma. con un orden de hechos especíñeoa: la interpretaci6n de la Revolución Francesa y la construcción de una racionalidad política que permita fundar un orden estable dentro del respeto a 105 principios de 1789.la igualdad civil y la libertad política. Los autores políticos de l~ ~8tauración y d~ la.~onarquía de Julio no son los intérpretes parciales o limítados de un principio que ellos se negarian a reconocer en toda su amplitud o cuyo alcance práctico lograrían reducir ingeniosamente. Es necesario, al contrario, entenderlos como los iniciadores originales de una reflexión sobre la política moderna empalmada sobre una experiencia

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Irta:esté'hecho, En elio"'se

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É;~e1e_c;¬ ~~-~§~~~e~~a:re~~ti~t§e~~e-~1Ica4.o:·~i·Obj~t¿ '"peñsa~iento liberar rel="nofollow"> reCUbre' en Inglaterra un conjunto de sígntñcacíones políticas o económicas globalmente homogéneas e hístóricamente estables. A pesar de sus diferencias. Locke, Hume, Bmith y John Stuart Mili se inscriben en un

1, Véase, cada uno con una óptica diferente, A,J, Mayer, The Persistanee o{ the Old &gim.e, Europe to the Greca War,Nueva York, Pantheon Books, 1980, y E. Weber, La Fin. dee terroirs, lo. modernisation. d~ la ~nce ruraie (1870· 1914), París, Fayard, 1983. Se puede señalar que

campo conceptual relativamente coherente, Coherencia que resulta en gran parle del consenso sobre el contexto institucional legado por la Revolución del siglo XVII: los logros de 1688 constituyen el zócalo común de su pensa-

este tema dela persísteneía generalmentees entendido desdeuna perspeetava scciceconémica. Al ~ntrarío.la visión toc~uevm¡a.n8 de la continuidad entre el Estado absolutista y el Estado del Sl,gloXIX (véase El Anttguo Régtmen y la Revoluci6n) ha sido bastante poco retomada en la medlda. en que no ,concuerda ~on las lecturas dominantes del siglo XIX.De hecho, lo que aqut está e~Jue~ es la Ul.;~rpretaCló~ g~obaldela Revolución Francesa, indisociab!emente ruptura de la ímagínería polítaca y continuidad de las relaciones Estado-sociedad. ' .2. Evidentemente no entro aquí en la discusión sobre el concepto de transición que implica esta lectura. Sobre este punto, me permito remitir a lo que ya he dícho en Le capitalisme utopique París, Seuil, 1979, pp. 126-127, '

3, La obra de André Licbtenberger, Le socialisme au XV1ll' siecle, París, 1895, es típica de esta concepción aC'Ulllulatl'93,ahistórica, de la historia da las ideas, 4. Rousseau, por ejemplo, nunca realizó la síntesís del Emilio y del Contrato social, pensando de manera separada el problema del ciudadano y el del individuo. "Hay que elegír entre hacer un hombre y hacer un ciudadano, pues no se puede hacer a la vez uno y otro", escribe en el Emilio. 5. Dejamos afuera el problema, intelectualmente decisivo, del sufragio de las mujeres,

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Píerrs Rosanvallon

miento. El R~ºJ.>.l~m?.~~ la relaci611.e.p¡tre. d.~~~~Iil.cía y'.libe.:n~ilismQ jamás se.hulanteado en Inglaterra en términos violentamente exclusívos como. lo.demi:ieStrii"el proceso progresivo'oe eñensloñ~aeIs:Uf'ra:glo··ritiñ7ido or las reformas graaua1:es-aeI"832-r867"-'r884~:f885:':r:;-""'-:'J'--":fi-<"""---:'I'-';~ _~":l ,.".v, ",_.... ,_ "... ~ __.",.• , y ~s ~os gu,ras u~ lnmv lUMPY..¡;~lldtM.ianO. estan affi práctlcameñte~equi1ibradas:"Este "eqUfiibriO." i~glés. debe ser restituido a éoñStituye 'una excepeíon en la hist~na europea. En cual~uier o~a parte es imposible hablar en general y en singuiar de un pe~s~nuento liberal moderno entre .10.ss-iglos xvrr y XIX. E! caso ~ancés es partICularmente impactante. La primera razón de esta dlferenc~a' es de orden histórico: se debe a la cónmoeíon que introduje la Revclución Francesa en la reflexión política. De allí la ruptura, ínhallable en I~glaterra, entre lO.s.filósofos del siglo XVIIIy los pensadores políticos de~ Siglo XIX. Montesquieu, Constant, Say, Guizot, Tocqueville, Bastiat y Prévost-Paradol, por tomar algunos puntos de referencia signiñcativos no traza.n u:q.afigura continua r cohereIlte, a excepcíón de que se los remita a todos a una noción de lihertad enunciada muy vagamente. Los teóricos del liberalismo económico se relacionan en efecto con la tradición in.glesa pero su propósito de hecho es mucho más restringido que el de un Adam S~th. J~an-~aptiste Sayo Frédéríc Bastíat tratan sobre el valor, el mtercamel lmp~esto, el r~l del Estado con un único objetivo: extraer las leyes cíentíñcas que presíden los procesos de formación y de eirculaeíón de las riq':1ezas; su ambí~ón no es de ningún modo.insertar su trabajo en la elaboracíón de una teoría más general del gobierno de los hombres. La distinción entre ell~beralísmo económico y el liberalismo político es así fundamental en ~ancI~, míentr~s que casi no tiene sentido en Inglaterra. Pero la idea de }iberallSInO polftíco es en sí misma homogénea. Montesquieu, Guízot y Prévost-Paradol no. buscan responder las mismas preguntas. El contexto hístorico d... "',. ~ . , 1e<.",_.).."ID.~e~IOn. ...~-ª_f.:Ul.uno de ellos una problemática • ~snecíftca. El ?<>njuntoconceptual forjado los ingleses del SIglo.XVIIIpara definir el "liberalismo" se muestra finalmente ll'l,adec1:lad.oparadar cuenta de la complejidad de aquello que en Francia, por ~D?-0didady por pereza, se acostumbra llamar con el mismo vocablo. Allí se origma la pronuesta de este traba;o' COI1st!·· • .... ""-_ .. ,,",., =:-.>< ". "",u.u:_¡;~.omo o bi~eto, ,espec ift co 1a ñlosoña olíticalian '=--1?'r'~-:-' .•__ .. ,._.__...",.!L... . . . ... ~~~.Ei. ..~t;!. .1.01';1:a .L848 para proponer una nueva lectura de la historia de las ideas liberales YdemocrátÍC'aaeffel sig-IO·XIX. ".' ... ,...._..._ ... ,. ". .

su just01i.igár:

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i·partfr-dei estudio de

autores

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Terminar la Revolución j

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.Dur~nte el Dírectorío, Cabanis, Destutt de Tracy, Madame de Stael o ~amt-~lmon, po~ no citar sino algunos nombres, se dedicaron a superar "el ! mexplicable vértigo de 10 que se ha dado en llamar reino del Terror", según

I

El momento Guizot

J.5

palabras de Benjamín Constant en Del esptritú de conquista, Durante un corto periodo se creerá haber finalmente puesto término, y dado un sentido, a la crisis abierta con la transfonnación de los Estados generales en Asamblea constituyente. ELQonsulado, y luego el.l~Q...habían..des.tmi.Jio~.esa esperanza con §I_llS.ort~jod.!LgO.lp.e.~_d~_fg~~ª>..,h.uJ:J:ri.ll~c.i~:g.~s Y.ay'~ntur.as eXteriores. El orden sólo había sido asegurado a través de un retorno a formas despóti.:cas··qüé-:-seHCfeíari superadit~:':aaQia' el fin' de] hci.P...~o,10.8 sobre~Viente:S 'dei Directorio estaban desortentados. Hablando de este perio7CO;]téiñusif'senaIaraT"La'FiáñCia"enmsteaa-a, sin. embargo, no se desentendió del gobierno para buscar su salvación en otra parte; había llegado a un punto en que le faltaba la ilusión de los deseos. Su gobierno la alarmaba pero DO la irritaba. No deseaba su caída. no esperaba su reforma. lo miraba come necesario y peligroso, y se sentía. en una similar impotencia para hacerle daño o favorecerlo, esclarecerlo, contenerlo o transformarlo; no W;QÍ~.objetivo.Ni en los recuerdos del.Antiguo Eé.gim~ ní en ~9Sd.~la Revolución podía conformar tan siquiera un modo de gobierno imaginario que pudiera oponer o preferir a la realidad [... ] esta disposición de los espíritus en política respondía a una disposición análoga en todas las cosas del orden moraL La filosofía, la literatura, las artes o. para decirlo todo. en una palabra, las opiniones quedaban restringidas a límites estrechos: se ponía a la sabiduría bajo presión. Poco movimiento, nada de novedad, mucho de prudencia. Se desconfiaba del razonamiento en las cosas del razonamiento, de la ímagínacíón en las cosas de la imaginación. Alguno preguntaba en aquel tiempo al abate Sieyes: «¿Qué piensa usted?» ... Yo no píenso» respondía el viejo metañsico, disgustado. e intimidado, y decía lo que todo el mundo: el espíritu humano rara vez ha tenido tan poca confianza en sí mismo como ahora: es un tiempo en el que hay que ser soldado o geómetra"." El joven Edgar Quinet en su Historia de mis ideas comenta su sorpresa de crecer en un mundo en el que todo parecía Incomprensíble," .l!EI fracaso deUmp.eti.Qj!l-ªll.IDJ.r~!f~. u~!1.n~~y'a.:_~~~? ¿La Carta le daría ,fulá~~?~~.,~~~~!:l~.?J~. Q~~a~._º.9p.J~1i.l~l.~i?~ .!l.1,1~.!l~p~.~ita.b.~:-áDryeñdole las puertas de la estabilidad después de veíntáeinco años durante los cuales había experimentado. a través de ocho constituciones sucesivas, casi todos los regímenes que la ciencia política podía registrar? Es la esperanza que nace --_

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6. Rémusat, Critiques et étucks littéraires, Olt Pass« et.Présent, París, 1847, 2 vols. p. 7 del prefacio. Hemos seguido a Rémusat y Quínet para capta r el espíl'itu. de este periodo porque, nacídos CQnel síglo (Rémusat en 1797, Quínet en 1803), lo observan con 'Unamirada nueva que no ha sido alterada por ningún recuerdo. 7. "Escuchaba a personas que yo ubicaba oonjusticia muy por encima mio repeti:r en cualquier ocasión, con aire sardónico: Yo no entiendo nCLdo., Esas cuatro palabras componían el fondo de la lengua de entonces", E. Quinet, Histoire d'un. enfan: (lústoire de mes idées), 2!!ed., París, 1905, p. 108.

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Píerre Rosanvallon

con la Re~.!~~E~.~cSn. Pero cada uno siente que, para ello, no es suficiente con co"'ñiíaren las virtudes de reconciliación de la Carta, por otra parte bastante frágiles, como se 'Verádesde 1815. Para clausurar finalmente la Revolución, hay que devolverle inteligibilidad a I.a historia, comprender tanto 1789 como 1793, descubrir por qué Francia fue sacudida entre tantos abismos y. decepciones al tiempo que pensaba cada vez babel' arribado a buen puerto. En efecto, no les había bastado a los constituyentes de 1791 proclamar, como Barnave, "la Revolución ha terminado" para que lo fuera efectivamente; y tampoco a Bonaparte, que había cerrado la declaración del 18 Brumarío con una afirmación idéntica ("La Revolución queda establecida en los principios que le han dado comienzo: la Revolución ha terminado"). En cada ocasión, se tomaba el fin de un acto por el fin de la obra, como dirá más tarde Toequeville hablando de 1830. Fundar, inscribir en el largo plazo, estabilizar: é~.lsL9bses!6n de la generación de la ReSTauracrón. Para'alCiñzar ese objetiY2...... lliLcli~.!9c!~da, goblerno y-e§Ct'lOír constituciones, aun cua·i1dO soñ~ri.~~~as; AFraniii~jiQ:r(i;.raltó·solamente u~.buEill'lr.boñStit~cl~ri~~l Co"~~lde.~ .fj:q, ~s~ c();l.ft~tal!ión, asi como rechazan Juntos, por naber experimentado sus efectos perversos, las ilusiones de todos los "sístematizadores" que creían que la sociedad podía reformarse por decreto, forzándola a entrar en el molde de su teoría. A la reflexión sobre el arte de gobernar se agregaba así una intención filosófica sobre la redefinición de las relaciones entre la sociedad y el poder político. En ese sentido se pretende articular lo político sobre una sociología y sobre una teoría de las instituciones, dejando de considerar estas últimas como simples máquinas. Se tiene la certeza de que el orden social debe ser, de ahora en más, entendido según un modo bíologíco y no ya mecánico. ~s ho~~!,! ..g~_l$H..tienen el sentimiento de una tarea inmensa a reJfizar ..q~a.com,¡j~i:te~:I;t~~'.!-§.~y_i_7'.~~puevaFiaiici:adeápués(fe quÉ;'lá vieja Francia hu!?~_sji.q..
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'"', Los liberales "isi"4 definen como los herederos de la ambición de los revolucionarios de 1789, siempre con el sentimiento de pertenecer a una generación radicalmente' innovadora por la naturaleza de las tareas que la historia les asignaba. ¿Pero cómo innovar cuando se han perdido las referencias y se ha rechazado la ñlosoña de los padres?8 El romantícísmo expondrá su 8. Guizot observaba en 1820:"La generación que surge ahora tiEmeuna gran desgracia, De 10$ tiempos que la preceden nohereda más que necesidades e intereses.No es oonvocadasim.plemente

El Dlomento Guízot

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17

diftcultady su implacable urgencia haciendo del poeta -el "domador del caos", según Shelley- el crucificado, heroico y solitario, de esta tensión. "Yoestaba dolorosamente afligido por mi propia impotencia", relata Quinet hablando de su adolescencia, "y puedo decir por la impotencia de mi tiempo, pues no veía alrededor mío niun guía en el cual pudiera confiar, ni tan siquiera un compañero en la ruta donde yo temía y a la vez ansiaba comprometerme. Tenía el presentimiento de que se trataba de "una renovación casi completa de las cosas del espírítu. Y como no veía a nadie trabajar en ello, creía estar solo [... ) aunque este sufrimiento llegara a menudo hasta la desesperación, sin embargo no había nada que se pareciera al hastío, al aburrímiento de la vida, a todo lo que se ha dado en llamar, a fines del siglo anterio~, la ola de las pasiones. Me parece que, en muchos aspectos, era 10 contrarío de la lasitud y de la saciedad. Más bien se trataba de una ciega impaciencia por vivir, una espera febril, una ambición prematura de porvenir, una especie de embriaguez del pensamiento que renacía, una sed desenfrenada del alma después del desierto del Imperio. Todo eso, unido a un deseo abrasador por producir, crear, hacer algo, en medio de un mundo todavía vacío"," "Nuestro malestar", escribía por su lado Lamartine, "proviene de haber nacido en este tiempo maldito donde todo lo que es viejo se derrumba y todavía no hay nada nuevo" .10 Esta generación iba a aprender rápidamente a formarse como tal y a emprender su obra. Ella se reconocerá en la magnífica arenga de Jouffroy, "Cómo terminan los dogmas":" "Surge una nueva generación que tuvo su origen en el seno del escepticismo, en el tiempo en que los dos partidos tenían la palabra. Escuchó ycornprendié: para ella, el viejo dogma carece de autoridad; para ella, el escepticismo tiene razón contra aquél, pero está. equivocado en si mismo: una vez que destruyó, no queda nada. Y ya los hijos han superado a sus padres y experimentado el vacío de sus doctrinas. Están intuyendo una nueva fe; se encariñan con esta perspectiva fascinante con entusiasmo, con convicción, con resolución. La esperanza de los días

a continuar la sociedad,es necesario que la reconstruya; asiste ahora El los primeros kabajos. No se le ha transmitido ningún principio fijo,ninguna necesidad se le ha reconocido. no se le regulo ningún hábito. El pasado que tiene detrás no le legó nada, nada al menos que sea claro, potente, capaz de satisfacerla y de contenerla a la vez. Leyes. opiniones, sentimientos. incluso situaciones, todo ha sido oscuro o incierto alrededor de su cuna. No puede vivir sobreel mismo telón de fondo que sus padrea; busca su propio alitnento moral; recibió un impulso. y e50 es todo" (VIL gout>ern.ernem de la France depuis la Restauration et du ministére actuel, París. ·1820.p. 152). 9. Quinet, Histoire ..•• pp, 181·182. 10. Lamartíne, carta del 19 de agosto de 1819 a la marquesa de Raígecourt, Oorrespondance de Lamartine, París. 1873, t. n, p. 399. 11.Escrito en 1828, publicado el 24 de mayo de 1825 en Le Globe (retomado en Misceláneas

fiZosóficas), este texto fue considerado como el manifiesto de la nueva generación polítíca.

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Pi erre Rosanvallon

18

nuevos está en ellos; son sus apóstoles predestinados, y está. en sus manos la salvación del mundo".l? De allí el sentimiento, ampliamente compartido; de vivir durante la Restauración un verdadero "renacimiento", la expresión está en todas las plumas, ilustrada por un extraordinario desarrollo de las publicaciones. La Minerue, Le Mercure, Le Censeur; Le Ceneeur européen, Les Archiues politiquee, philosophiques et littérairee, Le Globe, Le National, La Reoue francaise, Les Tablettes Unioerselles, Le Courrier, para citar sólo los más célebres, son los lugares donde se expresa la búsqueda de una nueva.filosoña política e histórica sobre la cual se pueda edífícar una Francia estable. "Es el momento de las tentativas originales", escribirá entonces el joven Rémusat.13 La abundante literatura publicada durante esos primeros años de la

Rest~!~

!í_~~~~~~~:p~i'~~~]?_r:~~~upació:rr~ll:t~aL·sa~1~)501í~ica

del(fomuuo de las pasiones para integraría en la edad de la razón; sustituír l~~f~!~~voiuñt·adpoFras-regülaiidades de un ordencientífíco=Por tlS.Q·§1}._JQiia.!LIL~~§'~~W.Jf.º_ii~Ul.Qgiña:.ruUa~sobel"ariia:dél-pügl:fltr;:áciisado de haber autorizado los desbordes de la Revolución, y se busca. la vía de un i-aciónel y de ahora es banal. Se la encuentra tanto en Augusta Comte como en Guizot, Benjamín Constant o Dunoyer, Y en verdad no es nueva en absoluto. 'Ibdos los sobrevivientes del T~rro.r4abia.n.p'el).liad.Q·~~i~i~r:téii·esoi"fteí'iíiihosde:s·defiñesdel, s~1Q.xvrÍÍEn De la influencia de Zas pasíones·sof)Fé·{afelicídad de tos individuos y de Zas naciones (1796) y en De la literatura considerada en sus relaciones con las instituciones sociales (1800), Madama de Staél había expresado para un público amplío esta exigencia de racíona}{dad alrededor de la cual se ordenaban los trabajos más eruditos de los ideólogos. "El despotismo", escribía, "no requiere de la ciencia política, así como la fuerza no necesita de las luces [. .. J el despotismo en torrees no puede ser el objeto de los cálculos del entendimíento"." Sólo la ciencia puede limitar el desencadenamiento de las pasiones y dar a la política una "evidencia geométrica". "El análisis y el encadenamiento de las ideas en un orden matemático", proseguía, "tiene

gOblerno

una:j:;Oli:tica·cí"enúiics:·:La ldeá

12.Mélangesphilosophiques, 4~ ed., París, 1866, pp. 13-14. En UDe la Restaurat.íon", Rémusau observa que «nuevas generaciones se habían formado. Llegaban a la política, hubo entonces verdaderamente una nueva Francia" (Politique libérale, París, 1860, p. 210). En el prefacio a Pa.sst et Préeent, Rémusat insiste en esta dimensi6n generacional: uEl autor pertenece a una generación que crey6 que SU deber y casi su misión era. resumir todas las investigaciones y todos los progresos de la razón humana sobre las cuestiones que más le interesaban, detenerse y establecer en su forma ültírna lo que se podrían llamar opiniones del siglo" (ob. cít., p. 12). 13. Carta da Rémusat a Barante, 7 de dicíembre de 1823, en barón de Barante, Souoenirs, t. m, p. 148. 14. DfJ la littéro·tureconsidéréedans ses rtipports avec les institution.s sociales, París, 1800, pp. 216-217.

~[.

El momento Gui:l.ot

19

esta ventaja inapreciableque aleja de los espíritus ~nc1u~ola idea mis~ ~e posición. Todo tema que deviene susceptible de evidencia sale del dOmInIO ~e las pasiones". 15 Ha~~.<.!2.~~~,~_!a...Rº!!.g~ª..~!!.J~M~ª'ªª..,c:i~ntm,<eª~~.es-

p~~1~~¡~~~~~FE~t:~ffi:~~:~;.;li;~ ri:~~fsta bJ;q;;d~det:;;l~-p·oiiHca raclonsu·durante

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...

la ·Restlluración, síñ~;;bargo ya no se realiza exactamente en la misma perspectiva que a fines del sigl~ XVTII. Ella va, a la vez, a apoyarse en el capital intele~ual de los ideólogos como Cabanis, Destutt de Tracy, Roederer, Jean-Baptlste Say ya tratar de superar sus límites. , _. . EL~~&.,1&~c). 9.~.M~~ ,:i.4~plogQªPQJ;'. fundar ci.~~tlnr;:?.r.r.>:I:lO~e.: la p().lit1<:a,yla moral16 se había desplegado_ en t~s di~_<:~ 17 La pqmera e~~'platemática social". La expresión es de Condorcet en su Tabla general de la ciencia que tiene por objeto la aplicación del cálculo ~ las.ciencias m~r~z:.s .' .. y poUticas.18 Fundando la ciencia de lo probable o CleOCl8, de la decisión, aquél tiene como objetivo instituir una disciplina que e.ng19.b.~a,..!~~v:~z..<~1 .. anál~is ~p~ialmEt2,~~i~~a. La í~ph'ació~ ?aturalmente;8 dela ~sma rá'miIia que la de la aritmética politica tradicional .que habla CO~OCI~,O un innegable reverdecimiento a comienzos dela Revolu~6~ con la publicacI~>n.de los trabajos de Lagrange y de Lavoisier." Pero el objetivo es más amplio. Ya no se trata solamente de analizar cuestiones económicas. Lo que Condorcet cree cap~t: ~~.~L~onjunto cl,e)as r~~~.é~lles ..=D:~r_~~o~ ..h..?~~r~~} las cosas y ~l~aci@.~._~l.l.!:!!?)9._sJ?9.~!?!'.~?, Su concepcIóD es extre~adame.nte ambiciosa ya que apuntg, a fin de cuentas, a W1.atransformación ra~lcal de la doctrina contractualísta clásica. Su teoría del horno suffragans tíene 15. Ibídem, p. 217. 16. Todos ellos se encuentran en la segunda. clase del Instituto (ciencias morales y.políticas) organizada en 1795. En 1803, Napoleón la suprímíré para dispe~6ar la es~ela ~e los ld~61ogos, después de haberse apoyado en ella. VéaseJ. Simon, Une.A.ca.dAmIe.&Ous leDirectoire, París, 1885. 17. Sigo aquJ el recorte sugerí do por Henri Gouhier e~ S(),int.Si?I:OI~hasto.~ la.Restauraci6n, tomo 11de La. Jeunesse d'AU/!fu;f.eComte et la [ormatior: du. pO
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Píerre Rosauvallon

comoobjetivo, en efecto, superar la contradicción entre la opinión y la razón, el voto y la. verdad.w Por su lado, Laplace dirá en el Ensayo filosófico sobre las probabilidades: "Apliquemos a las ciencias morales y polítíces el método basado en la observación y el cálculo, método que nos ha servido tan provechosamente en las ciencias naturales".21 Madame de Staél, muy representativa de la opinión ilustrada de esta época, se entusiasmará en De la literatura ... con este programa." L~ se!ffillda manera de enfo_c-ªLlJ,~,".~i~p.2;iª ..ge:J9 político ..r.emite a l~swlogiG;.§.Qcjg.l, La referencia principal es aquí Cabanís con su obra Informes sobre lo físico y lo moral del hombre2S (pero igualmente habría que recordar en este punto la obra de Bichat, Pinel o Vicq d'Azyr). Para Cabanis, el hombre moral es indisociable del hombre físico. Gobernar y cuidar surgen' entonces del mismo principio y deben obedecer a las mismas leyes, las de la ciencia del hombre, que encierra tres ramas: la fisiología, el análisis de las ideas y la moral.2.4En su primer escrito, Observaciones sobre los hospitales, publicado en el invierno de 1789-1790,25 cita como ejemplo una experiencia inglesa de prisión reedueatíva a través del trabajo que le parece el símbolo de una nueva era: "De esta forma", anota, "cumpliendo los miramientos de humanidad, de razón, de política mesurada, se han llegado a crear verdaderas enfermerias del crimen; y se ha descubierto el método curativo por medio del cual se podrá tratarla de ahora en más como las otras especies de locura". 25 'Iodos sus trabajos ulteriores no harán sino desarrollar esta idea. Cabanis está persuadido de que un estudio de ~asnece~idades del hom~re y de sus facul.tades debe permitir aJ. i~jpsla~r

t

-;

El momento GuizQt

una sociedad estable y regulada, corregida en sus pasiones, recuperada de sus defectos por juiciosos dispositivos institucionales. Ideal de una sociedad cuyas modalidades de organización puedan volver casi orgánico lo social y transformen la imperfecta naturaleza humana en naturaleza perfecta.26"Es necesario, en una palabra", escribe, "~ue la higiene aspire a perfeccionar la naturaleza humana general L..) Es tiempo, en este aspecto como en muchos otros, de seguir UD sistema de ideas digno de una época de regeneración: es tiempo de atreverse a hacer sobre nosotros mismos lo que hemos hecho con tanto éxito sobre m~hQs de nuestros compañeros de existencia (los animales y las plantas); tiempo de atreverse a rever y corregir la obra de la naturaleza".29 Einalmente, como ya. era. ttadic~o~2.1~_~~.2E:!~._E_(?!~~~~_.:?n~:,:~~ba ofreciendo una perspectiva de reducción de l~.J?,,ªª!®.e.a:aIternati:v,a..a.las teOí=.íaSOOi1ráCl:WíllstasCle1i'foiiñaciónde'flizo ~.l?~.30 Hume ya pensaba qüe ''la pob~:LcapueC1e ierred~adaaUña cre~r;';,laeconomía. Era tambi~n la perspectiva de Adam Smíth, Esta tematica, heredada de la economía política escocesa del siglo XVIII, es retomad.a por m~<:h0sideólogos. En primer lugar por Jean-Baptiste Say, cuya pnmera edícién del Tt:atc:-do de economía.política se publica en 1803. Pero es el más prudente. S1 bien celebra las virtudes socialmente purificadoras del intercambio, establece en su "Discurso preliminar" una clara distinción entre la economía política y la política propiamente dicha, llegando incluso a criticar en este punto a los

enfermedad; nos muestra al desnudo al hombre físico en su totalidad, y el hombre moral no que parte si se quiere, otra de aquél. la sensihilidad flsica, el médico no ve solamente nacer las ideas y las pasíonesjve también. de alguna manera, cómo se forman; ve al menos lo que favorece o contraría su formación: y es siempre en ciertos estados orgánicos que encuentra la solución de cada problema. De esa. manera, entonces, se puede considerar la medicina como la que provee las bases igualmente sólidas para esa filosofía que se remonta a la fuente de las ideas y para esa otra ñlosoña que S9 remonta a la fuente de las pasiones. Por un lado, sus ideas deben db:igir todo buen sistema de ense:ll.anza; por el otro, eUa encuentra en las leyes eternas de la naturaleza los fundamentos de los derechos y los deberes del hombre. En una palabra, ilwn.ina 131 estudio del entendimiento y señala el arte de conducido, de perfeccionarlo, reconociendo en las impresiones yen las necesidades.propias de cada naturaleza sensible las verdaderas causas o las verdaderas leyes de las relaciones de todos los seres que la pertenecen, o que abarca en su dominio; y de ese mismo acto se derivan. a sus ojos, las reglas de conducta recíproca y el arte razonado para su felicidad" (en Cabanís, . Oeuores philosophiques, t. 1, ob. cit., pp. 36-.87). 28. Véase sobre este punto M. Gauchet y G. Swain, La Pratique de l/esprit humain, París, Gallimard, 1980, p. 180. 29. Rapport du physU¡ue et du morcú de l'homme, París, 1815, pp. 856-357. 80. VéanseA. Hírschman, Les Paseione et les tntéréts, París, rur, 1980, e 1. Honty M.lgnatíeff (eds.), Weo;lth a;nd ~rtue, tM SluJ.ping of Politicai Economy in the Scottish. Enlightenment, Cambridge Univers.ity Press, 1983.

es más una o. cara De ~~ii~~~~~-?A~u{:~~i~~\~t~~~d~~~t~~~~!~~~u!~~~~(~:~~;t-1~ ..... '. ..............,.~.,..,._ ..•,.. ,'_'"

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20. Véase sobre este punto la presentación ob. cit.

de R. Rashed a Condorcet, MatMmatique

et société,

21. Sur l'homme, de Quételet, París, 1835, lleva como epígrafe esta cita de Laplace. 22. "Por qué", escribía, "no se podrá llegar un día a establecer los cuadros que contendrían la solución de todas las cuestiones políeícas, según los conocimientos de estadística, según los hechos positívos recogidos en cada pafs" (De la littérature ... , p. 214). 23. Le. obra, de 1802, es reproducida général des philosophes franqaisee),

en el tomo I de Cabanís, OeulJresphilosooh:iques (Corpus París, PUF, 1956. •

24. "La. fisiología, el análisis de las ideas y la moral no son sino las tres ramas de una sola y misma ciencia, que puede llamarse, con todo derecho, la ciencia del hombre" (ob. cít., p. 126). 25. Reproducido en el tomo I de Cabanis, O¬ uures pbilosophique», ob. cít., pp. 1.31. 26. Ob. cit., p. 5, nota l. 27. "La medicina sola", escribe Cabanis en Del grado de certeza de la medicina (1798), "puede permitirnos conocer las leyes de La máquina viviente, la marcha regular de la sensibilidad en el estado sano, las modificaciones que esta facultad puede ~perimenta:r en el estado de

21

__ _------------

..................... _.

22

El momento

Píerre Rosanvallon

economistas del siglo XV1II.81 En su Tratado de economía política, que forma la cuarta parte de los Elementos de ideologta, Destutt de Tracy observa de :manera más clásica que "el comercio es toda la sociedad". CI2 Roederer, que Jugó un gr~ papel en el grupo de La Décade, estima igualmente que "las

..

Qujz,ot.

"01vidadas. En ese context~~lli.l?~r.~i.~IDQ.Y..a...un..pue.da.sala1nente..d~~. n.~ente: Lanecesldad de convertirse e.l1_~~ C.?{..z.~'(.I.r.a,.de gobierno se siente en todas parteB.'~"·"._................. ..." . ...... ~,". .'

art?s mecanicas, sus divisiones entre diferentes manos, el comercio y el negOClOde obras que producen son los únicos que establecen entre los hombres comuni~aciones íntimas, continuas y durables".as Lo polftíco tenderia así progresl te di 1 1 r.::.....c:. __ . __ ~~~!! ....".a.._....ª.l? rverse ~l. o económico, dado que la ciencia de las nguezas ellS'l~~a.!.~~.~~la. sola l.~.recet~ qe l~:.a,r.tiii,)W,Ú;oci.al." . '. Es:as diferentes "tent~tivas", como dirá Auguste Comte, constituían t?daVl8 a fines del Imper-io los grandes puntos de referencia de todos los Iíberalss, en tanto la ciencia garantizaba en cada uno de esos casos la libertad preservando el.orden social, La influen.cia de los ideólogos, particularmente de los economístas, marcará muy fuertemente en autores como Charles Cornte, D~oyer, o Be~amin. ,?onBtant. A Cabani¡; IlO.lE!J~.Ita.r.á..Il. tªID.poco émulos y ejercerá una ínfiuencia sübteiraiiea y difusa considerable en todos los medios higienistas del siglo XIK. El espacio intelectual del liberalismo permanecerá todavía vinculado durante todo un período a ese terreno vago de la cultura ideol~gica. Ser ?b~r~.E.~c?.a ~Ui;n.del...I~J)eriC?si$D-i:fica e~t~~ ...a Ia vez acU:lmr...~Jº.? ..P.r.InClplOS de 1789; criticar de conjunto al ~~~~~~ el T~~~U~eacual fuere la modalidad de esta crítica) y ~t¿e81??t1s-?l~.E-~y'?_1,~~~co; ~gonar el advenimíento de una era. de poli. tlc..~. raCIonal.en ..el. .~~~1:i~pIql.ly,dlVerso .quepueae -est¡;t e~~~sión general. ~tes de 1~.~~!..1.~ ~l!!tura liberal sólo aparece de manera ~atlvamente coherente ..·l·tu·r..·a··· d-e"'-" - ';..;'ó"n. -._ ..~.__._.. -_ "." , _ en "". tanto . fun6óila·c·o·;;;;o····u--n-··a· c···u OpOSlCl Expresa una Weltanschauung sm i.uüi'v'er'diiderifuiüaad intelectual, Nada obliga a disipar esa imprecisión en tanto los criterios de difere~ciación política permanezcan simplificados, Ya no sucede lo mismo a ~~lr ~~L.~.~~~~_?.ti~Jª !testaw:acipr~.~a.geo&t~f¡a polítlca francesa se ~~,~. ca en efe~to ~ecesanamente con el exilio definitivo de Bonaparte. LEi<=:arta coristatuciorial transforma la dinámica dé los enfrentarIllEmtos políticos anteriores. 8.iJo~ libera+~s,~e oponen a 108 ultras, sin embargo no re':~_~~_~~"_§.~~y'QX~f,l&: excepcíones, el principio .(i,~ lvp:~.qarquí~psrlamentana ..~auno, o s...~~~Jt!:~·~~._~~~bla todavía de República en '1814, aun cuarrdo los debates sobre las relaclOnésaé1ascamaras poder real van a buen ritmo. Lo...~~9.~t$~gue siendo para todo~.restaurar o establecer prácticam.ente las libertades tanto me~~spreciadas u

.emoñées 'revesm

dHusae lmpreciSá

j'aergo6íerno'cori el

tiempo.... _ - -

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31. ~te',art e~ partieuhu; a quien reprocha haber titulado "Del gobierno del género humano" el prnner capít'ulo de su Inquiry into the Principle of Political Economy (1767). 32. Traíti d'économie politiaue, París, 1822, p. 78. SS. Journai de París, 29 de abril de 1795, retomado en Oeuvres, París, 1857, t. v, p. 180.

':EImomento Guizot Terminar la Rev,!)llJ.G.Í.ón, ..consteuíc-un gobierno repn~se~t.!l:tjvo estable, ..Esos objetivos definen la tripl~j;~~-ª- ..9.JJ& ..~e fij~_~~~~!!'l9.2!!._!i'p~!.~_~~~a

es.tjl.-ºl~.®.LP"p=i:?_g{m®.garante.de ..Ias libertades..basado.,en.la.&li.ó.n

con el

Sl:~~'I!ea :t:;:~~~~¿@~i:~~l~!¿:ti!~

~l~r~~~1.>.~rñ~~fu"ªia.f.~i:p~i;~r~·eiretqro·O~d~~·~· c?~ .~?r.!&.~!l,~!!l

la afirmación de las liber~~des..:)!..~J..~~!!!ª":q,QJJQ...ª'~_:g~.gA9.9.~m_gP.!.~.~lJ.0. Momento conceptu:aJ:que coincide con el periodo histórico (la Restaura¡::ión y :.....····kmonax:qllla de Julio) en el curso del cual esta ~~:.~.~.s~.p.~~~~~ru;ne.p.te aJa orden del día y que se dis~n~,~ a 4.Y~~ ~~r::rn,9Dle.tl~Ideológíco" que :', ~~straci?~ y del "mADl~.:gtQ. d"'Jll.9.cráij.c9~' se ~ .. al?re despuéS de 1848. En 1814 el sentido común democrático del que par." ticipamo~j'toaaVíanoyefectivamente no ha sido fijado aún, la interrogación sobre el devenir de la ídea igualitaria se despliega haciendo únicamente referencia a. las cuestiones radicales que ella pone en juego. ~}ntervenci6n de los [email protected]~~§.~§.~~~.Q!l~x~.~e . lQ§une es ®Qi:ie?ii.ñ11Pera;lism_Q.2.~'1~l'!ad..?r a un liber:a}.l~~.9.rA~.1P.:!?l~_dor~> para retomar la fórmula de Víctor Hugo en Lés·K1.S"é1·Cibles. Su empresa es, desde todo punto de vista, la que expresa con mayor claridad la ambición de toda una generación. G:gizot la resumi,r-ªJm...esos..t.éuninos..en.sus.memorías: "La filosofía se ufanaba de que habría de regular la política, y que las iñ'Stituciones, las leyes, los poderes públicos no serían sino las creaciones y los servidores de la razón erudita. Orgullo insensato [... J Los reveses y los desengaños no tardaron en darle a la Revolución sus rudas lecciones; pero hasta 1815 casi no había encontrado, como comentaristas de su mala fortuna, más que enemigos implacables o cómplices desengañados, ávidos unos de venganza, los otros de reposo, y que sólo sabían oponer a los princi.-

p~1~~¡i.If:~.Ji.~i~c.i~.ª~J.~·.

L.

que

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"dOCtri~:~;;~

34. El apelativo de que parece haber sido empleada por primera vez en 1817 en los pasillos de la Cám~a'cré15iputadoB, sól.oapuntaba al princípío a Oamflle Jordeu, de Broglie y Royer-Ocliard. La...2?!1>.!§,~!9~_<1~M.i.!1~.Rr.O_lltQ a.!?'sºrri.~p.w..Í;!l,
=:t~~t[l~~i,Jtr~~:aJdófk~a~ 1r~it~s~~~¿:;S~:s~=~~~ P. Hisioire du couuern.ement parlementai.re en Franee a Duvergier de Hauranne, (1814·1848), París, 1857-1871, t. m. p. 534, Ya E. de Mírecourt, Guizot, Parí .., 1854, pp. 88·41.

Píerre Rosanvallon

24

píos revolucionarios unos una reacción retrógrada, los otros el escepticismo y la fatiga. «En la Revolución sólo hubo error y crimen», decían unos, «el Antiguo Régimen tenía razón contra ella». «La Revolución s610 ha pecado por exceso», decían los otros; «sus principios eran buenos, pero los llevó demasiado lejos, ella abusó de su derecho». Lo,s 40ctrinariQs re~~l!IOn ambas aserciones; se defendieron a la vez del retomo a las máximas del

~

AiltlIDió' Régi~~Ity 4i' i~.~~esión:;" iüciuso' espeCülaiiva,-~ io~'pl{¿~rPi~s .~ revo.hic.!9...nmo"ª,Aceptando francamente la nueva socíedad ÍTances¡;¡:-Colno un producto de toda nuestra historia, y no solamente de 1789, emprendieron; la talJj!".d~-ª'~ .l;)pt~.~Rg9º.ifo.~o . ~plrr.e.~~e~.r~.ci~~~~~sy ~.-9.-.~~~_~~~ muy

25

El J:l'J,omentoGuizot

;!:'..:.;.::.' ..•~.:.: ..:'~ . .~

de soberanía de la Razón para que tomen c~erpo, L~:!E~blici8U:~E-~~~~ ~eben actuar tamb~~~p?-~~p~n.?:~.r~~.4~.I$.O~~~~o. Yano.se.trata solam?nte depeñSar en términos generales SIDO de actuar. El ~bJ~ti~oes reducir la distancia entre lo erudito y lo político hasta hacer coincidir sus empresas clásicamente separadas. Si la tarea de estudiar a Guizot se nos ~pu~:e~~~~~:.~.?~: e~te [email protected]~mMw.Jib..~Alque se abre conla"RestauraclOn~ es ~n :~6'li dtl Ia excepcional adecuactón que se o~era ?n él entre ~ .destino Individual Y el problema de una generación. Historiador y pu.E!l:~~~,,~: ~l~~: .. también ~~!~~~.~~_.4e ~~~~"a.:ñ:C?s.~n..~J.pnme:r;.plano c1~Jii®.c.ena.p?lítica. Primero bajo la Restauracién, luego sobre.todo durante hl:mo~ ue .a cua~"l"·.t:;·_,· _~~.L., ...L~ •• VK'l..J-·~I5"·'·_ .... ~:::;::: ........ _"". __ . . l" Sus escritos y su acción resumen Y esclarecen el sentido profundo de os años 1814 a 1848, La Revolución de 1848, que acarrea su ca~da•.ma~ el hundimiento .de un eaiñcio Inrusocia15leñleñt:'e~mtelE\cttial·¡:nx.stituClonal. QueiIá.aenmHvaménte"descartado de los asuntos de Estado, ~~ cu~do la mayor parte de los otros publicistas o políticos de su generaClon continuaron interviniendo en la escena de la historia después de ~e~e adaptado a su nuevo curso. Sorprendente adecuación ahora también, incluso en ~l fracaso entre un hombre y una experiencia política, la de la monarqma '. sentido "momento parlamentaría y cenSlítari na. S~~ ~,.""A", 'h"''h1" ...• ., ......~"'A ..... .,.,._~..~;¡~ w.?-~" ..._ Guizo;t;.para cal~~ _en~ ~~_~~~
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~;:;1,~;~¿ ~~~ái~~~~~l~tt~J~~l~;r~~:a~:cie~~~::~: -, ;

-:

reconstruirlá. C~oc,,~~2.s cada uno de ellos a combatir y a defender la Revolución, se ubicaron, desde un principio y audazmente, en el orden intelectual, ~e~~.~J;).QQ...miI).~...p.iQ&"a.pr.incipios1..haci!:lndo un llamado no solamente a la ex.P.,erienciasino ~mbién .!:!J~r.?~ó~,áñnñ.!lii.doderecnos eñ1ügar-dé"~)ega.r 8616 intereses, y pidiéndole a Francia 'no que confiese que ellahabíáhecho mar m"de-clararse-incompetente para el bien, sino que salga de] caos en el que se había sumergido y de alzar la cabeza hacia el cielo para encontrar allí la luz (. .. J. Fue gracias a esa mezcla de elevación filosófica y moderación política, a ese respeto racional de los derechos y de los diversos hechos, a esas doctrinas a la vez nuevas y conservadoras, antrrrevolucionarias sin ser retrógradas, y modestas en el fondo aunque a menudo altaneras en su lenguaje, que los doctrinarios debieron tanto su importancia como su renombre [, ..I Los doctrinarios respondían a una necesidad real y profunda, aunque oscuramente percibida, por los espíritus en Francia; estaban tan interesados en el honor intelectual como en el buen orden de la sociedad; sus ideas se mostraban adecuadas para regenerar y, al mismo tiempo, clausurar la Revolución"." Esta larga cita indica claramente el marco en el que los dac..~I!.ti2s elaboraron su teoría del gobierno rep~~~~n.:t.ativoy la.medida en la cual p~r:tiful,ªr de la cultura política lit'f~~ .!Íf?,l. ~i.gl9.~. El análisis realizado por Guizot y la orientación que da El su tarea condensan, radicalizándola, la búsqueda de toda la generación a la cual pertenece. Est~.p~nº!i9deja Reatauración, sin embargo, no s610 es~ GBl'acte;r~2.<'l.40.PI/;r 9I.l~.ªfu~:r~oéI~e~~b9.raciónmtelectual. También abrió i pe~l2..~f.t.~Y._'!~~~~.~~_~~,~ara la acción. A partir de 1814, en efecto, ya no hasta con elaborar planes enarbolar principios, aun excelentes. Es ~ necesario poder traducirlos concretamente: instituciones viables, discutir el modo del escrutinio, el régimen de la prensa, el rol del Parlamento, I en suma, darle un contenido preciso a las ideas de gobierno representativo

eíl~~~~Irns~be~eii·unjnom~qw.

J

de~rerórrrüCo

1

35. Mém.oire:>,t. 1, pp. 157-109.

establecer

~

r;;o

36. "Siento en :mí todo lo que hace falta para triunfar, sí, todo. Me falta ha~r mftuchas.cosas; pero no me faltaría nada, nada, si yo hiciera todo 10que puedo, todo lo que mento , es~be ~or ejemplo a la princesa. de Lieven. Carta del 24: de junio de 1887. en Letsre» de Fran9Qls GUlZOt ei de lo. Prineeeee de Lieuen, París, MerC1l1'ade Franee, 1963, t. 1, p. 8.

~

~r1 El momento (}uizot

27

I~: b

nos fragmentos de su manuscrito para am~liar la perspectiva,de tal o de ruptura intelectual del que participaba lo pusiera en una insuperable s, al~ articulo o insertar un desarrollo más teórico e~ uno de sus .~bros de distancia con respecto a sus contemporáneos, incluidos aquellos, y eran mu~ . No es la falta de tiempo lo que puede explicar su elección, pues hIstorIa. ontrarlo para redactar los diez volúmenes , de su obra hí chos, que se reconocían en ese movimiento. Educado en Ginebra, dondedsu ~;~,',',.,,;,,', rustóri rica (sin madre se había refugiado después de que su padre hubiera sido guillotina 0, .;. su;~~~s sesenta volúmenes d~ "documentos" qu~ la acompañaban); ~ la quedó toda su vida en los márgenes de la sociedad francesa, insensible a 11, ~ta de coherencia o de continuidad de su pensamIento, que al contrano es sus vibraciones y a sus pasiones, en tanto su excepcional inteligencia y su ~" . Hay que buscar la razón en otra parle. Reside en el hecho de que :notono. . táCticacultura no lograron penetrar jaméerealmeríte 10que no estuviera referido Guizot no podía concebir su taree polrtica s~o como-una pues a.enf?r. ' al orden de~concepto. Las características y los 'límites del personaje se tor, .nscribirla en instituciones, para: realízarla.Heblaudo en los últunos naron así casi inseparables, de' una experiencia histórica que sin embargo q~enadl u vida de Calvíno, observará con nostalgia a propósito del gran anos e s l"ó . t' lo superaba. De allí la unidad singular de ese momento Guizot, ' libro de este último, Institución de la re tgt n crzs lana: Unidad que no tratamos de manifestar a través de una búsqueda de orden ;., biográfico, Lo esencial del trabajo además ya ha sido hecho en este aspecto. Este libro no fue la más dificily la m~ me.ri~ria acciónde Oalvino; Guizot no es para nosotros otra cosa que el hilo conductor privilegiado, el no es en los trabajos delpensamiento sobtano 8Ul.O ~n~ luchas de la transmisor indispensable, para entender los movímientos de la cultura povida práctica y pública dondese despliegan la superioridad y la fuerza lítica Iiberal en el siglo XIK., ~ partix:,~~IQq~~ nos ha parecido que formaba. de carácter de 106 hombres.ss el eslli})6n slgi:iiftcá,t1vamente de la historia que habitualmente hacemos de ese período. Es entonces sobre la obra-Guizot, reflexión política e N O podríamos distin."ouirentonces en G~izot l?s escritos politic
perdido

87, Hemos publtcado este texto con notas en la colección "Pluríel", París, 1985, como censecuencia de la reedición de su Historia de la. ciuílíza.ción en Buropo.

38. La vie de quatre grands
11. Caluin,París, 1873, p. 177.

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