Romanos 7.docx

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  • Words: 2,154
  • Pages: 6
SERMÓN

PRESENTADO POR: ESTEBAN SOLARTE

MATERIA: EPÍSTOLA A LOS ROMANOS

MEDELLÍN, 15 DE NOVIEMBRE DEL 2018

Guerra Espiritual Romanos 7:15-20

Introducción Contextual. 1. El capítulo 7 debe ser interpretado (1) a la luz del capítulo 6, especialmente los versículos 12-14, sin embargo, (2) debe de igual manera estar relacionado a la tensión existente en la iglesia de Roma entre los creyentes gentiles y los creyentes judíos, lo cual se ve en los capítulos 9-11. Sin embargo, la naturaleza exacta del problema es incierta; hay diferentes posibilidades pudo haber sido: Legalismo basado en la Ley de Moisés, El énfasis de los judaizantes en Moisés primero, y después Cristo, Malentendidos de cómo se aplicaba el evangelio a los judíos, Celos de los líderes judíos creyentes por haber sido reemplazados por líderes gentiles creyentes durante el edicto del emperador, lo cual hizo que cesaran todos los rituales judíos en Roma. Muchos creyentes judíos debieron de haberse ido de Roma también. 2. Romanos 7:1-6 continúa el lenguaje figurado del capítulo 6 en cuanto a la relación que tiene el cristiano con su vieja vida. Las metáforas usadas son muerte y libertad de la esclavitud a un nuevo dueño o señor (capítulo 6) muerte y liberación de las obligaciones matrimoniales (capítulo 7) 3. Los capítulos 6 y 7 están en un paralelismo literario; el capítulo 6 trata con la relación del creyente al "pecado" y el capítulo 7 con la relación del creyente a la "ley." La analogía de la muerte liberando al esclavo (6:12-23) es puesta en paralelo con la de la muerte terminando la unión matrimonial (7:1-6). Paralelismo entre Capítulo 6 y Capítulo 7 6:1 "pecado" 7:1 "ley" 6:2 "muertos al pecado" 7:4 "muertos a la ley" 6:4 "andemos en vida nueva" 7:6 "sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu" 6:7 "el que ha muerto ha sido justificado del pecado" 7:6 "estamos libres de la ley, por haber muerto a aquella en que estábamos sujetos"

6:18 "libertados del pecado" 7:3 "es libre de esa ley" 4. La ley es buena, viene de Dios, pero sus decretos eran y son una sentencia de muerte, nadie puede cumplirlos. Todos los humanos están condenados bajo Ley (ver Ro. 6:14; 7:14; Gal. 3:13; Ef. 2:15; Col. 2:14). La Ley era una maldición. 5. En muchos sentidos Romanos 7 funciona como Génesis 3, ya que muestra la atracción al mal aún para aquellos que están familiarizados con Dios. El conocimiento no puede liberar a la humanidad pecadora; sino solo la gracia de Dios, solamente un corazón regenerado puede ser libre. Y aun en este estado la lucha continua. Hay un remanente de pasado en el hombre que continua en él hasta el día de su muerte. 6. Hay un punto muy importante que aclarar antes de explicar nuestro texto La gran pregunta con respecto a este pasaje es si Pablo está usando "Yo" autobiográficamente (hablando de su propia experiencia) o está usando "Yo" en general para referirse a la condición de personas no regeneradas (no cristianas). La pregunta surge porque las palabras de Pablo en el cap. 7:15. parece contradictoria con lo que dijo en el capítulo 6. Allí dijo: “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?... sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."(6: 2, 6). ¿Cómo, entonces, puede decir en el capítulo 7, “si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”? (7:20) ¿Cómo puede Pablo, un cristiano que ya no está esclavizado por el pecado (capítulo 6), encontrarse todavía bajo el control del pecado (capítulo 7)? La respuesta es que los cristianos están de pie, con un pie en el reino de este mundo y el otro pie en el reino de Dios, y es la tensión entre esos dos mundos lo que da lugar a la aparente inconsistencia de las palabras de Pablo en Romanos 6 y 7. Mientras que, en el bautismo, morimos al pecado y resucitamos a una nueva vida (6: 1-14). Nuestra santificación no es instantánea, sino que es un proceso que continúa a lo largo de la vida y se realizará plenamente solo en nuestra resurrección. Por lo tanto, nos encontramos sin comprender nuestras propias acciones (v. 15): no podemos hacer lo que queremos y hacemos lo que odiamos (v. 15), deseamos lo que es correcto, pero no lo hacemos (v. 18) y hacemos El mal que no queremos hacer (v. 19). Hay una guerra dentro de nosotros (v. 23), y el pecado a veces nos lleva cautivos (v. 23).

Bosquejo 1. Confusión por la Guerra Espiritual 15-17 2. Razón de la Guerra Espiritual 18-20

Confusión por la Guerra Espiritual 15-17

Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago." (v. 15). Pablo está perplejo por la inconsistencia entre su nueva naturaleza y sus acciones, que son indignas de su naturaleza cristiana. Le parece confuso, no tener un mejor control de sus propias acciones, encontrarse a sí mismo haciendo lo que odia, encontrarse haciendo lo que sabe que es incorrecto. El hijo de Dios tiene "la naturaleza espiritual", pero también la naturaleza pecadora. Potencialmente el pecado está hecho inoperable en Ro. 6:6, pero la pecaminosidad humana no es erradicada, esto lo vemos claramente en este capítulo 7. Los judíos dicen que en el corazón de cada hombre hay un perro negro y uno blanco. El que uno alimente más es el que crecerá más. Todo cristiano debe haber sentido el mismo dolor de Pablo, que vemos en su descripción del conflicto diario de sus dos naturalezas. Los creyentes han sido liberados de la naturaleza caída, pero continuamos siendo atraídos por los restos de esta. La guerra espiritual comienza después de la salvación y el secreto de la victoria en esta guerra se compone de tener compañerismo con el Dios Trino luchando en sus fuerzas contra el pecado diariamente. "Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena."(v. 16). Anteriormente, Pablo dijo: "habéis muerto a la ley" (7: 4). Continuó diciendo: “5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra."(7: 5-6). Podríamos imaginar que él piensa mal de la ley, pero corrige esa impresión diciendo: "apruebo que la ley es buena" (v. 16). De hecho, su deseo de hacer lo correcto atestigua su acuerdo de que la ley es buena. La ley proporciona una guía útil: consejo piadoso. El problema no es la ley, sino la incapacidad de Pablo para cumplirla fielmente. Le gustaría hacer lo que exige la ley, pero se encuentra haciendo lo contrario. “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí” (v. 17). Si Pablo parece controlar su vida, pero se encuentra moviéndose en direcciones inesperadas y que odia, debe haber alguna otra fuerza trabajando detrás de escena, otro actor, invisible pero poderoso. Pablo identifica a este actor como el pecado.

Razón de la Guerra Espiritual 18-20

18 Y yo sé que, en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Pablo no está diciendo que el cuerpo físico sea malo, sino que es el campo de batalla entre la naturaleza pecadora y el Espíritu de Dios. Los griegos decían que el cuerpo, junto con la materia eran malos. Esto desarrolló la herejía dualista del Gnosticismo. Los griegos tendían a culpar a lo físico por los problemas espirituales. Pablo no ve el conflicto espiritual en estos términos. El personificó al pecado y usó la actitud rebelde de la humanidad contra la Ley de Dios como la oportunidad para la entrada de la maldad en la naturaleza humana. El término "carne" aquí se refiere la naturaleza humana pecadora. Los versículos 18-20 repiten lo que Pablo dijo en los versículos 14-17. En su mayor parte, las personas a quienes Pablo está escribiendo escucharán su carta leída en voz alta. La repetición de los versos anteriores de Pablo podría deberse a su deseo de reforzar lo que dijo en los versos anteriores. Es interesante ver que el libro de Romanos muestra tan claramente el pecado de la humanidad, y que no hay mención de Satanás sino hasta el último capítulo. Hay muchos que culpan al diablo por todo, pero no pueden culpar a Satanás por su problema con el pecado ya que tenemos opción de decidir. El pecado es personificado como un rey, tirano y dueño de esclavos. Nos tienta y atrae a independizarnos de Dios, de buscar nuestra voluntad a cualquier precio. La personificación que Pablo hace del pecado y su relación a la decisión humana refleja el pasaje de Gen. 4:7. Donde dice que el pecado está a la puerta. (personificación) Pablo usa el término "mora" o "habita" varias veces en este capítulo (17,18,20). La naturaleza pecadora no es destruida o removida en la salvación, sino que es hecha potencialmente inoperable. El que continué sin poder, depende de nuestra cooperación con el Espíritu Santo que vive en nosotros. Dios ha provisto a los creyentes con todo lo necesario para combatir al mal, es por Él Espíritu Santo que recibimos cuando somos salvados que amamos a Dios y por esto aborrecemos el pecado, lo que nos lleva a luchar contra el pecado. La santificación es un proceso diario del cual los creyentes son responsables. El incrédulo solo tiene la naturaleza pecaminosa pero el creyente, tiene la capacidad para la santidad, porque el Espíritu de Dios vive dentro de él. Él todavía puede pecar, pero él tiene la capacidad de resistir el pecado y, lo que es más importante, el deseo de resistir y vivir piadosamente. Cuando Cristo fue crucificado, el viejo hombre fue crucificado juntamente con él, dando como resultado que el cristiano ya no es un esclavo del pecado (Romanos 6:6). "y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia" (Romanos 6:18)

Conclusión En el momento de la conversión, el cristiano recibe una nueva naturaleza. Es instantáneo. La santificación, por otro lado, es el proceso por el cual Dios desarrolla nuestra nueva naturaleza, lo que nos permite crecer en santidad con el tiempo. Este es un proceso continuo es una guerra con muchas victorias y derrotas donde la nueva naturaleza batalla con los restos del viejo hombre, la vieja naturaleza, hasta el día en que muera o Cristo venga.

Aplicaciones Cristológica: Cristo cumplió esta Ley, que ni Pedro ni ningún otro hombre pudo o puede cumplir. Perfectamente vivió la Ley para que nosotros muriéramos a ella. En las palabras de Pablo: vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Eclesiológica: Siempre hay una batalla dentro de los hijos de Dios y esta es la razón por la que los creyentes son alentados a hacer morir las obras del cuerpo (Romanos 8:13), hacer morir aquello que hace que un cristiano peque (Colosenses 3:5), y a dejar de lado otros pecados tales como ira, enojo, malicia, etc. (Colosenses 3:8). Todo esto para decir que el cristiano tiene dos naturalezas - la vieja y la nueva - pero la nueva naturaleza necesita renovarse continuamente (Colosenses 3:10). Esta renovación, por supuesto, es un proceso de por vida para el cristiano. Aunque la lucha contra el pecado es constante, ya no estamos bajo el control del pecado (Romanos 6:6). El creyente es verdaderamente una "nueva criatura" en Cristo (2 Corintios 5:17). Escatológica: Es Cristo quien finalmente nos "rescatará de este cuerpo de muerte. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro" (Romanos 7:24-25).

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