UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS DEPARTAMENTO DEL AREA COMUN CURSO DE ECONOMIA POLITICA GUATEMALA, C.A.
TEMA: Resumen del Capítulo XII, XIII.
Licenciado: Jorge Díaz.
Estudiante: Gerardo Gabriel Cash Chilel Carnet: 201317337 Salón: S-3 302
Guatemala, 13 de septiembre de 2015
CAPITULO 12. LA PLUSVALÍA RELATIVA* Si el tiempo de trabajo necesario -es decir la parte de la Jornada durante la cual se produce solamente un valor equivalente al que debe desembolsar el capital para comprar la mercancía fuerza de trabajo-, es una magnitud determinada, la tasa de la plusvalía sólo puede aumentarse prolongando la jornada de trabajo. Si, por ejemplo, el tiempo de trabajo necesario es fijo e importa 6 horas diarias, no variando las condiciones de producción, sólo puede aumentarse la tasa de la plusvalía alargando la jomada de labor. Pero la jornada no puede alargarse hasta el infinito. El ansia del capitalista de prolongarla encuentra límites naturales en la extenuación del obrero, frenos morales en su derecho a una libre actividad como ser humano, y obstáculos políticos en la limitación legal forzosa de la jornada de trabajo, conquistada merced a varias circunstancias. Supongamos que la duración de la jornada haya llegado a un punto tal que ya no pueda prolongarse en las condiciones dadas, y que este límite sea de 12 horas de trabajo, que el tiempo de trabajo necesario sea de 6 horas, y la tasa de la plusvalía, por consiguiente de 100 por 100. ¿Cómo aumentar esta tasa? Muy sencillamente. Rebajando el tiempo de trabajo necesario de 6 a 4 horas; la duración de la jornada es la misma, pero la relación entre las partes de que se compone: el tiempo de trabajo necesario y el tiempo de trabajo suplementario, ha cambiado. Con ello se ha modificado también la tasa de trabajo necesario de 6 a 4 horas, en la jornada de 12 horas, la tasa de la plusvalía ha subido de 100 a 200, se ha duplicado. Esto se comprenderá fácilmente representando la duración de la jornada de trabajo y sus partes con segmentos de recta de cierta longitud. Supongamos que la línea A y B represente una jornada de trabajo de doce horas, la fracción de línea A y C el tiempo de trabajo necesario, la fracción C y B el tiempo suplementario. ¿Cómo puede alagar C y B en dos unidades, se presentan horas de trabajo, sin alargar, sin prolongar A y B? Abreviando A y C. En el primer caso C menos B es igual A + C. En la segunda C menos B es el doble de A menos C. Vemos entonces que es posible obtener plusvalía no solo por una prolongación absoluta de la jornada de trabajo, sino también por una reducción del tiempo de trabajo necesario. Marx llama plusvalía absoluta a la plusvalía producida por la prolongación de la jornada de trabajo; y plusvalía relativa a la plusvalía que proviene de la
reducción del tiempo de trabajo necesario y de la modificación correspondiente en la relación de las dos partes de que se compone la jornada de trabajo.
Por el momento debemos partir de la hipótesis de que todo se desenvuelve normalmente, que el precio corresponde al valor, es decir que el salario es equivalente al valor de la fuerza de trabajo. En determinadas condiciones el trabajador tiene ciertas necesidades; su sustento y el de su familia exigen una cantidad de valores de uso. Estos objetos de uso son mercancías y su valor se establece por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. Aumentando la fuerza productiva del trabajo, baja, en determinadas circunstancias, el valor de la fuerza de trabajo. Pero sólo en determinadas condiciones, es decir sólo cuando el crecimiento de la productividad del trabajo reduce el tiempo de trabajo necesario para la producción de los medios de subsistencia que necesita normalmente el obrero. El aumento en la productividad del trabajo sólo puede ser causado por un cambio en el proceso de producción, por una mejora de los medios o de los métodos de trabajo. De modo que la producción de la plusvalía relativa depende de una revolución en el proceso del trabajo. Sin duda el capitalista aislado no advierte necesariamente que cuanto más barato produce, tanto más baja el valor de la fuerza de trabajo y tanto más aumenta, en condiciones iguales la plusvalía. La competencia le obliga a introducir siempre nuevas mejoras en el proceso de la producción. El ansia de adelantarse a sus competidores le mueve a aceptar procedimientos que le permitan producir en un tiempo de trabajo menor al tiempo medio necesario, la misma cantidad de mercancías que antes. Las ganancias excepcionales realizadas mientras fue privilegio de uno solo, desaparecen apenas los nuevos procedimientos se generalizan, pero su consecuencia duradera es siempre una baja mayor o menor del valor de la fuerza de trabajo y un crecimiento proporcional de la plusvalía relativa, en la medida en que estos procedimientos influyan en mayor o menor grado sobre la producción de los medios de subsistencia necesarios. Acrecentando la productividad del trabajo se eleva también la tasa de la plusvalía relativa, mientras baja proporcionalmente el valor de las mercancías producidas, es decir reducir a un mínimo el tiempo de trabajo necesario y a la vez prolongar hasta su límite máximo la jornada de trabajo.
LA PLUSVALIA EXTRAODINARIA* Una modalidad de la plusvalía relativa es la plusvalía extraordinaria. Esta clase de plusvalía únicamente es obtenida por aquellos capitalistas que aplican métodos de producción más perfeccionados utilizando los progresos de la ciencia y la tecnología, lo que hace producir las mercancías con un tiempo individual por debajo del tiempo de trabajo socialmente necesario, con lo que se apropian de
una parte mayor de trabajo excedente en comparación con los demás capitalistas de la misma rama industrial que utilizan mayor tiempo para la producción de la misma clase de mercancías. Esta plusvalía desaparece cuando se generalizan en toda la rama industrial los métodos utilizados por el capitalista que obtenía plusvalía extraordinaria, ya que pierde la ventaja que tenía, borrándose la diferencia entre el tiempo de trabajo individual y el tiempo de trabajo socialmente necesario. La plusvalía extraordinaria es la forma fundamental de plusvalía en la actualidad capitalista conocida como globalización en donde la economía de libre mercado avanza por todo el mundo, en donde todas las decisiones en materia económica, política, social y ambiental conservan en la producción material y espiritual de las condiciones de vida del ser humano que debe constituirse en el centro y sujeto primordial del desarrollo.
CAPITULO 13. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO* Es importante no confundir la producción de mercancías en general con el capitalismo. Es verdad que sólo bajo el capitalismo "todos o la mayoría de los productos toman la forma de mercancías", de modo que puede decirse, ciertamente, que el capitalismo implica la producción de mercancías. Pero lo contrario no es verdad: la producción de mercancías no implica necesariamente el capitalismo. En realidad, un alto grado de desarrollo de la producción de mercancías es un prerrequisito necesario para la aparición del capitalismo. 1. El capitalismo. Bajo la producción simple de mercancías, a la que mayormente, hasta ahora, hemos limitado nuestra atención, cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción; bajo el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de individuos, mientras que otro realiza el trabajo. Además, tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo, son mercancías; es decir, unos y otra son objetos de cambio y, por lo mismo, portadores de valor de cambio. Las condiciones históricas de su existencia no se dan de ningún modo con la mera circulación de dinero y mercancías. Sólo pueden surgir a la vida cuando el propietario de los medios de producción y subsistencia se encuentra en el mercado con el trabajador libre que vende su fuerza de trabajo. En la producción simple de mercancías el productor vende su producto a fin de comprar otros productos que satisfagan sus necesidades específicas, Empieza con Mercancías, las convierte en Dinero, y de ahí, una vez más, en Mercancías. Las Mercancías constituyen el principio y el fin de la transacción que tiene su fundamento racional en el hecho de que las mercancías recibidas son cualitativamente diferentes de las entregadas. Es cualitativamente homogéneo y no sirve para satisfacer necesidades directas. La transformación cualitativa del valor de uso es reemplazada aquí por la expansión cuantitativa del valor de
cambio como objetivo de la producción. Es lo que Marx llama plusvalía; constituye el ingreso del capitalista como tal y suministra “el fin directo y el incentivo determinante de la producción”. Es la mayor importancia no pasar por alto las implicaciones de este análisis. Para Marx la importancia decisiva de la plusvalía se debe a la forma histórica específica de la producción capitalista. El pasaje que sigue subraya vigorosamente el punto: La circulación simple de mercancías –vender para comprar- es un medio de realizar un propósito no conectado con la circulación, a saber, la apropiación de los valores de uso, la satisfacción de necesidades. La circulación de dinero como capital es, por el contrario, un fin en sí misma, puesto que la expansión del valor sólo tiene lugar en el curso de este movimiento renovado sin cesar. El proceso inacabable y sin descanso de la obtención de ganancias es el solo fin que persigue. 2. El origen de la plusvalía. Para descubrir el origen de la plusvalía es necesario ante todo analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo. El trabajo, en otras palabras, es el uso de la fuerza de trabajo, exactamente como, empleando la analogía de Marx, la digestión es el uso del poder de digestión.
En el sentido más estricto, la fuerza de trabajo es el trabajador mismo. En una sociedad de esclavos esto es obvio, ya que lo que el comprador adquiere es el esclavo y no su trabajo. Ahora bien, puesto que la fuerza de trabajo es una mercancía, debe tener un valor como cualquier otra mercancía. Pero ¿cómo se determina el valor de "esta mercancía peculiar"? Marx responde a esta cuestión como sigue: El valor de la fuerza de trabajo se determina como en el caso de cualquiera otra mercancía, por el tiempo de trabajo necesario para la producción. El valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del trabajador. Sus medios de subsistencia deben ser suficientes para mantenerlo en su estado normal como individuo laborante. Sus necesidades naturales, como el alimento, el vestido, el combustible y el alojamiento varían según las condiciones climáticas y otras condiciones físicas de su país. Por otra parte, el número y la magnitud de sus llamadas necesidades esenciales son el producto del desarrollo histórico y dependen por lo tanto, en gran medida, del grado de civilización de un país. Marx supone que el capitalista compra lo que compra a sus valores de equilibrio y vende lo que vende a su valor de equilibrio. Y sin embargo, al final tiene más dinero que cuando comenzó. En algún punto del proceso se ha creado más valor o plusvalía-. ¿Cómo es esto posible?
Es claro que la plusvalía no puede surgir del mero proceso de circulación de mercancías. Si todos pretendieran obtener una ganancia elevando sus precios, digamos en un 1O por ciento, lo que cada quien ganara como vendedor lo perdería como comprador, y el único resultado sería la elevación de los precios en general, lo que a nadie beneficiaria. El valor que los materiales tienen al comienzo e transferido a los productos al final, pero no hay razón para suponer que posean el poder oculto de aumentar su valor. Desde el punto de vista del valor no hay razón para suponer que los materiales o la maquinaria puedan transferir finalmente al producto más de lo que ellos contienen. Esto sólo deja una posibilidad, a saber, que la fuente de trabajo sea la fuente de la plusvalía. Como ya hemos visto, el capitalista compra la fuerza de trabajo en su valor, es decir, paga al obrero como salario una suma correspondiente al valor de los medios de subsistencia del obrero. La llana lógica de este razonamiento puede expresarse de un modo más sencillo. Con su trabajo de un día el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día. En consecuencia, la Jornada de trabajo puede dividirse en dos partes, trabajo necesario y trabajo excedente. Bajo las condiciones de la producción capitalista el producto de trabajo necesario va a poder del obrero en forma salario, mientras que el capitalista se apropia el producto del trabajo excedente en la forma de plusvalía. Lo específico del capitalismo es, entonces, no el hecho de la explotación de una parte de la población por otra sino la forma que asume esta explotación a saber, a producción de plusvalía. 3. Los componentes del valor. Por el análisis precedente se ve que el valor de cualquier mercancía producida en las condiciones del capitalismo que se puede dividir en tres partes. La primera; que sólo representa el valor de los materiales y la maquinaria usados, "no sufre, en el proceso de producción, ninguna alteración cuantitativa de su valor", y, por lo mismo se la llama "capital constante". Se le representa simbólicamente con la letra “c”. La segunda parte, la que restituye el valor de la fuerza de trabajo, sufre en cierto sentido una alteración de su valor, ya que "reproduce el equivalente de su propio valor y produce, además, un excedente, una plusvalía que puede variar que puede estar más o menos de acuerdo con las circunstancias": esta segunda parte se llama, por consiguiente, "capital variable" se la representa con la letra “v”. La tercera parte es la plusvalía misma que se designa con la letra “p”. Ciñéndose a esta notación, podemos formular así el valor de una mercancía. c+v+p = valor total Esta fórmula, además, no se limita en su aplicabilidad al análisis del valor de una sola mercancía, sino que puede entenderse y cubrir la producción total durante cierto período, digamos un ano, de una empresa o de cualquier grupo de empresas, llegando hasta incluir toda la economía.
Dos comentarios hay que hacer a este respecto. Primero, debe notarse que la fórmula que se acaba de introducir es en realidad una versión simplificada de los balances modernos de empresas. El valor total equivale a las entradas brutas por ventas, el capital constante al desembolso en materiales más depreciación Segundo, si la fórmula se extiende hasta incluir toda la economía, nos proporciona un armazón conceptual para el manejo de lo que usualmente se llama el ingreso nacional.
4. La tasa de la plusvalía. La fórmula c.+ v. + p. constituye la espina dorsal analítica por decirlo así, de la teoría económica de Marx. En el resto de este capítulo definiremos y discutiremos ciertas proporciones que se derivan de ella. La primera de estas proporciones lleva el nombre de tasa cuota de la plusvalía. Se define como la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable multiplicado por cien y se designa con una “p´. P. divido V. * 100 = P´ = Tasa o cuota de la plusvalía. La tasa de la plusvalía es la forma capitalista de lo que Marx llama la tasa de explotación, es decir, la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario. Supongamos así que el día de trabajo es de doce horas, y que seis horas corresponden a trabajo necesario y seis horas a trabajo excedente. Tendremos una tasa de explotación dada por la proporción siguiente:
6 horas divido 6 horas = 100 por ciento. Bajo el capitalismo el producto del trabajo asume la forma de valor. Si suponemos que en una hora el obrero produce un valor de $ 1.00, la tasa de la plusvalía será dada por. $6.00 divido $6.00 = 100 por ciento. Lo que, por supuesto, es numéricamente idéntico a la tasa de explotación. Los dos conceptos, tasa de explotación y tasa de la plusvalía, pueden ser usados con frecuencia el uno en lugar del otro, pero es importante recordar que el primero es el concepto más general aplicable a todas las sociedades de explotación, mientras que el segundo solo se aplica al capitalismo. La magnitud de la tasa de la plusvalía es directamente determinada por tres factores: la duración del día de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo. El primero establece el tiempo total que debe dividirse entre el trabajo necesario y el trabajo excedente, y el segundo y tercero juntos determinan cuánto de ese tiempo debe contarse como trabajo necesario. Marx habla de la producción de plusvalía absoluta, en tanto que de la
rebaja del salario real o del aumento de la productividad, que conducen a una reducción del trabajo necesario, resulta la producción de plusvalía relativa. Marx trabaja casi siempre con la suposición simplificada de que la tasa de la plusvalía es igual en todas las ramas de la industria y en todas las empresas dentro de cada industria. Esta suposición implica ciertas condiciones que nunca se dan sino parcialmente en la práctica. Primero, debe haber una fuerza de trabajo homogénea, transferible y móvil. Es importante entender que la suposición de tasas iguales de la plusvalía se basa, en el último análisis, en ciertas tendencias muy reales de la producción capitalista. se puede decir que la suposición no es más que una idealización de las condiciones reales. Como Marx lo expresó: Tal tasa general de la plusvalía –como una tendencia, al igual que todas las demás leyes económicas- la hemos supuesto en obsequio a la simplificación teórica.
5. La masa de la plusvalía. La masa de plusvalía es una categoría de la economía política marxista que sirve para determinar el cálculo de la plusvalía en términos absolutos. Es la cantidad absoluta de plusvalía creada por todos los obreros de una empresa capitalista. La masa de plusvalía depende del número de obreros y de la tasa o cuota de la plusvalía. Se designa por una “M” y su fórmula es la siguiente: P´ * V. = M. = masa de plusvalía. “V” es la suma de todo el capital variable, el monto de capital invertido en la compra de fuerzas de trabajo de todos los obreros.
6. Composición orgánica del capital. La tercera proporción que se deriva de la fórmula “c” + “v”+ p, es una medida de la relación del capital constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción, Marx llama a esta relación: composición orgánica del capital. Varias proporciones servirán para indicar esta relación, pero la que parece más adecuada es la proporción del capital constante con respecto al capital variable o al capital total. Designemos a éste con la letra o. “c” divido “v” = “o” = composición orgánica del capital. “c” divido “c” + “v” = “o” = composición orgánica del capital. En el lenguaje no técnico la composición orgánica del capital es una medida de la amplitud en que el trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria en el proceso productivo.
7. La tasa de la ganancia. Para el capitalista la proporción crucial es la tasa de la ganancia o, en otras palabras, la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total de capital. Sí designamos a éste con una “g”, tenemos. “p” divido “c” + “v” = “g” = tasa de la ganancia. Es preciso indicar algunas cosas con respecto a esta proporción. En primer lugar, identificando directamente la plusvalía con la ganancia suponemos que no hay que pagar ninguna porción de la plusvalía al propietario en la forma de renta. El Capital, donde introduce por la primera vez el problema de la renta. Este procedimiento lo explicó Marx en una carta a Engels en la que adelantaba un esbozo preliminar de El Capital. "En el conjunto de esta sección (entonces titulada "El Capital en General") la propiedad de la tierra se toma como= O; esto es nada atañe todavía a la propiedad de la tierra como una relación económica particular. En segundo lugar, la fórmula “p” divido “c” + “v”, hablando estrictamente, muestra la tasa de la ganancia sobre el capital realmente empleado en la producción de una mercancía dada. En la práctica. El capitalista calcula usualmente la tasa de la ganancia sobre su inversión total por un periodo de tiempo dado. A fin de simplificar la exposición teórica y de poder la fórmula de la tasa de la ganancia de acuerdo con el concepto común de una tasa anual de la ganancia Marx hace la suposición de que todo capital tiene un idéntico período de rotación de un año (o cualquier período unitario que se escoja para los fines del análisis A pesar del hecho de que la tasa de la ganancia es la variable crucial desde el punto de vista del comportamiento del capitalista, para fines de análisis teórico debe mirársela como dependiente de las dos variables más fundamentales, la tasa de la plusvalía Y la composición orgánica del capital.
Se recordará que la afirmación de la igualdad en las tasas de la plusvalía y en las tasas de la ganancia la basamos en tendencias reales existentes en la producción capitalista, tendencias que nace de la fuerza de la competencia. ¿Podemos aseverar acaso que hay también una tendencia real a la igualdad en las composiciones orgánicas del capital, de modo que pueda salvarse la dificultad haciendo aquí una suposición semejante? La respuesta es negativa. Dentro de una industria dada existe indudablemente una tendencia de las composiciones orgánicas del capital de las diversas firmas a ser iguales entre ellas. Pero entre industrias productoras de mercancías por completo diferentes y con métodos muy variados tal tendencia no existe. Por ejemplo, evidentemente no hay nada que haga coincidir las proporciones del capital constante con respecto al capital variable, en las industrias del acero y de las confecciones. Es, por lo tanto, inevitable la conclusión de que en el mundo real de la producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo. De ningún modo se justifica, sin embargo, el deducir de este hecho, como lo hacen invariablemente los
críticos de Marx, que la teoría del valor debe ser desechada, buscándose una nueva base para analizar el funcionamiento del sistema capitalista. Es perfectamente lícito suponer un sistema capitalista en el cual las composiciones orgánicas del capital son iguales en todas partes y, por lo tanto, la ley del valor sigue vigente, y examinar el funcionamiento de tal sistema. El método de Marx se ajusta al procedimiento que acabamos de esbozar. En todos los dos primeros volúmenes de El Capital, ignora las diferencias en las composiciones orgánicas, lo cual es otra forma de decir que supone que no existen. Después, en el volumen 3, abandona esta suposición e intenta mostrar que, desde el punto de vista de los problemas que estaba tratando de resolver, las modificaciones que resultan son de un carácter relativamente secundario. No hay duda de que la prueba que Marx ofrece para esta última proposición es en algunos respectos insatisfactoria, pero sustituyéndola por una prueba adecuada demostraremos que tanto su método como sus conclusiones son correctos. El único entre los críticos de la estructura teórica de Marx, Bortkiewicz advirtió toda la importancia de la ley del valor y de su empleo. Fue Bortkiewicz quien sentó la base para una prueba lógicamente inobjetable de la justeza del método de Marx, lo que le da derecho a ser considerado no sólo como un crítico sino también como un contribuyente de importancia a la teoría marxista. Vale la pena citar en este punto del análisis la exposición de Bortkiewicz sobre la cuestión. El hecho de que la ley del valor no sea válida en el orden económico capitalista depende, según Marx, de un factor o serie de factores que no constituye sino más bien oculta la esencia del capitalismo.