RESUMEN: “EMILIO O DE LA EDUCACIÓN” Para empezar, Rousseau ilustra cómo se debe educar al ciudadano ideal, esto teniendo en cuenta que la educación del niño se debe realizar al margen de la vida social. El autor parte de los siguientes supuestos: que Emilio es huérfano, goza de abundantes recursos económicos y que su preceptor o maestro se dedica sin molestias a su labor pedagógica. Se divide en varias partes, como haciendo significación sobre las etapas de la vida: modelo de educación hasta los cinco años; modelo de educación hasta los doce años; una vez adquiridas las sensaciones, las habilidades y la inteligencia para los razonamientos, se emplea el modelo para los quince años donde se despiertan conocimientos más difíciles, se formulan preguntas que derivan de experiencias; modelo para la adolescencia del humano, es concentrado en valores, vivencias y, también, se reflexiona sobre las relaciones sexuales y la necesidad de una pareja para el ahora joven; alude a la educación de la “mujer ideal”, y a la vida doméstica y civil. Fundamentalmente el libro Emilio o de la Educación de Juan Jacobo Rousseau, explica cómo “el hombre nace bueno y sus libertinajes sólo son atribuibles a un estado social mal creado y a una educación falsa”. A través de este libro el autor crea una especie de texto formativo o sistema educativo (ya sea para maestros o para padres), donde describe los sentimientos morales, sociales y religiosos mediante la invención de un personaje imaginario (Emilio), quien crece con las leyes de la naturaleza y en el que destaca la verdadera naturaleza del hombre y del niño. De esta manera, las tendencias naturales, las primeras opiniones y los sentimientos y los criterios sencillos y libres que nacen en el hombre en relación con la naturaleza son la mejor orientación de cómo se debe comportar. Como acto seguido, es importante hacer mención que para el autor, existen tres tipos de educación: la primera llamada educación de la naturaleza, referida al desarrollo de los órganos y las facultades innatas, la cual no depende del individuo ya que está establecida desde el nacimiento; la segunda llamada educación de los
hombres que comprende el uso que se aprende a hacer de las facultades de cada uno, dependiendo así de la relación que se funde entre el guía y el colegial y la tercera llamada educación de las cosas, la cual consiste en la experiencia que se tienen de los objetos que afectan al hombre, dejándola así al azar. Una de las tantas condiciones - por así llamarlas – para educar que se nombra en el libro, es la de considerar necesario impulsar el desarrollo de estos acontecimientos desde la niñez, en vez de cohibir con una educación mal entendida. Teniendo en cuenta que durante la gestación sus sentimientos, ideas y sensaciones pasan casi que inadvertidas; después de su nacimiento, desarrolla estas habilidades a pasos agigantados: aprende a hablar conocer y trasladarse. El niño nace privado hasta del sentido de su existencia, ignorante, pero apto de aprender con el nacimiento comienza la educación. Es de particular importancia en este campo no provocar el adelanto, uno de los grandes males de la educación, es decir, no quemarle etapas. Por sí solo, a través de la naturaleza los niños van evolucionando o creciendo tal cual como se lo indique su entorno y contexto. El autor pretende atraves de el perfecto personaje pulir los órganos del saber, disponer el camino del conocimiento con un buen adiestramiento de los sentidos. Por ejemplo, en cuanto a los vestidos y las vendas u obstáculos que a veces se les ponen intervendrán negativamente sobre su condición. Para evitar esto, recalca varios periodos que corresponden al perfeccionamiento del cuerpo, de los sentidos, del cerebro y otros La primera etapa es en la primera infancia (1 a 5 años), la cual consta de la vida física, tiende a fortificar el cuerpo sin la menor contracción, evitando imponer el desarrollo intelectual y moral del niño, entendiéndose que el niño aún no articula clara y adecuadamente el lenguaje de los mayores. Con el nacimiento comienza la educación que se realiza mediante el contacto del mundo atada al uso de la funciones y de los sentidos. Plantea sujetarse a las necesidades naturales y obrar siempre que se pueda a uno mismo sin pedir ayuda innecesaria. Al niño se le
debe dar toda la libertad de movimiento posible o ataduras que imposibiliten cualquier movimiento natural. En la educación del recién nacido es importante evadir dos extremos: imponerles nuestra voluntad y que ellos nos impongan la suya. Además, los niños no tienen suficiente fuerza para todo lo que solicita su naturaleza; se les debe auxiliar y suplir en los que les falta, pero al ayudarles hay que tener en cuenta su beneficio verdadero, sin conceder nada a la imaginación ni al deseo absurdo y conviene seguir atentamente sus expresiones ya que a esta edad disimular no es posible. Rousseau explica que la primera educación del infante tiene lugar por las sensaciones. En el principio de la vida, cuando la memoria y la imaginación están todavía inactivas, el niño sólo atiende a lo que impresiona realmente sus sentidos: siendo las sensaciones el primer material de su conocimiento, ofrecérselas de modo conveniente es preparar su memoria para que un día ofrezca el mismo orden a la inteligencia, preparando su memoria. La naturaleza educa a través del dolor. El niño ha de superar determinadas fiebres y dolencias. Una precaución exagerada contrariaría el camino que la naturaleza sigue para fortalecerlos, de lo que se seguirá la debilidad permanente del niño. El niño quiere tocar todo, manejar todo: “no os opongáis a esa inquietud, porque le proporciona un modo necesario de aprender”. Por último se ocupa del aprendizaje de la lengua, después oyen hablar a los mayores, y van aprendiendo, no hay que forzarlos ni marearlos con prematuras lecciones de fonética; “basta con hablar claro y articulando bien, nunca se debe pronunciar de manera defectuosa”. En deducción los primeros años de la vida del niño deben dedicarlos exclusivamente a formar el infante en las necesidades naturales: se le enseña a obedecer solo por necesidad, no por temor y a no pedir lo que pueda obtener por sí mismo o en otras palabras hacer del niño un hombre que sea dueños de sí. En el segundo periodo (5 a 12 años), el niño consigue el aprendizaje del mundo externo a través de la escuela, siendo esta la primera actividad pedagógica (viviendo en contacto con la naturaleza como una experiencia formativa) y aplicando la educación moral con ejemplos, no con reglas. El preceptor enseña a
ejercitar a Emilio sus facultades sensoriales y su cuerpo, con destrezas; aquí se acostumbra por sí solo a adiestrar los sentidos y los órganos, a servirse de ellos para compensar sus anhelos; descubriendo por sí solo las nociones de todo el saber. En este ciclo el autor defiende que actos como el aprender a leer es algo secundario, teniendo en cuenta al educador como un guía y los correctivos por los errores; por tanto, la significación de lo que no se debe hacer, la adquieren a partir de la experiencia directa y continua con su contexto. Es culminante evitar dos extremos en el trato con los niños: imponerles nuestra voluntad y que ellos nos impongan la suya con sus gritos, para que no se formen ni la idea de sometimiento, ni la de mando, sino la de autonomía. Menos mandatos y más autonomía de movimientos, que obren por sí mismos, y se darán cuenta de lo que pueden y de lo que no pueden. Los niños no deben encontrar resistencia en la voluntad humana, sólo la que las cosas les ofrecen, así no se harán furiosos ni caprichosos. Cuando un niño tiende la mano hacia un objeto; acerquémosle el objeto para que pueda tomarlo; pero cuando extiende su mano gritando y llorando, como si mandase al objeto que se acerque, no hagamos caso ninguno de sus llantos, para que no se habitúe a ordenar y a ser caprichoso. La educación intelectual debe partir siempre de un interés sensible, y ha de deshacerse todo sistema teórico que solo confundiría al niño. De la misma manera, al llegar al tercer ciclo de la educación intelectual (12 a 15 años), el niño debe ser un curioso muy avispado, apto para sacar sus propias conclusiones y aprender por sí solo aprobando formarse con rapidez. El maestro enseña a Emilio a obrar no solo por necesidad, sino también por utilidad y aparece oportuna la elección de un oficio, que recae en la carpintería; y siendo un muchacho rico sin necesidad de trabajar para ganarse el pan, le permitirá comprender la injusticia de las jerarquías sociales y además de sentir la satisfacción de elaborar algo con sus propias manos, que en el caso de llegar a perder su fortuna, no estará desvalido: podrá sobrevivir con ayuda de su saber aprendido: la carpintería. El carácter de saber es natural en él y ha de tratar de
satisfacerla. Es preciso abordar una pedagogía didáctica en la enseñanza de las ciencias naturales, es decir, a través de manualidades. Esto último, debido a que por lo general, la sociedad busca al hombre en el niño sin razonar que este es antes de ser hombre. Para ello, el preceptor le permite por primera vez al joven Emilio, leer un libro: “Robinson Crusoe de Daniel Defoe”, pues en esta obra se aplica a cada momento el principio de la utilidad. A continuación se llega a la cuarta etapa (15 a 20 años), la plenitud de la adolescencia, en la que mientras el hombre sólo sabe de la propia presencia física, debería estudiar las propias relaciones con las cosas (relación con el entorno). En este fragmento es cuando debería indagar sus relaciones con los demás, pues es la auténtica labor de toda su vida. Esta enseñanza será preferentemente moral y religiosa. En este punto no es posible aprender a evitar el mal, esto con el fin de experimentar sus consecuencias y por ende aprender de ellas. Según Rousseau, estas ideas religiosas deben darse a conocer después de los dieciocho años. Los diferentes signos advierten la adolescencia: se altera el rostro, aparecen los cambios de humor, la inquietud de las pasiones, cambia la voz, la cercanía de una mujer produce un estado de ofuscación y vergüenza. Hay que tener en cuenta que la pubertad se adelanta antinaturalmente cuando se pretende retrasarla, por esta razón se debe procurar que la inocencia infantil dure lo más. En esta medida, se dice que tarde o temprano llegará el momento de afrontar la educación moral; no todas las pasiones que experimentamos son naturales y las naturales son muy limitadas, pero estas se ven alteradas por acuerdos e injusticias sociales, y es entonces cuando se hace pertinente el estudio de la historia que expone los actos de los hombres y ofrece argumentos para juzgarlos. La conciencia marca en Emilio la entrada al mundo moral, tendrá que aprender de la costumbre extraña y cuando esto sea peligroso, se le relatará a través de relatos históricos y fabulas. En la educación de la conciencia se evitarán tanto los mandatos como corregir al alumno. Luego, surgen el amor propio, el odio, la
venganza, el engaño. Del amor de si nace la generosidad hacia los que los rodean; al ampliarse las relaciones con los demás. Asimismo, aunque a los dieciocho años Emilio no sabe nada de Dios está lleno de sentimientos sublimes e íntegros, siente compasión hacia sus semejantes. Sin embargo, no se puede dejar llevar por las pasiones, frenar la imaginación es la tarea esencial para la educación de las pasiones; en este sentido, cuando se desarrolla el instinto sexual, hay que indicarle a Emilio que necesita una compañera. Enfocado en la educación, Rousseau busca resolver esta supuesta contradicción y trata de demostrar cómo es que el hombre natural puede vivir en sociedad, aquella que pide que ese hombre natural pierda o examine algunas de esas características naturales, tales como el egoísmo que lo impulsa a sacrificar todo interés ajeno en beneficio del propio. Esto quiere decir que toda sociedad tiene que elegir entre crear un buen ciudadano o cívico (un hombre servicial a la comunidad) o un hombre (un ser con buenos propósitos). De ahí, el autor desarrolla su punto de vista y su idea en la que plantea y especula que la dificultad principal de la educación es la objeción entre el hombre natural y la necesidad social por el desinterés, en otras palabras, la contradicción entre una vida que está calculada en forma autoritaria en el interés individual y una en la cual ese interés tiene un valor conexo a otros. Otro de los temas mencionados, es la conducta de las madres que no quieren ocuparse de sus hijos en el cuidado y control de crecimiento y los ponen bajo la vigilancia de personas a sueldo, de criadas mercenarias cuya única preocupación es fatigarse lo menos posible, lo que considera una mala costumbre. Sin embargo, aunque no estoy de acuerdo, se debe tener en cuenta el contexto de esa época (1762), en donde la nodriza o nana era como la madre debido a sus hábitos; algo que en la actualidad no es tan común con algunos lugares de excepción. Pero, en la educación de los niños hay que seguir en todo a la naturaleza. Se evitarán por eso los cuidados demasiado afectuosos y los beneficios inmoderados.
Para continuar con la educación de este personaje imaginario, se explican las diferencias físicas, de carácter y temperamento existentes entre el hombre y la mujer. La mujer tiene deberes, su razón es más práctica y más sometida a la autoridad de los demás; por lo general tendrán la religión de la madre o del marido. Se tendrá en cuenta que deben ser fieles, sencillas, reservadas y cordiales. Por esta razón, Sofía es la esposa que el instructor ha elegido para Emilio, por lo tanto representa a la mujer correcta: es simpática, simple, educada para ser esposa y madre, sabe llevar su casa y afrontar las ocupaciones domésticas, desea agradar, cuida su persona y su vestido y ama la limpieza. Emilio siente que al fin encontró a la mujer que buscaba, lo mismo le pasa a Sofía, luego comienza el noviazgo; en ese trayecto, Emilio aprende que no hay felicidad sin constancia, ni dignidad sin discordia. En la etapa de adulto, Emilio decide separarse temporalmente de Sofía y sale a educarse sobre la política, viaja por muchos países por un periodo de 2 años a fin de conocer otros hombres, otras costumbres y otras formas de organización social. Finalmente, habiendo aprendido dos o tres lenguas extranjeras, retorna a su patria para casarse con Sofía y vivir una vida independiente, es allí entonces donde Emilio se instruye y aprende sobre los deberes conyugales, los cuales deben regularse por el placer. Conjuntamente Emilio conoce el valor de vivir en su país natal, porque es allí en donde él será ejemplo de los demás y porque le enseñaron a ser dueño de sí mismo, y por lo tanto deberás ser un compatriota más el cual ama a su país. Sin embargo, no terminan aquí las relaciones entre el entonces discípulo y su ex preceptor, porque no solo continuarán siendo los mejores amigos, sino que asumirá este último ser el maestro de dos maestros, pues Emilio y Sofía, guiados por los sabios consejos de su mentor, serán los preceptores de sus propios hijos. Para Rousseau, la libertad es la obediencia absoluta a las constituciones de la ciudad y en consecuencia la educación se ha de proponer inculcar en el niño las ideologías de que tendrá necesidad en su vida ciudadana. Con ese autor adquiere
importancia el estudio aplicado de la esencia del niño. El espíritu de estas reglas es dar a los niños más libertad verdadera y menos autoridad, dejarles obrar más por sí mismos y hacer que exijan menos de los demás. De esta manera se adaptan desde pequeños a subordinar sus deseos a sus fuerzas. Este libro propone una educación que siga y promueva los procesos naturales humanos sin transformarlos y que se base en los sentimientos naturales del amor a sí mismo y a los demás. Emilio se educa a sí mismo para dar lugar a una nueva sociedad, más libre y cercana a su estado natural.