PRESOCRÁTICOS Heráclito: Vivió hacia comienzos del siglo 5 A.C y debido a la dificultad de su doctrina, de lo místico y profético de sus palabras, se ganó el nombre de “el oscuro”. Él expresó la idea de que la realidad no es sino devenir, incesante transformación. “Todo fluye, todo pasa y nada permanece”. Él se vale de la imagen del río, “no podemos bañarnos dos veces en el mismo río”, porque se renueva continuamente y no tiene una identidad estricta. El río simboliza el cambio perpetuo de todas las cosas. Todo lo que se ofrece como permanente es una ilusión que encubre un cambio lento y difícil de percibir. El mundo entero es un perenne hacerse y deshacerse. El mundo no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que siempre fue, es y será fuego siempre vivo, que se enciende según medida y se apaga según medida. El fuego puede entenderse como el cambio y a la vez motor y substancia del mismo. El fuego es un principio generador, autoformador y autoordenador, inmanente a todas las cosas. El fuego es polemos, guerra de contrarios. Lo bueno y lo malo, el día y la noche. Pero los opuestos no son nada separado de modo absoluto, sino momentos alternos de un solo dinamismo. La guerra entonces significa armonía, que de una pluralidad de cosas y acontecimientos discordantes hace el cosmos único, bello y ordenado. Tanto como el cambio le preocupa a Heráclito la “medida” de ese cambio, las pautas que sigue. Así aparece el logos. Logos: lego -> reunión El fuego se enciende y se apaga según medida. Esto significa que el cambio de que se trata está sometido a un cierto ritmo alterno; como el de las estaciones o el de la vida y la muerte. El tiempo no es lineal sino circular y eterno. El mundo es el cosmos, y no incluye solo el universo, sino que cosmos también significa orden, ornamento; un orden armonioso, equilibrado, ordenado. El mundo era la disposición ordenada de todas y cada una de las cosas desde siempre y para siempre.
Parménides: También del siglo 5 A.C., contrapuesto a Heráclito al establecer que el movimiento es una ilusión; porque el ente es permanente, y todo lo es. Escribe un poema sobre la naturaleza y procede con total rigor racional, convencido de que solo con el pensamiento y no con los sentidos puede llegarse a la verdad. Existen, según él, dos caminos: “uno que es y que no puede no ser, es el sendero de la persuasión-pues acompaña la Verdad-; el otro que no es y que es necesario que no sea, y he de decirte que éste es un sendero impracticable.”
Solo lo racionalmente pensado “es”, y, a la inversa, lo que es, responde rigurosamente al pensamiento: pues lo mismo es pensar y ser. El pensar no puede ser sino pensar del ente, no hay posibilidad de alcanzar el ser sino mediante la razón. El poder pensar en algo prueba su existencia, puesto que solo es real lo pensable. El camino que no es, es impractible porque la nada no puede concebirse. Al pensarla, empieza a ser algo y deja de ser nada. Así, Parménides piensa una serie de propiedades sobre el ente. El ente es único, porque si no, sería múltiple. De haber dos entes, tendría que haber una diferencia entre ambos. Y lo diferente al ente es el no ente, que es la nada. Por tanto, no puede haber diferencia alguna entre ambos y en consecuencia existe un solo ente. El ente es inmutable porque cualquier cambio supondría ser algo diferente, y lo diferente al ente es la nada. El ente es inmóvil, porque de poder moverse, necesitaría un espacio donde hacerlo. Este espacio sería diferente del ente, pero lo único diferente del ente es el no ente, la nada, entonces no puede haber espacio donde el ente se mueva. El ente es indivisible, porque de dividirlo, tendría partes diferentes, pero lo diferente del ente es el no ente. El ente es inengendrado, puesto que tendría que haber tenido origen en un ente diferente a sí, pero lo único diferente a sí es la nada, y de la nada, nada sale. El ente es imperecedero, porque si dejara de ser, entonces sería el no ente, la nada. El ente es intemporal, porque no hay procesos que lo hagan comenzar o terminar ni que permitan decir que fue o será.
Se contrapone a Heráclito y Parménides porque ellos tienen una manera opuesta de ver al ente. Uno lo considera algo dinámico, en continuo cambio, donde lo real es devenir, transformación incesante, formación y desintegración de todas las cosas, sin que nada permanezca inmutable, y el otro lo considera algo absolutamente estático, fijo, inmóvil, donde lo verdaderamente real es lo permanente, el ente que es presencia constante.
SOFISTAS Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”. El hombre como medida es su principio. Elimina así toda validez objetiva, siendo todo relativo al sujeto. Algo será verdadero,
justo o bueno para quien le parezca serlo, y será falso, injusto y malo para quien no le parezca. Esto da pie al relativismo o subjetivismo.
Gorgias: Su pensamiento se resume en tres principios: 1. Nada existe 2. Si algo existiese, el hombre no lo podría conocer 3. Si se lo pudiese conocer, ese conocimiento seria inexplicable e incomunicable a los demás. Fue un filósofo nihilista según la expresión, escéptico según la segunda y relativista según la tercera.
SÓCRATES Sócrates representa la reacción contra el relativismo y el subjetivismo. En un escenario donde todos creen saber todo, poder discutir todo y poder enseñarlo todo, el filósofo declara su propia ignorancia. Declarado por el oráculo de Delfos el hombre más sabio, se encarama en una travesía donde busca comprobar la veracidad de esta afirmación. Sócrates filosofa con el dialogo, conversando, haciendo preguntas y respuestas organizadas de manera tal que pasan a formar su método. Este método es el método de la refutación. El principal rasgo de su método es el de la ironía, que en griego significa “disimular”, es decir, interrogar fingiendo ignorancia. Luego se le hace al interrogado un par de preguntas para demostrarle que su supuesto saber no resiste el examen de la razón, por ser contradictorio o falso. Es básicamente llevar al absurdo lo que dice el refutado mediante conclusiones que muestran sus contradicciones. La refutación lleva a turbar al interrogado hasta que este no sabe qué creer. Esto lo hace Sócrates para librar al alma de las ideas o nociones erróneas. Porque la ignorancia y el error equivalen al vicio y la maldad. Esta purificación, esta limpieza, es la catarsis, necesaria para poder asimilar realmente la verdad. El segundo momento del método socrático es la mayéutica. Este término encuentra significado en “el arte de ayudar a dar a luz”, en ayudar a los demás a concebir la verdad. La madre de Sócrates era partera, y este advierte que, así como su madre tiene un trabajo relacionado con los cuerpos, él se encarga de las almas y de ayudar a dar a luz el conocimiento. Puesto que la verdad solo puede hallarse dialogando, Sócrates no busca informar sino formar, para que el aprendiz con su propia actividad llegue al saber.
PLATÓN A las cosas iguales y a las personas bellas se las conoce mediante los sentidos, y por eso son cosas sensibles.
La igualdad y la belleza no se captan mediante sentidos, sino que se las conoce mediante la razón y por esos son entes inteligibles. Cosas sensibles e ideas representan dos órdenes de cosas, dos modos de ser, totalmente diferentes, pero entre cosas sensibles e ideas hay una relación porque son dos órdenes diferentes de ser. Es una relación de semejanza, dejando que al ver cosas bellas pensemos en la belleza. Para decir que una mujer es bella, necesitamos saber qué es la belleza. No podemos pensar que dos cosas sensibles son iguales sin saber qué es la igualdad. La belleza y la igualdad son modelos que estas cosas imitan, y que solo conociéndolas de antes nos permiten reconocerlas como bellas o iguales. Es preciso, por tanto, que el conocimiento de las ideas lo hayamos adquirido antes de venir a este mundo. Así dice Platón que antes de nacer, el alma del hombre habito el mundo de las ideas, donde las contemplo y conoció en su totalidad y pureza. Al venir a este mundo, el alma atraviesa el rio Leteo, que lo hace olvidar el saber de las ideas. Este saber, aun así, queda latente de manera que, al ver cosas sensibles, el hombre va “recordando”. “Aprender no es sino recordar”. Esta idea del conocimiento independiente del conocimiento sensible, se llama conocimiento a priori. Este se caracteriza por ser un conocimiento independiente de la experiencia. La diferencia entre conocimiento empírico y a priori es una diferencia que se refiere al valor del conocimiento. El conocimiento empírico es un conocimiento de hecho, contingente, y el a priori es un conocimiento de derecho, necesario. Ideas -Únicas -Inmutables -Idénticas a sí mismas -Intemporales -Necesarias y universales -Participadas -Modelos -Independientes -Realidades -Perfectas
Cosas sensibles -Múltiples -Mutables -Contradictorias -Temporales -Contingentes y particulares -Participantes -Copias, imitaciones -Dependientes -Fenómenos -Imperfectas
Las ideas tienen carácter metafísico porque representan la realidad perfecta, verdadera, autentica, el puro ser y valor. La dialéctica es el arte de la conversación que tiene por meta dar razón de alguna idea buscando el principio del cual depende. Es la técnica de moverse por el mundo de las ideas determinando relaciones entre unas y otras según se enlacen entre sí o estén separadas, combinando y dividiéndolas. La idea del bien es la idea suprema, la idea de las ideas. Por tratarse de la idea suprema, es difícil hablar de ella, entonces se incurre en una analogía entre ella y el sol. Para ver algo no basta con el
ojo y la cosa visible, sino que necesitamos de la luz que el sol nos da. Así tampoco basta con el ojo del alma y las cosas inteligibles o ideas, sino que es preciso un principio que a las ideas las haga aptas para ser captadas. Esto hace el bien, darle inteligibilidad a las ideas. El bien es así fundamento gneseologico. Además, el sol, con su luz y calor, les da vida a las cosas de este mundo, y las hace ser, así como el bien hace ser a las ideas. El bien es así fundamento ontológico. En cuanto es origen o principio del ser, el bien esta mas allá del ser mismo. Y por eso la idea del bien constituye lo absoluto.
ARISTÓTELES Al ser en sí, Aristóteles lo llama substancia. Es un ente individual y concreto que constituye el sujeto y nunca el predicado de un enunciado. A todos los demás modos de ser, es decir, las diversas maneras de ser en otro, se los denomina accidentes. Estos accidentes son nueve: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, posesión, acción y pasión. El ente es, entonces, debido a que los accidentes en última instancia se refieren a la substancia, primordialmente el ser en sí, la substancia. La substancia está formada por dos factores: materia y forma. Estos no se dan aislados sino constituyendo el individuo La materia es aquello de lo cual algo está hecho, su material. Para saber sobre la materia de algo hay que preguntarse de qué está hecha. La materia es indeterminada, y solo recibe su determinación de la forma. La materia equivale al contenido. Cuando se habla de la materia de un libro no aludimos a que está hecho de papel, sino a su contenido. La forma es el qué de la cosa. Para saber cuál es la forma de algo, hay que preguntarse qué es ese algo. La forma no es por tanto la figura, puesto que ello sería el accidente. Forma equivale a esencia y corresponde a la idea platónica. La forma es lo determinante. La forma le imprime una forma a la materia, que es indeterminada, y la hace ser lo que en cada caso es. El movimiento es cambio en general. Existen cuatro tipos de cambio: 1. 2. 3. 4.
Según la substancia (generación y corrupción) Según la cualidad (alteración) Según la cantidad (aumento y disminución) Según el lugar (traslación)
El primero es substancial por el cual una substancia aparece o muere. Los otros tres son de cambio accidental.
Para explicar el cambio, Aristóteles desarrolla la teoría de las cuatro causas. Todo cambio tiene una casa. Porque según el filósofo, el conocimiento es conocimiento por las causas; se conoce algo cuando se conoce su por qué. Hay cuatro causas; la formal, la material, la eficiente y la final. a) La causa formal es la forma. La forma es causa de algo en tanto determina ese algo y lo hace ser lo que es b) La causa final es la forma, ya que es el fin, aquello a lo que el individuo se orienta. Es aquello para lo cual algo es, es decir, el bien. c) La causa eficiente es el motor que desencadena el proceso de desarrollo. d) La causa material es la materia, condición pasiva necesaria para recibir la forma. La materia permite que el mundo no sea puras formas sino un mundo sensible. Las cuatro causas se reducen a dos; forma y materia. La materia como substrato indeterminado y la forma como principio de todas las determinaciones.