Resumen 1. Naturaleza Y Sociedad.docx

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Maestría en Desarrollo Sostenible & Gestión Ambiental - Universidad Distrital Juan Sebastian Celeita R. Cód.: 20191110005. TEORIA GADS Resumen 1. Naturaleza & Sociedad, comparación de autores.

INTRODUCCION Con el objetivo de comprender los variados fenómenos socioculturales que se presentan en la actualidad en los diferentes escenarios académicos, políticos, ambientales y cotidianos en los que aparece recurrentemente la relación entre naturaleza y sociedad, se realiza una revisión de tres textos que abarcan el tema con diferentes enfoques. Esto se lleva a cabo dentro del marco del curso con el propósito de tener un contexto amplio al momento de abordar las nociones teóricas necesarias para su entendimiento. DESARROLLO DE CONTENIDOS •

HAIQUEL (1982). ENFOQUE RELACION CAPITALISMO- NATURALEZA.

En primera instancia, el autor realiza una revisión al concepto de naturaleza desde tres niveles de análisis: como materialidad, en relación con la sociedad, el porqué del interés actual en dicha relación y, por último, como categoría económica. El nivel más abstracto sin duda es el de materialidad, en el que podemos entender la naturaleza como todo lo que existe materialmente, nace desde el momento que la sociedad humana se constituye como tal y se separa de su contexto natural. La sociedad es la forma natural de existencia del hombre y su naturaleza humana evoluciona a través de las diferentes formas de existencia social hasta aludir el concepto de objeto a la naturaleza. En relación con la sociedad, se parte de la premisa histórica de que para el hombre primitivo la realidad de su existencia social era confundida con su existencia natural, un ejemplo de ello es que a un fenómeno meteorológico se le daba una explicación humana, es decir, se podía referir a un ser mágico que generaba un castigo por sus acciones, por lo que para este punto sujeto y objeto eran uno solo. Algo particular que menciona el autor es que con el tiempo se ha mantenido esta premisa como confusión, ya sea como religión o como superstición. No obstante, luego evoluciona en el racionalismo -para algunos- y la naturaleza se transforma en algo contra lo que el hombre debe luchar para sobrevivir, es aquí pues, donde se separan sujeto y objeto. Podemos decir también que es en este punto donde se desarrolla el orden social, como lo señala Marx. A continuación, en dicho orden social aparece el trabajo y con este, el hombre se apropia de la naturaleza, la transforma, y se transforma a sí mismo con ello debido a que el mismo es naturaleza. De modo que a partir de determinado grado de evolución, las transformaciones necesarias para la adaptación de la vida ya no se dan en base a mutaciones o transformaciones biológicas sino como transformaciones sociales. Por otra parte, el interés actual en esta relación sociedad-naturaleza (S-N), se centra en que si bien, hay un permanente estado de cambio y modificación en la naturaleza que dependen de su propia dinámica, en la que el hombre permanece ajeno; es evidente que el hombre también transforma la naturaleza y con la ayuda de la industria moderna que ha

desarrollado, la transforma a un ritmo más rápido que el de la dinámica propia misma de la naturaleza. Asimismo, es interesante que el autor entiende la expansión geográfica como parte del desarrollo social del hombre, por lo que alega que los límites físicos del planeta solo son una dificultad para superar, comprendiendo que el universo es infinito y el progreso futuro será la conquista de un espacio más amplio que el actual (La tierra). Sin embargo, esta visión está limitada por el desarrollo técnico del hombre, el cual aún no posee los medios para acercase a esta opción, por lo que se argumenta que el problema no debe enfocarse como un problema de agotamiento de los recursos naturales si no de la forma social en que se apropian, se transforman y se distribuyen estos. Y de esta forma llegamos a la naturaleza como categoría económica o como modos de producción, es necesario entonces, abordar el termino de riqueza. En épocas pasadas, hablar de riqueza hacía referencia principalmente a la tierra y el trabajo, por lo que la naturaleza junto al trabajo son la base de la riqueza social entendida como bienestar de una sociedad. La naturaleza ejerce el papel de objeto sobre el cual el hombre vuelca su actividad transformadora, el trabajo. De ahí que esta sea convertida en materia prima para el disfrute del sujeto, el hombre. En segunda instancia Haiquel analiza la relación S-N en la historia, abordándola desde las sociedades primitivas en las cuales la capacidad productiva entendida como trabajo, era muy baja, pero que con el pasar del tiempo el hombre desarrolla herramientas y aumenta sus cualificaciones para esta actividad. En un principio, los cazadores recolectores que se movían siguiendo el curso de los ríos, es decir se movían en función de lo que la naturaleza les va dando. A este nivel histórico la sociedad está totalmente determinada por la naturaleza, no existían concepciones de riqueza y es allí donde se habla de la sociedad natural; pero a medida que el hombre va superando nuevos límites y desarrolla la producción, aparece el excedente, entendido este como la producción que no necesita ser consumida para la sobrevivencia. Esto permite al hombre acelerar la constitución de su condición de ser social, se emancipa la subordinación de la naturaleza y es en este momento donde aparecen las clases sociales que luchan por la apropiación de este excedente. Luego, el producto del trabajo deja de ser solo un objeto útil y aparece el concepto de valor, que se desarrolla desde el trueque tradicional, pasando por formas básicas de mercancía y dinero, hasta el capital actual. De esta forma la relación S-N, empezara a ser subordinada y regulada por esta dinámica de acumulación de capital y con ello, las necesidades naturales del hombre evolucionan a las formas sociales que estas adoptan. El autor ejemplifica esta afirmación de manera clara al exhibir la diferencia en como nuestros antepasados saciaban su sed bebiendo agua de un rio cercano, mientras que, en la sociedad actual saciamos nuestra sed tomando un refresco del refrigerador. En términos generales, pasamos desde una sociedad en donde la producción se encuentra mediada por el intercambio, a una sociedad capitalista que a causa de la aparición del comercio convierte el valor de uso en valor de cambio. En consecuencia, en tercera instancia se llega a tratar el tema de la relación S-N en el capitalismo y es que, con la aparición de este último, la mercancía pasa a ser la forma con la que se inicia el proceso productivo y con el que termina. Ya no se promueven valores de uso si no que el objetivo pasa a ser mercantil, el dinero. Se producen valores de

cambio para obtener más valores de cambio. El capitalismo transforma el valor en la plusvalía que pertenece íntegramente a la clase más alta y esta, como fin último, se apropia esta plusvalía en forma de ganancia privada. La producción capitalista por su esencia requiere que la producción cada vez se deba realizar a una mayor escala y generar un mayor consumo, lo cual conlleva a que se reduzca la visión de la naturaleza a solo una materia prima del valor de cambio. Esto a la vez, cambia su papel en la sociedad llevando a que sea apropiada y delimitada nacionalmente. Posteriormente entra en escena la renta capitalista de la tierra, concepto aplicado a los recursos naturales al ser estos productos convertidos en objetos de valor. En este punto, la naturaleza vista como objeto, es la poseedora del material necesario para toda la corporación de la riqueza y, por ende, pasa a ser fuente de enriquecimiento privado para su propietario. Además, con el desarrollo de la producción industrial, con la que se llega a transformar la naturaleza a gran escala, se busca valorizar el capital y aumentar la escala de producción de este capital y, por lo tanto, incrementar la acumulación de capital a manos de los capitalistas. Esto les da la capacidad a dicha minoría de disponer a su voluntad los factores de producción y al comprar la capacidad de trabajo por un salario, disponen del proceso productivo y del producto generado en su totalidad, con la única restricción de poder vender su producto para continuar el ciclo. Sin embargo, es atrayente la noción de Haiquel, de que el capitalista también se puede entender como un sirviente de su propiedad, puesto que, debe tratar de obtener el máximo de ganancia posible para evitar ser alcanzado por otros capitalistas que compiten por llegar a su estatus. Por otra parte, adquiere relevancia el hecho de que, bajo la forma de asalariado el obrero solo realiza una forma muy sencilla del complejo proceso de trabajo para la realización de un producto cualquiera. La toma de decisiones del proceso productivo está a cargo de los niveles jerárquicos de la estructura laboral, debido al alto grado de especialización del trabajo. Entonces, el trabajo privatizado, pasa de ser una característica humana a algo desnaturalizado, por lo que la producción capitalista llega a subvertir la capacidad humana de transcender hacia el objeto y apropiarse del mismo con trabajo, lo que, visto de otra manera, también aleja al trabajador de la capacidad de creatividad. El panorama que se crea con este entrelazado es que la sociedad actual se ve impotente para decidir sobre el que hacer con las capacidades tecnológicas que ha desarrollado y se encuentra atrapada en la trama que ella misma ha creado. Además, a partir de la revolución industrial se empieza a priorizar la cantidad sobre la calidad, por lo que en el mercado se dejan atrás ventajas de tipo cualitativas para verse reemplazadas por ventajas cuantitativas y, por consiguiente, se requiere que periódicamente se generen más innovaciones tecnológicas y extractivistas. Agudizando aún más el problema, debido dinámicas económicas, el aumento de la escala de producción mejora la cuota de ganancia, lo que ocasiona que si aparece una técnica que genere mayor bienestar para la sociedad, esta sea desechada si resulta más costosa que otra que produce más ganancia a menor precio. Así pues, las formas sociales creadas inconscientemente por los hombres rigen su destino por encima de la voluntad colectiva y con las fuerzas productivas creciendo ajenas al control social. No obstante, aunque el dominio es general, no es absoluto. El autor hace hincapié en que la naturaleza humana contenida en el trabajo se revela constantemente y

la naturaleza misma, además, mediante crisis ecológicas devuelve el trato antagónico e irracional al que es sometida. Finalmente, en cuarta instancia, se consideran las perspectivas hacia un enfoque superador de los problemas actuales. Abordando esta tesis desde la óptica de constante evolución histórica de la sociedad humana, Haiquel deja abierta la posibilidad a que en el futuro pueden llegar a surgir otros y quizás más complejos problemas. No obstante, hace énfasis en que la propia configuración que alcanzo la naturaleza con el hombre nos impone la necesidad de conservarla y reproducirla, si bien, esta tarea se antoja cada dé vez más compleja puesto que implica modificar la actual estructura de la propiedad, de la gestión social y política de las formas capitalistas hacia formas más democráticas. El camino por seguir se manifiesta como la búsqueda de un proceso de transición que permita replantear las relaciones humanas a través de la utilidad del objeto, que proporcione al trabajo la devolución de su carácter específico, es decir humano y en función de las necesidades sociales. De manera análoga, el hecho de restablecer la armonía rota con la imposición del valor como sujeto del proceso, no significa volver a los procesos sociales primitivos si no por el contrario, implica el reto de construir un orden social más armónico con el orden natural aprovechando nuestra actual capacidad productiva. •

HERNÁNDEZ et al., (2016). ENFOQUE SOCIO-POLITICO

Los autores desde una perspectiva del derecho ambiental buscan realizar una aproximación a un modelo de responsabilidad social e institucional en relación con el desarrollo social y la pobreza. En este marco, indican que no se puede hablar de derecho ambiental si no se ataca primero a la pobreza, ya que, son imprescindibles cambios en las relaciones de poder y las estructuras de inclusión, para construir una sociedad sostenible. Hernández et al., hacen referencia que el siglo XXI demanda la creación de instituciones constructoras de resiliencias, que tengan como base la responsabilidad ambiental enfocada hacia la subsistencia humana, sabiendo interpretar las necesidades de las generaciones futuras y modificando la conciencia del mundo actual. Explican que se debe enfocar la soberanía estatal en el bienestar del hombre el cual tiene el derecho y el compromiso de la creación de un “mundo mejor”. Por otra parte, demarcan dentro de un contexto histórico que, en nuestro continente Sudamérica, el desarrollo de la sociedad civil siempre se ha estado relacionado con el papel de la defensa de la naturaleza. Partiendo desde la cosmovisión ancestral de las sociedades que se establecieron hace milenios en las diferentes latitudes del continente, hasta los casos actuales como el de Ecuador, que respaldado por gobiernos y organizaciones internacionales declaró en el año 2008 a la naturaleza como sujeto de derechos. En este territorio, contrario a las concepciones occidentales, se ha situado a la naturaleza en niveles de igualdad y en ocasiones de superioridad con relación al hombre. Volviendo al desarrollo de las ideas expuestas con anterioridad, los autores defienden que es necesario entender la pobreza como resultado de un desarrollo, que tiene cimientos en la desigualdad y en la explotación, que tiene como resultado condiciones precarias. Por lo tanto, realizan una revisión de las diferentes definiciones del término “pobreza”, pasando por Carl Marx, la ONU (1995) y el banco mundial. Argumentan que estas definiciones tienen fundamento en el paradigma neoclásico que considera la pobreza en función de los

recursos que se posee y su medición se realiza a partir de la correlación del ingresoconsumo teniendo en cuenta el PIB per cápita. Posteriormente, se da una definición general como “el carecimiento de lo necesario para el sustento de la vida” pero haciendo énfasis en que es un concepto multidimensional que enrola aspectos económicos, materiales y ambientales. Asimismo, mencionan que las causas varían desde problemas políticos, crisis de mercados, desastres naturales, hasta la utilización incorrecta de los recursos naturales por parte del hombre, etc. De ahí que su propuesta política sea combinar aspectos en estas áreas para proponer formulas realistas. Como conclusión, mencionan que es necesario construir una visión de derecho ambiental inclusiva, que no se siga a un estrecho margen al que se la quiere reducir y por el contrario tenga un enfoque amplio apoyándose en ciencias sociales y las técnicas que faciliten este propósito. Se remarca que un proceder responsable implica reconocer que el derecho por sí solo no será capaz de garantizar este objetivo, por lo que es menester, desarrollar estrategias de implementación política y normativa coherentes pensando en un bien preferente: el ambiente y el bienestar del hombre.



OSPINA (2003). ENFOQUE SOCIOAMBIENTAL.

El autor comienza por realizar un contexto acerca del área de estudio, las Islas Galápagos. Estas fueron de gran importancia por el desarrollo de la teoría de la evolución por parte de Darwin en el siglo XIX. Son una localidad con un pequeño número de especies (5500), pero en las que resalta su alto grado de endemismo explicado por el aislamiento físico (se encuentran a 1000 km de Sudamérica) y atribuible también, al hecho de encontrarse en una zona de confluencia de corrientes marinas frías y cálidas. Las sociedades humanas en estas islas son de origen reciente, y presentan un problema cultural y político en relación con la naturaleza, entendida en este espacio, como esa área virgen o prístina. El autor argumenta que las representaciones sociales dominantes sobre la naturaleza están casi enteramente cimentadas con base al turismo, por lo que son una construcción externa a la sociedad local. Además, se hace hincapié en que existe una “ruptura profunda”, simbólica y material, entre el mundo social y el mundo natural; tanto para conservadores de la naturaleza como para los pobladores locales. Ospina menciona la importancia de las representaciones animales en la vida diaria de Galápagos (nombres de barcos, restaurantes, murales, hoteles, etc.) y esto se debe a la influencia del turismo y del discurso ambientalista moderno. No obstante, existe una resistencia por parte de los habitantes locales a la imposición del discurso ambiental moderno. El origen cultural del conflicto yace en que los conservacionistas conciben una “rígida distinción” mientras que los locales una “necesaria unidad “entre animales y humanos. Esto se ve reflejado en la clara diferencia en las actitudes y practicas que ambas parcialidades tienen en relación con las especies introducidas. Se expone el caso de un asesinato de 15 lobos marinos (se usan sus penes como afrodisiacos) lo que género en los conservacionistas una gran conmoción y derivo en protestas y acusaciones cruzadas con los locales. Estos campesinos, desde su visión no encontraban diferencias con los chivos, una especie introducida para la cual la administración del Parque Natural Galápagos, ejecuto un plan de exterminio que fue considerado como un gran “éxito”. Es evidente aquí la diferencia de percepción entre ambos actores del conflicto.

Para los ambientalistas el lobo marino es un representante abstracto (nativo, natural, libre) y que ocupa un nicho, mientras que, un chivo o un cerdo (introducido, artificial, esclavizado) cumple una función asignada para una comunidad humana. La individualidad del animal se pierde al pertenecer a categorías humanas. En contraposición, para el campesino local todo animal es un animal y todo ellos pueden ser tratados de la misma manera. Otro ejemplo remarcable que nos provee el autor, es el de un campesino que a pesar de entender que la guayaba (especie invasora) se comporta como una plaga; bajo su perspectiva influenciada por sus vivencias “había que cuidar los arboles”, por lo que, en lugar de cortar estos árboles “invasores”, había logrado establecer sistemas agroforestales y silvopastoriles para alimentar al ganado. En este caso un árbol es un árbol no por la especie y condición de nativo o introducido sino por la función en los sistemas agrícolas. En consecuencia, al entender que la naturaleza se convirtió en un problema político del archipiélago, las interacciones entre los actores sociales más relevantes (científicos, turistas y campesinos) son el interés central que plantea esta investigación. Para el uso científico el carácter de la distinción naturaleza y sociedad es tan radical que requiere un territorio sin seres humanos para la conservación de las condiciones prístinas. En los usos turísticos esta distinción también es marcada, la naturaleza es percibida como el paisaje a contemplar, es decir, mientras menos humano el viaje, mayor belleza. Además, los turistas poseen una lectura romántica del funcionamiento de los ecosistemas y ocultan su contraparte violenta y despiadada; prueba de esto es que en su visión no es criminal pescar picudo y venderlo como alimento, pero si lo es arrancar de su hábitat los tiburones que los ellos quieren contemplar. Por otra parte, la construcción campesina de la naturaleza difiere de la matriz urbana de las dos anteriores. Los habitantes rurales manipulan directamente el mundo natural, conviven con la “crueldad” ecosistémica como con su belleza. Los locales hacen el trabajo sucio que el resto no quiere ver, pero que les permite vivir. Desde los primeros colonos consumían la fauna local como alimento, lo que implicaba el hecho de aceptar la muerte de otro ser vivo e incluso provocarla como parte de la opción “nosotros frente a ellos” lo cual genera una clara distinción. En conclusión, ninguno de estos usos puede justificar su autoidentificación con la pureza y reclamarla para los demás, todos ellos pueden tanto destruir como conservar. Ospina expone que es necesario realizar una reflexión en la construcción de los valores ambientales en Galápagos, a partir de la reivindicación del valor humano contenido en los principales usos existentes de la actualidad.

DISCUSIÓN La relación S-N abordada desde diferentes enfoques nos permite visualizar que si bien, existen diversas interpretaciones desde diversas disciplinas, todas conciben en que la sociedad humana ha llegado a un punto drástico de diferenciación con respecto a la naturaleza. Esto, causado por factores mercantiles y políticos en su mayoría, ha terminado por crear un sistema del cual podemos considerar a nuestra sociedad "esclava", como lo menciona Haiquel. Considero que la aproximación que realiza este autor, desde donde realiza un análisis de la evolución de la relación S-N a partir de los inicios históricos, brinda una perspectiva más amplia del entendimiento del problema moderno al que nos enfrentamos. En cierta medida, esta visión se puede llegar a percibir

como pesimista, pero que, si se pretende acercarse al tema con vistas a encontrar soluciones, es necesario tener este enfoque realista. Esto es algo que, por ejemplo, a mi juicio carece el texto de Hernández et al., allí, los autores pretenden hacer una aproximación a un modelo de responsabilidad institucional el cual, mas allá de sus aportes teóricos, se queda corto a la hora del análisis de las dinámicas sociales y en especial de la injerencia del capitalismo en el mercado actual. Sin embargo, el texto de Hernández et al., aporta una noción que atrae mi atención asociada a la cosmovisión de las sociedades ancestrales que poblaron el continente americano. Estas civilizaciones, exhiben un alto entendimiento de lo ahora llamamos ecología profunda e incluso hoy en día aún, luchan por mantener su forma de vida alejados de las sociedades modernas. En un mundo ideal, las políticas en nuestro continente y para el mundo entero, deberían apropiar las bases conceptuales que desde hace milenios se han manifestado en estas antiguas culturas. Siguiendo por este hilo, es también es interesante el conflicto que nos expone Ospina, entre los pobladores locales y los entes “externos”. Es evidente, que si bien estos pobladores surgidos principalmente a raíz del colonialismo no son sociedades que evolucionaron en este espacio físico en particular, hoy en día se han apropiado de este territorio y esto nos exige evolucionar el entendimiento a nosotros, los entes de ciencia. Muchas veces se tiende a querer imponer ideas sobre las personas locales al autodenominarnos como una especie de “ser superior” que tiene mayor conocimiento de las dinámicas, principalmente ecológicas que pueden ocurrir en determinado lugar. A mi juicio, es muy acertado el autor al concluir que ningún actor social puede “autoidentificarse con la pureza y reclamarla para los demás, todos ellos pueden tanto destruir como conservar” ya que existen diferentes perspectivas causadas por las mismas dinámicas sociales. Nadie es dueño de una verdad absoluta. Por último, Haiquel y Hernández et al., coinciden en que los problemas complejos a los que nos enfrentamos hoy en día, deben ser tratados con enfoques multidisciplinarios y como señala Haiquel en especial, “el método científico tradicional parece hoy quedar limitado”. Confluyo en que este debe ser el camino para seguir, pero siento que esta iniciativa debe estar ligada a un cambio en la forma de educar a nuestros niños, ya que el método tradicional crea desde los estadios más pequeños el “modo de conocer” que menciona Haiquel y que, por ende, dificulta la apertura multidisciplinaria. Para concluir, Hernández et al., dirige esta apertura multidisciplinaria hacia el derecho ambiental, lo cual entiendo como totalmente necesario para poder generar propuestas de cambio en las políticas publicas de nuestras sociedades modernas. Pese a ello, considero que por la naturaleza del problema sistémico que representa el capitalismo, no será mucho el avance en materia que podamos realizar, hasta que no se genere una nueva estrategia económica que sea planificada democráticamente en pro de la sustentabilidad. REFERENCIAS • Haiquel M. 1982. Naturaleza y sociedad. Márgenes. 2, 35-53 • Hernández NB, Villalva IM, & Alcívar GC. 2016. Responsabilidad Social, Pobreza, Derecho Ambiental y Naturaleza. Revista Magazine de las Ciencias. ISSN 25288091, 1(2), 01-06. • Ospina P. 2003. Ética ambiental y actores sociales en Galápagos: Apuntes sobre las relaciones entre naturaleza y sociedad. En: Debates ambientales: El valor de la biodiversidad. Revista de Ecología Política No. 25. Barcelona: Icaria Editorial

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