SEMINARIO DE ÉTICA IV
RESPONSABILIDAD MORAL
CAREN LORENA ZAPATA PIEDRAHITA YENIFER ANDREA GONZÁLEZ QUINTERO
ASESORA: GREY YULIET CEBALLOS GARCÌA
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA FACULTAD DE ENFERMERÍA ÁREA DE ÉTICA MEDELLÍN 2018 TABLA DE CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN PREGUNTA PROBLEMATIZADORA 2. OBJETIVOS 3.1 OBJETIVOS GENERAL 3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 3. METODOLOGÍA 4. MARCO REFERENCIAL 5.1. LA RESPONSABILIDAD MORAL EN LA ÉTICA KANTIANA 5.2. LA ÉTICA DEL DISCURSO 5.3. EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD DE HANS JONAS 5.4. LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA PRIMERA: UNA FUNDAMENTACIÓN DEL CUIDADO DESDE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD 5.5. CÓDIGO DEONTOLÓGICO DEL CIE PARA LA PROFESIÓN DE ENFERMERÍA 5.6 LEY 911 DE 2004 5.7 LOS CUIDADOS EN LA ÉTICA DEL SIGLO XXI 5.8 RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA ENFERMERÍA 6. CONCLUSIÓN 7. BIBLIOGRAFÍA
1. INTRODUCCIÓN
La responsabilidad la podríamos definir como
un valor que posee cada
persona el cual le permite reflexionar, orientar y valorar las consecuencias de
sus actos teniendo en cuenta siempre el plano moral. Se debe recordar que todas las personas autónomas son responsables de manera directa o indirecta de sus actos y que, por tal razón, debe asumir las consecuencias de este. La responsabilidad moral está íntimamente ligada a la conciencia o lo que se puede llamar “conciencia moral” lo cual nos permitirá distinguir si la propia conducta nos llevará a realizar acciones buenas o malas.
Los profesionales de enfermería en ciertas circunstancias se ven enfrentados a situaciones donde deben tener un verdadero compromiso moral, y de esta manera asumir una responsabilidad frente a determinada situación y frente a la persona de cuidado, por esta razón uno de los objetivos del seminario “Responsabilidad moral” es que el estudiante reflexione acerca de los cuidados que se le deben brindar a las personas en el ejercicio de su profesión teniendo en cuenta la responsabilidad ética y moral; además tiene como finalidad presentar la postura y su fundamentación desde la filosofía de diversos actores, los aspectos éticos y normativos que debe tener un profesional de enfermería para el ejercicio de su profesión.
La importancia de este tema radica a la hora de tomar decisiones con respecto a los asuntos de los cuidados que se les brindarán a los pacientes, y además valorar las repercusiones o beneficios que puedan traer estas decisiones, de igual manera es de vital importancia implementar la responsabilidad en nuestra vida cotidiana y las acciones que realizamos día a día que puede afectar nuestra sociedad.
2. PREGUNTA PROBLEMATIZADORA ● ¿Cómo influye la responsabilidad moral en el cuidado que ofrecen los profesionales de enfermería a los seres humanos?
3. OBJETIVOS 3.1 OBJETIVO GENERAL ● Reflexionar sobre el rol de los profesionales de enfermería frente al cuidado de los seres humanos teniendo en cuenta la responsabilidad moral en el ejercicio día a día de su profesión.
3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS
● Identificar los fundamentos de la responsabilidad moral desde las teorías propuestas por algunos actores. ● Reconocer la importancia de la ética de la responsabilidad en el ejercicio de la profesión de enfermería y en la toma de decisiones autónomas. ● Recalcar la importancia de la ética del discurso y la ética social y su conexión con la profesión de enfermería. ● Conocer los aspectos deontológicos frente a la responsabilidad moral y la importancia que tiene la aplicación de este en la profesión de enfermería ● Contemplar la responsabilidad que tienen los profesionales de enfermería con el otro y con el ambiente en el acto del cuidado.
4. METODOLOGÍA
Primer momento: Se realiza la bienvenida a los participantes, se hace la presentación del grupo y del tema, se explica la dinámica en que se desarrollará el seminario. En primer lugar se hará una breve reflexión con los participantes por medio de una situación hipotética que se llamara “el semáforo de la vida”, se proyectará ciertas imágenes que corresponden a una calle con un semáforo que está en rojo y un automóvil, de ahí se les explicara a los estudiantes que ellos son los
que van en el interior del vehículo, y que necesitan llegar a un lugar urgentemente y van muy retardados, se les planteará la siguiente pregunta: dada la situación en la que se encuentran, ¿ustedes que hacen? ¿Se pasan el semáforo en rojo porque no viene ningún vehículo, o deciden esperar sin importar el retraso que pueden tener? Después de plantearles dichas preguntas se escucharan las opiniones y respuestas del público para más adelante durante el desarrollo del seminario explicarles cómo se relacionan esas respuestas con el tema abordado y si ha cambiado o no su percepción frente a la respuesta dada por cada uno. Esta actividad tendrá una duración aproximada de 15 minutos.
Segundo momento: Se continúa con el abordaje de los temas, visto desde diferentes autores como: Immanuel Kant, Habermans (aquí se mostrará la relación que tiene la teoría del autor con el código deontológico de enfermería) y Hans Jonas. Posteriormente para evaluar lo aprendido hasta ese momento del seminario se hará un juego que se llamará la botella preguntona, se formarán dos grupos, cada uno tendrá un moderador que girara la botella y hará una pregunta a la persona a la cual el pico de la botella esté dirigido. Este momento del seminario tendrá una duración de 1 hora aproximadamente.
Tercer momento: Para iniciar con el tercer momento se proyectará un video titulado: Prevención de las infecciones nosocomiales, de una duración aproximada 6:45 minutos. Luego se hará una socialización del video y las moderadoras del seminario harán una breve reflexión sobre este. Posteriormente se continuará con el desarrollo del tema donde se centrará en la responsabilidad social de la enfermería, la ética de la responsabilidad y los cuidados del siglo XIX. Por último se hará una dinámica sorpresa para evaluar nuevamente lo aprendido y para finalizar se dan las conclusiones y un pequeño recordatorio que lleva la siguiente frase: “Actúa de tal modo que los efectos de tu acción sean
compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica” Este último momento tendrá un aproximado de una hora y 15 minutos para un total de dos horas y 15 minutos de desarrollo de todo el seminario.
5. MARCO REFERENCIAL
5.1 LA RESPONSABILIDAD MORAL EN LA ÉTICA KANTIANA
La ética kantiana se encuentra claramente planteada en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, “Kant lleva a cabo una crítica a las corrientes utilitaristas, que cifran en el principio de utilidad la idea de un principio moral objetivo”1. Para kant “las preferencias de utilidad son subjetivas, y hay cierto de tipo de acciones que se orientan por principios universales, cuyo valor moral no se encuentra en el objeto que las determina sino en el principio que las inspira,
que determinan la voluntad con independencia de los resultados de la acción, sean dignos de admiración o no.”1. La idea moral de Kant se fundamenta en el “deber ser” de las normas que la rigen, es decir; los enunciados normativos de la ética kantiana poseen una “verdad” moral, una validez, que es distinta de la de los enunciados descriptivos, siendo en este sentido una moral deontológica.
1
El deber ser es planteado según Kant como la necesidad de realizar una acción por respeto a la ley, de acuerdo a esto podríamos decir que se puede tener respeto por todo aquello que se derive de la propia voluntad. “Los sujetos, pese a poseer una voluntad racional, no se guían en la acción por el deber habitualmente, más bien actúan por inclinaciones, de ahí que los enunciados de deber afecten a la voluntad bajo el modo de construcción y sean llamados imperativos”.1 El objetivo de Immanuel Kant con este principio imperativo se basa en su deseo de adoptar un interés universal desde el cual se considera la norma no como “buenas para mí” sino que si han de ser moralmente buenas, han de serlo para todos los seres racionales y no sólo bajo condiciones contingentes sino de un modo absolutamente necesario.1 El imperativo categórico permite reconocer aquella norma que ha de considerarse moralmente válida, y a la vez cumple con el rol de motivar la acción del sujeto que ha reflexionado en torno a la validez de la norma. El sujeto es autónomo cuando actúa de acuerdo a las normas que él mismo se ha dado, y porque ellas son intrínsecas a su voluntad adquieren forma de deber. Por otra parte Kant plantea que “Por contraparte, los principios de la utilidad y la felicidad se basan en datos de la experiencia, presuponen objetos de la facultad apetitiva inferior y por ello su variedad puede ser infinita; de este modo, ambos principios designan siempre distintos objetos para distintos sujetos”1. Principios como estos sólo son válidos para el sujeto y, en consecuencia, son considerados principios subjetivos o máximas, mientras que aquellos que son legítimos para todo ser racional, son principios objetivos y han de ser considerados realmente como leyes prácticas.1
“Kant está buscando una ética formal, una ética cuyas determinaciones sean propias de la razón. Una ética así planteada es autónoma; la voluntad se determina a ella misma por sus propios principios de acción, es el sujeto mismo que se da sus normas”1 Según lo anterior, la moral de los seres humanos debe fundamentarse principalmente en la razón (impulso interno) y esta determinará las acciones o el bien obrar de toda persona el cuál debe ser responsable. De esta manera podemos llamar la responsabilidad moral como “responsabilidad que se tiene frente a una persona o determinada acción” y estará principalmente fundamentada en los principios de una persona.1 Con el imperativo categórico, Kant estableció que “la voluntad se ha de regir por principios de la razón pura práctica. En tanto el imperativo categórico es una estructura formal de la razón, y es el único principio que se puede formular como ley de la voluntad, puesto que cualquier otro sólo puede ser necesario como medio para la consecución de un fin”1. “Una voluntad que se manda un fin intrínseco a ella misma, que se determina una acción buena y necesaria en sí misma, es una voluntad autónoma. Mientras los seres irracionales encuentran su determinación en las causas que otros seres ponen en ellos, los seres racionales son libres porque se han independizado de las inclinaciones”1. Esto puede sustentar lo que se ha venido hablando y citando en el desarrollo del trabajo, se podría decir que un seres irracional cuando no tienen su propia autonomía y por esta razón actúan de acuerdo a leyes y no a sus propias inclinaciones, por lo tanto no tendrá buenas acciones; a diferencia de Kant el cual plantea que el “obrar moral es un obrar libre”1 que va a resistir a la fuerza de la inclinación. Kant nos define la libertad como “La voluntad libre autónoma en tanto está sometida a leyes que ella misma se ha impuesto, de modo que la propia voluntad es ley para sí misma. La libertad aparece como la causalidad de la voluntad de los seres racionales”1.
Kant en su teoría manifiesta que la autonomía ha de presuponerse en todos los seres racionales, sin embargo tiene en cuenta que los seres humanos no son sólo seres racionales, sino que también poseen sensibilidad. La voluntad libre es la que tiene conciencia de que el principio moral no se le presenta dado, sino que ella misma ha de someterse a él, a la imposición, al sentido de obligatoriedad.1 El imperativo categórico, junto con operar como criterio para identificar las normas que son dignas de ser llamadas morales, también es la base para impulsar la voluntad a actuar de acuerdo a la norma que la propia razón se ha dado, a actuar responsablemente; porque el sujeto se ha dado las normas a sí mismo, ellas adquieren la fuerza de un deber.1
5.2 ÉTICA DEL DISCURSO
En la ética del discurso se podrá observar como Hambermas retoma algunos conceptos de la ética Kantiana para argumentar su ética universalista el cual esta puede ser planteada a través de valores y normas universales. La ética del discurso habermasiano se sitúa en el contexto de una teoría general de la comunicación, es decir, marca una diferencia respecto de una teoría como la kantiana, centrada en el sujeto. La ética del discurso se ampara en un modelo de la intersubjetividad, donde el lenguaje y su uso en el discurso se transforman en el medio común para las subjetividades.1 “La ética del discurso, planteada por Habermas, es una ética cognitivista que comparte el carácter racional de la ética kantiana. La ética discursiva no indica que constituirá lo válido moralmente sino que, al igual que la moral kantiana, apela a hacer explícito el punto de vista moral que se encuentra en los procesos. Se fundamenta a partir del principio de la universalidad que muestra el punto de vista desde el cual se evalúa la imparcialidad de las normas en discusión”.1
El principio de universalidad (U) permite reconocer aquellas normas que podrían ser llamadas ‘justas’, al indicar que los efectos y consecuencias secundarias de la aplicación de la norma considerada válida tienen que ser aceptados por todos los posibles afectados.
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“La ética discursiva requerirá que la norma sea aceptada por todos los participantes y posibles afectados por su implementación, requerirá de un momento ulterior en que lo válido para uno se exponga al juicio de los otros miembros de la comunidad moral. El imperativo categórico puede valer como un examen de normas que hace el sujeto, pero no puede reemplazar el momento de una voluntad general estructurada de modo comunicativo, que evalúa la validez de la norma”1.
Con la ética del discurso se pretende crear una comunidad ideal de comunicación y que el contexto donde se encuentren exista una operación racional; la ética del Discurso tiene como uno de sus objetivos buscar la forma de cómo hacer de la ética un principio universalmente válido para todos los hombres, sociedades y culturas donde podamos establecer una comunicación ideal donde prime la argumentación y así se pueda demostrar la razón. 1 La libertad comunicativa pone énfasis en la posibilidad de tomar posición, afirmativa o negativa, frente a los enunciados (y las pretensiones de validez entabladas con ellos) de los otros hablantes: “entiendo por libertad comunicativa la posibilidad recíprocamente presupuesta en la acción comunicativa, de tomar postura frente a una elocución o manifestación de un prójimo y frente a las pretensiones de validez entabladas con esa manifestación, las cuales se enderezan a un reconocimiento intersubjetivo” 1
Mientras la ética del discurso habermasiana lleva a que la presuposición de responsabilidad quede fuera del ámbito del discurso moral, la ética kantiana permite mantener la noción de responsabilidad vinculada a la reflexión que hace el sujeto autónomo con la ayuda del imperativo categórico y, de este modo, se presta para mantener abierta una posible respuesta a los problemas morales, más allá de lo dado.1
5.3 EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD DE HANS JONAS
Hans Jonas propone una nueva ética donde señala como marco inicial el abuso del dominio del hombre sobre la naturaleza causando su destrucción, como por ejemplo el choque provocado por las bombas de Hiroshima y Nagasaki.2 En una entrevista publicada en el número 171 de la revista Esprit, del mes de mayo de 1991, dice textualmente: “Ello puso en marcha el pensamiento hacia un nuevo tipo de cuestionamiento, que maduró debido al peligro que representa para nosotros mismos nuestro poder, el poder del hombre sobre la naturaleza”2. “Sin embargo, más que la conciencia de un brusco apocalipsis, él tuvo el sentimiento de un posible apocalipsis gradual, resultante del creciente peligro presentado por los riesgos del progreso técnico global y su utilización inadecuada. Hasta ese entonces, el alcance de las prescripciones éticas estaba restringido al ámbito de la relación con el prójimo en el momento presente”2. Anteriormente era una ética basada en el antropocentrismo y la contemporaneidad. “La moderna intervención tecnológica cambió drásticamente esa plácida realidad al poner la naturaleza al servicio del hombre y susceptible de ser alterada radicalmente. De ese modo, el hombre pasó a tener una relación de responsabilidad con la naturaleza, puesto que la misma se encuentra bajo su poder”2. Además de la intervención en la naturaleza extrahumana, es grave la manipulación del patrimonio genético del ser humano, que podrá introducir posibles consecuencias imprevisibles a futuro. Jonas concluye diciendo que es por esto que se necesita una nueva propuesta ética, que contemple no sólo la persona humana, sino la naturaleza también.2
El principio de responsabilidad de Jonas plantea lo siguiente:
Todo bien o mal que su capacidad inventiva pudiera proporcionar, se encontraba siempre dentro de los límites de la acción del ser humano, sin afectar la naturaleza de las cosas extrahumanas. La naturaleza no era objeto de responsabilidad humana, pues cuidaba de sí misma. La ética tenía que ver con el aquí y ahora. A cambio de los antiguos imperativos éticos, entre los cuales el imperativo kantiano constituye el parámetro ejemplar “Actúa de tal modo que el principio de tu acción se transforme en una ley universal”, Jonas propone un nuevo imperativo: “Actúa de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica”, o expresándolo de modo negativo: “No pongas en peligro la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra”2.
Se necesitan sujetos conscientes para que haya responsabilidad. La responsabilidad del ser humano consigo mismo no puede ser separado de la que debe tenerse en relación con todos los demás. Se trata de una solidaridad que conecta a todos los hombres y a la naturaleza que lo rodea. Por tanto, resulta innegable que la deducción final de esa reflexión busque atender también lo universal.2 Se puede concluir con Jonas que el ser humano requiere contestar con su propio ser a una noción más amplia y radical de la responsabilidad, la referente a la naturaleza humana y extrahumana, ya que la tecnología moderna permite acciones transformadoras en un espectro que va desde el genoma humano hasta el plan cósmico.2 Se considera responsable, se siente afectivamente responsable aquél a quien le es confiada la guarda de algo perecedero. ¿Y qué hay más perecedero que observar a la vida marcharse hacia la muerte por la inconsecuente intervención del hombre?2. Pregunta a la cual cada persona dará respuesta desde la concepción que tenga de la vida y del desarrollo moral que haya obtenido hasta ahora.
5.4 LA ÉTICA COMO FILOSOFÍA PRIMERA: UNA FUNDAMENTACIÓN DEL CUIDADO DESDE LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD
El nacimiento de la bioética como disciplina respondió a la necesidad de encontrar respuestas a las nuevas preguntas éticas generadas como resultado del avance tecnológico en el campo de la salud y por los nuevos escenarios en los cuales comenzó a desollarse la investigación biomédica. Desde sus comienzos, la bioética ha sufrido una especie de «metamorfosis conceptual», atravesando tres etapas claramente diferenciables, aunque no excluyentes una de las otras 3 ● Una etapa educacional en la cual se trabajó sobre los problemas relacionados con la deshumanización de la práctica médica como consecuencia de los significativos avances en ciencia y tecnología que se estaban gestando en aquellos momentos (avances que, hoy en día, siguen produciéndose a pasos agigantados).3 ● Una etapa ética, caracterizada por el hecho de que el esfuerzo estuvo dirigido a la resolución de dilemas centrando la atención en la moralidad de los múltiples procedimientos de salud y especialmente en la relación médico/paciente.3 ● Una etapa global, en la cual la bioética parecería enfrentarse con un desafío difícil de vencer, a saber, el reconocimiento de la diversidad en un mundo casi por completo globalizado.3
Una vez que una persona ha elegido una profesión de cuidado (como la salud), la pregunta de por qué y hasta dónde cuidar es el interrogante del día a día. El deber del hombre hacia el Otro es incondicional, y eso es lo que funda, para Lévinas, la humanidad.3 Además levinas expresa que en nuestra profesión “Debemos cuidar del Otro porque está allí, frente a mí, pidiéndome ayuda y no tengo otra opción que responder a su pedido para constituirme en mi propia humanidad. «Cuidar de Otro» es una responsabilidad última que no es innata sino que requiere ser estimulada, es un tipo de responsabilidad que consiste, ni más ni menos, en no dejar al Otro solo. En tanto personas humanas, debemos cuidar del sufrimiento y la muerte de los Otros aún antes que de nuestra propia muerte”. 3 Para
Lévinas el Yo, es vulnerabilidad y así está expuesto a la herida y al ultraje del Otro. Esta vulnerabilidad extrema es la base de nuestra relación con el Otro, por eso nos afecta y sufrimos por él.
Mi responsabilidad de cuidar del Otro va más allá de un deber o de un cálculo costo-beneficio, implica la demanda de una conducta activa que ponga en práctica el respeto por el Otro, en tanto que esa responsabilidad es lo que Yo soy. Mi responsabilidad hacia aquel que sufre es un permanente llamado a dar y a servir. Es decir aquí estoy.3
Cada médico, cada enfermero, cada trabajador social encontrará en la filosofía de Lévinas una identificación con aquella preocupación por el Otro que, en la soledad y en la intimidad brota de su ser, no a partir del mandato de «hacer bien al prójimo», sino de una propuesta. Cuidar al Otro, no es más que rescatarse a uno mismo de vulnerabilidad. 3 5.5 CÓDIGO DEONTOLÓGICO DEL CIE PARA LA PROFESIÓN DE ENFERMERÍA
Después de hablar acerca de todo lo relacionado con la fundamentación de la responsabilidad y la perspectiva de diversos autores, podremos abordar la normatividad relacionada con este asunto en cuanto al ejercicio de la profesión de enfermería; y para ello encontramos el “código deontológico del CIE para la profesión de enfermería” el cual nos habla acerca de la responsabilidad que tiene el profesional de enfermería. Además nos dice que las enfermeras tienen cuatro deberes fundamentales que son promover la salud, prevenir la enfermedad, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento.4
También el CIE nos dice que: “Son inherentes a la enfermería el respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos culturales, el derecho a la vida y a la libre elección, a la dignidad y a ser tratado con respeto. Los cuidados de enfermería respetan y no
discriminan según consideraciones de edad, color, credo, cultura, discapacidad o enfermedad, género, orientación sexual, nacionalidad, opiniones políticas, raza o condición social. Las enfermeras prestan servicios de salud a la persona, la familia y la comunidad y coordinan sus servicios con los de otros grupos relacionados”.4
El Código deontológico del CIE para la profesión de enfermería tiene cuatro elementos principales que ponen de relieve las normas de conducta ética 4 ● La enfermera y las personas: Al dispensar los cuidados, la enfermera promoverá un entorno en el que se respeten los derechos humanos, valores, costumbres y creencias espirituales de la persona, la familia y la comunidad. La enfermera se cerciorará de que la persona reciba información precisa, suficiente y oportuna, de manera culturalmente adecuada, mantendrá confidencial toda información personal y utilizará la discreción al compartirla. defenderá la equidad y la justicia social en la distribución de los recursos, en el acceso a los cuidados de salud y en los demás servicios sociales y económicos. demostrará valores profesionales tales como el respeto, la disponibilidad, la compasión, la confianza y la integridad.4 ● La enfermera y la práctica: La enfermera será personalmente responsable y deberá rendir cuentas de la práctica de enfermería y del mantenimiento de su competencia mediante la formación continua. La enfermera mantendrá un nivel de salud personal que no comprometa su capacidad para dispensar cuidados. observará en todo momento normas de conducta personal que honren a la profesión y fomenten su imagen y la confianza del público. tratará de fomentar y mantener una cultura de la práctica profesional que favorezca el comportamiento ético y el diálogo abierto.4 ● La enfermera y la profesión: La enfermera contribuirá activamente al desarrollo de un núcleo de conocimientos profesionales basados en la
investigación, que favorezca la práctica basada en pruebas. La enfermera participará en el desarrollo y en el sostenimiento de un conjunto de valores profesionales. La enfermera, actuando a través de la organización profesional, participará en la creación de un entorno favorable de la práctica y en el mantenimiento de condiciones de trabajo en
la
enfermería
que
sean
seguras,
equitativas
social
y
económicamente. La enfermera contribuirá a crear un entorno ético de la organización y se opondrá a las prácticas y a los contextos no éticos.4 ● La enfermera y sus compañeros de trabajo: mantendrá una relación respetuosa de cooperación con las personas con las que trabaje en la enfermería y en otros sectores. Adoptará las medidas adecuadas para preservar a las personas, familias y comunidades cuando un compañero u otra persona pongan en peligro su salud.4
5.6 LEY 911 DE 2004 Es la ley por la cual se dictan disposiciones en materia de responsabilidad deontológica para el ejercicio de la profesión de enfermería. Esta ley reglamenta lo siguiente: “Es deber del profesional de enfermería respetar y proteger el derecho a la vida de los seres humanos, Asimismo, respetar su dignidad, integridad genética, física, espiritual y psíquica. La violación de lo mencionado anteriormente constituye una falta grave”5. En el Artículo 14: mencionan que La actitud del profesional de enfermería con el sujeto de cuidado será de apoyo, prudencia y adecuada comunicación e información. Adoptará una conducta respetuosa y tolerante frente a las creencias, valores culturales y convicciones religiosas de los sujetos de cuidado.5 ARTÍCULO 23. El profesional de enfermería cumplirá las responsabilidades deontológicas profesionales inherentes al cargo que desempeñe en las instituciones prestadoras de salud en donde preste sus servicios, siempre y cuando estas no impongan es sus estatutos obligaciones que violen cualquiera de las disposiciones deontológicas consagradas en la presente ley.”5
5.7 LOS CUIDADOS EN LA ÉTICA DEL SIGLO XXI
El cuidado es, sin duda, una forma de responsabilidad. Ciertamente no es la única, ya que el panorama de la responsabilidad es más amplio que el de la preocupación por el otro, y exige el nivel de los derechos. Sin embargo es, probablemente, un lugar privilegiado de reflexión. Por eso, a la altura de nuestro tiempo, pensar sobre el cuidado es pensar sobre la responsabilidad. Y ésta es la clave de la ética.6 El cuidado es sin duda una labor imprescindible en los profesionales de salud, el presente documento relata sobre el cuidado lo siguiente: “La actividad de cuidar es toda acción humana que contribuye a la ayuda y solicitud ante la necesidad del otro. Por tanto, tiene que ver con la colaboración, inicialmente desinteresada, para lograr el bienestar de otra persona. Puede, por tanto, ser realizada por cualquier persona, en tanto que está basada en una relación entre seres humanos que promueve la supervivencia y que puede tener contenido moral, dependiendo del compromiso asumido”.6
5.8 RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA ENFERMERÍA
Se define la ética social como una rama de la ética aplicada, es la aplicación del razonamiento ético a los problemas sociales. Entre los temas ubicados como retos de la ética social encontramos la pobreza, la investigación con sujetos humanos, los derechos de los animales, la eutanasia, el aborto, la discriminación, los crímenes y las puniciones, la guerra y la paz.7 Aún podríamos incluir en esta extensa relación el sistema de salud y las cuestiones como el acceso a la asistencia médico-sanitaria o el impacto para la salud de una población o una comunidad de las decisiones tomadas por los gestores.7 La ética social no se resume a la aplicación automática de la teoría a determinados problemas sociales en particular. Sus labores incluyen:
● examinar las condiciones sociales, determinando cuáles de ellas son problemáticas a la luz de la justicia o de la equidad.7 ● analizar las acciones posibles que podrían alterar las condiciones entendidas como problemáticas.7 ● prescribir soluciones basadas en el examen de los problemas y en el análisis de los cursos de acciones posibles.7 El rol del hospital que es aceptado por la sociedad es el de cuidar a los enfermos, pues no obstante todos los cambios y transformaciones por las cuales esta institución tiene pasado, su elemento fundamental y constante es el ser humano que sufre y que clama por cuidados.7
Históricamente las actividades que tienen como reto ganar dinero parecen tener una relación conflictiva con la ética y esto no ocurre solo en el mundo de la salud, en lo cual este conflicto gana proporciones aún más grandes por la misión y finalidad social del hospital. ¿Cómo garantizar la sobrevivencia económico-financiera de la organización sanitaria y al mismo tiempo adoptar principios y valores éticos?7, este es de alguna manera el dilema al cual se ven enfrentados las instituciones de salud y su personal.
A la hora de tomar las decisiones con respecto a los asuntos de la institución de salud se debe tener en cuenta las posibles repercusiones de estas decisiones en los trabajadores de la institución o bien en los beneficiarios de sus servicios, es por esto que se plantea lo siguiente: “Las decisiones tomadas en los límites de la estructura de cualquier organización no afectan solamente su vida. Afectan también a la vida de todos sus participantes: los trabajadores, los consumidores, los inversores y los ciudadanos. Esto es especialmente importante en las organizaciones hospitalarias, pues no se puede olvidar que ellas lidian con los límites críticos y preciosos: la vida y la muerte de las personas”.7
La palabra administración se origina del latín y significa aquel que hace servicios a otro. El presente documento hace una breve reflexión sobre la administración y dice: “Administrar es el arte de pensar, de decidir, de actuar, de hacer acontecer y de obtener resultados. Administrar un hospital no es tarea fácil. El hospital abarca un universo de recursos y elementos variados que se articulan en una acción coordinada y hacen de esta organización una de las más complejas de la sociedad actual. Esto exige una dirección bien preparada, con gran capacidad de liderazgo, habilidosa, activa, con autoridad, sensata, íntegra y que actúe basada en principios y valores éticos”7.
La finalidad del trabajo del administrador hospitalario es alcanzar resultados positivos no sólo en el sentido económico, pero principalmente en los aspectos médico-asistenciales o sea en el nivel de salud y calidad de vida de la población.7 La mayor aspiración de la administración sanitaria debe ser el desarrollo de un servicio eficaz, con todos sus componentes funcionando como un equipo para atender primeramente a las necesidades de salud de la comunidad, en segundo lugar a las necesidades de la organización y sólo después a las necesidades individuales de los empleados, de la enfermera, del médico y del administrador. Cuando esta ordenación se invierte, los hospitales pierden su objetivo social y se tornan poco efectivos. 7 Es triste observar que hoy día el hospital y muchos de los profesionales que los dirigen o de los que trabajan en estos servicios no están conscientes de sus responsabilidades humanas, sociales y comunitarias y tampoco evalúan el impacto que sus actividades ejercen en la sociedad y en la salud o en la calidad de vida de la población.7 Por lo tanto lo que se debe buscar es el desarrollo de un servicio de salud eficaz que atiende primeramente a las necesidades de las personas, sea individual o colectivamente, bajo el riesgo de él perder su función social.7
Es el enfermo como un ser humano necesitado de ayuda quien da la imposición al hospital la obligación de comprometerse moralmente. Es necesario construir una imagen ética de la organización hospitalaria, pues la enfermería y la medicina son respuestas humanas y éticas a la vulnerabilidad de la persona enferma.7 Es sumamente importante que los profesionales del área de la salud tengan en cuenta que la responsabilidad moral suprema del hospital es con el enfermo.
Hay una insatisfacción que surge de la expectativa social de que estas organizaciones no deben comportarse como negocios comunes, pues tienen una propuesta superior. Esto porque los hospitales lidian con beneficios singulares como la salud/ enfermedad y la vida/muerte de las personas, y la sociedad siente estos beneficios como algo entre un derecho y una obligación. 7
Los cambios por los cuales tienen pasado el área sanitaria con la incorporación de la tecnología trae muchos nuevos dilemas para los profesionales. La elevación de los costes es tal que una decisión en la asistencia involucra grandes cantidades de dinero. Así como los gastos aumentan y los recursos son finitos es inevitable hablar de la racionalización de los costes en salud.
7
“Se impone de esta forma un conflicto de intereses para los profesionales de salud por las amenazas al canon de lealtad, estos pueden ver su lealtad dividida entre el enfermo y la exigencia de ahorrar”7
El cuidado entonces se convierte en un reto para los profesionales de enfermería dado que muchas veces se ven enfrentados al dilema de cuidar al paciente con los insumos necesarios o ahorrar y así contribuir con la economía del hospital, respecto a esto, el documento de responsabilidad social plantea lo siguiente:
El cuidado es todo lo que contribuye para promover y fomentar la vida y la salud. El primer objetivo de la enfermera tiene que seguir siendo el cuidado al paciente y no el ahorro. Pedir a la enfermera que abandone el reto del cuidado,
de la beneficencia equivale a pedirle para que se olvide del bien interno de su profesión, equivale a pedirle para que deje de lado su identidad profesional. Parece obvio que la enfermera debe preocuparse en usar bien los recursos disponibles, pues si ahorra cuando no debe hacerlo o despilfarra sin necesidad, entonces está faltando a la confianza que el paciente, la institución y la sociedad pusieron en ella.
Lo que sí parece necesario es organizar el sistema de tal manera que no se premie directamente el ahorro económico que el profesional logre para el sistema sino su correcto ejercicio profesional.7
El managed care es más agresivo y peligroso en las instituciones con ánimo de lucro, pues la racionalización de la asistencia a la salud basada solamente en los costes limita el acceso a algunos procedimientos que pueden ser benéficos para el paciente.7
Los profesionales de enfermería deben tomar en serio el reto de aplicar sus conocimientos de expertas de manera que se contribuya al bienestar común de la sociedad, pues se debe cuidar a las personas. Su ideal de profesionalismo debe incluir la búsqueda del bien de la comunidad actuando con una relación más cooperativa y solidaria. Se debe cultivar la solidaridad para pasar del deber de hacer el bien para el placer de hacerlo, para que el cuidado sea un placer y no una obligación.7
6. CONCLUSIONES
Los profesionales de enfermería debemos actuar en pro al bienestar de los pacientes, ofreciendo los cuidados y las atenciones necesarias, teniendo muy en cuenta que nuestras acciones tienen un efecto, y que ese efecto puede ser positivo o negativo en la vida de nuestros sujetos de cuidado.
Los efectos de las acciones van a depender del nivel de desarrollo moral que cada ser humano posee, este permite que nuestro pensamiento pueda trascender y pensar conscientemente y con raciocinio en las posibles consecuencias que nuestros comportamientos y acciones tengan a futuro, .
No solo debemos pensar en el presente, si bien es cierto que este es el que estamos viviendo y el que por primera instancia nos debemos preocupar, no debemos dejar a un lado el futuro, debe existir un razonamiento lógico moral que nos permita pensar en las posibles repercusiones que un inadecuado cuidado trae a los pacientes.
El cuidado a los seres humanos es nuestro principal objeto de estudio, sin embargo debemos tener en cuenta que nuestras responsabilidades de cuidado van más allá, también abarcan a la naturaleza, a lo que nos rodea, y a todos los contextos en los que estamos inmersos.
Muchas veces los profesionales de salud se ven limitados por las instituciones en cuanto a la administración de recursos, ya que las instituciones le exigen a los profesionales un buen uso de estos, ahorrando y no malgastando, sin embargo en muchas situaciones en el ejercicio de la profesión esto se ve imposible de cumplir porque la prioridad siempre debe ser el cuidado, la atención y en ese sentido el bienestar a los pacientes. No debemos descuidar nuestra razón de ser solo por querer ahorrar al máximo los recursos del hospital.
7. BIBLIOGRAFÍA
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