Ramalhorodrigues_6eeddhh-mpm.2012-eje6.docx

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La producción como tema económico o como tema político. El paradigma empresarial y la perspectiva del trabajo en la enseñanza de la economía. Ramon Rodrigues Ramalho (*)1 - Ponencias:

1. La ponencia deberá estar relacionada con los ejes temáticos del Encuentro. 2. Deben representar un aporte significativo a la discusión y profundización de los temas propuestos. 3. Los trabajos deben ser presentados en formato electrónico, vía correo electrónico (el mismo se indicará solo a aquellos cuyos trabajos hayan sido aceptados previamente) y elaborados en procesador de texto. 4. Si la ponencia ha sido presentada en otra oportunidad, deberá aclararse en el pie de la primera página, indicando dónde fue presentada anteriormente. 5. Las ponencias deberán tener una extensión máxima de 40.000 caracteres con espacios, debido a que cada ponente dispondrá sólo de 15 minutos para su exposición por razones de organización. 6. El texto deberá elaborarse utilizando fuente Times New Roman en cuerpo 12 e interlineado 1,5. 7. La primera página deberá incluir el título de la ponencia; el eje temático propuesto por el autor, y el nombre de el/los autor/es, utilizando un asterisco (*) para indicar la referencia a los currículum vitae correspondientes (los cuales figurarán en las Notas en primera posición), que incluirán dirección; teléfono; organización a la que pertenece y e-mail. 8. Cada artículo debe necesariamente incluir: - Palabras Clave: ocho palabras como máximo, separadas por punto. - La autorización para publicar la ponencia, en caso de que así se dispusiera. 9. Si se requerirá algún tipo de soporte para la exposición (reproductor de video, proyector de imágenes – PC o retroproyector–, pizzarra, etc.), deberá indicarse en el resumen.

Resumen En el presente texto tratamos de evidenciar la epistemología de la enseñanza de la economía, por un lado, desde el dominante paradigma empresarial a ser criticado, y por otro desde la perspectiva del trabajo como

propuesta. A partir de un abordaje cualitativo sobre la epistemología de textos y manuales usados en la enseñanza básica de economía, criticamos al paradigma empresarial siempre implícito. Por otro lado apuntamos a la perspectiva del trabajo rumbo a un paradigma de economía-política multidisciplinario, desde el abordaje de la antropología etnográfica participativa/colaborativa realizado en conjunto con la Universidad de los Trabajadores IMPA con motivo del Seminario de Economía Humana. En este ensayo presentamos las primeras conclusiones sobre el tema propuesto, en el marco de la investigación doctoral del autor en ciencias sociales (FSOC/UBA).

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(*) Universidad de los Trabajadores IMPA; Doctorando y Magister en Ciencias Sociales (FOSC/UBA); Programa Facultad Abierta (FyL/UBA); Grupo de Estudios sobre la Clase Obrera del Instituto de Investigación Gino Germani (Argentina); Núcleo de Estudos sobre o Trabalho Humano (NESTH/UFMG, Brasil); alumno de la Maestría en Economía Solidaria (IDAES/UNSAM).

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Introducción La enseñanza de los temas de la economía en las Universidades, y su respectivo tratamiento en la vida cotidiana, evidencia la existencia de una epistemología que llamaremos “empresarial” por tomar como punto de vista naturalizado a la extracción de plusvalía o su ocultamiento discursivo para profundizarla. La economía es naturalmente presentada como el

conjunto de actividades para satisfacer las necesidades humanas, mediante la transformación realizada por el trabajo de los elementos que “brinda” la naturaleza: bienes y servicios primarios, secundarios, culturales y de recreación. Y la producción, a su vez, como la

transformación de los elementos por la aplicación del trabajo sobre los recursos de la naturaleza; la división del trabajo meramente como elemento para aumentar la productividad del “conjunto”; los instrumentos de trabajo como elementos evidentes por sí mismos; la distribución como mera etapa intermedia entre producción y consumo; el “mercado” como “espacio” de las transacciones de bienes y valores; el excedente económico como fruto del

aumento de productividad y la inversión como fuente del crecimiento económico deseado2. Pero, generalizar la economía como “conjunto de actividades para satisfacer las necesidades

humanas”, o como “…la producción y distribución de bienes y servicios para la satisfacción de necesidades humanas…” (Coll, 2001,p.3) es sostener un lenguaje difuso que oculta presupuestos antes de evidenciarlos. Estas explicaciones generalizadas más bien ocultan los matices que ellas presuponen implícitamente. Mismo en manuales críticos a los modo de presentación corrientes encontramos la insuficiencia que queremos señalar.

nueve entre diez textos de Introducción a la Economía empiezan por la presentación del objeto y del método de esta Ciencia. Y ocho entre diez los presentan como si no hubiera cualquier polémica respecto a la caracterización de estos temas.

Corrientemente, el objeto de la economía es presentado de la siguiente forma: La economía estudia el comportamiento de agentes racionales en la aplicación de recursos escasos entre fines alternativos. […] El término clave de esta definición del objeto de la Economía es agente racional. […] es racional el agente que busca obtener el máximo beneficio por unidad de dispendio de sus recursos escasos. (Paiva y Cunha, 2008, p.15).

Al presentar a la unidad productiva, la empresa, como un elemento económico entendible por sí mismo, autoevidente (selbsvertaendlich), que no necesita mayores explicaciones, lo que se está inculcando implícitamente es la naturalización del capitalismo, que así se presenta como única forma de producción viable o existente de la economía, de ahorro de trabajo y bienes. El capitalismo es así presentado como una existencia inalterable y correcta en sí misma. El dinero inicial con el que cuenta el capitalista surge como algo autoevidente. Posee de este modo un origen “místico”. Las otras formas de producción son desconsideradas como infantiles, ingenuas, etapas predecesoras de lo “superior”. 2

Explicacion tomada de los apuntes para el CBC de economía de la UBA (Marchini, 2009).

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Pero si miramos la producción capitalista desde la perspectiva del trabajador,

que

problematiza la epistemología de la enseñanza de economía, encontraremos: La producción

capitalista se caracteriza por tener como única finalidad la valorización del valor inicial, a través de la explotación privada del trabajo ajeno. Sus principales leyes internas son la ley del valor para el intercambio, la competencia para la regulación social y el crecimiento poblacional. El “mercado” es el resultando del choque de las unidades productivas en la competencia. Por tanto, en economía no e debe partir hablando de una supuesta sociedad de los principios de los tiempos y después “saltar” para la sociedad capitalista. Lo que se trata de estudiar en economía no es la economía en general (lo común a todos los tiempos históricos), sino las formas específicas que adoptan los hombres al organizarse para producir su vida: que el hombre produzca en sociedad es evidente, tratándose de saber el qué y el cómo produce. Y este “qué y cómo” en el capitalismo demuestran posiciones desiguales entre los “agentes”, que así no pueden ser desde un principio igualmente considerados. La distribución de la riqueza depende de la “posición” de los “agentes” en el contexto. Pero la distribución no es la distribución inmediata del producto del trabajo, sino primeramente, la distribución de los medios para trabajar entre los brazos disponibles, lo que determina a su vez la distribución del producto final. El consumo es ante todo consumo de estos medios de trabajo y de energía vital humana, consumo este que determinará a su vez el consumo del producto de este trabajo y la relación del hombre con los recursos naturales. La perspectiva del trabajo denuncia a la competencia en tanto choque entre los productores privados como forma patológica y desastrosa de regulación social, tal como denuncia al “mercado” como su ficción. Denuncia también la inexistencia de un intercambio entre equivalentes, una vez que la posibilidad de la plusvalía está en la venta de trabajo por su valor de cambio pero la utilización de su valor de uso por el capitalista (superior a su valor de cambio). Todas estas definiciones constatan que el metalenguaje que se usa en economía y se traspasa a la vida cotidiana sirve para ocultar lo que no se quiere exponer sobre los temas sociales. O como aludía Juaretche, cuando alguien no entiende de economía, no es que le falte inteligencia sino que está siendo engañado con explicaciones deliberadamente difíciles para que nadie se las pueda entender, con excepción, claro, de los expertos economistas siempre mejores formados en el norte, preferencialmente en la Escuela de Chicago. Es desde esta problemática sobre la enseñanza de economía que se ha organizado un Seminario de Economía Humana (SEH) en un ámbito extra-académico pero vinculado con la perspectiva del trabajador, a saber, en una institución educativa organizada dentro de la planta fabril de una Empresa Recuperada por sus Trabajadores (ERT). El presente texto es la conclusión inicial de las prácticas impulsadas en este Seminario de Economía Humana (SEH), a ser aquí sintetizadas. La metodología para la producción del texto se basó en la antropología. El autor es uno de los miembros de la institución de enseñanza en cuestión y realizó así un proceso de etnografía participativa y colaborativa (Lassiter, 2005; Rappaport, 2008; Hale, 2006)

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aplicado sobre la organización y realización del seminario en conjunto con el expositor a cargo, Daniel Baigorria. El objeto específico del texto es evidenciar las epistemes que componen el pensamiento cotidiano y académico sobre economía, así como proponer una forma de abordaje de estos temas. Por tanto, no se trata aquí de exponer y cerrar la presentación de los temas económicos más que presentar las bases de razonamientos de estos, desde su crítica emanada de los movimientos sociales, sobre todo comprometida con el cambio social actual. Tampoco presentaremos una episteme alternativa de modo “cerrado”, sino apenas sus fundamentos prácticos, sus bases de arranque, pues como se verá, identificamos lo “popular” con lo que es “abierto”, que debe ser además de gratuito accesible a las diferentes personas y pensamientos. Desde los movimientos sociales y de la educación popular en ellos inserta, se vienen desarrollando nuevas prácticas, métodos y contenidos que se expresan por ejemplo en la crítica y propuesta sobre la enseñanza corriente, en este caso de economía. Por tanto, nuestro abordaje epistemológico sobre los temas económicos pone en cuestión los matices de los razonamientos, sus epistemes fundantes, que guardan dentro de sí una batalla de ideas para la construcción de las “verdades” hegemónicas, presupuestos entendidos como “obvios” para la gente y los economistas. Pero tales presupuestos son luego olvidados, pues una vez iniciado el razonamiento sobre los temas económicos no más se les menciona, siendo oscurecidos cuando no olvidados, perdiéndose con esto lo más importante, que es la conexión de un pensamiento ubicado históricamente con la realidad actual.

1) Puntos de la Epistemología General de la UT y del SEH La apertura de la primera clase fue presentada por el poeta Vicente Zito Lema, primer referente de la UT-IMPA. Presentamos en seguida una síntesis de su exposición. Sobre lo

público y lo estatal. La esencia de lo público es hacer paso del conocimiento a la sabiduría, actuando así para el “bien público”, tal como lo entendía Aristóteles. Así, se puede distinguir el concepto del público “del concepto de lo estatal”, visto que el sistema “va licuando”, menguando, lo público de la universidad estatal, que así pasa a operar como una “universidad gubernamental”, o sea, a partir y de acuerdo con las necesidades del gobierno de turno. Lo público, por lo tanto, no tiene que estar identificado con lo estatal. Del mismo modo diferenciamos el concepto de Justica del concepto de lo justo. Lo que es justo, o la justicia, es algo diferente del “poder judiciario”. El segundo sospechamos que está en contra del trabajador. Sobre todo si observamos el conflicto político-jurídico que atraviesa IMPA3. La Cámara de Justicia de la Ciudad no reconoció el pedido de los cooperativistas para considerar la fábrica de utilidad pública, afirmando que mentían los trabajadores sobre las actividades en los espacios sociales de la planta. Las organizaciones dentro de IMPA contestamos a esto haciendo aún más actividades, pues es necesario que el espacio esté ocupado, es necesario no estar solos, no por nosotros sino porque el sueño de las ERT no se puede perder. Y después, “no 3

La Cámara Nacional de Apelaciones declaró inconstitucional la ley de expropiación aprobada por unanimidad en 2009 por la Ciudad de Buenos Aires, abriendo la posibilidad de un desalojo violento de IMPA (Ramalho, 2011b).

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lloremos por las cosas que no supimos pelear”. Sobre el Trabajo y la perspectiva del trabajo. El eje de la vida es la dignidad en el trabajo, del trabajador. Por supuesto se entiende que esta no es la única medida sobre el mundo. Pero se entiende también que desde donde se mira el mundo se define el paradigma cultural, definiéndose a su vez la producción de saberes y conocimiento. Por esto nos definimos explícitamente en contra de la propiedad privada, de la explotación del trabajo bajo su forma asalariada. En IMPA el ingreso de los trabajadores es definido en conjunto, desde una forma de gestión asamblearia 4. En la UT-IMPA “construimos todo desde nosotros”, pues todo se hizo con recursos propios, desde las sillas, el baño, siendo lo que vendemos en los intervalos de donde proviene la renta de la UT-IMPA. Por esto “nadie es dueño de nadie aquí” y nadie puede sentirse “dueño” de la universidad. Todo lo que se enseña en la universidad debe estar “abierto” y porque es “abierta” están todos invitados a participar y a proponer actividades, siendo esta concepción de “apertura”, en los contenidos y en la pedagogía, otro componente de la caracterización “popular” de la universidad. La metodología general de la UT-IMPA incorpora el pensamiento de Riviere Pichón en su esquema de trabajo, combinando la exposición inicial con los trabajos en los “grupos operativos” en seguida. Como enseña Pichón, nadie es desproveído de saberes y todos aportan algo al punto de partida5. El dispositivo grupal enuncia la diversidad de saberes, permitiendo la problematización de aspectos naturalizados en la realidad cotidiana. Así, la emergencia de

contradicciones resulta en un aprendizaje que lejos de eludir el conflicto posibilita su comprensión, también elaborando ansiedades y resistencias. Presentemos ahora las líneas generales de pensamiento y organización que nortean el Seminario de Economía Humana (SEH) 6. Debemos subrayar que la economía es una ciencia social, por lo tanto no es una ciencia exacta, si bien es así entendía vulgarmente o por los analistas del FMI. Además, los problemas económicos aparecen hoy de modo multidisciplinario: es un problema social, económico y político. Por tanto, en la ciencia económica no hay “blanco y negro”, pues no es una ciencia dura, siendo la matemática apenas una parte de ella, que sin embargo está sometida por los matices elegidos, por las ideas que se arman como fundamentos del autor. Estos fundamentos son los que hay que traer al análisis económico: su formación histórica y su permanencia actual. La definición de estos matices define a su vez el análisis posterior, por lo que vemos la imposibilidad de una economía sin política, sin la definición de las ideas centrales presupuestas. Como la economía necesariamente no puede separarse de la política, se trata por lo tanto, de la economía política. Pero lo que constatamos en la realidad es una economía “despolitizada” que se cree

tecnocrática. Para tratar los temas económicos, en lo cotidiano o en la Academia, ella utiliza un “metalenguaje” que en general sirve para ocultar lo que no se quiere decir, o sea, se utiliza deliberadamente un lenguaje complicado en economía para que no sea fácilmente manejable 4

Sobre la gestión asamblearia ver Ramalho, 2011d. En mucho converge con esta concepción la “Escuela unitaria-historicista” de Gramsci, la “Escuela Moderna” de Ferrer i Guardia y la “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire (Ramalaho, 2010 y 2011c). 6 Todas las clases están disponibles On Line (Baigorria, 2012). 5

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por todos, dificultando el control público sobre los asuntos sociales-económicos. En la academia se utiliza un lenguaje difícil para ocultar la naturaleza de los conceptos, es decir, se arma un concepto difuso que no evidencia su contenido, su correspondencia práctica en toda su dimensión7. El metalenguaje es un tipo de lenguaje difuso, impreciso y que confunde a los términos. Confunde sobretodo precio y valor. En seguida, iguala el valor con el dólar en la concepción corriente. La próxima relación difusa es el precio del oro y el precio del dólar. El individuo piensa que el dólar es la medida del valor, una concepción neoliberal que todavía persiste en la sociedad. Determina también que el precio es una consecuencia “natural” de la demanda. Esta afirmación hecha para la producción de alimentos se ve invertida, pues se utiliza el hambre para especular sobre la suba de precios: un grupo de empresas manejan el hambre, para incidir en los precios, haciéndolos subir. El aumento de los precios de alimentos genera una situación de crisis social.

3) El abordaje de los temas económicos 3.1) los clásicos. Las escuelas del pensamiento están siempre ubicadas en su momento histórico pero que algunos de sus aspectos siguen persistiendo en nuestra realidad, influenciando en la batalla de ideas que compone la hegemonía del pensamiento económico. El Mercantilismo se basa en el movimiento comercial para la acumulación de metales. La simple concepción en la cual “ser rico es tener plata”, que el objetivo es exportar más que importar, son reminiscencias de este estilo de pensamiento. Pero, para una economía capitalista dependiente resulta ser una forma de reactualización constante del pacto colonial: exportar materias-prima para importar productos terminados. El médico Quesnay alude a la Circulación económica como similar a la de la sangre. Pero afirma que la Riqueza está en la producción agraria, y no en la circulación como predicaban los mercantilistas. Actualmente persiste la concepción de la riqueza derivaba del agronegocio, en las elites agrarias argentinas, vinculada a su vez con la exportación. Para Smith la riqueza no está en el agro sino en el trabajo. El trabajo es lo que produce valor, luego es la fuente de la riqueza. Este pensamiento era novedoso para la época visto que los productores agrarios poseían amplia hegemonía en la Inglaterra de entonces 8. Smith establece un concepto de mercado que antagoniza con las concepciones latifundistas, apuntando la primacía de la inversión de la ganancia obtenida en el mercado y en el crecimiento del comercio, por sobre la estagnación de los capitales en la propiedad fundiaria. Es menester entonces reinvertir las ganancias en la empresa, en la fábrica, para prosperar una

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Como veremos respecto del PBI, basado en el “valor agregado”; así como lo vemos también en la gestión fabril toyotista con su concepto de flexibilización, competencia, autonomía, etc. (Ramalho, 2011e). 8 Se hizo novedad para el pensamiento de la época, pero no es un planteo enteramente nuevo de Smith, visto que Franklin descubrió conscientemente al valor (Marx, 1968, p.41).

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nación. Él presenta también la teoría propiedad/renta. Es decir, a un tipo de propiedad corresponde un tipo de renta. Así, el capital, el trabajo y la tierra son recompensados con la ganancia, el salario y la renta de la tierra. Esta es la base del equilibrio del sistema productivo, hoy cuestionada por la realidad, visto el desastre ambiental y el desempleo estructural. Smith descubrió la lucha de clases en el papel, que los beneficios son opuestos a los salarios, que uno aumenta en detrimento del otro. Resuelve el dilema afirmando que los obreros trabajan para comer y los beneficios están para reinvertirse y aumentar la producción. El problema desembocará en el terrateniente, como estorbo del esquema productivo. De todos modos habrá que buscar medios de mejorar el salario sin tocar al beneficio. Otra solución para que el obrero coma más barato, será importar más barato materias-primas para beneficiar estos sectores y así seguir creciendo. Vemos que este pensamiento va en contra del estricto mercantilismo. Malthus trata del crecimiento poblacional: mientras la producción de alimentos crece en progresión aritmética, la población crece en progresión geométrica. El crecimiento económico es un tema central a ser relacionado con la cuestión poblacional. Ricardo a su vez aportará una teoría del Comercio Exterior base del imperialismo inglés: la importación de insumos y la exportación de productos terminados, buscando ventajas comparativas imponiendo el libre mercado. Elabora la teoría de la Renta Diferencial de la tierra: la saturación del uso de las mejores tierras hace viable la explotación de las peores, generando una diferencia entre la renta de la mejor/peor tierra. Ricardo creía que el grano era la base de esta renta diferencial, cuestión resuelta por Marx. Este razonamiento nos sirve para entender la renta petrolera, pues su renta diferencial posibilita la explotación de los pozos más remotos. Marx determinará que el único elemento en la producción que genera valor es el trabajo. Los beneficios y la renta de la tierra son producidos por el trabajo. Si el capitalista tiene dinero inicial para comprar las mercancías que necesita para producir, el trabajador necesita dinero para comer, estableciéndose una relación contractual desigual. Históricamente hay un movimiento de “expropiación originaria”, que justifica el origen del “capital inicial” del capitalista, en el caso de los cercamientos de los campos en Inglaterra. Existe una mercancía especial: el trabajo. El capitalista tiene dinero para poner junto los elementos de la producción y su finalidad es la ganancia, de donde proviene el concepto de egoísmo en Adam Smith. La Plusvalía es la parte no paga de la jornada de trabajo, de donde proviene la ganancia. La renta de la tierra es una merma de la ganancia del capitalista. La competencia y libre mercado significan que uno tiene que crecer constantemente más que el otro para sobrevivir en el mercado, pese a los desastres ecológicos. Esto se consigue incrementado al capital constante y al capital variable, dos elementos a considerarse en Marx. Crecer siempre reinvirtiendo es la forma de mantener la plusvalía. El capital variable es lo único que puede generar nuevo valor, luego es lo “variable” en la suma de valores de la producción. El capitalista puede aumentar sus ganancias intensificando el trabajo o aumentando la jornada de trabajo, lo que puede conseguir aumentando las fuerzas productivas o bajando el sueldo directa o relativamente. Pues al capitalista no le sobra otra opción que no sea expandir para sobrevivir en la competencia del

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libre mercado. Las empresas menores son absorbidas por las más grandes permanentemente. Para tanto, exportar capitales es una manera de aumentar las ganancias, al bajar los costos de producción, por ejemplo mejorando la obtención de materias-prima. Este es un medio de contrarrestar la tendencia a la caída de la tasa de ganancia y es la base del imperialismo, ambos temas actuales. Los neoclásicos presentarán una mirada bien diferente, contraponiéndose a Marx. Igualan precio y valor, “verdad” que trasladada a las relaciones cotidianas mide el valor de las personas por la cantidad de dinero que poseen. Esta es la escuela económica que sosteniente la mayoría de los conceptos predominantes que manejamos hoy día, apareciendo incluso en el pensamiento neoliberal. Abandona el análisis macrosocial del capitalismo para centrarse en la unidad productiva. Asienta implícitamente con esto que existe de veras el equilibrio general del sistema, y sus eventuales problemas están a nivel empresarial. Keynes se enfrentó a los neoclásicos. Plantea la intervención del Estado, para mejorar la demanda del mercado. Hoy está reivindicado como alternativa de solución para estos problemas, que sin embargo ahora son fundamentalmente financieros, haciendo con que el incentivo a incrementar la demanda desde el Estado termine sirviendo apenas para sostener el poder de endeudamiento y el pago de intereses, o sea, queda enredado en el rollo financiero. Por tanto, la lectura de los clásicos nos remite a los problemas actuales, sobretodo en la cuestión especulativa. Esto apuntó fuertemente Keynes: la especulación financiera puede convertirse en un grave problema, incluso en aquel contexto de la crisis de ´29. Él estableció la inexistencia de un equilibrio de por sí entre producción y consumo, alegando que la propensión al consumo no acompaña el incremento productivo necesariamente. Si es necesario invertir para impulsar el consumo, la relación entre el volumen de la producción y el consumo debe imperar sobre las finanzas. El ingreso general, el volumen de la producción y la especulación financiera son tres elementos a llevarse en cuenta, pero apenas el último progresa geométricamente, debiendo ser fuertemente regulado para mantenerse el flujo de la inversión en el sistema productivo, pues la especulación puede aparecer como más tentadora inversión.

3.2) El dinero. Cualquier análisis hoy día se hace por medio del dinero: uno va bien si tiene dinero y mal si no lo tiene. Nacemos con el concepto de dinero conformado como una existencia en sí misma. El dinero puede tener aproximadamente cuatro mil años. En su libro sobre el origen del dinero, Galbrait (1983, p.18) ubica la acuñación de la moneda en la Libia del año 800 a.c., vinculando además el origen de la prostitución y del dinero. Los orfebres, al guardar los dineros de los comerciantes. Ellos daban recibos para representar el dinero guardado. Como estos papeles servían igualmente para efectuar pagos, se había creado el dinero fiduciario. Luego aparecerá el interés. Aquel que tiene capacidad de prestar cobra intereses del que tiene

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capacidad de endeudarse. Él que acopia dinero a su vez puede prestar a varios simultáneamente, generando dinero a través del interés rendido. Se emitirá más papel como representante del nuevo dinero creado, iniciándose así un circuito hasta el punto que circule no más que papeles. Entramos en la historia de la banca. Veamos como se definen los bancos.

Los bancos nacieron para intermediar entre unos y otros agentes, canalizando el ahorro hacia aquellos que necesitan dinero para invertir, las empresas y el sector público fundamentalmente, o para consumir. La función de la banca por tanto es intermediar en el mercado del dinero a cambio de un precio que es el interés (Carmona, s/f).

Pero, observando la historia del orfebre vemos que este hace tal intermediación apenas en las primeras operaciones, pues luego en seguida ya no hay intermediación sino que creación de dinero ficticio. Así, si hablamos del dinero actualmente, tenemos como primera “premisa” el hecho de que el dinero es deuda, pues la posesión del dinero no se separa de la posesión de deudas. Es una concepción cara al imaginario popular, que vislumbra un aumento de sus ingresos sin comprender que este acompaña un mayor compromiso con deudas. Es importante retener del concepto de dinero su relación con la velocidad de la circulación. Una misma pieza de moneda puede circular y resolver así varios problemas económicos. La ecuación general la vemos en la formula: Dinero x Velocidad = Precio x Producción.

3.3) Las Cuentas Nacionales. El Producto Bruto Interno (PBI) es el más corriente e importante índice actual sobre las cuentas nacionales. Es tan poderoso que sirve para medir la “performance” de cada gobierno. Posee un “poder matemático” de medir lo cierto y lo malo. Se entiende a priori como cierto que a un mayor PBI mejor marcha la economía de un país, su oferta de empleo y los índices salariales. Además aparece como herramienta para medir si un país reúne condiciones favorables para los negocios, financieros o productivos, desde el punto de vista del inversor extranjero. Sus herramientas poseen orígenes en Smith y en economías de desarrollo dependiente incide en él fuertemente la relación importación/exportación. Con todo, lo que mide el PBI es el crecimiento del producto de un año respecto al año pasado. Pero no debemos confundir producto con producción. La producción es todo aparato productivo dentro de un país o de un sistema considerado. El producto es apenas el “valor agregado” (en realidad el precio agregado) en cierta cantidad de tiempo, un año, en comparación con el año pasado. Consiste entonces en la sumatoria de las rentas, las ganancias y los salarios de un año respecto a otro. La suma de la renta, ganancia y salarios es el producto, es el valor agregado. El “valor agregado” no es nada más que la suma que se agrega, sin embargo posee este nombre metafísico para que nadie lo entienda. Esto sumado durante un año da el PBI de un país. Como se miden las rentas, ganancias y salarios, se entiende que los factores de producción a ser considerados son la tierra, el capital y el trabajo.

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Contra la “presuposición originaria”, en la cual el aumento del PBI es siempre positivo, tomemos la infame época de Cavallo: se aumentó el ingreso nacional pero también aumentó la desocupación. En 1992 el PBI creció mucho debido a las privatizaciones pero aumentó la desocupación. Si hubo un alto nivel de beneficios con las ventas que convirtieron empresas públicas en empresas privadas monopólicas, como las comunicaciones y transportes, vemos que los trabajadores no se quedaron con ese crecimiento. El FMI ha estipulado la base de cálculo de la renta per capta: el PBI divido por la población. Pero el PBI no nos dice nada sobre a quién va tal crecimiento, sobre la distribución de esta renta por individuo. Además, contra la “presuposición originaria” podemos ver también lo contrario: es posible que a un decrecimiento del PBI se incremente la ocupación. Puede haber una transferencia del sector “beneficio/renta de la tierra” al sector “salario” mismo con una caída del PBI, pues no es necesario crecer el PBI para cambiar esta distribución. El balance de pagos o comercial con el exterior está fundado en la relación ingresos/egresos con la finalidad definida a priori de lograr un superávit, es decir un saldo positivo. Esta realidad, derivada del momento histórico mencionado, determina el presupuesto

nacional. De un lado se presentan los “recursos” del otro los “gastos” para sostener al Estado nacional. El déficit o superávit primario será el resultado del balance de pagos antes de pagarse los intereses de la deuda. Si el Estado no alcanza el superávit primario, él debe ajustar sus “gastos”. Por tanto, con el ajuste sobre toda la población se paga las estipulaciones de la deuda externa. Así, se reafirma la prédica mercantilista, en la cual deben “entrar” en el país más bienes de los que “salen”, que se debe vender más de lo que se compra, siendo indiferente el contenido de lo que se exporta, el objetivo y a qué plan económico general responde este movimiento. La exportación de la soja presenta una baja cantidad de trabajo agregado. Con el monocultivo gana dinero muy pocas personas y se generan pocos salarios. Por tanto, apenas perseguir una balanza comercial favorable no nos dice nada sobre a quién sirve este balance. Existen muchas otras variantes más que inciden sobre las cuentas nacionales. Lo central es considerar que en la cuenta corriente del balance de pagos el funcionamiento interno con relación al exterior está determinado por las voluntades de las transnacionales, el pago de la deuda externa y las tasas de interés. La deuda externa es el gran condicionamiento nacional, una usurpación de la soberanía impuesta por las armas para determinar un proyecto económico a escala global, siendo su clímax el neoliberalismo. Condiciona las políticas de Estado y regula el país en función de los grupos económicos. Para garantizar su pago es necesaria una tasa de crecimiento económico que acompañe el crecimiento de la tasa de interés. Así, es por definición impagable. Tarde o temprano unos no la pueden pagar y van perdiendo sus bienes. El esquema de creación de deuda se sostiene en la imposibilidad de pagarla. Para ver esto no debemos considerar la cuenta corriente de cada deuda por separado, sino el flujo general de las deudas, que inciden históricamente sobre los precios. La solicitación de pago de la deuda es una fuerte herramienta para hacer desatar las crisis económica e institucional en un país.

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Preso a este sistema perverso, el sistema fiscal interno al funcionamiento del Estado se medirá por los recursos y los gastos existentes. Se entiende por “recurso” al sistema tributario para la recaudación de dinero, pues si los impuestos no alcanzan para sostener el sistema el Estado rumba al endeudamiento. En estas circunstancias es previsible un sistema tributario perverso pues regresivo, como en Argentina. En el caso del monotributo, vemos que aquel que menos tiene es el que más paga. Pero esto no es nada comparado con el IVA, visto que todos pagan 20% de recargo sobre el precio de consumo, lo que es soportable para una persona rica, pero inaceptable para la situación del pobre o del jubilado que necesita de remedios. Una opción para el Estado es la emisión de moneda. Se entiende que esta opción genera inflación, lo que en general es cierto. Pero la emisión puede incluso mejorar la inflación si incide coherentemente en la relación entre masa monetaria, índice de precios y masa de servicios. Este es el límite de la emisión como solución. Sin embargo, los bancos emiten constantemente dinero de la nada, pues sobre cada depósito efectuado pueden emitir nuevos dineros. Esto no aparece directamente, pero incidirá como inflación en el índice de precios. La “ inversión” aparece como la mejor salida. Eso es cierto si la tomamos como creación de nuevas empresas o de puestos de trabajo, pero en la Argentina se llama inversión a todo un “carnaval arancelario” (Galeano, 1970) sobre las transacciones de las transnacionales. En Argentina se ha estatizado la deuda privada mientras se privatizaban las empresas públicas, incrementando la deuda por un lado y perdiendo la rentabilidad de estas empresas por el otro. Cuando estas empresas privatizadas no son más “viables”, se las están estatizando otra vez. Los subsidios son una manera importante de incrementar la infraestructura, comunicaciones y transportes, como aludía Keynes. Pero hoy se subsidian a los subtes, a los trenes, es decir, una gama de subsidios que sirven para contener una situación límite en vez de servir como subsidio para impulsar la economía. El subsidio debería apuntar a la construcción de nuevas líneas de subte, trenes, etc., para generar así empleos y con eso pagar el boleto sin subsidios. Pero el lenguaje perverso de este esquema infame también considera como “gasto” del Estado a la salud, la educación y la obra social. Y como son contabilizados como “gastos”, pueden sufrir cortes. No se discute lo que es gasto o recurso, inversión o subsidio, pero se entiende como obvia la necesidad de ajustar para pagar la deuda, mismo que signifique disminuir a los servicios básicos. La seguridad social es para el mercado una perdida. La educación un elemento de la competencia, por esto se la privatiza empezando con los postgrados. Mientras tengamos que pagar el esquema de la deuda externa, atados al esquema de la “inversión”, estaremos enlazados a los caprichos de las transnacionales, en detrimento de nuestra soberanía, habrá el hambre imposibilitando a la democracia.

4.5) El capital financiero. El mercado financiero es diferente del mercado productivo. El primero predomina sobre producción actualmente. Se estima que el volumen de operaciones financieras sea actualmente

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igual a 70 veces el PBI mundial (IDEAS, 2010, p.9). La acumulación de interés aparece para el sistema capitalista como una manera de acelerar el tiempo y así las ganancias. El capital que rinde interés, en vez de servir al sistema productivo, se presenta como una fuente autónoma y más promisora de ganancias. Los bancos se dicen meros intermediarios, que suplen la demanda por dineros y que por lo tanto es menester “honrar la deuda”. La tasa de interés armada sobre el esquema de “interés compuesto” es acumulativa en progresión geométrica, mientras la tasa de ganancia solo puede crecer en progresión aritmética. La inversión para acumular con el interés aparece como más tentadora a los capitales sobrantes, lo que aumenta a su vez la velocidad de la especulación y de la acumulación ficticia, sin fondo productivo real. En seguida, todos tienen que trabajar y gastar en función del esquema de mantenimiento del pago de las deudas. El crecimiento económico pasa a tener que estar a la misma escala para acompañar el pago las deudas, lo que hace subir a su vez la inflación. Pero llega un momento en que se deben liquidar a las deudas, lo que pasa a servir como arma política de presión. La banca extranjera domina al gobierno pues la deuda externa es manejada por el FMI y el deudor depende de las decisiones políticas del acreedor. Son los grandes inversores los que están “nerviosos” o “calmos”, pero ellos son representados como siendo el sinónimo del “mercado”. El Estado deberá generar recursos de todos lados para solventar este sistema perverso. Pero el interés compuesto circula de una forma, y los que piden préstamos están dentro de un esquema de circulación de proporciones más tímidas. El segundo no alcanza para cubrir al primero. Así, toda la sociedad, toda población mundial, trabaja para pagar estos intereses, para mantener este esquema. La acumulación de dinero genera un aumento en los precios. Además, la tasa de interés está acumulada en los precios históricamente, es decir, los empresarios cuentan como costo de producción sus pagos de intereses, a lo que se suman los préstamos contraídos para saldar a los intereses de otros préstamos. Si el crecimiento económico es mayor o igual a la inflación se puede mantener la situación, pero esto también supone un crecimiento continuo. Se estima que el interés histórico incluido en el precio es del 33% del precio de cada producto. Así, el sector de la sociedad sin capacidad de ahorro, de endeudarse, paga el interés a través de su recargo en los precios. En este caso, diferente del IVA que a su vez compone otros 20% del precio de cada producto, vemos en los números absolutos que paga más intereses él que tiene más dinero, pero relativamente el interés pesa más al pobre, que puede perder la capacidad de compra de un artículo cuando le sumamos en su precio el pago de los intereses. La cuenta bancaria se arma desde el concepto de activo y pasivo. El activo es el dinero depositado por el cliente y el pasivo es el dinero que se debe al banco. Esta operación ya en sí es un invento. El banco computa un dinero en la cuenta corriente da la persona que pasa a tener una deuda de la nada. El dinero que prestó, el banco no lo tiene. Es una política del engaño programado y de la pobreza planificada. Sin embargo, sirve para crear dinero de la nada, a cada nueva cuenta corriente de cada nuevo cliente, pues permite al banco acreditar un dinero virtual en la cuenta del cliente, a ser pago con su dinero real, sus bienes o su trabajo.

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Como piden una garantía real por el préstamo imaginario – que apenas por la creencia y la imposición forzosa actúa como dinero real – el cliente hipoteca sus bienes. Así, el banco puede falsificar dinero para absorber bienes reales. El banco crea dinero a partir de los depósitos. Una persona, por ejemplo, deposita mil dineros en un banco o los consigue tras hipotecar sus bienes. Existe un requisito legal impuesto por el Banco Central que impone un “encaje mínimo”, una cantidad mínima a ser mantenida en caja. Lo demás el banco puede prestar. En Europa el encaje es del 2%. Supongamos un encaje del 10%. El banco mantiene en efectivo 100 como requisito legal y presta los otros 900. Se pude suponer que este préstamo será efectivado en una compra y el comprador depositará esta venta que realizó en el banco. El banco podrá prestar 810 de los 900 depositados y así en adelante. Si tomamos el multiplicador monetario sobre el coeficiente, veremos que de los mil iníciales se llega a prestar 10 mil dineros totalmente desprovistos de base material. Además, cada uno de los préstamos estará a su vez rindiendo intereses. Por tanto, la hipoteca se da en contrapartida de dinero ficticio. Pero el banco puede quedarse con la casa y los bienes reales de la persona. Este es un sistema de estafa travestido de sistema económico. El préstamo, así, es la forma de hacer circular el dinero que se crea a través del dinero de otro préstamo, creando una pirámide en la cual un préstamo paga el interés del otro, terminando la familia y el Estado endeudados. Elucidemos rápidamente otras formas que posee el banco para multiplicar su dinero creándolo de la nada, pura ficción en la realidad. Los “ brokers” se especializan en captar dinero de parte de negocios posiblemente rentables. Son profesionales en hacer explotaren posibles especulaciones. Veamos el “seguro sobre activo financiero”. Las grandes compañías de seguro hacen seguro de cualquier cosa existente. Venden también un seguro sobre la devaluación en un país, de un bono o una acción. Si un país se declara en default, el seguro paga el precio de compra. Es un invento a tras del cual no existe nada de material. El precio del seguro aumenta con el peligro de default, lo que a su vez genera un nuevo margen para la especulación: el “esquema de apostar a la baja”. A mayor devaluación se incrementa este seguro. Los medios masivos de comunicación, de acuerdo a sus intereses, pasan a informar que toda la economía se va a caer. Esto provoca un ajuste en el presupuesto del país, reducción en salud y educción. El “mercado futuro de los contractos de commodities” es otro esquema. Se realiza un pago para un intercambio futuro, se compra la producción del año que viene, para lo que se pone el precio que se estima será el del año que viene. Esta operación hecha una sola vez no presenta problemas, pues la venta se cierra con la compra. Pero si un agente vende su venta futura para otro, empieza una especulación sobre los mercados futuros, incrementando sin embargo los precios de hoy, aumentando el hambre. Los supermercados son el eslabón que controla esta cadena de alimentos. Cuando uno vende por primera vez el contrato a futuro, él ya hace subir el precio, pues varios agentes van a empezar a buscar esta posibilidad de negocios. El Estado norteamericano, a su vez, se enfrenta a su Reserva Federal como un banco privado, pidiéndole dinero prestado. Para demonstrar capacidad de pago el Estado crea los “bonos del tesoro” que pertenecen al Banco Central. Estos bonos no poseen valor de fondo, y sirven apenas para

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generar seguridad en el mercado. Su única garantía real son las fuerza armadas del Estado. Para apenas mencionar otros casos, citemos la “burbuja de los derivados”, los “fondos blancos” para los jubilados o otros esquemas de “bonos”, “cupones”, etc. Pero este es el desencadenamiento final de la especulación financiera: de la guerra comercial a la financiera, hacia la guerra armada. Y la guerra, o la especulación sobre ella, es un negocio rentable. La banca, prestando a todos lados del conflicto, gana siempre, desde la guerra napoleónica pasando por la 2ª Guerra Mundial. En los próximos veinte años la tendencia del interés preponderar sobre el precio será “fuera de lugar”, pues en los últimos quince se generó una fuerte distorsión económica visto que la tasa de ganancia ha disparado. El banco tiene a los agentes económicos enlazados en su esfera de influencia. Pero las empresas al final no pueden arcar con los intereses, que se vienen acumulándose a través de los tiempos, por lo que estos aparecen como costos de producción, recargados en los precios. Así, son también los consumidores que pagan los préstamos efectuados en el pasado. Pagan los intereses los que menos tienen, a través de esta forma de “transferencia” de la deuda privada. El conflicto debido al crecimiento del interés genera a su vez conflictos en todos los sectores de la sociedad, pues la especulación “chupa” toda la riqueza que se produce y los empresarios que pagan salarios están también atados al esquema de los bancos. Si existe alguna “crisis”, esta es de sobreproducción pues no faltan mercancías sino que sobran. Lo evidente que se constata inmediatamente es la necesidad de cortar con la tasa de interés. Pues en la relación entre crecimiento económico, consumo y progresión de intereses, el primero no puede alcanzar la progresión de la especulación: la tasa de ganancia de la producción no puede competir con la tasa de ganancia de los intereses. Bajan los salarios, aumenta la intensidad del trabajo, pero nada de esto alcanza. El capital industrial se ve impelido a meterse en la especulación financiera, desplazándose a la especulación.

5) Nosotros aquí y ahora. Soluciones dentro y fuera del sistema capitalista. La situación de los países de desarrollo subalterno del capitalismo parece desesperante. Pero podemos tomar otros ejemplos de contextos aún más difíciles, como el de Alemania en el periodo entreguerras, y también en la postguerra. En dos situaciones drásticas la economía alemana logró recuperarse para competir la hegemonía del continente. En la Alemania del entreguerras, una solicitación de pago de la deuda externa por parte de los Estados Unidos hizo radicalizar la situación interna, facilitando la ascensión del fascismo, que se deparaba con tres problemas graves: desocupación, inflación y la deuda externa, problemas que también enfrentamos hoy los argentinos. En aquel entonces se resolvió la situación con el corte del pago de la deuda externa, se hizo una nueva moneda y se ocupó la población con grandes obras públicas para dinamizar la economía interna y con el empleo en las fuerzas armadas también como forma de garantir la conquista de nuevos mercados. Estas medidas “keynesianas” son en realidad precursoras al pensamiento de Keynes. Como el origen de la hiperinflación de aquel

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entonces era la especulación, al dejar de pagar las reparaciones de guerra y la deuda externa, al crear una nueva moneda que salía del esquema de devaluación forzada del marco para generar dólares extra a través de transacciones cambiarias, y al ocupar masivamente los trabajadores, “aparecieron” los recursos y se recuperó la economía. En la postguerra la Alemania se hizo el país más competitivo de Europa al arrancar nuevamente del cero con la tasa de interés. En este entonces, la Argentina de Perón intervenía en el dólar y rechazó la firma de acuerdo con el FMI. Pero el Plan Marshall hizo pasar a Europa los capitales que recibía Argentina, disminuyendo sus posibilidades de maniobra macroeconómicas. Pero hoy esta situación no ocurriría pues la crisis está invertida, no hay escasez de producción sino sobreproducción. La crisis se basa en la cuestión bancaria, como en la Europa actual. El euro se imponía cada vez más como moneda de transacción internacional frente al dólar que se devaluaba. Así, interesa a los EEUU tanto la devaluación del euro como la crisis de Europa. Sin embargo nuestras posibilidades son finitas y deben abarcar el contexto macroeconómico global. Decidir no consumir tal o cual cosa es una acción inocua en este sentido pues sólo incidiría en la economía total si todos decidieran al mismo tiempo cesar el consumo de una mercancía específica. Pero frenar la demanda no es una salida sostenible a mediano plazo. Tampoco nos sirve actualmente la sustitución de importaciones, pues implica producir internamente al país todo lo que él consume, apuntando a un fuerte desgaste ecológico. El país debe saber ubicarse en el proceso productivo mundial, especializándose en una tarea que posea alta cantidad de trabajo agregado en ella, como por ejemplo en la industria ensambladora, por supuesto dentro de un plan económico estratégico. La solución pasa hoy por demostrar que si no se paga la deuda se puede estar mejor. El problema en sí no es dinero apenas, pues con el dinero se pudo desarrollar la producción y la circulación. Lo malo es cuando el dinero se autonomiza y de medio pasa a ser el fin del proceso que va dejando de ser “productivo” para convertirse en “especulativo”. El problema es la especulación con el dinero, la tasa de interés. Nadie explica que la tasa de interés está incluida en todos los precios. Así, si una empresa sigue renovando su crédito, esto se va acumulando y recargándose en el precio. El Estado a su vez, preso al esquema, salva al sector que presta y no al que paga la deuda; salva el sector que entra con dinero ficticio en detrimento del sector que entra con bienes materiales reales. El pueblo subvenciona al Estado que a su vez subvenciona a las empresas, a las transnacionales. En el contexto argentino es crucial desconocer la deuda que hicieron los militares, pues ella todavía sirve como base de descuento en las cuentas del Estado. Se siguen pagando parte de los intereses, pero la deuda en sí misma es impagable. Esta deuda es ilegitima porque los militares la hicieron. Pero no apenas esto. La historia global de la deuda externa actual es una historia de una estafa planificada. Esta deuda externa fue creada a partir del excedente petrolero, cuando de la declaración de la inconvertibilidad del dólar con el oro, en el año 1971, rompiendo parte del acuerdo de Bretton Woods. El barril de petróleo pasó rápidamente de los

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cinco dólares para setenta, generando en este movimiento un excedente, llamado “petrodólares”. Se crea la OPEP y los EEUU imponen su voluntad: que el dinero árabe se guarde en Estados Unidos, a cambio de un interés y asegurado por sus fuerzas armadas. Para los años ´70 el presidente del Banco Mundial es el ex comandante del ejército norteamericano en Vietnam. El FMI prestará a los petrodólares guardados en EEUU, iniciando una gigantesca posibilidad especulativa. Se generan las deudas externas en el “tercer mundo” a través de este excedente petrolero y aumentan exponencialmente las tasas de interés. Se inculca el imaginario de las grandes obras para el bien público, las hidroeléctricas que supuestamente llevarán luz a todos pero son canalizadas para las empresas y despreciados los daños socio-ambientales. La garantía de pago de la deuda eran las empresas públicas y los recursos naturales, que fueron así indirectamente hipotecados. Hoy perdimos a las empresas públicas, gran parte de los recursos naturales, pero seguimos pagando los intereses de la deuda. Por lo tanto, la deuda externa, es en general y en lo específico ilegitima. Además, en términos meramente económicos es conveniente decretar un cese de pagos, lo que debe prever la contrapartida imperialista. Dejar de pagar la deuda debe ser un eslabón de un plan más profundo. Con la crisis social argentina desatada en 2001 el Estado dejó de pagar la deuda, simplemente estirando sus plazos (lo que aceptó el imperialismo debido a la convulsión social). Esto inyectó oxigeno de inmediato en el sistema productivo y comercial. “Apareció” el dinero para pagar las cosas. Esto se debe a diversos factores, pero preponderantemente al no pago de la deuda. Se utilizó también en aquel entonces a la emisión monetaria, acuñando moneda nueva. La devaluación también dio resultado en el 2001, además se barró la importación haciendo el mercado interno más competitivo. El Estado también debe intervenir a través de sus empresas públicas que generen renta, como la renta petrolera de YPF. Sin embargo es menester tener en cuenta que el mercado influencia la administración de las empresas estatales. Con todo, debemos cuestionar el esquema de privatizaciones neoliberales. En general, la solución para la crisis está en el ser humano mismo, en su capacidad para sobrevivir y superar dificultades. Cuando hay crisis o guerras, la solidaridad pasa a operar positivamente, sin embargo nadie sabe al cierto como arrancar con nuevos esquemas productivos y de intercambio, pues crecemos dogmatizados en el egoísmo. Pero vemos que frente a la actual crisis griega los productores de papas se las pusieron a vender en la ruta, saliendo así del mercado formal, aunque manejándose en euros pero al mismo tiempo germinando una moneda paralela. Se están gestando también diversos tipos de bancos alternativos, como los bancos de tiempo que no operan con dinero sino con una medida de tiempo, imposibilitando a la especulación. El tiempo prestado pasa a ser crédito del que trabajó, pudiendo intercambiarlo por otra actividad en el banco de tiempo. Los mercados por internet aparecen como una alternativa a la reducción de costos al no pagar impuestos. Desde la teoría de la renta diferencial de la tierra aplicada a todo tipo de extractivismo, mineral o vegetal, vemos que el aumento de los precios de productos alimenticios viabiliza a su vez al biocombustible. Pero esto hace también más viables a los productos alternativos, orgánicos,

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que pasan a ser cada vez más competitivos, pues los alimentos en general suben. Aquí, la crisis está posibilitando su propia solución. Por tanto, la solución aparece a través de los hechos y no de mentes brillantes. Las posibilidades van pulverizándose por el propio sistema. Lo fundamental es tener en cuenta que la base del sistema alternativo consiste en que

todos seamos productores. Existe la tecnología para esto. Pero la tecnología en el capitalismo sirve para desplazar a los brazos del sistema productivo. Sin embargo, en la producción alternativa es valorizado el trabajo creativo, siendo que la mecanización y automatización no representan problemas de fondo. Vemos que estos fundamentos modifican la esencia del sistema de valor. El Estado está llamado a intervenir, bajo una forma de control popular, por ejemplo exigiendo que la propiedad fundiaria cumpla su función social, que la tierra sea para producir. Las Empresas Recuperadas por sus Trabajadores (ERT) son un ejemplo ya existente de economías alternativas. Si bien no pueden escapar de estar insertas en el mercado, donde se ubican sus proveedores y clientes, las ERT´s no tienen acceso al crédito, luego no pueden ir al mercado pedirlo. Sin embargo, estas empresas trabajan y producen, por lo que rompen con la lógica actual del mercado, de la producción bajo preceptos especulativos. Cuando los trabajadores deciden recuperar a la empresa cuentan apenas con su capital humano para hacerlo. La capacidad de producción instalada casi siempre necesita de ciertos trabajos de manutención y arreglos para volver a funcionar, así que esta “capacidad instalada” no existe estrictamente, sino apenas después del aporte del trabajo sobre ellas. Al recuperar la empresa, entonces, los trabajadores están generando crédito a partir de sus propias fuerzas, pues generan una capacidad de endeudamiento, mismo sin recibir subsidios del Estado o del mercado. Por lo que sostener la producción sin el sistema bancario es perfectamente posible, lo que estos obreros hacen de forma democrática a través de la asamblea y militante a través de los espacios sociales dentro de las empresas.

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