¿Qué es el Sueño? El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno rendimiento. ¿Por qué tenemos que dormir? El sueño es una necesidad básica del organismo y su satisfacción nos permite la supervivencia. Todo lo que pasa en el cuerpo humano guarda un equilibrio, y si falla este equilibrio el organismo tratará por todos los medios de volver a recuperarlo. Gracias a los experimentos de privación de sueño se ha comprendido que cuando se elimina “completamente” la posibilidad de dormir en un organismo, sobreviene la muerte. Una de las funciones más importantes del sueño es su contribución en la regulación de la temperatura corporal, funcionando como un termostato que mantiene la temperatura que el organismo necesita en cada momento en función de las actividades que se llevan a cabo en él para facilitar procesos metabólicos, hormonales, etc. Sin este importante termostato, el organismo moriría. A medida que aumenta la supresión de sueño, vemos como se produce un claro deterioro en el funcionamiento diurno; se produce una disminución del rendimiento intelectual con dificultades de concentración y utilización de la memoria, así como de la capacidad de abstracción y razonamiento lógico. Disminuyen los reflejos produciendo un aumento del tiempo necesario para reaccionar a un estímulo, lo que puede favorecer el riesgo de accidentes de tráfico, domésticos y laborales. Aumenta la probabilidad de desarrollar trastornos psiquiátricos, ya que se producen alteraciones en el estado de ánimo aumentando los niveles de ansiedad e irritabilidad. La privación severa de sueño, puede precipitar la aparición de alucinaciones (confundiendo imágenes resultantes de la imaginación con la realidad), alteraciones neurológicas y ataques epilépticos. ¿Cuántas horas hay que dormir? Las necesidades básicas de sueño para mantener las funciones y supervivencia del organismo se sitúan sobre una media de 4 o 5 horas de sueño cada 24 horas. El resto de horas que dormimos contribuyen a mejorar nuestro bienestar y mayor calidad de vida, estimando que en una media de 8,3 horas podría encontrarse el punto óptimo de descanso. No obstante, es importante matizar que las necesidades tanto básicas como opcionales de sueño para conseguir un rendimiento y bienestar óptimo durante el día van a variar en cada persona, e incluso una misma persona no tiene las mismas necesidades en todos los momentos de su vida. Como hemos repetido, el organismo trata de mantener el equilibrio, y es precisamente esto lo que determina la necesidad de sueño de cada organismo en cada momento (cuanto más desgaste, mayor necesidad de sueño). Las horas necesarias de sueño son aquellas que nos permiten estar bien durante el día, sin sentir somnolencia hasta la noche siguiente.
El ciclo de sueño El sueño nocturno se organiza en 4 ó 5 ciclos comprendidos a lo largo de aproximadamente 8 horas. Cada ciclo dura de 90 a 120 minutos y comprende a su vez 5 etapas diferentes.
En cada ciclo se va pasando a través de cinco etapas: 1, 2, 3, 4, y sueño REM (movimiento rápido de los ojos). Estas etapas progresan cíclicamente desde 1 hasta REM luego comienzan nuevamente con la etapa 1. Los primeros ciclos de sueño cada noche tienen sueños REM relativamente cortos y largos períodos de sueño profundo pero más tarde en la noche, los períodos de REM se alargan y el tiempo de sueño profundo se acorta. La etapa 1 es la parte del sueño más liviano y se puede despertar fácilmente. Durante esta etapa, muchas personas experimentan contracciones musculares repentinas precedidas de una sensación de estar cayendo. La etapa 2, el movimiento de ojos se detiene y las ondas cerebrales se vuelven más lentas con sólo un estallido ocasional de ondas cerebrales rápidas. En la etapa 3, hay ondas cerebrales extremadamente lentas llamadas ondas delta que se intercalan con ondas más pequeñas y más rápidas. En la etapa 4, el cerebro produce ondas delta casi exclusivamente. Las etapas 3 y 4 son referidas como sueño profundo, y es muy difícil despertar a alguien de ellas. Cuando nos encontramos en el sueño profundo, no hay movimiento ocular o actividad muscular. La etapa REM (Rapid Eye Movement), es cuando la respiración se hace más rápida, superficial e irregular, los ojos se agitan rápidamente y los músculos de los miembros se paralizan temporalmente. Las ondas cerebrales durante esta etapa son similares a las experimentadas por las personas al estar despiertas, el ritmo cardíaco aumenta, la presión arterial sube, los hombres experimentan erecciones y el cuerpo pierde algo de la habilidad para regular su temperatura. Es el tiempo en que ocurren la mayoría de los sueños, si una persona es despertada durante el sueño REM, es posible que pueda recordar los sueños. La mayoría de los individuos experimentan de tres a cinco intervalos de sueño REM cada noche.
TRASTORNOS DEL SUEÑO Entre los mas comunes están:
Sindrome de piernas inquietas : Trastorno que se caracteriza por una necesidad prácticamente irresistible de mover las piernas, generalmente durante la tarde o noche.
Jet lag : Trastorno del sueño que puede afectar a las personas que viajan y atraviesan varios husos horarios. Narcolepsia: Trastorno crónico del sueño que provoca somnolencia excesiva durante el día. Terror nocturno: Miedo a dormir Sonambulismo : Afección que implica levantarse y caminar dormido. Apnea obstructiva del sueño : Obstrucción intermitente del flujo de aire durante el sueño. Insomnio : Problemas persistentes para dormirse y para permanecer dormido.
Como afecta el sueño en la conducción Conducir con sueño es uno de los mayores peligros al volante. Se ha calculado que este factor de riesgo está implicado, directa o indirectamente, entre el 15 y el 30% de los accidentes de tráfico. Además, los siniestros causados por el sueño suelen resultar especialmente graves. Esta cifra puede parecer demasiado elevada ante la idea de que para tener un accidente debido al sueño es necesario quedarse totalmente dormido al volante. Pero esto no es cierto, los riesgos de la somnolencia durante la conducción aparecen mucho antes de que el conductor llegue a quedarse dormido. Por otra parte, los accidentes debidos al sueño no sólo suceden por la noche, existen muchas circunstancias que pueden provocarnos sueño durante las horas del día. ¿Qué efectos tiene el sueño sobre los conductores?
Aumento del tiempo que tardamos en reaccionar. Bajo los efectos de la somnolencia son típicos, por ejemplo, los alcances traseros. El vehículo que nos precede frena y el sueño nos impide reaccionar a tiempo para evitar la colisión. Aumento de las distracciones durante la conducción. La somnolencia hace que resulte más difícil mantener la concentración en el tráfico. Es por ello que las distracciones suelen aparecer con mayor facilidad, especialmente si el entorno de la vía es monótono y nos encontramos en condiciones de poco tráfico. Toma de decisiones más lenta y con más errores. Tardaremos más tiempo en tomar cualquier decisión, por ejemplo si podemos adelantar con seguridad o no, por lo que es fácil verse envuelto en situaciones de peligro. También se cometen muchos más errores al volante, especialmente en situaciones complicadas en las que es necesario dar una respuesta rápida, como por ejemplo en una incorporación a una autovía. Se altera la movilidad del conductor. Bajo los efectos del sueño los músculos se relajan, por lo que nuestros movimientos serán más lentos y menos precisos. También es frecuente observar una tendencia a ejecutar los movimientos de forma automática, sin pensar suficientemente. Esto puede llevarnos a realizar una maniobra centrándonos más en el hábito que en las necesidades de la situación y, por ejemplo, podemos llegar a rebasar un semáforo, sin confirmar previamente si la luz ya había cambiado a verde. Pueden aparecer de microsueños. Los microsueños son periodos de apenas unos segundos durante los cuales el conductor queda ligeramente dormido y permanece ajeno a lo que ocurre en el tráfico. El mayor problema de estos microsueños es que el conductor no suele ser consciente de haberse quedado dormido, en ocasiones ni siquiera al volver a despertar, por lo que suelen pasar completamente inadvertidos y se relacionan con numerosos accidentes de tráfico debidos al sueño. Percepción deficiente del entorno. Bajo los efectos del sueño nuestra capacidad para percibir el entorno se altera. Por ejemplo, la visión se puede volver borrosa, resultando más difícil enfocar la vista provocando que aparezca la fatiga ocular.
Cambios en el comportamiento. En ocasiones, el sueño puede hacernos sentir inquietos al volante o que nuestro comportamiento con los demás usuarios de la vía sea más hostil. También es posible que aceptemos un mayor nivel de riesgo y que circulemos a mayor velocidad, especialmente cuando nos encontremos cerca del lugar de destino y con muchas ganas de llegar.
¿Cómo evitar los accidentes debidos a la somnolencia? 1.
Evita conducir durante las horas que sueles estar dormido. Es mucho más fácil quedarse dormido de noche, en especial de madrugada que durante el día. En las horas de sol, puede entrarnos somnolencia por fatiga o aburrimiento pero durante la noche, en especial a partir de las 2 de la madrugada, hay muchísimo más peligro de quedarse dormido.
2.
Durante el día, procura usar gafas de sol que reducirán algo la luminosidad, que también puede provocar somnolencia. Lleva agua fresca y bebe con frecuencia. Mantenerse hidratado ayuda a mantenerse despejado.
3.
Enciende el aire acondicionado: Las temperaturas cálidas favorecen la somnolencia. Si pones el aire acondicionado y lo orientas hacia tu cara o si bajas las ventanillas de forma que se haga corriente de aire que te de en el rostro, esto te despejará bastante.
4.
Sube el volumen de la música y canta en voz alta: es importante que no sea música que te guste mucho, porque eso te podría relajar, sino música cañera o incluso música de una emisora que no sea de tu estilo. Así impedirá que te quedes absorto con las canciones evitando que te relajes.
5.
Descalzate: Parece mentira pero al conducir con el pie descalzo, notamos los pedales de otra manera y esa sensación nos hace estar atentos, evitando la somnolencia.
6.
Come algo que requiera masticación activa, como caramelos o chicle, siempre que no nos distraiga de donde tenemos que estar, que es atentos a la carretera. Los caramelos mentolados fuertes también son efectivos ya que despejan las vías aéreas y hacen sentir un frescor que despeja bastante.
7.
El paseo reparador. Una parada en el área de servicio y dar dos vueltas al coche caminando mientras se respira, despejan bastante. Este el el consejo habitual, hacer una parada cada dos horas como mucho, estirando las piernas con las vueltas alrededor del coche y aprovechando si es posible para lavarse la cara y tomar un café o un refresco.
8.
La siesta rápida. Si vemos que el sueño nos vence, lo mejor para todos es parar el coche en el área de servicio, reclinar el asiento y descansar un rato. Si estamos agotados de verdad nos dormiremos y eso es lo mejor que nos puede pasar. Si simplmente era fatiga o somnolencia por la conducción, daremos una cabezada y tras unos diez o quince minutos estaremos listos para retornar a la marcha. Eso sí, primero una parada para lavarnos la cara y despejarnos de la minisiesta es lo mejor.
9.
Si quieres llevar bebidas energéticas o café, recuerda que no debes distraerte al beberlas por lo que deben estar al alcance de la mano sin que necesites apartar la vista de la carretera cuando quieras echar un traguito. Si sientes hambre y no puedes evitarlo, para el vehículo y pide algo ligero ya que las bebidas copiosas te podrían causar sueño, y la sensación de hambre te mantendrá más despejado.
No intentes nunca vencer al sueño. Los consejos que te damos son para mantenerte despejado si es posible pero si ves que te estás quedando dormido, no arriesgues nunca tu vida ni la de los demás y para a descansar. Por eso, aún a riesgo de ser pesado, recuerda estos otros consejos:
Al primer síntoma de sueño para el vehículo en un área de descanso y tómate el tiempo necesario para descansar. Una minicabezada de 20 minutos te puede despejar más de lo que imaginas.
No confíes en las bebidas energéticas o la cafeína del café o el té para mantenerte despierto. Si tienes sueño, lo mejor es descansar.
Si llevas compañía, diles que estás cansado y que necesitas o un relevo o conversación que te mantenga espabilado. Si vas solo, pon música que te haga cantar o música que no te guste para que no te provoque la relajación
No comas durante el trayecto ni conduzcas con la tripa llena o el proceso de digestión te causará somnolencia
Además de todo lo anterior, en los últimos años han surgido algunas aplicaciones tecnológicas que ayudan al conductor a evitar quedarse dormido al volante. Los coches de alta gama incorporan detectores de sueño avisando con unos pitidos si ven que el conductor parpadea con más frecuencia y otros sistemas, pero como todo los medios manuales o tradicionales anteriormente indicados, lo importante es aplicar el sentido común y evitar conducir si vemos que el sueño nos acecha. ¡Os esperamos a todos a la vuelta!