Psi Punset - Vida Extraterrestre

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May 2005 359ENTREVISTA VIDA EXTRATERRESTRE Paul Davies Paul Davies es astrobiólogo, cosmólogo y físico teórico. Sus investigaciones han ido desde el origen del universo a la naturaleza del tiempo, temas que además se ha ocupado de divulgar en sus más de 25 libros. Actualmente trabaja en el Australian Centre for Astrobiology, donde se ocupa del problema del origen de la vida. Eduard Punset Cuando la ciencia se pregunta si estamos solos en el universo no lo hace pensando en hombrecillos verdes ni en amenazas. Tener la oportunidad de estudiar otro lugar en el universo, donde la vida hubiera surgido a partir de la ausencia de vida, podría llegar a ofrecernos buenas respuestas. Aún tenemos muchas incógnitas respecto al origen de la vida: no sabemos qué nos diferencia de una piedra ni tampoco si todo esto no es más que una casualidad. Paul Davies El origen de la vida sigue siendo una de las principales cuestiones sin resolver de la ciencia. Una de las cosas que nos gustaría saber es si la vida es muy probable o, por el contrario, altamente improbable. Incluso si no podemos descubrir qué fue exactamente lo que pasó, tal vez podamos responder a esa pregunta. En este sentido, las opiniones entre los científicos son dispares. Hay quien cree que la vida constituye un fenómeno químico insólito, algo tan poco probable que posiblemente surgió una sola vez en todo el universo observable. En cambio, hay científicos que creen que la vida surge de un modo natural, casi automático, con arreglo a las leyes propensas a la vida que rigen el universo. Hoy por hoy, no podemos saber todavía cuál de estas posturas es la correcta. 1

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Eduard Punset Cuando abordamos el problema del origen de la vida, debemos hacer frente a tres grandes misterios. En primer lugar queremos saber cuándo se estableció la vida por primera vez en la Tierra; en segundo lugar queremos determinar dónde sucedió y, por último, queremos descubrir cómo aconteció, cómo un conjunto de sustancias químicas inertes pudieron transformarse en algo con vida. Los científicos han avanzado mucho en las dos primeras cuestiones. Reportaje Se calcula que la Tierra tiene unos 4500 millones de años, y en sus inicios, estuvo sometida a un bombardeo de enormes cometas y asteroides. Las condiciones de la superficie del planeta fueron realmente hostiles hasta hace unos 3800 millones de años. Los primeros microfósiles de los que se dispone datan de 3500 millones de años. Así pues, parece que la vida en la Tierra surgió con demasiada rapidez en cuanto las condiciones empezaron a ser favorables… ¿Podría esto significar que la vida no se originó en la Tierra sino que llegó procedente de otro planeta?

Paul Davies Por supuesto es difícil saberlo con certeza, pero siempre me ha atraído la idea de que tal vez la vida empezó en Marte y llegó a la Tierra dentro de rocas procedentes del Planeta Rojo que llegaron aquí a través de asteroides y cometas. Eduard Punset

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En un pasado lejano el tráfico de material entre Marte y la Tierra era muy prolífico. Pero incluso en la actualidad siguen llegando meteoritos marcianos a la Tierra. Así pues, si había vida en Marte, podría haber llegado a la Tierra con relativa facilidad. Paul Davies Cada millón de años, más o menos, el planeta Marte recibe el impacto de un cometa como éste, cuya fuerza es tan grande que puede dispersar rocas marcianas por todo el Sistema Solar. Y algunos fragmentos de estas rocas llegan finalmente a la Tierra. Si las rocas fueran lo suficientemente grandes, podrían proteger a los microorganismos de la radiación del espacio. Una roca de este tamaño sería perfecta para que los microorganismos sobrevivieran en el espacio; y sabemos que hay rocas como ésta que pueden desprenderse de Marte sin sufrir daños. Y, en el interior de la roca, podemos imaginar una colonia de microorganismos, amparados dentro de la roca, protegidos de los peligros del espacio y capaces de sobrevivir sin duda miles, tal vez incluso millones de años. Por supuesto, los organismos no estarían activos ni podrían hacer nada: estarían congelados dentro de la roca, porque en el espacio las temperaturas son bajísimas; pero esto es perfecto para su conservación. Y si esta roca cayera entonces a la Tierra sin desintegrarse, podría traspasar su carga de microbios a otro planeta, y de este modo la vida podría pasar de Marte a la Tierra, y también podría suceder a la inversa: de la Tierra a Marte. Reportaje Billones de toneladas de rocas procedentes de Marte descansan hoy en nuestro planeta y es que, estadísticamente, un meteorito marciano colisiona cada mes sobre la superficie terrestre. Son muchos los meteoritos que desde la Antigüedad han sido noticia. El médico y filósofo cordobés, Averroes, describió ya en el siglo XII un meteorito cuyo material sirvió para hacer una espada.

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Sin embargo, sólo unos pocos han alcanzado la fama por el tesoro que escondían en su interior. Hace unos 11 millones de años un fragmento salió despedido de Marte y llegó a la Tierra poco después de que los egipcios completaran las pirámides. Esta roca marciana, a la que se le puso por nombre Lafayette, contiene la mayor proporción de agua extraterrestre jamás encontrada dentro de un meteorito. En 1969 el meteorito Murchison colisionó a 100 km al norte de Melbourne. Resultó que el Murchison contaba con más de 90 aminoácidos, de los cuales sólo 19 se pueden encontrar en la Tierra. Eduard Punset El más popular de los meteoritos es quizás el que se descubrió en la Antártida en 1996. Este fragmento rocoso de origen marciano ocultaba en su interior lo que podrían ser bacterias fosilizadas. A raíz de este descubrimiento, reapareció la controversia sobre dónde surgió la vida y cómo llegó a la Tierra. Reportaje Al principio, tras la creación del Sistema Solar, el calor era un problema: los planetas tenían temperaturas muy elevadas cuando se formaron. Especialmente la Tierra, porque estuvo sometida a grandes bombardeos tras su formación. La luna, sin ir más lejos, fue arrancada de la corteza terrestre a causa del impacto de un asteroide de dimensiones similares a Marte. La gravedad de la Tierra evitó que la Luna nos dejara para siempre y la convirtió en nuestro “aliado nocturno”. Sin agua, ni materiales adecuados y soportando tremendas tormentas de fragmentos rocosos, la Tierra por aquel entonces se hallaba en un estado deplorable. Marte, en este sentido, era mejor. Para empezar, se trata de un planeta más pequeño, por lo que se enfrió antes. Su menor gravedad además contribuyó a que un número más reducido de colisiones impactaran sobre su superficie.

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Hoy en día, Marte no es un buen planeta para la vida: su atmósfera es muy débil y, como consecuencia de la baja gravedad de la superficie, el aire se ha escapado, y la temperatura es muy baja. Pero durante unos mil millones de años, su situación fue más favorable que la de la Tierra para engendrar vida. Eduard Punset Tanto si la vida se inició en Marte, como si lo hizo en la Tierra, la pregunta sigue siendo ¿dónde? ¿Fue en la superficie, o tal vez en las profundidades? De nuevo, desconocemos la respuesta: todo parece posible. Pero de algo sí podemos estar seguros: tanto la superficie de Marte como la de la Tierra eran lugares muy peligrosos a causa de las colisiones de meteoritos. Así que parece razonable buscar la vida bajo la superficie. Paul Davies Hace 20 años, nadie sospechaba siquiera que pudiera haber vida ahí abajo, bajo la tierra. Pero perforando las rocas del lecho marino y de la superficie terrestre hemos descubierto que hay microbios que pueden vivir y adaptarse a una profundidad de muchos kilómetros. Pueden tolerar temperaturas extremas, algunos pueden vivir incluso a una temperatura superior al punto de ebullición del agua. Reportaje ¿Cómo será vivir en el infierno? Un grupo de microorganismos, los extremófilos, nos lo podrían contar: los hay que crecen casi a la temperatura de congelación, otros por encima de la temperatura de ebullición. Algunos pueden crecer en ambientes extremadamente ácidos o básicos, en medios de baja humedad o con presiones de miles de atmósferas. Actualmente sabemos que todos los ambientes considerados "inhabitables" por animales o vegetales, son colonizados por determinados organismos que son perfectamente capaces de adaptarse a esos nichos ecológicos. Los microbiólogos han estudiado los genomas de los extremófilos y se han percatado de que ocupan las ramas más antiguas del 5

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árbol de la vida. Son verdaderos fósiles vivientes, formas primitivas de vida, parecidas a las que hubiéramos encontrado en la Tierra hace 3500 millones de años. Su enorme capacidad de adaptación y resistencia les posibilitan para sobrevivir en un estado de animación suspendida durante periodos de miles de años. La mayoría de ellos son termófilos, es decir, crecen a temperaturas de alrededor de 80ºC; esto sugiere que la vida empezó bajo tierra, o bajo el océano, cerca de las chimeneas volcánicas, a una temperatura muy elevada, y luego evolucionó hasta llegar a colonizar las superficies de los planetas. Eduard Punset Así pues sabemos bastantes cosas sobre el dónde y el cuándo, pero sigue quedando lo más peliagudo: el cómo. ¿Cómo es posible que una mezcla de elementos químicos se transformara para dar lugar a algo con vida? ¿Cómo se llegó a algo tan sofisticado como una bacteria? Incluso los organismos vivos más simples que conocemos resultan inmensamente complejos… Reportaje Muchas religiones se iniciaron dando una explicación creacionista al origen de la vida y hasta hace un siglo, básicamente se creía que la vida era algo mágico. La gente estaba convencida de que la vida estaba hecha de un tipo de materia especial, y que sería posible crear vida mezclando los elementos químicos del modo adecuado, de tal modo que habría una receta para la vida del mismo modo que hay una receta para un pastel En 1953 Stanley Miller llevó a cabo un legendario experimento: diseñó un aparato de vidrio que contenía un condensador para producir lluvia, una atmósfera de agua, metano, hidrógeno y amoniaco y un océano modelo. Esta atmósfera fue “cocinada” con una corriente de 60.000 voltios durante una semana, al cabo de la cual se obtuvo una disolución que contenía algunos de los aminoácidos esenciales y otras moléculas necesarias para la vida. Este experimento capturó la imaginación del público, que ya sentía fascinación por los efectos de las descargas eléctricas sobre

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sistemas biológicos desde la publicación de Frankenstein en 1818. Sin embargo, el propio Stanley Miller ya señaló que la energía por si sola no podía mantener una biogénesis: lo crucial no es tanto aquello de lo que estamos hechos, sino el modo específico en el que están dispuestas nuestras moléculas. La posibilidad de que estas mezclas de compuestos se autoorganicen para formar vida es mucho menor que la de que nos toque la lotería todos los días durante un milenio. Paul Davies Me parece que los intentos de crear vida a partir de experimentos químicos de este tipo están abocados al fracaso, porque la vida no está hecha de nada especial. Cuando hablamos de la vida, lo más importante es que la célula viva no es una materia mágica, sino un superordenador. Se trata de un sistema de procesamiento y reproducción de información tan avanzado que nuestros ordenadores resultan patéticos en comparación. La naturaleza ha producido una máquina de procesamiento de información inigualable: la célula viva. Así que el secreto de la vida no estriba en el hardware sino en el software: en el surgimiento del procesamiento de la información, en lo que podríamos llamar el programa de la vida. Nuestros genes son conjuntos de instrucciones que nos ayudan a hacer cosas y a llevar a cabo proyectos. La complejidad basada en instrucciones es la clave de la vida. Eduard Punset ¿Cómo surgió la vida, entonces? Parece que centrarse en la química es importante, porque la vida es química, pero la química no es la respuesta a nuestra pregunta. Si los científicos tienen razón y el secreto de la vida no radica en la química sino en la información, en el software y no en el hardware, entonces la siguiente pregunta es: ¿existen leyes que rijan el comportamiento de este software? ¿Podemos llegar a descubrirlas? Si es así, tal vez podamos responder a la pregunta de si la aparición de la vida responde a leyes y por tanto puede

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estar extendida en el universo, o si, en realidad, es fruto del azar. ¿Nos enfrentamos a un programa informático que se escribió a sí mismo por casualidad? Paul Davies Desde una postura filosófica, ¿qué es lo que creo? Me parece increíble que algo tan complejo e inteligente como el programa de la vida, el software de la vida, se haya escrito a sí mismo por casualidad. La manera más sencilla de responder estas preguntas tan profundas no es seguir reflexionando sobre ellas, sino intentar descubrir otra forma de vida, ya sea creándola en el laboratorio o buscándola en otros planetas. Marte es el lugar más obvio para empezar la búsqueda, y confío en que encontraremos rastros de vida en Marte, pero creo que si lo hacemos, será exactamente igual que la vida en la Tierra. Como ya he explicado, pienso que la vida probablemente empezó en Marte, y pasó luego a la Tierra; así que nos enfrentamos con un único árbol de la vida, y no con otro distinto. Creo que la Tierra y Marte posiblemente formaban un sólo ecosistema: no sé si la vida empezó en Marte o en la Tierra, pero las posibilidades de encontrar en Marte una segunda forma de vida, totalmente independiente de la de la Tierra, creo que son bastante remotas. Eduard Punset Los científicos que propugnan la idea de que la vida está extendida en el universo dicen que dondequiera que haya condiciones similares a las de la Tierra, surgirá la vida. Pero, ¿hay algo más parecido a la Tierra que la propia Tierra? Si la vida ha surgido en Marte, en el satélite Europa o en otros sistemas planetarios, ¿no podría haber surgido aquí más de una vez? Lo que deberíamos descubrir entonces, es si únicamente ha sobrevivido un tipo de vida, o si todavía podemos encontrar más de un tipo de vida en la Tierra.

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Paul Davies Si realmente la vida se forma con facilidad y está extendida en el universo, entonces posiblemente ha surgido más de una vez en la Tierra. Si volvemos a las primeras fases de la evolución terrestre, cuando el planeta estaba sometido a un auténtico bombardeo, sin duda hubo períodos entre los grandes impactos en los que la vida podría haberse formado, y posteriormente ser aniquilada por el siguiente gran objeto que colisionó con el planeta. Así que podemos imaginar una amplia sucesión de procesos de génesis... y esto plantea la posibilidad de que tal vez alguna de estas formas de vida no fueron totalmente aniquiladas sino que se las ingeniaron para sobrevivir en lugares recónditos, tal vez bajo tierra... y podrían seguir allí todavía… Si existen microorganismos alienígenas aquí en la Tierra, ¿cómo los descubriremos? ¿Cómo sabremos de su existencia? Reportaje Cuando miramos al mundo que nos rodea, parece evidente que no existen grandes organismos alienígenas: todo lo que podemos ver forma parte de nuestro mismo árbol de la vida. Sin embargo, también es cierto que la inmensa mayoría de la vida en nuestro planeta se presenta en forma microscópica. ¿Cómo sabemos si estos microorganismos pertenecen o no a nuestro mismo génesis? Todos los organismos que conocemos se basan en el ADN. Cualquier tipo de vida diferente pasaría desapercibida a nuestros métodos de observación. Pero es posible que estos alienígenas que buscamos sí se basen en el ADN. Entonces, ¿qué los diferenciaría? Una propiedad de ciertas moléculas, la quiralidad, podría darnos la respuesta. Las moléculas quirales pueden existir bajo dos formas: una es la imagen reflejada en un espejo de la otra y no pueden superponerse. Muchos objetos creados por el ser humano comparten esa misma propiedad, como los guantes. Da la casualidad que todas las moléculas quirales de nuestro árbol de la vida corresponden al guante izquierdo. Todas las proteínas 9

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que encontramos están formadas por aminoácidos zurdos. Se les suele llamar levógiros. Las formas diestras o dextrógiras existen en la naturaleza, pero han sido marginadas por la vida que conocemos. No sabemos por qué sucede así, tal vez es mero azar. Podría ser que si la vida volviera a empezar, hubiera un 50% de probabilidades de que escogiera la otra quiralidad. Pero también podría ser que entre nosotros ya existieran alienígenas dextrógiros y aún no nos hubiésemos dado cuenta. La mejor forma de saber si ya están con nosotros o no es a partir de la alimentación. Nada que pertenezca a nuestro árbol de la vida puede alimentarse de compuestos dextróxigos. Paul Davies Mi mujer me sugirió: “¿por qué no creáis un medio, un caldo de cultivo, compuesto de moléculas dextrógiras: de todo aquello que alimenta y nutre a nuestra vida, pero invertido, y comprobáis si crece alguna cosa? Podéis incluir organismos de entornos exóticos, fuentes termales y lugares similares, donde sospechéis que puede haber vida alienígena, incorporarlos a un medio de cultivo, y ver qué pasa. Nuestro tipo de vida moriría, pero la vida extraterrestre, si tiene la quiralidad opuesta, crecería y prosperaría”. Eduard Punset Estos experimentos con anti-sopas para descubrir formas de vida alienigena se han llevado a cabo en el desierto de Atacama. En la actualidad, el Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA, está analizando nuevos lugares, más extremos, más profundos, donde esta vida podría haber sobrevivido. Paul Davies Aguardo con impaciencia a que descubran algo. Sería un descubrimiento sensacional, porque descubrir otra forma de vida aquí en la Tierra supondría una respuesta a los sueños de los biólogos: sería, creo, el descubrimiento más importante en la 10

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historia de la biología. Sin embargo, es poco probable: creo que las posibilidades de que encontremos otra forma de vida tan fácilmente son remotas. Pero hay otras vías de estudio, podemos decidir investigar a más profundidad: tal vez podamos encontrar un tipo de vida que pueda vivir a una temperatura superior incluso a la de los hipertermófilos, y los extremófilos que ya conocemos. Y se me ocurren otros lugares. Así que tal vez haya formas de vida extraterrestre justo bajo nuestras narices.

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