41212-11-2006 LOS NUEVOS BÁRBAROS QUE NOS INVADEN Solíamos temer las invasiones de los bárbaros, pero la verdadera amenaza radica en la invasión desapercibida, casi invisible, de la propia naturaleza. Serpientes, mosquitos o mejillones cebra, son los nuevos invasores. Se alteran los ecosistemas, se extinguen animales y plantas, se propagan enfermedades como el virus del Nilo Occidental, o la gripe aviar… En el programa de esta semana contaremos con Alan Burdick, editor de Discover Magazine. Es autor del libro “Out of Eden” en el que nos ofrece una visión sobre el delicado equilibrio ecológico de nuestro planeta a través de la historia de las especies invasoras. También nos acompañará Josep Maria Gili, Investigador del CMIMA-CSIC, y conoceremos las opiniones de Enrique Macpherson, Profesor de Investigación, CEAB-CSIC y de Antoni Palau, Gerente de Medio Ambiente de Endesa.
Alan Burdick Alan Burdick, editor de Discover Magazine. Es autor del libro “Out of Eden” en el que nos ofrece una visión sobre el delicado equilibrio ecológico de nuestro planeta a través de la historia de las especies invasoras.
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Eduard Punset: Has vivido en Manhattan durante años, pero ahora tienes un jardín. Lo primero que hay que hacer es desherbar, eliminar las malas hierbas, ¿verdad? Alan Burdick: Sí, tengo que hacerlo, y como puedes ver no lo he hecho: no he desherbado mi jardín. Es cierto. Creo que en muchos sentidos un jardín nos ayuda a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza como seres humanos. Queremos vivir en plena naturaleza, queremos estar rodeados de naturaleza en estado puro, y sin embargo también queremos embellecer la naturaleza, domarla y convertirla en un lugar cómodo para vivir. Eduard Punset: Casi podríamos decir que solemos temer las invasiones de, qué sé yo, los bárbaros, o los chinos, o el Islam, lo que sea… y la verdadera amenaza radica en esta invasión desapercibida, casi invisible, de los bichos que mencionabas antes, serpientes o chinches o moscas, etcétera… ¿Se trata de un problema real? Alan Burdick: Sin duda. Vamos, es un problema estético (y volveremos a este punto) pero también es un problema para nuestra salud, porque las enfermedades viajan por el mundo mucho más rápidamente, como el virus del Nilo Occidental, o la gripe aviar que transmiten las aves… todo esto circula mucho más rápidamente ahora… o las serpientes que consiguen pasar de una parte del mundo a otra y tienen la capacidad de alterar completamente y destruir tipos concretos de organismos y ecosistemas. Esa amenaza está aumentando. Eduard Punset: Lo hemos visto con una serpiente concreta, la culebra de Australia, que logró llegar a la isla de Guam, donde has estado y trabajado. ¿Por qué es tan terrible esta serpiente? Alan Burdick: Bueno, en cierto sentido es una serpiente preciosa y un ejemplo biológico notorio, porque logró salir de su territorio original, llegar a una isla nueva, y tomar el control. Esto por un lado debería ser admirable pero, por otro lado, se trata de una serpiente que devora pájaros, y en los últimos 50 años ha engullido todos y cada uno de los pájaros de la isla de Guam. Por su culpa un par de
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especies en peligro de extinción se han extinguido. Si ahora uno pasea por la selva de Guam, el silencio es total. La población de insectos ha crecido porque ya no hay pájaros que se los coman. Se trata de un ecosistema que ha sufrido un cambio radical, completo, por culpa de un solo organismo. Eduard Punset: Un organismo que en Australia medía menos de un metro… Alan Burdick: Menos de un metro, y que estaba en la parte inferior de la cadena alimenticia, porque había serpientes más grandes que se la comían. Pero logró llegar a Guam, y allí nada podía molestarle, no había microbios, ni patógenos, ni serpientes más grandes… y de repente creció hasta los 3 metros o los 3 metros y medio. Siempre se ha creído que las serpientes sólo comen presas vivas: como ratones vivos, o cualquier presa viva… pero esta serpiente de Guam engulle comida de perro, y hamburguesa cruda, y hasta el plato desechable que viene con la hamburguesa… se ha vuelto carroñera, ya no sólo es una serpiente depredadora sino carroñera, como una rata, pero sin patas. Bloque 2 Eduard Punset: Y, ¿cómo llegan las cosas a un determinado lugar? Quiero decir, ¿hay alguna ley física que lo determine? ¿Es predecible? ¿Podemos vaticinar algo así? ¿Podemos invertir dinero para evitarlo? Recuerdo un experimento, creo que era con botellas, botellas cerradas que se arrojaban al mar sólo para observar adónde iban. ¿Sabemos por qué las cosas se desplazan de un lugar a otro? Alan Burdick: Sí y no. Una de las grandes preguntas de la ecología, así como entre los biólogos que estudian las invasiones, es por qué se produce una invasión de una determinada especie en un lugar y un momento concreto. Por ejemplo, ¿por qué el mejillón cebra apareció en Estados Unidos en los años 80 y no antes ni después? Siempre se había creído que podía observarse una especie y, en función de determinadas características, predecirse si dicha especie sería invasora o no. O bien que se podía predecir si un ecosistema era susceptible de ser invadido, y que todo ello podía analizarse en términos biológicos.
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Pero los biólogos han empezado a alejarse de este paradigma, y han comenzado a comprender que el factor principal que provoca las invasiones en un determinado lugar es la oportunidad: la oportunidad que damos a estos microorganismos. Por ejemplo, si no paran de entrar buques en los Grandes Lagos con cargamentos de mejillones cebra, al final uno de ellos echará raíces y se propagará. Cuantas más oportunidades le demos a un organismo para invadir, mayor certeza tendremos de que acabará haciéndolo, independientemente de sus rasgos concretos. Por ejemplo, en el caso de la serpiente… había un tráfico marítimo tan intenso al final de la Segunda Guerra Mundial, tantos buques haciendo el recorrido que iba de Australia e Indonesia a Guam, que resultaba prácticamente inevitable que una serpiente acabase llegando allí, y no porque sea un competidor superior, sino por la cantidad de oportunidades que había tenido de hacerlo. Eduard Punset: Es fantástico pensarlo. Hay unos 35.000 barcos que transportan cosas de un lugar a otro en cualquier momento. Y mencionas la importancia del agua de lastre, donde se transportan organismos de todo tipo de un lugar a otro, como los mejillones cebra, por ejemplo. Alan Burdick: Los mejillones cebra, sí. Eduard Punset: ...que ahora empiezan a preocupar a los españoles. ¿Es así? Es decir, ¿supone verdaderamente un peligro, esta especie de acuario en movimiento en el que se han convertido los barcos, como consecuencia de estos parásitos, de estos organismos? Alan Burdick: ¡Qué duda cabe! Apenas lo pensamos, pero cada barco lleva consigo, simplemente para mantenerse estable sobre el agua, millones de litros de agua lastre que absorbe en un puerto y transporta a otro puerto en la otra punta del mundo, donde la descarga. En ese agua hay todo tipo de organismos, bancos microscópicos de peces, larvas de percebes… todos estos organismos que tienen el potencial de alterar drásticamente un ecosistema. Bloque 3
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Eduard Punset: Estas invasiones, estas invasiones naturales, han estado sucediendo desde el principio de los tiempos… Alan Burdick: Eso es. Eduard Punset: ¿Cuál es la diferencia entre las invasiones de la naturaleza y las invasiones provocadas por el hombre? Es decir, ¿por qué nuestras invasiones, las que hemos impulsado, son más peligrosas o impredecibles? Alan Burdick: Por la calidad de la invasión… aunque vaya, una invasión es una invasión, tanto si sucede espontáneamente como si se produce en un barco gigante. La gran diferencia, hoy en día, es que todo sucede mucho más rápidamente. Por ejemplo, en un lugar como Hawai, históricamente, antes de la llegada de los seres humanos, llegaba una nueva planta o animal cada 20.000 años aproximadamente. ¡Pero ahora llegan 20 nuevos insectos y plantas cada año! ¿Sabes? Puede que solamente una especie de cada cien, o una de cada mil, provoque un problema, pero si se introducen 20 nuevas cada año, estadísticamente, las probabilidades de que provoquemos problemas son mucho más grandes, porque el ritmo de introducción es mucho más rápido. Eduard Punset: Y esto supone un riesgo, quiero decir, un riesgo desde el punto de vista económico… Alan Burdick: Sin duda, es un riesgo para la economía. ¿Sabes? Si piensas en el coste económico de la gripe aviar o del virus del Nilo Occidental, en las plagas de las cosechas o en el coste económico de una amenaza para la agricultura, sin duda así es. Bloque 4 Eduard Punset: Por tanto, es fácil presagiar que, en este mundo en constante movimiento, en el que todo va de un lado a otro, algunas especies acabarán llegando adonde no existan depredadores, y se harán más fuertes, como sucedió con esta serpiente australiana… ¿Crees que esto constituye una amenaza, una amenaza para la
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supervivencia o, como mínimo, para la naturaleza tal y como la conocemos hoy en día? Alan Burdick: Bueno, asumiendo este caso hipotético, en el que dejamos que todas las especies invasoras invadan todo el planeta, ¿con qué tipo de mundo acabaríamos? Básicamente, nos encontraríamos con los mismos organismos repartidos por todo el mundo… A menudo, cuando pensamos en nosotros, en el lugar de donde venimos, si miramos por la ventana y observamos las plantas y los animales, decimos: «Esto es España, se ve en el paisaje, en estas especies autóctonas que la caracterizan, que me caracterizan a mí». Sin embargo, esos rasgos distintivos se irán disolviendo en la medida en que pueda encontrarse lo mismo en todas partes, de tal manera que acabará no existiendo ninguna diferencia entre España y Estados Unidos, o entre Hawai y Holanda. Y eso convierte al mundo en un lugar mucho menos atractivo… Eduard Punset: ...para vivir Alan Burdick: …en un lugar mucho menos atractivo para los humanos. Bloque 5 Eduard Punset: Tenemos un amigo común llamado Ken Nealson, en California. Y uno de sus objetivos es evitar que, al buscar vida en el Universo, lo contaminemos con nuestra propia vida. Teniendo en cuenta lo que comentas de la Tierra, debe de ser muy difícil no contaminar el Universo en nuestra búsqueda de la vida, ¿no? Alan Burdick: Es muy difícil, y hay que reconocer que la NASA trabaja con intensidad para inspeccionar las nuevas naves, para descontaminarlas e impedir que crezcan en ellas microbios que puedan propagarse por Marte. Sin embargo, conocí un biólogo de la NASA cuyo trabajo consistía en inspeccionar las naves tras esta labor de descontaminación, y me confirmó que hay microbios en la central de ensamblaje de las naves espaciales, y que estos microorganismos han evolucionado y se han adaptado a las condiciones extremadamente exigentes que la NASA ha creado expresamente para librarse de ellos. Unos microbios muy resistentes, cuyas esporas crecen en los robots marcianos que allí se construyen, y se alimentan de titanio. Así que pregunté a este 6
biólogo: «¿Crees que estos bichos están ahora en Marte con los robots?» Y su respuesta fue: «Sí, ¡por supuesto!». «¿Y crees que siguen vivos?», le pregunté, a lo que replicó: «Bueno, son esporas, así que, vivas o muertas, seguirán estando allí dentro de uno o dos millones de años…» Eduard Punset: Alan, es fascinante pensar en que hace diez o doce mil años, cuando empezaron las primeras comunidades agrícolas, y la gente se volvió gregaria… Y darse cuenta de que algo que implicó tantas cosas buenas también fue negativo, ¿verdad? Entonces empezaron las plagas, domesticamos a los animales y nos contagiaron todo tipo de enfermedades… por no hablar de la estructura política y social, del poder que empezó a ejercerse, ¿no? ¿Somos conscientes realmente de que desde entonces estamos continuamente invadidos por especies que no esperábamos, y que a la vez perdemos otras especies que valoramos? Alan Burdick: Hasta cierto punto no, es decir, apenas pensamos en ello; apenas somos conscientes de este círculo de organismos que cultivamos a nuestro alrededor como humanos, y que siempre hemos cultivado. En primer lugar, como dices, estamos acumulando plantas y animales y básicamente cultivamos las que prosperan en nuestra presencia. Y luego hay plagas y ratas y… Eduard Punset: Bichos… Alan Burdick: …y pulgas e insectos que abundan en esas plantas, que pasan a formar parte de nuestro círculo. Así que sin ni siquiera pensarlo, estamos creando un mundo de organismos que prosperan a nuestro alrededor. Y todas las plantas y animales que no funcionan tan bien en nuestra presencia se están quedando lentamente al margen. Es una especie de… tal vez no evolución, exactamente, pero sí un tipo de adaptación en el mundo natural que ha sucedido durante tanto tiempo y tan lentamente que casi no nos damos cuenta de ello, y ahora se está produciendo mucho más rápido. Bloque 6 Eduard Punset:
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Me pregunto por qué la flora y fauna no son iguales en todas partes, teniendo en cuenta que todo se traslada ahora… ¿Por qué son tan distintas? Alan Burdick: Bueno, la propia naturaleza de los organismos y las plantas hace que desde el principio se dispersen y propaguen. Cada organismo (nosotros incluidos) quiere trasladarse a otro lugar, conquistar más territorio. Lo que impide que los organismos lo hagan son los obstáculos: los grandes mares, todo tipo de barreras del paisaje que evitan que el plancton o cualquier organismo se traslade de un sitio del mundo a otro. Pongamos que un organismo logre llegar a las Galápagos, y se quede ahí aislado. Lo remoto del lugar, y las barreras del paisaje, que evitan que se trasladen allí nuevos organismos, permitirán que esta especie se transforme en una nueva especie, evolucione a una nueva especie. Eduard Punset: Es un campo tan imprevisible… ¿no? Alan Burdick: Es totalmente imprevisible. El problema de las especies invasoras es difícil de abordar. No es como los residuos tóxicos, no es como la tala de bosques o selvas, no estamos eligiendo entre tener naturaleza o no tenerla. En cierto modo, estamos escogiendo entre tener un tipo de naturaleza repleta de organismos autóctonos que han evolucionado en ese lugar específico, o bien tener una naturaleza llena de una mezcla de cosas que acaban de juntarse hace nada. Y, ¿sabes? En cuanto a apariencia externa, tal vez la diferencia no sea muy importante, pero me parece que estéticamente, y sin duda personalmente, sí cambia. En mi opinión, lo que me convierte en nativo de un lugar está estrechamente vinculado con lo autóctono de la naturaleza que me rodea: ésa es la pérdida.
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