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388ENTREVISTA la gran amenaza: la depresión
Peter Kramer Peter Kramer es posiblemente el psiquiatra más conocido de Norteamérica. Desde su puesto en la Brown Medical School, sus libros y su entrevista de hoy ponen en jaque la visión romántica de la depresión y reclama una firme atención para esta enfermedad.
Peter Kramer: Si realmente lográramos prevenir la depresión, si dispusiéramos de buenos tratamientos, ¡probablemente nuestra manera de considerar la depresión cambiaría! Porque creo que, en parte, hemos romantizado la depresión, afirmando que tiene estas fantásticas conexiones con la creatividad, la profundidad, la moral... y en parte lo hemos hecho porque no la controlamos demasiado bien. Bloque 1 Eduard Punset: Este tema de que el sufrimiento es necesario para la creatividad... esto originó una especie de idea romántica sobre la depresión; se creía que los deprimidos eran gente muy creativa... y por supuesto has luchado por aclarar este tema ante distintos públicos, que te preguntaban: «¿qué habría pasado si hubiera existido el Prozac en la época de Van Gogh? ¿Habría sido Van Gogh un pintor tan bueno?» ¿Qué crees? Peter Kramer:
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Me gusta pensar en la depresión y, en general, los médicos piensan ahora en la depresión, como una enfermedad. Si elimináramos la depresión, si nadie más volviera a padecerla, seguiría habiendo sufrimiento, y guerras, y otras enfermedades... no tenemos que estar deprimidos para ello. Creo que hay una noción romántica de la depresión que se remonta a toda la historia de la escritura. Aristóteles se preguntaba por qué personas eminentes u hombres destacados en la política, en la poesía, en la guerra... tendían a ser melancólicos. La depresión, entendida como una enfermedad concreta caracterizada por la lentitud de pensamiento, la tristeza, la confusión mental etcétera… no me parece que esta enfermedad concreta esté específicamente asociada con la creatividad. Y creo que un paso muy importante es decir: «¿qué es la depresión en concreto y qué es lo que nos imaginamos sobre la depresión?» Una cosa que le digo al público es: «mirad, preguntáis sobre Van Gogh… en la época de Van Gogh se creía que tenía epilepsia. Y probablemente tenía un tipo específico de epilepsia, epilepsia de lóbulo temporal, que hace que la gente escriba mucho, etcétera. Se le había visto caer al suelo y perder el conocimiento. Y probablemente se le administraron altas dosis de digitalis, un tratamiento para la epilepsia en ese momento. Lo sabemos por esos famosos cuadros del Doctor Gachet con una planta dedalera junto a él… Eduard Punset: Exacto, sí Peter Kramer: …porque se le trataba con digitalis purpurea. Y lo que le digo al público es: «bueno, ¿qué habría pasado si hubiera habido buenos anticonvulsivos en la época de Van Gogh? ¿Por qué no hacemos esta pregunta? ¿Por qué esta pregunta ya no resulta graciosa?» Y creo que el motivo de que no tenga gracia, entre otras cosas, es que la epilepsia es dramática. La gente pierde el conocimiento, cae al suelo... claramente algo no funciona en su cerebro.
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Me parece que en los próximos años consideraremos la depresión de un modo muy parecido, porque empezamos a ver que hay anomalías cerebrales específicas en la depresión. Y creo que cuando entendamos mejor la depresión, la veremos como la epilepsia, incluso si vinculáramos la creatividad y la depresión tal y como la gente durante siglos ha vinculado la epilepsia con la espiritualidad y la creatividad... piensa en Dostoievsky, era epiléptico. Pues bueno, incluso si estableciéramos esa conexión, en cualquier caso nuestros sentimientos sobre la depresión serían mucho menos confusos. Creo que realmente empezaremos a abordar la depresión mucho más como una enfermedad. Eduard Punset: ¡Eso es! Y dejaremos atrás la estupidez de darle un tratamiento privilegiado o intelectual a la depresión, y empezaremos a decir que se trata de una enfermedad, una maldita enfermedad, como la sífilis o cualquier otra, ¿no? Peter Kramer: Eso creo Eduard Punset: Es la cruda realidad…¿Por qué no analizamos algunas posibles causas? Por ejemplo, mencionas la mezcla de emociones, algo que apenas se suele decir: el hecho de que los seres humanos podemos sentir a la vez amor y odio. Y sostienes, en tu libro, que nos avergüenza tanto que no sabemos llevarlo. Peter Kramer: No creo que la depresión esté causada principalmente por cosas específicas de los humanos, realmente hay modelos con ratones o monos que se parecen mucho a la depresión. Parece que la depresión es en un 30 o 40% genética, y el 60% viene del entorno, pero algunas veces un entorno muy mecánico, algo que no funciona en el útero, cuando el feto todavía se alimenta a través 3
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de la madre… Y por supuesto hay grandes problemas que generan depresión, como los abusos sexuales en la infancia, o el abandono, o circunstancias familiares difíciles... así que cuando llegamos a estas fuentes adultas específicas de vergüenza y humillación, nos enfrentamos sólo una pequeña pieza del puzzle. ¡Por supuesto, una pieza muy importante para nosotros! Es decir, como seres humanos, es algo central a nuestra naturaleza, somos capaces de debatirnos entre distintas lealtades, así que lo menciono porque se trata de un aspecto muy distintivo y humano de lo que conforma nuestras emociones. Bloque 2 Eduard Punset: Empecemos entonces a buscar los indicadores biológicos de la depresión… tú dices: «¡Cuidado, porque tiene que haber algo en el cerebro que revele el efecto o la causa de esto». ¿Cuáles fueron las primeras señales biológicas que la ciencia pudo observar para que decir que ésa era la causa? Peter Kramer: Es un tema importantísimo. Siempre ha habido indicios de que las hormonas actuaban de un modo distinto en la gente con depresión. No de una manera coherente, pero en un subgrupo de gente con depresión se producían anomalías hormonales. Luego llegaron los neurotransmisores, sobre los cuales tanto hemos oído hablar en los últimos 20 años. La serotonina, la norepinefrina, la dopamina... Estas palabras no formaron parte del vocabulario cotidiano hasta hace quizá 12 ó 15 años, pero con el desarrollo de fármacos como Prozac, Celexa etcétera… forman parte del saber popular. Y de nuevo, de vez en cuando, vemos anomalías de este tipo. Mi teoría es que los transmisores como la serotonina son más importantes para las funciones sociales que para esta enfermedad concreta, la depresión. Eduard Punset: 4
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La depresión… Peter Kramer: Y una de las razones por las que la gente tiene estos cambios de la personalidad con estos fármacos (tienen mucha más confianza y se sienten más cómodos socialmente) es que realmente la serotonina tiene mucho que ver con el mantenimiento de las jerarquías en los mamíferos y otros animales. Pero dicho esto… sí, hay algunas anomalías en los transmisores, y si atendemos a la genética (se trata de algo nuevo), si atendemos a la genética de la depresión parece que hay grupos de gente muy privilegiada en lo relativo a cómo su cerebro maneja la serotonina, y es muy, muy improbable que desarrollen una depresión. Eduard Punset: Ya veo… Peter Kramer: Esto por un lado. Pero lo que me parece que es una verdadera novedad es que en los últimos 10 años, en los últimos 7 años, se están encontrando cambios anatómicos en el cerebro de la gente con depresión. Eduard Punset: ¡Exactamente! Peter Kramer: Y creo que eso… ¿sabes? Nos hace decir: «¡mirad, es una enfermedad! Hay cambios en el órgano que nos interesa». Eduard Punset: ¡Increíble! Además, conoces muy bien la investigación de Sapolsky... 5
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Peter Kramer: Sí Eduard Punset: …y de otros científicos sobre los supuestos efectos sobre zonas específicas del cerebro... bueno, la hipótesis de que la depresión puede incluso reducir el volumen del hipocampo. Peter Kramer: Sí. Creo que es un estudio muy importante. Eduard Punset: Lo es, ¿verdad? Peter Kramer: Sí. Se trata de un estudio que realizó en una universidad de investigación americana Yvette Sheline, que analizó la depresión en mujeres muy sanas, que no tenían ningún problema salvo la depresión, y descubrió que en los seres humanos, esta parte del cerebro, que se vuelve más pequeña con la edad en los ratones y ratas en condiciones de laboratorio, no se encoge con la edad, ¡sino que parece encogerse con la depresión! Eduard Punset: ¡Increíble! Peter Kramer: Y el tamaño del hipocampo, la reducción de tamaño, es proporcional al número de días que una mujer ha estado deprimida sin tratamiento. ¡Así que el número de días en los que
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somos realmente vulnerables parece ser proporcional a la pérdida de tamaño en el hipocampo! Eduard Punset: La situación actual es muy distinta a la que había, me acuerdo, cuando era un niño... mi padre trabajaba como médico de medicina general en un hospital psiquiátrico. Y, realmente, el único remedio entonces era el electroshock, y cuando nos preguntábamos qué hacía realmente el electroshock, recuerdo que los médicos me decían: «bueno, pues… las conexiones sinápticas son, pongamos, de este tipo, y tras el electroshock puede que sean de otro modo que resulte adecuado… quién sabe…» Así que realmente no lo sabíamos… Peter Kramer: ¡El electroshock es como darle una patada a la televisión cuando no funciona! [risas] Algo hace… pero resulta que el electroshock afecta todas las cosas de las que estábamos hablando… Una forma de capacidad de recuperación es (y de nuevo es un estudio nuevo de los últimos 7 u 8 años) que hemos descubierto que las personas fabrican nuevas neuronas continuamente en la edad adulta. Se solía creer que dejábamos de crear neuronas a los 2 ó 3 años de edad… Eduard Punset: ¡Es cierto! Peter Kramer: Sin duda al llegar a la adolescencia. Pero ahora sabemos que con sesenta, setenta, ochenta años estamos fabricando nuevas neuronas en el hipocampo. Y una de las cosas que los tratamientos como el Prozac, el tratamiento con electroshock, y el litio parecen tener en común es que al parecer estimulan la producción en el hipocampo de nuevas neuronas o nuevas conexiones neuronales. Y hay algunos investigadores que creen 7
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que esto es esencial, y que todos los tratamientos de los que disponemos, aunque por supuesto no son perfectos para la depresión, se basan en volver a estimular el crecimiento de conexiones en el hipocampo. Eduard Punset: Así que, sin saberlo, estábamos haciendo cosas… Peter Kramer: Bueno, algo sabíamos, ¿sabes? Sabíamos cosas aunque aún estaban alejadas. Pero creo que nos acercamos a la causa central de la depresión. No creo que la hayamos encontrado todavía, pero quizá antes estábamos a cinco o seis pasos de distancia y ahora sólo nos separan dos o tres pasos. Esto supone un progreso.
Bloque 3 Eduard Punset: Otra cosa importante es que no sólo hablamos de la incidencia de la depresión en los órganos cerebrales, en el volumen, sino también en los huesos, la sangre... ¡incluso en el sistema vascular! Es decir, los efectos parecen ser enormes… ¡estos indicadores biológicos que buscábamos parecen estar en todas partes! Peter Kramer: Me gusta decir que si hubiera una cultura que no considerara los problemas mentales como una enfermedad, que no se preocupara del sufrimiento mental, esta cultura seguiría teniendo que considerar la depresión como una enfermedad, aunque sólo fuera por los efectos en el corazón y los vasos sanguíneos. Si tienes un
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ataque al corazón, y estás deprimido tras el infarto, se trata del peor factor de riesgo individual para un nuevo ataque al corazón. ¡Peor que la insuficiencia cardíaca congestiva! ¡Es extraordinario! La gente con depresión, en función de la fase de su vida en la que sufre la depresión, tiene 2, 3, 4… a veces 5 ó 6 veces más posibilidades de padecer una cardiopatía que la gente que no padece depresión. Las mujeres deprimidas tienen menos calcio en los huesos, sus glándulas hormonales sufren anomalías… el estado de las plaquetas en la sangre difiere… y todas estas cosas apuntan en una dirección desfavorable. Eduard Punset: Está… en todas partes.
Peter Kramer: Es decir, ¡es una enfermedad como la diabetes! Una de estas enfermedades que afecta todos los órganos del cuerpo… ¡una enfermedad multisistémica! Eduard Punset: ¡Y no solamente afecta el estado de ánimo! Sabes, me ha dado la sensación de que en tu investigación y tus escritos no mencionas mucho los efectos de la sexualidad, del amor, sobre la depresión. ¿Sabemos algo sobre esto? Es decir, cuando alguien está totalmente enamorado… ¿está loco? ¿Conduce el amor a la depresión? ¿Cómo se relacionan ambos aspectos? Peter Kramer: Bueno, sí que escribo mucho sobre el amor y el afecto, tengo un libro anterior titulado: Conflictos de Pareja que trata de la historia de la noción moderna de intimidad. Pero en este libro me quería centrar realmente en los estados de la enfermedad, porque me
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parece que tenía algo concreto que exponer: como decías, ha llegado el momento de decir: «¡esto es realmente una enfermedad! ¿Qué significaría abordarlo claramente?» Sin embargo, creo que el amor es extremadamente útil, porque nos ayuda a sobreponernos. Creo que el amor salva a mucha gente de la enfermedad mental. Casi lo contrario a la idea de que el amor es una forma de enfermedad mental; me parece que el amor es una forma de bienestar para mucha gente y que resulta extremadamente protector… a veces veo que algunos de mis pacientes se salvan porque adoptan un perro y se sienten verdaderamente realizados con el inicio de una relación con una mascota, o un romance con alguien… Pero, por otro lado, creo que la gente que está desesperada, que centra todas sus esperanzas en una relación amorosa, es muy vulnerable, aunque pienso que a menudo lo hacen porque ya eran muy vulnerables desde el principio… Eduard Punset: Claro Peter Kramer: Sin embargo, sufrir una pérdida grave, y sobre este tema escribo por supuesto a menudo, especialmente sufrir una pérdida humillante, parece ser una fuente de estrés muy concreta que nos conduce a la depresión. No sabemos llevar muy bien el abandono y la humillación así que, al parecer, la combinación de ambas cosas es un desencadenante de estrés que efectivamente nos conduce a la depresión.
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NOTICIAS El gen de la depresión El desorden bipolar es un trastorno afectivo cada vez más presente en la población. Si bien se sabe que es un mal funcionamiento de los componentes químicos y eléctricos del cerebro, un equipo de investigadores ingleses ha descubierto el gen responsable de este desorden. Se trata del FAT, un gen que permite la síntesis de una proteína, encargada de conectar las células del cerebro. Cuando una persona tiene una forma particular de este gen, sufre doble riesgo de desarrollar la enfermedad. Uno de los medicamentos que se receta como regulador emocional es el litio. Aunque el conocimiento de su capacidad curativa es aun desconocido, lo que si se sabe es que tiene muchos efectos secundarios, como tembleque o ganancia de peso corporal. Pero la investigación no ha hecho más que empezar. Ahora los especialistas intentan conocer mejor el mecanismo genético de este trastorno. Con este nuevo avance, se pretende desarrollar mejores medicamentos sin sufrir los negativos efectos secundarios del litio.
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