Prueba Contexto 1ro Narracion.doc

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  • Words: 4,235
  • Pages: 10
NOTA

PRUEBA DE: LENGUAJE Y COMUNICACION TEMA: Género Narrativo

FECHA 17 de Abril 2018

THE PACIFIC SCHOOL DEPARTAMENTO DE LENGUAJE Y COMUNICACION DOCENTE: EVELYN VIDAL ARANEDA

NOMBRE:

CURSO:1ro medio A

CONTENIDO: Comprensión lectora , personajes, contexto

INDICADOR:

I.

FILA:

Pje Ideal: 35 puntos

Pje Corte: 21 puntos

Pje Obtenido:

Analizar, identificar, interpretar, comprender.

COMPRENSIÓN DE LECTURA. Contesta cada pregunta marcando solo una alternativa como correcta. (2 puntos cada una) IMAGINACIÓN Y DESTINO

1. En la calurosa tarde de verano un hombre descansa acostado, viendo el cielo, bajo un árbol; una manzana cae sobre su cabeza; tiene imaginación, se va a su casa y escribe la Oda a Eva. 2.En la calurosa tarde de verano un hombre descansa acostado, viendo el cielo, bajo un árbol; una manzana cae sobre su cabeza; tiene imaginación, se va a su casa y establece la Ley de la Gravitación Universal. 3. En la calurosa tarde de verano un hombre descansa acostado solo, viendo el cielo, bajo u n árbol; una manzana cae sobre su cabeza; tiene imaginación, observa que el árbol no es un manzano sino una encina y descubre, oculto entre las ramas, al muchacho travieso del pueblo que se entretiene arrojando manzanas a los señores que descansan bajo los árboles, viendo el cielo, en las calurosas tardes de verano. Augusto Monterroso, fragmento.

1. Los párrafos 1 y 2 tienen en común: A. La frondosidad del árbol. B. La inteligencia y la paciencia de los personajes. C. El cansancio ocasionado por el excesivo calor. D) La manzana como fuente de estimulación. E) La importancia de los trabajos realizados por el hombre.

2. Una característica del emisor del texto reside en que es: A. Escéptico. B. Incrédulo. C. Irónico. D. Reiterativo. E. Realista.

3. ¿Qué diferencia al hombre del párrafo 3, de los hombres del párrafo 1 y 2? a) Su capacidad de entender al niño travieso. b) La tolerancia. c) Sus conocimientos científicos. d) Sus conocimientos agrícolas. e) Su capacidad de observar.

4. Cuando un personaje es un recurso que permite entrabar o coordinar el desarrollo del acontecer y es su función exclusiva, se llama: A. principal. B. estático. C. secundario. D. episódico E. ninguna de las anteriores Lee el siguiente texto y responde las preguntas 5 a 13 “Los tres anillos” Años atrás vivió un hombre llamado Saladino, cuyo valor era tan grande que llegó a sultán de Babilonia y alcanzó muchas victorias sobre los reyes sarracenos y cristianos. Habiendo gastado todo su tesoro en diversas guerras y en sus incomparables magnificencias, y como le hacía falta, para un compromiso que le había sobrevenido, una fuerte suma de dinero, y no veía de dónde lo podía sacar tan pronto como lo necesitaba, le vino a la memoria un acaudalado judío llamado Melquisedec, que prestaba con usura en Alejandría, y creyó que este hallaría el modo de servirle, si accedía a ello; mas era tan avaro, que por su propia voluntad jamás lo habría hecho, y el sultán no quería emplear la fuerza; por lo que, apremiado por la necesidad y decidido a encontrar la manera de que el judío le sirviese, resolvió hacerle una consulta que tuviese las apariencias de razonable. Y habiéndolo mandado llamar, lo recibió con familiaridad y lo hizo sentar a su lado, y después le dijo: Buen hombre, a muchos he oído decir que eres muy sabio y muy versado en el conocimiento de las cosas de Dios, por lo que me gustaría que me dijeras cuál de las tres religiones consideras que es la verdadera: la judía, la mahometana o la cristiana. El judío, que verdaderamente era sabio, comprendió de sobra que Saladino trataba de atraparlo en sus propias palabras para hacerle alguna petición, y discurrió que no podía alabar a una de las religiones más que a las otras si no quería que Saladino consiguiera lo que se proponía. Por lo que, aguzando el ingenio, se le ocurrió lo que debía contestar y dijo: —Señor, intrincada es la pregunta que me haces, y para poderte expresar mi modo de pensar, me veo en el caso de contarte la historia que vas a oír. Si no me equivoco, recuerdo haber oído decir muchas veces que en otro tiempo hubo un gran y rico hombre que entre otras joyas de gran valor que formaban parte de su tesoro, poseía un anillo hermosísimo y valioso, y que queriendo hacerlo venerar y dejarlo a perpetuidad a sus descendientes por su valor y por su belleza, ordenó que aquel de sus hijos en cuyo poder, por legado suyo, se encontrase dicho anillo, fuera reconocido como su heredero, y debiera ser venerado y respetado por todos los demás como el mayor. El hijo a quien fue legada la sortija mantuvo semejante orden entre sus descendientes, haciendo lo que había hecho su antecesor, y en resumen: aquel anillo pasó de mano en mano a muchos sucesores, llegando por último al poder de

uno que tenía tres hijos bellos y virtuosos y muy obedientes a su padre, por lo que este los amaba a los tres de igual manera. Y los jóvenes, que sabían la costumbre del anillo, deseoso cada uno de ellos de ser el honrado entre los tres, por separado y como mejor sabían, rogaban al padre, que era ya viejo, que a su muerte les dejase aquel anillo. El buen hombre, que de igual manera los quería a los tres y no acertaba a decidirse sobre cuál de ellos sería el elegido, pensó en dejarlos contentos, puesto que a cada uno se lo había prometido, y secretamente encargó a un buen maestro que hiciera otros dos anillos tan parecidos al primero que ni él mismo, que los había mandado hacer, conociese cuál era el verdadero. Y llegada la hora de su muerte, entregó secretamente un anillo a cada uno de los hijos, quienes después que el padre hubo fallecido, al querer separadamente tomar posesión de la herencia y el honor, cada uno de ellos sacó su anillo como prueba del derecho que razonablemente lo asistía. Y al hallar los anillos tan semejantes entre sí, no fue posible conocer quién era el verdadero heredero de su padre, cuestión que sigue pendiente todavía. Y esto mismo te digo, señor, sobre las tres leyes dadas por Dios Padre a los tres pueblos que son el objeto de tu pregunta: cada uno cree tener su herencia, su verdadera ley y sus mandamientos; pero en esto, como en lo de los anillos, todavía está pendiente la cuestión de quién la tenga. Saladino conoció que el judío había sabido librarse astutamente del lazo que le había tendido, y, por lo tanto, resolvió confiarle su necesidad y ver si le quería servir; así lo hizo, y le confesó lo que había pensado hacer si él no le hubiese contestado tan discretamente como lo había hecho. El judío entregó generosamente toda la suma que el sultán le pidió, y este, después, lo satisfizo por entero, lo cubrió de valiosos regalos y desde entonces lo tuvo por un amigo al que conservó junto a él y lo colmó de honores y distinciones. Giovanni Boccaccio, El Decamerón. Barcelona: Círculo de Lectores, 1965. 5. A. B. C. D. E.

¿Qué relación se observa entre el primer y el último párrafo? El primero presenta la compleja situación de un personaje; el último, cómo esta se resuelve. El primero presenta el ambiente del relato; el último, cómo evoluciona el personaje principal. El primero presenta al personaje secundario; el último, el ingenio del personaje principal. El primero presenta al narrador del relato; el último, a un narrador secundario. ninguna de las anteriores

6. A. B. C. D. E.

Según lo leído, ¿cuál podría ser una característica psicológica de Melquisedec? Simpático. Irresponsable. Inteligente. Ingenioso. ninguna de las anteriores

7. A. B. C. D. E.

A partir del primer párrafo, ¿cómo se puede caracterizar a Saladino? Astuto. Egoísta. Sinvergüenza. Valiente. ninguna de las anteriores

8. A. B. C. D. E.

De acuerdo a la lectura, ¿cuál es la religión verdadera? La judía. La cristiana. La mahometana. Las tres mencionadas. ninguna de las anteriores

9. A. B. C. D. E.

¿Por qué el padre manda a hacer dos anillos iguales al original? Porque sometería a prueba a los hijos. Porque amaba a sus tres hijos por igual. Porque quería quedarse con el verdadero. Porque deseaba conservar una buena réplica. ninguna de las anteriores

10. A. B. C. D. E.

¿Quién es el protagonista del relato? Un rey sarraceno. Un acaudalado judío. El sultán de Babilonia. El dueño de un anillo valiosísimo. ninguna de las anteriores

11. A. B. C. D. E.

¿Cuál es el tema literario del relato? La usura. La justicia. La mentira. La amistad. ninguna de las anteriores

12. A. B. C. D. E.

¿Cuál de los siguientes fragmentos alude al espacio social del relato? “Por lo que, aguzando el ingenio, se le ocurrió lo que debía contestar […]”. “[…] cada uno cree tener su herencia, su verdadera ley y sus mandamientos […]”. “Y habiéndolo mandado llamar, lo recibió con familiaridad y lo hizo sentar a su lado […]”. “El hijo a quien fue legada la sortija mantuvo semejante orden entre sus descendientes […]”. ninguna de las anteriores

13. A. B. C. D. E.

¿Qué función cumple la historia que cuenta Melquisedec en el relato? Enseñar una lección al sultán Saladino. Ilustrar el pensamiento de la época. Explicar la inteligencia del prestamista. Ejemplificar la situación de ambos personajes. ninguna de las anteriores

II.

PREGUNTA ABIERTA: Responde las siguientes preguntas, en base a los contenidos vistos en clase. (3 puntos cada una)

1. Defina, con sus palabras el concepto de Personaje Dinámico ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ 2. ¿Por qué es importante considerar el contexto de producción en una obra narrativa? ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ 3. Escriba un ejemplo de personaje estático. ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ _______________________________________________________________________________________________ _______________________________________________________________________________________

NOTA

PRUEBA DE: LENGUAJE Y COMUNICACION TEMA: Género Narrativo

FECHA 17 de Abril 2018

THE PACIFIC SCHOOL DEPARTAMENTO DE LENGUAJE Y COMUNICACION DOCENTE: EVELYN VIDAL ARANEDA

NOMBRE:

CURSO:1ro medio A

CONTENIDO: Comprensión lectora , personajes, contexto

INDICADOR:

I.

FILA:

Pje Ideal: 35 puntos

Pje Corte: 21 puntos

Pje Obtenido:

Analizar, identificar, interpretar, comprender.

COMPRENSIÓN DE LECTURA. Contesta cada pregunta marcando solo una alternativa como correcta. (2 puntos cada una)

Martin Rivas (fragmento) Tomó su sombrero y bajó a la calle. El deseo de conocer la población, el movimiento de esta, le volvieron la tranquilidad. Además, deseaba comprar algunos libros y preguntó por una librería al primero que encontró al paso. Dirigiéndose por las indicaciones que acababa de recibir, Martín llegó a la Plaza de Armas. En 1850, la pila de la plaza no estaba rodeada de un hermoso jardín como en el día, ni presentaba al transeúnte que se detenía a mirarla más asiento que su borde de losa, ocupado siempre en la noche por gente del pueblo. Entre estos se veían grupos de artesanos de zapatería que ofrecían un par de botines o de botas a todo el que por allí pasaba a esas horas. Martín, llevado de la curiosidad de ver la pila, se dirigió de la esquina de la calle de las Monjitas, en donde se había detenido a contemplar la plaza, por el medio de ella. Al llegar a la pila y cuando fijaba la vista en las figuras de mármol que la coronan, un hombre se acercó a él diciéndole: -Un par de botines de charol, patrón. Pensó que con un par de botines de charol haría mejor figura en la elegante familia que le admitía en su seno: era joven, y no se asustó, con esta consideración, ante la escasez de su bolsillo. Detúvose mirando al hombre que le acababa de dirigir la palabra, y este, que ya se retiraba, volvió al instante hacia él -A ver los botines, dijo Martín. -Aquí están, patroncito, contesto el hombre, mostrándole el calzado cuyos reflejos acabaron de acallar los escrúpulos del joven. 1.

¿Qué opción contiene información que NO se puede inferir del fragmento leído? a) Martín alojaba en casa de una familia adinerada. b) El joven no conocía la Plaza de Armas. c) El artesano deseaba estafar a Martín. d) El joven llevaba escaso dinero. e) Ninguna de las anteriores.

2.

¿Qué función cumple el segundo párrafo del fragmento? a) Exponer detalles del oficio de los vendedores de aquella época. b) Describir aspectos característicos de la Plaza de Armas en 1850. c) Cuestionar la pobreza que existía en nuestro país a mediados del siglo XIX. d) Criticar la actitud de los personajes de aquella época en nuestro país. e) Ninguna de las anteriores.

LA RAMA SECA Apenas tenía seis años y aún no la llevaban al campo. Era por el tiempo de la siega, con un calor grande, abrasador, sobre los senderos. La dejaban en casa, cerrada con llave, y le decían: —Que seas buena, que no alborotes: y si algo te pasara, asómate a la ventana y llama a doña Clementina. Ella decía que sí con la cabeza. Pero nunca le ocurría nada, y se pasaba el día sentada al borde de la ventana, jugando con “Pipa”. Doña Clementina la veía desde el huertecillo. Sus casas estaban pegadas la una a la otra, aunque la de doña Clementina era mucho más grande, y tenía, además, un huerto con un peral y dos ciruelos. Al otro lado del muro se abría el ventanuco tras el cual la niña se sentaba siempre. A veces, doña Clementina levantaba los ojos de su costura y la miraba. — ¿Qué haces, niña? La niña tenía la carita delgada, pálida, entre las flacas trenzas de un negro mate. —Juego con “Pipa” —decía. Doña Clementina seguía cosiendo y no volvía a pensar en la niña. Luego, poco a poco, fue escuchando aquel raro parloteo que le llegaba de lo alto, a través de las ramas del peral. En su ventana, la pequeña de los Mediavilla se pasaba el día hablando, al parecer, con alguien. — ¿Con quién hablas, tú? —Con “Pipa”. Un día, por fin, se enteró de quién era “Pipa”. —La muñeca —explicó la niña. —Enséñamela... La niña levantó en su mano terrosa un objeto que doña Clementina no podía ver claramente. —No la veo, hija. Échamela... La niña vaciló. —Pero luego, ¿me la devolverá? —Claro está... La niña le echó a “Pipa” y doña Clementina, cuando la tuvo en sus manos, se quedó pensativa. “Pipa” era simplemente una ramita seca envuelta en un trozo de percal sujeto con un cordel. Le dio la vuelta entre los dedos y miró con cierta tristeza hacia la ventana. La niña la observaba con ojos impacientes y extendía las dos manos. — ¿Me la echa, doña Clementina...? Doña Clementina se levantó de la silla y arrojó de nuevo a “Pipa” hacia la ventana. “Pipa” pasó sobre la cabeza de la niña y entró en la oscuridad de la casa. La cabeza de la niña desapareció y al cabo de un rato asomó de nuevo, embebida en su juego. Desde aquel día doña Clementina empezó a escucharla. La niña hablaba infatigablemente con “Pipa”. —”Pipa”, no tengas miedo, estate quieta. ¡Ay, “Pipa”, cómo me miras! Cogeré un palo grande y le romperé la cabeza al lobo. No tengas miedo, “Pipa”... Siéntate, estate quietecita, te voy a contar, el lobo está ahora escondido en la montaña... La niña hablaba con “Pipa” del lobo, del hombre mendigo con su saco lleno de gatos muertos, del horno del pan, de la comida. Cuando llegaba la hora de comer la niña cogía el plato que su madre le dejó tapado, al arrimo de las ascuas. Lo llevaba a la ventana y comía despacito, con su cuchara de hueso. Tenía a “Pipa” en las rodillas, y la hacía participar de su comida. —Abre la boca, “Pipa”, que pareces tonta... Doña Clementina la oía en silencio. La escuchaba, bebía cada una de sus palabras. Igual que escuchaba al viento sobre la hierba y entre las ramas, la algarabía de los pájaros y el rumor de la acequia. Un día, la niña dejó de asomarse a la ventana. Doña Clementina le preguntó a la mujer Mediavilla: — ¿Y la pequeña? —Ay, está delicá, sabe usted. El doctor dice que le dieron las fiebres de Malta. —No sabía nada... —Sí —continuó explicando la Mediavilla—. Se conoce que algún día debí dejarme la leche sin hervir... ¿sabe usted? ¡Tiene una tanto que hacer! Ya ve usted, ahora, en tanto se reponga, he de privarme de los brazos de Pascualín. Pascualín tenía doce años y quedaba durante el día al cuidado de la niña. En realidad, Pascualín salía a la calle o se iba a robar fruta al huerto vecino, al del cura o al del alcalde. A veces, doña Clementina oía la voz de la niña que llamaba. Un día se decidió a ir. La casa era angosta, maloliente y oscura. Junto al establo nacía una escalera, en la que se acostaban las gallinas. Subió, pisando con cuidado los escalones apolillados que crujían bajo su peso. La niña la debió oír, porque gritó: — ¡Pascualín! ¡Pascualín! Entró en una estancia muy pequeña, a donde la claridad llegaba apenas por un ventanuco alargado. Afuera, al otro lado, debían moverse las ramas de algún árbol, porque la luz era de un verde fresco y encendido, extraño como un sueño en la oscuridad. El fajo de luz verde venía a dar contra la cabecera de la cama de hierro en que estaba la niña. Al verla, abrió más sus párpados entornados. —Hola, pequeña —dijo doña Clementina—. ¿Qué tal estás?

La niña empezó a llorar de un modo suave y silencioso. Doña Clementina se agachó y contempló su carita amarillenta, entre las trenzas negras. —Sabe usted —dijo la niña—, Pascualín es malo. Es un bruto. Dígale usted que me devuelva a “Pipa”, que me aburro sin “Pipa”... Seguía llorando. Doña Clementina no estaba acostumbrada a hablar a los niños, y algo extraño agarrotaba su garganta y su corazón. Salió de allí, en silencio, y buscó a Pascualín. Estaba sentado en la calle, con la espalda apoyada en el muro de la casa. Iba descalzo y sus piernas morenas, desnudas, brillaban al sol como dos piezas de cobre. —Pascualín —dijo doña Clementina. El muchacho levantó hacia ella sus ojos desconfiados. Tenía las pupilas grises y muy juntas y el cabello le crecía abundante como a una muchacha, por encima de las orejas. —Pascualín, ¿qué hiciste de la muñeca de tu hermana? Devuélvesela. Pascualín lanzó una blasfemia y se levantó. —¡Anda! ¡La muñeca dice! ¡Aviaos estamos! Dio media vuelta y se fue hacia la casa, murmurando. Al día siguiente, doña Clementina volvió a visitar a la niña. En cuanto la vio, como si se tratara de una cómplice, la pequeña le habló de “Pipa”: —Que me traiga a “Pipa”, dígaselo usted, que la traiga... El llanto levantaba el pecho de la niña, le llenaba la cara de lágrimas, que caían despacio hasta la manta. —Yo te voy a traer una muñeca, no llores. A las seis de la mañana doña Clementina tomó el auto de línea, y a las once bajó en Fuenmayor. En Fuenmayor había tiendas, mercado, y un gran bazar llamado “El Ideal”. Doña Clementina llevaba sus pequeños ahorros envueltos en un pañuelo de seda. En “El Ideal” compró una muñeca de cabello crespo y ojos redondos y fijos, que le pareció muy hermosa. “La pequeña va a alegrarse de veras”, pensó. Le costó más cara de lo que imaginaba, pero pagó de buena gana. Anochecía ya cuando llegó a la aldea. Subió la escalera y, algo avergonzada de sí misma, notó que su corazón latía fuerte. La mujer Mediavilla estaba ya en casa, preparando la cena. En cuanto la vio alzó las dos manos. —¡Ay, usté, doña Clementina! ¡Válgame Dios, ya disimulará en qué trazas la recibo! ¡Quién iba a pensar...! Cortó sus exclamaciones. —Venía a ver a la pequeña, le traigo un juguete... Muda de asombro la Mediavilla la hizo pasar. —Ay, cuitada, y mira quién viene a verte... La niña levantó la cabeza de la almohada. La llama de un candil de aceite, clavado en la pared, temblaba, amarilla. —Mira lo que te traigo: te traigo otra “Pipa”, mucho más bonita. Abrió la caja y la muñeca apareció, rubia y extraña. Los ojos negros de la niña estaban llenos de una luz nueva, que casi embellecía su carita fea. Una sonrisa se le iniciaba, que se enfrió en seguida a la vista de la muñeca. Dejó caer de nuevo la cabeza en la almohada y empezó a llorar despacio y silenciosamente, como acostumbraba. —No es “Pipa” —dijo—. No es “Pipa”. La madre empezó a chillar: — ¡Habráse visto la tonta! ¡Habráse visto, la desagradecida! ¡Ay, por Dios, doña Clementina, no se lo tenga usted en cuenta, que esta moza nos ha salido retrasada...! Doña Clementina parpadeó. (Todos en el pueblo sabían que era una mujer tímida y solitaria, y le tenían cierta compasión). —No importa, mujer —dijo, con una pálida sonrisa—. No importa. Salió. La mujer Mediavilla cogió la muñeca entre sus manos rudas, como si se tratara de una flor. — ¡Ay, madre, y qué cosa más preciosa! ¡Habrase visto la tonta esta...! Al día siguiente doña Clementina recogió del huerto una ramita seca y la envolvió en un retal. Subió a ver a la niña: —Te traigo a tu “Pipa”. La niña levantó la cabeza con la viveza del día anterior. De nuevo, la tristeza subió a sus ojos oscuros. —No es “Pipa”. Día a día, doña Clementina confeccionó “Pipa” tras “Pipa”, sin ningún resultado. Una gran tristeza la llenaba. Apenas iniciado el otoño, la niña murió. Doña Clementina sintió un pesar grande, allí dentro, donde un día le naciera tan tierna curiosidad por “Pipa” y su pequeña madre. Fue a la primavera siguiente, ya en pleno deshielo, cuando una mañana, rebuscando en la tierra, bajo los ciruelos, apareció la ramita seca, envuelta en su pedazo de percal. Estaba quemada por la nieve, quebradiza, y el color rojo de la tela se había vuelto de un rosa desvaído. Doña Clementina tomó a “Pipa” entre sus dedos, la levantó con respeto y la miró, bajo los rayos pálidos del sol. —Verdaderamente —se dijo—. ¡Cuánta razón tenía la pequeña! ¡Qué cara tan hermosa y triste tiene esta muñeca! Ana María Matute, en Historias de la Artamila. Barcelona: Ediciones Destino, 1961.

3.

¿Quién era Clementina? a) La madre de la niña. b) La vecina de la niña. c) La muñeca de la niña. d) La cuidadora de la niña. e) Ninguna de las anteriores.

4.

¿Qué tipo de personaje es Clementina? a) Plano b) Protagonista c) Secundario d) Incidental e) Ninguna de las anteriores.

5.

¿Cómo era Pascualín con la niña? a) Gruñón. b) Insistente. c) Molestoso. d) Indiferente. e) Ninguna de las anteriores.

6.

¿Dónde suceden los hechos narrados? a) En su casa b) En el campo c) En su habitación d) No se especifica. e) Ninguna de las anteriores.

7.

¿Por qué la niña no quiso la muñeca que le llevó doña Clementina? a) Porque tenía el pelo crespo. b) Porque para ella “Pipa” era especial. c) Porque a su mamá no le pareció bien. d) Porque tenía los ojos redondos y fijos. e) Ninguna de las anteriores.

8.

¿De qué manera la pérdida de la muñeca influyó en que muriera la niña? a) En que se entristeció mucho. b) En que se agotó de tanto buscarla. c) En que se aburrió de pelear con Pascualín. d) En que se despreocupó de su enfermedad. e) Ninguna de las anteriores

9.

¿Cuál sería otro título adecuado para este relato? a) La muñeca. b) La niña enferma. c) La niña y su vecina. d) La niña que sufría por dentro. e) Ninguna de las anteriores.

10. Según la lectura del texto, ¿qué palabra caracteriza psicológicamente a la niña? a) Astuta. d) Desconfiada. b) Tímida. e) Ninguna de las anteriores. c) Miedosa.

11. ¿Qué se puede inferir de las palabras de la señora Mediavilla? a) Que es una persona sin trabajo y simple. b) Que es una mujer humilde y sin educación. c) Que es una señora desinteresada y honrada. d) Que es una madre preocupada y amante de sus hijos. e) Ninguna de las anteriores. 12. ¿Qué función cumple la información entre paréntesis en el fragmento subrayado? a) Intenta reforzar la idea de que la mujer es una persona alejada de la sociedad. b) Pretende explicar por qué la gente del pueblo tiene esa apreciación de Clementina. c) Explica por qué el personaje insistió en hacer creer a la niña que esa era su muñeca. d) Ayuda a entender que Clementina se siente identificada con la niña porque se parecen. e) Ninguna de las anteriores.

“Las hermanas de Bernardino eran unas mujeres altas, fuertes y muy morenas. Vestían a la moda antigua y se peinaban con moños levantados, como roscas de azúcar, en lo alto de la cabeza”. 13. De acuerdo a la descripción anterior, ¿cómo serán psicológicamente estas mujeres? a) Autoritarias. b) Sensibles. c) Irritables. d) Amables. e) Ninguna de las anteriores. II.

1.

PREGUNTA ABIERTA: Responde las siguientes preguntas, en base a los contenidos vistos en clase. (3 puntos cada una) Defina, con sus palabras el concepto de Personaje esférico

____________________________________________________________________________________________________ __________________________________________________________________________________ 2.

¿Por qué es importante considerar el contexto de producción en una obra narrativa?

____________________________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________________ 3.

Escriba un ejemplo de personaje principal.

____________________________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________________ __________________________________________________________________________________________________

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