Profetas Y Juicio Hoy (vii)

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Profetas y Juicio hoy (VII). “Si en el Espiritu se invoca el nombre de Dios, Él se hace presente”.-

“¿Porqué recibir a Cristo si no quieras ser más como Cristo? ¿Por qué llamarte cristiano si no tienes interés en tratar de vivir el Evangelio?” Dorothy Day. “Por las palabras sin hechos seréis juzgados.” Jesús de Nazaret. “Demasiados halagos te hacen sentir que debes estar haciendo algo terriblemente mal.” Dorothy Day.

Ramon Alcoberro, en web filosofía y pensament: Cristiandad difunta: la que ha muerto por connivencia con el poder del mundo, por olvidar la profecía, por desatender el sentido de la parábola del buen samaritano. Para Mounier es esencial comprender que no hay dos historias, “sagrada” una y “profana” la otra, sino que la Iglesia debe optar por lo que denomina “sobrenaturalismo histórico”. En sus propias palabras: «La tierra ya no puede organizarse fuera de la fe como la fe no puede desarrollarse sin las fuerzas de la tierra». Olvidarlo lleva a «renunciar a la unidad interior de la visión cristiana».

De art.“La buena conciencia” por J.A. Fernández, en Rev. Acontecimiento 89, del Intº Mounier: Y es que la buena conciencia está en el origen, no solamente de conductas individualmente inaceptables, sino de todos los males que ha padecido la humanidad. Necesitamos justificar ante los demás y nosotros mismos nuestras acciones u omisiones, y sin embargo, qué poco hemos reflexionado sobre ella. El mal de nuestro tiempo es éste: no asumir nuestras responsabilidades ante los demás. Hemos ido arrinconando a Dios que nos pregunta ¿dónde está tu hermano?, hemos ido desprestigiando la razón profética por incomodadora acusándola de iluminada e incluso hemos acabado considerando a los demás como nuestros enemigos, ya que “el infierno son los otros”. Nos hemos quedado solos con nuestra buena conciencia a descansar, a dormir el eterno descanso de los satisfechos. Darnos cuenta erróneamente de la realidad no es ser consciente, sino todo lo contrario. Si hay algo que nos diferencia de los animales es la conciencia. Actuamos sabiendo que lo hacemos, luego nuestra conducta es responsable ante los demás. También de lo que no hacemos y también de lo que decimos. La toma de conciencia de nuestra responsabilidad ante el prójimo es la única manera de ser consciente, de tener conciencia, y ésta es la buena conciencia.

H.Catholic Worker Sep-Oct 2008, “Dorothy Day: una santa radical” por R. Ellsberg; y Jim Forest: Ella describe su primera infancia encontrándose con la vida de los santos y sus caridades con los débiles, “pero había otra cuestión en mi mente, ¿por qué se hacía tanto remediando males en vez de evitarlos antes? ¿Dónde estaban los santos intentando cambiar el orden social, no sólo atendiendo a los oprimidos, sino repeliendo a la opresión?” En el lado de su consistente testimonio pacifista ella fue acusada de ser débil, irrelevante, loca. Ella admitió esos cargos: “Nosotros confesamos estar locos y deseamos serlo más aún”. Muchos le llamaban a ella santa: ello era otro problema. “Cuando te llaman a ti santa, ello significa básicamente que tú no estás siendo tomada seriamente”. Ello implicaba que lo que hubiese sido decisiones difíciles para otros debe haber sido fácil para ella. Ninguno sabía tanto como ella cómo tuvo que pagar por su vocación: “ningunas revoluciones ni creencias se han ganado sin tener sufrimiento. Para mí Cristo no fue comprado por treinta monedas de plata, si no por la sangre de mi corazón. Nosotros no compramos barato en este mercado”. Ella sintió que aquellos que pensaban de ella como una santa viviente si la hubieran conocido mejor, ellos nunca hubieran visto tan rápido una aureola sobre su cabeza. Aunque en aquellos tiempos yo no tenía claro que se omitiese de su biografía, me di cuenta que ella sentía que había engañado a la gente al excluir aspectos de su pasado sobre los que tenía profunda vergüenza. El evento más doloroso, que eventualmente aprendí, fue el aborto de su primer hijo cuando tenía veintitantos años. “No me llamen una santa. No quiero que me desechen tan fácilmente.” Principalmente ese texto atrae nuestra atención al problema, que la canonización siempre ha funcionado como un modo de distanciarnos a nosotros mismos de los que siguen a Cristo demasiado sinceramente. Nos sentimos menos amenazados si podemos ver a esa gente en una carrera aparte, casi sin ninguna conexión a los seres humanos normales. Quisiéramos pensar que los santos poseen un raro tipo de ADN que el resto de nosotros. (…)Una antología de los escritos del periódico Catholic Worker, leímos a través de 35 años, aprox. 400 en total. La primera plana que más me impresionó fue como un encabezado de pancarta (el tipo audaz, en extremo exagerado), sensacionalista, todo en mayúsculas lo que en un periódico convencional se utilizaría sólo para el asesinato de un presidente, o una declaración de guerra, y que decía: “TODOS ESTAMOS LLAMADOS A SER SANTOS”. Muchos santos han sido despojados de gran parte de su humanidad, por escritores sobre sus vidas con buenas intenciones que eran más escritores creativos que historiadores. (..) Por los motivos más piadosos, los santos han

sido hechos como una raza remota de gente que están muchos menos sujetas a las tentaciones en que Jesús estuvo, gente capaz de realizar milagros que hacen parecer a los milagros de los Evangelios como logros menores. Del santo se piensa a menudo como alguien que nunca tuvo un momento de duda y nunca pecó desde la infancia hasta la tumba. Si algún dia Dorothy es añadida al calendario de la Iglesia, un beneficio sería que tendremos una santa cuyos pecados y defectos serían difíciles de borrar. (..) realmente lleva testimonio de la posibilidad de gente con faltas, con pasados que los avergüencen, pero no obstante nunca dándose por vencidos, en sus esfuerzos tropezando en su dirección general del Reino de Dios. Ella no esperaba que grandes cosas ocurrieran tras la noche. Conocía la lenta paz por la que los cambios y la nueva vida vendrían, “es poco a poco” que somos salvos. Cualquier acto de amor podía contribuir al balance del amor en el mundo, cualquier sufrimiento tomado en amor podría aliviar la carga de los demás. (…) Dorothy hablaba de lo esencial que es que aceptemos nuestras limitaciones humanas y de no esforzarnos hasta el punto de ruptura. (…) un periodista le preguntó a Dorothy si ella pensaba que el Catholic Worker la sobreviviría a ella cuando muriera. “¿Por qué no? ¡Ya ha sobrevivido más de 40 años conmigo!” En nuestro primer contacto (…) cuando el momento llegó, todo lo que pude expresar fue: “¿Cómo reconcilia usted el catolicismo y el anarquismo?” Ella me miró con una expresión confundida y dijo, “Nunca ha sido un problema para mí.” (…) ¿Te gusta pensar en ti mismo como un anarquista? Hay mucho en Dorothy para animarte en el camino, pues ella consistentemente se llamaba a sí misma anarquista. La palabra tiene raíces griegas, me explicó un día. Un anarquista es una persona sin rey. Me dijo ella que tener a Jesucristo como al rey de uno era suficiente desafío, y que su reino no era de este mundo. No estaba muy interesada en política. Yo no la recuerdo expresando fuertes puntos de vista sobre presidentes. Recuerdo cómo ella cubría las paredes de su habitación en Maryhouse con postales: iconos y pinturas, pero también fotos de la naturaleza, bosques, océano, icebergs. Una vez cuando yo estaba en los calabozos me envió una de ellas (..) con su inscripción y decía “Espero que esto te refresque y que no te atormente.” Le encantaba citar la frase de Dostoevsky: “El mundo será salvado por la belleza.” Pero para toda la tristeza y sufrimiento a su alrededor, ella siempre tenía una mirada para la trascendencia. Había siempre momentos cuando era posible ver desde debajo de la superficie. “¡Mira tú ese árbol!” solía decir. O podía ser un acto de bondad, o una ópera en la radio, o unas parras escalando por la salida de incendios en medio de un suburbio. Pero si hay una categoría que particularmente asocio a Dorothy es la gratitud. Ella fue tan agradecida y feliz con el nacimiento de su hija (en su juventud atea abortó coaccionada) que pronto le cambió su corazón hacia Dios: “ninguna criatura humana pudo recibir o tener tal marea de amor y

disfrutar, como yo a menudo me sentí, después del nacimiento de mi niña. En ello me vino la necesidad de venerar, de adorar.” Fue esta gratitud la que le condujo a su decisión de tener a su hija bautizada y a entrar activamente en la Iglesia Católica. (..) si no hubiera nacido Tamar, yo dudo que hubiéramos oído de Dorothy Day, ni de la existencia del Catholic Worker. Pero su gratitud y amor por la Iglesia no la movió de su actitud por sus pecados y fallos. Ella constantemente juzgaba a la Iglesia, en la cual se incluía, por medio de la imagen de su fundador, rezando por el perdón y el espíritu de conversión. Mientras ella era testigo o participante de muchos de los grandes movimientos sociales y eclesiales de su tiempo, sus diarios son un recuerdo de que la mayoría de la vida está ocupada de actividades ordinarias y ocupaciones. (..) estaba convencida que la vida cotidiana era realmente el campo verdadero de la santidad. (…) Ella también sentía que, debido a las exigencias de liderar el Catholic Worker, ella a veces había fallado en ser la buena madre que ella quería ser. (…) Y también viajaba a Vermont para estar con Tamar y sus nueve nietos. Yo dudo que nada le interesara más a Dorothy que ir a ayudar a Tamar y ser una presencia en las vidas de los nietos. Dorothy tituló la historia de su conversión como “La larga soledad”. “Yo la había tenido sintiéndome completamente sola… Un tiempo en el que la memoria y el entendimiento le fallan a uno completamente y sólo la voluntad permanece, entonces me siento dura y rígida, y al mismo tiempo lista para sentarme como una tranquila loca y lagrimar mis ojos.” La confesión fue extremadamente importante para Dorothy. (..) ellaescribe sobre el duro trabajo que es ir a la confesión, “duro cuando tienes pecados que confesar, duro cuando no los tienes… exploras tu cerebro aun por los inicios de tus pecados contra la caridad, castidad, pecados de distracción, pereza o glotonería. No quieres hacer mucho de tus constantes imperfecciones y pecados veniales, pero sí, quieres sacarlos a la luz del día como el primer paso para librarte de ellos. Noté que los pecados en contra de la caridad están al principio de su lista. La confesión era para Dorothy un medio de superar el sentido de que uno está peleando por una batalla perdida. Ella no se detuvo de expresar, en palabra y por escrito, sus muchas decepciones en algunas de las declaraciones y acciones de los papas, obispos, sacerdotes, y otros prójimos católicos, por no mencionar a cristianos en otras iglesias. Ella a menudo repetía una cita de Guardini acerca de la Iglesia como “la cruz sobre la que se había crucificado a Cristo”. La escandalizaba que tantos cristianos, incluyendo a muchos grandes pastores, que se habían acomodado muy confortablemente en casa en medio de un mundo de violencia e injusticia, un mundo de tantos abandonados, gente quebrada. Entre las fotografías de Dorothy, podrás encontrarla de piquetera de sindicato con los enterradores de la Archidiócesis de New York cuando se declararon en huelga. (..) sus exitosos

esfuerzos para construir relaciones positivas con el Cardenal Spellman y muchos otros obispos políticamente conservadores. (..) me recordó una vez, “Sólo recuerda que no tenemos que salvar a la Iglesia, es la Iglesia la que nos salva”. Como Peter Maurin, su idea principal para reformar la Iglesia era simplemente vivir en ejemplo. (…) “yo estaba tratando de ser una sirviente leal a la Iglesia que Jesús había fundado”.

Compilado de” Int. al Nuevo Testamento” de Julián Ruiz Martorell, I.S.CC.RR. San Agustín: Espíritu, en hebreo Ruah, expresa la relación entre Dios y las criaturas, no es una substancia ni divina ni humana, sino un modo de ser y un modo de existir, el don de Dios que suscita ante sí una creatura especial, hecha a su imagen, para dialogar con ella: la creatura humana. Presencia creadora y salvadora de Dios en los humanos, abriendo para ellos un encuentro de amor y un espacio de futuro, en amor (comunión) y esperanza. Nuestra vida se encuentra sustentada en la acción de Dios. La visión de Pablo sobre el Espíritu se sitúa dentro de la tradición del A.T.; todo el camino anterior de su pueblo ha culminado en Jesucristo. Pablo dirá que el Señor pascual (resucitado) es principio y fuente del Espíritu divino; vivir en Cristo y vivir en el Espíritu son palabras que se identifican. Los maestros fariseos tendían a concebir el presente como tiempo de vacío sagrado, de ausencia del Espíritu. Este vacío se extiende desde el último profeta que habló en nombre de Dios hasta el final de los tiempos, culminación escatológica con la llegada de la salvación mesiánica. Ello expresa su propia situación de desamparo. En lugar del Espíritu emerge y tiende a ocupar el centro de la vida humana un tipo de ley social/sacral. Pablo centra su teología en la experiencia de la libertad y la gracia como superación de la ley y expresión del Espíritu, está invirtiendo y culminando al mismo tiempo la esperanza rabínica. Desbordando la visión más cerrada del rabinismo, la convicción de que el Espíritu actúa en el presente y actuará de manera más intensa y total en el futuro, se encuentra atestiguada de una forma peculiar en los escritos de tendencia apocalíptica. Muchos judíos mantenían viva la esperanza apocalíptica y mesiánica del Espíritu. Pablo afirma que el Espíritu ha venido ya, resucitando a Jesús de entre los muertos. La comunidad de Qmrán avanza en esa línea apocalíptica suponiendo que los tiempos finales ya han llegado, de manera que los humanos se encuentran determinados por dos espíritus antitéticos: la luz y las tinieblas. El Espíritu de Dios, que sólo se manifestará plenamente en el futuro, es una realidad que ya poseen los elegidos de la comunidad, que así aparecen de algún modo como salvados. El mismo tiempo actual se encuentra lleno de la acción de Dios, es presencia del Espíritu. Espíritu que es en ellos fuente de fidelidad interior y lucha humana (escatológica); ellos deben combatir

contra los portadores del espíritu perverso. Se ha dicho que la visión de Pablo referente a la lucha entre bien y mal está cerca de Qmrán.

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