Ávila Johnson, Ana Perla Literatura Mexicana II El dios Juswi creo primero el mar y a la par una Luna para que lo arrullara porque lloraba mucho, la luna gritaba, así que le creo un amigo, el Sol así la soledad ya no habitaba en la luna. Del mar, creó todo lo demás, creó arena y tierra para detenerlo, creó animales para que vivieran ahí a dentro, creó animales para que vivieran ahí afuera, creó un cielo con nubes y creó un cielo con estrellas. Del sonido que hacia el mar cuando chocaba en las piedras que puso alrededor creó la música y del sonido de la espuma creó la poesía. De un grano de arena, creó las ciencias exactas y de un alga, la medicina. Pero faltaba alguien que ejerciera todas esas bellezas que había hecho, todo ese paraíso que había creado. Así que de agarro una ostra, la abrió y sacó la perla. De la ostra creo al hombre y de la perla a la mujer. Así lo hizo con varias ostras, para crear suficientes hombres y mujeres que disfrutaran todo eso. Lo único que pedía el dios Juswi era que cada cierto tiempo le pusieran a una mujer Perla y a un hombre Oscar, para recordar de donde habían nacido. Crearon una ciudad ahí, la llamarón Aca, porque acá había indiciado todo, con el tiempo le agregaron el sufijo “pulco” por la gran receta del pulque que inventaron los habitantes; ellos se alimentaban de lo que les daba el mar, de lo que les daban las plantas y dejaban que sus pieles se broncearan y sus ojos se tostaran. Cuando se empezaron a reproducir, hicieron lo que el dios les pidió, aparte de respetar su entorno, le ponían cada que el año terminara en 9, Oscar o Perla a un bebé, así que cuando en el año 1999 nació una niña en una pequeña casa de ahí, hija del señor del mar, que cuidaba que todo estuviera bien, y de la señora de las ballenas, decidieron que ella sería la elegida para ponerle Perla, aparte de que cuando la bebé se reía ya se le veían dos dientes, blancos como esa piedra y su piel, morena, tenía un brillo especial como el de esa piedra. Crecio llena de arena y de amor por el señor del mar que el enseño a no tenerle miedo sino a tenerlo como amigo, y por la señora de las ballenas, que hizo que se sintierra cómoda con los animales, que los amará y respetará. Ella llevaba el recordatorio de que todo nace de algo pequeño, insignificante, como lo es una ostra o una perla, por la creación de un dios divino que también creó esa
Ávila Johnson, Ana Perla Literatura Mexicana II aldea y todo lo que necesitan, del mar, de esa bestia gigante que todo se lo lleva y que todo da, que todo quiere y todo recibe. Mientras crecía, tenía la presión de saber que era lo que quería ser, sus padres eran respetados e importantes en la aldea y ¿ella?, un día, dormida en lo alto de unas rocas, sintió que una voz le susurro al odio “ de la espuma creé poesía, de lo que tienes alrededor créala” y así, despertó y supo señora de que sería, sería señora de la poesía, toda su vida se dedicaría a recordar la importancia de su nombre, de su dios, de su familia, del mar, de la comunidad, del pueblo.