Preguntas Sobre La Biblia (armando H. Toledo)

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Bibliología La singularidad de la Biblia

Preguntas sobre la Biblia Armando H. Toledo

Introducción Cierto día me encontraba dando un curso sobre historia de la literatura a un grupo de estudiantes de bachillerato. El tema del día giraba en torno a la literatura hebrea. Profundizaba en el subtema de la singularidad de la Biblia y su supervivencia a lo largo de los siglos, cuando una de las estudiantes se mostró escéptica a mucho de lo que se decía allí. — ¿Qué opinión tienes tú acerca de la Biblia? —pregunté, intentando establecer un diálogo. — Pienso que todo son patrañas —dijo con tono escéptico—. Además, la Biblia está llena de errores y contradicciones. — Que punto más interesante —le respondí—. Yo llevo más de 15 años estudiándola y nunca me ha decepcionado. ¿Podrías mostrarme uno solo de esos errores o contradicciones, por favor? — Bueno..., la verdad es que no podría —reconoció ella. — Pero ¿por qué? —pregunté, imaginando un poco cuál sería su respuesta. Desconcertada, la joven reconoció que nunca la había leído con seriedad y mucho menos estudiado. Finalmente pregunté: — ¿No se te hace intelectualmente deshonesto expresarte con tanta convicción acerca de una obra que no has leído? Afortunadamente, ella estuvo de acuerdo en examinar la Biblia para formarse un juicio más equilibrado y objetivo de la misma. En esta ocasión abordaremos algunas de las muchas preguntas que la gente hace relacionadas con la Biblia. Al final, descubriremos que las Escrituras no han sido solo un libro más en las bibliotecas de los más destacados hombres y mujeres de ciencia, literatos y pensadores de todos los tiempos sino que es el Libro de Dios y el depositario de la Verdad revelada y del mensaje más grande jamás dado a la humanidad.

1.

“¿Quién escribió la Biblia?”

La Biblia no es un solo libro escrito por “alguien”. Es una colección de 66 libros que tardó en estar completa más de 1600 años: desde 1513 a. C. hasta 99 d. C. Es sorprendente su unidad temática, ya que los autores de los libros que la componen jamás se pusieron de acuerdo para consultarse, y algunos de sus libros fueron escritos al mismo tiempo a miles de kilómetros de distancia por una variedad de escritores de diversas épocas, clases sociales o estatus religioso. Algunos de estos libros los escribieron monarcas, otros eran sirvientes de monarcas, algunos eran padres de familia, otros eran poderosos profetas. Con todo, los 66 libros que forman la Biblia tienen un solo tema y forman un todo coherente sin contradicciones en su estructura interna. Decimos que a pesar de semejante variedad la Biblia es “una unidad” porque todos ellos al escribir fueron guiados por el Creador para registrar ciertas verdades eternas de vital importancia, como el hecho de que Él existe, nos ama y desea salvarnos a través de Jesucristo. En fin, podríamos decir que aunque los autores materiales de los manuscritos fueron humanos, el autor espiritual de la Biblia es divino.

2. “Alguien me dijo que la Biblia y todo lo relacionado con la religión solo es para gente ignorante y temerosa. ¿Es cierto eso?” Sí, es cierto... al menos lo segundo. La Biblia nos enseña a “temer a Dios y darle gloria” porque la hora de su juicio cada día está más cerca. Pero afirmar que la Biblia es para gente ignorante y que promueve la ignorancia no concuerda con la realidad. Por ejemplo, la ueva Enciclopedia Británica afirma que el conjunto de 66 libros al que llamamos la Biblia es “probablemente la colección de libros que más influencia ha ejercido en la historia de la humanidad.” Yo creo que nadie puede decir que está verdaderamente educado si desconoce la perspectiva que la Biblia ofrece sobre los más variados temas en estudio. La Biblia ha sido aclamada como la obra más importante que jamás se haya escrito. Aquel prestigiado erudito norteamericano de principios del s. XX, William Lyon Phelps, por ejemplo, solía decir: “A todo el que conozca bien la Biblia puede considerársele verdaderamente culto. No hay ninguna otra clase de saber o cultura, por extensa o elegante que sea, capaz de sustituirla.” La Biblia es una verdadera biblioteca, de la cual el mismo profesor Phelps alguna vez dijo: “Nuestras ideas, nuestra sabiduría, nuestra filosofía, nuestra literatura, nuestro arte y nuestros ideales se basan más en la Biblia que en todos los demás libros juntos. [...] Creo totalmente en la educación universitaria; [no obstante] también creo que el conocimiento de la Biblia sin estudios universitarios es aun más valioso que los estudios universitarios sin un conocimiento de la Biblia.” Por su parte, el profesor y Premio Nobel de Física, y quien fuera director del prestigiado Caltech (Instituto Tecnológico de California, USA), Dr. Robert Milikan, expresó de la siguiente manera su convicción de que solo la Biblia puede producir individuos verdaderamente educados: “Considero que un conocimiento íntimo de la Biblia es una cualidad indispensable de una persona bien educada.”

Por su parte, aquel genial escritor alemán, Johann Wolfgang von Goethe, dijo: “Cuanto más progresa un pueblo intelectualmente, mayor es la posibilidad de emplear la Biblia como fundamento e instrumento de la educación.” Y el activista del siglo XIX que luchó contra la esclavitud, William H. Seward, opinaba que “toda esperanza de progreso humano depende de que aumente la influencia de la Biblia.” Henrich Hein, poeta alemán del siglo XIX, confesó: “Dicho sencillamente: debo mi iluminación a la lectura de un libro: la Biblia. Bien lo llaman Sagradas Escrituras. Quien haya perdido a su Dios puede descubrirlo de nuevo en este libro.” Y el gran filósofo alemán, Emanuel Kant, uno de los intelectos más grandes que ha dado el occidente, francamente opinaba que “la existencia de la Biblia, como libro para el pueblo, es el mayor beneficio que la raza humana jamás haya experimentado. Todo intento de desprestigiarla es un crimen contra la humanidad.”

3. “¿Qué lugar ocupa la Biblia en la lista de libros más leídos?” La historia no conoce otro libro que haya sido más injustamente criticado, insultado, odiado ni atacado que la Biblia. No obstante, ha sobrevivido a toda prueba y se ha convertido en la obra más atesorada más ampliamente traducida y distribuida de que se sabe. La famosa obra World Book Enciclopedia afirma al respecto que “la Biblia es el libro más leído de toda la historia.” Añade, además, que “se han distribuido más ejemplares de la Biblia que de cualquier otro libro. Además se ha traducido más veces y a más idiomas que todo otro libro.” Por ejemplo, según las cifras publicadas por las Sociedad Bíblica Británica, la Biblia, completa o en parte, se ha traducido ya a 2,377 idiomas frente a los 6,500 idiomas que se hablan en el planeta. De esta manera, si tomamos en cuenta que muchas personas son bilingües, se calcula que la Biblia, completa o en parte, se ha traducido en suficientes idiomas como para que el 90% de la población mundial pueda leerla. Según la edición de 1988 del Guinnes Book of World Records se calcula que entre 1815 y 1975 se imprimieron 2 mil 500 millones de ejemplares de la Biblia. Por su parte, la revista Biblereport de junio de 2002 calcula que hasta ese año se distribuyeron unos cinco mil millones de ejemplares en todo el mundo. Ningún otro libro de la historia siquiera se acerca a este permanente Best Seller en cifras de distribución.

4.

“Tengo entendido que la Biblia fue copiada de generación en generación por seres humanos imperfectos, como todos. ¿Es lógico suponer que cometieron errores los copistas? ¿Cambiaron significativamente el texto bíblico estos errores?”

Los hechos muestran, fuera de toda duda, que no. Ahondemos un poco sobre los copistas. Poco después de que se elaboraran los manuscritos bíblicos, comenzaron a hacerse copias a mano. Copiar la Ley hasta llegó a convertirse en una profesión en Israel. De ahí la importancia de los soferim y los masoretas. Pero como estas copias también se hacían en materiales perecederos como

el papiro (elaborado con la planta egipcia del mismo nombre) o el pergamino (preparado con la piel de animales), con el tiempo hubo que sustituirlas por otras. Durante cientos de años se hicieron copias de copias.

5.

“¿Quiénes fueron los soferim y los masoretas?”

Como dije, eran copistas muy hábiles y muy serios en su labor. Los soferim eran un grupo de hebraístas que llegaron a ser los guardianes del texto de la Biblia hebrea en la segunda mitad del s. VI a. C., cuando los judíos regresaron de su deportación en Babilonia. Eran los llamados “escribas” cuya responsabilidad era copiar las Escrituras para su uso en la adoración pública y privada. Eran individuos devotos y profesionales, y su obra fue de alta calidad. Los masoretas también fueron otros copistas de las Escrituras Hebreas que vivieron entre los siglos VI y X d. C. Ellos heredaron la labor que antes realizaban los soferim. El nombre “masoreta” se deriva de una palabra hebrea que significa “tradición”. Básicamente ellos también eran escribas encargados de conservar el texto hebreo tradicional. Eran individuos exageradamente meticulosos. Ejemplo de ello es que el masoreta tenía que usar como texto maestro una copia debidamente autenticada, y no se le permitía escribir nada de memoria. Hasta llegaron a calcular cuántas veces aparece en las Escrituras Hebreas cada letra y cada palabra de ese alfabeto. Ellos sabían ya que las Escrituras hebreas tienen 815,140 letras en total. ¿Se imaginan el grado de exactitud y confiabilidad garantizada por tal minuciosidad?

6.

“Entonces, ¿se cometieron errores, o no?”

Sí, por supuesto. Pero, por lo que decíamos en la respuesta anterior, éstos fueron mínimos y no significativos. Actualmente se cuenta con evidencia convincente de que nuestras traducciones modernas de aquellos textos hebreos y griegos originales son mucho muy fieles. Prueba de ello son las más de 6 mil copias del Antiguo Testamento (tanto íntegras como fragmentarias) y unas 5 mil de las Escrituras Griegas Cristianas (o Nuevo Testamento) que han sobrevivido hasta hoy. Los minuciosos análisis comparativos que se han hecho, han permitido a los críticos textuales detectar los errores de los copistas —“humanos imperfectos, como todos”— y determinar cuál era el texto original. A propósito, el profesor Dr. William H. Green afirmó que “puede decirse con seguridad que ninguna otra obra de la antigüedad se ha transmitido con tanta exactitud.”

7. “¿2o contradice la Biblia a los descubrimientos científicos de los últimos tres siglos?” Aunque la Biblia no es un libro de ciencia, sin embargo expone verdades y leyes inmutables. Los descubrimientos de la verdadera ciencia nunca han representado una amenaza real contra las Escrituras. No hay dos verdades que se contradigan (una religiosa y otra científica) pues toda verdad es de Dios, y cuando ha habido conflicto entre ambas esferas, ha sido o por las interpretaciones bíblicas que convenían al grupo religioso dominante o por teorías filosóficas que han querido pasar por ciencia.

La Biblia contiene afirmaciones sorprendentemente compatibles con los hechos de la ciencia. Por ejemplo, en la antigüedad se creía que la Tierra se sostenía en el espacio gracias a toda clase de soportes imaginarios. Fue Isaac Newton quien probó científicamente que la tierra flotaba en el espacio según las leyes físicas del movimiento y las fuerzas gravitatorias. Casi tres mil doscientos años antes, la Biblia había indicado ese hecho en Job 26:7 al decir que Dios “sobre la nada tiene suspendida la tierra.” La Enciclopedia Americana dice que “el concepto de una Tierra esférica no se aceptó extensamente hasta el Renacimiento”, pero ya en el siglo VIII a. C. La Biblia había dicho acerca de Dios que “Él reina sobre la bóveda de la tierra.” (Isaías 40:22) En la Ley de Moisés (s. XVI a. C.) se refleja un conocimiento de la existencia de gérmenes infecciosos causantes de enfermedades miles de años de que Pasteur relacionara los gérmenes con éstas. (Levítico 13-14) Salomón escribió sobre hormigas que poseían graneros subterráneos donde almacenaban semillas para el invierno. (Proverbios 6:6-8) Los críticos de la Biblia negaban la existencia de un nivel tal de organización de las hormigas, hasta que los naturalistas británicos del s. XIX descubrieron estas especies de insectos, sus graneros y su compleja organización social. El salmo 136:16 refleja conocimiento del código genético: “Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro...”

8. “Pero, ¿qué decir de las afirmaciones indemostrables? ¿Enfrentan necesariamente a la Biblia con la ciencia esas alusiones indemostrables?” Es verdad que la Biblia contiene diversas afirmaciones que carecen de corroboración física externa. Por ejemplo, hace alusión a regiones invisibles habitadas por seres espirituales cuya realidad no se puede demostrar, ni refutar, científicamente. Conocemos casos de hombres y mujeres de ciencia, que ahora son fuertes creyentes en la Biblia, que admiten que al principio les resultó difícil aceptarla, pues su estricta formación empirista les impedía aceptar fácilmente algunas de las afirmaciones de las Escrituras. Siendo hombres de honestidad intelectual, sin embargo, decidieron continuar estudiando la Biblia y acabaron convenciéndose de que la prueba disponible demuestra que efectivamente es la Palabra de Dios. Tales pruebas han moderado su anhelo de que todo dato de la Biblia se demostrara mediante prueba ajena a ella. Las personas con mentalidad científica también deben estar dispuestas a examinar la Biblia desde una óptica espiritual, o en caso contrario nunca podrán aceptar la Biblia. Y es que no se puede esperar que la ciencia corrobore toda afirmación de la Biblia, pues ni siquiera la ciencia funciona de esa manera dentro de su propio ámbito. Por ejemplo, cuando un científico afirma que una ley es universalmente válida, está haciendo una afirmación que muy poco tiene que ver con la ciencia estricta, pues para que tal afirmación sea verdadera, el científico tendría que contar con una cierta dosis de conocimiento universal a-priori; de lo contrario tendrá que demostrar que en todas las regiones del universo la supuesta ley es siempre válida. Tomemos también el caso de aquel intelectual cientifista que decía que “solo lo empíricamente demostrable era científico”. Alguien le

preguntó: “¿Podría usted demostrar empíricamente que ‘solo lo empíricamente demostrable es científico’?” Ni siquiera tuvo que contestar: la respuesta era obvia: lo que él acababa de hacer era una afirmación filosófica, no científica, y por lo tanto no requería demostración empírica alguna… La ciencia también funciona sobre la base de ciertas creencias que no pueden ser científicamente demostrables. Ahora bien, el simple hecho de que algunas de las afirmaciones de la Biblia sean indemostrables no quiere decir que necesariamente sean falsas. En una impactante afirmación hecha en su gran obra, La Mente de Dios, el Dr. Paul Davies dice: “No debemos desechar la posibilidad de que existan cosas explicables que jamás seremos capaces de entender, e incluso otras sin explicación alguna. [...] Es un hecho que la gente mantiene creencias, especialmente en el campo de la religión, que pueden ser consideradas irracionales. Pero el que sean aceptadas irracionalmente no implica que sean falsas. [...] Al explorar las fronteras de la razón y de la racionalidad encontraremos misterios e incertidumbres y, con toda probabilidad, los razonamientos perderán su validez en algún punto y habremos de sustituirlos por creencias irracionales o por el agnosticismo.”

9. “¿Es verdad que la Biblia está en contra de la libertad de pensamiento?” Las quemas de libros, que tal vez sean el símbolo universal de la supresión de la libertad de pensamiento, han ocurrido en varios sitios y en diferentes épocas. A veces eran instigadas por líderes religiosos que temían el efecto que la libertad de pensamiento y opinión podía tener en el hombre ordinario. Por eso no sorprende que muchas personas crean que la Biblia está en contra de la inteligencia y la razón. Pero ¿es esto cierto? ¿Coarta la Biblia la libertad de pensamiento? Yo creo que la Biblia no se opone a que los individuos usemos nuestra mente. El hacerse cristiano no significa cometer un “suicidio intelectual”. De hecho Jesús instó a sus seguidores a ‘amar a Dios con toda la mente’. (Marcos 12: 30) El ministerio público de Jesús mostró el profundo interés que tenía en los acontecimientos de su época (Lucas 13:1-5), en la biología (Mateo 6:26,28; Marcos 7:18,19), en la agricultura (Mateo 13:31,32) y en la naturaleza humana (Mateo 5:28; 6:22-24). Las ilustraciones pedagógicas que usó reflejan una clara comprensión de los principios que aparecen en la Palabra de Dios y de los antecedentes y el modo de pensar de sus oyentes y reflejan que él pensó en la manera de hacerlos confluir. Por su parte el apóstol Pablo pidió a los cristianos que rindieran un servicio a Dios mediante un ‘culto inteligente’. (Romanos 12:1) También animó a los tesalonicenses a que ‘no perdieran la cabeza ni se alarmaran por ciertas profecías’ falsas. (2ª Tesalonicenses 2:2) Tenía conocimientos de poesía y filosofía griega y cretence. (Hechos 17:27,28; Tito 1:12), así como de equipos y procedimientos militares (Efesios 6:14-17; 2ª Corintios 2:14-16) Además, se preocupó también por tener presente las costumbres locales. (Hechos 17: 22,23) Aunque Jesús y Pablo disfrutaron de amplia libertad de pensamiento, no se vieron a sí mismos como la autoridad suprema sobre lo correcto y lo incorrecto. En vez de anteponer sus ideas a las de la Biblia, Jesús citó las Escrituras en repetidas ocasiones. ¿Recuerdan cuando Pedro le instó a pensar en una alternativa distinta a la muerte sacrificial que la voluntad de Dios requería de él? Pues la rapidez y seriedad de su respuesta demostró que ni siquiera le daría cabida a un pensamiento como ese. (Mateo 16: 22,23)

Pablo se expresó en términos similares cuando se dirigió a los corintios: “Cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría.” (1ª Corintios 2:1) Al igual que el Señor Jesús, sus razonamientos se basaron firmemente en las Escrituras. (Hechos 17:2,3) La Biblia recomienda la plena utilización de nuestras facultades mentales, pero no sin límites. Recordemos que es el cristiano individual quien tiene la responsabilidad de conformar su pensamiento al de Dios. Por ejemplo, ¿recuerdan cuando un nutrido grupo de efesios renunció públicamente a sus prácticas espiritistas y abrazó el cristianismo? Pues Pablo no asumió la responsabilidad de quemar sus libros. Más bien dejó que “un buen número de los que practicaban la hechicería juntaran sus libros en un montón y los quemaron delante de todos.” (Hechos 19:19) Ahora bien, ¿por qué creen que se sintieron impulsados estos cristianos a quemar sus propios libros, aun ‘cuando calcularon el precio de aquellos libros, y resultó un total de cincuenta mil monedas de plata? Pues porque cuando los cristianos rehúsan entretener la mente en pensamientos inmorales, alusivos al espiritismo o las doctrinas equivocadas o filosofías erradas, no lo hacen por temor a que esas ideas puedan ser superiores a las verdades bíblicas, sino por evitar cualquier cosa que les conduzca en una dirección equivocada o directamente al pecado.

10. “¿Es el cristiano un estrecho de criterio?” ¿Cuántas veces hemos escuchado decir que los cristianos son solo un puñado de gente de criterio muy estrecho? El asunto de la ‘amplitud de criterio’ se ha puesto tan de moda en el clima intelectual de la posmodernidad que no necesitamos explicarlo. El ‘criterio estrecho’ es un sinónimo de ignorancia y retroceso. Pero quienes piensan así se basan en verdades a medias. Me explicaré. Estamos de acuerdo en que no está bien mantener una postura sin atender las pruebas en su contra. Es más, uno nunca debiera adoptar una decisión firme sin examinar desprejuiciadamente todas las pruebas disponibles. La verdad a medias nos ata a este punto de vista, pero una verdad a medias representa una falsedad completa. Es decir, ¿vale la pena mantener un ‘amplísimo criterio’ cuando la razón nos dice que solamente puede haber una conclusión? Esto equivale al error cometido en la misma crítica del ‘criterio estrecho’. ¿Por qué? Pues porque la ‘amplitud de criterio’ es el criterio más estrecho de todos porque elimina de tajo la consideración del punto de vista absoluto. Por ejemplo, ¿qué pasaría si fuera verdadero el punto de vista del absoluto? ¿Se dan cuenta? La supuesta ‘amplitud de criterio’ no puede ser realmente verdadera a largo plazo a menos que esté tan abierta para aceptar algunos absolutos reales innegables. Un cristiano que está desarrollando “la mente de Cristo” (1ª Corintios 2:16) no debe confundir la amplitud de criterio con la ausencia de criterio. Uno no puede seguir abierto a una segunda alternativa cuando solamente una puede ser verdadera. La Biblia insta a los cristianos a fijarse la meta de “traer cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” (2ª Corintios 10:5) Esto no se consigue con la imposición de restricciones por parte de los líderes religiosos, sino ejerciendo autodominio en el plano individual y amando y conociendo a Dios y sus principios de vida a través de la Biblia. Con la consecución de estos objetivos, se obtiene la verdadera libertad de pensamiento, una libertad que solo las instrucciones de Dios para la vida pueden limitar y que se ve realzado por la alegría de saber que podemos agradar a Dios incluso con nuestra inteligencia.

11. “¿Se han hecho versiones bíblicas a conveniencia?” Estoy de acuerdo con Sakae Kubo y Walter Specht, quienes en su obra So Many Versions? [¿Tantas versiones?] dicen que “ninguna traducción de la Biblia puede jamás considerarse definitiva. Las traducciones deben mantenerse al día con el progreso de la erudición bíblica y las transformaciones del lenguaje”. Creo que el problema surge cuando los traductores alteran u omiten secciones enteras de las Escrituras para justificar su punto de vista político o religioso. Por ejemplo, a fin de apaciguar a los defensores de los derechos de la mujer, los traductores de The ew Testament and Psalms: An Inclusive Version [El Nuevo Testamento y Salmos: Una Versión Inclusiva] no llaman Padre a Dios, sino Padre-Madre, y a Jesús lo llaman “el Ser Humano”, en lugar de “el Hijo del Hombre”. Otro ejemplo es el del doctor Svend Lings, médico danés que escribió y publicó una nueva versión de las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento): en ella omite de plano toda referencia a Dios. Lings opina que Dios y la fe “son cosas del pasado que solo nos limitan.” Ha señalado también que muchas personas se sienten desdichadas y solitarias. “Vivimos en una cultura judeocristiana ―dice―. Por lo tanto, a ella tiene que deberse nuestra infelicidad.” La meta de Lings es que esta nueva versión de la Biblia “sacuda los fundamentos de nuestra cultura”. En su ‘Biblia sin Dios’, Génesis 3:12 dice: “Adán pensó para sí: ‘La mujer que está conmigo me dio del fruto del árbol, y yo comí’”. Me parece que Lings ha hecho algo así como copiar el experimento de aquel tonto que intentó extraer el agua de la nieve para ver lo que quedaba…

12. “¿Esconde la Biblia mensajes ocultos?” En su ya popular obra El código secreto de la Biblia, el periodista Michael Drosnin afirma que, con la ayuda de programas informáticos, descubrió mensajes secretos en las Escrituras Hebreas. Por ejemplo, dice que el “código” reveló las palabras “asesino que asesinará” junto con el nombre de del primer ministro israelí Yitzhak Rabin, y que lo descubrió un año antes del magnicidio. Como cabía esperar, El código secreto de la Biblia generó bastante polémica. Pero Dave Thomas, físico-matemático, demostró que el análisis informático de cualquier texto dado produce aparentes mensajes crípticos. Cuando aplicó dicho sistema al propio texto de Drosnin, Thomas obtuvo las palabras “código”, “tonto” y “fraude”, entre otras. Thomas ha indicado que los ‘mensajes ocultos’ pueden encontrarse en todas las obras, con tal de que uno esté dispuesto a dedicar tiempo y esfuerzo a examinar el inmenso campo de las probabilidades. Dado que una computadora posee la capacidad de realizar un sinfín de cálculos, es probable que encuentre algunas combinaciones de letras que bien podrían considerarse una especie de predicción. Pero es tan solo una coincidencia, y no prueba en modo alguno que la Biblia contenga mensajes ocultos. ______________ Armando H. Toledo es graduado en psicología por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (México). Es investigador y profesor de filosofía y apologética cristianas. Ha publicado artículos de corte teológico y filosófico en varias revistas de circulación nacional e internacional y sitios Web. Para solicitar más información sobre este y otros temas o para hacer cualquier otra solicitud, pregunta, comentario o aportación al mismo, sírvase hacer contacto con el autor en [email protected] o en [email protected]

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