ACCIONES DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL: ¿CÓMO RECONOCERLAS?*
Por: Jenny Marcela Melo Velasco
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Facultad de Ciencias de la Administración Universidad del Valle Conferencia ASCOLFA 2009 Encuentro Internacional de Investigación en Administración
Resumen La disparidad en los enfoques y conceptos en torno a la responsabilidad social empresarial, y las diferentes prácticas derivadas de éstos, sumados a la presión a la que se ven sometidas las empresas ante las crecientes demandas sociales, son algunas condiciones que han fomentado que todo tipo de acciones empresariales sean incluidas en las memorias de sostenibilidad y de responsabilidad corporativa, con el distintivo de acciones de responsabilidad social. En este sentido, y con el objetivo de aportar en la distinción necesaria entre prácticas empresariales “ordinarias” y prácticas propias de la responsabilidad social, en este documento se revisan los criterios que en esta dirección ha propuesto el argentino Adolfo Sturzenegger y su equipo.
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Este documento es un producto de la revisión teórica sobre responsabilidad social empresarial adelantada en el marco del proyecto “Prácticas de Responsabilidad Social Empresarial desde las áreas funcionales de Gestión Humana de tres empresas vallecaucanas” que adelanta el Grupo de Investigación Humanismo y Gestión. de la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle.
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Introducción La responsabilidad social empresarial (en adelante RSE) ha cobrado tanta importancia en el ámbito empresarial, que emprender acciones de esta naturaleza se ha convertido en algo ineludible para las organizaciones contemporáneas. Las iniciativas como el Global Compact, promovido por Naciones Unidas, la Guía Internacional ISO 26000, la Guía Técnica Colombiana en Responsabilidad Social y la Iniciativa del Reporte Mundial (GRI), se suman a las crecientes demandas de los consumidores y de la sociedad, y apremian a las empresas a actuar con respecto a la responsabilidad social, y más importante aún, a divulgar y hacerlo del conocimiento de todos sus grupos de interés. En el contexto actual de disparidad de enfoques y conceptos en torno a la RSE, esta presión social por realizar acciones “de responsabilidad social” y comunicarlas a todos los grupos de interés, resulta en una aparente tendencia de incluir en las memorias de sostenibilidad y de responsabilidad corporativa, y en las informaciones corporativas, casi todo lo que se hace dentro de la empresa y por fuera de ella, como prácticas de responsabilidad social. En estos medios se incluyen todo tipo de acciones, desde la realización de seminarios “justo a tiempo”, la encuesta de clima organizacional y eventos recreativos y de integración, hasta los talleres de preparación para la jubilación para el empleado y su pareja, pasando por los beneficios extralegales de los que gozan los trabajadores y sus familias. En algunos casos, estos informes también resaltan el papel que juegan organizaciones externas a la empresa, pero creadas por ésta (como es el caso de algunas fundaciones) en lo concerniente a acciones de responsabilidad social externa. Una de las razones que originan esta tendencia podría encontrarse en la ausencia de criterios claros y precisos que permitan diferenciar en el conjunto de acciones empresariales, aquellas que efectivamente se inscriben en la responsabilidad social. Para avanzar en la dirección de establecer criterios de este tipo, en este documento se revisa la propuesta del economista Adolfo Sturzenegger y su equipo, conformado por el también economista Mariano Flores Vidal y el sociólogo Germán Sturzenegger, planteada en el texto “Hacia una cultura de la Responsabilidad Social Empresaria en Argentina”.
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En el primer apartado se revisan algunos de los indicadores de responsabilidad social más difundidos y conocidos en el ámbito empresarial, enfatizando en su carácter y orientación. En el segundo, se presenta el contexto y las líneas centrales de la propuesta de Sturzenegger. Finalmente, se cierra con la proposición de algunas consideraciones con respecto a las prácticas de responsabilidad social en el contexto colombiano.
Una mirada a lo que se reporta hoy como acciones de responsabilidad social empresarial La literatura y la evidencia nos demuestran que hay múltiples y variados enfoques para aproximarse a la responsabilidad social empresarial (Klonoski, 1991; Garriga y Melé, 2004; Van Tulder y Van der Zwart, 2006). Hoy por hoy son nociones asociadas al concepto de responsabilidad social, ciudadanía corporativa, marketing con causa, filantropía estratégica, inversión social, entre otras1. No obstante, en medio de esta variedad, hace varios años se vienen adelantando diferentes esfuerzos para lograr acuerdos en cuanto a los elementos constitutivos de la responsabilidad social, de su forma de gestionarla y de comunicarla a los grupos de interés. En lo que respecta a la naturaleza de la RSE, en términos generales puede afirmarse, siguiendo a Carroll (2007) que, El concepto de responsabilidad social empresarial se refiere a la creencia general celebrada por crecientes números de ciudadanos, que la empresa moderna tiene responsabilidades con la sociedad que se extienden mas allá de sus obligaciones con los accionistas o los inversionistas.
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En el libro The A to Z of Corporate Social Responsibilty publicado en 2007 por Visser et al, se pueden encontrar definiciones y explicaciones sobre el significado de estos términos, y de otros relacionados con la responsabilidad social.
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En cuanto a las definiciones de RSE, el país cuenta con dos referentes significativos. De un lado, la Guía Técnica Colombiana de Responsabilidad Social (GTC 180)2, cuya coordinación estuvo a cargo del ICONTEC, y la Guía sobre Responsabilidad Social ISO 26000, que se encuentra en la fase de consulta pública, y en la cual Colombia participa a través de un Comité intersectorial. En la GTC 180 se considera que la responsabilidad social, Es el compromiso voluntario que las organizaciones asumen frente a las expectativas concertadas que en materia de desarrollo humano integral se generan con las partes interesadas, y que partiendo del cumplimiento de las disposiciones legales, le permite a las organizaciones asegurar el crecimiento económico, el desarrollo social y el equilibrio ecológico. (ICONTEC, 2008)
Por su parte, en la Guía ISO 26000 se indica que: Responsabilidad social es la responsabilidad de una organización ante los impactos de sus decisiones y actividades en la sociedad y el medio ambiente, a través de un comportamiento transparente y ético que: contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar general de la sociedad; tome en cuenta las expectativas de sus partes interesadas; esté en cumplimiento con la legislación aplicable y sea consistente con normas internacionales de comportamiento; y esté integrada a través de toda la organización y practicada en sus relaciones. (ISO, 2008)
En estas definiciones se resaltan como elementos fundamentales de la noción de responsabilidad social: la revisión de la relación empresa-sociedad, el cumplimiento de las disposiciones legales, la triple dimensión en la gestión empresarial, económica, social y ambiental, los grupos de interés como interlocutores de las empresas para la toma de decisiones y su inserción activa en la gestión empresarial.
En el terreno de la comunicación de las acciones de responsabilidad social, en el ámbito nacional e internacional se han desarrollado diferentes instrumentos que permiten a las organizaciones rendir cuentas a la sociedad en general, y a sus grupos de interés en
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La Guía Técnica Colombiana fue elaborada por el Comité Técnico 180 de Responsabilidad Social durante el periodo 2002-2007. Participaron de este Comité cerca de 50 instituciones y organizaciones de todos los sectores. La guía fue lanzada oficialmente en julio de 2008.
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particular, sobre el impacto de su actuación en lo económico, social y ambiental. Algunos de los más conocidos en el contexto nacional, son la Guía para la elaboración de Memorias de Sostenibilidad del Global Reporting Initiative (GRI, 2006), la norma SA 8000 del Social Accountability International (SAI, 2001) y la norma SGE 21 de Forética (2008). Sin dejar de mencionar el Manual de Balance Social, desarrollado por la Asociación Nacional de Industriales, la Organización Internacional del Trabajo, y la Cámara Junior de Colombia, Capítulo Antioquia (2001). Las normas de SAI y de Forética son de naturaleza cualitativa y se incluyen en el tipo de instrumentos que tienen como propósito ofrecer un marco de criterios para establecer y evaluar prácticas empresariales que aporten al desarrollo sostenible, y a la mejora de las condiciones de los grupos de interés. Criterios como los siguientes son abordados en estas dos normas (SAI, 2001; Fonética, 2008): - Ausencia de discriminación por cuestiones de género, origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual o cultura, entre otras, al contratar, remunerar, entrenar, promocionar, despedir, o jubilar a su personal; - Rechazo al trabajo infantil y a los trabajos forzados, expresado en su no uso ni apoyo; - Política de seguridad y salud de los trabajadores, y cumplimiento de las disposiciones de prevención de riesgos laborales; - Garantía de un entorno laboral seguro y saludable, y medidas para prevenir accidentes y lesiones laborales; - Respeto al derecho de los empleados a formar sindicatos, y pertenecer a ellos; - Registrar el compromiso de los proveedores y subcontratistas con respecto a la responsabilidad social; - Identificar los distintos perfiles de diversidad presentes en la organización, priorizando sus expectativas y necesidades y estableciendo planes de acción que garanticen una gestión responsable de dicha diversidad; - Facilitar la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de los miembros de la organización mediante políticas activas de las que mantendrá registros de resultados.
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En otra dirección, la Guía para la elaboración de Memorias de Sostenibilidad del GRI y el Manual de Balance Social de la ANDI et al, ofrecen indicadores cuantitativos sobre el desempeño en lo económico, ambiental y social. En la tabla 1 se presentan algunos de los indicadores que incorpora el GRI. En lo que respecta a los indicadores que se encuentran en el Manual del Balance Social, éstos se organizan en área interna y externa. El área interna se refiere a las respuestas y acciones de la empresa hacia sus trabajadores en tres campos: características sociolaborales, servicios sociales e integración y desarrollo. Indicadores de esta área son: demografía, ausentismo, rotación del personal, jornada laboral, salarios y prestaciones, aportes a salud, pensiones y riesgos profesionales, capacitaciones, entre otros. Por su parte, el área externa está orientada a los demás públicos comprende: relaciones primarias, relaciones con la comunidad y creaciones con otras instituciones. Indicadores del área externa son: número de personas a cargo del trabajador, certificaciones de calidad, programas de lealtad comercial, pagos oportunos, empleo generado, entre otros (ANDI et al, 2001). La sucinta revisión adelantada en este apartado se propuso dar un mirada a las diversas aproximaciones al significado de la responsabilidad social, y a la forma en que se pueden medir las prácticas que se derivan de ella. Los enfoques revisados parecen ubicarse en dos extremos: uno, el podría ser de las empresas, sus bases se remiten a acuerdos internacionales sobre los derechos humanos, la vida laboral y el cuidado ambiental. El segundo, en el deber ser y hacer de las empresas, pues se remite a la información sobre el cumplimiento de las obligaciones adquiridas por la empresa en el contexto de normas laborales y comerciales. Resulta evidente que en el punto de partida no hay acuerdos ni suficientes claridades en torno a la noción de empresa, el tipo de relación que debe entablar con la sociedad y lo que implica adoptar una gestión socialmente responsable. En el siguiente apartado se presentará una perspectiva que, desde un enfoque economicista, se propone llegar a la definición de dos criterios de distinción de prácticas empresariales de naturaleza socialmente responsable.
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Tabla 1. Algunos indicadores propuestos en la Guía para la elaboración de Memorias de
Indicadores Económicos
Sostenibilidad del GRI Valor económico directo generado y distribuido, incluyendo ingresos, costes de explotación, retribución a empleados, donaciones y otras inversiones en la comunidad, beneficios no distribuidos y pagos a proveedores de capital y a gobiernos. Desarrollo e impacto de las inversiones en infraestructuras y los servicios prestados principalmente para el beneficio público mediante compromisos comerciales, pro bono, o en especie. Política, prácticas y proporción de gasto correspondiente a proveedores locales en lugares donde se desarrollen operaciones significativas. Consumo directo e indirecto de energía desglosado por fuentes primarias;
Indicadores Ambientales
Captación total de agua por fuentes Descripción de los impactos más significativos en la biodiversidad. Emisiones totales, directas e indirectas, de gases de efecto invernadero, en peso. Iniciativas para mitigar los impactos ambientales de los productos y servicios, y grado de reducción de ese impacto. Coste de las multas significativas y número de sanciones no monetarias por incumplimiento de la normativa ambiental Desglose del colectivo de trabajadores por tipo de empleo, por contrato y por región. Número total de empleados y rotación media de empleados, desglosados por grupo de edad, sexo y región.
Indicadores Sociales
Porcentaje de empleados cubiertos por un convenio colectivo. Tasas de absentismo, enfermedades profesionales, días perdidos y número de víctimas mortales relacionadas con el trabajo por región Programas de educación, formación, asesoramiento, prevención y control de riesgos que se apliquen a los trabajadores, a sus familias o a los miembros de la comunidad en relación con enfermedades graves. Promedio de horas de formación al año por empleado, desglosado por categoría de empleado. Composición de los órganos de gobierno corporativo y plantilla, desglosado por sexo, grupo de edad, pertenencia a minorías y otros indicadores de diversidad. Porcentaje y número total de acuerdos de inversión significativos que incluyan cláusulas de derechos humanos o que hayan sido objeto de análisis en materia de derechos humanos Número total de incidentes de discriminación y medidas adoptadas.
Fuente: Elaboración propia con base en GRI (2006).
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Identificando acciones empresariales de responsabilidad social: la propuesta de Sturzenegger El economista Adolfo Sturzenegger y su equipo desarrollaron en 2.003, a petición del Foro Ecuménico Social3, el texto “Hacia una cultura de la Responsabilidad Social Empresaria en Argentina”. En éste se proponen y desarrollan las líneas centrales de un “índice de responsabilidad social empresaria”, el cual comprende la estructura de evaluación que podría utilizarse para otorgar una certificación de empresa socialmente responsable. Aunque el índice no ha sido desarrollado por el Foro Ecuménico, este documento es uno de los referentes conceptuales del Premio Latinoamericano a la Responsabilidad de Empresas y ONG´s4. A continuación se presentan los elementos que dan contexto a su propuesta, y se examinan los dos criterios que establece para identificar acciones de responsabilidad social empresarial.
Elementos de Base de la propuesta de Sturzenegger: la necesidad de un contrato social Antes de entrar en detalle con una revisión de los criterios propuestos por Sturzenegger y su equipo, es importante establecer su visión sobre la empresa, la relación empresa-sociedad, y la responsabilidad social en sí misma. Para Sturzenegger et al (2003) considerar a la empresa como una unidad maximizadora de beneficios es un punto de partida. Esta noción de la teoría neoclásica implica que la empresa elige entre un conjunto de posibilidades de producción, un plan que maximice sus 3
El Foro Ecuménico Social es una organización sin ánimo de lucro, que nació en Argentina en 2001. Fue creado por religiosos de distintos credos, empresarios y dirigentes de ONGs. Ha vivido un proceso de expansión a Europa y América Latina. Su principal objetivo es impulsar y difundir conceptos y acciones de Responsabilidad Social de empresas y ONGs, rescatar valores fundamentales y resaltar la importancia de las organizaciones de la sociedad civil y de los empresarios en la transformación económica y social. 4 El objetivo del Premio Latinoamericano a la Responsabilidad de Empresas y ONG´s es “fortalecer la cultura de la responsabilidad social, en su expresión más abarcativa e integradora, contribuir a establecer criterios internacionalmente, mostrar el estado de las empresas y ONG latinoamericanas y exponer las mejores prácticas de responsabilidad social”. Este premio fue lanzado en 2005 con el patrocinio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Centro de Responsabilidad Social Empresaria de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y la Academia Europea de Dirección y Economía de la Empresa. (Foro Ecuménico Social, 2008).
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beneficios. Para lograr este objetivo de maximización, la empresa debe tomar al menos cinco decisiones básicas: i) qué bienes y qué servicios producir y en qué cantidades, ii) qué tecnología utilizar para producir, iii) cómo organizar y remunerar a sus gerentes y trabajadores, iv) cómo comercializar y fijar precios a sus productos, y v) qué producir por sí misma y que comprar a otras empresas (Parkin et al, 2006). Partiendo de esta visión de empresa, Sturzenegger et al (2003) señala que la relación empresa-sociedad se ha definido históricamente en torno a un contrato implícito de carácter esencialmente económico. En el contexto de este contrato, y en concordancia con la visión neoliberal de Friedman (1970), la obligación de las empresas se remite y se agota en la generación de empleo, la producción con la máxima eficiencia posible de bienes y servicios que satisfagan necesidades, la inversión de parte de sus excedentes y el cumplimiento de las responsabilidades legales. Este contrato económico se sustenta implícitamente en la existencia de varias condiciones: mercado de competencia perfecta, ausencia absoluta de externalidades, plena garantía de los derechos de propiedad, y el adecuado funcionamiento de las instituciones encargadas de mantener estas condiciones. En suma, el correcto funcionamiento de la mano invisible de Adam Smith (2004). Sin embargo, el entorno actual caracterizado por graves problemas ambientales, económicos y sociales, que tienen un alcance global y que no pueden ser controlados o equilibrados por la acción aislada del Estado o de la sociedad civil, revelan la importancia estratégica de las empresas en los procesos de mitigación de estos problemas. En este contexto, Sturzenegger et al señala la necesidad de “plantear la conveniencia de configurar un nuevo contrato que complemente al anterior”, que sea de naturaleza social. Así, “el comportamiento socialmente responsable por parte de las empresas puede constituir el punto de partida y el impulso necesario que posibilite configurar un nuevo lazo empresasociedad”. En este sentido, considera que “la Responsabilidad Social Empresaria no supone ni significa la sustitución de las responsabilidades sociales que emanan del contrato económico entablado tácitamente entre la empresa y la sociedad, sino su complementación y perfeccionamiento mediante un nuevo contrato de índole social”. Este nuevo contrato no
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implica desnaturalizar a las empresas y despojarlas del cumplimiento de sus funciones económicas, significa, por el contrario, “una nueva forma de orientar la gestión empresarial con base en una ética que considere y evalúe los efectos de las acciones y los medios a utilizarse, esto es, una nueva forma de hacer y de conducir los negocios con base en una ética de la responsabilidad”. En palabras del autor: “Sustentando su accionar en una ética de la responsabilidad, las empresas deberían tomar plena conciencia de las implicancias individuales, sociales y medioambientales que acarrean sus prácticas operativas, desarrollando políticas, procedimientos y procesos orientados a evitar posibles efectos colaterales negativos, a potenciar externalidades positivas y a fomentar el respeto y consideración de cada uno de los stakeholders con los que se relaciona.” (Sturzenegger et al, 2003:14).
Esta ética de la responsabilidad significa entonces que el cumplimiento de las funciones económicas de la empresa no debe lograrse a cualquier costo, ergo, “no puede implicar, entre otras cosas, la explotación de su mano de obra, la destrucción del medio ambiente o el soborno de funcionarios públicos” (Sturzenegger et al, 2003). Significa también que además del cumplimiento legal, las empresas pueden integrar en sus prácticas operativas y comerciales, consideraciones de índole ética, social y medioambiental5. En resumen, la perspectiva de Sturzenegger con respecto a la responsabilidad social indica que ésta se enmarca en el contexto de un nuevo contrato empresa-sociedad, que supera la condición meramente económica de la visión tradicional de empresa, y trasciende hacia un nuevo contrato de naturaleza social. Resulta interesante señalar que aunque Sturzenegger parte de una perspectiva friedmaniana en lo que respecta a las responsabilidades de las empresas en un contexto neoliberal, reconoce que ésta es “aceptable únicamente en un
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Es importante mencionar que Carroll (1979; 1991) realizó una amplia descripción del tipo de responsabilidades a las que se enfrenta la empresa. En su pirámide de la responsabilidad social corporativa, propone que las responsabilidades económicas son las primeras “responsabilidades de los negocios”, seguidas por las responsabilidades en torno al cumplimiento de la normatividad vigente, la obligación de hacer lo que es correcto, justo y equitativo, y la responsabilidad de ser un buen ciudadano corporativo, contribuyendo a que la comunidad mejore su calidad de vida.
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marco de condiciones ideales”, marco que evidentemente no corresponde a la realidad del mundo actual. Abordadas las consideraciones anteriores que aportan en la consideración del contexto general de la propuesta de Sturzenegger, en el siguiente apartado se presentan los criterios propuestos para identificar acciones de responsabilidad social.
Dos criterios para identificar acciones de responsabilidad social empresarial Como se señaló anteriormente, Sturzenegger propone y desarrolla en su texto las líneas centrales de un “índice de responsabilidad social empresaria”, que fue planteado como un instrumento para indicar el grado de responsabilidad social de una organización. Este índice está compuesto por cuatro dimensiones: jurídico-institucional, económica, ambiental y social; La dimensión social se compone de tres categorías: desarrollo laboral, ética y transparencia, e inversión social. Estas categorías incluyen a su vez diferentes aspectos. Para dar una idea general sobre el índice, en la tabla 2 se presentan la estructura completa de la dimensión Social, única dimensión que fue desarrollada por los autores en categorías y aspectos. Tabla 2. Estructura básica de la dimensión Social del Índice de Responsabilidad Social Empresaria propuesto por Sturzenegger et al, 2003 Categorías
Aspectos
Desarrollo Laboral Relaciones Empleados-Dirección; Salud, Seguridad y Beneficios Sociales; Entrenamiento y Educación; Diversidad, Oportunidad y No Discriminación; Jubilación y Despidos; Derechos Humanos.
Inversión Social
Ética y Transparencia
Gestión de Impacto Responsabilidad de Producto Comunitario; Coimas y Corrupción, Voluntariado Empresario; Códigos de Conducta Ética. Marketing relacionado a una Causa; Acciones conjuntas con las ONG´s; Apoyos Proactivos a Programas Sociales; Mecenazgo; Filantropía.
Fuente: Elaboración propia con base en Sturzenegger et al (2003).
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En desarrollo de este índice, Sturzenegger señala la importancia tanto de las acciones empresariales que indican responsabilidad social, por su impacto positivo, como de las acciones empresariales que denotan irresponsabilidad social, y tienen un efecto negativo, verbigracia la no advertencia a los consumidores de efectos nocivos de los productos que pone en el mercado. Para identificar las acciones que pueden ser consideradas dentro de este índice, Sturzenegger et al estableció criterios de inclusión y exclusión, en la forma de dos condiciones necesarias y una condición suficiente. Estos criterios fueron establecidos, después de comprobar el fracaso de otros criterios más “puros y simples”, tales como: •
El concepto de “maximización tradicional de los beneficios”. Si éste se usara, las acciones de la empresa que respondieran a él no serían consideradas acciones de responsabilidad social, lo que implicaría que solo las acciones inspiradas por la filantropía y el altruismo quedarían incluidas.
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El criterio del “carácter de los interlocutores” sobre los que impactan las acciones empresariales. Considerando este criterio se descartarían, por ejemplo, acciones que se orientaran a los grupos de interés internos (trabajadores) y solo se tendrían en cuenta las dirigidas a los grupos de interés externos, como las organizaciones no gubernamentales y asociaciones con los que se relaciona la empresa.
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El criterio de importancia del rol social de las acciones de la empresa. Si este se usara se consideraría que “sólo se incluirían en el índice aquellas acciones que tuvieran un importante rol social”. Partiendo de esta consideración, la generación de empleo per se, dado su importante rol social sería considerada una acción de responsabilidad social.
Las dos condiciones necesarias que deben cumplirse para incluir una acción empresaria en el Índice de Responsabilidad Social Empresaria son: (i) Que la misma tenga un impacto jurídico-institucional, económico, ambiental o social, externo a la empresa, significativo.
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(ii) Que tal impacto externo no sea pagado por la empresa cuando es un costo (impactos negativos) y no sea cobrado por la empresa cuando es un beneficio (impactos positivos) La condición suficiente para que una acción empresaria quede incluida en el índice, supone el cumplimiento simultáneo de las dos condiciones necesarias (Sturzenegger et al, 2003).
Revisemos lo que significan estas dos condiciones necesarias. En primera instancia, que para que una acción empresarial sea considerada de responsabilidad social su impacto en alguna de las cuatro dimensiones de la RSE, debe superar el ámbito de la empresa y llegar a la sociedad en general. En segundo término, que los beneficios derivados de las acciones de responsabilidad social no deben ser apropiados en su totalidad por la empresa. De la misma forma, una acción implica irresponsabilidad social, cuando la empresa no asume completamente sus costos. Para ejemplificar las proposiciones anteriores, Sturzenegger et al propone tres ejemplos de acciones empresariales: generación de empleo, emisión de gases contaminantes, y capacitación en ética a los trabajadores. Siguiendo el marco conceptual expuesto, es posible sugerir que la acción de generar empleo tiene un gran impacto social externo, sin embargo, como ésta acción se deriva del “cumplimiento del contrato económico tradicional entre empresa y sociedad”, y su beneficio es apropiado completamente por la empresa, no puede considerarse como de responsabilidad social. Cuando una empresa emite gases contaminantes, que significan “impacto ambiental externo negativo”, y no paga el costo asociado, esta acción debe considerarse como de irresponsabilidad social. En lo que respecta a la capacitación en temas de ética a los trabajadores, esta acción empresarial genera un “impacto social externo positivo” que no es apropiable completamente por la empresa, pues podría impactar, además de su actividad laboral, su vida familiar y su comportamiento como ciudadano. Esta capacitación entonces puede ser denominada acción de responsabilidad social.
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Resulta evidente que las acciones empresariales que son guiadas por el altruismo o la filantropía no pueden ser analizadas bajo este marco conceptual. Sin embargo, Sturzenegger et al considera que las acciones de este tipo, tales como plantación de árboles, movilización de recursos para resolver problemas de reinserción de empleados despedidos por la empresa, o ayuda a instituciones culturales con propósitos de mecenazgo artístico, deben ser consideradas como de responsabilidad social, ya que: Las acciones a las que nos estamos refiriendo están en el corazón del nuevo contrato social entre empresa y sociedad y, por lo tanto, deben ser estimuladas; Tales estímulos quedan justificados también porque casi siempre llevan asociados efectos externos positivos no adecuadamente apropiables. (Sturzenegger et al, 2003). Para ejemplificar el tipo de acciones empresariales, que de acuerdo con la propuesta de Sturzenegger et al (2003) evidencian responsabilidad/irresponsabilidad social al producir efectos externos positivos o negativos, en la tabla 3 se ofrece un resumen de éstas, clasificándolas en las dimensiones de la RSE enunciadas anteriormente. A partir de los elementos descritos en el marco conceptual de Sturzenegger et al, en el apartado final se presentan algunas consideraciones para realizar un análisis de las prácticas empresariales de responsabilidad social que se realizan en el contexto colombiano.
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Tabla 3. Algunos ejemplos de acciones de responsabilidad social, de acuerdo con la propuesta Sturzenegger et al, 2003 Acciones con efectos jurídico-institucionales externos negativos: No cumplir con la legislación vigente. No brindar información completa a organismos regulatorios estatales. Ejercer acciones de sobornos o presión incorrecta sobre funcionarios públicos.
Acciones con efectos jurídico-institucionales externos positivos: Cumplir estrictamente con la legislación vigente. Ofrecer recursos humanos de la empresa para colaborar con proyectos gubernamentales. Dar respuesta efectiva y comprometida a pedidos de organizaciones comunitarias locales.
Acciones con efectos económicos externos positivos Desarrollar mecanismos de información y de previsión de posibles impactos económicos de la acción de la empresa en las comunidades locales. Practicar una gobernabilidad corporativa que otorgue adecuada protección a los accionistas minoritarios de la posible explotación de directores y accionistas dominantes. Reflejar plena transparencia en los balances contables, financieros y económicos.
Acciones con efectos económicos externos negativos Llevar a cabo prácticas no competitivas sancionadas por la letra y el espíritu de las leyes de defensa de la competencia. Confeccionar informes financieros que contienen beneficios no realizados u ocultan pérdidas efectivas. Comerciar con proveedores que evaden el pago de impuestos o cargas sociales. No prever ni informar adecuadamente posibles impactos económicos negativos sobre la comunidad local asociados a las acciones empresarias.
Acciones con efectos ambientales externos positivos Financiar programas de plantación de árboles. Desarrollar programas de reciclaje de los residuos sólidos que genera la empresa. Introducir tecnologías ahorradoras del consumo de agua, energía, materias primas, y otros productos con implicancias ambientales.. Realizar estudios sobre el impacto ambiental generado por las actividades de la empresa y aplicar tecnologías que reduzcan impactos ecológicos negativos.
Acciones con efectos ambientales externos negativos Acciones contaminantes de la empresa sobre la atmósfera, el suelo, las cuencas hídricas, etc. Inexistencia de programas de reciclaje de residuos sólidos. Inexistencia de programas de ahorro de energía, agua, materias primas. Sanciones a la empresa por violación de normas regulatorias ambientales.
Acciones con efectos sociales externos positivos Apoyar programas de la sociedad civil y del gobierno dirigidos a la acción social Apoyar las acciones de voluntariado social de los trabajadores. Promover los valores y la educación ética en la comunidad laboral.
Acciones con efectos sociales externos negativos: Marketing irresponsable ocultando posibles factores de riesgo asociados al uso de productos de la empresa Actitudes laborales discriminatorias No denuncia de hechos corruptos perpetrados por funcionarios, proveedores, clientes, etc.
Fuente: Elaboración Propia con base en Sturzenegger et al (2003).
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Consideraciones finales El marco conceptual construido por Sturzenegger et al destaca por su marcada racionalidad. Una de sus fortalezas es su esfuerzo por eliminar las ambigüedades que rodean al concepto de responsabilidad social, y avanzar en la identificación de criterios que permitan, claramente y sin lugar a dudas, identificar las acciones que se enmarcan en un nuevo contrato social entre empresa y sociedad. Al tomar este marco explicativo claramente delimitado, y traerlo como derrotero para la observación y análisis de las prácticas empresariales de responsabilidad social en Colombia, surgen algunas inquietudes y consideraciones de carácter exploratorio que se proponen a continuación: - Aunque en el marco teórico considerado las acciones de inspiración filantrópica y altruista pueden ser consideradas de responsabilidad social, es necesario preguntarse ¿qué tanto de lo que hacen las fundaciones empresariales y los gremios, tan importantes y activos en el contexto colombiano en lo que se refiere a responsabilidad social, puede realmente incluirse dentro de las acciones de RSE de las empresas particulares que los auspician/promueven?. Puede una empresa contentarse con apoyar buenas causas y financiar el trabajo de fundaciones para cumplir con sus acciones de responsabilidad social?. Si se reconoce la importancia de profundizar en un nuevo contrato social, resulta claro que concentrarse en las acciones filantrópicas llevadas a cabo por organizaciones ajenas a la empresa, es insuficiente. Es evidente que la empresa es la que debe liderar y jugar un rol protagónico en el desarrollo de las acciones de responsabilidad social que se atribuye. Para
construir esta posición de liderazgo, es necesario que la empresa
involucre a todas sus áreas funcionales (producción, mercadeo, ventas, gestión humana, entre otras) en la formulación y desarrollo de la estrategia de responsabilidad social. Con esta idea en mente, es oportuno preguntarse por el tipo de responsabilidad social empresarial que predomina en el país, ¿se caracteriza por cambios en los enfoques de gestión, que ahora involucran las expectativas e intereses de los grupos de interés en los ambitos económicos, sociales y ambientales?, o se caracteriza por una mayor aporte económico al trabajo que en lo social adelantan algunas organizaciones no
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gubernamentales?. Responder a estas preguntas a la luz de criterios claros debe ser parte de la agenda de todos los que participan en el discurso de la responsabilidad social en el país. - Con respecto a algunas posibles líneas de acción que, en el marco de la responsabilidad social, generen beneficios tanto a los empresarios colombianos como a la sociedad en su conjunto, parece importante explorar la conformación de alianzas y la participación en acciones colectivas en torno al aprovechamiento de los recursos que tiene el país en materia de responsabilidad social. Una adecuada gestión de recursos con tanto potencial para la profundización de la RSE, tales como la Guía Técnica Colombiana en RSE, el Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial –CCRE6–, el programa Comprometerse7, los cinco programas a nivel de posgrado cuyo tema principal es la responsabilidad social, y la Aplicación del Modelo del Global Compact de Región Socialmente Responsable en siete regiones colombianas, podría transformar el enfoque y la forma como se hace responsabilidad social. En esta misma dirección, la continuidad y ampliación de políticas preferentes para contratar a personas provenientes de grupos históricamente marginados, como discapacitados, afrodescendientes y madres cabeza de hogar, se presentan como un enorme campo de oportunidad.
Es sencillo dilucidar el gran potencial que tiene el establecimiento de un nuevo contrato empresa – sociedad en Colombia, sin embargo, el desafío al que nos enfrentamos es el de construir consensos e identificar campos de acción que generen beneficios a todos. La participación activa y propositiva de todos, como grupos de interés, parece ser el elemento clave. 6
El CCRE es una organización no gubernamental sin ánimo de lucro, que desde 1.994 viene prestando servicios de consultoría en responsabilidad social a empresas del país, a través de espacios de sensibilización, diagnóstico de línea base , y construcción de políticas y estrategias acordes al tipo de organización. 7 ComprometeRSE es un proyecto del Banco Interamericano de Desarrollo, Confecámaras y las Cámaras de Comercio de Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena y Barranquilla, que se propone evaluar y estudiar la implementación de prácticas de responsabilidad social empresarial en varias áreas de interés de las pymes: dirección y gobierno corporativo, derechos humanos y organización interna, medio ambiente, comunidad y financiero, bienes y servicios y proveedores y comercial.
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